Instituto Peruano de Polemología
(I.P.P.)
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El bombardeo de Bagdad con misiles lanzados desde portaaviones norteamericanos anclados en el Golfo Pérsico, sin previo aviso al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y sin agotar la gestión diplomática, ha provocado una ola de protesta y de indignación internacional contra el Gobierno del Presidente Clinton, a la que se ha sumado el Secretario General de las NNUU.
Ha bastado el informe del Jefe de los Inspectores de la ONU, aduciendo que el Gobierno irakíe no facilitaba sus tareas, para que la ofensiva militar de los EE.UU. se desate con una furia que se muestra en la magnitud de la destrucción de edificios y en la muerte de civiles inocentes conforme lo muestra la prensa internacional.
Tres miembros del Consejo de Seguridad, Rusia, Francia y China Popular, han emitido sendos y enérgicos comunicados de rechazo a la aventura militar emprendida por EE.UU. y Gran Bretaña.
La coincidencia de la ofensiva bélica contra Irak y la discusión en la Cámara de Representantes USA del juicio de destitución contra Clinton, no ha dejado de ser comentada por los medios de comunicación de todo el mundo. Ha llegado a deslizarse el argumento de que son los dias que necesitaba ganar Clinton para convencer a algunos republicanos de que voten en contra del juicio.
No es aceptable lo sostenido por William Cohen, Secretario de Defensa USA, de que Irak había sido advertido en Octubre de la posibilidad de un ataque aéreo si no daba facilidades a los inspectores. Una agresión como la que se lleva a cabo contra Irak, no puede ser consecuencia de la opinión de un Jefe de Misión como R. Butler. Lo cierto es que no se ha llegado a demostrar la existencia de depósitos de armas de exterminación masiva en territorio irakíe, y la ONU no ha cumplido con levantar el embargo que pesa sobre Irak conforme se comprometió.
Lo cierto, también, es que la política de la agresión militar antes que el diálogo diplomático sólo conlleva muerte y destrucción, violación a elementales normas del Derecho Internacional y a la reedición de la conducta de la voz de los cañones en reemplazo de la negociación.
Estos hechos lamentables, son advertencias que el Tercer Mundo deberá
aprender.
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