PATRIMONIO
ESPIRITUAL MARISTA |
CEPAM/H.
A.Brambila |
DECRETO
DE HEROICIDAD DE LAS VIRTUDES |
del
Padre Marcelino Champagnat |
Causa
Iyonesa de Beatificación y Canonización del Venerable
Siervo de Dios Marcelino José Benito Champagnat, Sacerdote Marista y Fundador
del Instituto de los Hermanos Mariscas de la Enseñanza.
SOBRE
LA DUDA
Si
consta de las virtudes teologales, Fe, Esperanza y Caridad hacia Dios y con el
prójimo, e igualmente de las cardinales, Prudencia, Justicia, Fortaleza y
Templanza y sus anejas del Venerable Siervo de Dios Marcelino José Benito
Champagnat en grado heroico, en el caso y para el efecto de que se trata..
Fácil
es a quien lee con cuidado y atención la vida del Siervo de Dios Marcelino
Champagnat, vida encerrada en el breve espacio de cincuenta y un años, hallar
las pruebas necesarias para demostrar que el Siervo de Dios practicó las
virtudes cristianas en grado heroico..
Y
esto parece deducirse natural y principalmente de la disposición de que el Venerable
Marcelino estaba habitualmente animado y que le impulsaba siempre y constantemente
a pensar, emprender y ejecutar lo que era más perfecto. Y puesto que entre las
cosas más perfectas, como todo el mundo sabe, ocupan el primer y más importante
lugar las que se refieren al estado y costumbres de la vida, síguese que el Venerable Marcelino cumplió diligente y
santamente todos sus deberes, y en particular los de su condición, con tal
aplicación, perseverancia y generosidad, que sobrepujan la manera común de
vivir y obrar de los sacerdotes y religiosos, aun los más ejemplares. Por ahí
queda establecida la prueba de las virtudes heroicas, prueba que necesitamos
hoy y de intento buscamos..
En
efecto; quien recuerde y considere las circunstancias, lugares y hombres entre
los cuales vivió el Siervo de Dios, no podrá menos de colocar al Venerable Marcelino
en esa legión de santos que Dios, siempre rico en misericordia, parece haber
suscitado para curar las heridas y reparar completamente las ruinas que causó a
la Religión y a la sociedad civil la grande y terrible calamidad de , la Revolución que, a fines del siglo XVIII, hacía
estragos en Francia y en los países vecinos..
Ingresado
que hubo en el Seminario Conciliar de Lyon para estudiar Teología, Marcelino
encontró allí, por disposición divina, entre otros, a dos compañeros, Juan
Bautista Vianney, que le llevaba dos años, y a Juan Claudio Colín. Así como nos
enseña la Historia que acontece a menudo, pronto se estableció entre estos
jóvenes, unidos por lazos de santa amistad, grande intimidad, acompañada de
admirable uniformidad de intentos y sentimientos, cuyo fin principal era
impulsarlos a hacer siempre y con diligencia cuanto
pudiesen para prepararse lo mejor posible para llegar a ser dignos ministros de
Jesucristo y de su Iglesia. Pues, en efecto, no se podían más adecuada y
prudentemente reparar las inmensas ruinas acumuladas por la Revolución, tan
tristemente célebre, y 1, apenas apaciguada, como restableciendo los supremos
principios de la vida cristiana, enseñándolos a la masa del pueblo y, sobre
todo, instruyendo las tiernas inteligencias de los niños en los elementos de la
Fe católica..
Y
puesto que Dios bendecía copiosamente esas resoluciones tan dignas y oportunas,
juzgaron a propósito tomar a la Augusta Virgen María por poderosísima Mediadora,
e hicieron, aconsejados por el mismo Superior del Seminario, que los acompañó,
la peregrinación a Fourvière, santuario de María muy venerado en toda la región
Iyonesa. No fueron inútiles sus plegarias. Dios se
dignó bendecirlas con admirable liberalidad, como lo
demuestran con evidencia los acontecimientos que siguieron. El joven Juan
Bautista Vianney no era otro que el Beato Párroco de Ars, nombre con el cual es
hoy universalmente más conocido que con el suyo propio. A causa de la
perfección con que ejerció el cargo difícil de párroco, no habría ciertamente
cosa más agradable y útil al mundo católico como ver su causa de canonización
acercarse a su término feliz y rápidamente. El otro joven seminarista era el
Venerable Siervo de Dios Juan Claudio Colín, cuya causa de beatificación,
presentada a la Sagrada Congregación de Ritos hace doce años, sigue actualmente
su curso normal. Cosa admirable que no debe olvidarse y merece ser notada de un
modo especial: el Venerable Colín fundó la merítisima
Sociedad de María, que se gloría, entre otros, de dos de sus hijos, a saber: el
Beato Pedro Luis María Chanel, protomártir de Oceanía, cuya causa de
canonización acaba de proseguirse, y el Venerable Marcelino José Benito
Champagnat, en cuyo favor se publica hoy el presente decreto. Este último fue
siempre colaborador del Venerable Colín, ayudándole admirablemente en la
fundación de la Sociedad de María; ocupóse también,
con el asentimiento y consejos del Venerable Colín, en la fundación del
Instituto de los Hermanos Maristas de la Enseñanza..
Los
miembros de este Instituto, no debiendo contraer ninguna de las obligaciones
inherentes al sacerdocio, no se ordenan de sacerdotes, y pueden así consagrarse
más libre, constante y plenamente a la obra de su vocación: la educación
cristiana de la juventud..
Y
que en esto no anduviera en lo más mínimo equivocada la opinión del Venerable
Marcelino, tendríamos una prueba cierta e incontestable, a falta de otras, en
la maravillosa propagación del nuevo Instituto, el cual, como el grano de
mostaza, se ha hecho, en poco tiempo, árbol gigantesco que ha producido en casi
todo el universo opimos frutos..
Los
actores han procurado que todas esas cosas apareciesen de manifiesto al
proseguir, desde hace diez años, con perseverante celo, el proceso sobre la heroicidad
de las virtudes del Venerable Marcelino. Dicho proceso ha sido discutido tres
veces, según las normas de derecho, es decir: dos veces en las Congregaciones
llamadas antepreparatoria y preparatoria, las cuales
han sido seguidas de la Congregación general, reunida el 22 de junio último,
ante nuestro Santísimo Señor el papa Benedicto XV.
En
esta última Congregación, el Rvdmo. Cardenal Jenaro
Granito Pignatelli di Belmonte, Relator de la Causa,
propuso a la discusión de la Congregación la duda: ¿Si consta de las virtudes
teologales, Fe, Esperanza y Caridad hacia Dios y con el prójimo, e igualmente
las cardinales, Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza, y sus anejas, del
Venerable Siervo de Dios Marcelino José Benito Champagnat, en grado heroico, en
el caso y para el efecto de que se trata?
Los Rvdmos. Cardenales y Padres Consultores,
habiendo dado por turno sus sufragios, y Nuestro Santísimo Señor habiéndolos
recibido con alegría y cuidadosamente examinado, declaró que difería la
manifestación de su juicio, y pidió a cuantos estaban presentes que, entre
tanto, rogasen para implorar las luces del cielo..
Hecho
esto, el Padre Santo decidió publicar Su sentencia suprema hoy, VII Domínica después de Pentecostés. Y así, después de la
celebración de la Santa Misa, mandó que compareciesen en el Palacio del
Vaticano los Rvdmos. Cardenales Antonio Vico, Obispo de Porto y Santa Rufina,
Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos, y Jenaro Granito Pignatelli di Belmonte, Obispo de Albano, Relator de la
Causa, juntamente con el Rvdmo.
P.Angel Mariani, Promotor
general de la Fe, y conmigo, Secretario infrascrito..
En
nuestra presencia, el Padre Santo declaró solemnemente que: Consta de las
virtudes teologales, Fe, Esperanza y Caridad hacia Dios y con el prójimo, e
igualmente de las cardinales, Prudencia, Justicia, Fortaleza, Templanza y sus
anejas del Venerable Siervo de Dios Marcelino losé Benito Champagnat, en grado
heroico, en el caso y para el efecto de que se trata..
Su
Santidad mandó que este decreto fuese promulgado y se archivase en la Sagrada
Congregación de Ritos, el día 11 de julio de 1920..
A.
CARD. VICO, OBISPO DE PORTO Y SANTA RUFINA, Prefecto de la Sagrada Congregación
de Ritos..
Alejandro
VERDE, Secretario de la Sagrada Congregación de Ritos..