Héctor Meneses, Director de RECADI (Fuente: Fotoarchivo El Nacional)El 13 de abril de 1989 fue la primera vez que Héctor Meneses, ex-ministro de Fomento y director encargado de la Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales, fue nombrado en La Agenda Secreta de Recadi, en un trabajo titulado << Diez Administraciones>> , el cual se ilustró con igual cantidad de gráficos que demostraban que la extinta dependencia había tenido diez organigramas distintos desde que fue creada en 1983.

En realidad se trató de un trabajo de apoyo que se consideró oportuno divulgar, para que el público estuviera claro en quiénes habían sido sus administradores y los superiores inmediatos de éstos, durante los cambios operativos que ocurrieron en los gobiernos de Luis Herrera Campíns y Jaime Lusinchi.

La nota informativa tuvo como atractivo el dato de que, una vez fuera de la dependencia Francisco Maldonado Cisneros, fue designado director general de Recadi Oscar Páez Bohórquez, quien apenas duró un día en funciones, aspecto desconocido hasta ese momento.

El mismo día Héctor Meneses, disparándose un balazo en la cabeza, intentó suicidarse. Por nuestra parte, nos encontrábamos realizando un trabajo de calle para La Agenda.

Cuando llegamos al periódico, cerca de las doce del mediodía, encontramos que el reportero de sucesos y policía, Humberto Alvarez, había tratado de establecer contacto directo con nosotros, no menos de diez veces, por el radio de la unidad que lo trasladó desde la sede de la Policía Técnica Judicial hasta la Policlínica Metropolitana, en Caurimare.

Hablamos por radio con Alvarez y nos trasmitió el hecho, aparte de solicitarnos cooperación para salir con la mejor información al día siguiente.

Lo primero que se nos ocurrió fue establecer contacto con los familiares de Meneses (llamamos a la casa del ex-ministro donde ocurrió la tragedia, pero nadie tomó el teléfono). Luego, al ex-ministro de Hacienda, Héctor Hurtado, a la presidencia del Banco Exterior de España y Los Andes, Extebandes, pero la hora del discado no fue la más apropiada.

Sobre las doce y media, ya comenzando la tarde, ubicamos a Jorge García Duque, ex-viceministro de Hacienda, en la presidencia del Fondo de Garantía y Protección de los Depósitos Bancarios, Fogade. Sorpresa nos provocó que alguien tan ligado al grupo Hurtado se enterara del incidente, a propósito de nuestra llamada. García duque se quedó atónito con la noticia y el transmitírsela provocó en él, por lo menos, cinco minutos de absoluto silencio.

-¿Qué estás diciendo? - respondió, al recuperarse del golpe-. ¿Qué el Flaco Meneses se pegó un tiro?

- Si, eso es lo que estoy diciendo -respondimos de inmediato.

-¿Por qué el Flaco haría algo así? - insistió García Duque. Estás seguro de la información. Ustedes no han escrito nada en contra de él.

- Hoy lo mencionamos -agregamos después- para precisar que había sido también director de Recadi, pero todavía no tenemos ningún dato cierto que permita denunciarlo en la campaña del periódico.

- Yo tengo un almuerzo ahora -explicó García Duque-, pero me quitaste las ganas con lo que me estás diciendo. Llámame en media hora, para averiguar que fue lo que pasó con el Flaco.

Así fue. Antes del tiempo convenido, llamamos de nuevo a Fogade. García Duque había hecho contacto con médicos de la Policlínica Metropolitana que, a su vez, le atendían ciertas dolencias de columna.

- La información es correcta -nos comentó-. No salgo de mi asombro. ¿Qué saben ustedes?

- Por ahora lo mismo -dijimos-. Todavía no ha regresado Humberto Alvarez de la clínica. Necesito que me ayude a conseguir a Héctor Hurtado. Lo he estado llamando hace días, pero está claro que no quiere conversar conmigo sobre el caso Recadi. No responde las llamadas y cambió el teléfono de su casa.

- Tengo días que no nos vemos -comentó García Duque. Debe estar muy mal con lo de Meneses. Ahora menos hablará contigo. Trataré de hablar con él...

En la edición del viernes 14, efectivamente, El Nacional dio una primera versión de lo ocurrido a Héctor Meneses. A lo interno del periódico, los colegas nos tomaban el pelo diciéndonos que ya La Agenda de Recadi tenía 6 presos y un muerto: 2 empleados de las verificadoras, 4 de instituciones bancarias y, lamentablemente, Héctor Meneses, respectivamente. Este se encontraba herido de gravedad.

Dos días más tarde, el 16 de abril, se conoció en los predios de la Policía Técnica Judicial que el ex-ministro de Fomento, como es casi una norma universal en estos casos, había dejado una carta, explicando las razones de su decisión.

Luego, el Juez Instructor del Caso, Luis Guillermo La Riva, anunció que iba a recabar la carta dejada por Meneses. En esos mismos días, el 18 de abril de 1989, el Juez XXXVII Penal, La Riva, fue ratificado por la Asamblea de Jueces Superiores del Distrito Federal y Estado Miranda, para seguir conociendo del caso Recadi. Buscó apoyo, porque, comenzaron las primeras críticas contra la cantidad de medidas judiciales que estaba tomando.

En efecto, basado en un oficio escrito por el Fiscal LXI del Ministerio Público, Ramón Iglesias, Luis Guillermo La Riva obtuvo de la PTJ el texto que, según se dijo extraoficialmente, había dejado Héctor Meneses. Aparentemente, se trataba de una página escrita a mano, donde el ex-ministro mencionó, al menos, a tres personas de relieve en el mundo político y económico. El caso Recadi, con este episodio, adquirió connotaciones muy dramáticas. Desde antes que la carta fuera recabada de la PTJ, lógicamente que todas las redacciones de los periódicos se propusieron obtenerla a como diera lugar.

La expectativa sobre la carta de Meneses continuó latente hasta el jueves 8 de junio. Llegamos a nuestra oficina sobre las nueve de la mañana, hora de rutina. Ya Fabricio Ojeda, compañero de investigaciones, le había puesto a la puerta del cubículo un pequeño letrero escrito con marcador, que decía << DDS>> .

Todas las personas que pasaban por el pasillo que da a la dirección de El Nacional, se detenían y preguntaban que significaba DDS. Igual quienes venían a buscarnos a nosotros, bien para aportar datos o documentos respecto del escándalo, bien citados para ser entrevistados confidencialmente o bien visitantes.

A Fabricio se le ocurrió poner la clave en la puerta, para darle continuidad al concepto de que desde El Nacional se estaba orquestando una campaña para desestabilizar el sistema democrático. De modo que nuestra oficina pasó internamente a llamarse Departamento de Desestabilización del Sistema (DDS). El término se hizo tan común y popular que nosotros mismos, al indicar nuestra ubicación a terceros, finalmente rematábamos: << donde dice DDS, a la derecha>> .

Ese jueves sonó el teléfono y respondimos.

- ¿Agustín?- dijo la voz.

- Sí, ¿quién es? -respondimos.

- Habla camionero BJ. ¿Te acuerdas de esa clave?

- Sí, como no.

- El Capitán Marte te manda a llamar para algo muy importante -se nos comunicó.

- Debe ser bien bueno para que tú mismo hayas llamado -replicamos.

- Anota esta dirección y llámale por el celular después de las doce, pero sin falta -nos instruyeron.

Luego de la llamada nos dedicamos a adelantar la edición de La Agenda del día siguiente, hasta que sonó el teléfono otra vez.

- ¡Bueno! - dijimos.

- Con el Licenciado Agustín Beroes -le reconocimos la voz a Orlando Fernández.

- ¿De parte de quién?

- De Orlando Fernández Medina.

- Agustín Beroes hablando -volvimos a replicar.

- Esta tarde van a allanar la sede del Consorcio Capricornio en el edificio Onix de El Rosal. Le paso esta exclusiva, para que se luzca mañana.

- Okey, gracias Diputado. Nos vemos - click.

Tuvimos el presentimiento de que más que el allanamiento, que también dio buenas noticias, la primera llamada envolvía un paso importante en nuestra investigación. Sobre el mediodía nos comunicamos con la Sección Política para advertir del allanamiento del grupo denunciado por Orlando Fernández, y quedar libres para lo que vendría después.

Casi a la una de la tarde, nos respondió el teléfono celular convenido.

- ¿Haló? - respondió una dama.

- Quisiera hablar con el Capitán Marte -dijimos.

- ¿Cómo es la vaina? ¿Quién habla?

- Es Agustín Beroes del diario El Nacional.

- Hola, es...(fulana de tal). Ya te lo pongo... No me habían dicho que cambiaron la clave. Espérate...

- ¿Agustín? Escucha con atención. Tengo que salir al interior desde La Carlota, pero regreso antes de las cinco de la tarde. Vete para la oficina de Camionero BJ. Lo llamo enseguida para que no se enrolle. El tiene lo que te quiero dar -nos indicó la voz masculina.

Luego de almorzar nos fuimos rápidamente a la oficina de Camionero BJ. No estaba y nadie sabía a qué hora llegaba. Su esposa nos dio cuatro veces café y, mientras apareció, le revisamos todos los papeles que tenía en el escritorio, muy discretamente.

Allí estaba. Era una copia certificada por el Tribunal XXXVII Penal del Juez La Riva y por la Policía Técnica Judicial, del texto escrito por Meneses el mediodía del jueves 13 de abril. Como era corta, apenas 5 párrafos, copiamos el contenido en la libreta. Seguimos alborotando la mesa para ver si había más copias. En eso sentimos la llegada del Camionero BJ.

Y lo dejamos de ese tamaño.

Al contrario de lo que estaba previsto, Camionero BJ << se enrolló>> , no nos quería entregar el manuscrito de Meneses, porque -según él- el Capitán Marte no lo había llamado después para decirle que nos lo entregara. Tras dos horas y media de discusión, se me ocurrió discar el celular nuevamente, hasta que apareció la voz del Capitán Marte.

-Dile tú mismo a Camionero BJ que me entregue la carta de Meneses -planteamos al Capitán Marte-. Ya tengo el contenido, pero nadie va a creer que ésta sea si no consolido una fotocopia.

- Pásame al marico ese-, respondió.

-¿Haló? -tomó el celular BJ.

- Hay que entregarle la carta de Meneses a Beroes y eso es una orden-, le dijo el Capitán.

- Yo no estoy de acuerdo. Nos podemos joder. Además, la copia que tenemos está certificada por el Tribunal de La Riva.

- Usted le da esa carta ya -dijo el Capitán-. Si quieres muéstrale la copia completa para que vea los sellos y los nombres de los detectives que la levantaron en la casa de Meneses, para que no le quede ninguna duda, y los folios de las páginas. Pero me le entregas la carta ya. Beroes y yo tenemos el compromiso de que quien primero la consiga, se la pase al otro.

Supimos después el contenido del otro lado del hilo telefónico.

Como a las seis de la tarde, por fin, tuvimos aquel papel en el bolsillo derecho del paltó, y nos dirigimos de vuelta al periódico. Quedaba pendiente, todavía, convencer a las autoridades de El Nacional de que ésa era la carta.

Llegamos y enseguida sostuvimos una reunión con los jefes de Redacción, Política y Economía. Hicimos una presentación del contenido de la carta de Meneses, analizamos la copia y se tomó la decisión de publicarla en La Agenda.

-¿Tú estás seguro de que no nos van a desmentir? -preguntó Alvaro Benavides La Grecca, jefe de Redacción.

- Yo voy a comenzar a escribir ya, porque es tarde -respondimos- No te preocupes, es la carta.

Sentados frente al computador pensamos en la esposa y la familia de Meneses. Nunca nos habíamos demorado tanto en escribir una información.

En la entrega del viernes 9 de junio, que de paso se agotó a nivel nacional, publicamos un trabajo titulado: << Héctor Meneses detectó manipulaciones>> .

Con algunos datos adicionales obtenidos por intermedio de << Camionero BJ>> pudimos saber de algunas presiones sobre este intento de suicidio. Inicialmente, se informó que el jueves 13 de abril, encontrándose en su casa, el ex-funcionario fue localizado sangrante en una de las habitaciones de la quinta << Los cuatro>> , ubicada en la calle Mercurio de la urbanización Santa Paula, en El Cafetal, con una herida provocada por un proyectil que penetró el temporal derecho con un orificio de salida por el lado izquierdo del maxilar superior.

En principio, se supuso que el hecho ocurrió cerca del mediodía del 13 de abril. Extraoficialmente trascendió que << familiares corrieron al lugar donde se escuchó la detonación y lo encontraron sangrante en el piso, con un revólver calibre 38 a su lado. Rápidamente lo trasladaron a la habitación principal donde fue auxiliado y luego, con la premura del caso, lo llevaron a la Policlínica Metropolitana de Caurimare, donde fue atendido en el servicio de emergencia, por los cirujanos Luis Alberto Russian y Santos Erminy>> .

Las versiones del segundo día y algunos datos posteriores precisaron con casi total exactitud el hecho. El ex-ministro tomó un revólver calibre 38, con cañón reforzado, y se efectuó el disparo, luego caminó tambaleante hasta su habitación donde se recostó sobre una almohada en el piso, hasta que llegaron sus familiares.

La policía Técnica Judicial, sobre la marcha, realizó varias pruebas grafotécnicas para determinar la autenticidad del escrito y la química de la tinta que luego se correspondió con el bolígrafo ubicado cerca de la misiva dirigida por Meneses a su esposa Francia:

<< Querida Francia (sic):

Lamento mucho haber tomado esta decisión tan dolorosa para todos, pero me encuentro muy deprimido y no sé qué hacer: yo fui en viaje, con Beto que siempre fueron de vacaciones (sic) invitados por él (sic), van a tratar de vincularlos con otras cosas que nunca pasaron. También he encontrado que en actas de la Comisión de Importaciones lo manipularon (sic) y yo no me di cuenta y lo firme por que (sic) lo encabezaba Hurtado. Igualmente revisando los papeles me encontré que Manuel Azpúrua todas las instrucciones me las dio verbal (sic) y yo tramité esos (sic) por escrito.

Todas estas cosas me las va a sacar y yo no tengo una defensa fuerte, y van a querer destruirme.

Mi estado de ánimo es débil y sé que no podré asimilar esos ataques. Siempre actué correctamente.

Perdóname y cuida mucho de nuestros hijos. Te amo, Héctor>> .

En realidad, El Nacional había obtenido una copia del manuscrito de Meneses el mismo día que el ex-funcionario atentó contra su vida. No obstante, preferimos no publicarla sino en el momento más apropiado y luego que consiguiéramos otra copia que certificara que la inicialmente dispuesta era la verdadera.

El 16 de junio de 1989, una semana después, el Juez de la causa, Luis Guillermo La Riva, pidió al la Juez XLII Penal, Mélida Aleksic Molina, abrir una averiguación a lo interno del despacho, para determinar quién y de qué manera entregó una copia del manuscrito a El Nacional.

La doctora Aleksic Molina, a su vez, solicitó por la vía de distribución de peticiones a la Juez XIX Penal, Jean Marshall, que actuara directamente sobre el petitorio.

Fue así como el 1 de agosto siguiente el jefe de Redacción de El Nacional, Alvaro Benavides La Grecca, fue citado al Tribunal XIX a cargo de Marshall. Previamente, ya uno de nuestros abogados asistentes, Beltrán Haddad, había sido consultado al respecto, en prevención de que se presentara una situación como la anterior. Siempre nos sorprendió que no fuimos llamados directamente, por haber sido la instancia que dos veces consiguió la carta escrita por Meneses.

La Comisión de Importaciones aludida por el ex-funcionario autorizó en los años 1987, 1988 y 1989 la cifra de 5.875 millones 599 mil 367 dólares preferenciales: 2.649 millones 388 mil dólares -según las estadísticas de Recadi- en 1987, en bienes de capital, ganado de reproducción y productos de abastecimiento; 2.603 millones 748 mil 533 dólares en 1988 para los mismos rubros; y 622 millones 462 mil 763 dólares preferenciales en enero de 1989, antes de la transmisión de mando con el nuevo gobierno de Carlos Andrés Pérez.

Luego de un largo tiempo de reclusión en la Clínica Metropolitana, una noche -según versión publicada por El Diario de Caracas -, al término del horario de visita normal a los pacientes, la familia Meneses canceló la cuenta y al día siguiente (fines de agosto) salió por La Carlota rumbo a Miami y luego a Europa. Nunca pudimos confirmar si el plan de vuelo se correspondió con un avión propiedad del diputado Alberto (Beto) Finol, del gobierno o por contrato a un particular. Tampoco si fue cierto que durante su reclusión en la clínica Meneses fue parcialmente interrogado por el juez La Riva.

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