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CAMPAÑA ELECCIONES ANDALUZAS 2004 |
9 de marzo de 2004 LOS CANDIDATOS Pacheco
En Jerez es una religión, una marca, un clima, aunque fuera sólo llena saloncitos de té. Llegó con esa remesa de alcaldes del 79, cuando la izquierda salía de las leñeras y el andalucismo era la poesía de los olivares. Suyo fue Jerez, que manejó como una casa de muñecas durante un cuarto de siglo. Allí le dicen salvador o héroe, pesándole los cojones con la mano; le dicen cacique o señorito, cuando en Jerez ya no quedan señoritos sino en el Ayuntamiento. Frente a “La Moncloíta”, sus guardaespaldas montaban guardia como ante la mansión de Robert De Niro. A Jerez trajo campeonatos, turisteo, azafatas. Cuando lo del chalé de Bertín Osborne dijo aquello de que “la Justicia es un cachondeo”, que será su epitafio. Ahora es sólo alcalde consorte, pero volverá.Abogado, charlatón, inelegante, va de único que dice las verdades, que a lo mejor no son tantas. Ha sido el alcalde inmarcesible, el señor de los desplantes sobre una jaca, y se le ha ido poniendo cabeza de Pantocrátor y chulería de porteño. Habla como un árbitro de tercera y se abrocha la chaqueta como un monegasco. Se peleó con la hermandad sevillana del PA, donde se pudría el partido entre escudillas. Pasó al grupo mixto como al exilio de un malcasado. Refundó el histórico PSA con las hechuras hechas a su pernera, y el partido es él como un ariete cabreado, más un lema testicular y cuatro cabezudos. En política, es el personalismo con baciladas. Su Andalucía le cabe en el chaleco. Ha corrido la maratón de Nueva York, pero ahora parece que le van a adelantar hasta los aguadores. Sin sillón, daría el tipo triste de viejo cantante de la OTI. |