LA OTÁN EN EL
MUNDO
MULTIPOLAR DE LOS AÑOS NOVENTA
Por el Dr. Juan Mariátegui
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Vivimos un mundo unipolar, en especial desde 1991. Diversos acontecimientos han ido configurando este nuevo período, postguerra Fría. En 1989, la caída del muro de Berlín, con el inicio de la unificación alemana, en 1990. En enero-febrero de 1991, la Guerra del Golfo Pérsico, y en diciembre de 1991, la desintegración oficial de la Unión Soviética.
En el mundo unipolar, el liderazgo indiscutible corresponde a los Estados Unidos, y tiene algunas características que lo tipifican. En lo político, se pretende institucionalizar el modelo de la democracia representativa, con instituciones autónomas, con equilibrio de poderes, por el respeto a los derechos humanos, por la defensa de un Estado de Derecho. En lo económico, con la implantación de un modelo económico liberal, aunque el liberalismo que se aplica en el Hemisferio Norte no es el mismo que aquel que nos imponen en el Hemisferio Sur, a través del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial. Lo que equivale a medidas diferentes que tal vez se puedan resumir, en lo siguiente: Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago.
En lo cultural, se proyecta en los medios de difusión, en especial en la televisión, al ofrecer programas que uniformicen y divulguen un cierto tipo de cultura, la occidental, que esperemos que no perturbe la auténtica búsqueda permanente que tienen los países del Tercer Mundo de su identidad cultural, con rasgos nacionales o regionales.
En el ámbito de la seguridad, la primera potencia mundial se guarda ya de aparecer como el gendarme del mundo, y establece mecanismos para que su poder continúe como determinante, como apoyar presupuestariamente a organismos tan importantes como la ONU, o la OTAN, y por ello justificar de encontrarse siempre en los principales puestos de comando al momento de iniciarse las operaciones militares en diversos lugares del globo.
El mundo unipolar en la década de los noventa, en lugar de contribuir a que el desarme total o parcial se encuentre a la Orden del Día de las negociaciones diplomáticas a niveles bilaterales, regionales de instituciones como la ONU, no ha producido estos efectos, tan deseados por los pueblos y por muchos Estados del Tercer Mundo en la búsqueda de la paz o en la prevención de los conflictos. Todavía perdura el anhelo pacifista de la presente etapa post Guerra Fría, pero no obstante, se incrementa el militarismo, el armamentismo con la compra de armas cada vez más sofisticadas. En esta orientación, un organismo de defensa transatlántica como la OTAN, está adquiriendo una mayor importancia y se extiende inclusive a países que hasta la década de 1980 eran rivales.
El Pacto de Varsovia dejó de funcionar el 1 de julio de 1991, haciendo casi realidad el fin de la Guerra Fría. Sin embargo, fue un desarme de unos, que no conllevó un desarme de los otros. Con esta medida, se hacía posible una aspiración, que no haya guerra entre el Este y el Oeste, entre los dos sistemas antagónicos en conflicto, el socialismo y el capitalismo. Entre 1991-1993, el debate sobre la supervivencia de la OTAN no mereció mayores comentarios ni de la prensa ni de los gobiernos occidentales. |
En el ámbito de la seguridad, la primera potencia mundial se guarda ya de aparecer como el gendarme del mundo, y establece mecanismos para que su poder continúe como determinante. |
Mientras tanto, se va gestando el cambio. En enero de 1994, en la reunión de la OTAN, en Bruselas, se admitió la posibilidad de fortalecerla (a pesar de la disolución unilateral del Pacto de Varsovia), lo que conllevaba inclusive al ingreso de nuevos miembros. Hasta entonces, formaban parte de la OTAN 16 Estados. Esta orientación provocó el rechazo de la Federación de Rusia y un descontento que tuvo expresiones diferentes. Tal vez esta decepción se resuma en la siguiente frase de Viácheslav Kóstikov: "la era del romanticismo entre Rusia y Occidente había terminado". Como consecuencia de ello, las reticencias rusas para ratificar el acuerdo Start-2, las divergentes concepciones rusas y europeas para la solución del conflicto de Bosnia-Herzegovina, y en otro contexto, las medidas del gobierno de Moscú en el caso de Chechenia, que no ocasionaron un problema más serio con las diplomacias occidentales, aunque si con la prensa.
En el pasado reciente, Rusia se ha mostrado contraria a una OTAN en su forma actual, habiendo desaprobado la ampliación con otros miembros, en especial si estos provienen del ex-mundo socialista. Consideraba el gobierno de Moscú, que su extensión facilitaría una nueva confrontación y que dejaba en todo caso sin efecto los principios de la seguridad compartida. En vez de defender a la OTAN, la política exterior rusa concedía una importancia mayor a otros organismos, como a lo que hasta finales de 1994 se denominó la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, y que actualmente se la conoce como la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa, la OSCE.
La OSCE, está poco encaminada a la confrontación entre bloques, y menos a resolver asuntos estrictamente de seguridad. Tiene un carácter multilateral, y nació en plena Guerra Fría, en la década de 1970, y lo integran países capitalistas y del ex-bloque socialista. En junio de 1994, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Kósirev, se pronunció por un trabajo más concertado de la OSCE con la Comunidad de Estados Independientes (CEI), la OTAN, la Unión Europea (UE), el Consejo de Cooperación del Atlántico Norte, y la Unión Europea Occidental (UEO). Para ello, era preciso una clara diferenciación de funciones. En cambio, el ministro de Defensa ruso de entonces, opinaba que todas esas instituciones mencionadas debían más bien subordinarse a la OSCE en temas de seguridad.
Por su lado, Luis María de Puig expresaba en un artículo titulado "Defensa europea y defensa de Europa', lo que sigue: "la OSCE, es como una pequeña ONU europea, interesante institución de seguridad preventiva más que de defensa, que ha demostrado su eficacia recientemente en conflictos de seguridad democrática en Serbia y en Albania" (Diario 16, del 3 de julio de 1997).
La Unión Europea Occidental (UEO) constituye una alianza militar con personalidad propiamente europea. Se originó en 1948, con ocasión del Tratado de Bruselas. Sus funciones se modificaron en 1954, y en el presente está en condiciones de realizar diversas misiones que van desde el establecimiento de la paz a la concesión de la ayuda humanitaria. Sin embargo, otra cosa es que los gobiernos europeos que la integran tengan la suficiente voluntad política para hacerla intervenir en situaciones de conflicto, como lo fue verbigracia, en Albania. Hay sectores al interior de la Unión Europea (UE) que consideran que hablar del futuro de la defensa europea es referirse a la UEO, y en particular de las decisiones que fueron tomadas en la Conferencia Intergubernamental (CIG), en Amsterdam, con respecto a establecer una "Política Exterior y de Seguridad Común" (PESC). En esa ocasión, la Unión Europea aprobó asumir algunas responsabilidades en lo que atañe a la defensa y la seguridad. Se comprometió a estrechar sus relaciones con la UEO, y a recurrir a ella, en caso necesario.
A pesar de los esfuerzos hechos en Europa, tanto al Oeste como al Este en estos últimos años, para poner los cimientos de una defensa común, ésta se incrementará por medio de la OTAN. Lo que representa, hablemos con claridad, una dependencia hacia los Estados Unidos. Poco valieron los rechazos por diversos medios, que provinieron de los sectores pacifistas o de la izquierda democrática en la mayoría de países europeos.
En lo que atañe a Rusia, el Partido Comunista y otras agrupaciones de tendencia liberal o reformistas se han opuesto a la ampliación de la OTAN. A1 respecto, el Secretario General del P C. ruso Gennadi Ziugánov, afirmó que: "el mundo occidental está interesado en el debilitamiento, la división y la sumisión de Rusia, para lo que cuenta con la decisiva colaboración del aparato del poder yelstiniano". A principios de 1992, en el diario Pravda, se identificaba la propuesta de adhesión a la OTAN, formalizada por el gobierno, como "el acto final de rendición del país" (Carlos Taibo, "Rusia y la OTAN", Revista "Política Exterior" Madrid, N° 57, mayo junio de 1997). No obstante, hay que indicar que muchos de los países ex-socialistas del Este y Ucrania no compartieron las posiciones rusas con respecto a la OTAN, y se mostraron en favor de la ampliación a otros países, en especial donde fue la órbita soviética.
Justo antes de la suscripción del "Acta fundacional OTAN-RUSIA", de la que nos ocuparemos después, el Consejo de Seguridad de Rusia se pronunció sobre "El concepto de la Seguridad Nacional de Rusia", con fecha 7 de mayo de 1997. Allí, expone lo siguiente: "Con vistas al siglo XXI, la condición obligatoria de poder realizar los esfuerzos y las , aspiraciones de Rusia en la política internacional será la creación de un modelo de Seguridad a nivel mundial, regional y sub regional, basado en el principio de la Seguridad igual e indivisible para todos. Lo cual, presupone la formación de un sistema nuevo sobre la Seguridad Euroatlántica con el papel coordinador de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa, la intensificación de los esfuerzos para crear las estructuras multilaterales que aseguren la cooperación en la región de Asia Pacífico y del Pacífico sur a nivel de la seguridad internacional, la participación activa de Rusia en calidad de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU en la solución y la prevención de conflictos y crisis, el perfeccionamiento de los mecanismos del sistema de control sobre el armamento y no proliferación de armas de exterminio masivo y medios de su transporte, la segura y rigurosa protección de derechos e intereses legales de los ciudadanos de Rusia con residencia en el extranjero en correspondencia con las estrictas normas del Derecho Internacional".
Más adelante, el pronunciamiento del Consejo Nacional de Rusia, manifiesta: "Para prevenir la guerra y los conflictos armados, Rusia da la preferencia a los medios políticos, diplomáticos, económicos y otros no militares. Sin embargo, mientras el principio de no usar la fuerza no se haya hecho la norma de las relaciones internacionales, los intereses nacionales imponen la necesidad de disponer del suficiente y necesario potencial militar de defensa" (Fuente: Sección de Prensa de la Embajada de Rusia, en Lima).
En estos últimos meses, el gobierno de Boris Yeltsin procuró buscar un compromiso con la OTAN. De esta manera, el 27 de mayo de 1997, se firmó la denominada "Acta fundacional OTAN-RUSIA" y parte de su texto (tiene 24 páginas) fue publicado en la edición del 28 de mayo en el diario francés Le Monde. En consecuencia, para facilitar la información haré la traducción de algunos puntos. Se menciona que, en adelante la OTAN y Rusia no se consideran como adversarios, que ambos se proponen eliminar los vestigios de la época de la confrontación y de la competencia, y que tenderán a acrecentar la confianza mutua y la cooperación. Que, por esta Acta, las dos partes reafirman su determinación de un compromiso común para construir una Europa estable, pacífica, y sin división. Tomando en consideración futuros acuerdos al más alto nivel político, ambas partes aceptan que comienza una relación fundamentalmente nueva entre la OTAN y Rusia. Que, igualmente tienen la intención de desarrollar, sobre la base del interés común, de la reciprocidad y de la transparencia, una asociación sólida, estable y durable.
En este documento se definen los objetivos y los mecanismos de consulta, de cooperación, de decisión conjunta y de acción conjunta, los que serán la base de sus relaciones mutuas. Por ello, se ha creado el Consejo conjunto permanente OTAN-Rusia, el cual ofrecerá a las dos partes mecanismos de consulta y de coordinación, y en la medida de lo posible la decisión conjunta. Se espera que el Acta fundacional, contribuirá a favorecer la transparencia, la moderación y la confianza mutua en la esfera militar, y de otro lado, fomentará la cooperación entre las instituciones castrenses. Llegado este momento, la Federación de Rusia estará asociada a todas las decisiones sobre la seguridad en Europa, aun cuando no pertenezca como miembro de pleno derecho de la OTAN.
En otro contexto, cada vez se va admitiendo la necesidad de valorar el rol de la OTAN, a pesar de las críticas que le han hecho algunos gobiernos, como los de Rusia y Francia en los últimos años. Hoy en día los países europeos en lugar de poner en funcionamiento y otorgarle mayor apoyo económico a sus instituciones regionales de defensa, conceden una prioridad a la OTAN. Allí, el liderazgo que tiene Estados Unidos es relevante y supera a la de todos sus otros socios europeos, lo que se manifiesta en el poder de decisión y en la contribución monetaria. De otro lado, permanecen todavía más de 100 mil soldados norteamericanos en Europa, y la OTAN está muy influenciada por el gobierno de Bill Clinton.
Estados Unidos favoreció la opción OTAN en los acuerdos de Dayton (diciembre de 1996). Allí, se autorizó a esta institución el control de la ejecución del proceso de paz en Bosnia-Herzegovina, lo que implicaba igualmente restablecer el equilibrio táctico en los Balcanes.
La intervención en Bosnia-Herzegovina y la admisión de los nuevos socios, Polonia, Hungría y la República Checa (se aprobó entre el 5 y 7 de julio de 1997, en Madrid), han servido para cohesionar mejor los intereses de los Estados Unidos y de los países europeos en lo que atañe a la armonización de políticas de seguridad en el continente europeo.
La cumbre de Madrid, autorizó el ingreso de los mencionados tres países, aunque no se efectuará de inmediato, puesto que durante 1998 y los seis primeros meses de 1999, los Parlamentos de los 16 países miembros deberán ratificar las nuevas adhesiones. Solamente durante la primavera de 1999, de ser confirmados, Polonia, Hungría y la República Checa podrán incorporarse como miembros plenos de la OTAN. En un futuro próximo se recomendará en forma expresa, la afiliación de Rumania y de Eslovenia. Después del año 2000, se iniciarán las negociaciones para la entrada de otros países. Respecto a sus efectivos militares, Polonia cuenta con 278 mil, Hungría con 70 mil, y la República Checa con 86 mil. Expliquemos que, no es desacertado pensar que estos tres países aumentarán sus presupuestos destinados a la defensa, lo que se manifestará en forma paralela en este tránsito de sus economías del socialismo al capitalismo. A1 mismo tiempo sus programas de "ajuste" que les impone la banca internacional se aplican con agudos costos sociales y políticos.
Se aprobó en la cumbre de Madrid, que los 16 Estados miembros de la OTAN ofrezcan un amplio marco de consultas y de cooperación a otros 28 Estados con el objetivo de extender la seguridad a todo el continente europeo. Por ello, en esa misma ocasión, los 44 miembros del nuevo Consejo de Cooperación Euroatlántica se reunieron y tomaron acuerdos para contar con un Secretariado permanente en la sede de la OTAN, en Bélgica, y celebrar encuentros mensuales a nivel de embajadores y semestrales para los cancilleres. |
En otro contexto, cada vez se va admitiendo la necesidad de valorar el rol de la OTAN, a pesar de las críticas que le han hecho algunos gobiernos |
Por todo lo expuesto, la cumbre de Madrid, en lo político y en lo militar favoreció la influencia de los Estados Unidos, todavía por el consenso. Sin embargo, es necesario precisar que en este período postguerra Fría poco se hace para fomentar el desarme global, ni hay una decisión política concertada para que todos los países refrenden el Tratado de No-Proliferación de armas nucleares (TNP). Las cinco potencias adoptaron la Resolución 984 del Consejo de Seguridad de la ONU, por la cual se comprometieron a no utilizar las bombas atómicas que posean contra los países que sean firmantes del TNP. Aunque, indiquemos que aun no suscriben este Tratado, India, Paquistán e Israel, y de otro lado, Sudáfrica ya se adhirió.
En el contexto latinoamericano, haremos referencia a los casos de Cuba y de Argentina. El gobierno de Fidel Castro rubricó el Tratado de Tlatelolco, prohibiendo cualquier instalación de armas nucleares en su territorio, lo que equivale ya a que América Latina es un continente ajeno a lo que significa la proliferación nuclear. Pero, precisemos que a nivel mundial un consenso para proscribir definitivamente los ensayos nucleares, todavía espera su hora propicia.
Respecto a la Argentina del gobierno de Carlos Menem, el presidente Clinton la ha propuesto como "socio estratégico" de la OTAN, lo cual ha incomodado a los países vecinos, en particular a Chile y Brasil. De llevarse a cabo, por las facilidades que tendrá Buenos Aires para la compra de armamento sofisticado proveniente de los miembros de la OTAN, y de su posibilidad de perturbador del equilibrio estratégico en América del Sur, sin duda que contribuirá al incremento de la carrera armamentista- innecesaria en tiempo de paz y en perjuicio de los programas de lucha contra la pobreza- y al aumento de la deuda externa. Esta nueva dependencia, puede bloquear el justo anhelo de integración económica al interior del MERCOSUR (Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay), y erigir a la Argentina, en algo próximo a lo que representó Arabia Saudita con sus vecinos árabes, o al Irán militarista de la época del Sha.
En conclusión, un incremento del radio de acción de la OTAN, a nivel europeo o con socios extracontinentales, directamente propicia una carrera armamentista en una etapa en que no son notorias las guerras inter-Estados, y lo grave es que no son ajenos los países más caracterizados de este organismo de defensa.
En este reacomodo en lo político, económico y militar, el predominio del Norte avanza, prosigue la dependencia del Sur con otras modalidades, y siempre hay gobiernos proclives a esta orientación. Los vocablos cambian, las justificaciones geopolíticas son las mismas. Hoy se habla de globalización, de aldea global, de modernización, de neoliberalismo, etc. para acentuar la misma partitura de la dependencia de los pueblos y de los Estados del Tercer Mundo
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