La prisión de Morelos y la disolución del congreso, originaron gran afluencia de políticos y militares independientes a Coscomatepec ya a Huatusco y un aumento de tropas, mas se acercaba la decadencia de la revolución; sin embargo, los amagos a Córdoba se multiplicaron los primeros meses de 1816, estableciéndose para ello el fuerte de Monteblanco a unos cuantos kilómetros al Norte de la Villa, sostenido por Coscomatepec y Huatusco. La causa libertaria perdía fuerza, los campos estaban abandonados, aniquiladas las fuentes de riqueza, los puertos eran disputados y perdidos por los independientes; hubo necesidad de recurrir a los bienes de la iglesia para continuar la revolución; las divisiones entre los jefes insurgentes de la subdelegación agravaban la difícil situación, que mejoró momentáneamente con la llegada de Mina.
Sustituído el general Calleja por Don Juan Ruiz de Apodaca, partió para Veracruz escoltado por el coronel Márquez Donallo, este militar regresó por el camino de las villas para atacar Monteblanco, cumpliendo con la disposición del nuevo Virrey; después de un corto pero sangriento sitio, el coronel Melchor Múzquiz rindió el fuerte el 7 de Noviembre de 1816.
Derrotados los insurgentes en varios lugares cercanos a la subdelegación de Córdoba, se refugiaron en ella; rendida la fortaleza de Cerro Colorado cercana a Tehuacán, parte de sus defensores emigraron a Coscomatepec y Huatusco, entonces el gobierno resolvió emprender enérgica batida sobre esos poblados.
El coronel Ruiz, comandante militar de las villas abrió la campaña sobre Coscomatepec en Febrero de 1817, tomó las posesiones de la barranca de Tomatlán, sostuvo algunos encuentros con los insurgentes comandados por el brigadier Pedro José Páez, el coronel Couto y el teniente coronel Ramos, se adueñó del pueblo de Coscomatepec y llegó cerca de la barranca de Jamapa, cuyas defensas no se atrevió a atacar, y regresó a Orizaba.
El valiente, astuto y sanguinario coronel Hevia, jefe del batallón de Castilla, arribó a Orizaba con instrucciones de encargarse de la comandancia de las villas y de combatir en forma definitiva a los americanos que las asediaban; el 17 de Febrero inició sus operaciones, se apoderó de la barranca de Tomatlán y del pueblo de Coscomatepec; en un acto de audacia, sigilosamente hizo pasar parte de su fuerza la barranca de Jamapa durante la noche y sorprendió a los defensores de los pasos, atacándolos por la retaguardia; se adueñó del pueblo de Huatusco y rápidamente se dirigió a El Chiquihuite, por caminos extraviados y con grandes penalidades, llegó a la retaguardia de los defensores y les quitó el punto. Expulsados ya los libertadores de todos los poblados del Norte de Córdoba, se dejaron en ellos fuertes destacamentos realistas.
Sin recursos y perseguidos con gran saña por el comandante español, los insurgentes tuvieron que dispersarse y uno a uno se indultaron los principales jefes.
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© 1998, Ediciones Culturales Veracruzanas.