Trabajo
y Sociedad Indagaciones sobre el empleo, la cultura y las prácticas políticas en sociedades segmentadas Nº 4, vol. III, marzo-abril de 2002, Santiago del Estero, Argentina ISSN 1514-6871 |
MODERNIZACIÓN AGROINDUSTRIAL, DEMANDA LABORAL Y PRECARIZACIÓN. El caso
de la fruticultura en la cuenca del río Negro, Argentina[1]
Pedro Tsakoumagkos* y Mónica Bendini**
Universidad de Luján-Grupo de Estudios Sociales Agrarios (GESA), Universidad del Comahue.
Universidad del Comahue, Investigadora
del GESA
El
propósito de este trabajo es el de presentar el caso de la actual
reestructuración en la agroindustria frutícola en la cuenca del río Negro, en
el norte de la Patagonia argentina.
La
diversidad de transformaciones en la producción, el trabajo y el empleo que en
ella se observan, pueden visualizarse desde la perspectiva de los cambios
técnicos que impactan en esta agroindustria aumentando la productividad del
trabajo en forma continua y modificando las posiciones laborales. La
flexibilización y la desregulación que se le asocian aparecen -en el discurso
neoliberal- como respuesta a la necesidad de reducir los costos laborales para
adecuarse a las exigencias de un mercado crecientemente competitivo.
Pero
no sólo se produce exclusión de fuerza de trabajo sino principalmente
inserciones cada vez más precarias en toda la cadena en un contexto
generalizado de desempleo y subempleo y de debilitamiento sindical; porque en
la búsqueda de una integración flexible, el proceso de reestructuración productiva es acompañado de
una diversificación creciente de las formas de contratación del trabajo
asociadas a los diferentes patrones de acumulación.
A
partir de una configuración mixta -flexibilización tecnológica combinada con
flexibilización contractual- se analizan en este texto, las transformaciones
agroindustriales y laborales en el mercado de trabajo. El
análisis acentúa la consideración de la flexibilización interna o tecnológica
en tanto transformación del mercado de trabajo frutícola regional originada en
los cambios tecnológicos del complejo agroindustrial -CAI. La demanda laboral
en la producción agrícola se desestacionaliza parcialmente, conformándose, por
un lado, un trabajador con mayor continuidad, calificación y polivalencia. Los
temporarios de chacra, por otro lado, son demandados en períodos más largos y
su volumen crece con el aumento de los rendimientos y de la superficie
implantada, y también se les requiere mayor calificación. En la producción
postagrícola, también hay mayor continuidad y desestacionalización, pero en un
contexto de menores requerimientos de calificación; algunas categorías técnicas
y gerenciales aparecen o cobran mayor fuerza. En suma, hay dimensiones del
mercado laboral, tales como la continuidad y la calificación, que serían
determinadas en parte por el cambio técnico.
No obstante, se señala que hay también una
flexibilización externa o contractual -mecanismos de vulneración de una adecuada
vinculación contractual- que se explica por factores ajenos a los aspectos
técnicos del proceso de trabajo y que constituyen claramente procesos de
precarización laboral.
Las
dimensiones de análisis son la continuidad en la ocupación, la calificación de
los trabajadores y el vínculo contractual. Se utilizan fuentes
cuanti-cualitativas primarias (encuestas,entrevistas) y secundarias
(estadísticas, normativas, periodísticas, documentales).
Los
valles frutícolas de la cuenca del río Negro comprenden Alto Valle del río
Negro, los valles medios de los ríos Negro y Neuquén y el valle inferior del
río Limay. Se trata de una zona de agricultura bajo riego de alrededor de
135.000 ha. en las provincias de Río Negro y Neuquén y constituye una región en
la que los aspectos económicos y
sociales de su desarrollo están fuertemente asociados a las modalidades de
expansión de la fruticultura de exportación.
La actividad frutícola representa más de
los dos tercios del producto sectorial y los cultivos más importantes son
manzanas y peras -más de las cuatro quintas partes de la producción nacional de
estas frutas- y en menor medida otras especies frutícolas -pelones, duraznos,
uva. Dejando de lado situaciones coyunturales, alrededor del 70% de la
producción de manzanas y el 80% de la producción de peras se destinan a la
exportación en fruta fresca y productos industrializados, principalmente jugos.
En términos de volumen físico de fruta, el destino fresco es predominante en
pera y el de jugo es predominante en manzana. El mercado externo aparece como
alternativa fundamental y sus principales destinos son: Brasil y Europa.
La
fruticultura ha sido desde sus inicios -en los años ‘30- una actividad
importante en la generación de empleo en la región, estimándose que a comienzos
de los años ‘90 el conjunto del sistema involucraba unos 56,3 miles de
trabajadores (familiares y asalariados, permanentes y transitorios, rurales y
no rurales); mientras que en la actualidad habría disminuido a unos 53 miles.
Una idea de la importancia de este guarismo en la población regional se tiene
considerando que más de un tercio de las familias de la zona obtienen sus
ingresos directos total o parcialmente de la fruticultura, importancia que
aumenta al considerar las actividades conexas.
Desde
el punto de vista de la organización del trabajo frutícola, su matriz original
se basaba en la presencia de trabajadores familiares con el empleo de mano de
obra asalariada, principalmente estacional proveniente de Chile. Posteriormente
al consolidarse el complejo agroindustrial y fortalecerse las tendencias
expansivas de la actividad, se produce un incremento de la demanda de mano de
obra permanente y se diversifica y amplía la movilidad espacial de la mano de
obra estacional. También en esta etapa, se profundiza la diferenciación de la
mano de obra asalariada en trabajadores rurales y, por otra parte, en operarios
de galpones, frigoríficos e industrias de jugos y deshidratado, cuya expresión
son las organizaciones gremiales con dinámicas propias y distintos niveles de
negociación.
En
la fase reciente, a nivel empresarial se modifican las estrategias de
acumulación con consecuencias directas en el resto de los actores con quienes
se articulan: los pequeños productores que ofrecen su producción en un mercado
oligopsonizado y los trabajadores que aceleradamente se encuentran bajo
condiciones de desregulación e inmersos en nuevas modalidades de contratación
flexible. Los procesos de modernización
tecnológica, tanto en la producción primaria como en las etapas postagrícolas,
comportan una redefinición de las posiciones productivas de
trabajadores, chacareros y empresarios. Esa redefinición es cualitativamente
diferente en la actualidad puesto que se inscribe en nuevas formas de
organización del trabajo de alcance transnacional.
El
abordaje con el que este texto analiza la vinculación entre las
transformaciones agroindustriales y las posiciones de trabajo es realizado a
partir de los cambios técnicos. Cabe señalar algunas de las características
básicas de dichos cambios técnicos en los CAI, dentro de los cuales el caso del
CAI frutícola regional no es una excepción.
Estos
cambios suelen adoptar la forma de paquetes tecnológicos, en el sentido de que
comportan conjuntos de técnicas (mecánicas, químicas, biológicas, gerenciales,
comerciales) con alto grado de interdependencia dentro de cada fase del proceso
y a lo largo del complejo.
Además,
el cambio técnico agroindustrial frutícola tuvo diversas modalidades como
expresión de las fases evolutivas del complejo:
.
en primer lugar, el momento de conformación agroindustrial: se produce la
integración hacia adelante cuyos principales protagonistas fueron las empresas
locales que disponían de plantaciones y galpones en las mismas chacras donde
también embalaban fruta de terceros y siendo los cambios tecnológicos más
importantes, la mecanización y la
incorporación de frigoríficos
.
en segundo lugar, la diferenciación agroindustrial: se incorporaron tecnologías
en chacra asociadas a los nuevos sistemas de conducción y cambios cualitativos
en la manipulación y conservación de la fruta; cuya característica fundamental
es su incorporación selectiva por tipo de empresas.
.
en tercer lugar, la fase de concentración y trasnacionalización: los cambios
varietales y por especie se asocian a nuevas técnicas agronómicas y se produce
una automatización del empaque y conservación de la fruta, estos cambios son
inducidos desde la demanda y se profundiza la penetración del capital
trasnacional.
Las
innovaciones técnicas de la fruticultura regional que forman parte de un
proceso evolutivo, podrían ser mejor comprendidas si las fases mencionadas
precedentemente son tratadas en detalle.
Las fases del complejo
agroindustrial fueron caracterizadas más arriba como conformación,
diferencialción y concentración–trasnacionalización tomando como base sus
aspectos sustantivos. Algunos de estos aspectos son subrayados en cada fase
para indicar de alguna manera el carácter específico de cada grupo de
transformaciones agroindustriales. Por este mismo motivo, no se tratan
separadamente los eslabones del CAI (chacra, empaque, frío) para enfatizar la
interdependencia creciente de los cambios técnicos al interior del complejo
como un todo.
A.
La fase de la conformación agroindustrial de la década de los sesenta y
principios de la década de los setenta; caracterizada por la mecanización en
chacra y empaque y por el comienzo de la incorporación de frigoríficos:
*
Mecanización en chacra y empaque
La mecanización en chacra esta expresada
por la incorporación del tractor (y, como es obvio, los nuevos implementos que
requería) utilizado tanto para las labores agrícolas como para el movimiento de
insumos y productos.
Esta innovación forma parte del paquete
tecnológico propio de la llamada revolución verde y, vinculados a él en el caso
del Alto Valle, se usaron además fertilizantes (urea y superfosfato) e
insecticidas orgánicos de amplio espectro y alto poder residual.
No fueron más allá las innovaciones e
chacra puesto que todavía predominaba el sistema tradicional de conducción,
asociado al cual se puede mencionar el uso de la llamada poda americana basada en que el componente
leñoso del árbol debía conservar su función arquitectural.
Pero la mecanización incluye también a los
autoelevadores -acoplados a un tractor o independientes- indispensables para la
estiba de los cajones bins (de 350-450 kg.) que vinieron a reemplazar a los
clásicos cajones cosecheros (de 21 kg.) y que pasaron a utilizarse antes,
durante y después del empaque.
*
Incorporación inicial de frigoríficos
El
otro aspecto fundamental de esta fase es la masiva construcción de frigoríficos
y la consecuente integración entre el empaque y la conservación de la fruta, ya
que la capacidad en la materia hasta ese momento era muy baja.
El
salto cualitativo que implica se vio reflejado en la incorporación de
reglamentaciones más exigentes sobre conservación de la producción.
Además,
la fruta fue objeto de tratamientos específicos para el ingreso a frigorífico,
consistentes en su preclasificación y en la aplicación de productos químicos
antiescaldantes y antimohos.
B.
Fase de diferenciación agroindustrial de la década de los setenta y principios
de la década de los ochenta; caracterizada por los nuevos sistemas de
conducción de las plantas y la profundización de las innovaciones en chacra,
por un lado; y por el uso de la atmósfera controlada y otros progresos en frío
así como por los avances en la manipulación de la fruta, por el otro:
*
Nuevos sistemas de conducción e innovaciones en chacra
Aunque
continuaron produciéndose importantes avances en las inovaciones mecánicas y
químicas en chacra, como:
-
la pulverizadora a turbina adosada al tractor usada para fumigar y fertilizar,
-
el raleo químico o eliminación de frutos excesivos mediante productos químicos,
combinado con el repaso manual; y en menor medida:
-
la utilización del riego por aspersión para el control de heladas,
-
la aparición del conjunto de prácticas que conforman el denominado control
integrado de plagas;
*
la aparición del conjunto de prácticas que conforman el denominado control
integrado de plagas; es una innovación biológica la que vino a generar una
transformación radical en la fruticultura regional: la introducción de nuevos
sistemas de conducción del cultivo.
Esta expresión hace referencia a la
densidad de plantas (cantidad/hectárea) y a la forma de situarlas en el
terreno; de acuerdo con ellas se distinguen los sistemas tradicional, compacto
y espaldera en orden creciente de densidad y de uso de estructuras de apoyo de
las plantas.
Los
nuevos sistemas de conducción se caracterizan por aumentar las dosis (absoluta
y relativa) y la velocidad de
circulación del capital. Al mismo tiempo modifican las labores culturales (demandan
una pluralidad de nuevos procedimientos de poda basados en el raleo selectivo y
en la ubicación de los frutos con gran accesibilidad para el trabajo), permiten
mejorar la calidad de la producción y facilitan las tareas mecanizadas.
Sin embargo, estos mismos rasgos implican la
introducción de significativos grados de heterogeneidad productiva (entre
diferentes tipos de productores, a diferencia de la fase anterior) a causa de
los requerimientos técnicos, laborales, económicos y financieros que suponen.
Algunas
innovaciones asociadas a los nuevos sistemas de conducción merecen ser
subrayadas por su incidencia en la organización del trabajo.
-
Es el caso, por un lado, de los pie o portainjertos enanizantes propios de la
mayor compactación del monte frutal, que modificaron las labores culturales en
cantidad y calidad porque permiten un mayor número de plantas con mayores
rendimientos por hectárea y porque las tareas se hacen a baja altura con mayor
participación de técnicas mecánicas y químicas; y,
-
por el otro, de los nuevos procedimientos de poda -al menos cuatro de ellos que
tienen mayores requerimientos de trabajo pero muy desestacionalizados -hay
podas en todas las estaciones y exigen una mejor calificación del trabajador.
*
Innovaciones en la manipulación y conservación de la fruta
Los nuevos sistemas de conducción que
aumentan la producción y disminuyen la estacionalidad del trabajo, se
encontraron con el surgimiento de nuevas tecnologías de frío, en particular, la
atmósfera controlada.
Ahora
bien, como en los demás casos que se están reseñando aquí, no es ésta una
innovación aislada.
El
hidrovaciado de bins y la conducción de la fruta por canales de agua en
circulación, tiene que ver con importantes cambios técnicos e inversiones de
capital, en función de la conservación y la presentación de los productos.
También
en función de la mejor conservación de la fruta, los túneles de preenfriado
rápido (cámaras donde el aire frío circula por ventilación forzada), impiden
que la fruta en ingreso eleve la temperatura de los frigoríficos.
Pero
la tecnología de conservación de los frutos recibió, según se dijo, el impulso principal por parte del uso de
las cámaras de atmósfera controlada, donde el frío se combina con el control
del oxígeno y el monóxido de carbono. Este último procedimiento produce un
letargo del proceso de maduración de los frutos y, por ende, una prolongación
del período de conservación.
Finalmente,
dos insumos nuevos del empaque y acondicionamiento pueden visualizarse también
por su papel en la conservación y presentación de la fruta:
-
la caja telescópica de cartón corrugado que se arma en el mismo galpón y se
tapa en forma envolvente; y,
-
la bandeja de pulpa premoldeada con concavidades individuales para los frutos y
que permite colocarlos en cuatro ó
cinco pisos o camadas separadas.
En
conjunto, son cambios técnicos con fuerte impacto en la organización del
trabajo.
C.
Fase reciente de concentración y trasnacionalización desde mediados de la
década de los ochenta; caracterizada por los cambios varietales y la
recomposición por especies, inducida desde la demanda internacional, así como
por la profundización de las tecnologías agronómicas, en la etapa primaria del
CAI; y, por las recientes tecnologías electrónicas y de gestión empresarial en
la etapa de empaque y frío.
*
Cambios varietales, recomposición por especies e innovaciones en chacra
Los cambios varietales tienen que ver con
una de las transformaciones más radicales en el CAI frutícola a escala
internacional. En efecto, podría decirse que constituyen una de las expresiones
manifiestas de lo que los análisis teóricos de los CAI alimentarios describen
como un desplazamiento del núcleo
hacia adelante, hacia las grandes empresas de distribución minorista, hacia la
demanda a escala internacional.
Estos cambios comprenden dos fenómenos:
-
el aumento de la demanda de nuevas variedades de manzanas y peras, y
-
una reestructuración productiva en favor de las peras.
Lo
importante es que estos cambios implican necesariamente la incorporación de
nuevos sistemas de conducción en espaldera y se asocian con la incorporación de
técnicas agronómicas modernas.
Estas
últimas son, básicamente, las siguientes:
-
el uso de herbicidas químicos para el desmalezamiento;
-
el análisis foliar y del suelo, para determinar los niveles de las respectivas
carencias de nutrientes y establecer así con mayor exactitud las dosis de
fertilización;
-
la utilización de hormonas reguladoras del crecimiento, para mejorar la calidad
de los frutos y fijarlos a la planta; y,
-
la eficientización del riego mediante mejores conocimientos (de los
requerimientos en materia de sistematización del suelo, del flujo del agua y de
los elementos a incorporar al riego) o de nuevas técnicas (riego presurizado
con microaspersores).
*
Innovaciones electrónicas y gerenciales en empaque y frío
Las
principales innovaciones más recientes son de naturaleza electrónica; aunque
puede encontrarse el uso de ese tipo de tecnología en la producción primaria,
es en el empaque-frío donde encuentran su mayor desarrollo.
Las
principales en este sentido, son:
-
tamañadora y clasificadora electrónica (pequeñas balanzas para selección y
transporte de la fruta);
-
llenadora automática de bins (canales con corriente de agua, compuertas y
plataformas giratorias con bins);
-
apilador automático de bins (dispositivo mecánico de desapilado,
hidroinmersión, transporte y rellenado automático de bins);
-
llenadoras semiautomatizadas de bandejas (línea de producción alimentada con
fruta clasificada, frigorizada en bins, relavada y depositada en bandejas de
pulpa premoldeada);
-
romaneo electrónico (control y registro computacional del volumen de fruta de
cada calidad y tamaño).
Se
pueden mencionar también algunas mejoras mecánicas del lavado y cepillado,
mediante la incorporación de rodillos de goma o felpa y cepillos de cerdas más
suaves.
Pero las innovaciones gerenciales, aunque
menos extendidas, son también importantes. Comprenden, al menos,
-
la incorporación de secciones de control de calidad para exportación a la
salida de galpones y
-
la informatización de los procedimientos de gestión.
Este desarrollo nos permite verificar que
los cambios técnicos impactan en esta agroindustria aumentando la productividad
del trabajo en forma continua y reestructurando las posiciones laborales.
Además, potencian la heterogeneización productiva, de acuerdo con la modalidad
con la que se lleva a cabo la adopción. A su vez, a través de la heterogeneidad
laboral que se deriva de ello; se expresa su capacidad de diferenciar dentro de
los mercados de trabajo. Las nuevas condiciones de producción y
comercialización estarían determinadas a escala mundial y, por tanto,
inducirían cambios técnicos acordes con la capacidad competidora a ese nivel.
Pero, los rasgos de esa heterogeneidad productiva son incomprensibles sólo en
el contexto de la globalización ya que no pueden descartar a aquellas
modalidades regionales del cambio tecnológico.
Un
cuadro general de la modernización productiva tanto en las tareas agrícolas
como industriales puede brindarlo la tipificación de trabajadores que se
configura.
En la producción agrícola:
Se produce una
diferenciación tanto en los trabajadores permanentes como en los transitorios:
. por un lado, va
configurándose un obrero permanente central más polivalente o con habilidad
extensiva y semicalificado en las unidades productivas reconvertidas de mediano
o gran tamaño. La atenuación de la estacionalidad de algunas tareas que
requieren cierta calificación ha permitido el surgimiento de lo que puede
denominarse permanente discontinuo (o transitorio permanente) al prolongar el
lapso de contratación respondiendo a la estrategia empresarial de optimizar la
calidad con la flexibilización.
. por otro, persiste el peón
permanente periférico de baja
calificación dedicado a tareas generales y estacionales predominantemente en
las chacras de menor tamaño y/o no reconvertidas;
. en cuanto a los
transitorios, se verifica también una segmentación ya que puede hablarse de
transitorios centrales en el caso de
aquellos trabajadores que son requeridos para algunas tareas calificadas
-tractoristas, podadores, raleadores- aaunque no se excluye que hagan otras
tareas culturales. Se trata principalmente de trabajadores asentados en la
región.
. por otro lado, hay también
un transitorio periférico, sobre todo en el caso de los cosecheros. Esta es la
actividad de mayor demanda estacional y presentan diferenciación según lugar de
procedencia por área de destino. En las zonas tradicionales de la Cuenca, la cosecha
es cubierta por mano de obra regional y extrarregional de baja calificación,
mientras que en las zonas nuevas, se recluta mano de obra migrante estacional
-golondrina- predominantemente extrarreegional o “afuerina”, también de baja
calificación y alta precariedad
En términos de volumen, hay
una disminución de permanentes por hectárea; en cuanto a los transitorios, hay
un aumento absoluto y relativo de trabajadores en cosecha al incrementarse los
rendimientos por hectárea y al expandirse la superficie implantada.
En la producción industrial:
. por un lado, persiste una
diferenciación entre trabajadores fijos o permanentes sin suspensión,
permanentes con suspensión -un sector más voluminoso que el anterior- y
temporarios en el pico estacional de
cosecha. En conjunto, las nuevas tecnologías tienden a aumentar la polivalencia
y la desjerarquización.
. por otro, cobran
importancia los estamentos técnicos vinculados a las nuevas tecnologías
constituyéndose en el núcleo central o fuerte del proceso de producción. Es
frecuente que este tipo de personal cumpla también tareas en la producción
primaria.
Aquí también, como en la
producción agrícola, la diferenciación se vincula a la calificación. Al
profundizarse la incorporación de tecnologías automáticas y electrónicas en
empaque y frío que fundamentalmente aumentan el ritmo y la intensidad del
trabajo con nuevos requerimientos de calificación, se modifican y/o surgen
nuevas posiciones laborales y en conjunto disminuye el volumen de trabajadores
y aumenta la desestacionalización del trabajo.
Siendo
así, la reestructuración laboral en el sector agrícola se relaciona
principalmente con los cambios en la continuidad y calificación, mientras que
en el sector industrial los cambios fundamentales se relacionan con la tecnología
y la flexibilización del vínculo contractual.
Reestructuración del complejo y flexibilización tecnológica
. En
la Argentina de fin de siglo, las exigencias de mayor productividad en el
ámbito de un mercado globalizado, así como la desregulación del mercado de
trabajo con el imperativo de reducir los costos laborales, llevan a que las
relaciones de trabajo se establezcan en un marco de creciente precariedad
contractual, favoreciendo la diferenciación y la segmentación del mercado
laboral con un incremento paulatino del sector en la periferia de su
estructura.
Estas
exigencias del mercado globalizado, pueden abordarse a partir de las nociones
de flexibilización laboral interna o tecnológica y flexibilización laboral
externa o contractual..
La
flexibilización interna o tecnológica alude a la necesidad de una
reorganización de los procesos de producción, a través de la eliminación de
categorías profesionales y la adopción de formas polivalentes o
multifuncionales en la actividad de los trabajadores, con exigencias de mayor
calificación.
La
flexibilización laboral externa o contractual se refiere al modo en el que el
trabajador ingresa y sale del puesto de trabajo, tratando de modificar el
esquema rígido de la relación laboral, afectando particularmente la estabilidad
del trabajador (Monza, 1994).
La
relación entre ambos tipos de flexibilización es problemática, pudiendo
hablarse incluso de falta de relación. Por un lado, habría desigualdad en su
velocidad e intensidad de difusión; es decir, pueden variar los lapsos en que
un cambio técnico o un cambio legal son llevados a la práctica en los distintos
mercados de trabajo. Por otro, podría existir una combinación entre ambos tipos
de flexibilización, si un cambio técnico puede inducir un cambio legal o
viceversa. Podría, por último, darse el caso de una ausencia de cualquier
combinación y obedecer a estrategias empresariales completamente diferentes;
por ejemplo, un simple énfasis en el control interno y la precarización por sí
mismos versus un énfasis semejante pero inducido por la modernización
exportadora, o un cambio legal originado por reformas en la normativa laboral
de carácter general.
En
conjunto, se trata de dos tipos de procesos y de sus potenciales relaciones,
que producen diversas conexiones "modernización-flexibilizaciones" y
que expresan localmente diferenciales condiciones de empleo y salarios.
Ahora
bien, el caso del complejo frutícola en la cuenca del río Negro parece, en
efecto, combinar una flexibilización interna y una flexibilización externa.
Por
un lado, la incorporación de cambios técnicos estaría asociada a procesos de
heterogeneización empresarial y laboral según sea el grado de esa incorporación
misma. Esos cambios producen supresión, modificación o generación de puestos de
trabajo como se explica más abajo. Hay impactos en el nivel, la continuidad y
la calificación del empleo que se vinculan a estos cambios.
Por
el otro, aunque el volumen total del empleo habría disminuido en la última
década en las tareas agrícolas y postagrícolas, y los trabajadores temporarios
conservarían su importancia a pesar de la desestacionalización parcial
experimentada -sobre todo en las zonas de reciente expansión frutícola con
mayor modernización y productividad laboral a escala regional. No existe
certidumbre, sin embargo, respecto de la magnitud de esa disminución puesto que
el trabajo en negro y la presencia de pseudo-cooperativas de trabajo producen
el doble efecto de invisibilizar parcialmente a diferentes tipos de
trabajadores e introducen una menor confiabilidad en los datos disponibles.
Estas
conexiones modernización-flexibilizaciones se dan, además, en un contexto en el
que se ha visto aminorado el efecto compensador de la expansión frutícola
respecto de los menores requerimientos laborales por adopción tecnológica.
Cabe
considerar, entonces, el impacto de estos diferentes tipos de flexibilización
en las nuevas modalidades de empleo, de acuerdo con las dimensiones analíticas
que se adoptan[2] :
- La continuidad en la ocupación; en el entendido
de que habría que observar el impacto del cambio técnico en esta dimensión a
nivel de los puestos de trabajo por empresa a fin de constatar la existencia o
no de tendencias a la estacionalización/desestacionalización,
suspensiones/estabilidad, etc.; como la continuidad fáctica o jurídica que
pudiera caracterizarlos.
- La calificación de los trabajadores;
centrando la atención en las tendencias a la especialización y/o polivalencia
vinculadas al origen de los requerimientos; así como a las exigencias legales
que pueden asociárseles[3].
- El vínculo contractual; considerando en esta
dimensión la diferenciación en cuanto a la naturaleza de dicho vínculo entre
trabajadores rurales y no rurales, entre modalidades contractuales legalmente
flexibilizadas o no, entre trabajadores "en blanco" o "en
negro", entre trabajadores en situaciones legales regularizadas o en
situaciones de fraude laboral.
Se presenta, a continuación, el impacto
de la modernización productiva en la demanda laboral a través de aquellos puestos
de trabajo considerados claves. La atención está centrada en la producción
agrícola y en las tareas postagrícolas de acondicionamiento y conservación, por
el hecho de representar estos eslabones el grueso del empleo y de las
transformaciones en el conjunto del complejo analizado.
Desde
el punto de vista del conjunto de los trabajadores permanentes, con la
atenuación de la estacionalidad y la recalificación asociadas a la reconversión
frutícola, hay una tendencia a prolongar el lapso anual de contratación de una
pequeña proporción de trabajadores con mejores aptitudes. En algunos casos se
trata de garantizarles cierta continuidad laboral para retenerlos en la
empresa.
El "tractorista" como trabajador permanente
calificado se recalifica en los nuevos sistemas de conducción: las labores
culturales se ven facilitadas por la nueva adecuación y accesibilidad del monte
frutal, las curas y fertilizaciones se hacen más precisas y exigentes en
materia de conocimientos por parte del trabajador, la participación del tractor
en el movimiento de insumos y productos se articula con procedimientos más
complejos, y el tractor mismo y sus implementos se modernizan.
Hay diferenciación entre los "podadores" y
"cosecheros" temporarios. Las tareas de poda y raleo, en los nuevos
sistemas de conducción, requieren mayores niveles de capacidades laborales y se
distribuyen a lo largo del año, con lo cual el volumen de trabajadores
demandados es menor y de mayor calificación. La cosecha por su parte, una tarea
de tradicional escasa calificación, requiere en los casos de nuevas
conducciones y variedades, ciertas destrezas mínimas que antes no existían.
Hubo discrepancias en las estimaciones de requerimientos de mano de obra en los
tradicionales y los nuevos sistemas de conducción hechas al inicio de la
reconversión; sin embargo, actualmente, hay evidencia de que el aumento de los
rendimientos/ha lleva a que el incremento en el volumen de la demanda laboral
para cosecha compense la disminución operada en poda y raleo.
Otra cuestión asociada a la recalificación es la
recomposición de la demanda estacional y en especial de la mano de obra
extralocal: hay en la actualidad una tendencia diferenciadora puesto que en las
grandes unidades frutícolas reconvertidas existe una preferencia por migrantes
del norte del país provenientes de otras zonas frutícolas –citrícolas- y, por
tanto, con cierto entrenamiento fáctico en la tarea.
En cuanto al personal superior -encargados, capataces,
ingenieros, etc., cabe mencionar la distinción entre aquellas unidades que
aplican los modernos paquetes agronómicos en su totalidad y profundidad de
aquellas que lo hacen parcialmente o no lo hacen. Dentro del primer grupo se
encuentran los montes frutales de las grandes empresas integradas; en estos
casos, los requerimientos de personal técnico con alta capacitación -ingenieros
agrónomos especializados y actualizados, expertos en técnicas electrónicas,
especialistas en gestión empresarial- aumentan, aún cuando este segmento siga
siendo de escaso volumen.
Así como los cambios varietales comportan la clave
para comprender las transformaciones productivas y laborales en chacra, de modo
análogo puede decirse que la "clasificación electrónica" de la fruta
tiene un papel líder en la modernización reciente de los galpones de empaque.
En primer lugar, hay dos puestos que se ven afectados:
tamañador y clasificador. Los "tamañadores" se enfrentan a modificaciones
sustanciales de sus tareas, sobre todo porque el pretamañado, que se hacía en
forma manual con la ayuda de balancines, ha sido eliminado. Otro tanto sucede
con las trabajadoras encargadas de la selección de la fruta por tamaño y
calidad, denominadas "clasificadoras" y "clasificadoras
punteras". En este caso, las modificaciones consisten en que la exacta
clasificación por tamaño y color, el llenado de bandejas premoldeadas y el
romaneo según tamaño y calidad de cada partida, se automatizan mediante procedimientos
electrónicos; que producen la supresión, modificación o generación de puestos
de trabajo. La adopción de estos cambios es diferencial, generando de manera
semejante al caso de las chacras, un significativo nivel de heterogeneidad
productiva y laboral entre los galpones de empaque. Además, dicha adopción no depende sólo de factores económicos -escala, rentabilidad,
financiamiento; es determinante también, que la exportación de fruta fresca
afronta de parte de los mercados demandantes, exigentes condiciones de calidad
y presentación que son de difícil cumplimiento mediante otros procedimientos.
En segundo lugar, tiene especial importancia el
impacto de los cambios técnicos en las tareas del embalador, puesto que la
clasificación electrónica de los productos se articula con otros procedimientos
también de base electrónica, que incluyen el tratamiento de la fruta y el
llenado de bandejas premoldeadas.Tareas como la envoltura en papel sulfito
suplantada por el encerado, el colocado manual de la fruta y otras semejantes,
desaparecen o cambian. Las tareas de relavado, tratamiento y embalaje de la
fruta conservada en bins se modifican también. En una llenadora semiautomática
de bandejas premoldeadas, el operario debe ocuparse de las frutas que caen de las
bandejas, algo muy diferente a las tareas pretéritas de un embalador.
En tercer lugar, además de las clasificadoras y los
embaladores, existen otros puestos que están articulados con la automatización
electrónica en empaque. El romaneo electrónico ha modificado profundamente
los puestos de “romaneador” y “apuntador”, ya que el control y el registro de
tamaño y calidad quedan hechos en forma automática, partida por partida,
incluyendo todos los datos adicionales necesarios para la administración y la
comercialización. La tarea del "sacador", encargado de los pallets
-grupos de 42 cajas embaladas, experimeenta asimismo el impacto del apilado
automático. En cuanto a los "choferes de autoelevadores", la reciente
automatización de algunas tareas con los cajones bins, en especial su llenado y
apilado, ha modificado sus actividades de modo significativo.
La modernización tecnológica ha producido,
por lo tanto, un impacto cualitativo en el empleo que se refleja en los cambios
en los puestos de trabajo. Hay también un impacto cuantitativo expresado en
desestacionalización de algunas tareas y en una aparente reducción del volumen
total de empleo en las actividades postagrícolas. Esa apariencia indicada en
los registros gremiales, sin embargo, puede ser cuestionada por las nuevas modalidades del vínculo
laboral que se expresan en la flexibilización externa.
La globalización de los sistemas agroalimentarios
desde la producción al consumo induce cambios técnicos a escala de la
fruticultura que condicionan la modalidad de persistencia empresarial en el
mercado y producen un impacto heterogeneizador productivo y laboral.
El volumen y la continuidad del trabajo en la
producción agrícola aparecen como consecuencia directa de los cambios
tecnológicos. La recalificación del trabajo agrícola como efecto del cambio técnico
se observa sobre todo en los trabajadores continuos, pero con diferencias de grado, afecta al conjunto. Sin embargo, la expansión
frutícola -englobable dentro de las transformaciones agroindustriales- también
contribuiría a explicar los altos volúmenes temporarios requeridos. En el
límite, la nueva calificación demandada juega como mecanismo de exclusión del
mercado laboral.
En las tareas postagrícolas de acondicionamiento y
conservación, el cambio técnico interesa preferencialmente desde el punto de
vista cuantitativo, como disminución de la demanda laboral; aunque también la
continuidad del empleo no rural se vincula a las transformaciones tecnológicas,
debiendo enfatizarse el papel desestacionalizador de las nuevas tecnologías de
frío. Asimismo, la calificación o descalificación producida en empaque se
manifiesta como desplazamiento de categorías laborales y también como mecanismo
de exclusión cuando no hay oportunidades de reempleo. La
polarización se presenta sobre todo como surgimiento de categorías gerenciales
y técnicas; pero, en todo caso, como inherentes al cambio tecnológico.
Hay
entonces, una flexibilización interna en tanto transformación del mercado de
trabajo frutícola originada en los cambios tecnológicos del complejo. La
demanda laboral en la producción agrícola se desestacionaliza parcialmente;
conformándose, por un lado, un trabajador con mayor continuidad, calificación y
polivalencia. Los temporarios de chacra, por otro lado, son demandados en
períodos más largos y su volumen crece con el aumento de los rendimientos y de
la superficie implantada, aunque también se les requiere mayores destrezas. En
las tareas postagrícolas de empaque y frío, también hay mayor continuidad y
desestacionalización, pero en un contexto de menores requerimientos de
calificación. Algunas categorías técnicas y gerenciales aparecen o cobran mayor
fuerza. En suma, hay dimensiones del mercado laboral -continuidad,
calificación- que están muy determinadas por el cambio técnico.
Pero
existe una flexibilización externa o contractual, en tanto modalidades de
funcionamiento del mercado laboral generadas por factores externos al proceso
técnico de trabajo, no desarrollada en este texto que se refiere a la
persistencia del trabajo en negro sobre todo en chacra, las mayores facilidades
para el incumplimiento de la legislación laboral, la ampliación de los
contratos a prueba y el surgimiento de las pseudocooperativas de trabajo.
Ambos
tipos de flexibilización no se explican necesariamente el uno por el otro,
aunque tampoco puede decirse que sean independientes por completo. En efecto,
hay aspectos del mercado laboral que vulneran el vínculo contractual
empresario-trabajador, cuya fuerza impulsora proviene de las transformaciones
agroindustriales mismas. Pero, hay factores jurídico-institucionales de
precarización que están determinados por la dinámica societal, cuya magnitud es
importante. En el caso presentado, los
factores internos y externos de la flexibilización laboral se presentan en
forma mixta o combinada como un rasgo peculiar de las nuevas características
del empleo en las regiones agrícolas de exportación de la Argentina.
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fruticultura en la cuenca del río Negro”. Ponencia presentada en Congreso
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*Profesor de la Universidad Nacional de Luján,
Investigador del Grupo de Estudios Sociales Agrarios (GESA) de la
Universidad Nacional del Comahue.
**Profesora de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional del Comahue, Investigadora del GESA.
[1] Este texto se basa en materiales elaborados en el marco de los proyectos de investigación: “Globalización, regionalización y reestructuración en el mercado de trabajo frutícola”. PIP-CONICET y “Estrategias empresariales en el desarrollo agroindustrial. Un estudio de caso: localización y trayectoria” GESA-FDyCS-UNComahue ; fue presentado como ponencia al XXIII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS) en noviembre de 2001.
[2] Las dimensiones de continuidad, calificación y vinculación contractual fueron adoptadas inicialmente en Bendini y Pescio (1996)
[3] Más allá de las distinciones pertinentes que se hacen en la literatura acerca de las nociones de competencia y calificación; utilizamos esta última en función de nuestro interés en los requerimientos de la demanda laboral en un complejo específico y no en la índole de la inserción de los trabajadores en distintos mercados de trabajo.
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