PATRIMONIO ESPIRITUAL MARISTA

CEPAM/H. A.Brambila

DECRETO DE VENERABILIDAD

del Padre Marcelino Champagnat

 

 

Causa Iyonesa de Beatificación y Canonización del Venerable Siervo de Dios MARCEI.INO JOSE BENITO CHAMPAGNAT, Sacerdote Marista y Fundador de los Hermanos Maristas de la Enseñanza..

 

 Cuando Jesucristo Nuestro Señor vivía aún en la tierra, los padres le presentaban sus hijitos para que los bendijese, lo cual era como la imagen de lo que debía hacer la Iglesia, su única Esposa, en favor de la juventud, por medio de instituciones católicas, por las que no cesa de conservar y aumentar la vida de esos hijos que ha dado a luz por el misterio del Bautismo. Si en ningún tiempo han faltado hombres y mujeres, escogidos por Dios, para dedicarse a la obra gloriosa de la educación de los niños de uno y otro sexo, el siglo que va a terminar los ha visto aparecer como ejército numeroso, que, casi bajo la misma disciplina y con el mismo espíritu, se ocupan sin descanso en la instrucción cristiana y civil de la juventud. Entre ellos es digno de particular elogio el Siervo de Dios Marcelino Champagnat, Fundador de los Hermanos Maristas de la Enseñanza..

 

 Nació de padres ricos, no en bienes de fortuna, sino en virtudes en 20 de mayo de 1789, en Rosey, lugarejo de la parroquia de Marlhes, que era entonces de la diócesis de Puy y pertenece hoy a la de Lyon. El día siguiente impusiéronle en el bautismo los nombres de Marcelino José Benito, y refiérese que Dios hizo presagiar por inequívocas señales la santidad futura de aquel niño haciendo brillar más de una vez espléndidas luces sobre su cuna..

 

Mediante los desvelos de su madre y de su tía, recibió las semillas de la piedad y la virtud, y las supo cultivar; y a los doce años acercóse por primera vez a la Santa Mesa, con gran fervor y pureza de alma. A los quince años cumplidos, Dios llamóle del campo,  donde ayudaba a sus padres en su trabajo, y él, obedeciendo al instante a su vocación, reconocida por varios sacerdotes, dirigióse a la parroquia de San Salvador, al lado de su tío, para aprender de él la lengua latina. Al año de haber empezado sus estudios, siendo aún adolescente ingresó, venciendo todos los obstáculos, en el Seminario menor de Verrières, donde se hizo notable, tanto por su piedad y modestia, como por su amor al estudio..

 

 Terminados sus estudios literarios y filosóficos, fue admitido, en 1812, en el Seminario Conciliar de Lyon, y aplicóse con ardimiento a la adquisición de la ciencia teológica. Marcelino recibió sucesivamente los diversos órdenes, y, honrado con el sacerdocio en 22 de julio de 1816, consagróse por entero a la Madre de Dios en su célebre santuario de Fourvière, adonde acudió con fervorosos compañeros a implorar su protección..

 

 En 12 de agosto del mismo año fue enviado al pueblo de La Valá, y allí desempeñó el cargo de coadjutor del párroco durante ocho años, renovando su celo pastoral las costumbres de esta parroquia. Habiendo encontrado en ella a un joven gravemente enfermo, que estaba en una profunda ignorancia de la fe y la moral católicas, se decidió a poner en ejecución su proyecto, ya antes concebido y aprobado: reunió en una casita a varios Hermanos legos para trabajar en la educación cristiana de los niños. En 1824 construyó una casa más amplia en el Hermitage y el Siervo de Dios abandonó su vicariato de La Valá para dedicarse por completo al desarrollo de la naciente familia de los Hermanos Maristas. La Sociedad de María ya instalada por el Padre Colín, y aprobada por la Sede Apostólica en 29 de abril de 1836, cautivó tan poderosamente el afecto de Marcelino, que no satisfecho con alistarse en ella desde el principio, quiso más tarde pertenecer a la misma por los votos de Religión, y no consideró su Sociedad sino como Hermana menor de la primera. Procuró, no obstante, consolidar con Reglas especiales la que había fundado, y aumentarla y regirla con prudencia. Ayudó con sus consejos y su acción al nuevo Superior General que los Hermanos eligieron en 1839, a la vez que continuaba dedicándose, de una manera admirable, al santo ministerio por el bien de los fieles. La última obra del Siervo de Dios fue la erección de un Noviciado en el palacio de Vauban. Poco después, quebrantado por los trabajos y las enfermedades, recibió santamente los Sacramentos de la Iglesia, dio a los Hermanos su aviso y bendición como última prenda de su amor, y abandonó esta tierra de dolores, para ir a gozar de la felicidad de los cielos, el sábado, víspera de la fiesta de Pentecostés, 6 de junio de 1840..

 

 La reputación de santidad que adquirió Marcelino en vida, y que confirmaron después de su muerte el Clero y el pueblo, que acudieron a sus funerales y a su sepulcro, se extendió de día en día, hasta el punto de que el Tribunal eclesiástico de Lyon instruyó su proceso ordinario. Este, una vez formalizado, fue presentado a la Sagrada Congregación de Ritos, y por las humildes súplicas del Reverendo Padre Nicolet, sacerdote marista y postulador de la causa, nuestro Santísimo Padre el papa León XIII, por decretos fechados en 28 de abril de ]893 y 29 de marzo y 12 de diciembre de 1895, no solamente aprobó el Rescripto del Sagrado Consejo, sino que concedió también que la duda o cuestión sobre la introducción de la Causa pudiese, antes del término de diez años, a partir de la sobredicha presentación del proceso a la Secretaría de la Sagrada Congregación de Ritos, ser propuesta en asamblea ordinaria, sin intervención ni voto de los Consultores. Por esto, vistas las súplicas recibidas que el sobredicho postulador ha dirigido, en su nombre y en el de los Padres y Hermanos; vistas, sobre todo, las letras postulatorias de muchos eminentísimos Cardenales de la Santa Iglesia Romana, Obispos y otros altos dignatarios eclesiásticos, el infrascrito Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos y Relator de la presente Causa, en la reunión ordinaria que se ha celebrado en el Vaticano el día abajo signado, ha propuesto la discusión de la duda siguiente: La Comisión de la introducción de la causa, ¿debe ser firmada en el caso y para el efecto de que se trata? »  Y esta misma Sagrada Congregación, después de considerarlo todo atentamente, y haber oído de viva voz y por escrito al Reverendo Padre Gustavo Persiani, que desempeña el oficio de Promotor de la Santa Fe, ha acordado contestar afirmativamente, esto es: La Comisión debe ser firmada si es del beneplácito del Santísimo Padre», el 28 de julio de 1896..

 

 Yo, infrascrito, Cardenal, he hecho relación de todo esto a nuestro Santísimo Padre el papa León XIII..

 

 Su Santidad ha aprobado la sentencia de la Sagrada Congregación de Ritos, dignándose firmar por su propia mano la Comisión de la introducción de la Causa del sobredicho Venerable Siervo de Dios Marcelino José Benito Champagnat, en 9 de agosto del mismo año..

 

CAYETANO, Cardenal ALOISI MASELLA, Prefecto de la  Sagrada Congregación de Ritos..

 

A. TRIPEPI, Secretario de la Sagrada Congregación de Ritos..

 

1