PRIMER FESTIVAL MUSICAL CRISTIANO DE PRIMAVERA


La idea surgió en diferentes lugares, en forma expontánea y creció de la misma manera, tal como surgen y crecen las flores en primavera, después del frío invierno.

El deseo era poder celebrar en forma dinámica y alegre, el más grande acontecimiento que la humanidad ha visto: La Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Para la comunidad hispana de la Región de la Capital Nacional, las Semanas Santas siempre han sido motivo de recuerdos y añoranzas de las celebraciones que la tradición cristiana en América Latina, celebra con tanta devoción. Aquí,el frío y el deshielo característico del inicio de la primavera, junto con las rutinas normales de trabajo, estudio, responabilidades hogareñas, etc., pareciera limitar el entusiasmo, la alegría y especialmente el fervor religioso que debería estar presente en una época tan importante para el cristianismo.

La primavera, con sus brotres extraordinarios de vida, calor, luz y colores, después de largas noches, ambiente sombrío, árboles sin hojas y frío intenso del invierno, a pesar de la belleza de la nieve; propicia en forma inigualable la oportunidad de recordar el extraordinario suceso del milagro de la Resurrección y con él, la oportunidad de proclamar al mundo que hay nueva vida en Cristo y que cada ser humano, tiene la oportunidad de experimentarla naciendo de nuevo a una relación única y personal con el Creador del universo. He ahí el propósito del festival

Las fotografías a continuación, dan testimonio elocuente de la alegría reflejada en sus rostros y del feliz encuentro de hermanos cristianos de Montreal, Toronto y Ottawa, procedentes de varias iglesias cristianas de esas ciudades; que con su música, testimonios y palabras de ánimo, dejaron indeleblemente marcada la historia de lo que fue, el PRIMER FESTIVAL MUSICAL CRISTIANO DE PRIMAVERA.

Bethuel Henríquez
Ottawa, Primavera de 1999.
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