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Trabajo
y Sociedad |
Un taller sociológico en acción: Actes de la Recherche en Sciences
Sociales[1]
Loïc J.D.
Wacquant
University of California, Berkeley-El College de France
Traducción: Javier Auyero
Sociology
Department at Stony Brook, SUNY
javier.auyero@stonybrook.edu
Iniciado en 1975 con la aprobación y el apoyo de Fernand Braudel,
director de la Maison des sciences de l´homme en donde la revista tuvo su base
durante unos veinte años, Actes de la recherche en sciences sociales (ARSS)
se ha erigido en una de las publicaciones en ciencias sociales más importantes
del mundo, singular por su formato, tono y misión. Ha alimentado el desarrollo
de una perspectiva sociológica particular, inspirada por la visión científica y
cívica de Pierre Bourdieu, la cual extiende y, a su vez rompe, con el largo
linaje de la escuela francesa de sociología. Ha estimulado la
internacionalización de las ciencias sociales en un medio como el parisino cuya
predilección por la autarquía intelectual está fuera de duda. Y ha intentado
que los productos más avanzados de la investigación social tengan un impacto en
la conciencia colectiva y en la discusión pública en y más allá de Francia.
ARSS lleva la distinguible marca de su fundador y editor principal, el
sociólogo Pierre Bourdieu, cuya incansable conducción ha impulsado a la revista
durante tres décadas y cuyo prodigiosa producción científica ha dado forma a
sus contenidos. Pero es el resultado de la labor conjunta de una amplia red de
investigadores con base en el Centre de sociologie européene del College de
France y sus asociados y afiliados extranjeros, como lo atestiguan los diversos
orígenes, estilos, e inclinaciones teóricas de los colaboradores.
A diferencia de Esprit o Les Temps modernes, ARSS es una
revista científica más que intelectual, por lo cual la validez y
rigurosidad metodológica y empírica mantienen prioridad sobre la elegancia
literaria y la rectitud política. A diferencia de L´homme o Annales:
économies, sociétés, civilisations, sin embargo, ARSS es persistentemente
transdisciplinaria y siempre a tono con los asuntos sociopolíticos del momento:
el portavoz de una ciencia militante de la sociedad cuya audiencia está
compuesta fundamentalmente, pero no exclusivamente, de académicos. Sin embargo,
y contrariamente a Le débat, su ambición no es hacer eco de la moda
intelectual y política sino cuestionarla, basada en la noción de que unas
ciencias sociales autocríticas pueden y deben funcionar como un "servicio
público" disputando de manera constante las ideas aceptadas y los modos de
pensar establecidos. En efecto, así como antes el Année sociologique
sirvió como centro de los intercambios académicos y como vehículo del
republicanismo sublimado de la escuela durkheimiana, ARSS fue diseñada como un
trampolín para una sociología transdisciplinaria que combina el rigor
científico, la reflexividad metodológica, y la pertinencia sociopolítica.
El algo largo y un poco extraño título lo dice: Actes de la
recherche en sciences sociales busca exponer objetos sociológicos junto
a los "actos de investigación" necesarios para arrojar luz sobre
ellos o, mejor dicho, para construirlos como tales. Porque la implícita
carta fundacional epistemológica de la revista (enraizada en la filosofía del
concepto de Gaston Bachelard y Georges Canguilhem) estipula que las hechos
sociales no están dados en la realidad: deben ser conquistados contra las
percepciones ordinarias y el sentido común académico. Resistiéndose a la
normalización del informe en ciencias sociales, el cual tiende a ocultar el
"trabajo sucio" llevado a cabo en la cocina sociológica, ARSS
"no debe solo demostrar sino exhibir". Porque el fin que distingue a
este laboratorio sociológico en acción es, precisamente, "desenmascarar
las formas sociales y los formalismos" en los cuales la realidad se oculta
(tomado del editorial introductorio sin título del número inaugural). De ahí su
infatuación con temas "transversales", recortados de formas
contra-intuitivas que trastornan las convenciones y, típicamente, elevan
objetos "menores" mientras que bajan a los "elevados" (no
es por casualidad que el primer artículo en el primer número se ocupó de
"El método científico y la jerarquía social de los objetos").
A los efectos de lograr rigor y relevancia sin subordinarse a preceptos
doctrinales y de hacer que la sociología cobre vida para sus lectores, ARSS ha
multiplicado los experimentos formales y las innovaciones estilísticas. En
primer lugar publica no sólo artículos estándares sino también reseñas cortas,
trabajos polémicos, notas de lectura, documentos reveladores, e informes de
campo, experienciales, o auto-reflexivos (ver, por ejemplo, "Cuadernos
para un socioanálisis" de Yvette Delsaut, o "Una noche en una shooting gallery" de Philippe
Bourgois, en los números de Febrero de 1986 y Septiembre de 1992). En segundo
lugar, el típico artículo de Actes combina texto con fotografía,
facsímiles de exhibiciones, y partes de entrevistas con material de observación
en crudo en recuadros y columnas a los costados del texto. También juega con
tipos y letras, y combina estilos directos e indirectos, todo en un esfuerzo
por aunar agudeza experiencial y precisión analítica.
La revista ha procurado activamente desnacionalizar a la
investigación social abriendo una gran ventana a los estudios extranjeros,
conectado a los desarrollos en la investigación sociocultural francesa con las
tendencias y hallazgos en el extranjero y vice-versa. Luego de Annales,
es la revista de ciencias sociales basada en París más orientada
internacionalmente. En efecto, la lista de autores no franceses publicados en
ARSS se ve como un verdadero "Quién es quién" en las ciencias
sociales del mundo: Michael Baxandal y Howard Becker, Michael Burawoy y Aaron
Cicourel, Nils Christie y Robert Darnton, Norbert Elias y Carlo Ginsburg,
Johann Goudsblom y Eric Hobsbawm, Jürgen Kocka y William Labov, Wolf Lepenies y
Eleanor Maccoby, Nancy Scheper-Hughes y Gerschom Sholem, Joan Scott y Carl
Schorske, Armatya Sen y Theda Skocpol, Ivan Szelenyi y Jeno Szücs, Raymond
Williams, Paul Willis, y Viviana Zelizer. Muchos renombrados autores franceses
también publicaron en la revista antes de lograr aclamación internacional,
desde Maurice Agulhon y Jacques Bouveresse hasta Robert Linhart y Bruno Latour.
Sin embargo, a través de los años ARSS ha seguido una política concertada de
reconocimiento y difusión del trabajo de jóvenes investigadores, junto a
trabajos poco conocidos de autores clásicos (Hughes, Mauss, Goffman, Weber, y
Wittgenstein). Junto a extranjeros y jóvenes investigadores, ARSS ha publicado
a más mujeres que muchas sino todas las revistas en ciencias sociales de
comparable alcance y estatura.
Sin conceder frente a las modas políticas y a los temas-noticia, la
revista procura mantener el pulso de la sociedad y contribuir a los debates
políticos en curso desde un riguroso punto de vista científico. La revista
persigue así la misión cívica de las ciencias sociales: buscar autonomía, si
bien reinyectando en la esfera pública el conocimiento hecho posible gracias a
tal autonomía (Bourdieu 1989). Por ejemplo, en el otoño de 1980, mientras los
tanques soviéticos rodaban hacia Kaboul, ARSS sacó un número titulado: "Y
qué se sabe de Afganistán?" En 1988, en vísperas de la disputa
presidencial entre Mitterrand y Chirac, una serie de artículos de prestigiosos
politólogos y sociólogos trató de "Repensar lo político". A
principios de los noventa, emergieron nuevas formas de desigualdad y
marginalidad que eludían los instrumentos tradicionales de voz colectiva. En
respuesta, ARSS publicó una serie de estudios basados en biografías que daban
cuenta de las raíces sociales y las implicancias de tal "sufrimiento
social" (estos estudios fueron luego expandidos en el socioanálisis de la
Francia contemporánea, el best-seller de unas mil páginas titulado La misere
du monde, Bourdieu et al. 1993). Pisándole los talones a las masivas
demostraciones callejeras contra la inseguridad social de diciembre de 1995, el
número de noviembre de 1996 trató de "Nuevas formas de dominación en el
trabajo", publicando un análisis organizacional del sobre-trabajo en la
industria camionera justo cuando los conductores de camiones paralizaban el
país con los bloqueos de rutas. En 1997, cuando crecía el debate sobre la
"globalización" y sus males, la revista reunió una serie de estudios
internacionales, en profundidad, en "Economistas y la Economía".
Desde otra perspectiva, ARSS puede ser caracterizada por sus objetos
privilegiados y temas recurrentes. Primero entre ellos está la economía de
los bienes culturales. Literatura e imaginación popular, pintura y
publicación, música y museos, moda y gustos, religión y escolaridad, mito y
ciencia (así como su intersección, mitos, creencias y ritos científicos): la
producción, circulación, y consumo de esos bienes obedecen a leyes peculiares
que son mejor des-cubiertas mediante el análisis comparativo y analógico en una
variedad de sitios. Un segundo tema favorito es la lógica de la
clasificación social y la fabricación de colectivos sociales. Estudios
sobre la conformación (o la destrucción) de clase, género, etnia, edad, región,
nación, e imperio convergen a fin de demostrar que principios alternativos de
visión y división social constituyen herramientas y aportes en las luchas
simbólicas mediante las cuales la realidad social es, al mismo tiempo, dotada
de facticidad y revelada como un frágil edificio. Esta preocupación por
deconstruir entidades sociales dadas se extiende a "envases"
familiares de la vida social, como la empresa, el partido, el estado, y la
familia. La correlativa preocupación por documentar la necesidad social
operante detrás de realidades sociales extremas abarca a aparentemente exóticas
instituciones tales como el canto popular, el fútbol, los campos de
concentración, y el ghetto.
Un tercer nudo temático se centra sobre las estrategias de dominación,
distinción, y reproducción: entre ellas figuran los estudios de hogares,
escolaridad y consumo, trabajo y labor, las bases y efectos de las políticas
públicas, la intersección de la economía y la moralidad, y el rol de la
política y la ley. Por último, pero no por ello menos importante, ARSS ha
prestado continua atención a prácticas, poderes, y predicamentos
intelectuales. Números temáticos como "Las categorías de entendimiento
profesoral", "Ciencia y temas actuales", "Investigación
sobre investigación", "La historia social de las ciencias
sociales", y "La astucia de la razón imperialista" (Septiembre
1975, Febrero 1986, Septiembre 1988, Junio y Septiembre 1995, y Febrero 1998)
dan cuenta de la necesidad de poner a los propios investigadores y estudiosos
bajo el microscopio a los efectos de des-cubrir --y, con suerte, poder
controlar mejor-- los determinantes sociales del pensamiento social. Entre los
artículos clásicos sobre la sociología de los intelectuales, uno podría señalar
a "La ontología política de Martin Heidegger", de Pierre Bourdieu,
"Paul Lazarsfeld, Fundador de una multinacional científica", de
Michael Pollak, "Louis Dumont y la ciencia nativa", de Roland
Lardinois, el estudio de Gisele Sapiro sobre la trayectoria literaria de
Francois Mauriac, y los incisivos artículos de Louis Pinto sobre los
"intelectuales paródicos" de Tel Quel y otros círculos parisinos
relacionados (Noviembre 1975, Febrero 1979, Junio 1995, Febrero 1996).
Dicho esto, el motor impulsor detrás de las varias investigaciones
publicadas en ARSS es desnaturalizar las categorías, hechos, e instituciones
sociales, y al mismo tiempo, proveer los medios de recapitular y evaluar los
diferentes pasos de la demostración que se intenta. Esta formula ha demostrado
ser atractiva: con un público lector regular que se acerca a los diez mil, ARSS
goza de un público amplio que se extiende más allá de la academia (hay
alrededor de mil sociólogos en Francia). Este último incluye no sólo
investigadores sino también maestros de escuela y estudiantes universitarios,
trabajadores sociales y activistas, intermediarios culturales y otros estratos
educados interesados en investigaciones y cuestiones sociales (varios números
han vendido más de 20,000 ejemplares). Con "revistas hermanas" en
Suecia, Japón, y Brasil que traducen y reimprimen artículos importantes, su
audiencia internacional llega bastante más allá que el ámbito franco-parlante.
Desde 1989, ARSS es flanqueada por un suplemento, Liber: revue
internationale des livres, publicado simultáneamente en nueve países
europeos e idiomas, cuyo objetivo es favorecer a circunvenir a las estructuras
nacionales y a acelerar la circulación continental de trabajos innovadores y
comprometidos en las artes, las humanidades, y las ciencias sociales.
Actes de la recherche en sciences sociales continua siendo
un trabajo mayormente artesanal, con un staff muy pequeño y un limitado aporte
institucional, bastante desproporcionados respecto de su impacto nacional y
seguimiento internacional. El éxito inevitablemente conlleva a diluir la
fórmula original que la produjo, al expandirse el grupo de autores y lectores,
el distintivo espíritu científico y cívico de la revista se vuelve difícil de
mantener. Es de esperarse que ARSS evolucione en respuesta a las cambiantes
corrientes intelectuales y a los diversos constreñimientos, manteniéndose fiel
a su vocación inicial: promover una ciencia social rigurosa y
transdisciplinaria de todos los rincones del mundo, que fusione investigación y
teoría manteniéndose alerta a las implicancias políticas y éticas de la
investigación social. Al hacerlo, renueva la militancia científica y el
internacionalismo de la escuela francesa de sociología. Y, como con Durkheim y
el Année sociologique, su desafío mayor será el de sobrevivir la
desaparición de la generación de estudiosos e investigadores que la creó y
nutrió. Por ello, durante los próximos años leer Actes de la recherche en
sciences sociales promete ofrecer un intrigante experimento en la
rutinización del carisma intelectual.
[1] Próximo a aparecer en The
Columbia History of Twentieth-Century French Thought, editado por Lawrence
D. Kritzman, New York, Columbia University Press.
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