Por Mauricio Mulder
ANALISTA INTERNACIONAL del diario
"La República"
El proyecto se parece como una gota de agua a la archifamosa "Guerra de las Galaxias "que alimentara Ronald Reagan en los 80 y que en términos muy sencillos no es otra cosa que un "techo "o "escudo "que pueda destruir misiles enemigos lanzados contra ciudades o territorio norteamericano.
Como era de suponer, entonces, el "imperio del mal "como llamaba Reagan a la URSS, reaccionó vivamente iniciando una oposición diplomática que terminó deteniendo el proyecto y motivando que la crisis de fines de década hiciese escasos los recursos y se convierta el tema en un punto de fricción político interno en EE.UU.
Hoy la reacción rusa ha sido parecida, aunque la diplomacia norteamericana la ha suavizado bastante. En cambio, China considera que se trata de un punto de fricción entre los dos países al punto que incluso pudieran enfriarse las relaciones diplomáticas, ya tensionadas desde que Bush asumiera el mando, ya que desde el saque optó por aumentar la ayuda a Taiwán, motivando consabida y previsible la reacción de Pekín.
No habiendo más Guerra Fría, quiénes son los enemigos?. Pues Bush menciona a Corea del Norte y a Iraq, países de los cuales la comunidad internacional no tiene aún la certeza de que posean armas nucleares, pese a que sendas comisiones internacionales inspeccionaron sus estaciones de energía nuclear.
En todo caso, justo ayer, el Gobierno Norcoreano de Pyong Yang que encabeza Kim Son II ha recibido la visita nada menos que de una Comisión de la Unión Europea, encabezada por el Primer Ministro sueco Goran Persson y por Javier Solana, accediendo a tratar temas de apertura política, completamente revolucionarios para un país que ha vivido más bien ensimismado.
Esta "perestroika "norcoreana podría dejar sin "enemigos "a la propuesta antimisilística de Bush y descolocarla, en la medida en que siendo excesivamente cara, no tiene objeto político que la respalde.
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Editorial del IPP.
Mayo del 2001
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