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28 de febrero de 2004
ESPECIAL 28-F: LA LEGISLATURA A
EXAMEN
"There's only one"
El turismo es la industria de los que no tienen industria. Por ese gradiente que va del rico al pobre llegan los norteños a descubrir motillos, palacios arábigos, gitanas falsas, el mar con sus animales ya cocidos, el sol generoso y borracho del sur. El turismo es una servidumbre y el último recurso, como la puta calle, como vender a la hermana. Aquí todos somos posaderos sirviendo desayunos a vikingos, y eso es un orgullo dudoso y una economía de indigente. El turismo andaluz, cuando se publicita aquí, está lleno de congresos y golfistas. Cuando se publicita en el extranjero (“Andalucía, there’s only one”, dice el anuncio, que sale después de otro de aerolíneas qataríes), es un tortillón de tópicos. Seguimos esperando a Mérimée y por eso en el arcón siempre hay un puñal, unas bulerías y un Cristo, por si el turista se cansa de esquiar. Nuestro turismo ha crecido en diversificación y en hoteles con almirante o con borrico, por el mazacote de la Costa del Sol con sus playas alicatadas o por el interior, con los cortijos y las albercas reconvertidos al turismo rural, al pan con aceite, a los mochileros con hilo musical de águilas. El sol y la playa ya estaban reventones de alemanes y jeques, murió aquel ideal hortera, el landismo con bufé que vio crecer la costa. Ahora prima un turismo espiritoso y sostenible, pero es mentira porque ni el cemento respeta nada ni deja de alimentar a la ambiciosa colonia de especuladores. La Ley del Turismo, con su nomenclatura de azafata, sólo ha añadido el aprovechamiento ancho de todas nuestras pobrezas. Que cada andaluz abra un hostalito no puede ser solución a nada, ni Antonio Banderas con sus papas fritas, tampoco. Nos cansa eso de que nos tenga que salvar el turismo. Y en el deporte, ahí sigue el único estadio olímpico sin olimpiadas, y lo demás son los alevines de siempre y la natación para señoras con dolor de espalda. Pero sobre todo, la consejería ha sido un escenario político. Pago al vasallaje del PA, ha temblado con las peleas de Ortega y Rojas Marcos y ha sido el bufete desde el que aquél ha hilado sus relaciones y la ascensión a su dudoso trono. En esto sí que somos únicos. “Andalucía, there’s only one”. Anda que no. |