CIEN AÑOS DE PRESENCIA DEL CARISMA MARISTA EN NUESTRA PATRIA

Plática inaugural del año de preparación para el centenario marista

6 de junio de 1998

Por el Hermano Aureliano Brambila de la Mora

Previos

Una precisión:

En la invitación está anunciada mi intervención como la “conferencia magistral” del evento. Bueno, en realidad se trata de una sencilla plática cordial de un Hermanito de María, discípulo de Marcelino, sobre, eso sí, una magna obra.

Mi preparación remota:

En otras palabras, ¿a título de qué hablo? Mi doble relación con los maristas: Alumno de los Hermanos durante doce años. Entré a la primaria de Sadi Carnot, del Colegio México, en febrero de 1939. Terminé mi Bachillerato en el CUM de México en noviembre de 1950. A partir de diciembre de ese año, formo parte del Instituto de los Hermanos Maristas, pues ingresé al postulantado de la Quinta Soledad, en Tlalpan.

Mi preparación próxima: O sea, ¿qué pasos di para ocuparme de esta plática? Hace poco estuve en Roma, invitado por las autoridades maristas de allá para dar un curso a un grupo de Hermanos de Tercera Edad. Estuve con ellos durante 15 días. Ya sabía que tenía que ocuparme de esta plática. Al terminar, ¿saben la osadía que se me ocurrió? Pues la de hacer una peregrinación en nombre de todos ustedes , en nombre de todos los Hermanos Maristas de México, de los antiguos Hermanos, de los maestros seglares, de los alumnos, de los amigos, de las fraternidades, ...a los lugares santos maristas: St. Paul-Trois-Châteaux, de donde salieron los primeros Hermanos hacia México, y luego a la cuna de todos los maristas: “l’Hermitage”, donde está la urna con los restos mortales de Marcelino.

Mi plática esta armada sobre esa peregrinación y desde su esquema. Tiene dos partes: Una representada por St.Paul-trois-Châteaux: Desde el hoy ver el ayer: Una mirada y un corazón agradecidos. Y la otra por Notre-Dame-de-l’Hermitage: Desde el hoy ver el mañana: Una mirada y un corazón esperanzados.

PRIMERA PARTE:

Desde el hoy ver el ayer: Una mirada y un corazón agradecidos

St. Paul-trois-Châteaux

Un pueblecillo pequeño, pero con una casa marista muy grande de donde salieron los Hermanos Pedro Damián, Filogonio y Anselmo: los fundadores de México.

¿Y qué fue lo que hice aquí como peregrinación? Estuve dos días. Visité las tumbas de los Hermanos que volvieron a Francia. De los 175 Hermanos franceses que vinieron, regresaron 55 hermanos a su patria. Unos a combatir por su nación en la primera guerra mundial; otros porque simplemente habían sido expulsados de México por la revolución de 1910. Esos 55 murieron en Francia. Algunos en los campos de batalla otros en sus comunidades. En St.Paul-trois-Châteaux, en el momento de mi peregrinación pude visitar las tumbas de muchos de ellos. Ante sus cruces les di las gracias en nombre de todos nosotros, por los años de su vida y actividad apostólica que nos regalaron. Créanme que tuve la sensación de que una gran multitud me acompañaba en el cementerio. ¡Cuántas personas contactadas en México por esos Hermanos! Sí ahí estaban: Dierry, que trabajó en Uruapan; Gervais, que aprendió el maya para dar catecismo en Yucatán; Alvar, que fundó Cotija; Euphrosin, que condujo a la naciente provincia mexicana; Donan,... Sennen,....

Sin que yo lo solicitara, aunque lo estaba deseando vivamente, el Director de la Casa me pidió dijera algunas palabritas a la Comunidad Marista actual. He de advertirles que esta casa alberga ahora a los Hermanos franceses de la Provincia de l’Hermitage-Midi que por motivos de salud o de edad están jubilados. Les hablé durante media hora. ¿Saben qué les dije? Pues que en nombre de todo México Marista, en nombre de todos ustedes, les daba las gracias a ellos, sucesores de la comunidad de 1899, por la valentía y generosidad demostrada al aceptar traernos la vida marista a México. Hubieran visto la atención, las lágrimas de los Hermanos cuando les conté todo lo que había sucedido, desde que llega-ron aquí los fundadores de México. Cómo había crecido esto, y que les estaba hablando el sobrino nieto del primer Hermano Mexicano Marista. Realmente esta-ban conmovidos al saber todas las obras que hay en México, y sobretodo lo que está en perspectiva...

Efectivamente, salieron de la provincia de St-Paul-trois-Châteaux (la llamamos nuestra provincia madre) 175 hermanos franceses. Entre ellos podríamos mencionar: Pierre Damien, Léonida, Balmey...

Conocí personalmente a Pierre Damien, el fundador de la Provincia mexicana. Me tocó que me recibiera cuando ingresé al noviciado de Tlalpan en 1950. Me presentó ante él mi tío el H. Marcelino Luis (tío también del H. Arturo Chávez). Fue un encuentro inolvidable. Pedro Damián había recibido en iguales circunstancias de recién ingreso a la vida marista en San Pedro Tlaquepaque al jovencito Ignacio Vázquez un ya lejano 19 de febrero de 1901. Estrechar su mano fue algo grande para mi. Me dijo: “Sea como su tío, tiene buen modelo. Imítelo en su docilidad”.

Bueno, no voy a nombrar sino a algunos personajes de México marista. De ellos y de todos los demás, podemos conseguir sus datos biográficos en los tres volúmenes que ha escrito el H. Ignacio Martínez de “Siguiendo sus pasos..”. Ahí se habla de lo mejor que ha habido en México Marista. No han sido sus obras, por importantes y grandes que parezcan, sino los Hermanos que han vivido en nuestras tierras. Durante varios años he hecho mi lectura espiritual con las biografías de dichos Hermanos. El sabor que le queda a uno al terminar cada biografía es la de vidas plenas, fecundas, pero en una enorme sencillez... Vidas que engendraron mucha vida y gran alegría.

El H. Leonida. Su apellido era Garrigue. Llegó jovencito a México. Traía mucho fuego. Le tocó armar México de vuelta. Es un auténtico refundador. Mucha fe y audacia se requería para hacer todo lo que hizo.

El H. Balmey. El hombre bueno, del equilibrio. A fin de robustecer las obras en México desprotegió un poco las de Cuba, que también dependían de la autoridad marista mexicana. Esto le acarreó dificultades y sinsabores

El Hermano Bonnet, de quien el Boletín Bibliográfico de la Editorial Porrúa escribía esta nota: “La estela de ciencia y virtud que ha dejado el Profesor Marcelino T. Bonnet durante los 80 años que vivió en México sirviendo a la juventud, tardará mucho en desvanecerse, pues sembró el bien en multitud de corazones que siguen recordando y viviendo lo que el Maestro les enseñó en la escuela.”

...Y otros muchos más, que pasamos en el silencio: no podemos ni siquiera mencionarlos uno a uno. Hombres maravillosos que no se detuvieron ante ningún obstáculo. Aprendieron nuestra lengua y tomaron nuestras costumbres. Se “inculturaron” ante literam. Ellos le llamaban “encarnarse”.

Enviados por España, también perteneciente a St. Paul-Trois-Châteaux, vinieron 215 hermanos españoles. Entre ellos podríamos mencionar, a título de muestreo, a: Filogonio, Anselmo, Leoncio, Tejedor, Cenoz,...

Filognio: Después de Guadalajara se fue al sureste, a trabajar en las escuelas para pobres sostenidas por la Conferencia de San Vicente de Paul.

Anselmo: que trabajó en Tabasco. Regresó a España y ahí lo sorprendió la Guerra Civil Española de 1936. Fue hecho prisionero por los rojos y fusilado, junto con nuestros demás 173 hermanos maristas españoles mártires. No cabe duda de que su sacrificio también atrajo bendiciones de Dios a la Provincia que él ayudó a fundar.

El Hermano Tejedor. Este hermano no fue provincial, ni director. Su gran habilidad fue ser administrador. Pero qué manera de serlo tan humano y abierto. Se distinguió principalmente por su trato amistoso y lleno de celo apostólico con el personal de intendencia de los colegios por donde pasó. Su amor a la Guadalupana le era característico.

El Hermano Eugenio Cenoz. Fue mi primer director escolar. Era el año de 1939. Un hombre muy atinado y con inmensa labor apostólica a cuestas. Este hombre salió de los “grupos”, esas mini-escuelas clandestinas que funcionaban aquí y acullá, sobre todo en la Ciudad de México. A partir de estos grupos fueron emergiendo gracias a don Eugenio los Colegios México, el de Sadi Carnot y el de Mérida 50.

Hemos hablado de los Hermanos franceses y de los españoles. ¿Y los mexicanitos, qué? : Bueno, pues que luego luego se anotaron a las listas de los discípulos de Marcelino. Empezando por el H. Ignacio Vázquez, de Guadalajara, y siguiendo con unos 66 en los primeros 10 años. Cosa prodigiosa si la comparamos con la suerte de otras provincias en el mundo marista, que después de 10 años no tienen sino a 3 ó 4 hermanos autóctonos. La suma total de los mexicanos que participamos del carisma mediante profesión religiosa ascendió hasta 1200 Hermanos. Cabe preguntarse: ¿Por qué el alma mexicana ha sido tan sensible a la vocación marista? No sería peregrino pensar que siendo nuestro pueblo tan profundamente mariano, la atracción hacia la Congregación de los Hermanitos de María haya sido favorecida. Las notas marianas del carisma van muy en conso-ancia con la mística preconizada en el Tepeyac.

PRIMEROS PROFESOS MEXICANOS

1903: VAZQUEZ CASTILLO, Ignacio
1903: ORTEGA CETINA, Miguel
1906: CARVAJAL CORONADO, Tomás
1907: HERNANDEZ, Manuel
1908: CASILLAS CASILLAS, Francisco
1908: NAVARRO, Agustín
1909: BARRIOS, Damián
1909: GUTIERREZ REYNOSO, Santiago
1909: PAREDES RANGEL, Daniel
1911: FLORES BENAVIDES, Adrián
1911: FLORES REYNOSO, Miguel
1911: GONZALEZ ARIAS, Salvador
1911: GONZALEZ CHAVEZ, Cesáreo Javier
1911: GONZALEZ PRECIADO, José Salvador
1911: GONZALEZ PRECIADO, Manuel
1911: GONZALEZ VILLASEÑOR, Salvador
1911: LOPEZ MEDINA, Joaquín
1911: LOPEZ MENDEZ, José de Jesús
1911: MADERA FLORES, Ignacio
1911: MAGALLON CARDENAS, José Federico
1911: PRECIADO ENRIQUEZ, Miguel
1911: RUIZ GONZALEZ, Miguel
1911: RUIZ GONZALEZ, Octaviano
1911: SALLES VIDART, Gustavo
1911: SEVILLA RODRIGUEZ, Faustino
1911: TOSACANO RODRIGUEZ, Paulino
1911: URIBE FLORES, Tiburcio
1911: YANCI INDART, Juan
1912: DUARTE BOLAÑOS, Cruz
1912: GUZMAN PALOMARES, Aurelio
1913: CAMACHO RONDAN, José Vidal
1913: CISNEROS GUERRERO, José María
1913: GONZALEZ CHAVEZ, Fernando
1913: GONZALEZ RAMOS, Guadalupe
1913: HERNANDEZ JIMENEZ, Enrique
1913: HUESO GOMEZ, Enrique
1913: IXTLAHUAC ARECHIGA, Miguel Angel
1913: MORA LOMELI, José María
1913: PALACIOS NUÑEZ, Francisco
1913: ROSAS HARO, Pedro
1913: SANTANA ROBLES, José Epigmencio
1913: ZEPEDA RINCON, Tomás Luis Felipe
1914: CALDERON ARROYO, Samuel
1914: FLORES NUÑEZ, Adrián
1915: JIMENEZ LOZA, Luciano I.
1915: LOPEZ CORTES, Antonio
1915: ZEPEDA PEREDO, Eustasio
1916: CISNEROS NARANJO, J. Félix
1917: CASTELLANOS SANCHEZ, Alfonso
1917: GONZALEZ VILLASEÑOR, José Encarnación
1917: LANDAVERDE MUÑOZ, Jesús
1917: MENDOZA SANTANA, Juan de la Cruz
1917: MORELOS PRECIADO, Joaquín
1917: RODRIGUEZ GOMEZ, Elías
1917: RODRIGUEZ GONZALEZ, Filemón Ernesto
1917: RUELAS SANCHEZ, Angel
1918: CARRILLO MORA, Amado
1918: DAVALOS RODRIGUEZ, Crescencio
1918: DOMINGUEZ DIAZ, Eustaquio
1918: GUTIERREZ MORA, José Manuel
1918: PONCE RODRIGUEZ, José María
1918: ROJAS GIL, Luis
1918: VALENCIA MENDEZ, Alberto
1919: FLORES GUTIERREZ, Lorenzo Emilio
1919: MORA LOMELI, Salvador
1919: RODRIGUEZ JIMENEZ, Leoncio

Así, la suma total de los mexicanos que nos hemos dejado tocar por el carisma de Marcelino en nuestras tierras proviene de varios Estados: Jalisco (33%), Michoacán (15%), Distrito Federal (14.00%), Guanajuato (6%), Querétaro (5%), Aguascalientes (3%), San Luis Potosí (3%), Yucatán (2%), Veracruz (2%), Nuevo León (2%), Estado de México (2%), Hidalgo (2%), Zacatecas (1%), Chihuahua (1%), Oaxaca (1%), Tamaulipas (1%), Campeche (1%), Coahuila (1%), Nayarit (1%), Puebla (1%), Sonora (0.5%), Chiapas (0.5%), Baja California (0.5%), Sinaloa (0.4%), Morelos (0.2%), Colima (0.1%), Durango (0.1%), Guerrero (0.1%), Tabasco (0.1%), Tlaxcala (0.1%),....

Muchos de ellos murieron como Hermanos, otros le seguimos de frente y un grupo bastante numeroso cambió de opción vital. Sin embargo, hay que decirlo, estos le regalaron a Dios, con gran generosidad una buena cantidad de años, tal vez los más hermosos, y cooperaron con la obra de manera eficiente e hicieron posibles varias fundaciones. Además la mayoría de ellos siguen siendo maristas de cora-zón...

Todo este conjunto: los difuntos, los actuales y los que optaron por otro camino, han permitido que las obras se desarrollen. Somos personas que han encarnado el carisma de Marcelino y le han hecho llegar hasta hoy.

Veamos algunos en más detalle:

Empezando por Ignacio Vázquez, el primer Hermano Marista mexicano. Nació José Ignacio Vázquez y del Castillo Negrete en Guadalajara, el 26 de diciembre de 1886. El 16 de agosto el Colegio de La Inmaculada abrió sus puertas en la Avenida Alcalde 2, desde las ocho de la mañana. Uno de los primeros en presentarse fue Nachito Vázquez, acompañado de su mamá. Pero había un problema: su edad se pasaba de medio año sobre el límite fijado por el reglamento. “Un pariente cercano acompañó luego a mi mamá y su intervención obtuvo lo que ni las súplicas ni las lágrimas habían podido lograr, a condición de que me portara bien. Entré al Colegio desde el primer día... “A mí y a cuatro o cinco alumnos [el H. Pedro Damián] nos empezó a hablar de la vocación marista. ... entramos solamente dos. La primera noche hubo alguna lagrimilla, pero... Dios me dio fuerzas. Sucedió esto en una casa de San Pedro Tlaquepaque, el 19 de febrero de 1901”.

Basilio Rueda: primer mexicano que toma el timón del Instituto Marista. Y lo hizo durante 18 años. Fue una de las mejores respuestas al carisma de Marcelino en nuestras tierras mexicanas. Llega a ser el sucesor de Marcelino, a nivel mundial. La biografía que de él nos ha hecho “Chepo” (José Flores, es digna de todo encomio. Está siendo traducida a varios idiomas.)

Alfonso Castellanos (hombre de trato muy fino y delicado), Salvador Mora Lomelí, José González Villaseñor (Escuelas de extensión), Salvador Heredia, Tomás Zepeda (Fundador de la Normal Superior Nueva Galicia), .....

Todo sumado el México Marista se formó con: un 13% de españoles, 10% de franceses, 70% de Mexicanos, 3% de coreanos, 1% de cubanos, 3% de varios países, como Italia (Gerbore, De Luca, Anfossi...) Estados Unidos (William Vessels, ..) , Suiza (Fumaux,...), Alemania, Canadá....De todo ese contingente: el 21 % son Hermanos actualmente, el 20 % son difuntos, y el 59% no continuaron físicamente como maristas, aunque sí espiritualmente.

Los seglares: presentes siempre, como bienhechores (Castañeda, Peón, Regil, Romero, Rodríguez, Santos, Benavides,...) o cooperadores abnegados (Almaraz,.)..

Miembros del clero: Obispos de tantas diócesis (Garibi y Rivera, Luis Martínez, Miranda, Trischler, ...) y sacerdotes bienhechores: Romo, Cárdenas, Rebolledo,... los capellanes (hombres clave que tanto bien han hecho desde la discreción de su labor importantísima),...

México Marista pasó vida a otros sitios: fecundidad institucional: el carisma compartido: Cuba (1903), Corea (1971), Tanzania (1992)

¿Obras apostólicas a que se dedicaron?

.

Conclusión

Admiración: magna obra del Señor a través de los Hermanos, involucrando a tantas personas. Enorme potencial sembrado. Los antiguos Hermanos, los exalumnos (de colegios y casas de formación), los maestros, los amigos..... toda la gente contactada....: un verdadero gigante que está en capacidad de cooperar más y más con la evangelización de nuestro México

SEGUNDA PARTE:

Desde el hoy ver el mañana: Una mirada y un corazón esperanzados

Visita al Hermitage: junto al Urna de Marcelino

Me pasé horas ahí, en la capilla de la beatificación, ante la urna y los vitrales: luz poniente. Estaba con un corazón lleno de gratitud: Hermanos, obras..... Pero pensé: En mi vida tengo que evitar nostalgias paralizantes... Si el pasado ocupa de tal manera mi mente que ya no me deja tiempo para avanzar, destruyo su misma fecundidad y traiciono su propia finalidad. “No basta con dar las gracias sin dar lo que las merece, a fuerza de gratitudes, se vuelve la tierra estéril.”

Me puse a meditar en la experiencia fundacional de Marcelino. Dinamismo interno de gran envergadura, gotita que derramó el vaso: Era un día del mes de octubre de 1816, el día 28, para ser precisos. En el paraje llamado “Les Palais”, cerca del Bessat, en la región del Monte Pilat, un adolescente de 17 años, Juan Bautista Montagne, estaba en cama, gravemente enfermo. Prácticamente había llegado al final de su carrera por este mundo.

El joven vicario de La Valla-en-Gier, un pueblecillo de 2000 almas, el Pbro. Marcelino Champagnat, había sido llamado para asistir al moribundo. Cuál no sería su sorpresa al constatar que este adolescente no sabía nada de religión, ni de Dios, ni del más allá. El pobre muchacho se hallaba desprovisto de los conocimientos culturales y religiosos más elementales. Verdaderamente era alguien que ignoraba hasta a qué había venido al mundo y qué es lo que le esperaba después. A un momento dado, el joven se sintió presa de una inmensa angustia, tomó a Marcelino por los brazos y le grito, con los ojos arrasados en lágrimas: “¡Padre Marcelino, ayúdeme!”.

El vicario de La Valla, conmovido hasta lo más hondo de su corazón, lo atendió con enorme solicitud. Pero bien poca cosa podía hacer en semejantes circunstancias. La situación de abandono en que había crecido era gigantesca. Le habló de ese Ser Supremo que lo recibiría con gran amor porque era su Padre. Y de María, que era su madre.....

Después de que el joven Montagne falleciera, Marcelino emprendió el camino de regreso a la parroquia, bastante alejada de la casa del Palais. Todo el tiempo que caminaba por esos senderos zigzagueantes de las montañas, no podía callar en el fondo de su corazón el eco de aquel grito angustiado del joven que había quedado atrás... Una angustia le subía hasta la garganta, como la oscuridad que se trepaba sobre los troncos y el follaje de los árboles que le rodeaban. Era una angustia semejante a la del joven, era una angustia compartida. Marcelino ya no oía una sola voz sino un coro inmenso de jóvenes en desamparo que gritaba. Detrás del grito de ese muchacho, Marcelino percibía el grito inmenso de la juventud abandonada en todo el mundo. A penas llegado a su parroquia se puso a trabajar de inmediato. Era preciso responder a ese grito sin importar el precio.

Y la respuesta que dio Marcelino Champagnat a la juventud que pide auxilio, son los Hermanitos de María que él fundó, a sólo dos meses de haberse encontrado con el joven Montagne. Henos ya en 2 de enero de 1817: día del nacimiento de la obra marista. Poco después, Marcelino construyó con sus propias manos una casa en el Hermitage, cerca de St. Chamond, al mismo tiempo que construía la comunidad marista por su presencia, su amor y sus enseñanzas. Marcelino, una vez descargado por completo de su ministerio de vicario de la Parroquia se dedicó de lleno a sus Hermanos. El, que había nacido en 1789 en una pequeña aldea, el Rosey, del municipio de Marlhes; que había hechos sus estudios en el seminario menor de Verrières y se había preparado para el sacerdocio en el seminario mayor de San Ireneo, en Lyon; que pertenecía a la rama de los Padres de la Sociedad de María, se convertía en el padre de una gran familia, la de los Hermanitos de María, es decir, la de los Hermanos Maristas de la Enseñanza, que evangelizan a los jóvenes mediante la educación cristiana.

Marcelino Champagnat permaneció toda su vida en el Hermitage. Ahí formaba a sus Hermanos como religiosos y como apóstoles en esa unidad armónica de la espiritualidad apostólica marista. Cuando murió el 6 de junio de 1840, sólo tenía 51 años, pero ya había consumado su misión y crecido a una gran talla espiritual.

Con el fin de ser congruente en su respuesta al llamado de la juventud, siempre insistió este hombre ante los Hermanos y los Obispos en que “todas las diócesis del mundo entraban en sus miras.” Y en consecuencia, sus Hermanitos han ido por todos los rincones del mundo a la escucha del grito de los Montagne de hoy...

Sí, continuaremos el carisma de Marcelino en la medida en que sigamos respondiendo a las necesidades y las llamadas de la niñez y juventud de hoy. Pero para lograrlo hemos de

Se habla de refundación: no tengamos miedo al vocablo. Es tan bello y exacto como la reevangelización. Así como esta no niega la primera evangelización, así la refundación no niega para nada la primera, la original y única. Pero el Papa dice: nueva evangelización o reevangelización: por el ardor, por el fervor y por los métodos. Así la refundación de la obra marista: Marcelino, con sus actitudes fundacionales, estará siempre al centro. Pasión por Jesucristo, confianza plena en María, amor entrañable a la niñez y juventud, entusiasmo por la vida y el crecimiento personal y grupal, la fraternidad gozosa y universal....

Lo nuestro es obra del Espíritu Santo. No hay temor. El carisma es como el agua: siempre continúa y lo va llenando todo, y si se empantana, viene el sol en su ayuda y la evapora, para que vuelva a caer, aunque sea en otros lados....

Voy a terminar esta intervención orando. Quisiera que todo lo que hemos vivido hoy, este 6 de junio de 1998, sea como la chispita de arranque que eche andar todo un dinamismo gigante de acción de gracias y de petición, entre los Hermanos, los alumnos, los antiguos alumnos, los bienhechores, los maestros seglares, los capellanes... Tal vez la oración que leo a continuación, y que se estará diciendo durante todo el año escolar próximo, expresa de manera bastante concisa todo lo que llevamos en el corazón en estos momentos.

QUE COMO MARCELINO SEAMOS “TEJEDORES DE FRATERNIDAD”

Padre bueno, dador de todo bien te agradecemos la presencia ya centenaria de los discípulos de tu siervo Marcelino Champagnat en nuestras tierras mexicanas. Hemos sido miles los beneficiados por esa presencia. Te damos gracias por tantos bienes que nos enviaste a través de ellos. Nos enseñaron a leer, a escribir, a jugar, a pensar, a relacionarnos contigo. También a amar a María como un niño a su madre. Qué bien nos cayó su insistencia en que María era nuestro Recurso Ordinario a quienes Ella en persona ya nos había dicho que nada nos afligiera pues corríamos por su cuenta. Bendícenos a todos los que de algún modo hemos sido contactados por ellos y haz que demos frutos de resurrección.

Te pedimos por nuestros Hermanos Maristas. Haz que sigan siendo “tejedores de fraternidad” y a nosotros concédenos la gracia de asumir ese mismo compromiso por doquiera donde andemos y trabajemos. El carisma que le regalaste a Marcelino ha fructificado en nuestra nación entusiasmando a muchos jóvenes a seguir los pasos de tu Hijo Jesús. Pero nuestros Hermanos necesitan hoy más vocaciones para hacer frente a tanta necesidad de la juventud de nuestra patria. Regálales muchas y buenas vocaciones. Dales perseverancia gozosa que se convierta en testimonio de vida plena.

Bendice los aciertos de la educación marista en nuestro México, y perdona sus fallas y omisiones. Haz que los Hermanos de hoy penetren más y más en medios necesitados de salvación hasta ahora poco frecuentados. Que atiendan a mayor número de pobres, tus preferidos y los de Marcelino. Y a nosotros ayúdanos a apoyarlos.

Y, finalmente, que la espiritualidad engendrada desde el carisma marista siga atrayendo a muchos hombres y mujeres que engrosen el movimiento Champagnat de la familia marista.

Todo esto te lo pedimos por intercesión de María y de Marcelino y en nombre de tu Hijo y nuestro hermano, Jesucristo. Amén.

Menú del centenario

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