1840;
AA 123; ch310020.doc
INTRODUCCION
Reacción ante la muerte del padre Champagnat de
quien fuera su director espiritual en una época. Según una transcripción en Abrégé des Annales de Frère Avit (période 1789-1840),
Roma, 1972, p. 123; el autor no cita la fuente. Las
líneas que estamos por leer proceden de la pluma del director espiritual del
Padre Champagnat. Arrojan mucha luz sobre la fisonomía interna de Marcelino.
Son pinceladas realmente maestras. Difícil sería decir más con menos palabras.
En una carta que escribió nuestro Fundador al P. Claudio Duplay, hermano de
Jean-Louis, le decía lo siguiente: “Con toda verdad se puede afirmar que el Sr.
Presbítero Juan Luis Duplay, su hermano, es causa de la existencia de los
Hermanitos de María. Nunca me hubiera echado a cuestas esta obra, y sobre todo
continuado con ella, si él no la hubiese formalmente aprobado. [...] Yo iba a
platicar con él sobre el tema, tal como solía hacerlo en mis demás asuntos de
alguna importancia. [...] Varias veces me dijo que era preciso seguir adelante,
que mi obra, siendo de Dios, no tenía yo nada qué temer.” (Cfr.
Carta Nº 26, 1832)
TEXTO
La nouvelle de la mort du P. Champagnat m’a surpris. La vie et la conversation
de ce vénérable prêtre m’édifiaient. On pouvait le croire nécessaire. Au
moins ses leçons et ses exemples ne seront pas perdus; nous les retrouverons
dans les Frères qu’il a établis. Le P. Champagnat a eu ses épreuves; je les
ai connues. Il n’en continuait pas moins son oeuvre avec le même courage,
allant d’un coeur libre à travers toutes les vicissitudes; c’est que dans ses
efforts, il visait au dessus de l’intérêt personnel; il songeait que c’était
pour Dieu et pour Dieu seul qu’il travaillait. Un des grands mérites de ce
prêtre, c’est sa patience dans la peine et son silence dans l’amertume. |
La noticia de la muerte del P. Champagnat me
sorprendió. La vida y la conversación de este venerable sacerdote me
edificaban. Su presencia se nos antojaba imprescindible. Por lo menos sus
lecciones y sus ejemplos no quedarán perdidos; los reencontraremos en los
Hermanos que él fundó. El P. Champagnat tuvo sus penalidades; yo las conocía
bien. Sin embargo, él continuaba de frente con su obra con el valor de
siempre, caminando con un corazón ligero por en medio de un sinnúmero de
vicisitudes; [y es que él] apuntaba por encima de sus intereses personales, y
no soñaba sino en trabajar por Dios y para Dios solo. Uno de los grandes
merecimientos de este sacerdote era su paciencia en las dificultades y su
silencio en la amargura [del sufrimiento]. |
[1] Desde 1841 sucedió por
largos años al padre Gardette en el cargo de superior
del seminario mayor de Lyon, San Ireneo. Fue uno de los apoyos de nuestro
fundador en las crisis de la fundación. Había nacido en Rebaudes,
Jonzieux, en 1788. Su hermano mayor también llegó a
ser presbítero y a relacionarse con los Hermanos en Marlhes. En 1804 ingresa a Verriéres recién fundado, en 1809 para al seminario de la Argentière para la filosofía y en 1811 a San Ireneo de Lyon
para la Teología. En 1814 es ordenado presbítero. Trabajó primero de profesor
en la Argentière y luego lo destinan otra vez a San
Ireneo, primero como profesor y luego diversas funciones. Cuando la Compañía de
San Sulpicio es reestablecida para la dirección de seminarios, no duda y en
1824 se incorpora a ella con Gardette. Cae gravemente
enfermo y por dos años está en reposo, ya con su familia, ya con su hermano en
Marlhes. En 1832 se reincorpora al seminario. En 1870, a sus 82 años dimite de
sus funciones en San Ireneo y en 1877 se duerme en el Señor.