Juan Bautista Furet (1807-1872). Uno de los ocho
postulantes que ingresaron de manera curiosa en 1822, como respuesta a las
oraciones para pedir vocaciones. Nació en St.Pal-de-Chalençon, diócesis del Puy, el 24 de septiembre de 1807.
Era el tercero de seis hijos que tuvieron sus padres. Su instrucción fue
precaria, como la de todos los niños de la época que habitaban las zonas
montañosas. Sin embargo, le supo sacar provecho y formó hábitos de trabajo
mediante su dedicación y empeño. Su primer destino fue a Bourg-Argental, en 1823, teniendo como director a Jean Marie
Granjon. Supo sortear la difícil situación que causó la huida de su director a
la Trapa durante casi un mes. El esfuerzo que tuvo que hacer fue tal vez la
causa de la enfermedad que le sobrevino en febrero de 1824. El P.Champagnat fue
a visitarlo. A su regreso es cuando le sorprendió la
tormenta de nieve que le arrancó su famoso “acordaos”. Estuvo después en St.Sauveur-en-Rue, con el H.Agustín, futuro cabecilla de la rebelión de 1828. En 1826
se le confió como Director fundador de la escuela de Neuville-sur-Saône. Duró
prácticamente 10 años en este sitio. Fue nombrado después, en 1836, para
Charlieu. En 1839 se le envió a St.Pol-sur-Ternoise (Pas de Calais) como
director fundador. En octubre de ese año fue elegido Asistente General. En 1842
se le confió la naciente Provincia de St.Paul-Trois-Châteaux, fruto de la fusión con los Hermanos del P.Mazelier. Por mandato expreso del P.Fundador
fue el historiador (e ideólogo) del Instituto de los Hermanitos de María. Dejó
varias obras que reflejan su recia espiritualidad y su amor por la Congregación
de Marcelino Champagnat, a quien profesaba verdadera veneración desde que lo
conoció en 1822. El 5 de febrero de 1872, en St.Genis-Laval, sentado en su sillón de trabajo, el H. Juan Bautista
murió, dejando tras de sí un vida muy fecunda y de mucha trascendencia de cara
a todos los Hermanos de entonces, de ahora, y de siempre.