En este bajo, relativo suelo,
También para ser santo hay que ser listo;
No basta ir a una cruz para ir a Cristo,
Ni basta la bondad para ir al Cielo.
Los sicarios del Bien han de ser yermos,
Duros, como filósofos estoicos:
Los médicos más nobles, más heroicos,
No lamen el sudor de sus enfermos.
¡Todos los incurables tienen cura
Cinco segundos antes de la muerte!
No te des por vencido, ni aun vencido;
No te sientas esclavo, ni aun esclavo;
Trémulo de pavor, piénsate bravo
Y arremete feroz, ya mal herido.
Procede como Dios que nunca llora,
O como Lucifer, que nunca reza,
O como el robledal, cuya grandeza,
Necesita del agua y no la implora...
¡Que muerda y vocifere vengadora,
Ya rodando en el polvo tu cabeza!
No digas tu verdad ni al más amado;
No demuestres temor ni al más temido;
No creas que jamás te hayan querido
Por más besos de amor que te hayan dado.
¡Todo lo alcanzarás solemne loco,
siempre que lo permita tu estatura!