Erick Zonca: el gran comienzo
de la cinematografía del siglo XXI
Germán Uribe
Parece una novela en la que el sueño de Hollywood se
revierte para generar él mismo su
"contrario", dándole paso a quien podría llegar a ser muy
pronto su gran antagonista. Así es como el joven cineasta
francés Erick Zonca, aferrado al sueño americano de la
actuación en la meca del cine, se desplaza a los Estados
Unidos con la intención de estudiar arte dramático. Allí,
sin embargo, conoce a una bailarina apasionada del cine del
Viejo Continente con quien se casa y es quien le arrastra a
ver en New York toda la cinematografía europea que en su
Francia natal se negó a ver. De regreso a su país, entonces,
Zonca, sin pensarlo dos veces, se inicia como realizador de
cortos y de diversos "spots" publicitarios.
De pronto, tomándose a sí mismo muy en serio aquello, y a la
manera de quienes saben lo que quieren y sólo quieren saber
de la excelencia, en 1998 se lanza con su primer trabajo a
fondo, probablemente una de las 10 películas que cualquier
cinéfilo ajustado rigurosamente a los preceptos del buen
cine debería incluir en su lista personal: "La vida soñada
de los ángeles."
"La
vie revée des anges" se convierte para la crítica
especializada más rigurosa de América y Europa en la gran
sorpresa que viene de darles el documentalista y director
Erick Zonca, de cuarenta y tantos años, quien con ella
obtiene en el Festival de Cannes la Palma de Oro por la
soberbia actuación de Elodie Bouchez y Natacha Regnier,
siendo ésta una de las muy pocas veces en que son
galardonados conjuntamente con el mismo premio dos
protagonistas. Y por añadidura, a Zonca, para refrendarle
tal éxito, le es otorgado el Premio Cesar a la mejor
película francesa de ese mismo 1998.
Elodie, Isa en el film, y Natacha, Marie, logran una
conmovedora y convincente actuación alrededor de una
historia desesperada que nos recuerda los mejores trazos
humanísticos del existencialismo francés de la posguerra. La
puesta en escena y el desarrollo todo de la cinta es tan
natural -cámaras al hombro, seguimientos simples y
actuaciones espontáneas- que dejan traslucir el entusiasmo
del director por mantener su disciplina de pulido
documentalista. Alberga esta pequeña obra maestra una
excelente y refinada técnica documental que, contrariamente
a lo que podría pensarse, vitaliza y enriquece su
realización. Y debe señalarse, además, que es esta una cinta
cuyo lenguaje guarda los rasgos de lo más preciado del
neorrealismo italiano y, por qué no, de aquella memorable
Nueva Ola que hiciera famoso a Jean-Luc Godard.
La cámara allí nada tendría que envidiarle al Figueroa de
Buñuel, y su narración cinematográfica, inteligente y audaz,
añadida a una historia verosímil y turbadora en medio de un
sonido y una ambientación del mejor gusto, hacen de "La vida
soñada de los ángeles" una película que ningún amante de los
buenos filmes puede darse el lujo de no ver.
Qué enorme satisfacción produce un filme de tal belleza y
calidad sin la ayuda de los artificios maquilladores y de
los estridentes sonidos que se vienen imponiendo ahora en
casi todas las producciones para cine y televisión. Todo el
sonido involucrado en ella es ambiental, salvo ciertas
canciones para escenas específicas que las requerían, y sus
reiterativos silencios son uno de los mayores encantos y una
de las mejores expresiones de su exquisitez. Los
"ambientadores" de sonido, definitivamente, no tenían cabida
en una obra de semejante depuración y tal acabado.
En últimas, el hilo de la historia y el temperamento
artístico del director, provocan aquella tensión que
cualquiera de nosotros busca cuando, en medio de la
curiosidad y sometidos a la ansiedad por lo novedoso, nos
acercamos sin mayor información a una sala de cine.
Sabemos que Erick Zonca, tras este exitoso filme, realiza
"El pequeño ladrón", o "El ladronzuelo", haciendo de su
protagonista, Nicolas Duvauchelle, un estudiante de Farmacia
con vocación de boxeador, todo un señor actor. "Zonca no
tenía tiempo para enseñar a boxear a un actor -comenta un
crítico-, y prefirió enseñar a ser actor a un boxeador".
Para concluir esta mirada sobre el realizador francés,
digamos que hace poco reapareció con
su tercera producción en el festival de Berlín, el cotizado
Berlinale, mostrando su primer filme en inglés, un 'thriller'
que denominó "Julia", protagonizado por Tilda Swinton,
nominada al Oscar como mejor actriz de reparto por "Michael
Clayton" y quien encarna a la alcohólica de una violenta
historia desarrollada en México alrededor del secuestro.
Así, hemos querido registrar los primeros pasos de un
director que, desde nuestro punto de vista, se constituye en
el feliz comienzo de la cinematografía del siglo XXI.