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15 de mayo de 2005
Rocío. Aquí en Andalucía, llega una época en que la televisión se va alimentando de todo el eccema que trae la primavera, esa sucesión de muslos escocidos y sudores del pueblo en su liturgia o en su jolgorio que empieza en Semana Santa, pasa por todas las ferias como el tío de la tómbola y termina en el Rocío, esa procesión como para chicharras. Canal Sur hace pues toda una temporada basada en reporteros de la calor, multitud temblona, morenas con palangana y vírgenes en mula, y con eso va tirando hasta la desgana del verano. El Rocío en la televisión queda apache y gañán, queda botijero y con los pies sucios. Dije una vez aquí que en Documanía sacaron a los rocieros en el mismo reportaje que unos tuareg o unos zulús, y es que esta romería es una forma de declararnos una tribu de afiladores que va como para el Ganges y se equivoca de sitio y de líquido sagrado. Por ahí emparejan a los rocieros con adoradores de los bosques y comedores de hormigas, y es un regalo que les damos a los antropólogos para que saquen la tesis y la foto sin tener que entrerrarse en una pirámide o acabar en una marmita. Mientras en las teles nacionales nos ponen como en una película de Lola Flores que además hicieran unos rumanos, Canal Sur se vuelve rociero como se vuelve feriante o capillita, o sea sin pudor y con esa complacencia y afiliación que muestran ante cualquier uso o pasión de la plebe, que es lo que se define como demagogia. Rafael Cremades, en Mira la vida, parece haber hecho su programa en torno a un hermanamiento con bueyes y monta un debatito sobre eso del fervor o el cachondeo, mostrándose un poco triste cuando la gente vota por el cachondeo, pues a él le satisfacen más los andaluces creyendo en las piedras. No falta tampoco, claro, esa gala o dramatización alrededor de una olla, con decorado de carretas, guión criminal y todo el elenco del andaluceo identitario: el Linterna, María del Monte, Soles, las Carlotas y una que hacía un anuncio de lejía Tres sietes. El lunes de Pentecostés nos retransmitirán el salto de la reja como la invasión de una alacena. Será el momento de mayor bochorno, pero ya queda poco para que pasen la primavera y sus ronchones.
Lopera / Del Nido. Son como unos Epi y Blas peleados de nuestro fútbol y han hecho el rebujito del deporte con el neronismo o la cristología, con la albañilería y la peineta. Un poco plañideras, un poco piloneros, un poco talibanes, un poco chiquillos, Lopera y Del Nido mandan dos facciones sevillanas compitiendo siempre al bolindre. Del Nido, que tiene como una mala leche perpetua estancada en la garganta y un estilo como italiano en la abogacía y en lo sevillí, da un personaje más tieso y menos interesante que Lopera. Lopera es una chaqueta grande, una frase equivocándose, una estampita en la cartera, una gramática y un chiste prestados por Jesulín, una ranciedumbre madrera y un como cabreo de folclórica. Pero los dos se llaman presidente en tercera persona, los dos tienen algo de pantocrátor en una caseta o en un borriquito y cuando se pelean son como dos verduleras o faraonas de la casapuerta que se echan mano primero que nada a la tradición de los pelos y la mala lengua. Los partidos del Betis y el Sevilla, los derbis que dicen, son grandes peleas de la barriada que pueden ser hermosas o bajunas, pero lo peor que tienen es que sacan a Del Nido y a Lopera mucho por las televisiones y las radios, y eso da vergüencita como cuando salía el andaluz de los Fruitis.
Ridículos. El Parlamento autonómico quizá no da leyes pero sí cinismos. Ahora ha protestado institucionalmente por la ridiculización del andaluz en las televisiones y yo me pregunto si los socialistas que andan espantados del portero de Aquí no hay quien viva ven su Canal Sur y la Andalucía que enseñan, con toda su circunstancia, Los Morancos, Los del Río, María Isabel, Son de sol, Las Carlotas, María del Monte, el Linterna y ésa de la lejía Tres sietes, que ya me salen todos repetidos. Toma casa del herrero. Lo que pasa es que aquí a ese ridículo lo llaman lo nuestro y lo pagamos todos. somoszapping@ono.com N.A: Este texto original pudo sufrir variaciones durante el proceso de edición. |