Somos Zapping
Luis Miguel Fuentes

28 de mayo de 2006



Suspira en verde. Todo el día, todo el país, todo el Congreso hablando sobre Andalucía, y parecía que hablaban de una viudita. Ni en la reivindicación somos capaces de quitarnos el tono menesteroso, esa ceniza de pobre, ese complejo de agraviado que es como nuestra histórica cojera. Andalucía era sólo otro episodio en esa guerra más ancha y sucia que se traen PSOE y PP, pero no es eso lo que me interesa hoy. Lo que me dio lástima o vergüenza fue comprobar que incluso en los discursos orgullosos a los andaluces se nos nota el estómago vacío, las telarañas de sueños. Fue la primera intervención de Concha Caballero, vestida de verde andalucismo como si eso fuera una afición a la famosa cerveza, la que me dejó trastocado. Luego vendrían Rajoy con sus ironías y Zapatero con su monacato, pero yo seguía oyendo a Concha Caballero: “Hoy venimos del Sur...”. Venir del Sur, como de la tierra de los descalzos, como de la afiliación a la pobreza y como del orgullo cíngaro de todo eso junto. Y luego el sufrimiento, la marginación, la lucha del pueblo andaluz como la de una aldea visitada por un ogro. El “sentimiento unitario de Andalucía”, llegó a decir, fíjense dónde ha acabado la izquierda de la Internacional, en el sentimentalismo esencialista. “La alegría y la amabilidad” de los andaluces, su “carácter y forma de vida”, Andalucía una “tierra trabajadora, que no se enciende de orgullo vano pero que ha sido cuna de grandes civilizaciones”, eso y presumir de Alberti, Machado, Cernuda, Juan Ramón Jiménez, García Lorca. Tópicos sonrojantes y catetos, y la sentimentalidad como la trampa más baja de la política. Pero no se legislan sentimientos. Las leyes son herramientas, no madres. Sirven o no, pero no se les reza. Las usamos, pero no nos definen. Me produjo estupor y vergüenza ajena una izquierda haciendo de lo andaluz una especie de rocierismo y un hambre de poetas. Será lo que les ha dejado tanto roce con el PSOE: el orgullo del pobre, las culpas siempre de otros y el suspiro en verde para compensar la inacción. Pero yo cambiaría toda las morerías de este Estatuto por un poco sensatez y de ganas.


A la cola por coherencia. En dos años han mandado una Andalucía de culazos y otra de piernas flacas; unas calenturas de arroz un poco pasado y otras de niñata; una música de abanicarse los bajos con la falda y otra de desmayarse en la barra a última hora. El resultado, idéntico: tanto Son de sol como Las Ketchup se fueron a Europa con su canasta andaluza y su cintura floreada y se pegaron el batacazo. No vamos a hacer patrioterismo eurovisivo a estas alturas, sino que uno quiere remarcar que la fábrica de berzas musicales que tenemos en Andalucía no descansa y que todo un país de sordos sigue encantado con que juguemos ese papelón, además de que sorprende el apoyo que ciertas autoridades les prestan a estas musiquillas (siempre me acuerdo de ese raro matrimonio de El Arrebato con Canal Sur). “Yo creo que con estas chicas y este tema, este año nos llevamos Eurovisión”, dijeron en España directo cuando presentaron la cancioncita. Sí, menuda vista. Las Ketchup eran un tipito que el Aserejé mundializó con una coreografía como de estar comiendo pipas, pero ni al unísono saben cantar. Al compositor, Queco, le pasó lo que a Los del Río: confundió un día de capricho de la masa con el talento. El Aserejé fue un ataque de infantilismo que tuvo éxito y este Bloody Mary es una canción mala y lacia que ni siquiera va a conseguir eso. Cuartos por la cola... Al fin y al cabo, ¿no es la cola el sitio que le corresponde a Andalucía? Seguro que buscan estas canciones por simple coherencia.


'Born to be wild'. Sevilla parecía esperar un torneo medieval en las calles igual que una iglesia vaciada, pero era Fernando Alonso que venía como a correr sobre alfombras. Telecinco lo retransmitió todo largamente, el heroísmo de Alonso y también el de... Monteseirín. Sí, el alcalde se montó en un Megane con el campeón, pues la paralización de Sevilla tenía el precio de un poco de propaganda política, que así él quedaba audaz y motero consorte. Pero yo me quedo con la catetada de Monteseirín explicándole a Alonso el Giraldillo en un trofeo. Eso fue mejor que su cara de velocidad o de acojone.



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N.A: Este texto original pudo sufrir variaciones durante el proceso de edición.


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