Somos Zapping
Luis Miguel Fuentes

30 de abril de 2006



Nación del cachondeo. Va a ser ésa la realidad nacional de Andalucía, y desde aquí propongo que en el preámbulo del Estatuto se haga una referencia inequívoca al cachondeo, al pescaíto frito, a la silla de enea, a las sevillanas del adiós, a las flamencas con gafas de sol y al tío con corbata y patillas. Empieza en Sevilla, pero sigue la ola y Andalucía se llena de ferias como de rosetones. Ya hubo una semana grande, cuando algunos matan a su dios pocos meses después de hacerlo nacer, pero ahora está ésta que levanta campamentos, y luego queda aún otra más que mueve a bueyes egipcios y a gente como etíope por las dunas. Toda esta Andalucía de juerga trashumante, de pies castigados y ojos de llorar arena que extiende su felicidad esencialista por la gran cañada del calendario, se ve que está pidiendo una nación como Moisés, no sé cómo algunos lo niegan todavía, malos andaluces sin duda. Una nación donde al fin los crucificados, los farolillos, el taconeo de la tercera, la Puerta del Príncipe y la Blanca Paloma, junto con los medallones, oligarquías, castas y escalafones que mueven, estén bajo una sola carpa. España entera, que nos mira por la televisión como a esos hormigueros transparentes, seguro que lo entendería. Sevilla, otra vez toda Sevilla incendiada y sin casa. Todas las cadenas de televisión decían lo de las trescientas mil bombillas, salía en los titulares la portada iluminándose como en el cumpleaños de toda la ciudad y las cámaras buscaban a los más bailones o catetos por la calle, ya borrachuzos muy temprano. “Hay gente que pide préstamos”, se sorprendía un reportero de Telecinco. Miren cuánto sacrificio. Es que nos merecemos una gran nación del cachondeo. Menos mal que los políticos ya están en ello.


El puesto de turrones. He echado de menos a Isi Sayago sentada en su maceta y dando de comer a sus gorriones identitarios, que era ella sola todas las metáforas feriantas pinchadas en un mismo rodete. Pero no importa porque ya aparecerá y de momento está Inmaculada Casal, esa mujer que va siempre de pastorcita y a la que la sonrisa le sirve a la vez de peineta y de método Pilates. Canal Sur ya sabemos que está en todas las borracheras y ovejerismos del pueblo, y en la feria sevillana, Andalucía Directo y Contraportada han sido como los capitanes de su polverío. Contraportada es un programa singular, el único de los rosáceos que avanza novedades en el informativo, igualando la política con Paquirrín. Sí, en esas presentaciones sin sentarse que hacen a partir de las dos de la tarde las noticias de La Nuestra, no falta nunca Inmaculada Casal adelantando el cotilleo pasado de laca que nos traerá más tarde, vean la extraña consideración que tiene el tiempo de los informativos para la televisión andaluza. Pero a lo que íbamos. Mientras Andalucía Directo se limita a mandar exploradores a las ferias, Contraportada instala allí como su puesto de turrones, eso sí que es dedicación y compromiso. Y en la Caseta de la Asociación Club de Campo, que es lo que pega con nuestra Andalucía tan socialista, donde todos jugamos al pádel. Allí, con un diorama de mujeres con gambas detrás, es donde nos presentan la verdad de la sociedad andaluza, compuesta de guitarristas, tonadilleras, misses y hermanos Cadaval. Y claro, de vez en cuando, un grupo de sevillanas que se deja por allí los mofletes. Veo a Los Romeros de la Puebla que cantan “soy andaluz y rociero, qué más se puede pedir”. ¿Ven como es verdad que el pueblo andaluz pide una nación?


Sus trapitos. Hay más pastorcitas en la feria de Canal Sur, aparte de Inmaculada Casal. Y claro que no me refiero a Monteseirín, que sale en una especie de recepción floral; ni a García Barbeito, que anda también por allí quizá para empezar a acostumbrarse a lo sevillí, al folclorismo autocomplaciente y a la poesía de los cántaros, cosa que a él le pilla tan lejos. No, me refiero a Carmen Calvo, esa mujer de la Finojosa. A la ministra le preguntan si baila y ella sale por la cosa antropológica, pues “en todas las culturas se baila”. Luego, enseguida se pone a hablar de los modelitos de diseñadores de la tierra que piensa lucir en las diferentes ferias, que eso también es cultura. Pues ya saben a qué cultura dedica ella su ministerio. De profesión, su rock hortera y sus trapitos.




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N.A: Este texto original pudo sufrir variaciones durante el proceso de edición.


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