La desproletarización
Josef Piepper: del tiempo libre al ocio
En su obra “El Ocio y la Vida Intelectual” este autor menciona que los momentos en los cuales el hombre no tiene que usar para ganar el sustento, lo que en los términos actuales denominamos “tiempo libre”, son los momentos del ocio, definiendo a este término como las actividades que se realizan no con un fin productivo en términos de bienes de consumo, sino en el aprendizaje y la re-creación.
El ocio
Cabe hacer la aclaración que no todo lo que denominamos “tiempo libre” es necesariamente ocio ni el ocio es necesariamente exclusivo de éste. El ocio son las actividades que se realizan sin un fin de producción para el sustento, es el tiempo dedicado a estudiar un segundo o tercer idioma, a escuchar un disco de música clásica, ver una buena película, pasar tiempo con la familia o tomar un curso de capacitación. Es decir el ocio son las actividades cuyo fin es enriquecer el espíritu.
Nuestra constitución de facto reclama para los trabajadores el derecho al tiempo libre al limitar en el artículo 123º la jornada laboral a ocho horas diarias como máximo , sin embargo no siempre se emplea este tiempo para el ocio, existen varias excepciones, la primera muy común en nuestros días de crisis económica es que las personas se ven obligadas a tomar una segunda y hasta una tercera o cuarta opción laboral con el fin de afrontar los gastos económicos relacionados con la supervivencia básica.
Otro caso lo representa quien teniendo tiempo libre no lo emplea para el ocio sino para el remedo de ocio que es la pereza , es decir dedicarse a actividades cuyo fin no es el de darle mayor riqueza al espíritu sino la búsqueda del placer por el placer en sí. La consecuencia de esta búsqueda en la cual no existe un sentido, es la aparición del aburrimiento, por lo que las actividades perezosas tienen como característica que la búsqueda es de placeres cada vez más intensos ya que los logrados anteriormente ya no satisfacen. Es el caso del adicto al sexo, al alcohol, a las drogas o a las actividades peligrosas.
La desproletarización
Una vez aclarada la naturaleza del término ocio regresamos a la propuesta de Piepper, la cual consiste en lo siguiente: se han distinguido históricamente dos tipos de labores o artes, las actividades encaminadas a dar una producción por rendimiento o artes serviles y las actividades dedicadas al enriquecimiento del espíritu, el aprendizaje, la expresión artística y la búsqueda del saber, las artes liberales.
Se define al proletario como aquella persona dedicada a las artes serviles, tenemos así que no necesariamente es un proletario la persona de bajos recursos, puesto que el artista muchas veces es muy pobre, ni tampoco queda fuera del proletariado el hombre adinerado, conocemos muchos casos de personas que teniendo títulos universitarios e incluso posgrados, su labor básicamente es la de producción, un caso son muchos técnicos, especialmente industriales, que su trabajo es básicamente producción y no dedican nada de su tiempo a cuestiones administrativas, de investigación o desarrollo.
La desproletarización consiste en dar a todos los hombres la oportunidad y los espacios necesarios para el ejercicio pleno del ocio, es decir las actividades re creativas, en las cuales haya un enriquecimiento del espíritu.
Para los propósitos de este trabajo he de mencionar que la manera en que las empresas pueden promover estos espacios de ocio pueden ir en dos vertientes, la primera es la promoción de actividades comunitarias en la empresa, como pueden ser convivios, excursiones o reuniones en donde el propósito sea el de fomentar el espíritu de compañerismo en los empleados. La segunda forma y de la cual nos ocuparemos posteriormente en este trabajo es la de promover actividades de capacitación en las cuales el trabajador aprenda aspectos nuevos que sean útiles tanto en su capacidad de laborar como en su vida diaria.
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