COLOMBIA PUEDE SER OTRO KOSOVO
 
 
 

Instituto Peruano de Polemología (I.P.P.) 


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                                                                                                     E.VELIT G.
 
 
 En las últimas semanas la prensa internacional se ha ocupado en forma preferencial de la situación interna de Colombia. El mundo entero sabe de las arduas gestiones de paz que el Gobierno del Presidente Pastrana viene realizando en la búsqueda incesante de un acuerdo que termine el drama desatado por la existencia de una guerrilla, desde hace mas de 30 años, y el pueblo de Colombia llegue finalmente a vivir la pacificación a la que tiene derecho.
También se sabe de las declaraciones de algunos Presidentes de países vecinos, caso particular de Argentina, señalando a la comunidad internacional que Colombia representa una amenaza a la seguridad regional por el avance incontenible del narcotráfico y de la guerrilla.
Los responsables de la política antidrogas de la administración norteamericana han intensificado sus visitas a la región, particularmente a Colombia, Perú y Bolivia, y han declarado la preocupación del Gobierno del Pdte. Clinton por el poco progreso en la lucha contra el narcotráfico, por el casi fracaso de la política de cultivos sustitutorios y por la influencia que tiene al interior de los gobiernos y del entorno oficial de esos países el negocio de la droga. Las  conversaciones entre    gobierno y guerrilla mas retroceden que avanzan  no obstante el esfuerzo del Presidente Pastrana, cuya vocación de paz no admite dudas de ninguna clase. Estas conversaciones continúan a pesar de las acciones de violencia contra la población  que realiza la guerrilla al parecer para reforzar su posición en la mesa de negociaciones.
Sin embargo, los hechos se han precipitado en las últimas horas y han agravado el  panorama con lo que nosotros consideramos imprudentes acciones militares por parte de los EE.UU.. Así la presencia en Bogotá del Subsecretario de Estado norteamericano, Thomas Pickering, que expresa ante la prensa extranjera sus dudas sobre la estrategia de paz del Presidente Pastrana y sugiere la intención del Gobierno de Clinton de forzar una solución regional a la manera del Pentágono. Si a esto le agregamos las declaraciones de la responsable del Dpto. de Estado, Madeleine Albright, quien insiste en la tesis de su Gobierno de que el conflicto colombiano amenaza la seguridad y estabilidad de la Región, y la inoportuna y torpe maniobra militar de desembarco de mil marines USA en la bahía Málaga sobre la costa del Pacífico colombiano, con el argumento de que se trata de "simulacro de guerra ", tenemos todo el derecho a pensar que se encuentra en pleno desarrollo un operativo militar norteamericano contra Colombia que se asemeja a la trágica experiencia de Kosovo.
Esta conducta guerrerista de la Casa Blanca, pretende aplicar las enseñanzas recogidas en la última guerra contra Yugoslavia donde con el apoyo de la OTAN  e ignorando la existencia de la ONU, EE.UU. demostró al mundo su autoridad para intervenir en la política interna de los países mediante el uso de la fuerza, enseñó que es la única potencia en el mundo con capacidad para hacerlo, a tiempo que permite una reactivación de su industria de material de guerra, que desde el fin de la guerra fría se encontraba casi paralizada. En esta actuación francamente amenazadora de la paz mundial, EE.UU. no ha dudado en arrastrar a los que ellos llaman "sus aliados regionales ", es el caso innegable de Argentina, exponiendo a la Región irresponsablemente a la extensión del conflicto, al deterioro de las relaciones entre países vecinos  y, principalmente, a provocar acciones de terror guerrillero contra los intereses de quienes limitan con Colombia en desmedro de la economía de esos países. No está demás señalar que violentar la soberanía de Colombia con intervenciones foráneas no solicitadas, marcaría un precedente funesto para el desarrollo de las relaciones en la Región que probablemente a Washington le preocupe muy poco.
La delegación norteamericana que acompaña a Pickering, así como la que secunda al responsable de la política antidrogas de la Casa Blanca, Barry McCaffrey, que también y en forma coincidente se encuentra visitando países de la Región, no digamos más de las maniobras de guerra y el desembarco de mil marines en Colombia, aunque no queramos,  dibuja un escenario muy parecido al que se mostraba en Kosovo días antes que la OTAN iniciara sus bombardeos contra la estructura industrial y la población civil de Yugoslavia.
Nadie duda de la preocupación de la Casa Blanca por la cada vez más importante presencia europea en América Latina. Las visitas de mandatarios del viejo mundo, la cotidiana presencia de delegaciones comerciales y financieras europeas en el Hemisferio, las considera Washington una amenaza a su pretensión monopolizadora en el Continente latinoamericano. Qué mejor que una demostración de fuerza para consolidar una influencia que al parecer se le escapa de las manos.
Colombia necesita de la solidaridad de sus vecinos, sin duda, del apoyo moral de la Región y del mundo entero, quien lo puede negar, pero esa ayuda y ese apoyo se deberán dirigir a identificarse con las gestiones de paz que un Presidente como el Dr. Pastrana, que es ejemplo de coraje y devoción democrática, lleva adelante con apoyo de su pueblo y con admiración de la comunidad internacional.
Colombia vive momentos difíciles de su historia, la guerrilla deberá entender que un proyecto político como el que ellos alientan ya no tiene lugar en la A. Latina de hoy día, que suficiente sangre hermana ha sido derramada en un conflicto que solo los colombianos están en condiciones de calificar y que toda América sigue con expectación y solidaridad las posibilidades de paz nunca tan cercanas como ahora.
 
 
 

 

 
 
 

 
Editorial del IPP. Agosto  1999.

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