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Luis Miguel Fuentes |
28 de febrero de 2005 Especial 28-F:
Andalucía en Europa Eslovenia Será una gran piedra traspasada de aire, una puerta que un mayordomo gigante abriera para otro gigante, quizá para el altísimo fantasma del mismo García Lorca que viniera a cenar una noche. El Centro Lorca de Granada pondrá en la Plaza de la Romanilla, entre su color un poco marino bajo el sol de ángelus de la Catedral, el más reciente cubicaje de la memoria del poeta. Pero este Lorca traducido a la luz y al hueco tiene la novedad de venir de lejos, como si se hubiera cristalizado su universalidad. Parte de estos ángulos en que Granada verá amplificada la voz de Lorca han sido pensados y aplomados por ojos eslavos. Desde los bosques de Eslovenia a los puñales de arena lorquianos, el arte ha trazado su bisectriz sobre sí mismo. Si el arte no es universal no es arte, y ahí sobran los diccionarios. “García Lorca es un icono mundial. Es por eso que los eslovenos, y probablemente también otras naciones, lo conocen como un poeta que forma parte de la cultura global”. Boris Bezan tiene un acento un poco como de nieve. Nació en Eslovenia hace 32 años, terminó los estudios de arquitectura en la Universidad de Ljubljana en 1999 y cursó la Maestría en Arquitectura y Cultura Urbana en la Universidad Politécnica de Cataluña en 2000. “Llegué a España hace seis años para hacer la maestría –recuerda--. Como joven profesional quería ver el mundo desde diferentes perspectivas. España me atrajo por la calidad de su arquitectura moderna y porque ofrece algo diferente en relación a la corriente común en este momento”. Boris trabaja en el estudio MAP Arquitectos de Barcelona, y su equipo, del que forman parte también su padre Marjan Bezan y los arquitectos mejicanos Mara Gabriela Partida, Héctor Mendoza y Mónica Juvera, han resultado ganadores recientemente del concurso para el Centro Lorca de Granada. Su proyecto, hecho en el abrazo de culturas y continentes, se llama “Escenarios urbanos”, y será como entrar en el poeta a través de la mandíbula de un dragón escultural, acostado y esquemático, para caer hacia el estómago duro y muy iluminado de su mito. Tendrá seis niveles con biblioteca, archivo, salas de exposición, aulas, lucernarios, un patio inglés, todo pesando hacia arriba o hacia dentro, con el primer trasluz de la fachada, que es una puerta, invitando a pasar como al otro lado de una catarata. “Los conceptos claves que hemos manejado –explica-- se basan en los escenarios urbanos que existen en el centro de Granada: las grandes estructuras públicas, como las plazas y la Catedral; las estructuras de traspaso como la calle y el callejón; y las estructuras pequeñas como los patios. Con cada tipo de estructura intentamos conectar el edificio a la vida urbana diaria que ya se produce en el centro de la ciudad”. Un proyecto del que el jurado, presidido por Rafael Moneo, ha destacado la manera en que se integra el edificio en el conjunto de la Plaza de la Romanilla, un poco sin tocar siquiera el tiempo. Bajo la mirada de padre de la Catedral, será como si conversaran los siglos y las naciones en el idioma primigenio de la piedra, que siempre parece superior o más sabio que el de los hombres. “Andalucía para los eslovenos es un icono que se ve como algo muy diferente, tan lejano y tan cercano, de la misma manera que los españoles ven a los países del este –dice Boris--. Probablemente, para los españoles, Eslovenia parece estar mas lejos de lo que en verdad ésta. Eslovenia se localizó en el borde del imperio otomano, para después estar influenciada del mundo germano, romano y eslavo. Todo ello la enriqueció, como le pasó a Andalucía”. Eslovenia, que apenas bebe del Adriático por un breve pie, señorío de bosques y picos, república que fue parte de la antigua Yugoslavia, es un país pequeño y como con una nueva juventud. “Somos poco más de dos millones de eslovenos –explica--. Se dice por ejemplo que en Cataluña están viviendo sólo 27, así que encontrar eslovenos en España no es fácil, además de que históricamente estamos más orientados hacia los países del norte como Alemania, u otro tipo de países de emigración económica y política”. Los Balcanes han atravesado la historia del siglo XX acompañados por la tragedia, pero Eslovenia ha sabido desatarse de esta como maldición y ya es otra estrella recién cuajada en la Unión Europea. En este beso de Eslovenia con Lorca, con Andalucía y con España, está quizá todo el espíritu de la nueva Europa que quiere librarse de sus largas rencillas y mezclarse bajo el alto techo del arte, de la cultura y del cielo común en el que reverbera todo como en una campana. La gitanas de Lorca también pueden mirarse con los ojos claros y quizá quedan más hermosas y más eternas. |