Trabajo y Sociedad
Indagaciones sobre el empleo, la cultura y las prácticas políticas en sociedades segmentadas

Nº 6, vol. V, junio- septiembre de 2003, Santiago del Estero, Argentina
ISSN 1514-6871


 

Un taller sociológico en acción: Actes de la Recherche en Sciences Sociales[1]

 

Loïc J.D. Wacquant
University of California, Berkeley-El College de France

Traducción: Javier Auyero
Sociology Department at Stony Brook, SUNY
javier.auyero
@stonybrook.edu 

 

 

 

Iniciado en 1975 con la aprobación y el apoyo de Fernand Braudel, director de la Maison des sciences de l´homme en donde la revista tuvo su base durante unos veinte años, Actes de la recherche en sciences sociales (ARSS) se ha erigido en una de las publicaciones en ciencias sociales más importantes del mundo, singular por su formato, tono y misión. Ha alimentado el desarrollo de una perspectiva sociológica particular, inspirada por la visión científica y cívica de Pierre Bourdieu, la cual extiende y, a su vez rompe, con el largo linaje de la escuela francesa de sociología. Ha estimulado la internacionalización de las ciencias sociales en un medio como el parisino cuya predilección por la autarquía intelectual está fuera de duda. Y ha intentado que los productos más avanzados de la investigación social tengan un impacto en la conciencia colectiva y en la discusión pública en y más allá de Francia.

 

ARSS lleva la distinguible marca de su fundador y editor principal, el sociólogo Pierre Bourdieu, cuya incansable conducción ha impulsado a la revista durante tres décadas y cuyo prodigiosa producción científica ha dado forma a sus contenidos. Pero es el resultado de la labor conjunta de una amplia red de investigadores con base en el Centre de sociologie européene del College de France y sus asociados y afiliados extranjeros, como lo atestiguan los diversos orígenes, estilos, e inclinaciones teóricas de los colaboradores.

 

A diferencia de Esprit o Les Temps modernes, ARSS es una revista científica más que intelectual, por lo cual la validez y rigurosidad metodológica y empírica mantienen prioridad sobre la elegancia literaria y la rectitud política. A diferencia de L´homme o Annales: économies, sociétés, civilisations, sin embargo, ARSS es persistentemente transdisciplinaria y siempre a tono con los asuntos sociopolíticos del momento: el portavoz de una ciencia militante de la sociedad cuya audiencia está compuesta fundamentalmente, pero no exclusivamente, de académicos. Sin embargo, y contrariamente a Le débat, su ambición no es hacer eco de la moda intelectual y política sino cuestionarla, basada en la noción de que unas ciencias sociales autocríticas pueden y deben funcionar como un "servicio público" disputando de manera constante las ideas aceptadas y los modos de pensar establecidos. En efecto, así como antes el Année sociologique sirvió como centro de los intercambios académicos y como vehículo del republicanismo sublimado de la escuela durkheimiana, ARSS fue diseñada como un trampolín para una sociología transdisciplinaria que combina el rigor científico, la reflexividad metodológica, y la pertinencia sociopolítica.

 

El algo largo y un poco extraño título lo dice: Actes de la recherche en sciences sociales busca exponer objetos sociológicos junto a los "actos de investigación" necesarios para arrojar luz sobre ellos o, mejor dicho, para construirlos como tales. Porque la implícita carta fundacional epistemológica de la revista (enraizada en la filosofía del concepto de Gaston Bachelard y Georges Canguilhem) estipula que las hechos sociales no están dados en la realidad: deben ser conquistados contra las percepciones ordinarias y el sentido común académico. Resistiéndose a la normalización del informe en ciencias sociales, el cual tiende a ocultar el "trabajo sucio" llevado a cabo en la cocina sociológica, ARSS "no debe solo demostrar sino exhibir". Porque el fin que distingue a este laboratorio sociológico en acción es, precisamente, "desenmascarar las formas sociales y los formalismos" en los cuales la realidad se oculta (tomado del editorial introductorio sin título del número inaugural). De ahí su infatuación con temas "transversales", recortados de formas contra-intuitivas que trastornan las convenciones y, típicamente, elevan objetos "menores" mientras que bajan a los "elevados" (no es por casualidad que el primer artículo en el primer número se ocupó de "El método científico y la jerarquía social de los objetos").

 

A los efectos de lograr rigor y relevancia sin subordinarse a preceptos doctrinales y de hacer que la sociología cobre vida para sus lectores, ARSS ha multiplicado los experimentos formales y las innovaciones estilísticas. En primer lugar publica no sólo artículos estándares sino también reseñas cortas, trabajos polémicos, notas de lectura, documentos reveladores, e informes de campo, experienciales, o auto-reflexivos (ver, por ejemplo, "Cuadernos para un socioanálisis" de Yvette Delsaut, o "Una noche en una shooting gallery" de Philippe Bourgois, en los números de Febrero de 1986 y Septiembre de 1992). En segundo lugar, el típico artículo de Actes combina texto con fotografía, facsímiles de exhibiciones, y partes de entrevistas con material de observación en crudo en recuadros y columnas a los costados del texto. También juega con tipos y letras, y combina estilos directos e indirectos, todo en un esfuerzo por aunar agudeza experiencial y precisión analítica.

 

La revista ha procurado activamente desnacionalizar a la investigación social abriendo una gran ventana a los estudios extranjeros, conectado a los desarrollos en la investigación sociocultural francesa con las tendencias y hallazgos en el extranjero y vice-versa. Luego de Annales, es la revista de ciencias sociales basada en París más orientada internacionalmente. En efecto, la lista de autores no franceses publicados en ARSS se ve como un verdadero "Quién es quién" en las ciencias sociales del mundo: Michael Baxandal y Howard Becker, Michael Burawoy y Aaron Cicourel, Nils Christie y Robert Darnton, Norbert Elias y Carlo Ginsburg, Johann Goudsblom y Eric Hobsbawm, Jürgen Kocka y William Labov, Wolf Lepenies y Eleanor Maccoby, Nancy Scheper-Hughes y Gerschom Sholem, Joan Scott y Carl Schorske, Armatya Sen y Theda Skocpol, Ivan Szelenyi y Jeno Szücs, Raymond Williams, Paul Willis, y Viviana Zelizer. Muchos renombrados autores franceses también publicaron en la revista antes de lograr aclamación internacional, desde Maurice Agulhon y Jacques Bouveresse hasta Robert Linhart y Bruno Latour. Sin embargo, a través de los años ARSS ha seguido una política concertada de reconocimiento y difusión del trabajo de jóvenes investigadores, junto a trabajos poco conocidos de autores clásicos (Hughes, Mauss, Goffman, Weber, y Wittgenstein). Junto a extranjeros y jóvenes investigadores, ARSS ha publicado a más mujeres que muchas sino todas las revistas en ciencias sociales de comparable alcance y estatura.

 

Sin conceder frente a las modas políticas y a los temas-noticia, la revista procura mantener el pulso de la sociedad y contribuir a los debates políticos en curso desde un riguroso punto de vista científico. La revista persigue así la misión cívica de las ciencias sociales: buscar autonomía, si bien reinyectando en la esfera pública el conocimiento hecho posible gracias a tal autonomía (Bourdieu 1989). Por ejemplo, en el otoño de 1980, mientras los tanques soviéticos rodaban hacia Kaboul, ARSS sacó un número titulado: "Y qué se sabe de Afganistán?" En 1988, en vísperas de la disputa presidencial entre Mitterrand y Chirac, una serie de artículos de prestigiosos politólogos y sociólogos trató de "Repensar lo político". A principios de los noventa, emergieron nuevas formas de desigualdad y marginalidad que eludían los instrumentos tradicionales de voz colectiva. En respuesta, ARSS publicó una serie de estudios basados en biografías que daban cuenta de las raíces sociales y las implicancias de tal "sufrimiento social" (estos estudios fueron luego expandidos en el socioanálisis de la Francia contemporánea, el best-seller de unas mil páginas titulado La misere du monde, Bourdieu et al. 1993). Pisándole los talones a las masivas demostraciones callejeras contra la inseguridad social de diciembre de 1995, el número de noviembre de 1996 trató de "Nuevas formas de dominación en el trabajo", publicando un análisis organizacional del sobre-trabajo en la industria camionera justo cuando los conductores de camiones paralizaban el país con los bloqueos de rutas. En 1997, cuando crecía el debate sobre la "globalización" y sus males, la revista reunió una serie de estudios internacionales, en profundidad, en "Economistas y la Economía".

 

Desde otra perspectiva, ARSS puede ser caracterizada por sus objetos privilegiados y temas recurrentes. Primero entre ellos está la economía de los bienes culturales. Literatura e imaginación popular, pintura y publicación, música y museos, moda y gustos, religión y escolaridad, mito y ciencia (así como su intersección, mitos, creencias y ritos científicos): la producción, circulación, y consumo de esos bienes obedecen a leyes peculiares que son mejor des-cubiertas mediante el análisis comparativo y analógico en una variedad de sitios. Un segundo tema favorito es la lógica de la clasificación social y la fabricación de colectivos sociales. Estudios sobre la conformación (o la destrucción) de clase, género, etnia, edad, región, nación, e imperio convergen a fin de demostrar que principios alternativos de visión y división social constituyen herramientas y aportes en las luchas simbólicas mediante las cuales la realidad social es, al mismo tiempo, dotada de facticidad y revelada como un frágil edificio. Esta preocupación por deconstruir entidades sociales dadas se extiende a "envases" familiares de la vida social, como la empresa, el partido, el estado, y la familia. La correlativa preocupación por documentar la necesidad social operante detrás de realidades sociales extremas abarca a aparentemente exóticas instituciones tales como el canto popular, el fútbol, los campos de concentración, y el ghetto.

 

Un tercer nudo temático se centra sobre las estrategias de dominación, distinción, y reproducción: entre ellas figuran los estudios de hogares, escolaridad y consumo, trabajo y labor, las bases y efectos de las políticas públicas, la intersección de la economía y la moralidad, y el rol de la política y la ley. Por último, pero no por ello menos importante, ARSS ha prestado continua atención a prácticas, poderes, y predicamentos intelectuales. Números temáticos como "Las categorías de entendimiento profesoral", "Ciencia y temas actuales", "Investigación sobre investigación", "La historia social de las ciencias sociales", y "La astucia de la razón imperialista" (Septiembre 1975, Febrero 1986, Septiembre 1988, Junio y Septiembre 1995, y Febrero 1998) dan cuenta de la necesidad de poner a los propios investigadores y estudiosos bajo el microscopio a los efectos de des-cubrir --y, con suerte, poder controlar mejor-- los determinantes sociales del pensamiento social. Entre los artículos clásicos sobre la sociología de los intelectuales, uno podría señalar a "La ontología política de Martin Heidegger", de Pierre Bourdieu, "Paul Lazarsfeld, Fundador de una multinacional científica", de Michael Pollak, "Louis Dumont y la ciencia nativa", de Roland Lardinois, el estudio de Gisele Sapiro sobre la trayectoria literaria de Francois Mauriac, y los incisivos artículos de Louis Pinto sobre los "intelectuales paródicos" de Tel Quel y otros círculos parisinos relacionados (Noviembre 1975, Febrero 1979, Junio 1995, Febrero 1996).

 

Dicho esto, el motor impulsor detrás de las varias investigaciones publicadas en ARSS es desnaturalizar las categorías, hechos, e instituciones sociales, y al mismo tiempo, proveer los medios de recapitular y evaluar los diferentes pasos de la demostración que se intenta. Esta formula ha demostrado ser atractiva: con un público lector regular que se acerca a los diez mil, ARSS goza de un público amplio que se extiende más allá de la academia (hay alrededor de mil sociólogos en Francia). Este último incluye no sólo investigadores sino también maestros de escuela y estudiantes universitarios, trabajadores sociales y activistas, intermediarios culturales y otros estratos educados interesados en investigaciones y cuestiones sociales (varios números han vendido más de 20,000 ejemplares). Con "revistas hermanas" en Suecia, Japón, y Brasil que traducen y reimprimen artículos importantes, su audiencia internacional llega bastante más allá que el ámbito franco-parlante. Desde 1989, ARSS es flanqueada por un suplemento, Liber: revue internationale des livres, publicado simultáneamente en nueve países europeos e idiomas, cuyo objetivo es favorecer a circunvenir a las estructuras nacionales y a acelerar la circulación continental de trabajos innovadores y comprometidos en las artes, las humanidades, y las ciencias sociales.

 

Actes de la recherche en sciences sociales continua siendo un trabajo mayormente artesanal, con un staff muy pequeño y un limitado aporte institucional, bastante desproporcionados respecto de su impacto nacional y seguimiento internacional. El éxito inevitablemente conlleva a diluir la fórmula original que la produjo, al expandirse el grupo de autores y lectores, el distintivo espíritu científico y cívico de la revista se vuelve difícil de mantener. Es de esperarse que ARSS evolucione en respuesta a las cambiantes corrientes intelectuales y a los diversos constreñimientos, manteniéndose fiel a su vocación inicial: promover una ciencia social rigurosa y transdisciplinaria de todos los rincones del mundo, que fusione investigación y teoría manteniéndose alerta a las implicancias políticas y éticas de la investigación social. Al hacerlo, renueva la militancia científica y el internacionalismo de la escuela francesa de sociología. Y, como con Durkheim y el Année sociologique, su desafío mayor será el de sobrevivir la desaparición de la generación de estudiosos e investigadores que la creó y nutrió. Por ello, durante los próximos años leer Actes de la recherche en sciences sociales promete ofrecer un intrigante experimento en la rutinización del carisma intelectual.



[1] Próximo a aparecer en The Columbia History of Twentieth-Century French Thought, editado por Lawrence D. Kritzman, New York, Columbia University Press.

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