PREGON DEL AÑO 1996
PREGONEROSr. D. ANGEL CARLOS SANCHEZ PEREZ
MADRE INMACULADA!
Sr. Presidente y Junta Directiva de la Asociación Paladines de la Encamisá, Sr. Alcalde, Reverendísimos Sacerdotes, Sr. Portaestandarte y Señora, Señoras y Señores.
Blanco, blanco como la pared de aquella habitación repleta de faroles, dicen me quedé. cuando, el Presidente de los Paladines, me comunicó la noticia.
Sí, no sólo fuisteis vosotros los sorprendidos., cuando leísteis o escuchasteis mi nombre como pregonero. Multiplicar vuestra sorpresa por cualquier número y por grande que éste sea, siempre, siempre mi sorpresa sería aún infinitamente mayor.
¿YO? ¿PREGONERO YO?
¿Estaba soñando?
No podía ser verdad.
Con la escusa de realizar unas fotos, para un mural de la Virgen, me llevaron hasta las escuelas, justo detrás de esta Casa de Cultura.
Allí estaba reunida la directiva de la asociación, sentados alrededor de una vieja mesa, un cuadro de "La Pura" presidía aquella reunión. Lo primero que vieron mis ojos al entrar, fue una gran cantidad de faroles (ya preparados) que ocupaban una buena parte de la habitación.
-Buenas noches, dije (y añadí en tono de broma)
-Vengo por un farol, pues me han dicho que vais a andar escasos este año.
-Coge el que quieras, me dijo alguien de los allí presentes, no recuerdo quien.
Iluso de mí, ¿Cómo iba a suponer yo jamás, lo que iba a suceder esa noche?
Creo, que no di tiempo ha hablar a nadie. Inmediatamente repartí unas fotos después de sentarme en una silla que me ofrecieron.
¿Qué pensarían los allí reunidos? Pues, ¡qué distinto era el motivo de mi estancia!
Tomó la palabra el presidente y dijo:
-Angel Carlos, tú sabes como "buen torrejoncillano" la importancia de nuestra fiesta y que hay que empezar a prepararla con mucha antelación para elaborar un programa ...
(Aquellas palabras me resultaron familiares, porque una antigua pregonero amiga mía, me había contado como le comunicaron tan grata noticia. Pero no podía ser, era imposible ¿Yo? era ridículo tan siquiera pensar eso y dejé terminar de hablar al presidente).
... Hay que hacer un calendario de actos, seguía contándome y tú sabes que hay un momento muy importante dentro de la fiesta y ese es el pregón...
(Yo no dejaba de pensar, pero es que ser pregonero era completamente imposible, yo, no podía ser).
Y todos, concluyó el presidente, hemos decidido,
QUE SEAS TU EL PREGONERO.
Fue entonces cuando mi cara se debió tornar blanca, como dije al principio, me hundí en la silla y en mi cabeza empezaron a afluir ideas y pensamientos con tanta velocidad, que no era capaz de ordenar, todo lo que mi cabeza pensaba.
YO? ¿PREGONERO YO?
- Si yo no soy más que un simple cartero, dije.
- Tú eres un torrejoncillano, sientes y vives la fiesta como el que más, me contestaron.
El cigarrillo que tenía entre mis manos se consumió rápidamente y al poco encendí otro.
No era posible.
No sabía que decir, que hacer, me echaba las manos a la cabeza.
Insistí repetidamente en mi preparación, en que iban a decir, en fallar si llegara a aceptar.
Todas mis preguntas eran contestadas con respuestas de ánimo, que ellos habían acordado que fuese yo, que no pensara en el que dirán, que ya habían discutido el que los antiguos pregoneros tenían preparación universitaria y yo no y que ellos me apoyarían en todo lo que hiciera y la Virgen me ayudaría, que yo contara mis vivencias y mis sentimientos sobre la Encamisá.
Tantas palabras de ánimo posiblemente me habían hecho creer que iba a ser capaz.
Tenía que decidir y en poco tiempo.
Quiero que perdonéis mi osadía, pero no podía decir no.
- Era una oportunidad que no se repetiría nunca.
- Tampoco podía decirle no a la Virgen, pues algo tendría ella que ver en lo que me estaba pasando.
Gracias a todos. Mayor honor como torrejoncillano no podíais darme. Espero no defraudaros por tanta confianza como habéis depositado en mí.
Y espero también, que todos, repito, sepáis perdonar mi osadía y los posibles fallos a causa de los nervios que en estos momentos me invaden.
Quisiera tener presentes, a mis padres, a mi novia y a mi hermano, que desde el primer momento me apoyaron y después a familiares y amigos que siempre han tenido palabras de ánimo. Y por supuesto a los familiares y amigos que aunque hoy ya no están entre nosotros, se que me estarán acompañando allá arriba en estos momentos tan importantes para mí.
Es difícil hablar de algo tan importante como "La Encamisá" y la Virgen para Torrrejoncillo. Estamos hablando del sentimiento, de la fe, de la devoción, de las raíces de un pueblo que enarbola con orgullo un estandarte: El de la Virgen Inmaculada.
Yes aún más difícil cuando me han precedido tan grandes oradores en este mismo atril.
Muchos han expuesto las distintas teorías del posible origen de nuestra fiesta. No quiero repetir datos y estudios que tan ilustres pregoneros han sabido explicaros mucho mejor de lo que yo podría hacerlo.
Pero, sí permitid que os diga, que aunque su origen fuera una incursión de la época de la reconquista, o Pavia, o Flandes, o cualquier otra campaña de origen bélico, fuera cual fuera el lugar exacto del posible origen de "La Encamisá" (aunque todos desearíamos saberlo), creo que lo que verdaderamente importa, es aquel o aquellos torrejoncillanos, que se encomendaran o llevaran por estandarte a María Santísima y con la intención de recordar, en acto de agradecimiento hacia la Virgen, el salir con vida de aquel trance, nos dejaran, a todos nosotros torrejoncillanos, el mejor legado, la mejor herencia:
"LA ENCAMISÁ"
Nosotros por supuesto, pero cuantas generaciones anteriores no conciben Torrejoncillo sin Encamisa.
Porque Torrejoncillo es "la Encamisá", es "la Pura", se vive días, semanas e incluso meses antes que ésta llegue.
Forman por tanto un conjunto perfecto.
Torrejoncillo, Encamisá, Pura. Ninguna de las tres realidades puede pasar sin la otra, ¿Qué sería de Torrejoncillo sin Encamisá?, ¿Y de la Encamisá sin la Virgen?,Y de la Virgen sin un pueblo que la aclame y vitoree con el corazón en la mano?
Pero aún, una pregunta más:
¿Qué sería de Torrejoncillo sin "Ella"?
Sin "Ella", nada de lo que se conmemora durante estos días sería posible.
La fe, la devoción que "hemos mamado" de nuestros padres (perdonad la expresión, pero a continuación veréis porqué la utilizo) y el sentir de un pueblo, se tambalearían, pues la Virgen, es un eje importantísimo en la vida cotidiana de Torrejoncillo.
¿Cuántos de nosotros a lo largo del año, en un momento delicado, ante una enfermedad o un problema no nos hemos encomendado a la Virgen?:
"Virgen Santísima danos salud", "Virgen Santísima ayudanos", o "que sea lo que la Virgen santísima nos mande", en fin, cualquier frase, que todos nosotros hemos oído o pronunciado alguna vez invocando a la Virgen.
Y ahora vuelvo a preguntar: ¿Cuántos de nosotros, cuando hemos salido airosos de un problema, o de una preocupación, no hemos dicho?:
¡"Gracias Virgen Santísima"! o incluso, hasta hemos llegado ha echar, un viva en nuestro interior.
Cuantas veces recurrimos a ti y como hijos tuyos se nos llena la boca con tu nombre, Inmaculada, Pura.
"Pura" bonito calificativo ha puesto el pueblo a su Virgen.
Más de dos siglos antes de que el Papa declarará dogma de fe la pureza de la Virgen, en España, ya se defendía la causa de la Inmaculada Concepción. Los Reyes a la cabeza, como máximos representantes, las universidades como fuente del saber, el ejército abanderado con su estandarte, los más importantes pintores, escultores, genios de la literatura, emplean los mejores colores y los más escogidos adjetivos para ensalzar su pureza, el pueblo español en general se vuelca para defender su nombre, tal es así, que el Rey Carlos III, la declara Patrona de España el 25 de Diciembre de 1760.
Torrejoncillo ya entonces seguro aclamaría a su "Pura", es decir. muchísimo antes, de que Pío IX en 1854., desde Roma y rodeado de los Prelados de la Iglesia, declarara "Dogma de Fe" la Concepción Inmaculada de María Santísima. Por aquel entonces, los torrejoncillanos, seguro ya estarían afónicos de vitorear y cantarle a la Virgen:
"PUES CONCEVIDA
FUISTE SIN MANCHA"
Os voy a contar mis vivencias, mis, emociones, sentimientos y pensamientos como torrejoncillano, que a buen seguro muchos compartiréis.
Para un forastero, nos encontramos ante un espectáculo, grandioso, imponente, majestuoso. Declarado incluso de interés turístico en 1973. Reunimos todas las condiciones para que el que viene, quede asombrado con lo que aquí hacemos y si lo analizamos solamente lo que los ojos ven, así es:
Un pueblo entero en la calle, un estandarte que abre una procesión, unos a caballo, cubiertos por una sabana y portando un farol en la mano, otros cientos con una escopeta, con sus caños al rojo vivo, que no callan ni un instante, otros a pie, que alzando su mano desafían a sus gargantas aclamando a la Virgen. Además de todo esto una hospitalidad que nos caracteriza...
Pero, "La Encamisá" no es sólo esto. "La Encamisá" es mucho más.
Lo que los ojos ven es una parte importante de la fiesta.
Evidentemente una madre o una esposa de este pueblo pliega con cariño año tras año la sabana que un torrejoncillano llevará esa noche. Un joven irá con su caballo hasta el banco de herrar, movido por un sentimiento especial. Cualquiera de vosotros, unas semanas antes, irá cargando en su casa, bajo la mirada atenta de su hijo, cientos de cartuchos que se convertirán en salvas de alabanza a María...
Estos y otros rituales se repiten año tras año.
Cara a la gente, todos los años lo mismo, pero no, cada año es distinto. Detrás de lo que se ve, hay algo más; está el sentir, el vivir de un pueblo, que ha ido pasando de generación en generación una tradición que resulta difícil explicar con palabras.
Ya, desde muy pequeños empezamos a sentir y a vivir algo especial, incluso me atrevería a decir más, antes de nacer, esa futura madre, que vitorea a la Virgen desde un balcón, seguro, que en su vientre, también se aceleran las palpitaciones de ese pequeño que pronto verá la luz.
Vosotras, madres o abuelas, igual que hicieron conmigo, habéis cantado a vuestros hijos o nietos el "pues concevida" y que alegría, cuando aún. casi sin saber hablar, orgullosas veíais como terminábamos la estrofa, con un balbuceo que se parecía en algo, a la letra de la canción.
O vosotros padres abuelos que como supongo, por lo corto de la edad, igual que a mí, habéis llevado a vuestros hijos o nietos en brazos a ver salir el Estandarte y nos habéis dicho "echa un viva hijo" y casi mecánicamente de veros a vosotros alzábamos nuestra"manina" y de nuestra boca salía un tímido viva, que seguro que no por inocente, dejaba de llegar a lo más hondo del corazón de la Virgen.
Seguro también, que de muy pequeños aún, hemos visto 'Llorar a nuestra madre o algún familiar mientras exacerbados echaban vivas a la Virgen", que pasaría por nuestras cabezas entonces. Poco a poco, con el paso, del tiempo hemos ido aprendiendo lo que nuestros mayores nos han enseñado.
Ahora quiero que digáis conmigo, hablando claro" si es o no verdad, lo que dije antes, es o no es esto ""Mamar La Encamisá"", pues como he dicho casi antes de nacer, se nos adentra en el camino de la fe y la devoción a María Santísima.
Los primeros recuerdos que tengo de la Encamisá, son a mi abuelo preparando jachas, que en la noche del día 7 quemábamos mi hermano y yo, en "la joritaña" de la plazuela. También recuerdo como en casa, me dejaban cargar la escopeta, para tirar "los primeros tiros a la Virgen", o también el recoger cartuchos del suelo y ensuciarnos con ellos las manos y a veces "la ropa nueva" con la consiguiente "riña" al llegar a casa. Y como olvidar el llegar desde Madrid y escuchar el repique de campanas acompañadas por los primeros tiros que llaman a la novena, el abrir la puerta de la iglesia y ver a la Virgen en lo más alto del altar, o los primeros vivas en el "pues concevida de una novena".
Peor recuerdo me trae a la memoria alguna Encamisá en Madrid. Por la tarde mi madre nos mandaba por truenos, que a las diez en punto estallaban en la puerta de casa, a 300 kilómetros de las cientos de escopetas de la plaza. Por supuesto todo ello acompañado de unos vivas que tan lejos podrían sonar raros, pero están echados, con todo el sentimiento, que cualquier torrejoncillano, "en ese día y en esa noche" llevan dentro.
Después una Encamisá grabada casi fotográficamente en la cabeza, nos hacía seguir paso a paso todo el recorrido. Ya estará saliendo la Virgen de la plaza o faltan diez minutos para que llegue a casa de abuela, tardaban en pasar, entonces era el momento del teléfono, un Viva daba comienzo a la conversación, ésta era corta; el auricular de! teléfono se ponía lo más próximo a la ventana y a través de su enorme cable, llegaban los vivas hasta el estandarte de unos torrejoncillanos que físicamente no te podían ver pero que vivían y sentían lo mismo, que todos los que aquí estabais, no me acuerdo, pero casi seguro, alguna lágrima correría por la mejilla de alguno de nosotros y seguro decíamos al año que viene ...
Esto, seguro que a muchos de los presentes le pasa, con algún familiar que está fuera de Torrejoncillo esa noche, pero, por muy lejos que estemos, esa noche, todos los torrejoncillanos acompañan a la Virgen por las calles de su pueblo, pues no se nos puede olvidar la fe y la devoción hacia ese Estandarte y esa Virgen, que nuestros padres nos enseñaron desde chicos.
Más tarde, vino la primera Encamisá a caballo, complicada por lo inexperto del jinete, pero aún me acuerdo de los vivas subido en aquella yegua colorá y de aquel coquillo cuando aún, se entregaba el farol, en lo que antes era "Acción Católica".
Recuerdo también otras Encamisás a pie o con escopeta, pero, hoy por hoy, no la cambio por algún apretón al entrar en la plaza, para ver salir el estandarte, a caballo y desde las primeras filas.
Tampoco olvidaré, cuando no hace muchos años, en la Plaza de Cibeles, salíamos de trabajar mi padre y yo, junto con los compañeros. En esos momentos, las campanas de un reloj daban las diez y al escucharlas, unos vivas salieron de muestras gargantas, ante el asombro de quienes nos veían. Otra vez fue la mente la que nos hizo recorrer paso a paso, la más bella procesión.
Son al fin y al cabo "Encamisás en la distancia" y somos muchos los torrejoncillanos que hemos pasado así ese día, de una u otra forma. No sólo los que, por motivos laborales, nos hemos visto obligados a vivir a cientos o miles de kilómetros de nuestro pueblo, sino también:
Ese militar, que la pasa tumbado en una litera. No habrá tiros, no habrá cohetes, esa noche algo especial pasará por su cabeza y seguro que en el atrio de iglesia, su madre vivirá la Encamisá de una forma distinta, pues su hijo no está aquí y ese año no ha tenido que plegar una sábana, que ha quedado en un baúl.
Ese estudiante, fuera de su pueblo, pendiente de un examen, mezclará sus vivas con sus apuntes de matemáticas, de química o cualquier otra asignatura.
"Qué pensamientos los de ese enfermo", cubierto, sí, por una sabana blanca, pero en la soledad de la cama de un hospital.
"Qué conversación más impresionante será", la de ese enfermo con su Virgen, postrado a lo(D mejor en la misma habitación que le vio nacer y luchando, entre la vida y la muerte, seguro que se agarrará con fuerzas a ese repicar de campanas y a esos tiros de alabanza y pedirá a la Virgen, verla salir de nuevo, para gritarle ¡VIVA MARÍA SANTÍSIMA!.
Pero vamos a la plaza: van a dar las diez. Los caballos a punto de entrar, las escopetas calientan sus caños para "el momento mágico", la gente con un nudo en la garganta, abarrota una plaza, que sólo espera que la aguja del reloj marque las diez. Es el momento, la pantalla de la puerta de la iglesia se abre, las campanas arrancan a repicar de júbilo, miles de tiros a la vez terminan por romper el silencio de noche, "huele a pólvora","huele a Encamisá", es la Encamisá". Las gargantas de todos los torrejoncillanos no callan, aclaman a un estandarte que, con gran dificultad, se abre paso ante cientos de manos, que se alzan para vitorear a su Virgen. Ese atrio repleto no sólo de personas sino de sentimientos, de emociones, de esa madre que suplica por un hijo, o ese hijo que llora al padre que se fue y que un día le enseñara a amar este estandarte, de ese joven. preocupado, que trata de abrirse paso en el mundo entre paro, droga. En fin, aclamaciones de júbilo, noche de infinitas esperanzas, de fe, de devoción, de profunda tristeza, de infinita alegría, pasión de un pueblo, que noche, que gran e inenarrable noche.
Pero esta noche tan grande no puede acabar aquí, nos faltan todos los que un día, con todo nuestro dolor nos dejaron, y seguro que algo nuestro se fue con ellos.
Allí arriba también es Encamisá. El humo de nuestras escopetas les llevará el olor a pólvora, y mi abuelo seguirá haciendo jachas y las quemará con el tuyo, o con tu abuela. Y tu padre, con tu madre o con tu hijo o tu esposa, todos, todos los torrejoncillanos, allí arriba seguirán gritando: ¡VIVA MARÍA INMACULADA!.
Y al día siguiente, después de la procesión de "La Pura", nos contemplarán, cómo apiñados en la iglesia, la Virgen se abre paso sobre nuestras cabezas y es entonces cuando los últimos vivas salen de nuestros corazones, nuestras gargantas están ya completamente afónicas, pero, te seguimos vitoreando y te pedimos, volverte a ver al año que viene. Y seguro, que allí junto a ti, "un joven amigo", seguirá rompiendo su garganta para seguirte proclamando la más grande y la más pura, y verá, como sobre tu mejilla, "Madre Santísima", cae una lagrima, porque contemplas emocionada como un pueblo, de verdad te quiere y de verdad te aclama.
Cantamos la Salve, la puerta de la iglesia se cierra, "Tu" descansas dentro, los últimos tiros vacían las cananas, las gargantas rotas, cae la noche y se echa la madrugada. En las calles, los restos de cartuchos, las varas de cohete, las últimas ascuas de las joritañas se consumen, mientras las fachadas de las casas, aún parecen guardar los ecos de los últimos tiros y los últimos vivas. Pronto volveremos a nuestras ocupaciones, pero siempre, estarás "Tu" y ya faltará un día menos, para que las campanas vuelvan a repicar que otra vez estás en manos del mayordomo, para que tu pueblo te siga aclamando, como siempre lo hizo.
No quiero, finalizar, sin antes, volver a dar las gracias a esta junta directiva, que ha confiado plenamente en mí. No sé si los nervios me habrán traicionado, no sé si lo que piensa, siente y vive este torrejoncillano, os habrá llenado, pero quiero que sepáis que en este pregón está toda mi ilusión y el amor a la Virgen, que aprendí le mis padres y mi familia.
Dentro de pocos días, vamos primero, a "Andar la Encamisá", sin tiros, sin cantos, fruto de una promesa, en acción de gracias. Después, cuando caiga la tarde llegará nuestra gran noche y con las primeras luces del alba nuestro día más grande, vamos todos a vivirlo como sólo nosotros sabemos.
Por último, Virgen Inmaculada, que nosotros los jóvenes torrejoncillanos, que somos el presente y el futuro de nuestro pueblo, sepamos mantener uno de los más importantes legados, que hemos heredado de nuestros antepasados, "La Encamisá" y responsables de ello, seguro, que sabremos transmitirla "LIMPIA Y PURA" como lo eres TÚ "su única y auténtica protagonista", que nuestros hijos aprendan de nosotros lo que nosotros aprendimos de nuestros padres.
Ayúdanos y haz, que los hijos de este pueblo, nos volvamos a congregar, año tras año, para verte atravesar el Pórtico de tu casa, aclamándote y vitoreándote Inmaculada, y que en cada viva, esté el sentir y el vivir de un pueblo, que te aclama y te ensalza, en su día más grande. Y sobre todo si hay un torrejoncillano un siete de diciembre, en cualquier parte del mundo, por lejos que esté, cuando den las diez en su reloj, haz que brote de lo mas profundo de su ser y de lo más hondo de su corazón, un:
¡VIVA MARÍA SANTÍSIMA!
¡VIVA LA DEFENSORA DE LA FE!
¡VIVA LA PATRONA DE TORREJONCILLO!
Muchas gracias.
Torrejoncillo, a treinta de Noviembre de 1996.