Veracruz es un estado prócer.
Aquí, cuatro siglos y medio atrás, se fundó el Primer Municipio Libre del Continente, base de las Instituciones Políticas de nuestro país.
Aquí, Benito Juárez, reflejando el sentimiento nacional, recibió el calor, el aliento, la entrega de los veracruzanos para crear una nueva nación, sin ataduras coloniales, que le abrieran horizontes de progreso y libertad. Aquí, al abrigo patriótico de esta tierra generosa y con el apoyo de abierto del pueblo mexicano, el gran indio de Guelatao expidió las leyes de la Reforma y salvó la Constitución de 1857. El pueblo de este puerto resistió valerosamente los embates de Miramón, como en los albores de la independencia los había resistido de los españoles atrincherados en Ulúa; como en 1838, de los franceses; como en 1847, de los norteamericanos.
Aquí, nuestro pueblo, con su desprecio e indiferencia, hizo llorar a su llegada a playas mexicanas, a la llamada Emperatriz Carlota, que esperaba arcos triunfales y alfombras de flores a su paso.
Aquí, Enrique Laubscher, Enrique Rébsamen y distinguidos educadores veracruzanos, continuando el impulso de los mejores maestros de la República, dieron forma y vida y difundieron en todo el país, desde la Escuela "Modelo" de Orizaba y la Normal Veracruzana de Xalapa, la reforma educativa que el liberalismo mexicano había planteado para abrir en la conciencia de la niñez y de la juventud, nuevos caminos de luz y de redención.
En nuestro Estado, los trabajadores del campo y de la ciudad, con su sangre y con su vida, en los movimientos precursores de la Revolución, de Acayucan y Río Blanco, vinculados a Cananea, y otras gestas heroicas y en la lucha armada de 1910, poco más tarde, a las órdenes de los Camerino Z. Mendoza, los Cándido Aguilar, los Heriberto Jara, unidos a las masas populares de México, contribuyeron a demoler el sistema dictatorial de Porfirio Díaz.
Aquí, en la invasión criminal del 14, los pechos de los cadetes y de hombres del pueblo, primero, y la resistencia civil después, demostraron a los extranjeros que la llama libertaria jamás habrá de apagarse en el corazón de los mexicanos.
Aquí, Cándido Aguilar, como Gobernador de la Entidad, recogiendo ideales y sacrificios de miles y miles de obreros de nuestra patria, expidió la primera Ley del Trabajo en Octubre de 1914.
Aquí, Venustiano Carranza encontró, como Juárez, amparo y apoyo amplios en momentos de crisis y pudo formular las primeras leyes revolucionarias de la Federación, como la Agraria del 6 de Enero de 1915.
Y de aquí también, salieron al Constituyente de Querétaro, hombres de la talla de Heriberto Jara a batallar sin tregua, junto a otros patriotas distinguidos, para que el pueblo encontrara en la ley los anhelos de justicia social que les llevaron a la lucha.
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© 1998, Ediciones Culturales Veracruzanas.