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Zapping |
22 de enero de 2006
Activa Jaén. El vertiginoso vídeo mezclaba cigüeñas, brazos robóticos, autopistas, recreos de niños, un esquema de la sinopsis neuronal, el montaje de un ordenador portátil, pistones, plotters, laboratorios, generadores eólicos y petancas. Era como uno de esos clips que preparan las promotoras para venderte una próxima zona residencial, pero que además tendrá en medio el Centro de Investigaciones Fotoatómicas de Mazinger Z, que pronto dormirá en Jaén. A Jaén fue Zapatero, con unos planos como de de Silicon Valley, con el dinero de algún Plan Marshall, y Canal Sur ponía en la noticia todo el empeño del vendedor de adosados. El plan se llama Activa Jaén y uno se pregunta cómo es posible que esta Andalucía, que según nos cuentan acumula las modernizaciones como los encalados, necesite zafarranchos, actuaciones de emergencia, inyecciones en vena para sacar a toda una provincia de su agujero. Otra vez los fracasos se presentan como triunfos, y otra vez tienen que venir los salvadores desde fuera y desde el norte, como una Navidad regalada, con proyectos de inversión o leche en polvo. Zapatero en Jaén, como trayendo por fin la electricidad, y además explicándoles a los jóvenes de un instituto lo que es una nación igual que la evolución de los Pokémon. Bueno, digo instituto pero tendría que haber dicho, como hizo la reportera de La Nuestra, “centros especializados en las tecnologías de la información y la comunicación”, que es como llaman ellos a un colegio desconchado cuando ponen por fin un PC en secretaría, extraterrestre y brillante como un trozo de kriptonita. A partir de ahora, cuando visiten Jaén, tengan cuidado de no ir pisando chips, robots positrónicos, máquinas teletransportadoras y redes inalámbricas. Las redes inalámbricas no se pisan, pero lo mismo es que, de momento, deciden llamar así a los envases de yogur unidos por un hilo. Un hilo no es un alambre, técnicamente hablando...
Ruiseñores y cuernos. Canal Sur es tan moderno que vuelve a poner Falcon Crest, que ya parece una cosa sumeria, y enfoca el futuro de los jóvenes andaluces a la manera de las películas de Joselito. La juventud emprendedora, la juventud de la Tercera Modernización, es la que toma el camino del concurso patrocinado por marcas de bragueros, que era lo que pasaba con el Pequeño Ruiseñor. El joven de 27 años, con corbata fluorescente, con pinta de haber acabado Empresariales, se planta delante de las cámaras y, como debe suceder en una sociedad realmente avanzada cultural y tecnológicamente, se arranca por Antonio Molina. ¿Quién puede dudar del futuro que le aguarda a Andalucía, cuando vemos bullir así la inteligencia y el talento de sus nuevas generaciones, animados por la televisión pública? La fuente del avellano, cantaba el chaval que resulta que no es un broker, sino carnicero en Torre del Mar, emocionando al público de Punto y Medio, el musical. Pero a la juventud con poca habilidad para los gorgoritos aún le queda otra salida, la otra gran apuesta para el andaluz del siglo XXI, el sello por el que se les distinguirá ya universalmente: el chistosismo. En Hagamos el humor se escenifica todo el combate de esta gloriosa época: competición de chistes de ponerse en pompa, chistes de cuernos, chistes de pepinos y una rima en Logroño. ¿Cómo no habíamos descubierto antes ese yacimiento de empleo que hay para el andaluz en la coplilla y en la bufonería? Menos mal que Canal Sur nos rescata del tópico de la seriedad, la inventiva, la ciencia, las bibliotecas y los negocios.
Lo que inTeresa. Me senté a ver a la Gran Dama andaluza de la televisión, su programa que tras un nombre jeroglífico decía traer actualidad, debate, noticia. María Teresa Campos no puede competir en rosa con la Quintana, y por eso uno creía que iba a encontrar una extensión de esos espacios de desayunar con periódicos, donde podría ver a Raúl del Pozo o a José Antonio Gómez Marín por fin en algo más que un poyete entre gavilanes. Pero llegaron sucesos, chicas muertas, madres llorando por teléfono, la amenaza de los juegos de rol, una novia de Ronaldo y la aventura de una cuponera. Y sí, los gavilanes, muchos gavilanes, una hora sólo de gavilanes y sus aceites. Cuando llegó el debate, era otra vez ese poyete. María Teresa me volvió a decepcionar. O yo elegí mal el día, o ella ha elegido mal otra vez lo que interesa y su bata de por las mañanas. somoszapping@ono.com N.A: Este texto original pudo sufrir variaciones durante el proceso de edición. |