Editorial: Entre el consumo y la plegaria

Homilias: ¿ Quién es este niño ?

Familia: Ancianidad - "Los mayores de la familia "

Entrevista: Al único estudiante occidental del seminario del Balamand

Doctrina: El hallazgo de la Santa Cruz (III parte)

Nota Editorial

            ENTRE EL CONSUMO Y LA PLEGARIA

Cuando aún falta más de un año para el fin del siglo y el milenio, la ansiosa propaganda no espera y nos invita a festejarlo ahora.

Cada nueva etapa que se emprende es un dechado de esperanza, un  punto de partida para el balance y el cambio.
Cada mañana, cada despertar de un nuevo día es una oprotunidad que Dios nos da para convertir lo mal hecho en algo positivo, cada amanecer renacen las esperanzas de ser y hacer algo mejor. En este fin de año ("y milenio") Dios nos ofrece nuevamente la chance de administrar "más eficientemente" este mundo que nos encomendó.

¿Podremos?

Desde siempre existe en el género humano una nostalgia innata hacia lo nuevo. El hombre es en sí mismo un ser de festejos, de júbilo, de vida, de actividad y movimiento.

La humanidad en su conjunto espera un día nuevo, un nuevo amanecer, lo nuevo insufla una nueva energía para vivir, lo nuevo es el remedio a la tristeza del anciano. Lo nuevo es la flor que corona el fracaso. En la recuperación del fracaso, allí está lo nuevo.
Dice Jesús que cuando nace un bebe, se olvidan los dolores del parto y las preocupaciones, porque ha nacido un nuevo ser.

Todo lo nuevo, y este nuevo año que va a comenzar no es la excepción, tiene varias aristas o puntos de referencia. Sabemos bien que vivimos en un mundo donde hay gente paganos, creyentes, indiferentes o ateos y a través de los medios de comunicación llegan mensajes variados, revestidos con luces, colores y sonidos. Es posible quemuchos cristianos necesitados del auxilio de Dios, que a veces se demora, tentados, miren hacia otro lado y vean estos coloridos mensajes que pintan promesas bellísimas mezclando la esperanza y el consumo. Se presentan los valores cristianos y el consumo como una sola cosa.

En la última cena, donde Jesucristo anticipa su muerte celebrando su sacrificio incruento, además de consumir la comida y la bebida, se realizaba también la unión de esos hombres y posteriormente de Jesús con su Padre, “si puede pasar de mí este cáliz, sea, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”( se unía la voluntad de Jesús a la del Padre) Mt.26:39.

En estas fiestas también se presentan estos dos aspectos, inseparables. Pero cuando predomina el consumo, los valores son aplastados. Podemos celebrar la venida del año 2000, 3000 o 5000 uniéndonos con la fuente de la vida delcreador de la vida y podemos consumir también, pero priorizando los valores.

Por estos tiempos, fin de año, de milenio, tenemos la oportunidad de arrodillarnos y comunicarnos con este Dios, creador de todo, diciéndole: Señor ten piedad, contempla nuestra grandeza y nuestra flaqueza, nuestros deseos y ambiciones bien orientadas y mal orientadas, todo lo que el ser humano esta haciendo en esta tierra es porque quiere vivir bien, pero cae en la tentación de dominar y siente el gozo que da el dominio del prójimo, Señor concédenos la oportunidad de sentir el gozo de dominar los vientos y tempestades que rugen en nuestro interior, que nos hacen daño, a nosotros y a nuestros hermanos.

Yo quisiera invitar a todos a que junto con la comida y bebida de Navidad que van a compartir con la familia o amigos, no separen este consumo del reconocimiento al Padre que ha creado todo.

"Después, tomo el pan y, dando gracias, lo partió y se lo dió diciendo: "Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria mia. Después de la cena, hizo lo mismo con la copa. Dijo: "Esta copa es la alianza nueva sellada con mi sangre, que va a se derramada por ustedes".Lc.22:19-20

El desafío profundo del ser humano es querer ser como Dios y por ser nuestra mayor ambición reside ahí mismo, paradójicamente, nuestra mayor debilidad.

HOMILIAS

                                             ¿QUIÉN ES ESTE NIÑO?

Un día Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que soy Yo?”. Ellos le contestaron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista, otros que eres Moisés, algunos el profeta Elías”.

Para Herodes, Jesús era, según los mandos, el Rey de los judíos; para los pastores, el  Mesías (“Emmanuelle”), y así, hasta las estrellas reconocían la divinidad de Jesús, que Él era el Hijo de Dios, el salvador del mundo y de sus pecados.

A veces, hay confusión, indefinición acerca de la parte humana de Jesús, en el caso de hoy (Navidad) del niño Jesús.

Cristo nace y viene al mundo con un propósito que Dios conoce. Pero la humanidad, los hombres, no pudieron ver en Jesús la imagen de Dios visible. Veían  en él al Hijo de María y José, al hijo de un carpintero. Se decía: “nada bueno puede salir de Nazareth”. Esa contradicción de las opiniones en cuanto a la persona de Jesús, a veces despreciando a Dios o al mismo Jesús, llevará a esta gente a condenarlo, a crucificarlo, rechazando su mensaje, despreciando la Voluntad y el Amor del Padre.

¿Qué pensamos nosotros en cuanto a Jesús? ¿Qué dicen Uds. de ese niño que nace hoy? . ¿Quién es este niño para cada uno de nosotros? ¿Quién es Jesús para mí, para Uds.,  para todos?

Esa pregunta la hace Jesús todos los días a todos nosotros. Es el planteo cotidiano. Jesús quiere saber que o quien es Él para todos y cada uno de nosotros. Algunos judíos le decían a Jesús que era Satanás, el jefe de los demonios, pero nosotros, como cristianos, debemos plantearnos a nosotros mismos ese interrogante. San Pablo, antes de convertirse, matabacristianos, los encarcelaba, ignorando a Jesús.  Para San Pablo, Jesús era un charlatán, un mentiroso; pero después, cuando se enamoró de Cristo, cuando Dios abrió sus ojos, también le abrió su corazón para descubrir  y ver en Jesús la imagen de Dios Invisible, San Pablo hizo una experiencia de Amor, se enamoró de Jesucristo, y escribió en la Biblia esas palabras tan hermosas: “¿Quién nos podrá separar del amor de Cristo?” ¿El sufrimiento, las dificultades, la persecución, el hambre, la pobreza, el peligro, la muerte, quien podrá hacerlo? .

Estoy convencido de que nada podrá separarnos del Amor de Dios, ni la muerte, ni la vida, ni los Angeles, ni las fuerzas o poderes  celestiales o espirituales, ni lo pasado, ni lo presente, ni lo futuro, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna de las demás cosas creadas por Dios. Nada ni nadie podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Esa experiencia de amor a Cristo de San Pablo, lo llevó a expresar su júbilo, a escribir, a soportar todo. Quien descubre el Amor de Cristo hacia si mismo, hacia sufamilia, hacia la humanidad, no puede separarse jamás de el.

No dejemos que las discusiones, ni la injusticia social, ni los problemas de la pareja o de la familia, ni las amenazas del mundo que invade nuestros hogares, ni el alto costo de la vida, ni el poco sueldo, nos separen del Amor de Cristo. Nadie ni nada, ni las enfermedades, ni el cáncer, ni la guerra, ni la mentira, ni el desprecio podrán separarme de mi amor a Cristo.

Cristo es una experiencia puramente personal, propia, particular. San Pablo hizo la suya propia; practicó, descubrió el amor de Cristo, el amor en Cristo. No seamos como los judíos que respetaban la ley y sabían de memoria los diez mandamientos, y cuando vino Jesús a dar la vida como añadidura, fue rechazado por esos mismos que conocían la ley de Dios.

Jesús vino a dar la vida por añadidura. Vino a decirnos: “Hay que perdonar setenta veces siete”. Jesús, el niño, vino a enseñarnos que hay que vencer al mal con el bien. “Quien se humilla, se ensalza”, son palabras de ese niño que nace hoy (en Navidad).

No queremos recibirlo con una alegría carnal, terrenal, puramente humana, sino como dicen los Santos Padres, recibir a Cristo con los ojos llenos de lágrimas, lágrimas de alegría, porque El viene a salvarme.

La atadura más pesada y más difícil de desatar es aquella del pecado y Jesús, el salvador del mundo, nace hoy (en esta Navidad) para salvarme de mis pecados. Amén.

Rvdo. Padre Daniel Bedrán
Presbítero Parroquial
Córdoba-Argentina

Familia: ANCIANIDAD

                   LOS MAYORES EN LA FAMILIA

El diccionario suele ser un espejo de la realidad que contamos con las palabras que se amontonan en sus páginas. Por ejemplo, a la hora de buscar expresiones que se asocian a la idea de vejez, hacen fila  términos  como  ancianidad,  senectud, madurez, longevidad, declive, ocaso, decrepitud, veteranía, senilidad, vetustez, caducidad ... ¿Cuál de todas ellas nos recordará a nuestros abuelos? ¿Cuál a nuestros propios padres? ¿Cuál a la vecina que nos hacía buñuelos los días de lluvia? ¡Y al vendedor de globos de la plaza del pueblo! ¿Estará muy alejada de la realidad esa lista que suena más cercana al insulto que al reconocimiento? Todo parece indicar que hoy la rigurosa enumeración del diccionario no es letra muerta.

Las civilizaciones antiguas y las religiones en sus orígenes reservaron para los ancianos un lugar de reconocimiento y poder mucho más cerca en el tiempo, quienes tenían treinta y pico de años seguramente recordarán el respeto que se les dispensaba a las personas mayores, particularmente a los abuelos, que encarnaban en las familias aquella imagen de los antiguospatriarcas, sentados en la cabecera de la mesa o rodeados de nietos que escuchaban admirados cuentos e historias.
Pero en las últimas dos décadas, la figura de los mayores fue desplazada a los antiguos álbumes de fotos o los cuadros de los museos, como si se tratara de una reliquia de tiempos remotos. ¿Qué pasó para que ese respeto y cariño que existía por las personas de más edad haya desaparecido a punto tal de verlos casi exclusivamente como una carga social?

De patriarcas a "viejos out"

Antes, una persona mayor enseñaba a los niños y jóvenes su arte y sus conocimientos, y junto con ellos les iba inculcando una visión del mundo. Era como la biblioteca y la historia de una familia o una comunidad y quien comunicaba los valores, la religión, las normas sociales. Y tener más años, experiencia y conocimientos que el restole permitía ocupar el lugar de quien dirige por que puede explicar «las cosas de la vida». Aquella realidad ya no existe. En el presente, el que «cabe» no es el mayor. Por el contrario, el mayor es quien está confundido frente a cualquiera de los aparatos de los que abundan en nuestra vida cotidiana; los mismos aparatos que los nietos manejan sin necesitar ayuda. Los conocimientos pasan por otros caminos: los niños y los jóvenes los reciben a través de sus pares y son los mayores los que requieren auxilio para mandar un fax o sacar dinero de un cajero automático.
El avance de un modelo de sociedad basado en la tecnología -con la informática como el mejor exponente del futuro inmediato- está transformando a muchas personas en inservibles por no tener los conocimientos y las habilidades para manejar la multitud de instrumentos con los que convivimos. Entre los que se quedan casi irremediablemente afuera están los «viejos», a quienes de nada les vale toda una vida de trabajo y experiencia.
Sin embargo, conocimiento no es sinónimo de sabiduría. El conocimiento es algo que se puede adquirir sistemáticamente; la sabiduría -en cambio- requiere del deseo de la persona por descubrir el verdadero «sabor» de las cosas. En la sabiduría, antes que datos y habilidades importan los valores. Mala época: en nuestra sociedad ese tipo de valores no cotizan en la bolsa ni navegan en internet y los gurúes de la globalización preparan a las nuevas generaciones para lo práctico, lo útil y lo eficaz y no para ejercitar una mirada reflexiva sobre el sentido mismo de la vida y la existencia.
La persona mayor siente que ha aprendido a vivir y a corregir sus errores, que su mirada abarca un horizonte más despejado y que tiene mucho para compartir. ¿Pero quién derrochará un poco de su tiempo en “los consejos del nono» o las «recomendaciones de la abuelita» cuando la sociedad reclama permanentemente máxima eficiencia? Se trata de un cambio profundo en el sistema de valores de las personas y la sociedad, donde lo viejo «fue» y los «viejos» también, y todos luchamos por permanecer eternamente jóvenes.


Cuando los extremos se tocan

Al analizar la evolución de la población mundial, la temática de las personas mayores aparece ligada a lo que sucede con la niñez. Cifras de las Naciones Unidas marcan con claridad el envejecimiento de la sociedad y la caída de los nacimientos. Lo que antes era una pirámide, ha ido achicando su base hasta tomar la forma de una botella con un cuello que se va alargando de manera impensada gracias al aumento de la esperanza de vida para una parte de la población.

"Un cambio dramático se viene dando en las ideas y valores dominantes, haciendo que la sociedad opte por cuidar a una sola generación”

Pero, al mismo tiempo, un cambio dramático se viene dando en las ideas y valores dominantes, haciendo que una sociedad preparada para contener y valorar en su ceno a distintas generaciones, de golpe opta por cuidar a una sola de ellas: la productiva, que también es la reproductiva. La niñez y la ancianidad son tomadas casi como cargas, situación que da origen a dos de los problemas con más graves consecuencias morales y humanitarias de nuestro tiempo: el aborto y la manipulación genéticapor un lado, y formas de eutanasia más o menos disimuladas por el otro. Una lamentable paradoja «del sistema» que coloca despreocupadamente a las puntas de la vida en el casillero de los «costos improductivos»

Olvidados en un rincón

En medio del apuro generalizado de todos los días, aquello de vivir en familia o mantener una relación de afecto y consideración con padres y abuelos (más aún si son ancianos y necesitan apoyo), y que en la Biblia se alaba como «el cuidado de los mayores», hoy está siendo dejado de lado.
La exigente carrera para tener lo que nos ofrece el deslumbrante mercado de fin de siglo demanda muchas horas de trabajo. Pero también hay personas que trabajando o no, se ocupan de tal forma que no pueden atender jamás a sus familiares. El cuestionamiento tanto íntimo como social por la internación de personas mayores como presos por el sólo delito de tener edad, no suele aparecer en los primeros lugares del ranking actual de preocupaciones. Hoy se le dice «cuidado» -y se paga bien por ello- al depósito de padres y abuelos en geriátricos y asilos, cuando en realidad lo que la gente mayor desea es estar con sus nietos o amigos. En definitiva, con sus afectos.
Otras manifestaciones dolorosas del apartamiento de los mayores en la vida familiar son el uso de los bienes paternos sin la debida autorización y la «contratación» compulsiva de los mayores como personal de servicio.
Por un lado, los hijos, de alguna manera, se convencen y buscan convencer a sus padres de que «hay que dejar todas esas cosas viejas e irse de una casa tan grande...». La excusa suele ser la soledad, sin reparar que en el nuevo «hogar» quedan sentados a unamesa donde nadie se habla ni se conoce y con un televisor encendido simplemente para llenar con algo ese espacio vacío de afecto, mientras la casa, los muebles y otras cosas materiales con usadas sin remordimiento o transformadas en dinero.
Por otra parte, antes de la ancianidad, cuando las fuerzas todavía no flaquearon, aparece la situación -muy cruel- de personas mayores obligadas a transformarse en personal de servicio gratuito con un alto nivel de exigencia en el cuidado de los chicos o las tareas domésticas. Hay gente mayor que no ha podido ir a una reunión o ha dejado su práctica religiosa o su trabajo en la parroquia porque un hijo determinó que debía cuidar a sus nietos de tal hora a tal hora durante toda la semana. Así, lo que siempre fue apoyo solidario dentro de una familia se está convirtiendo en una obligación que mide el agradecimiento por la utilidad de los servicios prestados.
Si esto pasa en las familias, ¡qué esperar del Estado y las autoridades correspondientes! Hasta unas décadas atrás, llegar a los 60 años - sobre todo para el hombre- significaba la jubilación y, sin pasos intermedios, la vejez, con todo lo que esto traía aparejado a nivel emocional y psíquico. Pero decirle a alguien a los 60/65 años que es un «viejo», la mayoría de las veces no guarda relación con el aspecto y la biología de la persona. Pero la sociedad igual sentencia «ya no te necesito»

Para no esperar  la carroza

A diferencia de otras líneas de trabajo pastoral, en la lglesia no hay gran experiencia con las personas mayores. La lglesia descubrió esta problemática en Europa luego de la Segunda Guerra Mundial, y en países como Argentina bastante después. ¿Qué hace, entonces, con todo este mundo de mayores, queen determinadas comunidades no sólo es muy numeroso, sino que a veces significa «todos»?
En primer lugar, hay que cambiar el lenguaje: decir «viejo» es una equivocación, un concepto errado, porque bajo esa denominación quedan atrapadas personas que no están para nada envejecidas, ni en su organismo ni en su capacidad de actuar y pensar.

“Las comunidades cristianas necesitan realizar una rápida y permanente invitación a los mayores para que se sumen al apostolado”

En segundo término, urge darles un lugar de real valía en la vida comunitaria. A veces se los suele invitar a actividades que a los mayores les hace preguntar con la mirada «¿es para nosotros?» Pero por otro lado, la iglesia debe reconocer que tiene el mensaje para decirle a los mayores que no están ni decrépitos, ni descendiendo en ninguna escala, sino que simplemente están llegando. Es un mensaje de ascensión, de encuentro con uno mismo y con el Padreque debe convertirse en un programa de vida para todos los años por venir, una invitación a hacer lo que quizás no pudo en las otras etapas, principalmente en cuanto al acercamiento a Dios Padre. Por eso las comunidades cristianas necesitan realizar una rápida y permanente invitación a los mayores para que se sumen al apostolado. Ellos son capaces de ser sujetos de la evangelización, guiando y aportando la riqueza de su experiencia de vida. Quizás también serviría contar con un «senado» que pudiera decirle a la comunidad como ven desde su experiencia las cosas que se viven en el pueblo de Dios. Si creemos en la palabra de la Biblia que dice que la sabiduría la tienen los que han vivido, ¿por qué no valerse de esos ojos que tanto han visto? En el tema familia, debemos avanzar más allá de la preparación al matrimonio y la paternidad responsable. El eslogan de las Naciones Unidas para este año propone «Un mundo para todas las edades». Desde la Iglesia podríamos comenzar a mirar a la familia como «una familia con y para todas las edades». El gran deber de la familia cristiana es pensar que sigue siéndolo también para las personas que ya son grandes. Si se pide ser buen hijo y buen padre, ¿por qué no pedir ser un buen abuelo? O redescubrirse como esposos en una nueva etapa plena de posibilidades cuando la crianza de los hijos ya terminó.
La Iglesia, los cristianos tenemos que convencernos realmente de que los mayores, nuestros mayores, pueden dar algo muy diferente a lástima, haciendo que en nuestras comunidades todas las edades tengan su lugar y sean respetadas; comunidades donde haya religiosos y laicos eméritos por lo que hicieron, pero activos en lo que son.

Por P. Osvaldo Montferrand
Párroco de María de Nazaret (Zárate) y asesor del Area
de Personas Mayores del Secretariado para  la  Familia
de  la  Conferencia  Episcopal Argentina.

Entrevista al único seminarita occidental del monasterio del Balamand

                         JUAN VICTOR VILLAFAÑE

Veintiocho años, tranquilo como agua de tanque, voz grave y pausada. Cordial, formal, amante de lo espiritual.
Juan Víctor es una vocación en la comunidad ortodoxa de nuestro país. Viene de familia católica romana, no tiene ascendentes árabes, ni rusos, ni griegos. Sin embargo le dijo si a la ortodoxía y a Dios. Para prepararse fue a un monasterio en Siria y al Balamand, en el Líbano, dejando a su madre  sola y a su novia con la que estaba planeando casarse. El y su entorno dijeron si.
Hoy es el único estudiante occidental del seminario del Balamand. Lo llaman “el extranjero”.
Después de cuatro años volvió para casarse.

En una charla con Diálogos nos cuenta sobre los orígenes de su vocación, el choque cultural que vivió en Oriente, su amor por la ortodoxía y la historia de una familia que supo acompañarlo con amor y libertad. 

¿ Porqué la Iglesia Ortodoxa ? ¿ Ella te eligió a vos o vos a ella ?

Mi madre fue mi puente hacia la Iglesia Ortodoxa. Mamá era católica romana pero fue a la iglesia ortodoxa impulsada, como muchos fieles romanos, por su devoción a San Jorge . Yo estaba enfermo, me sentía mal y mi mamá fue a pedirle a San Jorge . Así entró ella. Después me invitó a mi.
Lo que llama la atención de la ortodoxía  a los cristianos occidentales, especialmente en América Latina es la riqueza de la Liturgia, su simbolismo. Llama la atención porque entra el sacerdote al Altar, porque sale, porque el incienso, los estandartes. Yo tenía dieciocho años cuando empecé a frecuentarla y el encontrarme con toda esa riqueza me generó una necesidad de saber. Me empecé a quedar. Después fui a presentarme al grupo de jóvenes de la iglesia.

¿ Cómo surge tu vocación ?

Mi vocación nace cuando tenía doce años. Mi mamá trabajaba en un colegio católico. Yo la acompañaba y tenía mucho dialogo con el sacerdote de allí. Un día, éste me invitó a ser sacerdote. Mi mamá se opuso totalmente, quizá porque soy hijo único. Pedía que no me hablen mas de vocación sacerdotal. Y así quedó ese deseo dormido, todavía faltaba para ser vocación sacerdotal. Pero en micontinuaba una gran necesidad de ayudar a la gente, de mantener un contacto fluido con Dios, de leer la Biblia para reconocerlo, pero sobre todo para encontrar en ella respuestas para la gente.
Cuando descubrí a la ortodoxía, mi contacto con la iglesia fue en aumento.
Ingresé a la UJO, mas tarde empecé  a formar parte del movimiento de dirigentes. Me gusta trabajar, organizar.
Es difícil explicar la sensación que uno tiene adentro, es una necesidad  que va creciendo, una experiencia espiritual que necesita más espacio para expresarse.
Un día fui a un Encuentro de Vocaciones en Agua de Oro. Cinco meses después me llega, a través del Padre Basilio, la propuesta de Monseñor de viajar. Me acuerdo que sentí algo muy fuerte “la pucha, me dije, ¡qué posibilidad!”. Yo estaba estudiando ingeniería. Le pedí que me dejara pensarlo. Era una decisión muy importante para mi vida, pero también estaba mi familia: hijo único de madre sola, mis abuelos  mayores de ochenta años viviendo con nosotros. No era el sostén económico de la casa pero si cabeza de familia, el sostén espiritual si se quiere. Sin embargo decidí viajar.

"La juventud es diferente, las formas de entablar las relaciones, las señas que manejan, hasta el aroma de la cuidad era diferente.  Y todas esas diferencias duelen, porque te hacen sentir solo e incomprendido"

¿Cual fue la reacción de tu familia?

No solo mi familia, también estaba mi novia desde hacía cinco años, con la que estábamos en proyecto de casamiento. De alguna manera era enfrentar a las dos. Pero ambas me apoyaron en todo momento. A pesar del dolor de la separación, aceptaron que vaya donde mi corazón tiraba. Nunca me dijeron “no te vayas”.

Oriente, Siria, El Líbano, el Bala-mand. Una persona de raigambre occidental y latina. ¿Cómo viviste el contraste? ¿Cómo fue el proceso de adaptación?

En un principio uno no piensa que va a instalarse a una cultura diferente, solo me movía el deseo de servir a Dios y a la Iglesia. Pero si fue difícil. Es una lengua muy distinta; de los cuatro argentinos que fuimos ninguno tenía ascendentes árabes, así que no había recuerdos que te unieran a esa cultura, que te sirvieran de nexo.
La juventud es diferente, las formas de entablar las relaciones, las señas que manejan, hasta el aroma de la ciudad era diferente. Y todas esas diferencias duelen, porque te hacen sentir solo e incomprendido.
Tuve que ser observador y cauteloso para adaptarme, aflojarme y abrir mi forma de ser y de pensar a la sociedad en la que vivía.

¿Cómo era el ritmo de vida allá?

En el primer lugar que estuvimos, antes del Balamand, fue en Siria, en el Monasterio de San Jorge, un monasterio bastante importante del Patri-arcado. Fue aproximadamente un año y medio en donde  interiorizamos un poco el idioma, conocimos de cerca la vida monástica.

¿Y qué viste allí?

Como se trabaja, como se vive la vida espiritual. Después fuimos al Líbano, al Balamand, en donde hacíamos mas una vida de estudiantes universitarios.
En el monasterio, por las tardes cerraban las puertas y nadie podía salir. El régimen de oración era mas fluido, hacíamos trabajos; ahí aprendí a ayunar, en fin, nos empapábamos de la ortodoxía espiritualmente hablando.
La ortodoxía es un cofre lleno de relucientes monedas de oro, tanto, que brillan aun si uno abre el cofre en plena oscuridad.
En cuanto al Balamand, es para mi un seminario. Las actividades son las clases, la oración, el estudio y los descansos. La universidad del Balamand tiene muchas facultades, entre las cuales está  la de Teología. Esta facultad es un seminario que funciona en un edificio apartado del resto de las facultades. El sistema de enseñanza es bastante particular, porque hay muchos profesores visitantes, que vienen dan su materia en dos semanas y se van. En esos casos tomamos muchas horas diarias de clases porque las tenemos que sumar a las que ya tomamos habitualmente.

¿Sos consiente de la influencia que la orientación de tu vida ha tenido en la comunidad Tucumana?.

Yo me siento muy sostenido por la comunidad de Tucumán, pero no  me doy cuenta hasta donde llega esa influencia. Lo que si siento es una gran responsabilidad hacia mi gente.
Me siento muy sostenido también por los sacerdotes: el padre Juan Manuel, el padre Ignacio, el padre Alejandro, el padre Rafael y también por mi amigo Daniel Ayuch.

Contame la historia de Juan Víctor y Karina.

(sonríe). La conocí en un comedor de niños que tenía la Iglesia, ella estaba allí con sus diecisiete años. Yo me acercaba a colaborar antes de ir para la Universidad. De extracción católica romana, abrazó la ortodoxía junto a su familia. Pertenecía  a la UJO, a la que después me integré yo. Nos enamoramos y  estuvimos cinco años de novio hasta que me fui al Balamand. Después de tres años sin vernos, regresé unos días el año pasado y ahora éste.

¿Cómo vivieron la separación?

La nuestra es una relación atípica, aunque nosotros la vivimos bastante natural. Me doy cuenta de eso, porque cuando contaba nuestra historia a mis compañeros del Balamand, me decían:”pero no puede ser” “no esposible que te vayas y vuelvas en tres años y la relación esté intacta. Te va a dejar”.
Nuestro secreto ha sido refugiar nuestra relación en la Fe, esa es la única explicación para que  la misma no se deteriorara.
No fue fácil mantener una relación a distancia pero Dios la conservó.
Tenemos una cita  de Eclesiastés que siempre repetimos ; dice  que mejores son dos, porque si el uno cae el otro lo va ayudar. Y al final agrega: porque cordón de tres dobleces no se rompe. Lo hermoso de ésta cita es que viene hablando siempre de dos y solo al final dice lo del cordón de tres dobleces. Dios está uniendo esa relación de dos.

"Teólogo y sacerdote deberían ser una misma cosa"

¿Vas a ser teólogo o sacerdote?

No veo diferencia entre uno y otro. Dicen los santos padres que Teólogo es aquel que ora, el que porta a Dios y no simplemente quien acumula un montón de conocimientos acerca de El. La misión del sacerdote es compartir a Dios, llenarse de Dios y trasmitirlo. Así teólogo y sacerdote deberían ser una misma cosa.
Los santos padres son muy cautelosos en otorgar éste título de teólogo. Solo hay tres: San Juan Crisóstomo, San Gregorio y San Simeón el nuevo teólogo.
Quisiera ser teólogo y sacerdote..

¿Hacemos un ping-pong?

Una personalidad: San Gregorio Palamas
Un sueño: ver a la ortodoxía expandida por todo mi país.
La comunidad de Tucumán: mi madre.
Un libro: la Biblia.
Una necesidad: la comunión plena con Dios.
Karina: mi apoyo.

                                                                                                                                            Elizabeth Riveros

Doctrina:  Historia de Constantino y Helena

                  EL HALLAZGO DE LA SANTA CRUZ


Santa Elena tuvo una vida difícil, llena de obstáculos y preocupaciones, que supo sobrellevar gracias a su gran fe, transformando en todo momento sus dolores y humillaciones  en ofrendas para Dios .
Recordemos que desde un principio,  y para acceder al título de César, su esposo Constancio Cloro I es obligado a divorciarse de ella y a casarse nuevamente con la hija del Augusto. Elena acepta aquella triste situación por el bienestar de los cristianos, que quedarían así reunidos bajo un solo mando y bastante lejos de la amenazadora mirada del temible Emperador que quería exterminarlos ;luego  se somete a vivir exiliada en el otro extremo del Imperio junto a su hijo, bajo la custodia del sanguinario Dioclesiano. Ella fue también quien desenmascaró la trampa que llevara a la tumba a su nieto Crispo, siempre obrando con justicia y rectitud.
Su objetivo permanente en la vida fue agradar a Jesús, alabarlo y servirlo, ésto hizo de ella una persona santa y pura.
A pesar de  llegar a ser su hijo un Gran Emperador, Elena  nunca  perdió su recato y sencillez.
Por eso Dios le otorgó la suerte de concretar grandes obras para la cristiandad.

Hacia Tierra Santa

Desde hacía mucho tiempo, Elena deseaba visitar Tierra Santa. Le atraían sobremanera aquellos parajes en los que había enseñado, caminado, sufrido, hecho milagros, y donde había Muerto y Resucitado el Hijo de Dios. Pero  además de todo esto  -que sería del interés propio decualquier cristiano- ella tenía otro propósito: deseaba encontrar la Santa Cruz de Cristo, pues su hijo Constantino había tenido una visión celestial que le indicaba que debía buscar en Jerusalén no sólo la Santa Cruz, sino también el lugar donde había sido crucificado y sepultado nuestro Señor .Es por eso que en el año 326, Elena se traslada a esas tierras en un colosal viaje atravesando los Balcanes y Asia Menor. A su paso es recibida con enorme alegría por la gente, respondiendo ella con valiosos regalos a los pobres, ayudando permanentemente a los necesitados y realizando dona-ciones a las Iglesias que visitaba en el camino.
Cabe destacar, que los hebreos de aquel entonces habían ocultado inteligentemente todo vestigio de aquellos hechos ¿Por qué? porque les resultaba molesta la peregrinación de los fieles cristianos por aquellos santos lugares, trataban pues, de borrar toda huella del paso  del Hijo de Dios sobre esas tierras y la forma que usaron, según relatan los hechos fue nivelando el terreno en los lugares sagrados, agregando o quitando grandes cantidades de tierra y construyendo encima  templos o estatuas de dioses paganos.
Elena, al tanto de esta artimaña de los judíos, llega a Tierra Santa acompañada de un poderoso ejército, ocupa la ciudad y comienza la búsqueda; mientras tanto su hijo, el emperador Constantino, solicita a Makario, obispo de Jerusalén hacer averiguaciones mas concretas con los ancianos judíos a cerca del sitio de la crucifixión y el Santo Sepulcro.

La joven hebrea y el incrédulo Judas

El secreto había sido celosamente guardado por muchos años, no obstante, Dios que conoce todos los caminos, condujo a una joven hebrea hacia Elena. Ella había escuchado las historias de sus mayores  y recordaba algunos datos, sin embargo pidió a cambio protección para sí misma y su familia, temerosa de que al revelar tan riguroso secreto, el odio de los suyos la condenara para siempre.
La joven dio el nombre de un judío llamado Judas quién conocía exactamente el lugar donde se encontraban enterrados los maderos de la Santa Cruz. Como Judas se resistía a confesar, tuvieron que hacer uso de la fuerza para lograr que hablara. Por espacio de seis días mantuvieron al hombre dentro de un pozo sin comida ni agua y durante todo ese tiempo Elena oraba afuera pidiendo a Dios que ablandara su corazón. Al séptimo día el judío grito que deseaba confesar, y así realmente sucedió. Judas guió a Elena y los suyos hasta el Gólgota narrando algo muy particular:
«sobre el lugar exacto donde estaba enterrada la Santa Cruz crecía un arbusto muy especial cuyo nombre en griego era «Basilikón Jórton» (traducido «arbusto real» para nosotros albahaca). En muchas oportunidades habían intentado los judíos exterminarlo pero todo había resultado inútil, siempre brotaba nuevamente, y con mayor fuerza, llamando la atención por su exquisito aroma y por el inusual lugar donde crecía.»

Santa Elena emocionada  se puso de rodillas agradeciendo a Dios por el hallazgo,  en ese mismo instante comenzó el milagro: La tierra tembló, una gran zanja quedó al descubierto, humo de incienso comenzó a emanar de ella, y Judas, pasmado creyó y se convirtió. Elena puso a sus hombres enseguida manos a la obra, descubriendo así una pequeña colina y tres cruces, pero ¿Cómo saber cuál era la Santa Cruz?. Cerca de allí se encontraba una  pobre mujer  moribunda al acercarla a las dos primeras cruces, nada sucedió, pero al acercarla a la tercera, la agonizante mujer recuperó sus fuerzas y se curó. Gracias a este segundo milagro se comprobó la autenticidad de la Cruz. La indescriptible alegría de Santa Elena inundaba su alma ysintió este hallazgo como regalo divino capaz de sanar las heridas de todos los sufrimientos pasados. Elena, alababa a Dios con toda su alma.
Muchos judíos habían presenciado aquellos milagros, a partir de ese momento creyeron y fueron bautizados, entre ellos Judas, quién recibió el nombre de Kiriakós y algún tiempo después habiendo avanzado mucho en su fe se convirtió en Obispo de Jerusalén, llegando a ocupar un lugar de privilegio entre los Santos Padres. Su conmemoración en el santoral ortodoxo es el día 28 de Octubre.
Por encargo de la Emperatriz, Kiriakós junto a otros cristianos, buscaron los clavos de la crucifixión rezando fervorosamente. Entonces  el terreno donde estaban los clavos comenzó a brillar intensamente y así estos fueron desenterrados.
Santa Elena mandó construir muchas Iglesias en Jerusalén, entre la más importantes recordamos en el Gólgota la Iglesia de la Resurrección y en el lugar del pesebre, la Iglesia del Nacimiento.

El Monte Stavrobúnion

Cuando llegó el tiempo  de regresar a Constantinopla, Elena mandó cortar a lo largo la Santa Cruz de  modo que quedaran dos cruces idénticas pero más delgadas, una de ellas quedó en Jerusalén mientras que la otra fue llevada a Constantinopla junto a los clavos para la inauguración oficial de la ciudad en el año 330.
Pero en el viaje de regreso continuaron ocurriendo los milagros: se narra que Elena desembarcó para hacer una parada de descanso en la isla de Chipre y de manera imprevista la Santa Cruz desapareció del barco y apareció misteriosamente  en la punta de una montaña que a partir de ese momento se llamó Sta-vrobúnion (del griego. «Stavrós»: cruz «bunó»: monte) y desde lo alto del cerro comenzó a emitir una tenue luz.
Como Santa Elena debía cumplir con su cometido, mandó construir otra cruz a la cual le incorporó una astilla de la original y en el lugar hizo levantar un templo. Según cuenta la historia esta cruz se encontraba permanentemente levitando sin tocar jamás el suelo, dato que corrobora un explorador inglés que en el año 1700 d.c. visitó aquel monasterio y describió aquel fenómeno como La Cruz Levitante de Stavrobúnion.
Posteriormente este monasterio se incendió y con él también la Cruz Levitante, salvo la astilla de la cruz de nuestro Señor Jesucristo.

En el año 327 Constantino recibió a su madre de regreso a la capital y a la vista del Santo Madero, cayó de bruces al suelo para adorarlo. Seguidamente entregó el mismo al Obispo de Constantinopla, Maka-rios,  junto al estuche que contenía los clavos para que todo el pueblo les rindiera homenaje.
De los cuatro clavos de la cruz, dos fueron destinados a la corona real del Emperador y posteriormente una parte de la Santa Cruz fue trasladada a Roma donde Constantino mandó construir una Iglesia en su honor.
En la actualidad la mayor porción de la Cruz se encuentra en el Monasterio de Xiropótamon, en el Monte Athos en la actual Grecia.

Adormición de Santa Elena

El cansancio y los largos viajes debilitaron la salud de la madre del Emperador, y al año siguiente de su llegada, en el 328, a la edad de 80 años aproximadamente, entregó su alma a Dios. Fueron celebrados los funerales imperiales dignos de una reina y sus restos fueron depositados en la Iglesia de Los Santos Apóstoles cuya construcción  fuera comenzada por Constantino y terminada posteriormente por su hijo Constancio, en esa Iglesia se concentraron también los restos de los Apóstoles.


                                                                                                                                          Andrés Coufis



Anexos

La Cruz Levitante

La existencia de la cruz levitante debe ser un gran desafío para los escépticos pero ¿No es acaso otro gran desafío el de la luz que emana todos los años del SANTO SEPULCRO?. Esta cuestión aún hoy no ha podido ser develada. Investigadores judíos, científicos y hasta la policía estatal de Jerusalén intentan por todos los medios comprobar el hecho o el truco de este fenómeno; pero a pesar de las medidas tomadas, de las investigaciones y pesquisas y a pesar de sellar totalmente el lugar el milagro de la santa luz del Sepulcro de Nuestro señor, en vísperas de Pascua se repite año tras año.



El día de Constantino    y Elena

La Iglesia establece como día de la conmemoración de Constantino y su madre Santa Elena el día 21 de mayo y conforma una dupla de santos que en la iconografía siempre aparecen juntos.
La Iglesia los nombra «Isapóstol» por los siguientes motivos:
· A través de Santa Elena y sus consejos Constantino fue lo que la historia describe como el Primer Emperador Cristiano de la Historia.
· La vida de la misma Elena fue santa  y a pesar de llegar a ser Emperatriz de uno de los más grandes imperios de nuestra era, no se dejó encandilar por el lujo y la vanidad y su objetivo fue siempre agradar a Dios y acceder a la vida Eterna.
· Con su ejemplo atrajo mucha gente al cristianismo  e hizo grandes obras para difundirlo, algunas de ellas todavía existen.

La iglesia piensa y dice.... sobre el Aborto

              LA GUERRA MAS VIOLENTA DE TODAS

A la pregunta directa de “¿estás a favor o no del aborto?”,  nos encontramos siempre con la respuesta automática: “¡NO!”. Pero una vez que nos introducimos de lleno en el tema, se plantean distintas situaciones, conceptos y definiciones que hacen dudar y hasta cambiar esa respuesta que parecía tan clara.

Human Life International (organización a favor de la vida y la familia) opina sobre el aborto en forma solidaria con la posición de la Iglesia Católica, que en su Catecismo expresa: «La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida.»

El derecho a la vida es el más fundamental de los derechos de la persona humana. Violarlo, destruir una vida, matar a un ser humano de cualquier edad o en cualquier etapa de su desarrollo —ya se encuentre dentro del seno materno o fuera de él— es un crimen contra Dios y la humanidad.

¿Cuándo comienza la vida humana? ¿En qué momento verdaderamente se convierte el pequeño organismo que se desarrolla dentro del seno materno en un ser humano?. En el momento de la concepción o fecundación están presentes todos los elementos necesarios de la creación de un nuevo ser humano. Al unirse los cromosomas del padre y de la madre, forman una persona humana absolutamente única, que nunca se repetirá. En ese momento comienza la vida. Desde ese instante toda formación futura de la persona es totalmente una cuestión de desarrollo, crecimiento y maduración. Desde el momento de la concepción el ser humano crece hasta que llega al final de la vida.

Cada ser humano recibe 23 cromosomas de cada uno de sus progenitores. Una vez que tiene lugar la fecundación, tanto el óvulo como el espermatozoide dejan de existir. Se ha creado un nuevo ser, que en esta etapa es un organismo viviente que sólo pesa 15 diezmillonésimas de gramo. Mientras crece dentro del seno materno, este ser se desarrolla separadamente de la madre, y tiene su propia sangre. La vida del hijo es distinta de la de la madre, una vida separada e individual.

Aún la ciencia nos da la razón respecto a esto. En los últimos años las agencias de policía y deinvestigaciones, en todo el mundo, han comenzado a depender mucho del uso del ADN (Acido Desoxiribo Nucléico), que se encuentra en cada célula humana, como la manera infalible de identificar a cada ser humano que haya vivido, que vive ahora o que vivirá en el futuro. La ciencia asegura ahora a la ley que el ADN de cada ser humano es absolutamente único e individual para siempre. (ver cuadro)

La maravilla científica del ADN establece positivamente el hecho de que la primera célula humana viviente, que se forma cuando el espermatozoide del hombre penetra el óvulo de la mujer, contiene un ADN que es exclusivo del nuevo ser humano al cual pertenece. Es indiscutible y demostrable que este ADN es diferente al ADN de los padres. Por lo tanto, desde el comienzo de esta primera célula en adelante, existe un nuevo y totalmente diferente ser humano. Además, puesto que la ciencia del ADN establece que esta primera célula humana y todas las que después se forman sin duda alguna no son parte del cuerpo de otra persona, es muy reprensible que un gran número de mujeres en el mundo, sin razón, rehusen aceptar la infalibilidad del ADN como prueba de que desde su primera célula, el embrión en su vientre no es, con absoluta seguridad, parte de su cuerpo. Con esto se anula el argumento de que «soy libre de escoger lo que haga con mi propio cuerpo».

Está claro pues, que comienza una nueva vida humana en el instante mismo de la concepción. Esto no es ya solamente la posición mantenida durante miles de años por todas las principales religiones, ahora es un hecho científico probado y aceptado, que seusa constantemente en beneficio de la dignidad de los muertos, de los derechos de los inocentes y de la seguridad de la sociedad en general, excepto en el caso de los que están por nacer. Solamente a ellos se les han negado todos los maravillosos beneficios que se derivan de la ciencia del ADN, a pesar de que como prueba éste, son seres humanos únicos e irreemplazables, y el quitarles la vida es asesinato por definición.

Además de matar al niño, el aborto puede poner en peligro la salud y la vida de la madre. La sociedad sufre cuando se permite que unos maten a otros por conveniencia. El aborto es la guerra más violenta de todos los tiempos. Nunca en la historia de la humanidad ha tenido lugar tanta muerte violenta en el mundo. Debido a las bajas tasas de nacimientos, la población occidental está disminuyendo. Es necesario contener esta tendencia catastrófica mediante la oración, la educación y la protesta pacífica.

Consecuencias del aborto

Cada año, más de un millón y medio de mujeres se practican abortos. Eso significa que más de 4.000 niños aún no nacidos son asesinados legalmente cada día. Para muchos, el aborto parece ser la decisión correcta en el momento justo. Pero a estas mujeres casi nunca se les cuentan los posibles efectos físicos y psicológicos que pueden arrastrar como secuela para el resto de sus vidas.

El aborto, legal o ilegal también daña física y psicológicamente a la mujer y hasta puede acarrearle la muerte. Entre las complicaciones físicas del aborto en la mujer están las infecciones, las hemorragias, las complicaciones debido a la anestesia, las embolias pulmonares o del líquido amnió-tico, así como las perforaciones, laceraciones o desgarros del útero. Estadísticamente se estima que el riesgo inmediato de dichas complicaciones es de un 10%, pero el de las complicaciones a largo plazo es entre el 20 y el 50%.

Además de las complicaciones físicas, las mujeres sufren emocional y espiritualmente de lo que ya se ha identificado como el “Síndrome post aborto”. Estos efectos del aborto incluyen sentimientos de culpa, angustia, ansiedad, depresión, baja autoesti-ma, insomnio, diversos tipos de neurosis y de enfermedades psi-copáticas, tendencia al suicidio, etc.

El debate sobre el aborto se ha enfocado casi exclusivamente desde la perspectiva de las mujeres, haciendo caso omiso de los hombres. En un momento en que los hombres se comprometen cada vez más en la crianza de sus hijos, se les niega sistemáticamente el derecho a estar implicados en decisiones de vida o muerte que afectan a sus hijos aún no nacidos.

Sin embargo, cuando los hombres deciden reconocer sus sentimientos, describen con frecuencia la experiencia del aborto como desconcertante y dolorosa.

Lo mismo para los hombres que para las mujeres, la sensación de vacío puede durar toda una vida, puesto que los padres son padres para siempre, incluso del niño muerto. El problema emocional es casi imposible de resolver porque no es perceptible, sólo se trata de un recuerdo. Como al niño no nacido le fue negada la humanidad, le es negada también una sepultura o una señal.

Convertirse en padre es, por supuesto, mucho más complejo que el contacto sexual y la concepción. Es un proceso que incluye el desarrollo de ciertas cualidades, objetivos, actitudes, etc. Para los hombres lo mismo que para las mujeres, el aborto detiene bruscamente este proceso y crea un vacío en el que abundan la confusión, la ambivalencia, la culpabilidad y la hostilidad.

Realmente, con el aborto se ha comprobado la doble escala de valores para los hombres y las mujeres. Mientras está garantizado el (falso) «derecho» a abdicar de la futura maternidad, no lo está el derecho del padre a proteger su futura paternidad. Cuando las mujeres escogen el aborto, aún por encima de los deseos del varón, se habla de la proclamación de los «derechos» de las mujeres, de la libertad, de la opresión masculina, etc. Pero cuando los hombres fomentan el aborto para sus parejas, está tipificado (y con toda razón) como coacción, falta de afecto, insensibilidad y egoísmo.

Es lógico que los efectos negativos del aborto en la mujer afecten también la relación con su pareja. Precisamente entre los efectos negativos emocionales del aborto en la mujer están la aversión hacia su esposo, una desarmonía general en sus relaciones interper-sonales. De hecho, ciertos estudios muestran que hasta un 70% de las parejas se separan en el término de un año después de haber ocurrido el aborto.

Las leyes en los Estados Unidos, le permiten a la mujer recurrir al aborto sin el consentimiento de su esposo. Es insólito que el propio padre no pueda ni siquiera tener la posibilidad, por medio de la persuasión, de impedir la matanza del hijo que su esposa lleva dentro. Esto obviamente tiene que afectar la relación marido-mujer, pues se trata de una de las áreas principales del matrimonio: traer hijos al seno de una familia.

El aborto también repercute en los otros hijos que ya se tienen o que nacen después, ya que otro de los efectos emocionales negativos del mismo en la mujer es precisamente la frustración de su instinto maternal. Y así se dan casos de sobreprotección por parte de la madre que ha abortado hacia los hijos que posteriormente llega a tener, a quienes ella causa daños emocionales.

¿Qué dice la Biblia sobre la vida prenatal y el aborto?

La preocupación del cristiano en el asunto del aborto es triple: por el bebé, por la madre y por la sociedad.

El hecho de que la palabra «aborto» no aparezca en la Biblia no significa que Dios guardara silencio sobre el verdadero valor de la vida. La pregunta básica que debe ser respondida es si Dios considera al nonato una persona. Si la respuesta es que no, al feto se le puede extirpar como a un apéndiceo un tumor indeseable. Si la respuesta es que sí, entonces debemos de tratar al niño que no ha nacido todavía, con todo el amor y el cuidado que Dios exige de nosotros como cristianos, hacia cualquier persona.

Dios consideró a David una persona antes de que naciera, según relata el Salmo 139:13-15. Dios le habla más directamente a Jeremías, demostrando que considera al niño en el útero una persona (Jeremías 1-4,5): «Vino pues, la palabra del Señor a mí, diciendo: antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué.»

El ser humano en el útero materno es un bebé, (Lucas 1-41,44): «Y aconteció que cuando oyó Isabel la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; e Isabel fue llena del Espíritu Santo, y exclamó con gran voz diciendo: ¿Quién soy yo, para que venga a visitarme la madre de mi Señor? Tan pronto como la voz de tu salutación llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.»

Lo mismo se afirma de Juan El Bautista (Lucas 1-15): «...y será lleno del Espíritu Santo, aún desde el vientre de su madre». Dios es el autor y dueño de la vida: «El Señor da la muerte y la vida» (1 Samuel 2:6). Y Pablo escribe en Gálatas 1:15: «Pero Dios me escogió desde el vientre de mi madre, y por su mucho amor me llamó».

En estos pasajes Dios se refiere a los nonatos, a uno lo consagró, a otro le señaló para servirle y al tercero lo llenó de su Espíritu Santo. No puede caber duda alguna en estos ejemplos de que el nonato es una persona.

La enseñanza de la Iglesia

El Papa Juan Pablo II en Evangelium Vitae afirma: «Declaro que el aborto directo, esto es, el aborto voluntario empleado como un fin o un medio, siempre constituirá un grave desorden moral, puesto que es la muerte deliberada de un ser inocente. Ninguna circunstancia, propósito o ley de ninguna naturaleza podrá jamás volver lícito un acto que es intrínsecamente ilícito, puesto que es contrario a la ley de Dios que se halla escrita en cada corazón humano, es dictada por la razón misma y proclamada por la Iglesia» (EV 62C).

«Cuanto atenta contra la vida, dice el Concilio Vaticano II - homicidios de cualquier clase, genocidios, abortos, eutanasia y el mismo suicidio deliberado..., todas estas prácticas y otras parecidas son en sí mismas infamantes, degradan la civilización humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y son totalmente contrarias al honor debido al Creador.»

Es un desorden que ofende a Dios, autor de la vida; al ser humano, a quien se priva del derecho a existir, a la comunidad humana y eclesial, a las que el ser humano está destinado a agregarse

Sobre el particular añadía el Santo Padre: «Me llegan noticias terribles sobre lo que está ocurriendo en este campo. Yo, como Vicario de aquel que es la vida del mundo, alzo mi humilde voz de defensa de los que no han nacido, ni han tenido, ni tendrán nunca voz: ¡No se puede suprimir la vida en el seno de la madre!» El Papa dijo también: «A vosotros, laicos católicos, os recuerdo la invitación de vuestros obispos a trabajar por cambiar las leyes actuales sobre el aborto, moralmente inaceptables, por normas que sean respetuosas con el derecho a la vida.»
Todos estos textos recuerdan la posición de la Iglesia, que no ha variado nunca. La Iglesia Católica ha considerado siempre que el niño en el seno de la madre es mucho más que una obra de Dios; es una imagen suya que se está haciendo y preparándose para aparecer.



Fuentes:
- Steve Mosher, director Instituto para la investigación Human Life International.
- Encíclica el Evangelio y la Vida - S.S.Juan Pablo II
- Dr. Alberto Iglesias "Efectos del aborto en el hombre" Conferencia en el IX congreso anual H.L.I.




Anexos;

EL D.N.I. CELULAR
El 29 de Abril de 1991 la cadena de TV CNN dió a conocer que el ejército de los EE.UU. ha reconocido la infalibilidad del ADN como medio de identificar a los humanos, y está en proceso de cambiar las tradicionales medallas de identificación por un sistema identificador ADN, que incluiría muestras de sangre. Las células retenidas en estas muestras serían suficientes, para poder hacer una identificación positiva del ser humano al cual pertenecía esa sangre.

Por añadidura, un experto militar indicó durante el programa de televisión de CNN ya mencionado, que EE.UU. utilizó ese sistema de identificación ADN por lo menos parcialmente, en la guerra «Tormenta del Desierto», y así se pudieron identificar piernas y otras partes del cuerpo, cosa que no hubiera sido posible lograr con los métodos antiguos.


¿El nonato es parte de nuestro cuerpo para disponer de él según nuestros deseos?

1 Corintios 6:19: «¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, y el cual tenéis de Dios, y que no os pertenece? Porque habéis sido comprados a precio; glorificad, pues, a Dios con vuestro cuerpo, con vuestro espíritu, los cuales son de Dios.»


DE ESO NO SE HABLA
La Real Academia de Obstetricia de Inglaterra ha informado que las probabilidades de problemas psiquiátricos graves y permanentes después de un aborto pueden alcanzar hasta el 59% de las madres. La Organización Mundial de la Salud por su parte informa que las mujeres que se practican abortos por razones psiquiátricas son precisamente las que corren mayor riesgo de problemas mentales una vez realizado el aborto. Otros estudios muestran que las mujeres que se han practicado un aborto por razones de violación, incesto, salud, etc., tienen aún más probabilidades de sufrir problemas emocionales y psiquiátricos severos que las que se lo han practicado por razones socioeconómicas.

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