REFLEXIONES SOBRE LA ORACIONTomadas de “Reflexiones personales varias sobre temas varios”, del H. Aureliano Brambila
- “¿Qué es orar, Señor? Es decir un sí amoroso a tu presencia y a tu querer”
- “Muy pequeñito, hasta el ridículo, pero soy diferente de ti, Señor. Soy un núcleo de relaciones, bueno, un micronúcleo. Orar no es perderme en la inmensidad de tu ser, dejando de ser yo mismo. Es más bien ponerme en contacto contigo en un inefable e increíble diálogo en el que no sé qué admirar más, si mi terrible atrevimiento o tu infinita condescendencia”.
- ¿Cómo poder dar gracias de nada, si vivimos perpetuamente ocupados en nuestra distracción?
- La oración expresa siempre al hombre en su situación de peregrino.
- ¿No habremos sido los Hermanos comidos por la obra? ¿No tenía la comunidad derecho y necesidad a un respiro de interioridad, hecho de intimidad grupal y de acercamiento a Dios? ¿O se puede honestamente estar siempre en el surco de la actividad apostólica?
- Contemplación es la capacidad, mejor dicho, el don de descubrir a Dios en todo y en todos.
- Dices que no rezas porque no tienes tiempo; pero, y ahora que sí tienes tiempo, ¿por qué no rezas? ¿La verdad no será que más que tiempo lo que te falta es amor?
- El anhelo de ser verdaderamente constituye la mejor base para la oración.
- Juan Pablo II fue a El Salvador: lugar lleno de odios y resentimientos. Estuvo poco tiempo, sin embargo él pretendía que muchos cambiaran de actitud. ¿A qué obedecería semejante ingenuidad de su parte? Seguramente la convicción de que la Misa que celebró, la presencia sacramental de Cristo que iba en su persona y todo un cúmulo de gracias que descenderían sobre los corazones, no serían cosas inútiles.
- La oración es más escuchar que hablar. Cuando hablamos, nuestra religión puede ser sólo ilusión. Cuando escuchamos estamos obligados a convertirnos. La oración es más cuestión de oídos que de lengua.
- La oración es necesaria para nuestra afectividad, no sólo porque nos atrae gracias, sino sobre todo porque nos permite la intimidad. Un diálogo yo-tú, en profundidad.
- La oración mantiene viva en nosotros la conciencia de deuda.
- La piedad popular es la expresión de la sed de Dios que tiene el fondo del alma humana.
- Oración: evangelización del corazón.
- Para poder conservar "las cosas en el corazón", al estilo de María, es preciso no rechazar nada de lo que Dios nos envía, por extraño que parezca.
- Preste yo atención en mi cuerpo al regalo que Dios me hace de vivir.
- Somos autoconciencia del cosmos que cuando nos encontramos con el hacedor de todo, le decimos como nadie más le puede decir: “¡Padre!”
- Una oración en pro de la justicia en general que fuera sustituto de denunciar las injusticias concretas, no sería cristiana.
- Veinte siglos recitando el PADRE NUESTRO, y aún no le sacamos la primera conclusión a sus dos primeras palabras. ¡Somos un sonado ejemplo de interiorización!
- ¿Puede una oración cristiana no ser encarnada? Ciertamente no, en la medida en que es verdaderamente cristiana.
- Voy notando que la oración en la que voy creyendo más es en la que pedimos que baje el Espíritu Santo sobre nosotros y nos transforme.
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