Instituto Peruano de Polemología
(I.P.P.)
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Una vez más la diplomacia del diálogo logró sentar en la mesa de negociaciones a los representantes de Kosovo y del Gobierno Yugoeslavo, en la búsqueda de una solución a las amenazas intervencionistas de los EE.UU.
El alentar la participación de las tropas de la OTAN para vigilar el cumplimiento de los acuerdos, le da un carácter de precariedad al resultado de las conversaciones. Nadie duda de la dificultad de reconstruir el clima de entendimiento entre las partes comprometidas, como del rol negativo de las fuerzas internacionales en garantizar una paz duradera, el caso Bosnia es la mejor prueba, si las propuestas de Occidente no son aceptadas por ambas partes, como parece ser la situación. Belgrado se opone a conceder una total autonomía, a la que considera como el inicio de la desintegración de la Federación Yugoeslava, en tanto que Kosovo no acepta arreglo que no comience por la independencia total.
La OTAN resulta más que un garante un factor desestabilizador
en la región. Nadie desconoce su política anti-serbia tantas
veces demostrada. La OTAN debe entender que sin Belgrado no existe posibilidad
de pacificar los Balcanes.
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