EL Mundo Andalucía

  Somos Zapping
Luis Miguel Fuentes

17 de septiembre de 2006



Tres por cuatro. El fútbol como pandilla, como maja del pueblo, como corazón abalconado, como banderita clavada, como otro migajón del pobre. El fútbol de aquí también colabora en ese carrito de chucherías que forman las esencias andaluzas. A nuestras guitarritas y galopes, el fútbol le añade un tapete de gloria sobre el que se desparrama una sentimentalidad infantiloide y cateta que llega a las campanas del barrio y a una Virgen como si fuera la madre del portero. El fútbol es otra carrera que hace el folclore, otra gallera en la que se amontonan patriotas, la religión en la que sudan los Cristos de cada uno por la banda. Si esto pasa en Sevilla, donde todo con el tamaño de su ombligo es “lo más grande del mundo”, el capacho ya rebosa. Si además están Lopera, su Betis como una menta que tiene siempre en la boca y un Centenario que les parece napoleónico, la cosa puede ser mortal. Antes que el derby con zahones en el que se juegan con el Sevilla, como siempre, sus huevos plazoleteros, ha sido el Centenario del Betis lo que ha llevado la sonrisa a las noticias deportivas. No por los dolores de corazón y los nudos en la lengua de Lopera, ni siquiera por esa tonta gravedad militar u olímpica que esta gente le pone a las efemérides de sus calzones, sino por el himno. En Telecinco se centraron en el himno del centenario bético, que es como la cajita en la que han resumido su orgullosa cutrez, sólo comparable a la de su enemigo eternal, el Sevilla. El Real Madrid contó con Plácido Domingo, el Atlético con Sabina, pero aquí las cosas siempre tienen otra escala y si el Sevilla se lo encargó a El Arrebato, ese cantante que parece un gorrilla, el Betis ha elegido a Rafael Serna, en cuyo currículo brilla esa magna composición que decía “se te nota en la mirada que vives enamorada” (Lopera diría “te se nota en la mirada...”). La “divertida polémica”, decían en Telecinco, es que que el himno del centenario del Betis se parece demasiado al del Sevilla. Un breve motivo que luego se repite subiéndolo un intervalo de segunda no tiene por qué parecerse a otro, que eso se ha hecho durante toda la historia de la música. Pero, claro, lo que falla es el talento de toda esta gente de folclore flojo, carne de gala de Canal Sur aupada al éxito. No deja de ser una anécdota, pero esta suma de vulgaridades nos vuelve a demostrar que hay una cucharón raso del que no pasa esa estética que aquí se tiene por sublime. Este Rafael Serna se excusaba diciendo que lo que pasa es que él, como El Arrebato, también había utilizado un compás ternario, “el tres por cuatro, que es el compás que tiene esta tierra”. Claro, como Ravel en su Bolero, como todos los minuetos compuestos desde el siglo XVII que no se parecen al himno del Betis ni al del Sevilla. Nuestro fútbol, nuestro folclore, nuestra ordinariez, unidos, cómo no, para definirnos, para avergonzarnos.


L:. I:. F:. Hay que reverdecer el Estatuto después de haber estado remojado en el caldo del verano y Canal Sur volvía a la épica de lo histórico al mostrarnos las imágenes de la comisión constitucional recibiendo a la delegación andaluza. La buena voluntad doraba las sienes de los representantes de los partidos, pero siempre tiene que aparecer el PA para dejarnos la tontería enigmática. El Estatuto es una entelequia, pero el PA no puede resistirse a añadirle además su hada verde, su florecilla en el sembrado, su poemita a lo Gloria Fuertes, pues el PA parece que se mueve en la niñez y en la autonomía como el columpio de su primavera. Pilar González, que habla recitando, manifestó sus ganas de trabajar por “el mejor Estatuto para Andalucía”, pero luego, soltó esto: “Entre la libertad y la fraternidad, está la igualdad”. Libertad, Igualdad, Fraternidad, el lema que la Revolución Francesa le prestó a la Masonería (¿o fue al revés?). ¿A qué venía eso, qué quería decir, qué verso nos habíamos perdido? Hasta yo, que me reconozco algo así como masón sentimental, pegué un bote. ¿A qué niveles de idiotez estamos llegando en este debate? Pues nada, Libertad, Igualdad y Fraternidad, y también Salud, Fuerza y Unión, y Triples Abrazos Fraternales. ¿Pero qué pinta eso en el paripé del Estatuto? Pues quizá lo mismo que todo lo demás: palabras, palabras, palabras. He dicho.


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N.A: Este texto original pudo sufrir variaciones durante el proceso de edición.


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