DATOS NARRATIVOS

 

Con el 24 de Septiembre de 1836, que marca el límite extremo  del período abarcado  por la presente edición, tomaba fin la serie de los documentos contemporáneos, a la que estaba consagrado el primer volumen. Esas piezas,  aunque sean en razón de su fecha, las más irrefutables, no son suficientes para documentar la historia de los orígenes maristas. En efecto, ni el notario que levanta un acta de venta, ni el secretario del obispado que consigna una deliberación del consejo, ni el superior que escribe una carta administrativa,  nos permiten comprender al interior, los hechos cuyos límites destacan con precisión. Para que nos sean restituidas la densidad de un acontecimiento, la coloración afectiva que  ha tomado con aquellos que lo han vivido y su influencia sobre el desarrollo de la  historia, es preciso que después- frecuentemente largos años más tarde – los protagonistas mismos del drama sean inducidos de una manera o de otra a evocarlo. Breves alusiones, confidencias, largos relatos orales, recuerdos más o menos trabajados, reconstrucciones polémicas, resultados de entrevistas, vienen así a ofrecer al historiador  una documentación de un género completamente nuevo, aunque no menos indispensable para su trabajo. Afectados por un fuerte coeficiente de objetividad y muy dependientes de las circunstancias que los han provocado, esos testimonios piden ser cuidadosamente controlados  los unos por los otros, debido a que, sin ellos, el encadenamiento concreto de los hechos y sus  causas profundas nos permanecerían lo más  frecuentemente ocultas.

Sobre la historia de los orígenes maristas, esos testimonios personales han comenzado desde antes del 24 de septiembre de 1836 y se han continuado hasta la desaparición de los últimos protagonistas y de aquellos que habrían podido recoger sus declaraciones, es decir, hasta fines del siglo pasado.Sin embargo, en este largo espacio  de tiempo, una fecha surge claramente, la de la dimisión de su cargo de superior general  dada por el P. Colin el 10 de Mayo de 1854. Esta dimisión, en efecto, y la elección correlativa del nuevo superior, el P. Favre, modificaron profundamente el fundamento de la Congregación haciendo surgir, al lado de la personalidad poderosa del fundador, otra cabeza, es decir, inevitablemente, una concepción un poco diferente de la Sociedad. Lo que pudo ser dicho o escrito, desde entonces sobre los orígenes de esta última, se resintió con esta dualidad y fue referida en un clima muy diferente de aquél  en el cuál habían sido dados los testimonios anteriores a 1854. Es únicamente a estos últimos,  que será consagrado el presente volumen, y se propone, simplemente, en esta introducción, dar una ojeada de conjunto, sobre las circunstancias  en las cuales fueron recogidas y sobre los principios que han impuesto su edición en esta obra.

 

 

 

 

I – LAS NARRACIONES SOBRE LOS ORIGENES

 MARISTAS ANTES DE 1854.

 

Las causas que hacen nacer en el seno de una sociedad religiosa, lo que se podría llamar “pensamiento histórico” y determinan la fijación de los primeros recuerdos, no varían casi nada de un caso al otro. Ellas corresponden, en efecto, a exigencias fundamentales de la conservación de la comunidad, que, tarde o temprano, se manifiestan con sorprendentes parecidos.

   Entre los hechos que lanzan frecuentemente a un  miembro de la congregación a tomar por primera  vez la pluma del historiador, es necesario mencionar sin ninguna duda, la muerte de uno u otro de los primeros miembros. Apenas la muerte ha comenzado a hacerse presente  en el seno de la joven comunidad, cuando se le da vuelta a la  página. . Rápidamente  esos cohermanos, quienes no viven ya más que en el recuerdo de sus amigos, corren el peligro de ser totalmente olvidados. Se traza entonces una primera nota necrológica,  después otra, y haciendo eso ,se cae en la   cuenta de que los hechos referidos, no tienen un marco  de referencia. La idea  de consagrar al menos unas páginas a los orígenes de la obra, brotará rápida en adelante, para no dejar en el olvido esas existencias. 

Por otra parte, la congregación, al ir creciendo,  recibe novicios y postulantes, atraídos por el espíritu de la obra, pero ignorando  generalmente todo acerca de las circunstancias en las que nació y de su primera historia. Para llenar esta laguna, el superior o el maestro de novicios evocarán ante esos jóvenes reclutados, el período histórico. Serán tomadas notas, resúmenes redactados, y por ese medio, también vendrán a acumularse testimonios de valor que formarán la materia prima de la historia futura.

 No obstante, más que todo,  cuenta para la Sociedad y su fundador, la conservación del espíritu primitivo, que resume la misión de la congregación y su razón de ser en la Iglesia. Mediante la Regla, se ha tenido el cuidado de fijar los límites de este espíritu, aunque de una manera más expresiva y convincente aún, es a través de las opciones  y sacrificios de los primeros  años del instituto que se encontrará  eco de esto. La historia de los orígenes es la mejor lección de las cosas, la mejor escuela de las virtudes religiosas, de aquéllas sobre todo, que deben distinguir a la Sociedad. De esta manera, no se tardará en fijar los más bellos rasgos, que en su conjunto tienden a la edificación y que son para el historiador una de las fuentes a las cuales él deberá  saber acudir.

 Otras  causas aún podrían ser enumeradas aquí. Porque, no es de ningún modo cuestión de hacer  una lista exhaustiva de ellas y aún, menos, de establecer un orden cronológico en un campo donde los móviles actúan de una manera compleja y conflictiva. Este breve análisis, no resulta por tanto inútil para orientar al lector, antes de intentar captar en lo concreto de la historia, cuándo y cómo han sido consignados por escrito los primeros recuerdos sobre los orígenes maristas.

Las primeras notas escritas concernientes a una de las ramas de la gran Sociedad de María, parecen ser las noticias necrológicas de dos Hermanos Maristas fallecidos en el Hermitage,  redactadas en 1830 por el P. Bourdin, quien era capellán de esta casa. Con ocasión de este trabajo, el joven cohermano parece haber considerado una obra más extensa sobre la Sociedad de María  por completo, de la que no se conservan más que algunas introducciones y notas preparatorias (cf. doc. 754)1

En 1834, la Madre San José, fundadora de las Hermanas Maristas, comienza la redacción de una historia  de su congregación, englobando breves noticias sobre las hermanas  difuntas, historia que será continuada más tarde casi hasta 1850 y nos llegará bajo el nombre convencional del Manuscrito de Cerdon (doc. 759)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1Las remisiones a los documentos conciernen a la obra completa de los Orígenes Maristas y no se encuentran necesariamente en la presente edición. (Nota del editor)

 

 

 

 

El 10 de Octubre de 1837, entra al noviciado de Puylata un joven  sacerdote del clero de Lyon, el padre Gabriel Claudio Mayet, quien comienza enseguida a anotar para su edificación personal las palabras del P. Colin. Desde el retiro general del año siguiente, las Notas sobre la Sociedad de María comienzan a distinguirse de sus Notas Personales y constituyen el núcleo de Memorias que serán continuadas hasta 1854 y representan la colección documental ,con mucho, la más importante, concerniente a los orígenes maristas. A los extractos de esta colección será consagrada toda la primera parte  del presente volumen, y las particularidades de ella serán ampliamente ilustradas en la introducción a esta parte.

Desde entonces, la Sociedad de los padres, claramente en retardo hasta allí, con relación a las ramas de los hermanos y de las hermanas, que habían podido organizarse más pronto, va a ver comenzar en su seno las primeras noticias históricas. Durante el año escolar 1839 – 40, el P. Convers, superior del primer noviciado-escolasticado de la Sociedad, el de la Capucinière, refiere a sus estudiantes, quienes toman nota, los orígenes de su congregación (doc. 748), y el P. Humbert esboza una breve memoria sobre los inicios de esta casa (doc. 747). Hacia la misma época, parece, el P. Colin pone sobre una libreta algunas notas cronológicas muy breves pero extremadamente preciosas para la historia de las misiones en el Bugey (doc. 746). Nada de  sistemático aún es por tanto emprendido. Va a ser necesario esperar el otoño de 1841 para que se diseñe un plan general de reseña histórica comprendiendo a todas las ramas de la Sociedad, hecho capital que merece que se detenga un poco para examinar las causas y el alcance de  ello.

La muerte del P. Champagnat, ocurrida el 6 de Junio de 1840 en el Hermitage, no deja de impresionar fuertemente a toda la Sociedad. Con él desaparecía no solamente uno de los primeros compañeros del seminario mayor,  sino también el fundador de los hermanos, y en el Instituto fundado por él, se debía recoger todo lo que podía conservar su recuerdo. Pero en lugar de esperar que la muerte vinieras así a arrebatar  la figura principal de la historia de los orígenes de su congregación, ¿Por qué las otras ramas no se esforzaban por hacer más pronto “memorias” que podrían ser de beneficio con los datos proporcionados por el fundador o la fundadora? El hombre en el espíritu en el cual parecen haber germinado esas reflexiones y que se empleó, en todo caso, en darles un inicio de realización, es el  P. Denis Maîtrepierre. Este último, uno de los veinte profesos del 24 de septiembre de 1836, recibió oficialmente,  en el retiro del otoño de 1841, el cargo  de provincial, que él ejercía  ya prácticamente  desde septiembre de 1839 1 y que era el sustituto  del P. Colin en los asuntos de administración corriente. Se tienen numerosas pruebas de que utilizó esta posición para promover un esfuerzo histórico en el seno de las diferentes ramas de la Sociedad, que conviene señalar aquí rápidamente.

Es cierto, por una parte, que es hacia finales de 1841, luego de una visita que  hizo a la Hermitage, que el P. Maîtrepierre, puso en movimiento, apoyándose, además, en una orden del P. Colin, el trabajo de documentación que se prosiguió  durante quince años entre los Hermanos Maristas bajo la dirección del hermano Juan Bautista y que desembocó en la Vida del P. Champagnat publicada por éste ultimo en 1856 2.

Por otra parte, el 27 de diciembre de 1841, el mismo P. Maîtrepierre, escribiendo al P. Chanut, superior de Verdelais, le trazaba el plan de un informe detallado sobre las actividades de los cohermanos de su casa y terminaba pidiéndole  comunicar “todo lo que juzgara  adecuado para interesar y  edificar”3.

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(1) Cf. APM, reg. de retiros, p. 15, LAGNIET, Notas históricas, copia Gobillot (ms APM), P. 121.

(2) Cf. O. M. 2, pp. 730 – 731

(3) Cf. APM, fondos de Verdelais, carta del P. Maîtrepierre al P. Chanut, 27 de diciembre de 1841. Señalamos que el año precedente el P. Convers había sido encargado por el P. Colin de redactar un informe de su misión en la diócesis de Angoulême, manuscrito conservado en las APM, expediente Convers.

Es claro que  desde entonces él pensaba en recoger por ese cauce los materiales de anales de la Sociedad destinados no solamente a ilustrar a la administración general, sino a instruir a la posteridad.

Por otra parte, así como se tendrá la ocasión de verlo más adelante, es desde el invierno de 1842 que el P. Maîtrepierre animó oficialmente al P. Mayet a tomar notas sobre el P. Colin y los orígenes de la Sociedad, dando así la confirmación de la obediencia a una empresa destinada, de otro modo, posiblemente,  a fracasar, dada la conciencia timorata de aquél que la había asumido.1

Finalmente, desde 1842–1843, el P. Mayet está al corriente de un trabajo histórico hecho tanto con los Hermanos, como con las Hermanas Maristas, trabajo que él designa,  como  lo hará pronto con el suyo propio, con el término de Memorias y a propósito del cual  menciona habitualmente al P. Maîtrepierre,2 señal de que ese último estaba en el origen no solamente de las notas recogidas por el Hno. Juan Bautista, sino igualmente de aquéllas que redactaban entonces las hermanas y de las que la segunda parte del manuscrito de Cerdon (Doc. 759, && 45–52) y el relato de la madre Santa Isabel (doc. 760) parecen  constituir dos ejemplos, entre otros, que posiblemente  no nos han sido conservados. A ese trabajo iniciado con un cierto sincronismo en las diferentes ramas de la Sociedad, tienen oportunidad de  unirse también, las notas del Hno. Lorenzo (doc. 167(756)) y la Reseña  muy resumida del P. Terraillon (doc. 163 (750)), que la crítica interna invita a situar entre 1840–1844.

La noticia del martirio del P. Chanel en Futuna, conocida en Lyon a principios de abril de 1842, suscita inmediatamente en el P. Colin la reacción de confiar al P. Mayet, la investigación preliminar de una biografía del misionero3. Se tiene allí la prueba de que el superior general se interesaba personalmente en la conservación del recuerdo de los difuntos, de lo que, por otra parte, testimonian peticiones análogas hechas a propósito de los PP. Pichat, Bordat y Cellier.4 Pero sus preocupaciones iban más allá del cuadro de simples noticias biográficas. Quedando deliberadamente en una perspectiva de edificación, él deseaba en 1844 que se conservaran los recuerdos sobre las primeras misiones y contaba,él mismo  por eso al P. Mayet , lo que recordaba.5

 

 

 

 

 

 

 

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1 Cf. O. M. 2, P. 39

2 Cf. O.M. 2, pp. 731–732 y 814–816. A propósito de las Hermanas, el P. Mayet no nombra explícitamente al P. Maîrepierre, pero el paralelismo de esos textos con aquellos que conciernen a los hermanos no permiten casi dudar que se trata allí todavía de él. Por otra parte, se sabe que en el invierno 1841 – 42 el P. Maîtrepierre visitó las casas de todas las ramas  de la Sociedad. (Cf. Carta del P. Maîtrepierre al P. Lagniet, 14 de enero de 1842, APM, fondos del colegio  de Belley),  y es probable que él dio en todas partes en esta ocasión consejos análogos a aquellos que él había prodigado en el Hermitage.

3  Cf.  Mayet 1, 768. Se sabe que la redacción de la biografía, fue más tarde confiada el P. Bourdin, quien no la publicó sino hasta 1867.

4 Cf. Introducc. al doc.. 538.

5 Cf. doc. 581, § 1.

 

 

 

 

 

 

 Por otra parte, señalemos  en seguida  que en muchas otras ocasiones el superior general de los padres, proporcionaba al azar de conversaciones  familiares, numerosos rasgos que, ávidamente recogidos por el autor de las Memorias, constituyen  hoy un amplio material para la historia de los orígenes.

A partir de 1844, sin olvidar el trabajo que se estaba realizando entre los hermanos y las hermanas sobre las etapas de las cuales se tienen pocos detalles,1 se puede decir que es sobre todo en el marco de esas Memorias del P. Mayet, que se prosigue una investigación histórica cada vez más acorde con los orígenes de la Sociedad y particularmente, sobre el misterio de sus orígenes. Para  los cohermanos de la primera generación, el problema no existía. El P. Mayet parece haber sido uno de los primeros en planteárselo y el hecho de que se hayan encontrado en él en ese momento privilegiado, un temperamento místico y curioso y reales dones intelectuales, explica la parte predominante que  ha  tomado y que  ocupa aun en la historia de los orígenes maristas.

En el retiro de 1847, el P. Maîtrepierre, aunque libre después de muchos años de su cargo de provincial, exhorta a todos los superiores de casa a “reunir notas sobre lo que ocurra en la Sociedad de  interesante y de edificante”.  Precisaba a ese propósito:

 

Los que comienzan las Órdenes son empujados por los acontecimientos, y después un cierto sentimiento de reserva y de modestia les impide darse cuenta de todo lo que Dios hace por ellos, puesto que sus nombres se encuentran allí mezclados; al menos no quieren ellos escribirlo. Más tarde, las ocupaciones se multiplican y ellos no pueden hacerlo. Después vienen los lamentos.2.

 

No parece que estas reflexiones melancólicas hayan producido todo el efecto que se hubiera podido esperar. En todo caso, las noticias sobre las fundaciones diversas realizadas bajo el generalato del P. Colin no nos interesan directamente aquí.3 Pero el texto merecería  ser citado, porque confirma el interés constante tomado por el P. Maîtrepierre en la historia de la Sociedad. De este interés, él mismo iría a dar  una prueba notable redactando, en 1853, en honor de sus novicios, Notas sobre los Inicios de la Sociedad (doc. 164 (752)) cuyo valor no es despreciable, aunque evidentemente ese testimonio, frecuentemente de segunda mano, no pueda  compararse con aquellos que el P. Mayet, había pacientemente pedido a los PP. Déclas, Séon, Cholleton, Pierre Colin, incluso al mismo Courveille4.

Esas notas del P. Maîtrepierre, por otra parte, llegaron  demasiado tarde al autor de las Memorias para que él pudiera integrarlas en sus cuadernos. Él no pudo más que hacerlas copiar en un nuevo cuaderno de Notas Separadas, el conjunto del trabajo que él había efectuado bajo el generalato del P. Colin habiendo sido remitidas al P. Favre desde el verano que siguió a su elección. Con ese último acontecimiento, las investigaciones sobre los orígenes irían a tomar un nuevo giro, sobre el cual los datos reunidos en OM 3 nos informarán abundantemente.

Es pues un poco por azar de las circunstancias y de las inspiraciones personales y sin gran orden preconcebido, a pesar de las loables iniciativas del P. Maîtrepierre, que ha sido reunida hasta  1854 la  documentación sobre la historia primitiva de la Sociedad.

 

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1  Cf. O. M. 2, pp. 730–732 y 815-816.

2 Mayet 7,277

       3 Existen en París, Rochefort, Moulins, etc. El P. Mayet ha consignado un cierto número de ellas en los       

           tomos 7 a 10 de las Memorias.

       4 Cf. docc. 551, 591, 625, 689, 714, 718

 

 

 

 

                           

 

                             154(428)

(Julio) 1838.- ENTREVISTA DE JUAN- CLAUDIO COLIN CON MONSR. DE

FRAYSSINOUS: su sencillez en sus gestiones. Narración familiar del

P. Colin a sus cohermanos. – 1, 24 – 26, esc. Dupuy.

 

El relato referido más abajo fue provocado por una observación del P. Chanut sobre las gestiones hechas en París en 1838 por el P. Champagnat y puede pues, ser fechado aproximadamente en relación con estos últimos.  Venido a París para intentar obtener la autorización legal de su Instituto, el P. Champagnat llegó a la capital al rededor del 15 de enero de 1838, acompañado del P. Chanut, quien estaba, al inicio de este año escolar, en el Hermitage. El P. Chanut regresó alrededor del 7 de marzo, pero el P. Champagnat permaneció en París hasta la Pascua y, después de un mes pasado en el Hermitage (del 15 de abril al 15 de mayo más o menos), volvió  a partir para la capital, de la que regresó a fines de junio sin haber podido obtener la ordenanza deseada. (Sobre todo esto, Cf. Circ. P. F. M., t. I, pp. 246–249; 252; 256; 259). El empleo del tiempo del P. Chanut a partir del 7 de marzo es poco conocido. Debiendo predicar la cuaresma en Valbenoîte, regresó sin duda directamente de París a Saint–Etienne sin ir a Belley, y después de Pascua,  permaneció probablemente en Lyon, siguiendo el deseo que  había expresado el P. Colin algunos meses antes. (cf. Carta del P. Colin al P. Champagnat del 26 de diciembre de 1837, APM 233.2). El 3 de junio, El P. Colin anunciaba a Monsr. Donnet, Arzobispo de Bordeaux, que él destinaba para la fundación de Verdelais al P. Chanut, y este último partió para Bordeaux el 8 de agosto (cf. Cartas del P. Colin a Mons. Donnet, del 3 de junio y  8 de agosto de 1838, Arch. del Arzob. de Bordeaux). Es entre esas dos fechas que se puede lo más probablemente situar una estancia del P. Chanut en Belley para recibir  las consignas del P. Colin antes de la nueva fundación. Presente así en la Capucinière al momento en que se le informó que el P. Champagnat había regresado de París a fines de junio sin haber obtenido nada, su antiguo compañero de viaje se habría permitido la reflexión cuyo resultado fue el relato que se va a leer. Se recalcará, por otra parte, que la similitud de  este relato con el anterior (misma insistencia sobre los beneficios de la sencillez), invita a pensar que ellos han sido hechos claramente en la misma época.

El texto copiado por el Sr. Dupuy  conoció una primera serie de modificaciones de detalles y de adiciones antes de 1854 (rev y notas a–l). Es a la relectura de 1864, en cambio, que deben ser atribuidas  la nota m y las correcciones señaladas rev 2.

 

[1] a Yo sé, dice él un día, que con los cardenales y en general en Roma en mi viaje, es a causa de mi sencillez que se  estuviera satisfecho de mi persona.  Se decía: él es muy sencilloc  y muy franco; mientras que yo sé que [p. 25] se desconfiaba considerablemente de otros que se presentaban con grandes aires.d,e Cuando yo he estado en París también, siendo vicario de Serdón1, yo he estado allí con la más grande sencillez.f  Yo he estado en todas partes con una sotana.2

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Se sabe que Juan Claudio Colin hizo entonces dos viajes a la capital, uno en noviembre de 1822 y el otro en Junio de 1823 (cf. Sinopsis Histórica).

2  Bajo la Restauración los eclesiásticos llevaban aún habitualmente en viaje el hábito corto del cual se va hablar más abajo.

 

 

 

 

Yo no sabía de suyo, que era necesario, para ser recibido en el ministerio, cartas de audiencia. Yo me presentaba dos o tres veces con el Sr. de Frayssinous.3 Se me dijo: Él no está aquí. Yo dije por último: Él no esta pues aquí nunca; ¿Y su capellán, está aquí? Se me dijo: sí. Yo pedía verlo.4 Entonces, éste me explico que el ministro5 no está allí nunca para aquél que quiere verlo sin cartas de audiencia, y se me dio una  el día siguiente. [2] yo llego muy orgulloso con mi carta: él allí estaba. Se me hace atravesar grandes salas, salones, en medio de gentes que tenían hombreras; se me dijo: Siéntese. Yo me siento. Un poco más tarde, veo abrirse una puerta y un señor en traje corto que avanza. Se me había ordenado sentarme; yo no movía para nada. No obstante, cuando yo vi que aquél me saludaba, yo le dije que  desearía hablar con el Sr. de Frayssinous: Soy yo, me dijo él. Ese soy yo, me  sorprendió un poco; yo le conté mi asunto. Durante toda la [p. 26] narración, él me habló muy poco y me escuchó con mucha atención; él pasaba frecuentemente las manos sobre su frente, como un hombre que reflexiona. Después  me dio buenos consejos y me señaló el camino que yo debía seguir. g, h 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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7 una rev ma

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3 Mons. De Frayssinous gran maestro de la Universidad desde el primero de junio de 1822, recibía en el Consejo Real de Instrucción Pública, calle 15 de la Universidad (cf. H. DULAC, Almanaque de las 25.000 direcciones de los principales habitantes de París para el año 1823, p. 254).

4 El capellán en cuestión era sin duda el secretario de Mons. De Frayssinous, el padre Trébuquet (cf.  A. GARNIER, Frayssinous y su papel en la Universidad, p. 104, nota 2 )

5 Mons. De Frayssinous fue ministro de Asuntos Eclesiásticos y de la Instrucción Pública de 1824 a 1828, pero  en 1822 – 1823  no era más que gran maestro de la universidad, lo que el P. Colin parece olvidar.

 

 

   

 

 

 

 

 

 

 

Después nosotros hemos seguido comunicándonos por escrito.1 [3] ¡Y bien!, yo  he continuado en todo  con la misma sencillez. En todos mis viajes, yo no he dejado nunca la sotana. Yendo a Roma, todos  teníamos hábitos  cortos; yo me he puesto el mío una hora; pero  no podía sentirme a gusto con ese hábito, y  he ido rápido a cambiarme a mi cuarto. Los otros no lo han utilizado tampoco.

[4] He aquí en qué ocasión él dijo todo esto: un sacerdote que se interesa en nosotrosi había dicho que lo que había dañado al Sr. Champagnat  en París j, era su gran sencillez y que después de haberlo visto, se decía: Es muy valiente hombre, pero que se tenía la  impresión de considerarlo como un hombre del campo, sin apariencia; y este eclesiástico parecía querer para estas cosas, hombres más hechos.l

[5] Entonces, el Sr… relató todo esto diciendo que las cosas de Dios son tan diferentes de las cosas del mundo, que es preciso juzgar  de ellas muy diferentemente; y hablando mucho de la sencillez, exaltándolam .

 

                                            [AÑADIDOS]

 

a)   Sencillez en Roma y en París.b

b)   Roma. (1er. vi(aje).)

c)   p. 166, tomo 3

d)   Es probablemente el superior de los Misioneros Diocesanos de Lyon, Monsr., Mioland, yo creo, obispo de Amiens hoy 2 y el Sr. Carrand, también  yo creo, de la misma casa, Prefecto apostólico de la Martinica.3 Ambos, en efecto, tienen un porte majestuoso y lleno de dignidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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33-34 sacerdote- nosotros rev Marista  40 Sr...rev el P.  49 Monsr. – hoy rev2

S. Mioland, más tarde obispo de Amiens, después arzo(bispo) deToulouse  50 también, yo

creo tachado rev2  51 han rev2 habían  52 dignidad rev + sin ostentación

 

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1 Ha sido imposible encontrar rastro de esta correspondencia tanto en los registros de inscripción del correo a la llegada de la serie F de los Archivos Nacionales (cf. OM I, p. 95) como en los papeles personales de Mons. de Frayssinous conservados en los Archivos Generales de San Sulspicio (Ibíd., p.90).

2  Mons. Mioland fue Obispo de Amiens de 1837 a 1849 (cf. rep. Biograf.)                                                                                                                                                                           

3 El S. Carrand estaba efectivamente en Roma con el S. Mioland en 1833 (f. DESGEORGE, Vida de Mons. Mioland, p. 170). No es verdad que el P. Colin haya querido  hacer alusión aquí a esos dos personajes, cuyo viaje a Roma había  precedido de varios meses al suyo (cf. doc. 274). Ver no obstante el doc. 478 §1.

 

 

 

 

 

 

e Esos Sres  habían ido a Roma, yo creo, para solicitar la aprobación de su casa, que había rendido ya grades, inmensos servicios a la Diócesis de Lyon, la que había proporcionado y tenía aún muchos hombres de talento, que era muy apreciada, muy bien organizada y que, humanamente hablando, [p. 26 m] tenía muchas ventajas por el momento, sobre nosotros. Roma no concedió nada.1

 f  (Doc. 602]

 g  [In Textu:] Él me dijo entre otra cosas: Su obra viene de Dios.

 h [Doc. 603]

       i  Este Marista es, si recuerdo bien, y yo de esto estoy moralmente seguro, el P. Chanut.      Ver tom. 2, p. 153, y varios artículos citados  en el t. 2, 153.2

 j El P. Champagnat había ido a París para pedir, yo creo, al gobierno, la aprobación de los Hermanos Maristas.k

 k  Era alrededor  del año 1838.

 l   (Era alrededor de  1839 ).

 m    (Palabras dichas alrededor de  1839 ).

 

155 (438)

 

28 de Agosto–3 de septiembre de 1839 – MODESTIA DE LOS PRIMEROS MIEMBROS DE LA SOCIEDAD. Reflexión del P. Champagnat. – 1,6 escr. Mayet.

 

Es en el retiro de 1839, cuyas fechas están señaladas arriba, que el P. Champagnat fue encargado de dirigir la palabra a los cohermanos (Cf. APM, reg. de los retiros, p. 11). Es pues ciertamente en este retiro a que se refiere la adición b y sin duda también el mismo texto.

 

       

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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55 Inmensas tachaduras rev2 56 muy1 – subida rev2 considerada y apoyada en Lyón 68 de los Hermanos Maristas pr  del gobierno 70 1839 rev 1838.

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1 Sobre los motivos de esa negación, cf. doc. 274

2 Artículos relativos a la salida del P. Chanut en 1843.

 

 

PIEDRAS FUNDAMENTALES DE LA SOCIEDAD

 

[1] Encontrándose un día  reunidos los primeros de la Sociedad, como se decía que era preciso formarse bien, hubo allí uno de los antiguos que dijo con humildad:  Nosotros que estamos desde el inicio, somos esas piedras brutas que se echan en los cimientos; no se toma para eso piedras pulidas. a, b

 

                                                   [AÑADIDOS]

 

a  [In texto:] Es el P. Champagnat.

b   Habiendo sido encargado el P. Champagnat  de darnos los avisos en un retiro, después de haber hablado algunos instantes, nos despidió antes del fin y se excusó de  que  nos hacía perder el tiempo escuchándolo.

 

 

156 (440)

 

28 de Agosto – 3 de septiembre de 1839. NADA DE MARAVILLOSO EN LOS ORIGENES DE LA SOCIEDAD sino en la elección de los primeros instrumentos.

Palabras de P. Champagnat. – 1,7 escr. Mayet .

 

Esta reflexión de P. Champagnat puede con  cierta probabilidad ser reportada, como la del doc. 155 (438) en el retiro de 1839, durante el cual él fue encargado de hablar a los cohermanos. El P. Mayet no tuvo, según parece, la ocasión de volver a encontrar al fundador  de los Hermanos Maristas más que después de este retiro y el de 1838. Después de haber en un primer momento, añadido las notas a y b, el P. Mayet las modifica (Cf. nota) al mismo tiempo que él redactaba la nota c.

 

ORIGEN DE LA SOCIEDAD

 

[1] Hay quienes quieren  absolutamente (yo hablo de aquellos que no estaban en los inicios) encontrar maravillas en los inicios y el origen de la Sociedad. Lo maravilloso es que el buen Dios haya querido servirse para esta obra de semejantes instrumentos (El Sr. Champagnat a uno de los primeros compañeros)a-d 

 

[AÑADIDOS]

 

a [In textu] ha habido no obs(tan)te cosas extraordi(na)rias.

b yo recuerdo estas palabras para hacer ver la humildad del P. Champagnat; pero es suficiente echar un vistazo sobre esos recuerdos para ver que ellos no tienen otro fundamento que la modestia de este s(ant)o cohermano.

c yo no soy del parecer del P. Champagnat, dice  el P. Colin sup(erior) general. Si no hubiera habido nada de extraordinario, jamás la Sociedad  hubiera hecho lo que ha hecho. En cuento a mí, yo he sido impulsado en todo lo que he hecho por la Sociedad.

d [In textu:] Continuación de este artículo en la Pág. 293, mismo volumen.

 

 

 

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9 hay –extraordin(ar)rias tachado rev  11-13 pero él –cohermano rev no son verdaderas del todo  16 Sociedad pr + n’en  6 humanamente tachado rev

 

                                                     

                                                  157 (537)

 

Primavera 1842. – LOS CUATRO PRIMEROS DE LA SOCIEDAD: SRES.

Champagnat, Déclas,Terraillon, Colin. Artículo de síntesis del P. Mayet. – 1, 293–300,

escr. Mayet.

Copiado en el tomo I a continuación de dos artículos posteriores  al capítulo general comprendido entre el 17  y 24 de abril de 1842, el que se va a leer puede ser fechado con probabilidad en la primavera del mismo año y parece formar parte de la serie de artículos de síntesis que el P. Mayet redactó  hacia este período para hacerlos tema de lo que sabía y reunir los rasgos  que él no había aún  consignado por escrito. 

Continuación del artículo de la pág. 7, mismo volumen: Origen de la Sociedad. a

[1] El P. Maitrespierre, leyendo las palabras citadas en la pág. 7 (Las palabras del P. Champagnat que están aquí:) [P. 294] “Lo maravilloso de la Sociedad es que Dios  haya querido servirse para esta obra de semejantes instrumentos”,1 me dijo: el P. Champagnat b tenía, en efecto,  .todo lo que es necesario humanamente para impedir el éxito de  su empresaf

[2] Él me añadió: Es el mismo P. Champagnat quien me lo ha dicho , y bastaría poder señalar aquí ese tono rudo, tosco por así decir, y un poco huraño con el cual él lo decía.

[3] El tono hace también comprender lo que se quiere expresar con lo que se dice; es una  lástima que no se pueda decirlo con la plumag, h (El P. Maitrepierre)

[4] Uno de los cuatro primeros compañeros era aún el P. Déclat, hombre que no solamente no era propio [P. 295] para hacer triunfar la obra, sino que, al contrario, estaba sobre todo hecho para restarle crédito i.

[5] El  P. Déclat era de una muy grande, de una bastante grande sencillez, se comportaba de una manera inadecuada en público, por falta educación, estaba dotado de muy pocas cualidades , tenía una instrucción muy limitada, cometía errores de francés muy burdos, tenía miras poco amplias, y  había contraído al orar, como consecuencia de los escrúpulos de su juventud (según yo creo), costumbres tan ridículas que ellas  repelían o hacían reír.k

[6]  Esto lo  digo para hacer ver que nuestra obra no está apoyada en el hombre.

[7] El P. Déclat es un hombre de Dios, duro con él mismo, muy mortificado, lleno de fe y de espíritu de oración, infatigable en el trabajo, incansable en la misión y muy celoso. Es el celo,  de suyo, su virtud distintiva.

[8] Él ha hecho una gran cantidad de misiones y ha influido en un gran número de pueblos de la [p. 296] diócesis  de Belley.

[9] Es posiblemente él, entre todos los miembros de  la Sociedad, decía el P. Colin, quien tendrá en el día del juicio ,el mayor número de almas alrededor de éll.

[10] Cuando llegaba el invierno y con el invierno el momento de la partida para la misión, el P. Déclat irradiaba alegría; su figura, su partida, sus palabras, todo en él anunciaba al hombre apostólico que iba a conquistar almas para el cieloo.

[11] Él encomendaba con las más grandes instancias a los pecadores que él iba a evangelizar. p

[12] Durante el verano, frecuentemente él era solicitado el domingo por alguna parroquia vecina, y  se presentaba allí siempre con prisa cuando la obediencia le permita. Él decía: Realmente, yo tendría escrúpulos [p.297] de no atender el llamado. Yo no salgo nunca, casi nunca, sin que acerque a Dios algún almaq

[13] Varias veces en sus Recuerdos, es tema del P. Déclat directa o indirectamenter .

[14] Permanecen pues el P. Terraillon y el P. Colin menor.

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_1_Doc. 156 (440)

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10 un poco postea additum  20 era – muy tachado / de una red una 21 bien2 rev2

muy 24 o – reir rev hacian reir o molestaban .

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[15] El primero era cura de St. Chamond y no se ocupaba, yo creo, mas que de algunos hijos en la Sociedad aunque él quedaba siempre allí unido de corazón u – x .

[16] En cuanto al P. Colin menor, nuestro superior  general, se le puede apreciar suficientemente por todos los escritos que contienen sus recuerdos y que casi todos giran sobre él. Es la más grande alma que yo haya conocido; recorriendo  sus notas, se verá cómo era elevado su espíritu, su corazón animoso, sus miras poderosas y amplias…

[17] [p. 298] Pero es necesario no  olvidar que la más profunda humildad iba unida en él a la más heroica magnanimidad

[18] El P. Colin no ha hecho nunca nada por hacerse conocer, por exhibirse.

[19] No teniendo ninguna confianza en los hombres,  aunque  no faltaba ni a la caridad, ni a la prudencia,  se apoyaba únicamente en Dios.

[20] Yo no  pienso que nunca, después de haberlo conocido, se le haya ocurrido hacer cualquier cosa por agradar a los hombres.

[21] Era preciso , para que actuara, que Dios se lo inspirase a través de la manifestación de su voluntad y de las circunstancias. .

[22] Solamente aquellos que lo trataban mucho tiempo podían conocerlo y  además, como  tenía una libertad religiosa muy grande, [p. 299] y como no tenía más que la voluntad de  Dios, más que sus deberes de estado,  no hacia nada para darse a conocer  más que cuando el interés de la Sociedad y de la gloria de Dios  lo exigían.b’

[23] A primera vista,  parecía ser uno de esos buenos y humildes viejos curas de campo,  muy sencillos, muy tímidos, que no saben  dónde ponerse para no llamar la atención, y muy bondadosos al mismo tiempo.c’ No obstante, yo añado  que se sentía que era un santo, y desde que yo hablé con él una vez,  experimenté fuertemente en el corazón este pensamiento: He aquí al hombre que tú buscas. Yo había experimentado también una atracción que venía de lo alto, al leer una carta que  recibí en un momento en que  buscaba conocer mi vocación1. Aún yo no lo había  visto; yo no le había dicho dónde me encontraba respecto de mi examen; le había escrito guardando el anonimato; pero su carta, que  no era cuestión  de este  asunto, fue para mí un revelación súbita llena de luz y de gracia… Ella me decidió;  yo no tengo duda. Los santos tienen en ellos algo de Dios, que es indefinible, que conmueve, que atrae, y que no se puede explicar. ¿Quién es aquél de entre nosotros que no ha experimentado frecuentemente en el entendimiento lo que yo acabo de decir e’.?

[24] Yo he querido hacer ver aquí [p. 300] que, aunque el P. Colin sea ciertamente un gran hombre, él no lo es, no obstante, al modo humano: la fe encuentra en él todo lo que hay de más bello y más sublime, pero la razón humana allí buscaría en vano lo que los hombres aprecian y lo que atrae las miradas, la estima pública, los elogios y la consideración humana g’. Aquí todo es divino; la sabiduría humana no esta aquí para nada. La obra es divina tanto en sus medios como en su fine.h’

[25] He aquí pues, en resumen ,el retrato de los 4 primeros miembros de la Sociedad: los pp. Champagnat, Déclat, Terraillon, Colin.

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51-52 tenía – hijo rev no tenía, yo creo, por raíces muy fuertes

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83 y desde – sentí rev un sacerdote, desde que él le hubo hablando una vez, sintió 85 yo había rev ese sacerdote había 86que yo recibí rev que él recibió  86 – 87 yo buscaba – tenía rev él buscaba conocer su vocación. Él no lo había aún visto, él no le había dicho dónde estaba respecto al tema de su examen. El le había 89 su carta rev la carta del Padre 90 yo rev ese sacerdote 91 me decidió; yo no tuve rev. Lo decidió; él no tuvo 96 aquí pr + no obstante 99 razón rev 2+ simplemente 102 humana borrón rev  108 formas amables rev esas formas.

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1 En 1836 o 1837 (Cf. O. M. 2, pp. 17 – 18) esta carta no se conserva.

 

 

 

[26] Los que se unieron a ellos en seguida, son los PP. Jallon y Colin mayor, dos santos, pero no aparentan nada  exteriormente, ni elocuencia, ni grandes talentos, ni formas amables que seducen. i’ j’  

 

 [27] ¡Fuera,  pues, todo pensamiento humano! ¡y lejos de nosotros aquellos que quieren explicar de una manera plausible el nacimiento y la extensión de nuestra obra, como se haría con una obra humana!.No,no,sólo Dios es nuestro padrek,. O María, nosotros venimos de tu corazón. –Esta gloria nos basta.

 

 

                                                    [AÑADIDOS]

 

 

a t.1, página 729 [soc. 513, b]

b El P. Champagnat ha comenzado el establecimiento de los hermanos y lo ha dirigido hasta su muerte. En esta época,  era ya muy floreciente y estaba muy extendida. Su historia debe encontrarse en las memorias que hacen los hermanos según los consejos del P. Maítrepierrec, d

c Ver tomo 5, 248 sobre el P, Champ(agnat) [doc. 611].

d Ver t. 6, p. 381, relación del P. Seón sobre los inic(ios) de la Sociedad en Lyon e[doc. 625]

e Ver t. 1, 387 (margen)1

f [p. 295 m] alguno decía al P. Champagnat: ¿Cómo quiere que se apruebe a sus hermanos? Usted es su maestro, por consecuencia, considerado más instruido que ellos, y sus cartas no son francesas.

g [In textu:] (Ver t. 6, 388) [doc. 625 § 11].

h [In textu:] Continuación t. 8, 430; ver t. 8, 430) [doc. 701]

i Ver sobre el P. Déclat, 150 j2.

j y 257 [doc. 469]. Ver t. 2, 1903.

k El P. Déclat refería que, en los inicios de la Sociedad, cuando todo el mundo se oponía a ella, se decía de él que era un loco.  Eso no debe extrañar, puesto que realmente, en sus maneras, como consecuencia de las tentaciones que él experimentaba y de los gestos increíbles que él hacía  en esta ocasión, podía parecer o  un loco o  un endemoniado. Lo que yo constato, no para desacreditarlo, sino porque importa que lo sobrenatural  de nuestra obra destaque con respecto a  la debilidad de los [p. 296 m] primeros elementos . Yo no hago  una apología, pero  trabajo  para la historia, para la verdad, para Dios.

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119 – Según – del P. rev 2 así como los hay allí comprometido el Padre 127 no son pr son llenos de 

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1 Leer 6, 387 (margen). Es el doc. 696.

2 Reflexión del P. Déclas en 1839.

3 Elogio del celo del P. Déclas por el P. Morcel después del retiro de 1942.(sic).

 

 

 

 

 

 

l ¡Cuántas  veces no ha  reconciliado él con Dios almas  que, después de 30 o 40 años, escondían pecados en confesión! Él nos refirió una vez que, en una sola parroquiam, sobre un número bastante mediocre de penitentes, había una centena de ellos que fueron a hacer confesiones generales.n

m que él no nombra.

n ( Puede ser demasiado. El P. Déclat no era instruido).

o  El P. Colin  decía: El P. Déclat recorrería numerosos lugares para ir en socorro  de un alma. Él ha salvado un número muy grande de éstas y, en el día del juicio, estará por encima de muchos otros sacerdotes que, no obstante, hacen el bien. Él tiene el espíritu de oración. Cuando  parte para una misión,  busca por todas partes oraciones, y  no teme pasar él mismo la noche en oración, para atraer la gracia de Dios  sobre sus trabajos. Es un hombre duro con él mismo; no teme tomar solamente  4 horas de sueño. Él no se re – [p. 297 m]  busca y no busca más que la gloria de Dios. Él decía alguna vez a las almas: ustedes tienen Ambrosios, Agustines… y ustedes vienen a mí. ¿Si ellos no han podido convertirlos, que haré yo? – Eso los despertaba y ellos prometían.

p [In textu:] Ha conseguido grandes frutos en las almas. Es un apóstol.

q [In textu:] En 8bre de 1850, el P. Déclat habiendo venido a hacer su retiro a Puylata, el P. Colin mayor, su vecino de cuarto, decía que el valiente hombre desde las 2 h(oras) de la mañana estaba levantado).

r Ver también t., p. 249s. se ve también en mis notas que una vez el P. Déclat, enredado por M(ons)e(ñor) de Beley, estuvo a punto de ser sorprendido y ser quitado de la obra, por una 0obra diocesana, creyendo actuar bien t.

s p. 237

t  t. 1, 732 [doc. 535,§6]

u [In textu:] por los informes, y aun por la intención.

v [In textu:] ver t. 6, 382. 385. 393) [doc. 160 (625), §§, 3, 7, 16].

w se puede decir que el P. Terraillon no ha seguido la fortuna de la Sociedad, de alguna manera.

x Así mismo, después de la aprobación, el P. Terrailon dudó y consultó mucho antes de hacer los votos.  Después de haber hecho los votos, se le permitió  guardar su curato todavía por algún tiempo. Así, no habiendo venido por así decir más  que cuando la Sociedad estaba establecida, y no habiendo participado más que de lejos y en una posición que lo ponía al abrigo de todos los combates de la Sociedad, [p. 298m] se puede decir que él ha tenido menos parte en su nacimiento que los pp. Jalon y Colin grande, que se han unido a ella y que han compartido  sus angustias.y 

Así pues, claramente hablando, de todos los 1os compañeros que se han asociado en el seminario mayor de Lyon, el P. Colín menor es el único que ha estado siempre firme, cuya alma no ha vacilado jamás, y es en el fondo de su corazón que Dios había depositado  y ocultado  el germen de la Sociedad, como en otro tiempo el fuego sagrado del templo durante la cautividad en ese pozo misterioso del cual habla la S(agrada) Escrituraz.

 

 

 

 

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146                 había rev 2 tuvo 149 no rev + bién

 

180 muy tachado rev [tener pr + mismo 186 puede pr + con trabajo 186 que él ha rev + tenido mucho 198 rama de los pr + sacerdotes 205 evitar rev 2 + poco más o menos 206 jamás rev no  206 pero pr + en.

  

 

 

 

 

 

 

y en un tiempo en el que nadie estaba seguro .

z [p. 294m] El mismo P. Champagnat, completamente feliz de haber puesto en movimiento la rama de los hermanos, pensaba que la de los padres no tendrían éxito y él lo dijo una vez a un amigo a’.

a’ t. 6, 388 [doc. 160 (625) §11]

      b’ Ver 1. suplemento, p. 121 y 120, 14o, una  nota que destaca  mucho  la mano de    Dios 1 

c’ El R. P. Superior General no poseía por principio la lengua francesa, pero su oído lo guiaba y le hacía evitar, cuando él lo quería, todas las faltas de francés. Jamás he encontradod’  errores  en sus cartas; pero todas las que se referían a asuntos fuera de la Sociedad, las compartía siempre con alguien , por el temor de equivocarse en la escritura del francés.

En la conversación familiar, la palabra no le venía siempre fácilmente para expresar su pensamiento.

d’ durante su generalato

e’ No hay que equivocarse respecto a esto: los fundadores de orden  no eras sabios, pero todos eran hombres de talento f’.

f’ Esta palabra me ha sido dicha alrededor del año 1844 por [p. 300m] un eclesiástico instruido que regresaba de Roma y que había tomado en esta ciudad una profunda veneración por el R. P. Colin. Es hablándome de él que dijo esta sentencia.

g’ Esta reflexión no es absolutamente verdadera, pero lo es casi completamente.

h’ Ver el magnífico desarrollo de estos pensamientos de fe en Rodríguez, Tratado de la Institución de la C(ompañ)ía de Jesús, Cap. XV: De un medio para dar fruto y que consiste en  no fiarse nada en sí, sino en confiar en Dios.

Sn. Ignacio era poco sabio, al  punto que muchos atribuyen sus constituciones primero a los Benedictinos, después a Laynes. La gloria de Dios, es de haberse servido de él para hacer una semejante obra de arte, de la que él hubiera sino incapaz, sin el socorro de lo alto.

i’ [In textu:] ni de grandes conocimientos.

j’ El padre Jallon tenía mucha erudición y un memoria  prodigioso. Después de haber leído un sermón, podía repetirlo todo entero.

k’  Nosotros somos de Dios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1 La mano de Dios en la fundación, destaca en la elección hecha del Padre Colin a pesar de sus defectos.

 

 

 

 

 

158(607)

 

29 de Junio de 1845. – LA SOCIEDAD HA COMENZADO EN BELLEY Y EN EL HERMITAGE. Palabras de P. Colin.- 1,9m, escr. Mayet.

 

El 29 de Junio de 1845 tuvo lugar un consejo al cual asistió el P. Mayet (Cf. S2, 54m). Es sin duda durante este consejo que el P. Colin habló sobre la necesidad de comenzar pobremente los establecimientos de la Sociedad (cf. 6,637 – 639).La nota de abajo se refiere claramente a esta última reunión. El P. Mayet habrá reservado para el margen del doc. 430 esas palabras, que lo completaban felizmente.

[1] El 29 de junio de 1845, el P. Colin, hablando de  nuevos establecimientos a iniciar, nos dijo: SSres,  N(uestro) Señor ha nacido en Belén, la S. Virgen ha nacido en Nazaret. La Sociedad de María ha nacido en la pequeña ciudad de Belley (lugar ignorado) y en la pequeña hermitage cerca de S. Chamond, en la soledad.

Acordémonos de nuestro origen; comenzamos sin ruido. No es necesario para hacer el bien, hacer ruido; y en seguida, más tarde, cuando llegue el momento, entonces la Sociedad se ensanchará1. (Él se había detenido entonces… yo he añadido esas 2 palabras p(ar)a completar)a.

 

[Añadido]

 

a (tomo 5, p. 547 margen)

 

 

  

                                                                                                 

 

159(611)

 

1845.- DOS RASGOS SOBRE EL P. CHAMPAGNAT. Artículo del P. Mayet.

- 5, 248, escr. Mayet

Pasaje fechado aproximadamente por su lugar en las Memorias.

                                  

                                    Rasgos sobre el Padre Champagnata

 

[1] Yo no he anotado nada o casi nada  sobre el P. Champagnat porque  sé que los Hermanos Maristas escriben su vida. 2 Ha aquí dos rasgos que no son  conocidos de ellos probablemente.

[2] En un retiro general de la Sociedad hecho en el seminario menor de Belley, el P. Champagnat fue encargado de darnos  algunos avisos. Él lo hizo con una humildad profunda, y parecía extremadamente avergonzado. Finalmente,  nos despidió  antes de concluir el ejercicio, diciendo que no quería hacernos perder el tiempo en escucharlo. 3

[3] Un día, él regresaba de viaje con el P. N4

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11 N... rev Terraillon.

1 Sobre la espera de un crecimiento de la Sociedad con Juan Claudio Colin, cf. docc. 452; 575; 632; 678; 164(752) §43 al final.

2 Sobre los antecedentes de la obra del Hno. Juan Bautista, cf.  abajo, pp. 730 – 733

3 El P. Mayet había ya anotado ese rasgo (doc. 155 (438),b).

4 El P. Terraillon (Cf. Notas).

 

 

Ellos se detuvieron en el seminario mayor de Lyon, que estaba muy cerca del desembarcadero del barco de vapor.1 El Padre N. quería dejar su pequeño bulto de viaje para no atravesar la ciudad cargándolo y enviar enseguida a un hermano a buscarlo.2 Démelo, démelo, dice el P. Champagnat, quien tenía ya un grande bulto; yo soy un campesino, no pesa mucho. Y él lo tomó y llevó los dos bultos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1El lugar Croix–Paquet, donde se encontraba todavía el seminario de San Ireneo, está  en efecto muy próximo del puerto Saint–Clair. Los PP. Champagnat y Terraillon debían llegar  por uno de esos” buques” de la Compañía de los barcos de vapor del Rhône superior que hacían el servicio cotidiano entre Lyon y Aix – les–Bains con correspondencia para Seyssel, Belley, Ambérieu, etc. (Cf. Anuario Administrativo Estadístico yComercial de laCiudad de Lyon y del Departamento del Rhône para 1839, p. 198). Como ese servicio de buques no está señalado antes de 1839, se está invitado a colocar el hecho, al regreso del retiro de 1839 en Belley (Cf. Doc. 155 (438)).

2 Ese detalle parece suponer que había entonces Hermanos en Lyon. Lo más pronto que se puede situar el hecho, es pues, en el otoño de 1835.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[AÑADIDO]

 

a  ver sobre el t.1, p. 7. 293 [docc. 136 (440), 157 (537)]

 

 

160(625)

 

Abril 1846 – NARRACIÓN ANECDÓTICA DEL P. ETIENNE SÉON SOBRE LOS ORIGENES  DE LA SOCIEDAD (1816 – 1836): revelación hecha al P. Courveille; juicio sobre este último; su estancia en el Hermitage y en San Antonio; vocación marista de los pp. Séon, Bourdin y Pompallier; reglas del grupo de Lyon; los Hermanos Terciarios.

Narración del P. Séon al P. Mayet.- 6, 381 – 396 y 400, Escr.. Mayet.

   

Se ha visto que en el retiro de 1839, el P. Mayet había intentado interrogar al P. Etienne Séon sobre los orígenes de la Sociedad, pero en éste no se veía más que la intención de darle largas al asunto (doc. 439). Luego, el autor de las Memorias había debido reencontrar más de una vez al P. Séon durante  los retiros o en Puylata, casa en la cuál este último residió a partir de 1841, pero no parece que él haya encontrado la ocasión propicia para interrogarlo de nuevo. Esta ocasión se presentó en abril de 1846, cuando el P. Séon, que venía de predicar un retiro de cuaresma en  Gex (cf. carta del P. Colin al P. Lagniet, 29 de marzo de 1846, APM 233.2), se detuvo algunos días  en Belley, sin duda para reposar allí un poco y probablemente también para ver al P. Colin, quien allí se encontraba entonces.

Esta vez el valiente predicador, el séptimo por antigüedad de los miembros de la Sociedad, no se hizo rogar para responder a las preguntas del P. Mayet, el cual parece haber estado sobre todo deseoso de completar los relatos del P. Déclas (docum. 551 y 591) por el testimonio de un padre del grupo de Lyon. Sobre este punto, el “colector” debió estar sobradamente satisfecho. Es, en efecto, una página de historia casi completamente nueva que le fue dado recoger. Con confianza y sencillez, pero sin gran orden, parece, el P. Séon expuso a la vez lo que él había escuchado decir y lo que él sabía. Viendo a su interlocutor al corriente de la vida del P. Courveille, no temió hablar libremente de este último, proporcionando a su interlocutor muchos detalles absolutamente nuevos, particularmente el dato según el cuál el Sr. Courveille había encontrado la idea de la Sociedad en los papeles de un sacerdote venido del extranjero.

¿Todo fue narrado en una sola sesión o en varias? Es difícil decirlo. El hecho de que el P. Mayet  no haya indicado el día del mes, estaría más bien a favor de la segunda hipótesis, pero es más probable que la narración fue hecha en una sola vez, dejando la posibilidad de que el P. Seón haya proporcionado durante los días siguientes algunos complementos o explicaciones. En todo caso, el P. Mayet intentó copiar él mismo en las Memorias y sin duda bastante pronto, esta preciosa narración.

El artículo fue  retocado varias veces después,  a medida que el P. Mayet obtenía nuevos datos sobre el Sr. Courveille. Es después de mayo de 1849 que él repasó todo el texto para cambiar Corveil en Courveil y añadió las notas k, s, t, (cf. doc. 689). Después de diciembre de 1853, él llenó los márgenes de referencias en el t. 8 de las Memorias, donde se encontraba desde entonces la narración combinada de las cartas del mismo Dom Courveille (cf. doc. 718). En enero de 1865, él mencionó en gruesos caracteres la famosa Última nota sobre el Sr. Courveil (nota p.) Finalmente, es en el momento de  la copia de 1868 que parece haber corregido definitivamente  en Courveille la ortografía Corveil (rev2). Las otras adiciones y correcciones son mucho más difíciles de fechar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Algunas notas sobre los primeros momentos de la Sociedad de María en la Diócesis de Lyon, según el R. P. Séon, misionero marista de Francia. a – d

[1] Es, en efecto,1nos dice el P. Séon,; el Sr Courveille quien puso primero en movimiento este asunto de la Sociedad de María en el seminario mayor de Lyon. Se ha hablado de una revelación; yo  no sé a quién habrá sido hecha.2 Yo creo haber escuchado decir también que el Sr. Corveil había encontrado el plan de esta obra en papeles que habían sido aportados por un sacerdote venido del extranjeroe. He aquí todo lo que sé acerca de esto.f 3  

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4 Corveil rev Courveil; rev2 Courveille  8 Corveil rev Courveil

 

 

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1 Él respondía pues a una pregunta del P. Mayet, deseoso sin duda de verificar la exactitud de los datos del P. Déclas (cf. docc.. 551, §1; 591, §5).

2 El P. Mayet había sin duda preguntado el P. Seón si él conocía al beneficiario de las famosas revelaciones de las que hablaba el P. Colin y que intrigaban mucho al autor de las Memorias. (cf. doc. 591, §2, y referencias indicadas allí).

3 A juzgar en esto por la respuesta de dom Courveille al P. Mayet en fecha del 18 de Julio de 1851, al cual este último remite aquí (doc. 714). El P. Seón había debido precisar que se trataba de un sacerdote llegado de España o español. Puede ser que el P. Mayet no haya creído útil entonces anotar el nombre del país  conservándolo en la memoria. Puede ser también que haya interrogado de nuevo al P. Séon en seguida para hacerle precisar de qué país se trataba. La primera hipótesis parece la más probable. Lo que parece cierto, es que el P. Séon había quedado muy prudente es sus afirmaciones, declarando no hablar más que por rumor y no confiarse absolutamente en sus recuerdos. En cuanto al fondo, no se puede más que comparar esos datos del P. Séon con los que resultan del estudio del doc. 418: entre 1828 y 1835, el P. Champagnat creyó oportuno copiar en uno de sus cuadernos una carta relativa a la Sociedad de María proyectada en Toledo por un grupo de eclesiásticos franceses emigrados. Él concedía una cierta importancia a la existencia de esta sociedad, y sería  muy normal que  se hubiera hecho la pregunta de saber si el Sr. Courveille no habría tomado allí su propia idea de la Sociedad de María. Por otra parte, se ha visto en la introducción al mismo doc. 418 que el Sr. Etienne Séon pudo de una manera muy probable ser identificado con el destinatario de esta carta. No sería pues sorprendente que el Sr, Champagnat le haya comunicado de sus eventuales deducciones sobre una filiación del proyectos Courveille por analogía con el proyecto español. Se puede pues sin gran riesgo de error admitir que en el seno del grupo del Hermitage antes de 1836 debía correr el rumor de que el Sr. Courveille había encontrado el plan de la Sociedad en papeles relativos a la Sociedad de María de Toledo. ¿Qué volar tenía ese rumor? ¿Era  otra cosa que una pura hipótesis? No se puede pronunciar respecto a este sujeto  antes de haber escuchado al principal interesado, el Sr. Courveille (cf. doc. 714). Una  nota general sobre este asunto será incluido en OM 4. Subrayemos solamente aquí que el rumor prudentemente relatado por el Sr. Séon no puede ser considerado, aún después de confrontación con el doc. 418, como una afirmación positiva de una dependencia entre los dos proyectos de Sociedad de María de Toledo y del Puy. En definitiva, por los demás, el Sr Séon se opone a decidirse   entre las dos hipótesis relativas al origen de la idea del  Sr Courveille, revelación o préstamo, la única noticia cierta para él, quedando el papel determinante jugado por el Sr. Courveille en el seminario mayor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 [2] Se me ha dicho también que el mismo Sr. Courveille había predicho lo que sucedió y había dicho: Yo soy la primera piedra, pero esta piedra será arrojada y no será sobre ella que se construirá el edificio.1 (El P. Séon) j, k.

[3] He aquí lo que se refiere al Sr. Corveil Él había comenzado sus estudios muy tarde2 El tenia mucho celo; él tenía una elocuencia natural3 y algunas veces parecía  como inspirado.l, m

Cuando yo era joven seminarista, yo lo veneraba e iba a confesarme a la vez con él por veneración y por curiosidad [P. 382] al mismo tiempo4.

.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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11 Corveil rev Courveil; rev2 Courveille  15 Corveil rev Courveil  16 había2

 rev + a veces  17 y algunas veces- inspirado tachadura rev  21 mucho rev bastante

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1 Sobre esta pretendida predicción, cf. doc. 718, §§29-31

2  Este dato cuadra bien a la vez con lo que se sabe sobre la ausencia de todo seminario menor organizado en la diócesis de Saint–Flour antes de 1816 (f. Carta del vicario general Rochebrune al ministro de Cultos, 30 de enero de 1816, arch, nat. F 19831) y con lo que el Sr. Courveille declararó más tarde sobre ceguera casi total que le impidió todo estudio antes de 1809, es decir antes de la edad de veintidós años (cf. doc. 718§2).

3 Cf. doc. 163 (750), §5.

4 Ese hecho no puede ser referido en el tiempo en que Etienne Séon, aún seminarista, se encontraba  en experiencia en el colegio de Saint–Chamond y en relación con el Hermitage (cf. Infra, §10), porque en esta época (año escolar 1926 – 27) el Sr. Courveille no estaba ya más en la diócesis de Lyon. Por otra parte, se ve mal cómo Etienne Séon hubiera conocido antes de 1824 al vicario de Rive–de-Gier o al cura d’ Epercieux. La hipótesis más probable es aquélla de visitas hechas por el Sr. Séon durante el verano de 1824 a la Valla donde residía entonces el Sr. Courveille (cf. docc. 28(108), §15; 122, dirección). La Valla no está en efecto más que a una docena de kilómetros de Tarentaise, el pueblo natal del Sr. Séon, donde este último debía pasar sus vacaciones. Por otra parte, la escuela de Tarentaise siendo sostenida desde noviembre de 1821 por uno de los hermanos de la Valla, el Hno. Lorenzo (cf. Juan Bautista t. 1, p.105), el Sr Seón no podía ignorar la obra del Sr. Champagnat.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 Con esto,yo estuve muy contento y muy edificado. Él había estudiado mucho a Crisóstomo.  Era bueno para comenzar una cosa, pero no era constante para continuarla ,para sostenerla, y sobre todo, para  concluirla. La Santísima Virgen, no obstante,  bien hubiera  podido  aún servirse de él; pero  fue infiel a su vocaciónn1. Él fue vicario en Rive de Gier 2.En seguida  ha estado en el Hermitage con el Sr. Champagnat  en los primeros años de la fundación  de los Hermanos Maristas3.El Sr. Terraillon pasó también allí  un año4 (él pagaba pensión5  y no estaba allí, dice el P. Seón, más que de paso y por echar un vistazo y ver dónde se colocaría o). 

[4] no obstante, El Sr. Courveille estaba  singularmente preocupado de su superioridad p6. El había revestido el hábito azul que tendrán un día los Maristasq y  llevaba su hábito azul en invierno y en verano. Su conducta ocasionaba un poco el ridículo sobre la Sociedad naciente. El Sr. Champagnat dirigía completamente a los Hermanos. El Sr. Courveil dijo: Es necesario sin embargo que se sepa quién es [p. 383] el superior. Se propuso decidirlo mediante votación. Todos los sufragios de los hermanos fueron a favor  del P. Champagnat.7

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 La alusión queda discreta, se podría pensar que esta discreción viene del P. Mayet, que ocultaría detalles más precisos dados por el P. Seón. Pero es más probable aún que este último no había dicho más al respecto. Se verá, en efecto, que durante todo el generalato del P. Colin, el P. Mayet no parece haber tenido conocimiento del verdadero motivo del retiro del Sr. Courveille (cf. Infra, adición n).

2 Del 13 de Septiembre de 1817 (cf. AAL, estado del clero7) al primero de octubre de 1819 (ibid, reg. Pers.1)

3 El P. Seón salta aquí los cuatro años y medio durante los cuales el Sr. Courveille fue cura de Epercieux, del primero de octubre de 1819 al 30 de junio de 1824 (cf. AAL, reg. Pers. 1, y doc. 111), así como su permanencia en la Valla antes de que el Hermitage fuera habitable (cf. Docc. 28(108)§15;122). 

4 Su nominación al Hermitage es del 25 de agosto de 1825 (doc. 38(141)). Su retiro data de la fiesta de  Todos los Santos de 1826, inicio del jubileo en la diócesis de Lyon (cf. Docc. 53, (169), §3;61 (182), §5).

5  El registro de ingresos del Hermitage iniciado el primero de enero de 1826 lleva como “recibido del Sr. Terraillon: el 26 de Enero, 10 francos; el 8 de febrero, 13 francos; el 2 de marzo, 70 francos (misas); el 9 de mayo, 200 francos. Esta última cantidad podría representar el pago de varios meses de pensión.         

6  Cf. doc. 551§ 11

7  Sobre esta elección ver la narración detallada del Hno. Juan Bautista (doc. 757, §§ 28 – 31; Vida pp.166 –169)                                                  

 

 

 

 

 

 

 

 

Entonces el Sr. Corveil, esperando, dice el P. Seón, poder ser nombrado superior de los padres, dijo todavía: Es necesario nombrar también un superior para los padres. Pero esta proposición pareció fuera de lugar: no eran más que tres padres r; se la dejó caer por tierra1. [5] Pronto, el Sr. Corveil irá a la Cortuja 2, y escribió a esos Señores que era tiempo de establecer lazos más particulares y de reconocer una autoridad 3;    que, si ellos lo reconocían por superior, que viniesen a buscarlo a la Cartuja; que esa sería la señal en la cual el vería que se le reconocía como tal. 4 Esos señores estuvieron extremadamente contentos de [P. 384] esta carta: El Sr. Corveil les causaba mucho problema; ellos se concertaron, consultaron a la autoridad eclesiástica y se les respondió quedarse donde él estaba s5. [6] El Sr. Corveil irá a presentarse al obispo de Grenoble, M(ons)eñ(or) Simón, 6 y le expuso su plan.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Esta proposición de elección de un superior para los padres no está testificada por el Hno. Juan Bautista. El P. Seón debía poseer ese detalle del P. Champagnat o del P. Terraillon .

2 Como el P. Déclas (Cf. Doc. 551, 11) y más tarde Pedro Colin (cf. Doc. 689§ 8 ), el P. Seón habla sin razón de Cortuja en lugar de Tropa a propósito de la estancia del Sr. Courveille en Aiguebelle.

3  Es más o menos el sentido de los principales párrafos de la carta del 4 de junio de 1826 (Cf. Doc. 45 (152), §§ 13 – 15).

4 La carta del 4 de Junio no contenía nada al respecto. Su final por tanto, disimulaba mal el secreto deseo que tenía el Sr. Courveille de ser oficialmente llamado al Hermitage por sus cohermanos, lo que habría equivalido evidentemente a un reconocimiento de su autoridad (Cf. Doc. 45 (152)§§ 15 - 17). Entonces el P: Terraillon parece haber sobretodo retenido de esta carta el ofrecimiento que allí hacía el Sr. Courveille de quedarse para siempre en la Tropa (Cf. Doc. 163 (750) §10, y sinopsis histórica), la tradición del Hermitage insistía, exagerando, sobre las pretensiones engañosas que revelaba el fin del documento. Sin ir en ese sentido tan lejos como el P. Seón, el Hno. Juan Bautista se situará el también más allá de la verdad (Cf. Doc. 757, §47).

5      Sobre las reacciónes de los PP. Champagnat y Terraillon a la recepción de la carta del 4 de Junio, ver los detalles circunstanciados, proporcionados por este último en sus dos narraciones (Cf. Doc. 163(750), §§ 10 – 11, y sinopsis histórica)

6      El P. Seón comete aquí error. Mons Simon había muerto el 3 de octubre de 1825. Es el nuevo obispo Mons. De Bruillard, llegado a Grenoble el 25 de Agosto de 1826 (Cf. El Episcopado francés, p. 260), que debió recibir algunos días más tarde al Sr. Courveille, cuya celebración  en  Grenoble parece ser el 7de septiembre de 1826 (Cf. Doc. 156§2, y nota en este lugar).

 

 

 

 

 

 

 

Monseñor le dijo: ¡Eh! Bien, haga aquí un noviciado de hermanos como usted hizo uno  con el Sr. Champagnat1. En esta época, una persona que había recibido durante la revolución de las autoridades del tiempo, la magnifica abadía de San Antonio,una de las más bellas aba      días de Francia y aún, se dice, de Europa2, tuvo alguna dificultad para rematarla, a precio muy módico, a una comunidad piadosa. El Sr Corveil la compró por sesenta mil francos3 y allí estableció una casa de Hermanas Maristas y una casa de Hermanos Maristas4, separadamente, por supuesto. [P. 385]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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56  y aún –de Europa tachado rev  58 Corveil rev Courveil

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1 Sobre esta acogida del Sr. Courveille por el Obispo de Grenoble, cf. doc. 164

2El origen de la abadía de Saint–Antoine en Viennois se remonta  al  siglo XI. Para resguardar las reliquias presuntas de S. Antonio el Grande, traídas en Delfinado por el Barón Jocelin, fue iniciada en 1080 una iglesia románica que fue sustituida en seguida por una magnifica iglesia de estilo ojival cuya construcción fue terminada en el siglo XV  (cf. fig. 8). Un priorato de Benedictinos tuvo primero la guarda del santuario pero, a fines del  Siglo XIII  , Bonifacio VIII otorgó esta última a la orden local de los Antoninos ,que conoció desde entonces un desarrollo maravilloso, pero pronto acabó su esplendor en el siglo XVIII , y debió fusionarse con la orden de los Caballeros de Malta en 1785. Poco después, la Revolución vino a transformar en bienes nacionales la iglesia y la abadía (cf. Padre H. Blanc, San Antonio en Delfinado, Grenoble, 1953, pp. 13, 34 – 36).

3   La historia de la propiedad de la abadía al final de la Revolución es mucho más compleja que como lo  expresa aquí el P. Séon. Comprada el 9 de diciembre de 1796, por Joseph – Fleury  Jubié, diputado del cuerpo legislativo, por la suma irrisoria de 45, 544 libras,  fue revendida en tres lotes por sus herederos en el curso del siglo XIX  (Cf. A. LAGLER, La Abodía y el Burgo de San Antonio en Viennois, ms en los arch.. del obispado de Grenoble, 2a parte, p. 146). La parte llamada  abacial y el noviciado, así como los terrenos adyacentes (nn. A 1018–1030 del plan catastral de San Antonio, terminado en 1830) son llevados, sobre el estado de secciones correspondiendo a ese plan, como propiedad indivisa  de Françoise Brun y Antoinette Rolland (=Rollat), dos de las más antiguas religiosas del Sr. Courveille (cf.  doc. 183; 184, § 8). No ha sido posible reencontrar el acta de compra de esta parte de la abodía .Es cierto en todo caso, que no es el mismo Sr. Courveille , sino las religiosas fundadas por él  que llegarán  a ser propietarias.Y  no se podría decir sin una  grave imprecisión que ellas compraron “la abadía de San Antonio”, la espléndida iglesia que valía todo lo que pagaron  y la mayor parte de los edificios,  no  habiéndoles jamás pertenecido.

4 Sobre las hermanas, cf docs. 183, 184, 186, 187. en cuanto a los hermanos se sabe que la escuela comunal de Saint-Antoine les fue confiada desde el inicio de 1826 ( cf. doc. 170) y que el señor Courveille obtuvo subvenciones para su establecimiento presentándolo como un semillero de instructores (cf. doc. 177).

 

 

 

pronto, él tuvo una treintena de hermanos1en ese soberbio y magnífico local, y su establecimiento parecía  debía estar por encima del del P. Champagnat, pero Dios no construía con él; pronto todo eso cayó en ruina2; él dejó Grenoble 3, fue a la Diócesis de Dajón donde murió como capellán de un hospital.4 (El P. Séon)u.

[7] El Sr. Terraillon, manteniendo no obstante aún relaciones con los Maristas, aceptó un lugar de vicario en Ainay en Lyon, después un puesto de cura en Sn. Martín de Fontaine, y finalmente el de cura en S. Chamont.5  (El P. Séon). [Pág. 386].

[8] El Sr. Champagnat estaba pues solo en la Diócesis de Lyon ocupado de la obra6.

[9] En esta época el Sr. Séonvw, hacía su seminario en Sn. Ireneo en Lyon y, encontrándose al fin de su curso (era en 1825 más o menos7).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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61 local pr + Pero él  66 Terraillon pr+acc

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1 No ha sido posible verificar la exactitud de esta cifra, que puede ser exagerada.

2 Sobre las causas financieras de este fracaso, ver el testimonio autorizado del prefecto de 1’Isère (doc. 250).

3 Esa partida fue definitiva a finales de 1829 (cf. doc. 205; 250,§ 4). Pero desde el mes de junio de este año el Sr. Courveille estaba en instancia del cambio de diócesis (cf. doc. 195) y  desde la primavera él había emprendido un vasto giro que dio a conocer sin duda las dificultades en las que él se encontraba entonces (cf. doc. 156, §§ 3- 6). Nadie prueba que a los aprietos financieros del Sr. Courveille, se haya añadido, como causa de su partida un nuevo asunto de costumbres,  así como lo parece suponer LETURIA (p. 68).

4 No se sabe dónde había podido recoger el P Séon una información tan completamente errónea.  Es en Châteauroux, diócesis de Bourges, donde el Sr. Courveille había llegado a ser capellán del hospital (cf. doc. 407) y nada indica que él haya hecho jamás una diligencia en el Obispado de Gijón, cuyos archivos no dicen nada a ese respecto. Finalmente y sobre todo, el Sr. Courveille estaba aún bien vivo en 1846 (cf. doc. 627

5 Sobre esos nombramientos, cf. Rep. biogr.

6 Cf. doc. 173, §§ 7, 14, 16.

7 Etienne Séon acabó su tercer año de Teología en Julio de 1826 pero fue inscrito en Todo los Santos siguiente, en cuarto año. Ese solo hecho no implica  necesariamente que él haya permanecido mucho tiempo en San Ireneo en 1826 – 27; él mismo va a precisar en el momento (§10) en el que fue colocado este año en el colegio de Saint – Chamond. Estando aquí, las gestiones de lo que se trata aquí, pueden ser situadas hacia el fin del año escolar, 1825 – 26, sea durante el verano de 1826, sea aún a inicio del año escolar 1826 – 27.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Él pide a m(ons)eñ(or) de Pins el permiso de hacerse lasarista;  se le niega 1. El Sr. Baudry, su confesor , por su cuenta, pide para él su admisión entre los misioneros x  de la Cartuja; el Sr. Séon, a su vez, rechaza entrar en una congregación en la que él no pensaba. Finalmente el Sr. Gardette, superior del seminario mayor de Lyon, con el cuál el Sr. Séon iba a dirección, le comunicó un proyecto de una nueva sociedad (la Sociedad de María)y y lo compromete a entrar en ella.2 El Sr. Séon se confió para ello [p. 387] completamente a él.

[10] No teniendo aún la edad del sacerdocio fue colocado en el colegio de S. Chamont, con el Sr. Brut3;desde allí, examinaba lo que hacía el Sr. Champagnat sin darle a conocer sus intenciones. Finalmente, algún tiempo antes de su ordenación,  va a encontrar al P. Champagnat, y se le abre. Este pobre P. Champagnat, viendo al fin un compañero que se presentaba, lo recibió como a un ángel bajado del cielo, y su alegría fue sin límite4. Después de la ordenación, el Sr. Séon vino a unírsele 5,

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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80 el cual pr + el P.  80 hizo pr + lleno (¿) parte pr + del nuevo

 

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1 De 1816 a 1826, el arzobispado de Lyon, tan generoso para las misiones, no había concedido más que dos permisos para los Lazaristas (cf.  AAL, reg. ordin. 2, 8 de marzo de 1820; 29 de septiembre de 1823).

2 Sería muy importante saber cuándo exactamente, el Sr. Gardette dio ese consejo al joven sacerdote Séon. Hecha antes de la partida del Sr. Courveille en mayo – junio de 1826; semejante invitación  se podría interpretar como una falta de confianza en la joven sociedad, que contaba ya tres miembros sacerdotes en la diócesis y otros en la diócesis de Belley. Dado después de la partida del Sr. Courveille y del Sr. Terraillon, el mismo consejo podía corresponder al deseo del Sr. Gardette de venir en ayuda del Sr. Champagnat, que él sostenía (cf. Juan Bautista, t.1, pp. 139 – 140). De todas maneras, el hecho de haber aconsejado a un futuro sacerdote de hacerse marista a fines de 1826 representaría un acto de fe y del ánimo poco común. Sobre las  confidencias hechas por el Sr. Séon al Sr. Gardette respecto a su vocación ,ver eporotra parte, el doc. 715,§ 3. 

3 El mismo, al cual el consejo archiepiscopal acababa de dar ,una misión de asistencia sobre el Hermitage bastante imprecisa, por otra parte (cf. doc. 48 (159)).

4 Esta entrevista entre el Sr. Séon y el Sr. Champagnat debió tener lugar en mayo de 1827. Sobre las proposiciones que hizo entonces el joven diácono y la reacción del Sr. Champagnat ver doc. 173, §20. Cuando él fue ordenado sacerdote, el 9 de Junio de 1827, el padre Séon estaba ya designado para el Hermitage desde hacía diez días (cf. doc. 56 (175)).

5 Él se encontraba en el Hermitage desde el 13 de Junio, cuatro días después de su ordenación (cf. doc. 57 (176)).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

compartir con  él el cuidado de la comunidad naciente de los Hermanos Maristas y disponerse a las funciones del ministerio de las almas 1. (El P. Séon).

[11] No obstante, el P. Champagnat estaba completamente absorbido por la rama a la cual [p. 388] él se había consagrado y, viendo que Dios comenzaba a bendecir sus esfuerzos no pensaba tanto en la de los padres, y había por así decirlo desesperado.2 Un día,hablándole el Sr. Séon  de sus deseos respecto a la Sociedad , el Sr. Champagnat le dijo; ¡Ah! Mi querido, es necesario no pensar en eso; no habrá, yo creo, otra Sociedad de María que la de los Hermanos; el resto no ocurrirá, no piense más en ello. Usted hace el bien aquí y nuestra obra da la gloria a Dios; eso nos debe bastar. A esas palabras, el Sr. Séon se despertó como de un sueño, y le dijo: En ese caso, Sr. Champagnat, yo he estado equivocado. Lo que usted hace aquí está bien, pero yo, yo quiero ser de una sociedad religiosa de sacerdotes ocupados en evangelizar.3 Así yo parto mañana para Lyon, y voy a pedir [p. 389] mi dispensa para ir a reunirme a esos Sres. De Belley (los pp. Collin, Jallon, Déclat). 4 El P. Champagnat estuvo muy afligido, pero no pudo retenerlo. [12]  parte al día siguiente, llega a Lyon, va derecho con el Sr. Cattet, el vicario general, se queja de haber sido juzgado y dice que, en ese caso, él pide permiso de ir a Belley a unirse a esos Sres. El Sr. Cattet primero le habló con un poco de fuerza, pero enseguida él se tranquilizó, lo tomó con benignidad, y le dijo  que la autoridad tenía realmente intención de favorecer ese proyecto. Si esta intención es real, Sr. Vicario general, ¿Por qué no otorga usted ningún sujeto a esta sociedad? – Pero, mi querido amigo, ninguno lo pide; nosotros no podemos enviar ninguno;  [p. 390]. Yo no lo pedí,  dice el Sr. Séon, usted me ha enviado allíz.  Pero, Sr. Vicario General, ¿Si se le pide, lo concedería usted? – Él dijo que sí. [13] el Sr. Séon, va derecho al seminario, donde  conocía las intenciones de algunos de sus amigos, habla a los

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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98 no habrá pr + prob

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            1  Sobre sus ocupaciones en el Hermitage, cf. doc 185, § 4

2 Él no debió tener en esto, más que una tentación pasajera. En diciembre de 1828, el P. Champagnat 

   afirmará con vigor la subordinación de la sociedad de los hermanos a “ la obra de María” considerada

   en su conjunto ( cf. doc. 185 § 2 )

3 Sobre los motivos que tenía el P. Séon enb creer en el carácet religioso y misionero de su vocación, cf.   

   doc. 715, § 2 .

      4  Sin duda ya los conocía ( cf. docc. 60 ( 181 ), § 3; 61 ( 182 ), § 6 ).

 

 

 

 

Sres.Rousselon, Sarrasin, Journoux, y regresa a decir al Sr. Cattet: He aquí tres que piden. Él estaba comprometido. – pero, dice él,- esto  es casi imposible, nosotros tenemos necesidad de sacerdotes; el Sr. Rousselon, está designado para ser director de los Mínimos.1  El Sr. Sarrassin para tal puesto,2 el Sr. Journoux para tal otro.3 Encuentre, si usted puede, alguno que  sea  diácono, y se le concederá4.[P. 391] El Sr. Séon no se detiene y va al seminario mayor a encontrar al Sr. Bourdin, diácono.5 Usted es un ángel que Dios me envía dice  el  Sr.   Bourdin;    mis intenciones  y   mis  pensamientos  irán  llevados

 

 

 

 

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1 Ordenado sacerdote el 14 de abril de 1827, Etienne Rousselon parece haber terminado el año escolar en el seminario mayor. Él entró efectivamente con los Mínimos como director en el otoño de 1827 (cf. rép. biogr.).

2 Ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1827, Benito Sarrassin fue en seguida nombrado vicario en Violay (cf. rép. biogr.)

3No hubo entre 1826 y 1828 en el seminario mayor de Lyon ningún alumno de nombre Journoux. Pero un Benito Journoux había sido condiscípulo de los primeros aspirantes maristas en San Ireneo de 1814 a 1816 (cf. doc. 32 y13 (44)) y se encontraba desde principios de 1818 como vicario en Nuestra Señora de Saint–Chamond. Varias veces, particularmente el 16 de noviembre de 1825, él había pedido al arzobispado  el permiso para  partir a las misiones, pero se había visto aplazado. Desde el 26 de agosto de 1826, él tenía la seguridad de que podría partir después del jubileo (cf. AAL,reg. delib. 5), es decir, después del primero de mayo de 1827 (cf. OM I, p. 420, nota 1). De hecho, el permiso no le fue concedido sino hasta el 15 de enero de 1828 (cf. AAL. reg. ordin. 3, y doc. 59 (179)). Es de él casi seguro que se trata aquí. El Sr. Séon había podido verlo fácilmente en Saint–Chamond en los últimos meses de 1827. Es sin duda el P. Mayet quien habrá esquematizado situando después de una única visita al seminario mayor la conversación del Sr. Séon con esos tres eclesiásticos.

4Esta frase tiene el problema de la fecha de la entrevista entre el Sr. Séon y el Vicario General. Si esta última tuvo lugar antes del 22 de diciembre de 1827, la réplica del Sr. Cattet es inadecuada. El Sr. Sarrassin no era aún más que diácono. Pero, por otra parte, no se puede situar la conversación después de la fiesta de Todos los Santos de 1827,  habiendo tomado ya el Sr. Rousselon en esta época , su puesto con los Mínimos. Allí todavía, se parece  discernir un poco de esquematismo en el relato. Mirándolo bien, es  hacia el inicio de 1827, que se situaría mejor la entrevista. Aunque aún no ordenado, el Sr. Sarrassin hubiera podido estar reservado por adelantado para un puesto determinado.

5Es el 31 de mayo de 1828 que Antonio Bourdin recibió el diaconado (cf. AAL. reg. ordin, 3). Se tropieza pues aquí con una nueva incompatibilidad de la narración, porque es cierto que las gestiones del Sr. Séon en Lyon a las que se hace alusión aquí no pudieron tener lugar después de esta fecha, los tres sacerdotes nombrados anteriormente estaban ya, los tres, en ese momento en el ministerio. Es muy posible que el P. Séon no se haya acordado que en el momento de su entrevista el Sr. Bourdin era aún subdiácono. Se podría suponer también que el P. Séon reúna en un simbólico viaje a Lyon las gestiones, siendo escalonadas en realidad en numerosos meses. Lo que se ha visto al instante sobre el esquematismo del relato, autoriza del todo una semejante hipótesis. La época de la vocación marista del Sr. Bourdin queda así imprecisa. Notemos que el registro de alumnos de San Ireneo lo pone en tercer año de Teología para el año escolar 1827–28 con estas dos menciones: “Partida el 13 de marzo; reingreso el 19 de Abril”. Sería sin duda aventurado poner esta ausencia en relación con su nueva orientación. El Sr. Bourdin debió terminar regularmente su año escolar y entrar, diácono esta vez, en el Hermitage en verano o en otoño (cf. doc. 185, §4). 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 allá 1, pero yo comenzaba a olvidarlo, y no obstante,  he allí el momento decisivo para mí. Yo le debo mi vocación. -El Sr. Séon da a conocer su gestión al Sr. Cattet, quien le promete actuar en el consejo episcopal para que se le conceda… El Sr. Céon parte pues, tranquilizado sobre el futuro de la Sociedad y contento de su adquisición. [14] pero, llegando al Hermitage, él encontró al Sr. Champagnat, menos [p. 392] contento que él, y un poco extrañado de que se le enviara un sujeto sin su cooperación.  Usted conoce bien ese sujeto, dice el Sr. Champagnat; y el Sr. Séon  tuvo aún la pena  de pensar  que el Sr. Champagnat posiblemente lo rechazaría. Era preciso que todos los pasos que daba esta pobre pequeña Sociedad de María fuesen hechos en medio de espinas y, cuando las cruces de fuera faltaban, eran los mismos miembros que las proporcionaban  a sus hermanos. ¡Providencia de Dios! Dios quería reivindicar para él solo la gloria de  haber hecho todo.

[15] No obstante, el Sr. Bourdin llegó, después el Sr. Pompallier, después el Sr. Chanut, después el Sr. Forest.2  [p. 393].

 

 

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147 después el Sr, Pompallier tachado rev. 150 dos rev tres

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1 ¿Hacia la vida religiosa  o hacia la Sociedad de María? La frase puede sufrir las dos interpretaciones. En el segundo caso, el Sr. Bourdin hubiera podido escuchar hablar de la Sociedad de María por medio del Sr. Gardette, como el mismo Sr. Séon.

2 Sobre las fechas de llegada de cada uno de esos cohermanos, cf. OM I, P. 922, nota 1, y rep. biogr.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[16] El buen Sr. Séon, era de una entrega admirable para la Sociedad, y  lo probó sobre todo en dos ocasiones. -Insistía al Sr, Terraillon a decidirse, yy dejar todo para venir a reunírseles.  Suprimió todas las razones, todos los pretextos que  le presentaba el Sr, Terraillon. Finalmente éste habiéndole  dicho que  tenía un hermano enfermo al que  estaba obligado a sostener1:Yo le prometo, le dijo el Sr. Séon,  darle mientras dure su vida, una pensión de cien escudos. El Sr.  Séon tenía aún su padre y no gozaba de su fortuna, pero él sabía que su padre no le negaría [p. 394] nada. No obstante el Sr. Terraillon tardó todavía2.

[17] La casa de los Hermanos Maristas de el Hermitage  dependía del Sr. Courveille. Se trataba de hacer pasar la propiedad al Sr. Champagnat y de ganar al  Sr. Corveil. El Sr. Séon se encargó de esta delicada misión; él fue  a visitar al Sr. Corveil le testimonió mucha estima y afecto y le hizo aceptar reunirse en un día determinado ante un notario, con el Sr. Champagnat. Allí se firmó el contrato y ese fue el último contacto que la Sociedad tuvo con el Sr. Courveil3.

 

 

 

 

 

 

 

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161 Corveil rev Courveil; rev2 Courveille  162 Corveil rev Courveil; rev2 Courveille  163 delicado rev + y muy difícil  163 Corveil rev Courveil; rev2  Courveille  167 Corveil rev Courveil

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1 Por  otra parte, ese detalle no está testificado . Aunque no haya sido posible verificarlo, se le puede considerar como una de las causas muy legítimas de los retardos del Sr. Terraillon.

2 Es muy difícil  fechar ese hecho en sí mismo, además, no se trata de una conversación-tipo resumiendo numerosas capas en el tiempo.

3 El hecho del arreglo realizado ante notario, entre el Sr. Courveille y el Sr. Champagnat relativo a su copropiedad  de la Valla y del Hermitage está bien comprobado por los documentos contemporáneos (cf. doc. 163 49 (165) – 51 (167)), y el primero de esos textos deja claramente entender  que el principio de una entrevista entre los dos hombres estaba ya acordada cuando el Sr. Champagnat escribió al Sr. Courveille , para pedirle una cita. Pero se ve mal como, en septiembre de 1826, el Sr. Champagnat, hubiera podido llegar para una misión tan delicada como esta toma de contacto, preliminar a un seminarista que no había aún manifestado la intención de entrar en la Sociedad. (Cf. Supra § 10). A menos que él no haya contado con la veneración que el joven sacerdote de Tarentaise tenía por el Sr. Courveille (cf. Supra § 3) a fin de ganar más seguramente a este último. Esto supondría  que el Sr. Séon estaba ya en contacto bastante estrecho con el Hermitage antes aún de su permanencia en el colegio de Saint–Chamond. No se puede excluir absolutamente, por otra parte, que esta intención del Sr. Séon sea referir el acuerdo de octubre de 1826, sino  cualquier arreglo posterior. No obstante, el solo acto de esta manera ocurrido después de 1826 (doc. 82 (217)) no lo fue ante notario, contrariamente a lo que supone la narración del P. Seón, y no se puede situar fácilmente la existencia de otro contrato notariado que no hubiera dejado huella.

 

 

 

 

 

 

 

[18] Cuando el Sr. Pompallier pidió  entrar en la Sociedad1; el Vicario General dijo al Sr. Séon que no podía concedérselo de inmediato pero que, como hacían falta sacerdotes, él tendría un puesto a llenar durante algún tiempo. El Sr. Séon respondió: Sr. Vicario General, si usted me cree capaz de esto, confíeme el puesto que usted destina para Sr. Pompallier y déjelo entrar con nosotros. Yo creo estar ,con la ayuda de Dios,  bastante seguro de mí para  pensar que  no cambiaré, en lugar que yo tema que un joven seminarista  venga a cambiar  de determinación. Después en cuanto usted pueda reemplazarme, yo regresaré  a reunirme con mis cohermanos.- El trato fue aceptado, y es así, nos dice el P. Céon riendo, que he, por así decirlo, comprado al Sr. Pompallier. Yo fui  vicario ,reemplazándolo   en Charlieu, durante 14 meses2. (P. Séon).

[19] En seguida él regresó al Hermitage 3. Allí ellos estaban en frecuentes relaciones con esos señores de Belley, especialmente el P. Colin menor. Todas nuestras miradas se dirigían hacia él, dice el Sr. Céon, [p. 395] y  lo veíamos como el superior  de  la So-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 No se posee ningún documento directo sobre los motivos que han orientado hacia la Sociedad de María al Sr. Pompallier, el cual había ya hecho, en 1823–24,  un intento en el noviciado de la Compañía de Jesús en Montrouge (cf.  rep. Biogr.).Se piensa muy normalmente  a ejemplo de los Sres.  Séon y Bourdin, de los cuales el primero había dejado San Ireneo poco antes de la llegada del Sr. Pompallier en la fiesta de Todos los Santos de 1826 y  en donde el segundo, había sido durante dos años, su compañero de seminario.

2 La existencia de un semejante trato no es de ningún modo inverosímil y se encuentra indirectamente apoyado por varios datos contemporáneos. Es un hecho que el Sr. Pompallier ordenado el 13 de junio de 1829, fue, nombrado el 24 del mismo mes vicario en la Madeleine de Tarare (cf.AAL,reg. delib. 6) y que esta nominación fue muy pronto dada, puesto que otro vicario era nombrado para el mismo puesto el 8 de julio (cf. doc. 195). Es un hecho que el Sr. Pompallier se dirigió al Hermitage antes del fin del verano sin haber ocupado otro puesto (cf. doc. 63 (196), §3).Es un hecho, finalmente, que el Sr. Séon debió partir para Charlieu poco después de la llegada del Sr. Pompallier al Hermitage ( cf. doc. 65 (198), § 4)y ocupó el puesto de segundo  vicario en esta parroquia  del 10 de noviembre de 1829 al 21 de diciembre de 1830 (cf. AAL, estado del clero 9, 4° trimestre de 1830, Loire, Charlieu). El simple encadenamiento de esos hechos  no está tan alejado de la narración del P. Seón. Se ve solamente que,  si el Sr. Séon reemplazó al Sr. Pompallier como vicario, no fue en la misma parroquia donde este último hubiera debido primitivamente ejercer, lo que no quita nada por otra parte  a la realidad del cambio. El Sr. Champagnat parece hacer alusión a esos tratos en su carta al Sr.  Cholleton del 8 de septiembre de 1834 (cf.  doc. 323, §4).

3 En realidad retirado oficialmente de Charlieu  con fecha del 21 de diciembre de 1830 (su última firma en esta parroquia es del 25 de noviembre). El P. Séon fue desde el 30 de diciembre nombrado vicario en Valbenoîte (cf. AAL, reg. delib. 7).Él no  permaneció pues, mucho tiempo en el  Hermitage, donde estaba por tanto, presente en la reunión de los 3–8 de diciembre (cf. doc. 88 (224)).Es posible que haya allí una transición ficticia  del P. Mayet, la narración del P. Séon no  se sujeta a   un orden cronológico estricto.

 

 

 

 

 

 

 

 

ciedad aquél que debía ser encargado de ella un día1. Era él quien más había trabajado para eso; nosotros lo sabíamos y  también sabíamos que él había tomado compromisos para esta obra con Dios.2 Finalmente,  veíamos que era de todos, él,  quien tenía las más grandes miras.

[20] No obstante,  teníamos dificultad para reunirnos. La administración  de Lyon veía con disgusto que  fuésemos a Belley, y  estaba inconforme cuando el P. Colin venía a Lyon. Por esas razones, y al mismo tiempo por no actuar jamás más que en espíritu de sumisión a la autoridad episcopal, pedíamos  permiso al arzobispado, cuando íbamos a Belley. Además nos escribíamos muy frecuentemente. La Sociedad entonces ,sufrió muchas pruebas en Lyon , por parte del arzobispado, pero sufrió menos que en la Diócesis de Belley,  por parte del clero.

[21]  ConstruyendoEl Sr. Champagnat en el Hermitage, el Sr. De la Croix , entonces cura de Chartreux, hoy arzobispado de Auch, le mandó decir: Diga al Sr. Champagnat que él construye en vano3.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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196                 íbamos a pr + Lyon  202  Auch pr Aix

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1 A fines de 1830 Juan Claudio Colin era efectivamente superior central de los dos grupos, elegido por sus cohermanos ( cf. doc. 85 (221 )).

2 Alusión sin duda, al voto hecho por Juan claudio Colin de ocuparse de la obra hasta su presentación a la Santa Sede (cf. doc. 457, y referencias indicadas allí. ).

3 Nombrado vicario general de Beley el 23 de julio de 1823, el Sr. De la Croix dejó entonces el curato de Saint-Bruno y el superiorato de los Cartujos, mucho antes que fuera exclusivamente comprado el terreno sobre el cual debía construirse el Hermitage (cf. doc. 26 (102)). Sería un error pensar que se haya permitido en seguida, en vista de sus nuevas funciones, dirigir al Sr. Champagnat tal clase de mensaje. Posiblemente el Sr. Séon ha confundido al Sr. De la Croix con el Sr. Mioland, quien le sucedió al frente de la comunidad de los Cartujos y se convirtió más tarde en obispo, él también. Miembro del consejo del arzobispado (cf. doc. 93) y por lo tanto al corriente de las dificultades del Hermitage, hubiera estado  en mejor posición para hacer llegar al fundador de los hermanos una advertencia que se quería ciertamente  que fuera caritativa. JUAN BAUTISTA, t.2, p. 43, narra el mismo hecho sin dar el nombre.

 

 

 

 

 

 

- Se hacía mucha burla del Sr Champagnat en la diócesis1.

[22] El Sr. Gardette, superior del seminario mayor de Lyon, nos exhortaba también con fuerza a no pensar más que en una obra diocesana, diciendo que era necesario dejarse conducir por la autoridad y que era una vana imaginación pensar, en querer establecerse en toda la tierra.c’

[23] En el Hermitage, vivíamos completamente mezclados con los hermanos. Seguíamos un reglamento muy severo; nuestro capítulo de culpas se hacía exactamente y después de la culpa, cada uno decía públicamente  a aquél que se acusaba ,todo lo que  había notado sobre él.2 El Sr. Pompallier que  había sido nombrado director espiritual en el arzobispado, imponía muchas reglas.3 Entonces,  pensamos que era preciso separar a los sacerdotes de los hermanos. 4

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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210  completamente tachado rev  211 rayado rev

 

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1 Cf. doc. 757, §§ 18–20

2 La corrección fraterna estaba prevista cada quince días en el Summarium de las reglas del grupo de Lyon (n. 71; cf. Ant. textus, fasc. 1, p. 57)

3 En diciembre de 1828, era el Sr. Séon quien estaba encargado “de lo espiritual de la casa” del Hermitage (cf. doc. 185 §4)Es probable que luego del cambio del otoño siguiente ( cf. supra § 18 ) El Sr. Pompallier habrá heredado esta función. Evidentemente, es de la dirección espiritual de los hermanos  que el Sr. Pompallier estaba directamente encargado, pero desde el momento en que  sentía la necesidad de reglamentar más la disciplina religiosa o los ejercicios de la comunidad, era inevitable que sus hermanos sacerdotes sufrieran el contragolpe  de las medidas tomadas. A la luz de esta nota del P. Séon, se puede sin gran riesgo de error atribuir al Sr. Pompallier un papel determinante en la elaboración del cuerpo de reglas adoptado por los sacerdotes del grupo de Lyon, luego de la reunión de diciembre de 1830 en el Hermitage (cf. docc. 88 (224)).

4 Habiendo hecho discretamente alusión a las dificultades que presentaba la unión de los padres y de los hermanos en el Hermitage, el Sr. Séon menciona en seguida el tipo de solución que fue adoptado, a saber ,la separación de las dos comunidades. El vínculo de los hechos en las líneas que van a seguir  se resiente de ésta óptica más lógica que cronológica. Al atenerse a la narración  tal como el P. Mayet nos la trasmite, se estaría tentado a pensar en tres actos sucesivos: voto sobre el principio de la separación, establecimiento de los Maristas sacerdotes en Valbenoîte, nominación de un superior particular para los sacerdotes de esta casa. Los documentos contemporáneos sugieren, en cuanto a ellos, un encadenamiento  de los hechos más complejo: instalación como vicario en Valbenoîte del Sr. Séon en enero de 1831, después del Sr. Fontbonne en septiembre  del mismo año (cf. doc. 99 (238)); discusiones sobre el principio, de la separación prosiguiéndose en diciembre de 1831 hasta muy avanzado el año 1832, (cf. doc. 101 (241), 102 (242),104 (246)); en el otoño de 1832, decisión a favor de la separación y elección del Sr. Seón como superior de los padres en la diócesis de Lyon (cf. doc. 107 (255)). Para la discusión en detalle, ver las notas siguientes.

 

 

 

 

El Sr. Champagnat se oponía a ello mucho, pero se hizo votación y todos estuvieron contra él 1. Los padres fueron pues a establecerse en la casa del Sr. Rouchon,  cura de Valbenoite2, quien dio su casa a la Sociedad con la condición de que ella le proporcionaría siempre vicariosd’. Dos de entre nosotros hacían pues estas funciones.3 Los otros irían a  predicar  misiones.

[24] No obstante, se pensó que era necesario nombrar un superior para esta casa. Para esto se pidió permiso al arzobispado, se hicieran oraciones, y el Sr. Séon fue nombrado4. [p. 396] Los de la Diócesis de Belley no podían ser nombrados puesto que a los ojos de la administración ellos estaban completamente separados; y por otra parte, cada obispo tenía bajo su mano y su autoridad esos sujetos y quería tener bajo su dominio la Sociedad proyectada. El Sr. Cattet, vicario general de Lyon, vino a instalar al nuevo superior. Eso se hizo con solemnidad .

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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219 a la Sociedad raspado rev  220 que ella rev que se

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1 Esta  oposición del Sr. Champagnat resulta claramente de los docc. 102 (242), §1, y 107 (255), § 1. Lo que temía este último, era sin duda mucho menos, perder su título de superior de la Sociedad de María en la diócesis de Lyon (cf. doc. 90 (226), § 2) que ver la obra de los hermanos  privada del socorro de los sacerdotes. El voto decisivo al cual se hace alusión aquí debió tener lugar en el otoño de 1832, en la reunión en la que fue elegido el nuevo superior de los padres, el Sr. Séon (cf. doc. 107 (255), §1, o en otro anterior.

2 El Sr. Chanut fue allá desde el mes de diciembre de 1832, (cf. arch.  de Valbenoîte, reg. De cath, al 17 de diciembre de 1832) y el Sr. Forest en febrero siguiente (cf. docc. 113 (262), § 1; 114 (265), § 3).

3 Fueron: de septiembre de 1831 a diciembre de 1832, los SS. Séon y Fontbonne; de diciembre de 1832 a Julio de 1833, los SS. Fontbonne y Forest (este último suplido por el Sr. Chanut durante los dos primeros meses); de agosto de 1833 a octubre de 1834, los SS. Forest y Chanut; en noviembre y diciembre de 1834, los SS. Forest y Bret; de enero de 1835 a mayo de 1836, los SS. Bret y Chavas; de junio de 1836 hasta el fin de año, los SS. Chavas y Bertholon (según  AAL, estados del clero 8 y 9, y arch. Por  Valbenoîte, reg. de cath.) Para las fechas de nominación de cada uno de esos cohermanos, cf. rep. Viogr. 

4 Cf. doc. 107 (255) §1; 746, §21; 757, §64

 

 

 

 

 

 

 

 

 [25] Entonces, el P. Séon, con el permiso de la autoridad eclesiástica, fue a visitar a Belley al P. Colin, acompañado del Sr. Champagnat1. Ellos le contaran lo que se había hecho, comunicaron sus reglase’, su manera de vivir, y le pidieron sus consejos. El P. Colin estuvo muy extrañado de tantas reglas2 Él les dijo: Ustedes comienzan por donde será preciso terminar. Les comunicó lo que hacía en  Belley, les dijo que él no tenía más que una pequeña agenda con algunas notas que les servía de guía 3, que era preciso no ir mas aprisa que la Providencia, pero seguirlaf’.

[26] El Sr. Céon estuvo tocado por la sabiduría de sus opiniones.  Regresó a Valbenoite y dijo a esos Sres.  que lo que convenía hacer, era guardar con cuidado el grueso paquete de reglas que habían creado y esperar el momento de la Providencia, viviendo y esperando como buenos sacerdotes y practicando en la medida de lo posible el espíritu religioso.

[27] Pero el Sr. Pompallier creyó que todo iba a perecer. Él no hablaba más que de regla,  no veía más que la regla.  Escribió en ese sentido al arzobispado, que no juzgó conveniente inmiscuirse en este asunto4.  Pero los vicarios mayores lo llamaron a Lyon para confiarle una sociedad de jóvenes que desearía ser conducida por una Marista.5  

 

 

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235 sus reglas raspado rev  238 que él no había rev que ellos no habían

 

 

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1 No se encuentra  ninguna alusión a esta visita en lo que se ha conservado de la correspondencia contemporánea entre los grupos de Belley y de Lyon. Se puede solamente  excluir con certeza que ella haya tenido lugar entre la elección del Sr. Colin como superior central en otoño de 1830 y el mes de enero de 1831 (cf. docc. 85 (221), §4; 89 (225), §3; 91 (227) §2). Faltando datos más precisos, lo mejor es situarla a fines de 1832, como lo sugiere aquí la narración, aunque el  poco rigor cronológico de este último, no permite pronunciarse con certeza.

2  Ya en enero de 1831, el Sr. Colin había acogido sin entusiasmo la noticia de composición de una regla particular para los padres del grupo de Lyon. (cf. doc. 91 (227), §2).

3  El 15 de Abril de 1833, El Sr. Colin hablará al cord. Macchi de las “constituciones casi totalmente retocadas de la Sociedad de los Sacerdotes de María”. (cf. doc. 268, §3). No hay incompatibilidad, no obstante, entre la existencia de constituciones ya redactadas pero aún no entradas en aplicación y la de una simple agenda fijando los puntos ya en vigor.

4  Esas gestiones no han dejado ninguna señal en los archivos del arzobispado de Lyon.

5 La fecha de la instalación del Sr. Pompallier en Lyon no es fácil de fijar. Desde el 31 de agosto de 1831, él permanece en Fourvière e invita allí al Sr. Querbes (cf. doc. 97 (235)), pero es claro que durante el invierno y la primavera de 1832 es siempre miembro de la comunidad del Hermitage (cf. docc. 103 (243); 105 (247), líneas 63–64). El 27 de Octubre de 1832, él está en Lyon donde  parece tener una estancia más fija puesto que es allá donde le llega su correspondencia, aunque él ha estado durante todo el mes de viaje en el Forez (cf. doc. 252 § 1). El 29 de noviembre de 1832, parece que está en Valbenoîte (cf. doc. 267, Línea 4, citas), pero donde ahora su nominación como capellán del internado del Sr. Colard es conseguida (cf. doc. 107 (255), §4, y es  claro que durante el invierno de  1833 él se establece de una manera estable en Lyon (cf. doc. 114 (265)) cerca del Sr. Colard (cf. doc. 267, § 1). Esos datos se compaginan bien con lo que sugiere aquí la narración del P. Séon, a saber, el nombramiento del Sr. Pompallier como capellán de la obra del Sr. Colard, poco después, la del Sr. Séon al frente del grupo de los padres de Valbenoîte. En cuanto a las gestiones hechas por el Sr. Colard y sus amigos para obtener como director un Marista,  parecen haber sido entabladas desde el invierno de 1832 (cf. doc. 244).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 En esta sociedad se encontraban los Sres. Colard, Delaunay, Dominget, Viennot, Arnaud [p. 400] Girard, Gabetg’i’, &. El Sr. Pompallier vino pues a Lyon, y  era capellán del internado del Sr. Colard y del Sr. Delaunay, transportado en seguida a la Favorita1. Allí, entregándose con celo, el Sr. Pompallier se puso  a componer aún para esta pequeña reunión una multitud de reglas.K’

[28] Después el P. Colin va a Roma. Después se le confía a la Sociedad la Oceanía Occidental. Viene la aprobación. M(ons)eñ(or) Pompallier es nombrado vicario apostólico. Los votos se hacen.

[29] El resto es conocido.

[30] Todos esos hechos  acaban de serme narrados por el Sr. Céon (abril de 1846)

[31] Es preciso completar por este medio esta narración, lo que falta a la  del P. Déclat, tomo primero, p. 1052 y tomo 5°, página 3913 Así, se tendrá por medio estas notas, aproximadamente la marcha de la Sociedad en Lyon antes de la aprobación.

[32] Se podrá estar extrañado que yo haya escrito por completo lo que me ha sido dicho. He aquí mis razones: 1o yo no invento; yo cuento. Si la historia de la Sociedad no está copiada de otras órdenes, yo no tengo la culpa. Es preciso decir la verdad. Toda la gloria de esta obra regresa únicamente a Diosm’; 2o  es preciso que se sepa que, de todos los primeros compañeros, el P. Colin es el que siempre ha sido el más firme y que jamás ha vacilado.

[33] Me parece pues que, de todos esos relatos, resulta 1o que la Sociedad viene de Dios, es la obra de Dios. 2° Que el instrumento humano del cual Dios se ha servido es el P. Colin.n’

 

                                            

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 La lista de los miembros de esta asociación y la fecha del traslado del internado de el S. Colard a la

   Favorita serán discutidos en ocasión del testimonio más preciso del P. Lagniet (cf. sinopsis histórica)

2 Doc . 551

3 Doc. 591.

 

 

 

 

 

                                                                 

 

 

 

                                                              [Añadidos]

 

a (antes de la aprobación)

b Contado por él en abril de 1846.

c Ver tom. 1, P. 105: ver t. 5, p. 391; tomo 1, p. 731, &&&.

d Todo esto me ha sido contado en abril de 1846.

e [In textu:] Ver tomo 8,p.538 [ doc.714]

f [[textu: ]     Ha habido misterio ( P. Céon)g

g Ver t. 4, 281h,i [doc. 655]

h 280 [doc. 655]

i t. 5, 391. 392 [doc. 591]

j [In textu:] (Ver t. 8, p. 600)

k Ver las hojas suplementarias entre 168 y 169, tomo 1°, sobre el Sr. Courveil [doc. 689]

l No obstante, pocos medios.

m Ver t. 8, 575. 538

n Nota añadida en noviembre de 1853. Alguno dirá: pero no hay en absoluto  orden del cual el primero haya sido así infiel. 1° Yo no examino lo que pasó a los otros; yo narro lo que ha ocurrido a la Sociedad de María. 2° No obstante, hay  un orden a quien eso ha ocurrido, el orden más grande, el orden esencial, el cuerpo mismo de la Iglesia, aquel sobre quien J(esu)cr(isto) la ha construido no ha renunciado su Maestro; y se puede decir también del Sr. Courveil lo que se ha dicho de Sn. Pedro; Et egresus foras, flevit amare. Muchos años después, se han visto las lágrimas vivas que corrían a lo largo de sus mejillas hablando de la Sociedad1

 

 

 

 

 

 

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294 Courveil rev Courveille  297-306 Nota_ Sociedad tachadura rev

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1 Cf. doc. 656

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

o Es en ese sentido que es preciso entender lo que dice el P. Déclat, tomo primero, P. 106, que el P. Terraillon estaba en el Hermitage1.

p Ver, sobre el Sr. Courveil, la nota, la última, que  modifica las otras, en la [p. 383 m] vol(umen) Notas separadas, p. 336 (1865).

q [In textu:] Si el P. Colin no tacha de la regla este artículo2. 

r [In textu] en la diócesis de Lyon.

s Ver lo que hizo el Sr. Courveil regresando de la grande Cartuja y pasando a Belley, tomo 1, hojas suplementarias entre 168 y 169 [doc. 689, §8].

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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310 Courveil rev Courveille

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1 Cf. doc. 551, § 11

2 Esta adición del P. Mayet, que figura entre las líneas del original, ha sido incorporada al texto mismo en la copia de 1868, la única que el P. Leturia haya tenido entre las manos. Considerando pues este inicio como formando parte del relato Séon y no estando bastante atento por otra parte al tiempo de los verbos de la frase, el consultor ha creído poder sacar de esta última, que los maristas hubieran llevado el manto azul prescrito en la regla del Sr. Courveille si esta regla no hubiera pasado por la censura autoritaria del Padre Colin después de 1824 (cf. LETURIA, p.34) En realidad, el recurso al original quita todo fundamento a esta interpretación. Si la atribución al Sr. Courveille de la idea de la capa azul parece muy probable(cf. doc. 19(75), § 16), no hubo ciertamente, después de 1824, ninguna censura del Sr. Colin sobre este punto. La capa azul está prescrita, en efecto, en el Summarium de 1833 (n. 12; cf. Ant, textus, fasc. I, p. 66) y el P. Colin hizo comprar en noviembre de 1836 para los misioneros que partían tela azul para la confección de esa capa distintiva. No obstante Monsr. Pompallier, temiendo no tener el derecho de autorizar ese cambio de hábito eclesiástico antes de la aprobación de la regla, consultó respecto a esto al internuncio Garibaldi quien recomendó aplazarlo hasta la obtención de una decisión de Roma(cf. carta de Monsr. Pompallier al P. Colin del 28 de noviembre de 1836, APM). Es de ese momento, sin duda, que datan las dudas del P. Colin sobre la oportunidad de conservar en la regla este artículo provisionalmente puesto en observación. Sin embargo, en el texto de la regla presentada a Roma en 1842 la capa azul es siempre mencionada (cf. Ant. textus, fasc. 2, p. 32, n. 5),  y es solamente hacia fines de 1846 que el P. Colin comenzó a pensar seriamente en suprimirla (cf. sobre este punto el doc. 646, al cual se refiere claramente aquí el P. Mayet). El sentido de la frase pronunciada por el P. Séon en abril de 1846 es pues, muy simple: la capa azul que el Sr. Courveille llevaba en el Hermitage, los Maristas la tendrán un día, cuando la regla que la prescribe será aprobada y puesta en práctica. Sobre el desarrollo de los avatares sufridos por esa famosa capa, ver las notas del doc. 646.

 

 

 

 t Nota. El nombre es Courveil y no Corveil.Es una falta en todas partes, donde se encuentra así escrito.

u [Docc. 627, 656].

v Ver tomo 1, página 378. 379. 380,& y todos los artículos indicados t.1, 380 sobre el P. Céon (Etienne)1.

w  Ver una nota muy importante sobre el Padre Séon, y con la cual es preciso conciliar todo lo que es dicho en este artículo; lo que, con la reflexión, es fácil;  es la página 388, al margen, t.6 [doc. 715].

x [In textu:] diocesanos de Lyon,  nombrados los Cartujos.

y se ha visto,  por otra parte, que el Sr. Gardette había sido puesto al corriente de ese proyecto.2

z El Sr. Céon decía que él no había preguntado, porque era el Sr. Gardette, superior del seminario mayor de Lyon, quien le había hecho conocer los proyectos de la  Sociedad de María, que él ignoraba anteriormentea’, y es en este sentido que el  Sr. Séon podía decir que él no había preguntado 3. Pero se ve por todo lo que es dicho en este artículo que el Sr. Séon había también adoptado como su madre esta sociedad naciente, y que él fue uno de sus sostenes en la dioses de Lyon b’.

a’ (Ver por tanto 389, t.6, margen) [doc. 715]

b’ Lo que él hizo frente al Sr. Champagnat (t. 6, p. 389) lo prueba bien. (nota 1849).

c’ Rectificar por este testimonio la opinión del P. Déclat sobre el Sr. Gardette, t. 5, 394; t.1, p.1064.  Según  estos  3  testimonios reunidos, se podría creer que el Sr. Gardette favorecía   la   obra  naciente,   posiblemente   con  el fin  secreto  de  ver  reunirse  a  los 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

318 Courveil rev Courveille  323 muy tachado rev  343 creer que pr + el P. Ga

 

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1 Artículos sobre las actividades misioneras del  P. Séon después de 1836

2 Alusión a las narraciones del P. Déclas (docc. 551, § 4; 591, § 9).

3 Esta interpretación del P. Mayet no es de ningún modo convincente. Para que el Sr. Séon pudiera responder así al vicario general, bastaba que no hubiera tenido pregunta oficial de su parte, y  no había tenido, puesto que el Consejo Episcopal lo había nombrado  al Hermitage bajo simple solicitud del Sr. Champagnat (Cf. doc. 56 (175)). No hay de ninguna manera necesidad de hacer intervenir aquí al Sr. Gardette.

4 Cf. docc. 591, § 9; 551 § 4

 

 

 

 

 

misioneros diocesanos llamados los Cartujos1.  Se sabe que el vicario m(ayo)r el Sr. Bochad tendía hacia allá

d’ [doc. 713]

e’ El P. Colin, más sabio y más prudente, no hablaba de ningún modo de las reglas aunque posiblemente trabajaba en ellas desde hacía mucho tiempo.

f’ [In textu:] y esperar, ir tranquilamente.

g’ [In textu:] Curis, Chalandon h’

h’ Philipon.

i’ Más tarde los Sres. Dominget, Delaunay, Viennot, Philipon se hicieron maristas. j’

j’ Ver, sobre el Sr. Gabet, tomo 6, 16 2.

k’ [In textu:] era una carga l

l’ El Sr. Pompallier intentó separar este pequeño grupo de la Sociedad de María en una ocasión, y les propuso renunciar a la tercera orden de esta Sociedad, de unirse a los Servitas, o bien, a otra congregación… A esta proposición todos opusieron la más enérgica y unánime oposición. (Narrado por el P. Viennot en enero de 1851)3.

m’ [In textu:] ut non glorietur omnis caro in conspectu Dei.

n’  [In textu:] (Abril de 1846).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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348-350 El P. Colin- mucho tiempo tachadura rev  358 Sr. Pr Monsr.  361 este pr + contrario  362 enérgico y rev + muy tachadura rev2

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1 Hipótesis bastante inconsistente visto que ella une las tomas de posición del Sr. Gardette separadas por una docena de años. En realidad, parece que el superior del seminario mayor hubiera siempre tenido empeño de sostener al Sr. Champagnat y su obra (cf. rép. biogr.) Sin entrar en consideración de sociedad supradiocesana.

2 Alusión a la petición hecha en 1840 por el Sr. Gabet de hacerse marista. El P. Colin lo regresa por opinión al Card. De Bonald, quien le aconseja  permanecer en el mundo.

3 No se tiene otro testimonio sobre esta proposición del Sr. Pompallier. Pero ello es muy probable visto el cuidado puesto por este último  en no presentar en Roma su instituto de hermanos terciarios de María como ligado a la Sociedad de María (Cf. docc. 392 §18; 395, §13).

 

 

 

 

 

161 (684)

 

1848.- ELECCION DE JUAN CLAUDIO COLIN el 24 de septiembre de 1836: Palabras del P. Champagnat; elección de Pedro Colin como asistente;  su renuncia por petición de su hermano. Informe del P. Maîtrepierre.- 5,157 sm, escr. Mayet.

       

        Nota incluida por el P. Mayet al margen de la copia hecha por el P. Germain del proceso verbal del retiro del 20–24 de septiembre de 1836 (doc. 403) y comenzado frente de la línea 133 de este documento.

 

[1] El P. Champagnat, hablando con una sencillez apostólica, dijo al P. Colin: Señor superior, nosotros acabamos de hacerle un mal regalo; cuando vuestros hijos se presenten ante el gran juez, usted permanecerá sobre el banquillo y, si uno solo es condenado por su culpa, usted responderá de esto.

[2] El R. P. Colin cuyas lágrimas habían comenzado a rodar desde que él vio que su nombre no cesaba de salir de la urna, aumentó sus lagrimas cuando la unanimidad de los votos  menos uno (el suyo1) determinó definitivamente su nominación. Pero a las palabras sentenciosas, fuertes y marcadamente acentuadas del P. Champagnat, se puede decir en la fuerza  del término, que él tenía los ojos llenos de lágrimas; su rostro estaba inundado  de ellas.

[3] No obstante, Yo notaba una cosa que me conmovió, y es su presencia de espíritu en una circunstancia tan importante. Se pasó inmediatamente, como había sido anteriormente decidido, a nombrarle  un asistente. Como el P. Colin mayor, su hermano, obtenía muchos votos, el Padre atraviesa la sala y va a pedirle a su hermano si él considera ser [p. 158 m] nombrado, y va sin decir que respondió negativamente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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2-5 venimos-responderás pr  os hemos hecho un mal regalo. Y él continuó su plática en el mismo sentido  10 fuertes y pr + rudo

 

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1 Juan Claudio Colin había votado por el Sr. Cholleton (cf. docc. 435, §1; 615).

 

 

 

[4] Entonces, el P. tomó la palabra y dijo: Señores, no es posiblemente conveniente que un hermano  sea asistente de su hermano. Si mi hermano quiere renunciar a este cargo, ustedes harían caer sobre otro, los votos que  quisieran darle. El padre Colín viejo dijo: ¡Oh! Yo renuncio , yo bien renuncio  a ello. Y no se le dio más votos en otro escrutinio1.

[5] Yo he creído recalcar varias veces que el Padre no se dejaba jamás dominar por un sentimiento, por muy absorbente que  fuera.

 

(Informe del P. Maítrepierre, uno de los felices testigos de esta elección. Él me ha dado estos datos por escrito, en 1848).

 

162 (701)

 

25 de noviembre de 1850.- LA EXTRAÑA MISION DEL P. CHAMPAGNAT. Testimonios de un cura y del P. Terraillon proporcionados por el P. Mayet. – 8, 430, escr. Mayet.

 

[1] Un párroco de la diócesis de Lyon, condiscípulo del seminario mayor del P. Champagnat, decía 25 años más o menos después de los inicios de los hermanos, en su asombro: Dios lo ha elegido y le ha dicho: Champagnat, haz eso.- Champagnat lo ha  hecho...Él no podía explicar de otra manera este  extraño suceso.

[2] El 25 9bre de 1850, el R. P. Terraillon, recordando viejos tiempos con un P. marista 2 para admirar la mano de Dios en el origen de la Sociedad, le decía: ¡El P. Champagnat reunió hermanos para formarlos, y él ignoraba lo que  les enseñaba.  Les enseñaba a leer, y él no sabía leer3; a escribir, y él no sabía observar las reglas de la gramática escribiendo!!...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 De este doble escrutinio para la elección del asistente, no se hizo mención en el proceso verbal, así que  había sido decidido de antemano (cf. doc. 402, 20°)

2 Sin duda el mismo P. Mayet.

3 Sin duda el P. Terraillon quiere decir que el Sr. Champagnat leía mal y no poseía bastante bien la técnica de este ejercicio para enseñarlo.

 

 

 

 

 

 

163 (750)

 

1840–1842.- RESEÑA DEL P. TERRAILLON SOBRE LOS ORIGENES DE LA SOCIEDAD: inspiración de Juan–Claudio Courveille en el Puy; difusión del proyecto en el seminario mayor de Lyon; las reuniones; ceremonia de Fourvière; diáspora; carta de Pío VII; división de las diócesis; SS. Courveille y Terraillon en el Hermitage; retiro del S. Courveille; elección del 24 de septiembre de 1836. Según el autógrafo, hoja de formato ministro doblado en dos pliegos de 330 x 233mm., o sea, cuatro páginas completamente llenas, APM 123.

Tanto la escritura como el contenido de la reseña que viene a continuación , la muestran con claridad como  obra del P. Terraillon .La fecha y las circunstancias de su redacción son, en cambio, más difíciles de determinar. El texto apenas  ofrece  un solo punto de referencia cronológica y aún muy vago: hablando del S. Verrier, fallecido el 28 de octubre de 1837, el P. Terraillon le dice: “muerto hace algún tiempo” (§7). Fuera de todo contexto, una expresión como esta puede significar, tanto algunas semanas como algunos años.En el caso presente, considerando que la reseña del P. Terraillon se refiere a un período de más de veinte años, se está tentado a suponer un margen bastante amplio, pudiendo abarcar varios años.

Por otra parte, las últimas líneas del texto revelan que esta reseña fue redactada por el P. Terraillon en honor de un cohermano y que parece habérsela pedido y que debía pertenecer a la administración general, puesto que él tenía acceso a los archivos. Estando excluido el P. Colin, vista la manera como se habla de él en el texto, un nombre viene en seguida al pensamiento, el del P. Maîtrepierre, provincial, del que se ha visto qué interés activo ponía en la conservación de las notas sobre los orígenes de la Sociedad1. Nombrado oficialmente provincial en el retiro de 1841, el P. Maîtrepierre haciendo prácticamente las funciones desde el de 1839, fecha en la cual  había dejado el superiorato de Meximieux para venir a residir a Puylata 2. Es en el mismo momento que el  P.  Terraillon abandonaba  su  curato de Nuestra Señora de    Saint-Chamond   para

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Cf. O. M. pp. 6-8

2  La nominación oficial del P. Maîtrepierre como provincial-visitador con fecha del 28 de septiembre de 1841 es mencionada por el proceso verbal del retiro de este año (cf. APM reg. de los retiros, p. 15). Pero el mismo proceso verbal hablaba ya algunas líneas más arriba del P. Maîtrepierre, “provincial de nuestra Sociedad” (ibid., p. 14) El P. Lagniet afirma claramente, por su parte, que “el P. Maîtrepierre era provincial desde noviembre de 1839” (cf. Notas Históricas, copia Gobillot, p. 121, APM), y efectivamente, las cartas del P. Maîtrepierre a los PP. Lagniet y Chanut durante los años escolares 1839-40 y 1840-41 son claramente, no las de un simple cohermano, sino de un padre a quien el superior general ha dejado el encargo de expedir de una manera habitual los asuntos corrientes.

 

 

 

 

 

 venir, él también a Puylata1.En esas condiciones se puede considerar que a partir de 1840 todas las condiciones estaban dadas para  que el P. Maîtrepierre pudiera pedir y obtener fácilmente del P. Terraillon una reseña sobre los orígenes. Como, no obstante, es a partir de septiembre de 1841 que el P. Maîtrepierre desde ahora provisto de una autoridad más oficial, parece haber ordenado tomar notas2, se puede pensar con más probabilidad aún en el año 1841–42. Es dándose cuenta de esas diversas consideraciones que ha sido fechado aproximadamente el presente documento.

Independientemente de la fecha precisa de esta reseña, no se puede en todo caso, considerarla  más allá de 1840–42, a causa de la alusión a la muerte aún reciente del S. Verrier. Se ve así que en esta época del generalato del P. Colin un  miembro de la administración general no vacilaba nada en evocar ante otro el papel jugado por el Sr. Courveille en los orígenes.  Por tanto, dado que, el silencio hecho en la Sociedad alrededor de ese nombre, silencio del cual las conferencias del P. Convers y las investigaciones del P. Mayet hasta el otoño de 1842 testimonian suficientemente, se puede bien pensar que el papel del Sr. Terraillon no estaba destinado a la publicidad, aún al interior de la Sociedad. Si, como se tienen razones para pensarlo, su destinatario era el P. Maîtrepierre, es sin duda éste último quien asegurará su conservación y lo remite en 1870 a la comisión de las constituciones, que lo utilizó en su tercer informe3. No se tiene allí, por tanto, más que  una hipótesis plausible sobre la cual se guardará de apoyarse cuando se trate de discutir las intenciones y los actos del P. Maîtrepierre en 1870.

Marcado por el fuerte temperamento del P. Terraillon, el documento que se va a leer es uno de los más personales que se posee sobre la historia de los orígenes. El autor, que había vivido desde su salida del seminario mayor hasta 1839 aislado en el ministerio parroquial, con la única excepción de los catorce meses pasados en el Hermitage (septiembre de 1825 – noviembre de 1826) y de los retiros comunes, debía casi inevitablemente dar una reorganización de este período centrado sobre éste,  del cual él  había sido personalmente testigo. Efectivamente, cerca de dos tercios del texto se refieren a  la difusión del proyecto del seminario mayor, las circunstancias del retiro del Sr. Courveille en 1826 y un episodio de la reunión de septiembre de 1836. Los diez años 1826–1836 son completamente pasados bajo el silencio. En cuanto al período 1817–1825, el P. Terraillon evoca como la mayor parte de los otros testigos, la diáspora y las pruebas de los primeros compañeros, la llegada de la carta de Pío VII y las consecuencias de la división de las diócesis. Pero él lo hace, como es lógico, en la óptica de un cohermano  de la diócesis de Lyon por quien  el Sr. Courveille no ha dejado de jugar el papel de centro de unidad y de superior provisional hasta 1826. Es en esto que reside el carácter original e irremplazable de ese testimonio del P. Terraillon, el único que permite realmente tomar distancia frente a la óptica de los cohermanos de Belley, tal como  se expresa a través de los relatos de los PP. Colin, Déclas, Convers. La afirmación clara según la cual la carta de Pío VII estaba dirigida al Sr. Courveille (cf. § 8) yparticularmente a conservar. Por otra parte, la presentación esquemática y puramente “natural” dada por el P. Terraillon de la concepción de la primera idea de la Sociedad por el Sr. Courveille (cf. § 1) forma un contraste bastante sugerente con los datos proporcionados por el P. Déclas sobre el mismo tema. Sobre este último punto, por tanto, es claro que el P. Déclas está mucho más cerca de los hechos, y su narración recibe del mismo Dom Courveille , una sólida confirmación.

Se capta aquí la prudencia que se impone en la utilización de la narración del P. Terraillon en razón misma de su carácter muy personal y muy orientado. Es claro que el autor se ha complacido en los episodios donde había encontrado jugar un papel importante (línea 63; §§ 11 y 13), y su insistencia repetida sobre la perfecta obediencia de los primeros aspirantes (cf. líneas 68, 82, 106, 114) suena un poco como una apología. No está excluido que el conjunto de la nota que resalta el papel del Sr. Courveille, haya tenido más o menos conscientemente por fin, nivelar la presentación bastante diferente hecha por el P. Colin. Queda  afirmar que, a pesar de su carácter más elaborado y menos espontáneo y a pesar también de su imprecisión cronológica, esta reseña contiene datos de primera mano cada vez que el P. Terraillon habla como testigo ocular. El recuerdo de las reuniones en el seminario mayor y las de las discusiones en el Hermitage a la llegada de la carta de Aiguebelle, enriquecen la historia de los orígenes con dos páginas excelentes. Y, una vez más, la manera misma con la que este período es abordado y narrado, permite evaluar la inevitable diferencia de óptica que existió muy pronto entre los cohermanos de Lyon y los de Belley. Esto no es el menor mérito del texto, desgraciadamente demasiado corto, que se va a leer.

 

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1 El es llevado “retirado a Lyon el 20 de noviembre de 1839” sobre los registros del personal 1 de los AAL.

2 Cf. O. M. 2, p. 6.

3Ese informe será editado en OM 3 y las copias discutidas entonces.

 

 

 

 

 

 Reseña muy resumida de los primeros inicios de la Sociedad de María.

[1] La primera idea de la Sociedad de María se debe a nuestra Señora del Puy. El Sr. Courveille estaba aquejado de una grave enfermedad. ¿Qué hace él para obtener la curación? Como  tenía  en María una plena confianza, se dirige a esta buena Madre. Para asegurar más eficazmente su poderosa protección, él se consagra a Nuestra Señora del Puy.  Acude pues, con solicitud, a este célebre lugar de peregrinación, cumple su voto y su indisposición desaparece1.  Desde entonces, su reconocimiento es sin límites.  Piensa en lo que podrá hacer para demostrar su agradecimiento a  tan buena Madre. Después de haber reflexionado, se dice a sí mismo: En todas partes donde Jesús tiene altares, María tiene ordinariamente al lado su pequeño altar. Jesús tiene su Sociedad, será necesario pues que María tenga también la suya 2. Satisfecho con esta feliz idea,  piensa seriamente en su realización. [2] Esto era hacia 1815. Llega  al seminario mayor de Lyon3, y  se ocupa   ince-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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14 doc supra lineam

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1 Ese inicio corresponde en sustancia a los datos que proporcionará dom Courveille mismo, en 1852 sobre su curación ocurrida en el Puy en 1809 (cf. doc. 718, §§ 2 – 3).

2 De la curación de 1809 el P. Terraillon pasa inmediatamente a la inspiración de la idea de la Sociedad de María, ocurrida por tanto, tres años más tarde. Deliberadamente él la hace desembocar en una simple reflexión, negándole todo carácter maravilloso. EL P. Déclas, al contrario, comunicará en 1844 lo que él había escuchado contar por el Sr. Courveille sobre su terror frente a la idea recibida, sus vacilaciones, su apertura a sus directores y los alientos de éstos (cf. doc. 591, § 5). La conformidad sustancial entre esta narración  del P. Déclas y aquélla que hará el mismo dom Courveille en 1852 (cf. doc. 718, §§ 8 – 12) permite afirmar sin vacilación que desde 1815 el Sr. Courveille había declarado ante sus compañeros una revelación particular y no solamente del fruto de piadosas reflexiones.

3 De nuevo el P. Terraillon salta aquí 3 años reuniendo, curación, inspiración y paso del Sr. Courveille a Lyon. Contrariamente del P. Déclas (cf. doc. 591, § 6) y del  mismo interesado (cf. doc. 718 § 13), no sient la necesidad de explicar este pasaje, no habiendo hecho alusión a la estancia del Sr. Courveille en el Seminario de Puy.

 

 

 

 

 

santemente de la ejecución de su piadoso proyecto. Para eso, se fija en los alumnos de este establecimiento, para ver a aquellos que  pareciera que tienen vocación. Al primero al que comunicó su  plan fue al Sr. Déclat de Belmont1 Esta apertura tocó  particularmente a este seminarista y lo dejó profundamente impresionado. Al salir de allí él se entusiasma con este proyecto y no piensa más que en comunicarlo a los sujetos que él juzga propios para contribuir en su ejecución 2. [3]Se   dirige primero al Sr. Colin o a mí3. No recuerda bien a cuál de los dos habló primero de esto. Él comienza cerca de uno o del otro por medio de las palabras que el Sr. Courveille se estaba dirigiendo a él mismo: En todas partes donde Jesús tiene altares, María tiene también su pequeño altar al lado. Jesús tiene su Sociedad será preciso pues, que María tenga también la suya 4. Esta comunicación nos tocó igualmente en grado supremo y nos dejó como estupefactos.  Nos comunicamos en seguida nuestras impresiones  mutuas, y  determinamos  resueltamente colaborar en  la ejecución de un proyecto que nos había cautivado en la primera comunicación que recibimos de él.

[4] Desde ese  momento  comenzamos a reunirnos los cuatro5.  En esas  reuniones  nos

animamos mutuamente por la dicha de dedicarnos al éxito de una obra tan bella. Tomamos  primero la resolución de no dar a conocer nuestro proyecto, sino de ocuparnos seriamente de los medios necesarios para llevarlo a un feliz término.  Para eso   esperamos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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33 nosotros en el margen

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1 Cf. doc. 591, § 7)

2 En realidad, es falso que el Sr. Déclas haya  en seguida intentado difundir un proyecto que quedó primero como secreto entre el Sr. Courveille y él (cf. doc. 591, § 7).

3 Cf. O. M. 2, p. 400, nota 2.

4 Para el P. Terraillon, la intuición del S. Courveille residía pues en la paralela Sociedad de Jesús – Sociedad de María apoyado sobre la costumbre de los dos altares. Él volverá aún sobre este asunto, en otra circunstancia (cf. doc. 705). En presencia de esta reducción muy esquemática, se debe convenir en que no habría nada de inverosímil en  que el P. Colin haya resumido por su parte el contenido de la intuición del Sr. Courveille en la comparación entre misión de María en el origen de la Iglesia y misión de Maria en los últimos tiempos (cf. doc. 422 y referencias indicadas allí). La “revelación” del Puy, en efecto, tal como ella figura en la narración de dom Courveille en 1852 (cf. doc. 718, § 5),consiste precisamente en la combinación de esas dos comparaciones.  Etienne  Terraillon habría estado tocado por la primera y Juan Claudio Colin por la segunda.

5 Esta primera etapa de las reuniones de cuatro, no está señalada por el P. Déclas, y sin duda conviene no concederle demasiada importancia visto el carácter menos preciso de la narración del P. Terraillon.

 

 

 

 

 que cada uno por su parte examinaría a los sujetos que le parecieran propios para la obra que pensábamos, y que antes de decirles nada, hablaríamos de ello entre nosotros, para no ir demasiado aprisa. Para ello, nos reuníamos lo más frecuentemente que podíamos, sin entre tanto,  hacernos notar, lo que evitamos siempre con el más grande cuidado1. [5] Nosotros comunicamos nuestro secreto al Sr. Challeton profesor  de moral. En caso de necesidad pedíamos su consejo2. El lugar de nuestras reuniones era  ordinariamente en los bosquecillos del jardín de la casa de campo3. Algunas veces nos reuníamos en uno de los

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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41 que supra lineam

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1 Sobre el carácter secreto de esas reuniones, cf. docc. 551, §2; 591, §3; 748, §1.

2 El P. Terraillon parece cuidadoso en limitar el papel del Sr. Cholleton al de consejero y no de presidente  o de animador. El P. Déclas va en el  mismo sentido (cf. docc. 551, §2; 591, §8) e igual el P. Convers (cf. doc. 748, § 1) El Sr. Cattet al contrario, será llevado a aumentar el papel de su héroe (cf. doc. 769, §4).

3 El P. Terraillon es el único que cocloca esas reuniones en los bosquecillos, pero el detalle es demasiado verosímil para no ser recordado. Esta casa de campo cedida el seminario mayor en 1810 por la Srita. De la Barmondière estaba situada  en la Cruz Roja, a quinientos metros cerca de las murallas, en la calle llamada de los Misioneros en recuerdo de los Josefinos que allí habían tenido su casa de campo antes de la Revolución (Cf. SOULCIÉ, T. 2, P. 199, y M. VACHET, A través  de lasCalles de Lyon, p. 131). La propiedad corresponde actualmente al n. 34 de la calle Chazière y pertenece a las Hermanas de San José, que la han adquirido del  seminario mayor el 12 de noviembre de 1867 (Contrato en los arch. gen. de las Hermanas de San José de Lyon). En el tiempo de la compra, el recuerdo del papel jugado por los bosquecillos del parque en la elaboración de varios proyectos apostólicos estaba aún vivo, y vale la pena citar aquí lo que de esto escribía en el estilo del tiempo, un contemporáneo: “Esos sitios, que habían visto por mucho tiempo a los eclesiásticos del santuario descansar u orar bajo su sombra,  estaban llenos de religiosos recuerdos. ¡Cuántos  misioneros allí se habían preparado para su heroico apostolado! ¡Cuántos  pastores y  pescadores de hombres allí habían preparado su cayado y su red! ¡Cuántos  obispos  se habían formado allí, sin saberlo, a la divina misión de apóstoles! Una morera, que puede contener bajo sus ramas más de cien personas, allí había abrigado durante  mucho tiempo a los seminaristas en el momento de sus lecturas espirituales y de sus oraciones comunes.- Era una tierra santa. La comunidad  de San José allí entró con respeto y continuó santificándolo” (RIVAUX, Historia  de la Reverenda Madre del Sagrado  Corazón de Jesús, Lyon, 1878, pp. 284 – 285). Hoy los bosquecillos ya no existen , habiendo hecho lugar a un huerto, y de la morera gigante, derribada por vejez hacia 1920,  no queda más que el sitio señalado con losas circulares. Grandes salas construidos expresamente para cubrir las necesidades  del seminario, subsisten aún en el rincón norte de la propiedad, pero no se buscará allí el recuerdo de los aspirantes maristas, porque ellos fueron construidos después de 1822 (Cf. SOULCIÉ, t. 2, p. 200). En cambio, en la antigua  casa de la Srita. de la Barmondière debe encontrarse aún el cuarto que ocupaba el Sr. Challeton y en el cuál se reunían también llegada la ocasión, el pequeño grupo. (cf. docc. 551 § 2; 591, §8; 748, §1).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 cuartos de la casa1o en otra parte, según las circunstancias. Aprovechábamos de esas reuniones para animarnos en nuestro deseos, unas veces al considerar la dicha de ser los primeros hijos de María, otras veces por la gran necesidad de los pueblos2. EL Sr. Courveil nos dirigía de vez en cuando pequeñas palabras de aliento. Esas pequeñas palabras se referían ordinariamente a la necesidad de imitar a María sobre todo en su inefableble humildad 3. Él nos repetía frecuentemente estas bellas palabras del Santo Rey David: Non nobis,Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam4. [6] Siguiendo siempre las reglas de la prudencia que nos habíamos prescrito, llegamos poco a poco hasta el número de doce5. Yo no mencionaré, aquí más que a aquellos que han perseverado hasta el fin. Estos son los SS. Colín chico, Déclat, Champagnat y Terraillon. Continuamos viéndonos y ocupándonos en nuestros pequeños ejercicios6, hasta nuestra ordenación sacerdotal. Esta ordenación tuvo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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56 Palabras supra lineam

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1 Se puede comprender ya sea, de la casa de campo, ya sea, del seminario.

2 Se notará aquí la doble referencia mística y apostólica de esta espiritualidad marista primitiva: pertenencia a María y respuesta a las necesidades de los tiempos. Tales son claramente las notas dominantes de la consagración de 1816 (doc. 15 (50)).

3 Se advertirá esta nota de humildad. Pero insistir sobre esta virtud en María es cosa común  después de San Bernardo. Nada permite afirmar que en esos fervorini estaba ya contenida las espiritualidad de l’ignoti et oculti in hoc mundo que desarrollará el P. Colin y del que los aspectos muy característicos no se explican bien más que en función del carácter y de la experiencia espiritual de este último (sobre esta idea, cf. Acta S.M., t. 5, pp. 49-90, y particularmente pp. 46-52). Se matizarán en este sentido las afirmaciones de LETURIA, p. 26.

4 Es sobre esta afirmación del P. Terraillon que se ha apoyado para proponer una interpretación de los signos misteriosos del doc. 45 (152), línea 155.

5 Sobre este punto el  P. Declas es todavía más preciso. (cf. doc. 591,§§ 8-9).

6 No parece, en consecuencia, que las reuniones hayan sido prohibidas. Es verdad que, según el P. Convers, el cual es el primero en mencionar esta prohibición, se continuó aún después en la conservación del proyecto . (cf. doc. 748, § 1 )

 

 

 

 lugar el día de santa María Magdalena, el 22 de julio de 1816. Al día siguiente, subimos a Nuestra Señora de Fourvières para ponernos, nosotros y nuestro proyecto, bajo la protección especial de María. El Sr. Courveille dijo solo la santa misa, y yo le asistía. Los otros se contentaron con comulgar, puesto  que ellos se reservaron para su parroquia, su primera misa1. Tuvimos la devoción de colocar nuestros nombres sobre el altar, como señal de nuestra entrega2 . En seguida fuimos nombrados vicarios, cada uno en diferente lugar, y nos dirigimos exactamente a nuestros destinos. Continuamos obedeciendo puntualmente a nuestros superiores, según el acuerdo que habíamos  tomado en conjunto.[ 7 ] El Sr. Bochard, vicario general, se ocupó entonces del establecimiento de sus misioneros diocesanos. Se proponía integrarnos en su Sociedad; pero todos nosotros nos opusimos a ello3. El Sr. Pousset, actualmente Superior de la Sagrada Familia y el Sr. Verrier, muerto ya hace algún tiempo como superior del seminario menor de Verrière4,  fueron los únicos que

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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77 general supra lineam

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1 El motivo es del todo plausible (cf. doc. 623, §2). Sin embargo, comulgando todos de la mano del S. Courveille los aspirantes maristas cumplían un gesto simbólico cuyo significado tenían claro ciertamente. El P. Mayet no se ha equivocado comparándolo con el de los futuros Jesuitas en Montmartre (cf. doc. 670, § 2).

2 Se trata ciertamente aquí del formulario de compromiso firmado por los doce aspirantes, del cual el P. Terraillon no había hecho mención hasta  allí (cf. doc. 425, §1, y nota en este lugar). Una nota del P. Detours, basada sin duda sobre un testimonio del P. Déclas, precisará que el acta de compromisos había sido colocada entre la piedra sagrada y el corporal (cf. O. M. 3) El P. Terraillon no dice que la fórmula firmada fuera leída después de la misa, pero eso parece surgir casi necesariamente del doc. 125(294), §1. Se notará finalmente que la palabra entrega, tomada aquí en su sentido latino, parece hacer eco al devovemus del doc. 15 (50), línea 14.

3 ¿Hubo aquí una proposición directa hecha en particular por el Sr. Bochard a cada uno de los aspirantes?   Los otros testimonios no hablan de ello, y puede preguntarse si el vicario general no se contentó con sondeos hábiles y solicitudes indirectas, salvo en el caso del S. Courveille (cf. La continuación del texto) y en el del S. Champagnat (cf. docc. 754, §§ 16 – 25, y 757, §§ 4 – 12).

4 Sobre esos dos aspirantes maristas, ver el rép. biogr. Joseph Verrier había muerto el 28 de octubre de 1837 (cf. AAL, reg. pers. 1, necrología).

 

 

 

 

se dejaron conquistar al fin1, no esperando más ver el  resultado de nuestro proyecto, vista la poderosa oposición que a él hacía el Sr. Bochard. El Sr. Courveil fue designado para el seminario menor de Verrières; pero  no permaneció allí mucho tiempo. Se perdió pronto la esperanza de ganarlo2. De allí él fue transferido a Rive-de–Gier en calidad de vicario. Su estancia allí fue también de corta duración3. No tardó en ser nombrado cura de Epercieux4, Cantón de Foeurs, a donde se  dirigió con entusiasmo, de acuerdo con  la resolución que habíamos tomado de tener siempre una perfecta obediencia  respecto de nuestros superiores,  hasta  que  la  Divina  Providencia  nos  hubo  hecho  conocer  sus   caminos5.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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93 hecho supra lineam

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1 Esto, al fin, es un poco vago. Sin duda hace  alusión a la agregación jurídica de los SS. Verrier y Pousset a la Sociedad de la Cruz de Jesús por la emisión del doble voto de obediencia, paso que dieron los dos a fines de 1820, respectivamente el 15 de octubre y el 8 de diciembre (cf. Anales de los Padres de San Ireneo, ms. p. 28). Sobre la actitud  adoptada por esos dos amigos en el seminario mayor  con respecto del proyecto marista y del proyecto del Sr. Bochard, ver síntesis histórica. Sobre su primer destino, ver nota siguiente.

2 Afirmado que el Sr. Bochard había nombrado al Sr. Courveille a Verrières con la esperanza de ganarlo, el P. Terraillon no formulaba una hipótesis gratuita y maligna. El vicario general de Lyon encargado de los seminarios menores había en efecto, este año, llenado la casa de Verrières de seminaristas sobre los cuales él debía tener esperanzas, puesto que cinco de entre ellos entraron más tarde en su sociedad, a saber los SS. Roux,  profesor de retórica, Pousset, profesor de tercero, Verrier, profesor de cuarto, Bissardon,  profesor de sexto, y Corsain, profesor de séptimo, (cf. arch. nat. F 19  828¹, estado sumario del 31 de diciembre de 1816).  En cuanto al Sr. Courveille, él no era  profesor, sino vicario. No obstante, el personal de la parroquia y del seminario menor no formaba más que una sola comunidad sacerdotal bajo la dirección del S. Barou, superior y cura, y por el hecho mismo, el joven sacerdote quedaba bajo la influencia de sujetos afectos al Sr. Bochard. Precisemos que el S. Courveille quedó en Verrières hasta el otoño de 1816 (fecha de nominación desconocida; primera firma el 3 de diciembre de 1816; poderes de confesión en fecha del 5 de febrero de 1817) hasta el verano de 1817 (nominación para Rive-de-Gier el 13 de agosto, poderes para esta parroquia el 20 de agosto, última firma en Verrières el 21 de agosto; (cf. AAL estado del clero 7, reg. de los poderes de confesión y copia de los reg. De Cat. de Verrières.)

3 Allí permaneció dos años, hasta otoño de 1819.

4 Cf. doc. 62.

5 Si el P. Terraillon cree deber insistir sobre la obediencia mostrada en esta circunstancia por el Sr. Courveille, es probablemente porque la nominación como cura implicaba una inserción en los cuadros estables del clero secular, menos compatible con una aspiración a la vida religiosa que la posición transitoria de vicario.Por otra parte, el traslado del S. Courveille de Rive-de–Gier a Epercieux era ciertamente  una prueba para el grupo de las hermanas de María que él había reunido en la primera de esas dos parroquias.

 

 

 

[8] No obstante el Sr. Courveil recibió de Roma una carta de aliento1, lo que nos colmó de alegría y nos llenó de un nuevo entusiasmo. Otra circunstancia inesperada vino aún a favorecernos. Fue la nominación de Monseñor de Vie al obispado de Belley. La mitad de los nuestros se encontraba en su diócesis. Su Ilustrísima se mostró lleno de benevolencia hacia ellos, con la esperanza de que se le unieran, para formar   una sociedad diocesana. Esta acogida de monseñor de Belley fue un estímulo para la administración de Lyon, confiada desde hacia algún tiempo a Monseñor el arzobispo de Amasie. Este arzobispo nos tomó igualmente bajo su protección. Nosotros aprovechamos de esta especie de rivalidad para avanzar en nuestros asuntos2. Siempre unidos entre nosotros, actuamos con un acuerdo perfecto3. Nuestras pequeñas reuniones no fueron interrumpidas. Ellas tenían lugar a veces en Belley y a veces en Lyon, pero más frecuentemente en Lyon. Aprovechábamos más ordinariamente de los retiros pastorales, para ponernos de acuerdo y entusiasmarnos más aún4. [9] Por otra parte, el Sr. Champagnat había comenzado a formar a algunos hermanos maristas en la Valla, donde  era vicario. Como su obra tomaba importancia,  compró entre Lavalla y  St. Chamond un terreno para  construir allí, que  llamó Hermitage. Es allí   donde

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Doc. 74. Cuando Claudio Colin (cf. doc. 551 § 10) y el P. Couvers (cf. doc 748, § 8) miembros del grupo de Belley, afirmaban o dejaban entender que la carta pontificia había sido dirigida a Juan Claudio Colin, el P. Terraillon menciona sin dificultad al verdadero destinatario, el Sr. Courveille. Este último no había faltado, en efecto, de mostrar a sus cohermanos de la diócesis de Lyon, sea el original de la carta durante el tiempo que él la había tenido en  posesión  (cf. doc. 689, § 7), sea las copias que él había hecho  y sobre las cuales, a diferencia de las ejecutados por Pedro Colin, figuraba la suscripción dilecto filio cognominato Courveille (Cf. OM I, p. 269).

2 Este aspecto será larga y espiritualmente evocado por el P. Maítrepierre (cf. doc. 164 (752), §29).

3 Todo eso es un poco vago e idílico. No se sabe en primer lugar lo que abarca el nosotros  ¿Los doce primeras compañeros o los cuatro que han perseverado (cf, supra, § 6)? Y se tiene razones para preguntarse si el “acuerdo perfecto” ha sobrevivido verdaderamente a la división de las diócesis. (cf. doc. 122).

4 Los aspirantes maristas se habían reencontrado frecuentemente  en los retiros pastorales de Lyon antes de la división de las diócesis (cf. doc. 51). Pero después de esta división no se tiene testificación de que los cohermanos de Belley hayan asistido a retiros pastorales a Lyon fuera del año 1832 (cf. doc. 746, § 17). Para 1823, 1824 y 1825, eso está aún excluido por el doc. 51, y para los años siguientes hasta el de 1832 se le puede considerar como excluido también por el silencio del doc. 746. Al contrario, en 1831y 1834 (cf. doc. 98 (236)), así sin duda como en 1830 (cf. doc. 658, § 2; 757, §60), tuvieron lugar retiros comunes en Belley. Esto ocurrido, se puede sin dificultad conceder al P. Terraillon que los aspirantes maristas tuvieron más frecuentemente la ocasión de reunirse en Lyon que en Belley, considerando la posición central de la primera de esas dos ciudades y además, que en el conjunto de los años 1816 – 1836 el número de retiros pastorales donde los aspirantes maristas se encontraron en Lyon, superó el número de los retiros comunes en Belley.

 

 

 

fijó  la casa madre de su pequeña Sociedad. Para ayudarle en su obra,  se le envió al Sr. Cura de Epercieux1, quien se apresuró a dejas su curato para volar en su ayuda y ocuparse al mismo tiempo de la obra de los padres. Ayudó en gran medida para la adquisición del  Hermitage2. Yo era entonces capellán de la casa de caridad de Montbrison. Yo pedía a mis superiores el permiso de ir a reunirme a Belley a los SS. Colin, de los que el menor se había convertido en superior del seminario menor de esta ciudad3 En lugar del permiso solicitado, yo recibí en respuesta una carta que me enviaba al Hermitage cerca del Sr. Courveil, y del Sr. Champagnat4. Fiel a la resolución que nosotros habíamos tomado de ser siempre de una obediencia perfecta con respecto a nuestros superiores, yo partí sin dilación para presentarme en mi destino. [10] nosotros reconocíamos siempre al Sr. Courveil por superior provisional5. Poco tiempo después de mi llegada, el dicho Sr. Courveil tuvo  la  idea  de ir a

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1      Es correcto el sentido y casi los mismos términos del doc. 25 (101).

2      Cf. doc. 26 (102).

3  El anacronismo es aquí considerable y permite medir la imprecisión de la narración del P. Terraillon sobre el informe de la cronología. Las gestiones a las que hace alusión son ciertamente anteriores, en efecto, al 25 de agosto de 1825 (cf. doc. 38 (141)) ya que Juan Claudio Colín no fue superior del seminario menor de Belley sino hasta abril de 1829(cf. doc. 746, § 13). En esas condiciones, es muy difícil determinar si la petición de reunir a los hermanos Colin en la diócesis de Belley de la que habla aquí el S. Terraillon se puede identificar con la que formuló  a Monsr. De Pins el 31 de octubre de 1824 (cf. doc. 115 § 2 o si hubo otra que precedió inmediatamente a su nominación al Hermitage el 25 de agosto. Lo que seguirá, sugiere esta segunda hipótesis pero no se puede decir más, viendo precisamente la cronología fantástica de la página.

4     Cf. doc. 38(141).

5     Esto es ciertamente verdadero de los dos cohermanos del grupo de Lyon, esto es el S. Champagnat (cf. doc. 757, §27) y el 

        mismo S. Terraillon. Pero, ¿se pensaba lo mismo en el grupo de Belley?El silencio absoluto hecho por Juan claudio Colin   

       sobre el S. Courveille en su correspondencia relativa a la Sociedad entre 1823-1825 y el contenidode mismo doc. 122 no

       permiten casi pensar que los padres Colin hayan reconocido una tal superioridad después de 1822.

 

 

 

hacer un retiro a la Trapa de   Aiguebelle1. Después de permanecer allí algunos días, escribe al Hermitage, da su dimisión de superior y añade que su intención es de permanecer entre esos buenos Padres.2 El Sr. Champagnat me leyó esta carta3. Mi opinión fue aceptar esta dimisión. El Sr. Champagnat fue de una opinión contraria, porque el Sr. Courveil formaba parte importante  en sus asuntos. A pesar de todo, yo insistía, puesto que tenía serias razones. El Sr. Champagnat persistió. Por el momento, nosotros paramos allí.  [11] Al día siguiente, el Sr. Colin chico, llegó al Hermitage4. El Sr. Champagnat lo vio primero y le comunicó su parecer. Yo no cambié, yo sostuve mi primera opinión. Usted se equivoca en esto, le dije yo, una bella ocasión que no volverá posiblemente más. Ustedes estarán molestos por esto, yo estoy seguro. El Sr. Courveil tiene en  esta región  fama de un santo. Si más tarde nos vemos obligados a rechazarlo, como es posible que ocurra , todas las críticas recaerán sobre nosotros. Aprovechando  esta ocasión, él mismo se excluirá. Pasará por inconstante, y nosotros estaremos libres de toda censura. Créanme, acepten esta dimisión .Más tarde se alegrarán por haber tomado esta decisión,  yo estoy seguro de ello. Ellos se convencen con mis palabras y se deciden a firmar la carta de aceptación ,que yo había  tenido cuidado de escribir anteriormente. [12] Al día siguiente  yo  partí  para   Lyon

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

    

 

 

 

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1 Caritativamente el P. Terraillon calla el motivo de esa partida a la Trapa. Más tarde él contará las cosas más abiertamente al P. Mayet (cf. sinopsis histórica)

2 Cf. doc. 45 (152). En esta carta el Sr. Courveille no hablaba propiamente  de su “dimensión de superior”, pero el hecho mismo de manifestar su deseo de permanecer en la Trapa,  implicaba que aceptaba renunciar en ese caso, al puesto que  podía ocupar en el grupo marista. Por otra parte, hacía alusión  a la nominación de un superior (§15) pero en tales términos, que puede legítimamente preguntarse si no preparaba en realidad su vuelta al Hermitage bajo este título.

3 Lo que es normal puesto que  estaba dirigida a los dos.

4 La carta del Sr. Courveille, escrita el 4 de junio, difícilmente había podido llegar  al Hermitage,  antes del 6 o el 7. Es pues el 7 o el 8, cuando Juan Claudio Colin habría llegado al Hermitage. ¿Cuál era la finalidad de ese viaje? No se puede suponer que el superior de los maristas de Belley hubiera sido convocado por el Sr. Terraillon para tratar el asunto del Sr. Courveille, puesto que el dicho S. Terraillon quería guardar silencio sobre las desgracias de su cohermano y  el ofrecimiento de este último de permanecer en la Trapa era imprevisto. Es preciso entonces,   pensar en una coincidencia ,aunque, por otra parte, resulte inverosímil . Los meses de mayo y junio constituían, en efecto, para los misioneros, un tiempo de descanso relativo después de las misiones de invierno (cf. doc. 61 (182), §1).

 

 

 

 

con el Sr. Colin y pongo la carta en el correo al pasar por Saint Chamond¹. Llegando a Lyon,  acudo ante al Sr. Borou, vicario general, y le cuento lo que acababa de ocurrir. Él bendijo a la Divina Providencia por sacarnos   de un grave apuro, conocido solamente por nosotros.2 A partir de ese momento  reconocimos al Sr. Colin menor, como superior provisional3. Las dos secciones continuaron actuando en concierto en todo y para todo. [13] finalmente nuestra aprobación definitiva llegó de Roma en 1836. Nos reunimos en Belley para la nominación del superior general el 24 de 7bre fiesta de Nuestra Señora de la Misericordia. Allí una dificultad delicada vino a preocuparnos momentáneamente.  Monseñor de Vie había manifestado el deseo de asistir a esta nominación. Para no ofender a su Ilustrísima, los SS. Colin aceptaron. En cuanto a mí, yo me oponía fuertemente por dos razones principales 1° les dije, es preciso no sentar este precedente que podría más tarde ponernos en aprietos y causarnos problemas. 2° nosotros somos tan numerosos en la diócesis de Lyon como en la diócesis de Belley4. Nuestros superiores, que nos protegen igualmente, podrían no ver con buenos ojos esta asistencia.   Es   preciso  liberarnos   a     la

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Puesta en el correo el 8 o el 9, esta carta debió llegar a Aiguebelle el 10 o el 11. El S. Courveille debió partir desde su recepción. (cf. OM 1, p. 396)

2 Entonces ni el S. Colin ni el S. Champagnat habían sido puestos al corriente de la triste aventura del S. Courveille. En realidad, no debían tardar en conocer la verdad, y el S. Champagnat hará abiertamente alusión al hecho desde la primavera siguiente en sus cartas al arzobispado (cf. doc 173, §§ 13, 16)

3 Vista la imprecisión cronológica de toda esta narración y el hecho que el P. Terraillon va a pasar sin transición de 1826 a 1836  -lo que se explica bastante  dado que él pasó esos diez años en el ministerio parroquial, separado de sus cohermanos-, se puede preguntar si el reconocimiento de Juan Caludio Colin como superior provisional se puede fechar correctamente a fines de 1826 o si el P. Terraillon no hace alusión a la elección de septiembre de 1830. En principio, por tanto, se aceptará la primera hipótesis, que el texto sugiere claramente, sin por lo tanto atribuir ningún valor jurídico a un reconocimiento de hecho que se apoyaba normalmente sobre el lugar prominente ocupado en la Sociedad por Juan Claudio Colin desde sus viajes a París en 1822-1823.

4 En realidad, once cohermanos eran de la diócesis de Belley y solamente nueve solamente de Lyon ( Los SS. Terraillon, Champasgnat, Etienne Séon, Bourdin, Chavas, Servant, Bataillon y Forest).

 

 

 

primera. Nosotros tendremos más tarde que felicitarnos por esto. Se me comprendió. Se acabo por hacerlo1. Nosotros hicimos solos esta nominación. Ella cayó sobre el Sr. Colin menor. Todo ocurrió admirablemente; y  nos encontramos constituidos. Vean la continuación en los archivos de la casa madre2

 

164 (752)

 

Mayo–octubre de 1853. – RESEÑA DE LOS ORÍGENES POR EL P. MAÎTREPIERRE: Estudios de Juan Claudio Colin; difusión del proyecto de sociedad en el seminario mayor; oposiciones; viaje a París; división de las diócesis; actividades de los grupos de Belley y Lyon; oposiciones de Mons. De Vie en 1830; viaje de Juan Claudio Colin a Roma; retiro y elección de septiembre de 1836; notas sobre los hermanos, las hermanas y la tercera orden. Extractos de notas del P. Maîtrepierre redactadas en honor de sus novicios; edición crítica según los documentos indicados más abajo.

 

I  TEXTO. A. Los archivos generales de los Padres Maristas (APM 124) conservan el resto de un cuaderno de papel ordinario sin raya que mide 300 x 195 mm. del que ciertas páginas han sido deshilvanadas y otras desgarradas. Hoy subsisten sólo cuatro hojas dobles intactas constituyendo la mitad del cuaderno y formando las pp. 39-54, así como otras cinco hojas dobles desgarradas de las que las hojas enteras forman las pp. 29 – 38 mientras que, los extremos de las hojas arrancadas corresponden a las pp. 55 – 64. En las pp. 29 – 51 se lee, escrito de la mano del P. Maîtrepierre el texto de las notas sobre la Sociedad de María editado o resumido más abajo (§§ 20 – 61).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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173 2 nosotros supra lineam

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1 Sobre esta intervención del P. Terraillon y la manera como le dio a entender a Mons. Devie que él debía abstenerse, cf. doc. 709,§ 3.

2 El papel del P. Terraillon estaba pues destinado a un cohermano que había debido  hacer la pregunta, y un cohermano a quien su posición autorizaba la consulta de los archivos de la casa  madre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las pp. 52 – 54 contienen el texto y la explicación del cuarto y quinto misterios del primer día de La Hebdomada Mariae1. En cuanto a las pp. 55–64 así como se puede deducir de los finales de las palabra que se conservan sobre sus extremidades, comprenden la continuación de la misma explicación ,o al menos el texto de los misterios a explicar, esto es: p. 58, octavo misterio; p. 60 décimo misterio; p. 62, décimo primer misterio; p. 64, décimo tercer misterio. Las notas sobre la Sociedad de María se terminan en la p. 53 sobre el texto del tercer misterio que le está orgánicamente unido, se está invitando a pensar que las mismas eran un desarrollo de ese misterio, que no es otro que el del nombre de María2. El cuaderno entero, o al meno su mayor parte, debía así estar consagrado al comentario de este Hebdomada Mariae, en el marco bajo el cual, el P. Maîtrepierre parece haber querido incluir todo un tratado de vida espiritual.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Bajo ese título o su equivalente francés Semana de María, el P. Maîtrepierre designaba un trabajo que él había emprendido para sustituir a los tradicionales misterios del rosario por los misterios nuevos que permitirán meditar en el espacio de una semana ,toda la vida  de la Santísima Virgen. Comenzado hacia 1840 en francés y continuado en latín, este opúsculo había conocido, durante los años siguientes, incesantes modificaciones, y varias redacciones sucesivas del mismo nos han llegado.  Una contiene tres rosarios de cinco decenas por día, o sea,  ciento cinco misterios para la semana.  Parece que se remonta a 1843. Otra prevé para cada día un solo rosario de seis decenas, siendo en total cuarenta y dos misterios. Otra, finalmente, fechada el 25 de octubre de 1853, no comprende más que un rosario diario de cinco decenas, o sea,  35 misterios para la semana.  Esta redacción es la que el P. Maîtrepierre acababa de poner al punto comentándola a sus novicios en el transcurso del año 1853. En lo sucesivo no hay más noticias del opúsculo, que no se editó más. Sobre todo esto, ver APM, lote de los manuscritos Maîtrepierre, y Mayet 3, 395 – 399 (texto y margen); 3, 417; 4, 146.

2         He aquí el texto, que comprende dos partes, exposición del misterio y fruto a pedir por la intercesión de María; “Laudetur beatissima Virgo cui dedit  tota Trimitas Mariae nomen, quod tantae virtutis est et excellentiae, ut, cum nominatur, laetentur caeli et exsultet terra et contremiscat infernus. – Et impetret ut jubilemus et nos qui filii Mariae nominamur et sumus, et per bona opera tanto nomine dignam faciamus nostram vacationem et electionem”. 

 

  

 

 

 

 La fecha de redacción de las páginas conservadas de este cuaderno se puede situar entre mayo y octubre de 1853. El terminus a quo es dado por el relato que allí es hecho de la elección, en fecha del 29 de abril de 1853, de la segunda superiora general de las hermanas maristas, madre San Ambrosio. El término ad quem es proporcionando por una copia del texto de los misterios de la Hebdomada Mariae enviada por el P. Maîtrepierre al P. Mayet el 25 de octubre de 18531, copia en la cual, el cuarto misterio figura bajo la forma que reviste en el cuaderno que nos ocupa (P. 53) cuando la página precedente del mismo cuaderno contiene aún una redacción anterior que ha sido tachada y reemplazada por la otra.

El texto de este cuaderno tal como nos ha llegado, contiene un cierto número de correcciones y de adiciones que se dejan fácilmente observar en varias capas por la naturaleza de la tinta. La primera parece ser contemporánea de la redacción o poco posterior. La segunda puede ser fechada con certeza del año 1856 gracias a dos datos estadísticos admisibles al primero de enero de este año y a una lista de casas donde figura aún Brioude, cerrada en las vacaciones de 1856. En lo sucesivo el P. Maîtrepierre ha completado esos datos particularmente en julio de 1863, fecha de la última estadística de los profesos y de la última adición a la lista de las casas, en particular la de la residencia de Saint–Brieuc fundada el mes anterior. Señalemos finalmente que la p. 35 lleva una nota marginal de la mano del P. Mayet ciertamente posterior a mayo de 18542.

B. En las pp. 69–121 del primer tomo de las Notas Destacadas del P. Mayet figura, transcrito por una mano femenina no identificada, un texto intitulado Notas del Padre Maîtrepierre sobre los Inicios de la Sociedad. Las. pp. 77–121 corresponden, con algunas pequeñas  variantes,  al texto de las pp. 29–53 del cuaderno del P. Maîtrepierre en el estado en el que había sufrido la primera serie de correcciones y de adiciones, no figurando, en cambio, ninguna de las correcciones de 1856 en este texto de las Notas Destacadas. Se puede considerar, por supuesto, que el inicio del texto de las Notas Destacadas (pp. 69 – 76) debe corresponder también por su parte, al inicio hoy amputado de las notas sobre la Sociedad, del cuaderno Maîtrepierre tal como allí figuraba antes de la revisión de 1856.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 La tercera redacción del Hebdomada Mariae conservado en los APM lleva como título, de la mano del P. Mayet: “Última redacción del P. Maîtrepierre enviada por él a un padre marista el veinticinco de octubre de mil ochocientos cincuenta y tres”. Como por otra parte, se conoce por las Memorias (1, 270m) la existencia de una carta del P. Maîtrepierre fechada en este día y dirigida a un marista del que es claro que no es otro que el P. Mayet, se puede considerar como cierto que es a este último que estaba dirigido el texto del Hebdomada,  el cual, escrito muy fino sobre cuatro hojillas de 180 x 110mm., podía llevar fácilmente en una carta ordinaria.

2 Cf. Infra, adición y  nota en este lugar (no reproducida en esta edición, ver O. M. 2, p. 722).

 

 

Este texto de las Notas Destacadas, contentándose varias veces  con resumir en algunas palabras el del P. Maîtrepierre e incluyendo en el mismo texto  las notas del P. Mayet (cf. infra §§6, 8 ,9, etc.), se debe postular la existencia de un estado intermedio  donde el colector hubiera transcrito, ordenado, el cuaderno del P. Maîtrepierre. Es el resultado del trabajo que él hubiera hecho copiar  en las Notas Destacadas. Cronológicamente este trabajo intermedio, parece haber sido situado en el verano de 1854, después de la entrega al P. Favre de las Memorias  originales, que el P. Mayet no tiene manifiestamente más entre las manos, mientras que la copia de las Notas Destacadas no puede ser anterior a diciembre de 1854, fecha de la introducción que figuraba al inicio de ese volumen1, y no puede ser rechazada tampoco más allá de octubre de 1855, fecha en la cual el P. Mayet, dejando Verdelais, perdió al copista que había transcrito las pp. 1- 218 de las Notas Destacadas.

Más tarde, sin duda al momento de la copia de 1868, el P. Mayet retocó el título  que él había asentado poco antes al margen de este artículo de las Notas Destacadas y cuya redacción definitiva se lee como sigue:“Notas del R. P. Maitrepierre, de alrededor de1853 , sobre los inicios de la Sociedad, y comunicadas por él a sus novicios, de quien yo las tengo” (cf. adición a y notas de las líneas 796 y 797).

 

 

 

 

11. HISTORIA. Si los datos  que preceden reclamaban una exposición bastante larga y minuciosa,  no son lo suficientemente sencillos y concordantes para que se pueda  sacar de ellos, sin grandes riesgos de error, una reconstitución de la historia del texto que nos ocupa.    En el curso del año 1853, el P. Maîtrepierre redactó en honor de sus novicios un comentario de los misterios de su Hebdomada Mariae. Llegado al tercer misterio, que recuerda el nombre de María y le hace solicitar para los Maristas el amor de su vocación,  creyó conveniente incluir allí “algunas palabras sobre la Sociedad de María”. (cf. infra §5) Sin prever posiblemente la extensión que ellas tomarían. No se sabe si  acabó el comentario de su Hebdomada. Lo cierto es que, el 25 de octubre de 1853, respondiendo a una carta del P. Mayet, le envió el texto latino definitivo de los treinta y cinco misterios que componían esta semana.

Sea que el P. Mayet haya deseado ver el comentario de un trabajo cuya redacción él seguía desde hacia diez años, sea que él haya sabido que  ese comentario contenía una reseña de las Sociedad y que  haya querido insertarla en sus Memorias,  obtuvo de los novicios de la Favorita el cuaderno del P. Maîtrepierre. El préstamo de ese cuaderno no puede  situarse antes de agosto de 1854, fecha del regreso del P. Mayet a Lyon (cf. O. M. 2, p. 556), lo que cuadra bien con la presencia en el cuaderno con relación a una nota del P. Mayet posterior al mes de mayo de este año. Es pues, durante el verano de 1854 que el autor de las Memorias debió copiar, resumiéndolas, en esa ocasión, esas notas sobre la sociedad regresando sin duda inmediatamente después el cuaderno a los novicios que se lo habían prestado. Una vez llegado a Verdelais, hizo recopiar el texto de las Notas destacadas por la persona benévola que había ya transcrito en ese cuaderno las otras notas sobre el capítulo, en el retiro de 1854.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1Las páginas que contienen esta introducción han sido cortadas en DNI, y su texto se reencuentra en ND3, pp. 1- 4.

 

 

 

En cuanto al P. Maîtrepierre, una vez que entra en posesión de su cuaderno, corrigió un poco y  enriqueció con nuevos datos, durante el año de 1856, la reseña de los orígenes. En 1863, como se ha visto, el cuaderno estaba aún en servicio. Es más tarde, en una fecha imposible de determinar que fue ampliamente recortado. Señalemos solamente  que  no figura en la lista de manuscritos del P. Maîtrepierre redactada en el momento de su muerte por el P. Lagniet1. No se sabe cuándo ni cómo el resto de ese cuaderno vino a los APM.

 

III CONTENIDO, FUENTES Y VALOR HISTÓRICO. El plan general de esas “algunas palabras sobre la Sociedad de María” es dado por el mismo P. Maîtrepierre  (cf. OM, 2, doc. 752, §5.) Después de una reseña de la Sociedad que abarca hasta 1853, viene una exposición sobre cada una de las ramas colaterales: hermanos, hermanas tercera orden y rama contemplativa. Para todo lo que concierne a estas ramas y la historia de la Sociedad bajo el generalato del P. Colin, el P. Maîtrepierre podía utilizar los conocimientos adquiridos durante los años de su provincialato y se encontraba seguramente bien situado para dar una vista de conjunto de la Sociedad. Para la historia de los orígenes, él podía acudir a diversas fuentes. En primer lugar venían sus recuerdos personales de sacerdote en la diócesis de Belley, aspirante a la Sociedad de María desde 1829  (cf. doc. 721). Como tal, estaba bien situado para hacerse eco de los juicios  llevados hasta entonces sobre la joven Sociedad o revelar la actitud de tal o cual miembro de la administración, y  proporcionó a ese respecto datos preciosos (cf. id., §§22- 25, 32). Por otra parte ,podía hablar  como testigo ocular del retiro de 1831 (§ 28) y de la reunión de los 20–24 de septiembre de 1836 (§§ 40–52).

Contrariamente, para el período anterior a la división de las diócesis, para la historia del grupo de Lyon, la del viaje de Roma, el P. Maîtrepierre debía necesariamente referirse al testimonio ajeno. Es lugar de recordar aquí que el provincial, después el maestro de novicios no había cesado de seguir el trabajo del P. Mayet y que en 1847 particularmente, el P. Maîtrepierre había leído todo lo que estaba redactado hasta allí de las Memorias. No se extrañara pues si muchos datos que reporta recuerdan de muy cerca tal o cual página de

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

       

 

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1 Manuscritos del R. P. Maîtrepierre dejados a su muerte en Montbel, marzo de 1872, en una bolsa en pergamino, original de la mano del P. Lagniet y copia en los APM, expediente Maîtrepierre.

 

 

 

esas últimas, así § 14 (cf. doc. 466), §15 (cf. doc. 425), § 16(cf. doc. 442), §§ 18.–19 (cf. doc. 154 (428)), §32 (cf. doc. 473), § 35, (cf. doc. 466), § 36 (cf. Docc. 457–459), § 37 (cf. doc.598). En ninguna parte, por tanto, se tiene indicio de un contacto literario directo y, como se trata de hechos que el P. Colin podía haber contado varias veces, es dificil de determinar si el P. Maîtrepierre se basaba en los recuerdo de su lectura de las Memorias o las pláticas del P. Colin. Lo que es cierto, es que el P. Maîtrepierre tenía directamente de éste último numerosos datos que el P. Mayet ignoraba completamente. Así los que concernían a la redacción de las constituciones de Cerdon (§ 44) o ciertos detalles de la audiencia pontificia (§ 37). Por otra parte, se sabe que el P. Maîtrepierre se había hecho más de una vez en el pasado el informador del P. Mayet, reportándole hechos contados por el P. Colin; no se extrañará encontrar  los mismos hechos sacados en esta reseña general. Es el caso para el episodio de la esclavina (§ 25; cf. doc. 523, f) o la entrevista tormentosa entre Mons. Devie y el P. Colin en 1830 (§§ 30 – 31; cf. doc. 725).

Notemos finalmente que el P. Maîtrepierre ha podido sacar  de otras fuentes aún, como por ejemplo las narraciones de su amigo Pedro Chanel para  todo lo que se refiere al viaje a Roma, o los del P. Bourdin relativos al mismo objeto y a los orígenes de los hermanos. Se notará también que él ha tenido, precisión rara para la época, de citar literalmente la carta de Pío VII, de la cual  debía poseer una copia (Cf. § 12). En el  conjunto pues, se le puede considerar como bien informado y aceptar sin demasiada duda los datos que sólo él proporcioná, reservándose de corregir eventualmente los otros, de acuerdo a los documentos contemporáneos o las Memorias del P. Mayet, así como este último invita expresamente al lector. (Cf. § 1, y adiciones).

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IV EDICION. Toda la parte del texto por la que subsiste el autógrafo del P. Maîtrepierre (líneas 162–790) ha sido editado según el estado último de ese cuaderno, teniendo en cuenta, por consecuencia, las revisiones que su autor le ha hecho sufrir, libre de anotar en el aparato crítico el texto primitivo y la sucesión de los correcciones. En este aparato crítico, la sigla A designa el autógrafo, A1 la revisión de 1853, A2 la de 1856. Para toda esta parte se han señalado igualmente las variantes que presenta con el autógrafo  la copia de las Notas Destacadas (B).Sobre el sentido y el alcance de esas variantes, cf. O. M.2, pp. 64 – 66.

La primera parte (líneas 1-161), para la cual subsiste sólo esta copia de las Notas Destacadas, ha sido editada según estas últimas, siguiendo los principios generales adoptados por la edición de las Memorias Mayet (cf. O. M. 2, pp. 10 –113).

N. B. Visto el objetivo que  nos hemos fijado para esta edición especial, no reproducimos de este largo documento más que el párrafo relativo a los Hermanos Maristas (líneas 700 a 760).

 

 

 

 

 

 

 

NOTAS DEL PADRE MAITREPIERRE

SOBRE LOS INICIOS DE LA SOCIEDAD a

 

[1] Observación importante.- Es necesario verificar todas las fechas del relato siguiente, por medio de las fechas señaladas en mis Memorias. Las fechas de las Memorias son muy seguras. Los hechos de las Memorias son también ciertos. Si alguna contradicción se encuentra entre el relato del Padre Maîtrepierre y las Memorias, se debe atener a las Memorias.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[p. 43]                  RAMAS COLATERALES.

 

                    1 – LOS PEQUEÑOS HERMANITOS DE MARIA

 

[53] La idea de su fundación fue concebida en el seminario mayor de Lyon, al mismo tiempo que la de la Sociedad. El P. Champagnat, uniéndose a los primeros fundadores, les dijo: yo he sentido siempre en mí un atractivo particular por un establecimiento de hermanos; yo me uno con mucho gusto a ustedes, y si  lo juzgan a propósito, yo me encargaré de esa obra. Y   fue encargado de ella1. Mi primera educación, decía él, ha sido incompleta; Yo  sería feliz al contribuir para procurar a los otros las ventajas de las que yo mismo he estado privado². Él ha trabajado en ello, con un celo infatigable hasta su edificante muerte, ocurrida el 6 de junio de 1840, a las cuatro  y media de la mañana, mientras sus buenos y piadosos hermanos entonaban en la capilla  la Salve Regina, que él les hacía cantar a la misma hora todos los días desde hacía quince o veinte años.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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| Cf. doc. 152 (416); § 1; 757, § 2.

2 Cf. doc. 755

 

 

 

 [54] La Historia de los inicios de esta fundación es de lo más interesante y de lo más edificante. La pobreza, la sencillez, el desprecio del mundo1 allí brillan por todas partes. Las tribulaciones,  a pesar de ser numerosas y repugnantes han sido disimuladas generalmente. El fundador  no se asustaba de nada; a los primeros ataques que le vinieron de parte de un  Vicario Mayor,2  fundador en  el mismo género, él decía: hasta  el presente, yo me preguntaba si trabajaba según los designios de Dios; los ataques que  acabo de recibir comienzan a hacerme confiar que sí.3

[55] En los inicios él recibía con una gran facilidad tuertos, cojos, sordos, rostros desfigurado, sabios, ignorantes, educados, mal educados, y con eso,  fundaba establecimientos. Yo, decía él,  me sirvo para hacer mis flechas, de la madera que tengo bajo la mano; cuando  tengo necesidad de un superior, de un director, de un profesor, si yo no tengo quien tenga dos ojos ,  pongo un tuerto; cuando yo no encuentro quiénes marchen derecho,  pongo cojos y  digo: Si la Santísima Virgen quiere que esto marche, será necesario que  se interese,  que de otra manera, esto no podría funcionar.

[56] Él tenía muy frecuentemente un lenguaje, de una originalidad muy particular; cito un ejemplo; algunos meses antes de su muerte, yo tuve el consuelo de pasar unos ocho días con él4. Un día el hermano  Juan María ecónomo de la casa, le lleva una carta; él la lee continuando conversando conmigo, cuando de repente, dice: Tenga, hermano Juan María, esto le corresponde; es el S. Cura fulano que le presenta un joven; él es muy gentil, pero eso no lo compromete; todavía, si estuviera fuerte se le haría trabajar, pero  no tiene más que quince años; eso es arriesgarse a correr con buena suerte y él le pagará con un  hasta la vista.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Cf. Cor. 1,28

2 S. Bochard (cf. doc. 757, §§ 4, 7 y 8).

3 Cf. doc. 754, § 17, que parece reproducir una reacción análoga del P. Champagnat  a la recepción de una carta del S. Bochard.

4 Cf. Carta del P. Maîtrepierre al  P. Lagniet, del 5 de marzo [leer abril]  de 1840 (APM, fondos del colegio de Belley): “Pasé ocho días en el Hermitage a mediados de marzo; el buen P. Champagnat estaba mal; yo le he dejado sufriendo un poco menos. Allí siempre he estado edificado”.

 

 

[57] En el retiro general que se hizo en el seminario menor de Maximieux en 1837, él nos dio un ejemplo de desapego que nos edificó mucho. Como hasta allí, por efecto de las circunstancias, él había trabajado en su obra de una manera poco [p. 44] [más o menos] independiente, se juzgó conveniente pedirle  la dimisión de su cargo de superior de los hermanos. Todo el mundo sabe cómo los fundadores, los superiores antiguos, guardan su obra, quieren dirigirla según sus propios criterios; ¡Ah! Bien, en seguida que el  P. Champagnat comprendió lo que se le decía, con todos los miramientos convenientes,  respondió: claro que sí, yo daré mi dimensión y yo la debo dar; lo único que me molesta es que se tomen precauciones para decírmelo. Yo he tenido gracias de estado para comenzar; yo no tengo gracia de estado para continuar. Y él dio de buen grado su dimensión.1 El P. General lo volvió a nombrar en seguida. Su dependencia se volvió por esto más regular, más sensible y más fructífera para él y para su congregación.

[58] Es a los Pequeños Hermanitos de María a quien corresponde proporcionar su historia. Yo sé que ellos se ocupan de recoger notas muy inter(es) antes que  harán aparecer en su tiempo y lugar2.

 

[Sigue una breve historia de las relaciones entre los padres y los hermanos de 1836 a 1853].

165 (753)

5 de agosto de 1854.- BREVE RESUMEN SOBRE LOS ORIGENES DE LA SOCIEDAD, el lugar que en ella tuvo el S. Pompallier y las circunstancias de la aceptación de la misión de Oceanía. Extracto de una nota del P. Colin entregada a la S. C. de la Propaganda; según el texto escrito por el P. Yadin y figurando en los ACPF, Congressi, Oceanía, t. 5 (1853–1857), f. 626;  copia Yardin en los   APM, legajo de la Propaganda.

 

En julio de 1854, menos de dos meses después de su dimisión del cargo de superior general, el P. Colin volvió a Roma por quinta vez. Allí había sido invitado por medio de una carta de Mons. Barnabó, secretario de la Propaganda, con fecha del 3 de diciembre precedente, con el fin de buscar un reglamento general a las dificultades aún presentes en las misiones, tanto en nueva Zelanda, como en Oceanía Central. Ese reglamento general no pudo ser obtenido entonces, y será necesario esperar hasta 1857 para verlo puesto a punto por el P. Favre y Monsr. Bataillon. No obstante, en Roma,  el P. Colin remitió a la S. C. de la Propaganda un cierto número de memorias y notas expresando su posición sobre los diversos problemas pendientes. El 5 de agosto, entre otras cosas,  hizo llegar al secretario de la  Propaganda cuatro grupos de notas  que él le presentaba así: “Su excelencia me perdonará las notas adjuntas que yo tengo el honor de exponerle. En medio de sus numerosas ocupaciones  no  tendrá  sin  duda  el tiempo de tomar lectura de ellas; pero habiendo llegado al fin mi carrera y desde ahora fuera de toda solicitud, yo encontraré una especie de consuelo en el pensamiento que esos documentos son depositados en la Propaganda y en los archivos de la Sociedad”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Cf. doc. 152 (416)

2 cf. O.M. 2, pp. 730-733

 

 

 

Entre esas notas hay una, la tercera, que merece ser tomada en consideración aquí. Viviendo entre reproches formulados contra él  en el curso de los años procedentes, reproches de los que no se encuentra indicio escrito en el legajo y que habían debido ser formulados oralmente, el P. Colin se propone precisar cuáles fueron, en el origen, los encuentros de la Sociedad de María con el que llegaría a ser el primer vicario apostólico de la Oceanía Occidental, Monsr. Pompallier. Para eso él se remonta brevemente hasta la primera idea del proyecto de la sociedad de María, evoca la situación de los aspirantes maristas después de la división de la diócesis y llega a describir la actitud particular del S. Pompallier respecto a sus cohermanos del grupo de Lyon. Lo que el P. Colin quiere mostrar, es, por una parte, que el S. Pompallier tenía lazos muy flojos con la Sociedad cuando fue nombrado vicario apostólico, y, por otra parte, que el hecho mismo de la división  de las diócesis le impedía, a él, Colin, intervenir en un asunto concerniente a un cohermano de Lyon. Su responsabilidad en la designación del vicario apostólico y en la aceptación de la misión se encuentra por el hecho mismo completamente libre.

La perspectiva polémica de este informe demasiado rápido lleva al P. Colin a simplificar las cosas de una manera excesiva. Se esforzará en las notas por recalcar a la vez los puntos sólidos del texto que sigue y aquellos donde él se aparta del verdadero encadenamiento de los hechos tal como se puede hoy reconstruir con ayuda de los legajos y de documentos contemporáneos editados en el primer volumen. Se ha detenido el texto en la mención de la elección del 24 de septiembre de 1836, El resto concierne a la actitud posterior de Monsr. Pompallier respecto de la Sociedad y no ofrece interés en el cuadro de esta edición.

 

Tal cual, el extracto que se va a leer merece ser atentamente examinado. No solamente contiene  una de las raras declaraciones del P. Colin anteriores a 1868 sobre la primera idea de la Sociedad, sino que  constituye un documento de alternativa sobre la manera con la cual hechos pasados podían reconstruirse en el pensamiento del fundador  cuando  estaba llevado a evocarlos esquemáticamente para la defensa de una causa tan querida para él. Será bueno recordar que siete años antes, en su informe a la S. C. de la Propaganda, Monsr. Pompallier había  dado a los mismos hechos, por su parte, una presentación también simplificada en exceso y profundamente alterada por las necesidades de la causa (doc.751). Ese paralelismo ilustra al menos la dificultad que había para dar retrospectivamente en algunas líneas  una idea matizada de la manera muy particular y muy compleja de cómo habían reaccionado la una sobre la otra, la fundación de la misión de Oceanía y la aprobación de la Sociedad de María.

Restablecimiento de la verdad  en ciertos hechos relativos a la misión de la Oceanía Occidental, presentados hasta aquí de una manera más o menos inexacta.

[1] El proyecto de la Sociedad de María, concebido y meditado anteriormente, había tenido en Lyon en 1815 y 1816, un intento de ejecución por la opción de varios jóvenes sacerdotes adictos a la empresa¹; pero ellos, no obstante, no pudieron  obtener de sus superiores eclesiásticos el permiso de reunirse en comunidad.   En 1823,  ellos  se  encontraron       aún

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1 Las declaraciones del P. Colin sobre la primera idea de la Sociedad de María y lo que ocurrió en el seminario mayor de Lyon, son bastante raras ante  la controversia de los años 1866–1870 para que no se sujete a precisar el sentido de ésta. Se notará primero que la frase distingue dos estados en el origen del proyecto: concepción antes de 1815–1816, intento de realización en el seminario mayor durante esos dos años.  La construcción pasiva de toda la proposición no deja aparecer ningún sujeto personal, lo que evidentemente no está hecho para facilitar la interpretación. Gramaticalmente, una o varias personas han podido concebir y meditar el proyecto, y una o varias personas idénticas a los precedentes o distintas de ellas han podido  hacer el intento de ejecución. En cuanto a este intento,  ha consistido en una “elección” de la cual “varios jóvenes sacerdotes” han podido ser, o bien el sujeto, o bien el objeto. No obstante, prácticamente, es posible salir un poco de esta indeterminación absoluta. Parece bien, apoyándose en el hecho mismo de la construcción pasiva de  la frase, que los jóvenes sacerdotes hayan sido el objeto y no el sujeto de la elección: ellos no han “elegido” dedicarse a la empresa (acepción moderna del verbo que estaría algo fuera de  lugar en este texto) sino que ellos han sido elegidos. Una persona o varias han realizado esta elección, dando así al proyecto de sociedad un esbozo de realización. Sin excluir que esa elección haya podido ser realizada parcialmente por aceptación, se está invitado a pensar que al principio al menos, una persona determinada ha  elegid a otras. Esta persona que ha comenzado el reclutamiento de los miembros no es otra, se sabe, que el S. Courveille, (cf. doc. 551, §2; 591, §7; 163 (750), §2), y es poco probable que el P. Colin no haya pensado en él al momento mismo que  cambiaba su frase de la manera lo más  impersonal posible ¿Quiere decir por tanto que el S. Courveille, que efectuó la elección de los primeros adheridos, fue él quien había concebido anteriormente  y meditado el proyecto? Nada es menos probable. La sola frase del P Colin anterior a 1854 que aborda el mismo problema (cf. doc. 117, líneas 21 – 22) deja, entender, al contrario, que él mismo, Juan Claudio Colin,, había “concebido el proyecto” antes que el Sr. Courveille (ibid. nota 4).Las declaraciones posteriores de y11870 irán, en cuanto a ellas, claramente en este sentido. Esto dicho, evidentemente sin pretender dirimir de algún modo el problema histórico de fondo que plantean semejantes declaraciones.

 

Separados los unos de los otros más que nunca, porque la erección de la diócesos de Belley, tomados sobre la de Lyon, medida que los colacaba bajo la jurisdicción de dos ordinarios.

 

[2] El Padre Colin, retenido en la diócesis de Belley, con el permiso de Monsr. De Devie obispo del lugar, tuvo éxito al formar un grupo de misioneros maristas del que se convirtió en superior1.

 

[3] Durante ese tiempo, el P. Champagnat uno de los primeros sacerdotes de la sociedad naciente, se ocupaba en la diócesis de Lyon, con el permiso de Monsr. De Pins2, en formar un cuerpo de hermanos laicos para la instrucción primaria de la infancia, que hoy cuenta con   más de 1200 miembros. Para ayudarle en su sociedad, él recibió gradualmente en su casa algunos jóvenes sacerdotes a su salida del seminario, entre otros, en 1828 o 1829, al P. Pompallier quien, poco tiempo después fue el más apasionado en provocar la separación de esos 3 o 4 jóvenes sacerdotes de la  casa de los hermanos3;  pero  no  habiendo  sido elegido

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Cf. doc. 687

2  Las necesidades de la armonía obligan al P. Colin a mencionar aquí la autorización de Monsr. De Pins, cuando la fundación de los hermanos había tenido lugar en realidad siete años antes de su llegada.

3 Que el S. Pompallier haya insistido para obtener la separación, es muy posible (cf. doc. 160 (625) §23). Lo que es cierto, en todo caso, es que Juan Claudio Colin se estaba él mismo pronunciado muy pronto a favor de esta separación, a pesar que los cohermanos de Lyon nada poseían allí (cf. docc. 101 (241), §2; 102 (242), §2; 104 (246), § 1).

 

 

 

 

 

Superior de sus cohermanos, el padre Pompallier los abandonó y se convirtió en capellán de un pequeño internado laico en Lyon1 Él estaba en esta simple capellanía cuando en 1836 la administración apostólica de Lyon lo designó a la Propaganda como vicario apostólico de la Oceanía – occid(ental)2, y en esta calidad  fue consagrado en Roma el 30 de junio del mismo año.

[4] El P. Colín en la diócesis de Belley no tenía más que relaciones muy restringidas con sus antiguos superiores de Lyon, quienes por lo demás,  no lo veían de ningún modo como superior de los padres maristas de su diócesis3. No tuvo, al igual que sus cohermanos de Lyon, ninguna participación en la elección del padre Pompallier para el episcopado4 y no cooperó en la aceptación de la misión de la Oceanía, más que comprometiendo a Monsr. Obispo de Belley a ceder para esta misión 2 de sus cohermanos5, el Padre Bret, quien murió  durante  la travesía,  y  el padre Chanel, martirizado en la Isla de Futuna. Según esta simple

 

 

 

 

 

 

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1 El padre Séon parecía poner también una cierta relación entre la partida del S. Pompallier para Lyon y el despecho que él había experimentado al ver que la comunidad de Valbenoîte no iba siguiendo las reglas que él había marcado (cf. doc. 160 (625), § 27).  El término de abandono es por tanto un poco polémico, visto que, según el P. Séon, el S. Pompallier fue llamado a Lyon por el arzobispado (ibid) y que el S. Colin aprobó en ese tiempo este argumento (cf. doc. 107 (255), §4). Sobre la fecha de la instalación del S. Pompallier en Lyon, cf. O. M. 2, P. 454, nota 3.

2 Cf. docc. 144 (371), §1; 378, §2.

3 Cf. docc. 641

4 Ibid. Es cierto que la elección inicial del S. Pompallier en Julio de 1835 no incumbió a Juan Claudio Colin ni a sus cohermanos sino al S. Cholleton, quien orientó hacia él al S. Pastre (cf. doc. 657 § 1); y en cuanto a la designación oficial hecha de él al prefecto de la Propaganda en 1836, ella fue obra de Mosr. de Pins (cf. doc. 144 (371), §1). Por tanto es la autorización concedida al S. Pompallier por su superior el S. Colin, la cual ratificó plenamente la elección ya hecha (cf. doc. 340, §§ 1 y 3) que decidió a éste a aceptar, y esta carta del S. Colin, enviada a Roma por el S. Paste (cf. doc. 341), fue una de las piezas que jugaron un papel decisivo en la atribución, a los maristas de la misión de la Oceanía Occidental (cf. doc. 351, § 20).

5 Es verdad que aquí el P. Colin, llevado por su deseo de declinar  toda responsabilidad de su parte en los orígenes de la misión de Oceanía, llega a una esquematización de los hechos bastante alejada de lo que resulta de los documentos contemporáneos. Se debe reconocer que además de la gestión hecha ante Monsr.. Devie a la cual él hace alusión y que por otra parte,   no viene al caso ,  Juan Claudio Colin cooperó positivamente a la misión de la Oceanía; 1) animando mucho al S. Pompallier a dar curso, a las proposiciones del S. Pastre (cf. doc. 340); 2) formulando explícitamente su aceptación de dicha misión, en las dos cartas del 10 de febrero de 1836 dirigidas respectivamente a los cardenales Castracane y Fransoni  (docc. 367 y 368). Ahora bien, esta aceptación no era de pura forma puesto que la S. C. de la Propaganda  de esto había  hecho depender la continuación a dar a sus resoluciones del 23 de diciembre de 1835 (cf. doc. 356 § 5) y que el Card. Castracane hizo uno de los considerandos principales de su informe del 11 de marzo de 1836 tendiente a obtener la aprobación de la sociedad de María (cf. doc. 375, §3). El hecho era  tan claro y tan conocido a la S. C. de la Propaganda que no pudo suponer el P. Colin haber querido ocultárselo. En una declaración análoga hecha en 1846, el superior general había, al contrario, explícitamente reconocido esta aceptación dada por la Sociedad (cf. doc. 641), Él se dejó aquí claramente arrastrar por las necesidades de su argumentación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 exposición, el R. P. Colin cree poder concluir:

1° Que sería muy gratuitamente que se le acusara de consideraciones interesadas en la aceptación de esta misión1.

2° Que él ha podido decir con verdad, en su memoria del 15 de mayo impresa en la Propaganda en 1847, que Monsr. Pompallier no pertenecía a la sociedad naciente ni por la designación del episcopado, ni por la emisión de los votos2.

[5] Finalmente los dos ordinarios de Lyon y de Belley habiendo aceptado en una reunión general de los cohermanos de las dos diócesis que consentían en formar parte de la sociedad naciente3, esta reunión  tuvo lugar en la ciudad episcopal de Belley en el mes de 7bre de 1836 y, el 24 del mismo mes, el P. Colin fue elegido superior general y reconocido por los dos ordinarios de Lyon y de Belley.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1  Por el hecho de que El P. Colin no haya estado guiado para esta aceptación por motivos  de interés personal, no hay razón para dudarlo. Pero sigue siendo cierto que la misión de Oceanía fue considerada por él en la perspectiva del interés superior de la Sociedad y de su aprobación (cf. doc. 340, § 1), todo como, por otra parte,  lo fue  para el mismo S. Pompallier (cf. docc. 139 (347), §5; 143 (370), §3).

2 Cf. ACPF, Acta, t. 210 (1847), t. 3454r: “El prelado, es verdad, no pertenecía a la sociedad naciente, ni por la designación  del episcopado, ni por los lazo de los votos, que él no contrajo nunca. Pero parecía pertenecer a ella por la opinión pública”. Por lo que es de la designación del episcopado, es cierto que ella fue la obra del arzobispado de Lyon, no de la Sociedad de María (cf. supra). Es exacto por otra parte, que Monsr. Pompallier no hizo profesión religiosa en la Sociedad, pero por motivos que no ponían de ningún modo en duda su cariño a la  congregación naciente. (cf. docc. 401 y 404).

3 Cf. doc. 403, §1. Considerando los términos del breve Omnium  gentium (cf. doc. 146 (384), §5), esta autorización no era necesaria.

 

DATOS NARRATIVOS REUNIDOS CON LOS

HERMANOS MARISTAS

 

Iniciado en la pobreza y el despojo de todos los medios humanos, el Instituto de los Pequeños Hermanitos de María no podía esperar encontrar en su seno durante los primeros años de su existencia un historiador ni un analista. El bagaje cultural de los primeros hermanos era muy reducido, y su fundador, abrumado por tareas administrativas y materiales, no tenía casi tiempo disponible para tomar notas para la posterioridad. Además no se tiene indicio de redacciones históricas  en el interior del Instituto antes del año 1830. Los seis primeros hermanos fallecidos entre 1825 y 1828 no han tenido reseña y, si se exceptúa algunas páginas posteriores del  Hno. Juan Pedro1, el Instituto casi no conserva  otro recuerdo de ellos, más que el nombre. No obstante, La necesidad de no dejar perder los ejemplos dejados por los difuntos, debía hacerse notar y no faltaba más  que un hombre que tuviera  a la vez el tiempo y los talentos necesarios para ser el primero en ponerse a escribir.

La llegada al Hermitage, hacia fines de 1828, de un joven diácono dotado de reales capacidades literarias, Juan Antonio Bourdin, iba a dar al Instituto sus primeros recuerdos escritos. Dos  de los hermanos fallecidos después de su llegada, en 1829, tendrán al  año siguiente su reseña biográfica en estilo académico. Por otra parte, sea que  se haya contentado con ese primer intento, sea que  haya considerado desde el principio  una obra más extensa, el S. Bourdin anuncia  en un prefacio prometedor  una obra de conjunto sobre su Compañía, basada en el testimonio de los documentos contemporáneos y toma con ese fin preciosos notas, después de tener conversaciones familiares del S. Champagnat. Su partida prematura para Belley en noviembre de 1831 parece poner fin, al menos, a ese trabajo de historia. Lo que resta de esto será presentado y parcialmente editado en seguida en el doc. 166 (754).

Una vez que parte el Sr. Bourdin, ni los padres que le sucedieron en el Hermitage, ni los de la casa Madre, parecen haber continuado  la redacción de noticias ni de anales de la congregación. Al menos, ninguna señal ha quedado de un semejante trabajo. El S. Champagnat personalmente no tenía el tiempo de consagrarse a ello, y fue necesario recurrir a las cartas oficiales presentando al gobierno el Instituto de Pequeños Hermanitos de María para encontrar bajo la pluma del fundador alguna breve idea sobre los orígenes de su congregación. El doc. 755 presentará así en sinopsis tres redacciones de un esquema histórico, bastante revelador a pesar de su concisión, sobre el origen de la idea del  Instituto  del S. Champagnat.

Por otra parte, si éste último no tenía tiempo de tomar él mismo notas para la historia futura, habría deseado vivamente que sus hermanos lo hicieran. Se posee sobre esto, bajo la pluma del que se convertirá más tarde en el primer historiador  del Instituto, el Hno. Juan Bautista, un testimonio de una notable franqueza que se debe reproducir aquí:

 

Durante su vida, varias veces nosotros habíamos escuchado decir a nuestro venerado Padre: “Todo lo que nosotros hacemos será escrito un día, y servirá de regla de conducta a los que vendrán después de nosotros. Los primeros Hermanos deberían ser religiosos perfectos a fin de servir de modelo a los que los seguirán en lo sucesivo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Cf. [Juan Bautista], Biografías de algunos hermanos, pp. 41 – 49

 

El espíritu religioso se va debilitando más que aumentando; también, es raro que los religiosos de un Instituto cualquiera superen el fervor y la virtud de sus primeros Hermanos. Nuestros futuros Hermanos serán pues, lo que nosotros somos, y los ejemplos que les dejaremos serán un límite que será raramente superado. Motivo muy poderoso para nosotros de trabajar sin descanso en adquirir una sólida virtud y de vivir como perfectos religiosos, puesto que nuestros ejemplos deben tener tales resultado”.

A esta invitación general de relatar lo que se hacía en los inicios del Instituto, el venerado Padre había añadido una orden formal de escribir todo lo que ocurría entonces de notable. Además, en varias ocasiones, él  me había dicho: Usted, mi querido hermano que tiene una memoria fiel, usted debería escribir lo que nosotros hacemos y lo que decimos hoy; yo le encargo tomar nota de todo lo que puede edificar a los hermanos o serviles de ejemplo más tarde.

La fiesta de Navidad de 1837 fue un día de los más hermosos; el tiempo era agradable; hizo un sol magnifico, lo que permitió a la comunidad dirigir su paseo de después de la comida sobre la pendiente de la montaña de Pila.

El venerado Padre que acompañaba a los Hermanos me recordó por última vez que yo era encargado de escribir los acontecimientos que podían importar a la  gloria de Dios y al bien de los Hermanos. “Como buen cronista, añadía él riendo, anote que la fiesta de Navidad de este año ha estado favorecida con un tiempo magnifico y  que ni un solo miembro de la Comunidad ha faltado a la misa de media noche, aún los enfermos han podido asistir a causa de la suavidad de la temperatura”.

Yo confieso francamente que no había nunca tomado esta orden en serio y que no había comprendido la misión que me había sido confiada; jamás me había venido la idea de que yo debiese ocuparme de semejantes cosas; tampoco  había yo tomado ninguna nota durante la vida del venerado Padre; aún  después de su muerte, yo no pensaba todavía en ello, y no es más que después de  haber recibido una orden formal que yo me he ocupado de esto.

El R. P. Maîtrepierre en una visita que hizo al Hermitage dieciocho meses después de la muerte de P. Champagnat,  dijo al R. H. Francisco superior, en presencia de sus Asistentes, que el R. P. Colín le había encargado de decirle recoger sin tardar notas sobre el Padre Champagnat. Al hacer la observación el R. H. Francisco de que sus ocupaciones y sus dolores de cabeza casi no le permitían  ocuparse de este trabajo, yo fui encargado del mismo  personalmente. Desde ese día, yo me puse a trabajar, con la idea de recoger materiales documentos; el resto se dio en seguida circunstancialmente y no sé cómo; pero yo tendía a decir y hacer conocer a todos mis hermanos que entregándome a este trabajo, yo hacia un acto de obediencia y que yo cumplía una misión que me habías sido confiada  por nuestro Padre fundador1.

 

Así pues, nada parece haber sido escrito durante la vida del P. Champagnat a guisa de crónica o de historia del Instituto. En cuanto a la manera como cumplió la misión que le había sido confiada, el hno. Juan Bautista da idea de esto en el prefacio de la obra que será el fruto de sus investigaciones, a saber su Vida de M. Champagnat. Se citará más abajo2 la descripción que  él allí da de las fuentes que utilizó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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  1[JUAN BAUTISTA] Biografías de Algunos Hermanos, pp. XVIII-XXI.

  2 Cf. Infra, pp. 764-765

Señalemos  solamente aquí que la primera de esas fuentes fue constituida por las notas escritas entregadas por los hermanos. Este material documental de primera mano ha desaparecido desgraciadamente después de haber sido utilizado. Una sola de esas notas parece haber sobrevivido. Es la reseña sobre el P. Champagnat del Hno. Lorenzo. Se le encontrará editada en seguida (doc. 167 (756)).

Sobre las etapas ulteriores del trabajo histórico en el seno del Instituto de los hermanos, se ha informado al menos de una manera general por el P. Mayet, que seguía con interés la investigaciones realizadas en las diferentes ramas de la Sociedad de María. Alrededor de 1842, hablando de los Hermanos Maristas, él anotaba al margen de una página  de las Memorias: “Su historia debe encontrarse en las memorias que hacen los hermanos según las opiniones del P. Maîtrepierre”3.Dos años más tarde, la misma opinión: “Yo no hablo de los Hermanos Maristas, puesto que el P. Maîtrepierre me ha dicho que ellos escriben memorias detalladas4. Y todavía el mismo año: “Yo no he anotado nada o casi nada  sobre el P. Champagnat porque yo sé que los Hermanos Maristas escriben su vida”. (doc. 159 (611), §1).

Esas “memorias” o esta vida del P. Champagnat de la que el P. Mayet ha escuchado hablar,  él la va a ver con sus propios ojos en 1847, con ocasión de una estancia que  efectuará al Hermitage del 19 al 25 de marzo5. Tres alusiones hechas por él  en esta visita, nos informan sobre el estado del trabajo en esta época.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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3 Doc. 157 (537),b

4. mayet 5,4.

5 Cf. NP 3, 255b-260b.

 En sus Notas personales, en primer lugar, poco después de su regreso a Lyon ,escribe:

La lectura de la vida del P. Champagnat me ha parecido  la vida de un padre del desierto: Yo allí encontré rasgos soberbios de desprecio del mundo, y de hechos que no son de este siglo1.

Poco tiempo después, al margen del doc. 159(611) él anota:

 

El hermano J(ua)n Bautista uno de los primeros hermanos directores maristas, me ha contado el hecho siguiente sobre M. Champagnat en 1847, en una época en que yo lo acosaba para recoger materiales sobre su fundador.

[Sigue  la narración del hecho maravilloso de la flama saliendo del pecho de Marcelino niño; cf. JUAN BAUTISTA, t.1., p.4].

Los Hermanos Maristas del  Hermitage son poseedores de memorias que contienen rasgos admirables de M. Champagnat2.

 

Finalmente, algunos años más tarde, al principio de una reseña sobre el P. Champagnat que  se puede fechar  entre 1853 - 543, el P. Mayet escribe:

 No diremos más que algunas palabras sobre ese venerado padre. Los Hermanos Marista, cuya casa madre está en  Nuestra Señora del Hermitage cerca de St. Chamond (Loire), poseen magníficos materiales sobre la vida de este hombre admirable y  se proponen, después de haberlos dispuesto convenientemente, publicarlos con alguna extensión. Los cuadernos voluminosos que contienen esos edificantes detalles nos han sido prestados durante algunos días por eso buenos hermanos…

No es dudoso que este último detalle se refiera a la  estancia hecha por el P. Mayet al Hermitage en 1847, como  resulta de múltiples afinidades entre el texto de las Notas personales y el de esta reseña.

De los tres testimonios citados  ahora, relativos a esa estancia, se pueden sacar ciertas conclusiones sobre el punto en que se encontraba, en la primavera de 1847, el trabajo histórico realizado con los Hermanos Maristas. El material reunido debía ser ya bastante considerable puesto que  llenaba voluminosos cuadernos. Por otra parte, es claro que no se estaba simplemente es presencia de legajos de notas. Debía  haber ya algo  redactado, susceptible de ser leído a continuación y constituyendo la sustancia de una Vida del P. Champagnat. Por otra parte, el P. Mayet deja  entender claramente que la obra destinada a la impresión está aún por hacerse. Se trata de materiales magníficos que necesitan ser dis-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 NP 3, 257b – 258b

2 MAYET 5, 248 m.

3 MAYET, VBI, pp. 51 – 61. La datación aproximada se apoya sobre una alusión hecha por el P. Mayet a los cuarenta mil niños enseñados por los Hermanos Maristas, lo que nos sitúa a los alrededores de 1854. En todo caso, esta reseña es anterior al otoño de 1854, fecha de la entrega del volumen al P. Favre (cf. pp. 23 – 24).

 

puestos convenientemente. Y el trabajo de investigación de suyo no debe estar terminado puesto que el P. Mayet incita al Hno. Juan Bautista a proseguirlo, lo que, por otra parte, este último hará,  ya que se le ve aún investigar a los alrededores de 18521. Por lo mismo está confirmado el papel determinante jugado por el Hno. Juan Bautista en todo este trabajo histórico. Independientemente de que el P. Mayet hable   frecuentemente de una obra colectiva, está claro que un hombre  está al frente de este trabajo.

A pesar de todo, el anonimato es la regla, y en 1854, preparando la lista de las obras redactadas hasta allí por los  Maristas, el P. Mayet se limitará a mencionar: “Vida del P. Champagnat por los Hermanos Maristas. Manuscrito”.2 No se sabe si entre tanto, el analista se había resignado sobre la progresión del trabajo operado en el Hermitage, y se mejoraría sin duda el alcance del texto al deducir que en 1854 esta Vida del P. Champagnat estaba  ya terminada.

Lo cierto es que en 1856 el fruto de ese largo trabajo apareció en dos volúmenes con Perisse bajo el título: Vida de José Benito Marcelino Champagnat, sacerdote fundador de la sociedad de los pequeños hermanitos de María. Por uno de sus primeros discípulos. Extractos de esta obra formarán en seguida el doc. 757.Para más detalles sobre el libro en cuestión, se podrá referir a la introducción de este documento. En cuanto a las otras publicaciones del Hno. Juan Bautista,  estarán, sea por su fecha, o por su tema, fuera del límite del presente volumen, y no se cree necesario  hacer mención aquí³.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Cf. doc. 757, §54, y nota en este sitio.

2 Cf. MAYET 10, 244.

3 Una sola de estas obras tiene un carácter histórico. Es una colección de noticias publicado en Lyon en 1868 en la casa Nicolle y Guichard, bajo el título: Biografías de algunos hermanos que se han distinguido por sus virtudes  y el amor de su vocación.

166 (754)

 

c. 1830. – NOTAS DEL P. BOURDIN SOBRE LOS ORÍGENES DE LOS HERMANOS MARISTAS (1815 – 1826): Encuentro de M. Champagnat con Juan María Granjon; compra de la casa de la Valla; apertura de la escuela  de los hermanos; la visita decisiva al niño moribundo; fundación de Marlhes y de Saint – Sauveur; despido del Hno. Juan María; carta amenazante del Sr. Bochard; reunión del comité cantonal; visitas del P. Champagnat a los SS. Dervieux, Courbon, Bochard; calma momentánea; El Sr. Bochar quiere imponer la unión de los hermanos con los suyos;  llegada de Monsr. De Pins; su entrevista con el P. Champagnat; permisos concedidos; llegada del Sr. Courveille; construcción del Hermitage; retiro del Sr. Courveille; hechos diversos. Según el autógrafo descrito en seguida, AFM, casillero 2, expediente 2.

 

I- EL LOTE BOURDIN DE LOS AFM. En los archivos generales de los Hermanos Maristas (casillero 2, expediene2) están conservadas actualmente bajo el título general Notas del P. Bourdin cuatro piezas de las cuales damos aquí la descripción:

A: Dos hojas de papel sin raya, ligeramente beige, dobladas cada una en dos pliegos de 180 x 130 mm. Formando ocho páginas de las que las cuatro primeras llevan escritas a mano por el Sr. Bourdin, las notas que serán editadas en seguida. Las hojas 3 y 4 están unidas entre ellas  por enmedio.

B: Una hoja de 198 x 145mm. Llevando arriba del anverso un dibujo bastante mal hecho representando la casa del Hermitage con la pequeña capilla de 1825 – 1835, después sobre el resto del anverso y todo el reverso, el inicio de una oración dedicada “A Nuestra Señora del Hermitage”, caligrafiada por el  Sr. Bourdin y que se termina repentinamente en las palabras ellos os.  El contenido del texto indica que esta oración  estaba destinada a servir de preámbulo a la vida de algunos hermanos marista.

C: Una serie de tres cuadernos de 210 x 135 mm. en pasta amarilla y de papel muy corriente llevando respectivamente las menciones: “R. P. Bourdin, n 1, 2, 3”.El primero y el segundo comprenden cada uno diez pliegos y el tercero trece. Esos tres cuadernos, que forman moralmente un conjunto, contienen la trascripción por medio de una escritura bastante fina de los elementos siguientes:

-         El texto de A, reducido, interpretado o glosado muy libremente. (pp. 1 – 5)

-         El texto de B, con excepción de las dos últimas palabras. (pp. 6 -8);

-         Sigue un título así concebido: Discurso preliminar a nuestros muy honorables hermanos en Jesús, María, Sn. José, y el inicio del discurso anunciado. En  la décimotercera línea, en las primeras palabras de la cita evangélica: “Ánimo, servidor bueno y fiel, puesto que tú has sido fiel”, Vienen en seguida de una manera absolutamente incoherente las palabras: “Amable refugio de los pecadores y consuelo de los afligidos”, seguidas del final de una oración dedicada a la Santísima Virgen firmando: J(uan) A(ntonio) B(ourdin);

_Viene en seguida el título Recuerdos de algunos religiosos marista por un P. de la misma Sociedad, una inscripción: “ Ecce elongavi fugiens et mansi in solitudine. Yo he huido del mundo y yo me he establecido en la soledad. Sal. LIV. 1830”; finalmente un subtítulo:  “Dedicación de este opúsculo a Nuestra señora del Hermitage”. Sigue el principio de la consagración anunciada. En la  vigésima séptima línea, en las palabras: “nuestra señal de reunión será tu corazón” continúa el fin de la cita evangélica interrumpida dos páginas más arriba: “en las pequeñas cosas, entren en la paz de su Señor” y al fin del discurso a los muy honorables hermanos en Jesús, María, Sn. José. Si se observa que la consagración interrumpida se continúa de una manera  completamente normal en el final de la oración encontrada dos páginas más arriba, no se podrá dudar un instante que el copista ha invertido simple y sencillamente dos hojas, mezclado así el texto de la consagración y el del discurso preliminar. Así reconstruida, esta consagración presenta elementos comunes con B. Uno de los textos estaba claramente destinado a reemplazar al otro. El más largo (B) parece más reciente. En cuanto al discurso preliminar, anuncia a los hermanos la biografía de dos cohermanos fallecidos recientemente. Continúa inmediatamente con esas dos biografías intituladas respectivamente: Dervieux, Juan Bautista, llamado hermano Gébuin, fallecido el 6 de mayo de 1829 de edad alrededor de los 17 años (pp. 15 – 20 del primer cuaderno y 1 – 11 del segundo) y Jean Cholleton, llamado hermano Juan, fallecido el 29 de julio de 1829 a la edad  de cerca de los 17 años (pp. 11 – 20 del segundo cuaderno y 1 – 21 del tercero).

D: Una libreta de hojas cuadriculadas que  comprende cincuenta y seis hojas de 170 x 100 mm. recubiertas con un forro amarillo sobre el que figuran la palabra P. Bourdin y anotaciones recientes del Hno.  Jules-Victorin, anterior archivista de los Hermanos Maristas. Esta libreta contiene la trascripción de los elementos siguientes:

-         El texto de A (pp. 1- 8) con  las mismas supresiones, glosas e interpretaciones que en C, pero por tanto con algunas variantes acordes con A. Como  C es fiel a A sobre ciertos puntos en los que D se aparta , se es llevado a pensar positivamente que C y D dependen el uno y el otro de un arquetipo en el cual A hubiera sido explicado la primera vez y que hubiera sido transcrito  con inevitables errores por C y D;

- Un prefacio del autor (pp. 9 – 11) del que  presentamos el texto completo:

La Historia que  ofrecemos al público es aún más interesante debido a que ella está próxima a nuestros días y está fundamentada en la relación de testigos contemporáneos que han tomado ellos mismos gran parte en la fundación de la Sociedad de María. Aunque la Divina Providencia haya permitido que nos hubiéramos unido en buena hora en esta congregación, que no parece haber nacido en este siglo más que para compensar un poco a la Iglesia de Francia de la pérdida irreparable de la Compañía de Jesús, si lo que se debe desear más en un historiador  es decir la verdad, tranquilamente  esta obra  satisfará a los que la lean. El deseo de serles  útil y sobre todo, el empeño de manifestar las grandes maravillas con las que  Dios ha favorece a los que no ambicionan más que su gloria y la salvación de sus hermanos nos han hecho afrontar los obstáculos donde fracasan la mayor parte de los que se meten a escribir. Nosotros quisiéramos que alguno nos hubiera aventajado en esta empresa; nuestra pluma se hubiera condenado al silencio o bien se hubiera mostrado más digna de los lectores. Nosotros referimos los hechos tal como han ocurrido, según el orden de los tiempos, y no callamos  ciertas circunstancias que, a primera vista, podrían lanzar alguna sombra sobre nuestra compañía, sino que al contrario, le prestan el carácter particular de las obras de religión que ordinariamente son atacadas en su principio y que no se acrecientan y  echan profundas  raíces más que para su resistencia y su triunfo ante las tormentas. Posiblemente entraremos en algunos detalles que se considerarán  minucias; que se recuerde bien aquí que, en las pequeñas cosas ess donde se ve claramente el dedo de Dios, todo se engrandece a los ojos de la fe y se establece una escuela donde el espíritu y el corazón dispuestos pueden recibir saludables impresiones. Dichosos si nosotros conseguimos este fin; es lo más noble que  nos pudiéramos proponer. Esta recompensa estaría por encima de nuestros trabajos y de nuestra espera.

Es claro que este texto, a diferencia de las dedicatorias y discursos preliminares ya narrados no está destinado a introducir la biografía de los dos hermanos Gebuin y Juan  sino una verdadera historia de la Sociedad de María. El autor, cuya juventud y la vanidad ingenua se expone sin maquillaje en ese pomposo comienzo, se ve ya entregando al público la historia de su sociedad. Sobre la época en la que él escribe, una indicación decisiva es dada por su alusión a la “pérdida irreparable de la Compañía de Jesús que acaba de hacer la Iglesia de Francia. Si los Jesuitas han sido varias veces maltratados en Francia en el siglo XIX, no hubo verdaderamente más que una época donde se pudo considerar su ruina como consumada: Es el año 1830–31. Es significativo citar aquí lo que escribió a propósito de este año trágico el historiador oficial de la Compañía en Francia en el S. XIX, el P. Burnichon: “De la Sociedad, objeto de tantos temores quiméricos, y de tantas violencias demasiado reales, no quedaba sobre el suelo francés más que algunos individuos dispersos aquí y allá y forzados a esconderse para escapar a los peores tratos. Se podía creer que con eso se había acabado con ella;  no hubiera hecho más que una aparición en el mundo moderno donde su presencia era un anacronismo;  entraba a la tumba, y para no salir más de ella”1. Estas líneas, que traducen bien la impresión que tuvieron entonces los contempo-

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1 Cf. BURNICHON , t. 2, p. 2.

Ráneos , indicando el verdadero Sitz im Leben de este prefacio del S. Bourdin y constituyen por ello un serio elemento de datación;

-         después de este prefacio la libreta D presenta sucesivamente una copia de B (pp. 9-13) idéntica a la que figura en C, el discurso preliminar y la dedicación a nuestra Señora del Hermitage (pp. 13 – 26) entremezclados exactamente como en C, y finalmente las biografías de los dos hermanos (pp. 26 – 111)

¿Qué se han hecho después de su trascripción las diferentes piezas que no figuran  hoy más que en las copias C y D? no se sabría decir. Probablemente el copista juzgó superfluo conservar después de su trabajo los originales poco presentables. Posiblemente estas últimas, perdidas fortuitamente, duermen en alguna caja donde la casualidad permitirá encontrarlos. Su ausencia hace más difícil darse una idea del estado en el cual se encontraba el lote al momento en que fue ejecutada la copia. No obstante, un punto parece claro. El discurso preliminar y la dedicación a nuestra Señora del Hermitage se encontraban en una de las hojas separadas puesto que ellas fueron alteradas después de la copia. Por otra parte, la hoja B ha sido claramente cortada de una hoja doble de un cuaderno. Parece pues que ese lote se presentaba al momento de la copia, como un conjunto de hojas sueltas, arrancadas sin duda de un cuaderno.

Sobre la fecha de esta copia no se posee casi otro elemento que la presencia, a la vuelta del forro de D de una nota de octubre de 1893. El trabajo pues debía estar terminado en ese momento, pero  podía ser de varios años antes.

En cuanto a las fechas de redacción de los diferentes textos que constituyen el lote, parecen   todos  comprendidos  entre 1828,  y  noviembre  de  1831,  límites extremos de la

Permanencia del S. Bourdin en el Hermitage1. Las dos biografías de hermanos se remontan ciertamente al año de 1830, como resulta a la vez de la fecha escrita inmediatamente después de la inscripción sobre las dos copias C y D, y del contenido del texto, donde se hace alusión a la pérdida aún reciente de esos dos religiosos fallecidos ambos en 1829. Se ha visto que el prefacio del autor puede,  también ser fechado por crítica interna del año 1830 o en rigor 1831. La oración dedicada a Nuestra Señora del Hermitage (B) no podría en todo caso, fecharse después de 1835, de acuerdo con el dibujo con el que  está adornada, dibujo que representa la casa tal como estaba antes de las profundas transformaciones de este año. Por otra parte, es claro que  se relaciona literalmente al Prefacio del autor y a la dedicación de la biografía de los dos hermanos, lo que lleva a situarla ella también hacia 1830.

En cuanto al texto A, se está fuertemente invitando a situarlo igualmente en la misma época por tres razones convergentes: 1) el papel sobre el que está trazado es del tipo utilizado bajo la Restauración, tipo que desaparecerá rápidamente después. 2) El texto no menciona ningún hecho posterior a 1829. 3) Esas notas parecen corresponder a las investigaciones hechas a los testigos contemporáneos anunciadas por el Prefacio del autor de 1830 y que el S. Bourdin no estará más en condiciones de operar tan fácilmente después de noviembre de 1831. Parece pues que los textos de ese pequeño lote Bourdin se remontan a la época en que este último estaba en el Hermitage y se ejercitaba en su carrera de historiador tomando como objeto el mismo Instituto donde   vivía.

Una vez examinado en su estado actual ese lote tan reducido, quedaría por abordar la pregunta de su historia. Un punto al menos parece seguro: las hojas de las cuales  se   acaba

 

 

 

 

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1 cf. docc. 185, §4; 237; 100 (239), § 2.

 

 

 

 de hablar fueron recogidas por el Hno. Eubert, después de la muerte del P. Bourdin, en el cuarto que este último había ocupado con su hermano en Chasselay 1. Para pronunciarse sobre su estado anterior, sería preciso haber resuelto un conjunto de preguntas bastante complejas que se limitará a  mencionar aquí: 1) ¿El P. Bourdin ha redactado , en una época cualquiera de su vida una vida del P. Champagnat o, lo que viene a ser lo mismo, una historia de los inicios del Instituto de los Pequeños Hermanitos de María2? 2) ¿Cuáles fueron el fin, la naturaleza y los resultados de una búsqueda operada en el Chasselay por uno o varios padres maristas, en el apartamento del P. Bourdin, poco después de la muerte de este último?3 3) ¿Estando dada la respuesta anunciada a las dos preguntas precedentes es probable considerar que el pequeño lote Bourdin actualmente conservado en los AFM represente el residuo del estudio más voluminoso redactado por este autor, estudio del cual la mayor parte hubiera sido sustraída de la búsqueda operada por él o los padres maristas mencionados ahora? La solución de esos diferentes puntos es de un  verdadero interés para la historia de la historiografía marista, pero el problema desborda con mucho el caso del documento que se edita aquí. El sentido de esta pieza, que se remonta al inicio de la vida marista del P. Bourdin, no podría ser modificado por la existencia o la inexistencia de trabajos posteriores del mismo autor y las transformaciones que ellos han podido sufrir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Cf. AVIT, cuaderno 1, p. 61. El P. Bourdin murió el 12 de diciembre de 1883 en Sainte –Foy – lès – Lyon con las Hermanas Maristas, de las que era capellán. Pero es en Chasselay con su hermano Francisco,  que parece haber dejado la mayor parte de sus papeles después de la estancia prolongada que allí hizo en 1870 –1871 y que significó el fin de su vida activa. Sobre esta estancia, cf. carta a su hermano del 11 de diciembre de 1871, arch. Privados. Durand

2 El hecho es afirmado por AVIT, cuaderno 1, p. 61 y por una nota aparecida en la parte posterior del forro de D. Las razones de dudar vendrían por una parte de que esos testimonios no emanan de personas que hayan visto el manuscrito del P. Bourdin, sino que se apoyan en declaraciones de este último no muy seguras y por otra parte, al hecho de que la redacción de la obra en cuestión no solamente no está testificada en ninguna parte a lo largo de la vida del P. Boudin, sino que aparece poco probable y difícil de situar en el tiempo y en el espacio. Entre los testimonios muy indirectos y una simple convergencia  de índices contrarios, parece muy difícil  de pronunciarse con una absoluta certeza en el estado actual de la documentación.

3 Sobre lo que pasó en Chasselay, con relación a los papeles del P. Bourdin ver en los AFM, AVIT, loc.cit; en los APM. Cartas del S. Francisque Bourdin (al P. Nicolet) en fecha de los 16 y 22 de abril de 1885. Finalmente los documentos maristas aún conservados en Chasselay con el Sr. Durand, cuya mujer es una sobrina segunda de Francisque Bourdin, permiten también sacar algunas conclusiones relativas a la búsqueda de 1885.

 

 

 

 

No se cree pues indispensable instaurar aquí la discusión necesariamente larga de una cuestión histórica tan delicada, y se procede sin más tardar al estudio de la pieza misma que va a ser presentada al lector1.

 

I I. EL TEXTO A EDITADO EN SEGUIDA. Las diferentes piezas conservadas hoy en los AFM en el legajo Bourdin, examinado ahora, no merecería figurar completamente en la presente edición. Las dos biografías de los hermanos pertenecen en efecto a un género particularmente edificante y  con toda seguridad, se refieren únicamente a la historia interior de la rama de los hermanos, que esta obra no pretende documentar. En cuanto a las oraciones dedicadas no aportan ningún elemento histórico. Sólo el breve Prefacio del autor lo contienen, al menos implícitamente, pero él ha sido ya reproducido anteriormente.

Se limitará pues aquí a editar tan escrupulosamente como sea posible según el original, el texto A, el cual esboza  bajo forma de notas rápidas  la historia del Instituto desde 1816 hasta después de la partida del Sr. Courveille. Simple vademécum plenamente inteligible  sólo para aquél que lo había trazado, este texto no ofrece frecuentemente al lector ningún sentido ordenado. Además el primer copista ha creído conveniente dejar los pasajes más oscuros y tratar bastante libremente los otros. No podría tratarse aquí de seguir sus huellas, pero una vez reproducido el  texto fielmente, se le ha acompañado dentro de lo posible, con numerosas notas  , buscando dar toda su oportunidad a los jirones de frases y señalando más o menos con su crecido  grado de probabilidad las hipótesis que podían ayudar a su comprensión.

Sobre  la fecha de este texto no se va a regresar aquí. Lo que se ha visto anteriormente inclina fuertemente a situarlo antes de 1831 con las otras piezas del lote y no queda sino  precisar más el género literario y las fuentes de este curioso documento.

Anunciando en su Prefacio del autor que él quería basar su obra “sobre la relación de testigos contemporáneos que han tomado ellos mismos gran parte en la fundación de la Sociedad de María”,  el S. Bourdin había debido ya entregarse a algunas entrevistas. Esas notas extremadamente rápidas parecen  representar bien  la puesta por escrito de uno o varios testimonios recogidos oralmente por el futuro historiador, el cual anota  principalmente lo esencial sobre el papel a fin de no olvidar nada al momento de la redacción. Ahora bien, sin excluir que varias personas hayan informado aquí al Sr. Bourdin, se debe reconocer que el testigo principal y posiblemente único había debido ser el Sr. Champagnat personalmente.  Este, en efecto, conocía mejor que nadie todos los detalles de los orígenes de su instituto, y sería ya muy probable, a priori, que el Sr. Bourdin  haya acudido a él para lo esencial.

Pero hay más: el examen de esas notas muestra claramente que ellas se refieren en mayor parte a hechos de los cuáles sólo el Sr. Champagnat podía hablar. Los diálogos incisivos entre el sr. Rebod y su vicario, las conversaciones del Sr. Champagnat con las SS. Dervieux, Courbon, Bochard, no habían tenido otro testigo que los interesados. Más aún, el detalle de las dificultades del fundador con sus superiores jerárquicos, particularmente las amenazas de prohibición, no habían  sido reveladas ciertamente a los hermanos con toda su gravedad. El mismo hermano Juan Bautista nos advirtió muy lealmente:  “Esas    contradic-

 

 

 

 

 

 

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1 No se puede negar sin embargo que la edición de ese pequeño texto del Sr. Bourdin proporcionaba una ocasión excelente de afrontar de una manera objetiva el conjunto de la cuestión. Un estudio había sido redactado en ese sentido. El Hno. Luis Lorenzo, que había aceptado leer el manuscrito, tuvo la amabilidad de señalar que según él sabía, existía en los AFM otra narración del asunto de Chasselay. El estado actual de esos archivos, en instancia de transferencia a Roma, no permitiendo actuar con oportunidad de éxito la búsqueda de la pieza en cuestión, se cree más honesto realizar el examen de conjunto del problema hasta el día en que sea posible utilizar este nuevo documento.

 

ciones le eran tanto más penosas, en cuanto que le venían de un hombre que era su Superior, y que él estaba obligado a guardarlas en el fondo de su corazón: porque para no asustar a sus Hermanos y para no desanimarlos, no les hablaba de eso, o no lo hacía más que de una manera general “(doc. 757, §7). Aun una vez pasado el peligro, es poco probable que el Sr. Champagnat haya contado todo a sus hijos. Él que les enseñaba con tanta insistencia “el respeto por el sacerdote y la sumisión a los Pastores de la Iglesia” y no les permitían ninguna crítica con respecto a estos últimos1, no se hubiera dejado llevar a evocar ante ellos las escenas más tensas de ese penoso drama. Al contrario, ante uno de sus cohermanos en el sacerdocio, el Sr. Champagnat no tenía las mismas razones de callarse. Él le habrá   contado muy libremente  las dificultades  pasadas, aún más feliz de hacerlo en cuanto que él no había podido hasta allí abrirse plenamente más que a pocas gentes.

Por otra parte, aún fuera de la narración de los altercados del P. Champagnat con sus cohermanos o el arzobispado, las notas del P. Bourdin no parecen reproducir los testimonios de los hermanos sino el de su superior. No se encuentra casi ninguno de esos detalles concretos sobre el género de vida, ninguna de esas alusiones a las instrucciones de P. Champagnat, ninguno de esos rasgos de admiración por el fundador que marcarán las narraciones del Hno. Lorenzo y del Hno. Juan Bautista. Todo aquí parece visto desde bastante alto, a través de la óptica del que había seguido y guiado toda esta historia.

Se considerará pues como sumamente probable que esas notas del Sr. Bourdin representen la puesta por escrito, bajo forma de memorándum, de una o varias conversaciones en el curso de las cuales el Sr. Champagnat hubiera muy libremente evocado ante su cohermano los orígenes del Instituto, haciendo revivir no sin inspiración sin duda, las escenas y discusiones más interesantes.

En esas condiciones, el valor histórico de esas notas aparece considerable. Por supuesto que no se podrían hacer demasiadas reservas sobre el trabajo del P. Bourdin como escritor. Aún, sin hacer alusión a su biografía del P. Chanel, con mucho, posterior, el texto de las dos pequeñas biografías de los hermanos Gébuin y Juan indica suficientemente de qué manera habían sido acomodados los detalles aquí reunidos si ese joven profesor de retórica   hubiera sacado la historia que él proyectaba. Por suerte, sea lo que sea, de las redacciones a los que él se entregó más tarde, sus notas nos llegan en toda su abrupta fidelidad. El Sr. Bourdin no es  autor de ellas, pero casi taquígrafo. Esto no excluye de ningún modo la posibilidad de errores de interpretación de su parte y por otro lado, toda reserva debe ser hecha sobre su cronología, que produce por otra parte, sin duda, la libertad de una conversación en el curso de la cual no vacila en regresar sobre un hecho anterior olvidado o mal precisado.

No podría pues tratarse de tomar como palabra de evangelio o fuente principal de una historia de los orígenes de los Hermanos Maristas esas notas frecuentemente elípticas y obscuras. Parece claro, no obstante, que el S. Bourdin aporte en  numerosos casos  elementos de datación  o de localización y de  detalles desconocidos hasta allí que son aún menos sospechosos puesto que ellos emanan del mismo P. Champagnat. Más aún, parece que sobre dos puntos importantes al menos, la óptica del Hno. Juan Bautista se ha de modificar  muy profundamente a la luz del texto que se va a leer.   Lo  que  el  S.    Bourdin 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Cf. Juan Bautista, t. 2, pp. 126 – 130.

 

 cuenta sobre la rivalidad de las dos escuelas en la Valla es demasiado probable históricamente y describe de una manera viviente para haber sido inventada y para no deber ser preferida a la narración  irénica dada por Juan Bautista, t.1, pp. 83 – 85.

Así mismo, lo que este último contará sobre las dificultades del Sr: Champagnat con el Sr. Bochard queda muy general y poco satisfactorio. Sabiendo la importancia del asunto, el primer biógrafo se extiende largamente, pero él da la impresión  de repetirse y de carecer de hechos precisos para alimentar su narración. Ante todo él parece proyectar sobre el conjunto de esas dificultades la perspectiva que fue solamente la del año 1822–23 , a saber la de una unión entre la obra de M. Champagnat y la del vicario general, la cual no existe anteriormente. Sobre este asunto la narración del Sr. Bourdin, a pesar de sus  elipses y sus lagunas, parece históricamente más segura. Él ,  distingue,en efecto, tres etapas muy posibles: de las primeras dificultades producidas por el vicario de la Valla, cuya fundación irrita al comité cantonal; un período de tregua  seguida de  una franca explicación y en el curso de la cual  el Sr. Bochard parece mantener con el Sr. Champagnat para anexarla a sus

propios planes; finalmente, cuando el mismo vicario general ha puesto la mano en su fundación, la orden de unir las dos obras. Si ya, en una época en que él no tenía entre las manos más que la copia de esas notas Bourdin, el Hno. Luis Lorenzo había creído poderlas utilizar sobre este punto de preferencia a la narración del Hno. Juan Bautista1, no es dudoso que su original no merece con mayor razón el trato de favor.

Pero es tiempo de dejar al lector tomar él mismo contacto con este documento del cual apreciará a la vez el valor y las dificultades. Que  quiera  recordar de que las interpretaciones sugeridas en nota no tienen frecuentemente más que un valorar hipotético, y que él mismo aporte, si piensa poder hacerlo, su contribución siempre deseada a la comprensión de un texto tan excitante para curiosidad del historiador.

 

 

                                                        J. M. J.

 

[1] En Lavalla.- Rama prevista desde hacía mucho tiempo por el Sr. Ch(ampagnat)2 , después confiada a él en el seminario mayor3 – iniciada en 1817 – 1er dom(ingo) de octubre4 h(ermano) J(ua)n María

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Cf. Luis- Lorenzo, Contribución, pp. 601 – 602.

2 Sobre los proyectos de fundación de M. Champagnat anteriormente a su venida al seminario mayor, cf. docc. 164 (752), § 53; 755.

3 Cf. doc. 152 (416), §1; 757, §2.

4 Según lo que precede, parecería tratarse aquí a primera vista de octubre de 1817. En realidad, es claro que el Sr. Bourdin piensa aquí en octubre de 1816. Después de haber anotado el año oficial de la fundación 1817, se remonta hacia atrás hasta la primera gestión realizada por M. Champagnat para la realización de su proyecto, a saber, su conversación con Juan María Granjon. Este episodio será contado más en detalle por Juan Bautista t..1 pp. 67 – 68) sin mención de fechas. Pero no hay ninguna razón para poner en  duda la que es dada aquí. El primer domingo de octubre,siendo entonces la solemnidad del Rosario, el hecho que esta plática decisiva haya tenido lugar en una fiesta de la Santísima Virgen, debía grabarse espontáneamente en la memoria del Sr. Champagnat. La fecha del 6 de octubre de 1816 parece pues poder ser retenida como la del primer paso dado  por este último para la fundación del Instituto del que  había concebido la idea él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-                           muy sensato – en la iglesia! ¡ah!  Si1 – vino a buscar a un enfermo a la ribera2 – allí él tuvo conocimiento.- [2]Comprada una casa a su cura para no disgustarlo, para poner allí un maestro3 – él no quiere, teme  no permanecer, porque 10 años allí como cura4 … P. Ch(ampagnat) no le comunica todo, él quiere experimentar la cosa, teniendo su misión5

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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6 Compré pr  Compró [?]

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1 Se tiene posiblemente aquí la respuesta del joven a la proposición hecha por el Sr. Champagnat de venir a quedarse cerca de la Iglesia (cf. JUAN BAUTISTA     , t.1, p. 68).

2 El nombre de este caserío, situado a más o menos un kilómetro y medio de la Valla y a la altura del cual ha sido construida después  la primera presa  que alimenta  Sain –Chamond, no será mencionado por JUAN BAUTISTA.

3 La expresión comprar a es ambigua en francés. Se puede comprar un par de zapatos al vendedor  de zapatos y se puede comprar un par de zapatos a su hijo, es decir para él. Aquí es más bien la segunda significación que parece deberá ser retenida. Deseoso de procurar un local a sus postulantes, el Sr. Champagnat hubiera propuesto al cura de comprarle o de ayudarle a comprar una casa destinada a alojar un maestro eventual. Por otra parte, estando dado el carácter fuertemente elíptico de estas notas, no se puede excluir que  las palabras a su cura estén separadas del verbo comprar. El sentido podría ser entonces: [deseoso de comprar una casa [ él dice] a su cura para no molestarlo [ que  era para poner allí un instructor. De todas formas, es preciso excluir que el Sr. Champagnat haya comprado una casa que hubiera pertenecido a su cura. Los doc. 16(57) y 17 (58) establecen claramente que la casa de la Valla fue comprada a un cierto Bonner, y la continuación del texto así como el doc 748, § 3, muestra que el cura intervino en la historia como eventual adquiridor o comprador de una casa, no como vendedor.

4 En 1817, el Sr. Rebod era párroco de la Valla desde hacía cinco años, habiendo sido nombrado para ese cargo el 5 de febrero de 1812 (cf. AAL, reg. pers. 1 ). De edad de treinta y nueve años  podía esperar aún ser transferido a un curato más importante y no quería permanecer diez años en ese pequeño pueblo de montaña. De hecho,  allí permanecerá doce años, será reemplazado de sus funciones el 24 de mayo de 1824 (cf. doc. 103) y morirá poco después el 27 de enero de 1825 en Saint – Chamond (cf. AAL, reg. Pers.1, necrológico).

5 Dicho de otra manera, el Sr. Champagnat no da a conocer en seguida que la casa en su opinión, debe ser la cuna de su obra de hermanos.

[3] El Sr. Cura no queriendo comprar, el P(adre) la quiere1; el dueño la ha vendido; va a encontrar al hijo  a quien ella es vendida; este no quiere; el padre quiere porque su hijo lo abandona porque  2 contratos2 … Cuando el cura lo supo, quiso hacer retractarse3  t(odos) los santos4  [?]… sacó de sus casillas- P. Ch(ampagnat): Mi condición de sacerdote no me impide… Usted puede no quererme vicario… pero por habitar una casa – mientras que en la Valla yo de esto gozaré cuando lejos usted entonces5 … Después él ayudaba, dinero dado6. – [4]Maestro de escuela a él adicto, jugador, borracho7. –  El  hn(o).  J(ua)n     María

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Como en doc. 748, §3, el Sr. Champagnat propone primero a su cura comprar, después, ante su negación, se decide a comprar por su cuenta.

2 Esas dos últimas líneas son bastante oscuras. El vendedor había podido vender la casa a su hijo o a un comprador cualquiera designado aquí  como “el hijo” en razón de la mención que va a ser hecha de su padre. En este último caso, se podría pensar en la situación siguiente: X (El vendedor) ha vendido la casa a Y, que desearía establecerse por su cuenta abandonando a su viejo padre Z. El Sr. Champagnat quiere comprar la casa a Y, quien se niega, pero Z, aprovechando la ocasión de hacer anular una compra que lo llevaba al abandono, hace valer los derechos que él tenía aun sobre este inmueble, un doble contrato habiendo sido pasado que unía a su hijo de alguna manera. Esta no es más que una hipótesis frágil, pero la más plausible al menos que se pueda sacar de ese texto hermético. Él estaría seguramente tentado de identificar los dos contratos de los cuales se trata aquí con los doc. 16 (57) y 17 (58), cuya existencia presenta, se le ha visto, un real problema. Pero sería preciso entonces alejarse considerablemente del texto, siendo los dos contratos  evocados aquí como el motivo que empujaba al padre a vender al Sr. Champagnat y no  como la consecuencia de los tratos complejos sobre venidos entre el padre, el hijo y el vicario de la Valla.

3 La intervención del cura parece situarse después que el Sr. Champagnat ha logrado finalmente entenderse con el o los propietarios. Es a su vicario a quien el S. Rebod quiere hacer desdecir.

4 Término de lectura muy incierto. Si es preciso leer de todos los santos,se trata sin duda de la fiesta de Todos los Santos de 1816. El Sr. Champagnat hubiera también considerado comprar una casa tres semanas más o menos después de su encuentro con Juan María Granjon.

5 El Sr. Champagnat reivindica allí energéticamente su derecho a adquirir un inmueble y a habitarlo. El Sr. Rebod se  hubiera quejado menos  una vez  que su vicario hubiera sido  desplazado y  él disfrutara de la casa .

6  Alusión hecha, parece ser, a un cierto alivio del cura, el cual habría dado algún dinero a la obra.

7 En 1807 funcionaban en la Valla una escuela de varones y una escuela de niñas (Cf. Zind, cartas 4 y 5). Sobre la situación a la llegada del Sr. Champagnat en 1816, no se ha informado de una manera directa. Juan Bautista (t.1, p.38) dirá que los varones no tenían entonces maestro y contará que el  Sr. Champagnat, esperando poder confiar la escuela a sus hermanos, hizo venir un maestro que había estado con los Hermanos de las Escuelas  Cristianas. Después de un año, fue despedido por irregularidad, y Juan María Granjon habría tomado su lugar (ibid, pp. 83 – 85). El Sr. Bourdin parece decir, al contrario, que hubo durante algún tiempo dos escuelas rivales. El maestro jugador y borracho del que se habla aquí podría ser un maestro que estaba allí en 1816 del que el Hno. Juan Bautista no hubiera creído verse obligado a hacer mención y que hubiera sido adicto al cura (cf. Línea 20). Pero él podría ser también el maestro llamado por el Sr. Champagnat y afecto a él, que al fin de un año se habría manifestado jugador y borracho. Lo que hace dudar de adoptar esta segunda hipótesis, es que el Sr. Bourdin parece hacer intervenir más lejos este ex hermano de las escuelas cristianas. (cf. Línea 49).

 

 Reunió 2 pequeños pobres, parecen contentos; todo el mundo quiere dar los suyos; el h(ermano) no se llamaba h(ermano)… El cura quiere al maestro bo(rracho). El P. Ch(ampagnat) prohíbe al hermano recibir (h(ermano) exterior, poco instruido, aunque muy prudente), pero de dirigirse al cura1 … - … Usted es la causa de que este maestro esté en la calle… Vamos a la escuela y si soy quien los mete allí, usted los echará fuera; si usted, usted no puede ponerse en contradicción2 … El maestro se va… el terreno que se domina… [5] El 1er año, hay 3 h(ermanos)3 … Comprado 1 bicher 4 de papas, pobres comen, niños, finalmente tanto como  antes5 … [6] Lo que necesitaba la urgencia de la obra: niño enfermo 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Parcece que el S. champagnat haya prohibido recibir a los niños y sus padres, dando al hermano responsable la consigna de dirigir   todo  el mundo  con  el  cura  a  fin de que éste pudiera controlar el reclutamiento de la escuela.

2 Se tiene allí el esquema de una plática entre el Sr. Rebod y su vicario. El cura reprocha al Sr. Champagnat acabar el reclutamiento de la escuela del maestro en provecho de la suya. El S. Champagnat que ha tenido cuidado, de no admitir a nadie  en su escuela sin el consentimiento del cura, como se acaba de ver, invita a este último a venir a constatar en el lugar si él ha recibido clandestinamente otros niños. Si no hay allí ninguno de ellos, el S. Rebod deberá reconocer la inconsecuencia de sus reproches.

3 Cf. infra, p. 760, nota 5.

4 Más bien que bicherée (medida de supericie), sin duda debe leerse aquí bichet (medida de capacidad) en uso entre los lyoneses).

5 Varias multiplicaciones de víveres análogos son referidas en los orígenes de las Hermanas Maristas (cf. doc. 565, §§1, 2,5; 759, §46). El Hno. Juan Bautista no hará mención de éstas, aunque el tercer capítulo del segundo tomo de su obra esté en buena parte  consagrado a los efectos maravillosos de la confianza puesta por el P. Champagnat en la Providencia.

Al pie del Pila,necesidad de medios … sale un instante con el vecino, regresa, muerto, reflexión: cuántos niños fuera del camino de la salvación … si instruido, sabe arrepentirse, sabe1 … [7] Permanece 9 ½ años vicario2 _ todo el tiempo ha trabajado en la obra; Marlhes St. Sauveur, 8 establecimientos y 9 con Lavalla3 … [8] Chantre muerto joven … Es preciso un hombre tal  como usted me lo ha descrito. Se tenía dos f. d. f---4.

[9] Pobreza: Ustedes  vienen aquí: esta casa  es nuestra, pero mírenla como no nuestra5; porque Alforjas6; allí momentáneamente, si cambiado de vicaría, estar listo a todo… hermanos entregados, sacrificio hecho, la gracia7 -

[10] Reglas dadas, a la cual se añadía todos los años8.-

[11] Se envía a Marlhes para el invierno; uno sabe leer, el otro vix… El cura dice:  son santos9 … El Sr. Collon de Caste, de St. Sauveur, acaba de encontrar al P. Ch(ampagnat)… 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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34 ½ supra lineam 35 p pr 9

1 Es el episodio bien conocido relatado con más detalles en JUAN BAUTISTA, t. 1, pp. 68-69. Se notará que allí todavía el S. Bourdin localiza el episodio, lo que el primer biógrafo del P. Champagnat no hará.

2 No se sabe con precisión cuándo M. Champagnat, nombrado vicario en la Valla el primero de agosto de 1816 (cf. AAL, estado del clero 5),fue oficialmente reemplazado en ese puesto. Su última firma en esta parroquia es del 15 de octubre de 1824, pero la de su sucesor aparece hasta el 20 de marzo de 1825 (cf. arch. Par. De la Valla, reg. de cat.) Mientras que un  recibo del 21 de febrero de 1825 le da todavía el título de vicario ( cf. AFM, cuaderno Champagnat 3, p. 10). Él no debió, entonces, ser relevado antes del primer mes de 1825, lo que cuadra bien con los nueve años y medio de los que habla aquí el S. Bourdin. Cf. también doc. 757, § 25.

3 Esta cifra no comprende las fundaciones de Chavanay y Charlieu, hechas en la fiesta de Todos los Santos de 1824, cuando el S. Champagnat reside ya en el Hermitage. Sobre las otras, cf. la lista citada en LOUIS LAURENT, Contribución, p. 161.

4 Este § 8, figura encuadrado, en el rincón inferiuor derecho de la primera página. Para las tres últimas palabras, ha faltado el lugar al S. Bourdin. Parece difícil de pronunciarse sobre el sentido de este añadido. Posiblemente se trata de un nuevo diálogo entre el cura y su vicario.

5 Posiblemente sea preciso rectificar en : esta casa es nuestra, lo que tendría la ventaja  de ofrecer a la vez un sentido a la frase y de corresponder a la realidad, la casa de la Valla, comprada por los SS. Courveille y Champagnat, perteneciendo realmente al Instituto naciente.

6 Comprende sin duda: porque [mi] alforja [está lista], lo que la línea siguiente comenta suficientemente.

7 Puestos por su fundador ante la eventualidad de deber dejar para seguirlo su pueblo natal, los hermanos se declaran listos a este sacrificio (cf. doc. 757, § 11).

8 Cf. OM 1, p. 110

9 Sobre esta fundación de Marlhes en 1819, cf. JUAN BAUTISTA, t. 1, pp. 96-97.

 

Deme 2 sujetos como los del cura de Marlhes1, el cura ( point sine quo2 ) les pregunta:¿Construye él siempre?...el cura de Marlhes los llamaba hermanos...Se les promete...Se les conduce a la fiesta de Todos los Santos...Se les llamaba los h(ermanos) de Marlhes y no de la Valla3 , porque el cura de la Valla...Mr Collon, octogenario, en esto estuvo muy contento...P. Collon4: es preciso poner en su regla: que jamás ningún hermano coma con el cura5. En seguida un ex hermano de las Escuelas Cristianas los forma en la disciplina6.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Ibid., pp. 100-101.

2 Entienda : La condición sine qua non para el envío de hermanos en un municipio era que ellos fueran pedidos por el cura . “Es bajo la petición del clero que ha fundado todas sus escuelas; y jamás hubiera consentido en enviar hermanos a una Parroquia, por muy ventajoso que le hubiera parecido el lugar, sin el consentimiento del S.  Cura” ( JUAN BAUTISTA, t. 2, p. 128).

3 Cf. en sentido contrario doc. 19 (75), §§ 3, 4, etc.

4 A juzgar por las líneas 8 y 75, esta designación P. Collon parece deber ser leída: [el] p[adre] Collon . Puede tratarse de una denominación familiar del viejo S. Colomb, distinguido aquí de su hijo, el alcalde de Saint-Sauveur ( cf. doc. 19 (75), § 5).  No obstante, como, el octogenario tenía otro hijo, eclesiástico, que parece haber tenido relaciones con los aspirantes maristas (cf. rép. vigor.) no se puede excluir que el S. Bourdin haga aquí alusión a éste último , llamado un poco impropiamente padre. El pasaje brusco de Mr  a P. parece indicar, en efecto, que el S. Bourdin no habla más del mismo personaje.

5 Este rasgo será tomado por AVIT, cuaderno 1, p. 29, quien parece no haber tenido otra fuente que la copia de esas notas del S. Bourdin. En su texto, en efecto, como en la copia, se lee, después de con el cura, la glosa ni con los particulares. Esta glosa hace eco al texto de la regla: “Jamás será permitido a los hermanos comer con el señor cura ni con el señor alcalde, y con mayor razón con ningún otro particular, sin extrema necesidad” (cf. Regla de los Hermanos de María, ms AFM de 24 páginas, “recogido en Saint-Sauveur-en-Rue por el  hermano v.-provincial el 22 de diciembre de 1807”, observaciones, salidas y viajes, n. 9. La crítica tanto interna como externa invita a ver en el manuscrito el más antiguo estado actualmente conocido de la regla de los hermanos. Este párrafo será retomado con dos ligeras atenuaciones en la Regla de los Pequeños Hermanos de María, Lyon, Guyon, 1837, cap. 8, n. 10, p. 57.

6 ¿Se trata del maestro llamado a la Valla por M. Champagnat para formar a los hermanos antes de que vayan a las escuelas. (cf. JUAN BAUTISTA,t.1, pp. 83-85) ? Su mención aquí estaría un poco fuera de lugar.  ¿Es preciso suponer que un ex hermano de las Escuelas Cristianas  estuvo encargado, en Saint-Sauveur como en la Valla, de preparar los caminos a los Pequeños Hermanos de María? Es posible, pero la alusión, queda, por lo tanto, obscura. Lo que sí está claro, es que este ex hermano de las Escuelas Cristianas no tiene nada qué ver con aquél que en 1822 llevó a M. Champagnat ocho postulantes ( cf. JUAN BAUTISTA                 , T. 1, PP. 111-118).

 

- [12]  H(ermano) J(ua)n María, militar1, queda para formar a los novicios2. –Bourg-Argental pide: el h(ermano) J(uan) María es enviado3; quiere imitar a Sn Luis de G(onzaga)4 ...Toda la parroquia lo admira; no obstante él es experto solamente en clavos, en excavar – él está, entonces, con 3 hermanos5 – se le ha proporcionado mobiliario6, regalos, él da hasta sus ropas a los menesterosos. Ese propósito [?] no estaba prohibido por otra parte, porque ellos iban a visitar a los enfermos, disponerlos, es por lo que él parte con las misma  disposiciones – desde que amanece a la Iglesia. - [13] Tiene la idea de ir a la Trapa7 , avisa al P. Ch(ampagnat) aconsejado de su director, parte, pero usted no permanecerá (h(ermano) Luis como maestro de novicios, lo reemplaza, más instruido, no pidió lo mismo8 ).  El H(ermano) J(ua)n María permaneció un mes9 ( El Sr Basson10 , excelente hombre, aconsejó, ayudó al P. Ch(ampagnat). El h(ermano) J(ua)n M(arí)a regresó:  ruega que lo reciban, el P. Ch(ampagnat) : yo lo he visto partir con pena, yo lo recibo con gusto: Usted ha creído la sociedad no bastante santa, encontrar a todos santos, por otra parte 11.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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55 militar in margine  58 es pr  parte   71 la Sociedad pr todos los

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1 Había sido granadero de la guardia imperial ( cf. doc. 19 (75), § 5).

2 Escuche:  en lugar de ser enviado a Marlhes o a Saint-Sauveur, permaneció en la Valla.

3 JUAN BAUTISTA ( t. 1, pp. 108-109) dará las razones de este envío.

4 Ibid., p. 174.

5 En realidad ellos eran  tres, contando al hno, Juan María ( cf. doc. 19 (75), § 2.

6 Cf. doc. 19 (75), § 3.

7 Cf. JUAN BAUTISTA, t. I, p. 174. Es bastante probable que la Trapa en cuestión no es otra que la de Aiguebelle, a donde irá tambiuén el S. Courveille. Era en efecto, en la época, la máspróxima del Hermitage.

8 Ibid., p. 109¿ El S. Bourdin quiere decir que el Hno. Luis a pesar de su instrucción superior, no tuvo, al principio al menos, tanta influencia sobre los novicios?. El sentido no está claro.

9 A la Trapa. JUAN BAUTISTA ( t. 1, p. 174) dirá tres semanas

10 Ibid., p. 146.

11 Ibid., pp. 174-175.

-¡Eh! Sí…[14] Quiere hacer una célula, una forja dentro...Los h(ermanos) llegan en vacaciones1 , preguntan dónde está el h(ermano) J(ua)n María, se les prohibe verlo para no fatigarlo. - ¡Ah! No me dejen dominado por el demonio. -¡Y bien! Es allí a donde lo quería ver llegar. Entonces vaya a St Symphorien le Château – a Charlieu, no quiere, es despedido2 . -[15]  Capilla tanto de un lado como del otro con reserva3 ; oficio, oración. - [16]  En cada época4 la carta del Sr Bochard dirigida al Sr Rebost, quien no osaba manifestarla, consultaba cómo hacerlo – se quería prohibirla5. No ignoramos las reuniones ilegítimas, la cuestión va tan lejos que ella tiende a prohibirla6. –  El  P. Ch(ampagnat)   oró

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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78 tanto2 pr de un lado/ con reserva supra lineam  82 la pr quien

 

1 En agosto de 1826, si se atiene a la cronología de JUAN BAUTISTA, t. 1, pp. 174 y 183.

2. JUAN BAUTISTA, t. 1,  p. 175, contará ese despido sin hacer alusión a las dos negaciones de obedecer.

3 Es decir la Santa Reserva, el Santísimo Sacramento. Sobre las capillas sucesivas del Hermitage, cf. doc. 37 (138), introd.

4 Unión puramente convencional. El S. Bourdin acaba de evocar  los hechos de 1826 y ahora va a hacer entrar en escena al S. Bochard que parte de la diócesis en 1824, y al S.Rebod, fallecido el 27 de enero de 1825.  Está claro que todos los altercados del S. Champagnat y del S. Bochard, de los que se va a tratar hasta el § 25, son anteriores a finales de 1823. La narración que va a ser hecha  o más bien esbozada, difiere bastante de la del hno. Juan Bautista (cf. doc. 757, §§ 4-12) El hno. Louis-Laurent quien utilizaba las notas Bourdin a través de la copia, no había tenido éxito en hacer coincidir los dos testimonios (cf. LOUIS-LAURENT, Contribución, p.601, nota 29). No obstante, no nos parece que haya verdadera contradicción en el original de las notas Bourdin y la narración del hno. Juan Bautista , cada una de las dos, pueden aportar episodios diversos de un asunto que contiene numerosos de éstos, sin contar con que el hno. Juan Bautista reconocerá implícitamente no haber sido informado sobre este asunto de una manera precisa ( cf. doc. 757 § 7) Aquí nos limitaremos a comentar por medio de él mismo, el texto del S. Bourdin, más detallado y circunstanciado, reservándose indicar en el comentario del doc. 757 cómo esos datos se pueden combinar con los del hno. Juan Bautista.

5. Una amenaza de prohibición comunicada por escrito al cura por el interesado, era un acto muy grave que suponía normalmente advertencias anteriores. Parecería, pues, que el S. Bourdin toma aquí el asunto en un punto ya avanzado. Por tanto, se verá dentro de poco que el S. Bochard y el S. Champagnat no habían todavía afrontado directamente el problema. (cf. § 24).

6 Allí parece haber una cita hecha de memoria de la carta del vicario general.

Continuamente: Díos mío, has que ella, si ella no es de ti!...[17] Lo mucho que se recogía no era vendido sino distribuido1,..pobres alimentados, vestidos, instruidos...todo gratis – pobres buscados. –La carta del Sr Bochard...lejos de inquietarme, me causa placer. Si niñas, sería delicado. Yo soy calumniado ante el vicario m(ayo)r2 Después de la lectura, siento una insi[s]tencia más que nunca;...yo lo referiré al Sr B(ochar)d [18] Era en Pascua3, no podía ceder. – El Sr Journoux  escribió: El comité de beneficencia encargado de las escuelas, obras, con laicos admitidos, se ha reunido, ha concluido que sería denunciado a la universidad, no...sino al arzobispado... – quema mi carta4 . - [19] El Sr Cattelin, superior de

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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85  no vendida sino distribuida supra lineam  91-92    encargado – admitidos infra lineam  93-94 quema mi carta supra lineam  arriba de concluido [ línea 84]

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1 Frase enigmática. Posiblemente se tiene allí otra queja de la carta del vicario general. Después de las reuniones clandestinas, una oscura historia de limosna hubiera podido ser retenida contra M. Champagnat. Las líneas siguientes evocarían en antítesis el desinterés del cura.

2 Ante la pocas consistencia de los reproches que se le hacen, el S. Champagnat está como tranquilizado. Tratándose de niñas y no de muchachos, las reuniones que se le reprochan serían evidentemente más graves. En el fondo, el vicario tiene claramente la impresión de que todo descansa sobre calumnias y está seguro de poder hacer reconocer su  derecho.

3. ¿ En Pascua de qué año? Si, como parece, los hechos consignados en los §§ 18-24 se siguen con poco intervalo, se debe estar entonces, al menos en 1820, después de la fundación de Marlhes, o mejor, todavía en 1821, después de la de Saint-Sauveur, puesto que los hermanos tienen ya varias escuelas (cf. líneas 110-111). Por otra parte, se está antes de 1822, puesto que el S. Champagnat no ha cesado todavía  de enseñar el latín ( cf. líneas 88-89 y no en este sitio), La fecha de Pascua de 1821 puede, pues, ser retenida con una cierta seguridad.

4. Es relativamente fácil de reconstituir a lo que hace alusión este párrafo. Después de la ordenanza del 29 de febrero de 1816 funcionaba en principio en cada cantón de Francia “un comité gratuito y de caridad para vigilar y animar la instrucción primaria” (cf. ZIND, pp. 34 ssg.). Presidido por el cura de cantón ( en Saint-Chamond el S. Dervieux, cura de Saint_Pierre, cf. infra), comprendía al juez de paz, al director del colegio ( en Saint-Chamond el S. Cathelin, cf. infra) y otros tres o cuatro miembros, entre los cuales estaba, en Saint-Chamond, el S. Poncet, cura deNotre-Dame. En una reunión de ese comité, fue decidido que las iniciativas del S. Champagnat serían denunciadas, si no a la universidad, por la cual esos comités cantonales con predominancia clerical, alimentaban poca estima ( cf. doc. 19 (75), § 18), al menos al arzobispado. Pero en Notre-Dame se encontraba como vicario desde el primero de febrero de 1818 el padre Benoît Journoux, quien había sido compañero de seminario de M. Champagnat y quien más tarde se revelará como un eventual aspirante a la Sociedad de María (cf. docc. 32, 13 (44); 160 (625), § 13). Este amigo, puesto al corriente de la decisión del comité cantonal, se compromete a advertir a tiempo al vicario de la Valla, recomendándole por prudencia, quemar su carta, que hubiera podido comprometerlo. Está claro, en todo caso, que el S. Journoux, quien va a aparecer dentro de poco como consejero del S. Champagnat, interviene aquí no para amenazar, sino para evitar algo más grave.

St Chamond creía que él quería hacer caer su naciente colegio1...El P. Ch(ampagnat) enseñaba, es verdad, a algunos un poco el latín: abandona esta actividad2...[20] La carta del Sr Journoux inquieta: los hermanos son reunidos, instruidos en todo antes de partir3, superior nombrado enntre los hermanos J(ua)n María4. Cura de St Pierre, Mr Rebost, todo conspiraba contra5... -[21] Escribe a Mr Courbon conforme al consejo de los Srs Journoux & Derbiz6. – Un caso de conciencia como pretexto: puesto que parece que la Providencia...fue preciso ir al fondo del Bujet7...  Quiere  poner  su  casa  en venta, inconve-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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99 & pr cura de  101 Un pr  escrito / pretexto  tachado: pr + casa e  102-103 puesto que él  -Bujet  supra lineam

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1 Es posible que en el comité cantonal el ataque contra el S. Champagnat haya sido lanzado precisamente por el  padre Cathelin, director del colegio. Se encuentra ya un eco indirecto de sus quejas en el informe del S. Guillard en 1820 ( cf. doc. 18 (65)). Teniendo en principio el monopolio de la enseñanza del latín en el cantón, veía en el vicario de la Valla un posible competidor (cf. también doc. 757, línea 86).

2 Las suposiciones del S. Guillard en 1820, no eran pues, sin fundamento, y por otra parte, está claro que el S. Champagnat había enseñado latín al menos al hno. Francisco ( cf. JUAN BAUTISTA, t. 1, p. 76) Como en 1822 el mismo S. Guillard reconocerá que el vicario de la Valla “no tiene, verdaderamente, latinistas” (cf. doc. 19 (75), § 9), es preciso suponer que es en 1821, en seguida de las quejas del comité cantonal, que el S. Champagnat abandonó esta enseñanza.

3 Cf. doc. 757, § 11.

4 Según JUAN BAUTISTA (t.1, p. 78) esta nominación  había tenido lugar mucho antes.

5 Cf. doc. 757, §§ 8-9.

6 No se sabe quién es ese personaje, cuyo nombre ha sido añadido allí  por sobre escrito

 

7 Era delicado hacer intervenir al S. Courbon en un asunto que había sido tratado hasta allí por su tímido cohermano, el S. Bochard, encargado más especialmente de las comunidades religiosas. El pretexto por sí solo encontrado para sondear en la materia las disposiciones del primer vicario general, responsable principal de las nominaciones, era provocar la cuestión de un cambio de puesto. Es lo que hace el S. Champagnat sometiendo al S. Courbon el caso de conciencia que debía ser el de más de un aspirante marista: deseoso ante todo de ver realizada la Sociedad de María, se declara presto a partir, si fuera necesario, al fondo del  Bugey  puesto que también la Providencia parece querer hacer comenzar en esta parte ingrata de la diócesis, la pequeña Sociedad. La alusión a Cerdon, donde están ya reunidos los dos padres Colin y Jeanne-Marie Chavoin, parece aquí evidente. Proponiendo ese traslado el S. Champagnat pensaba llevar al S. Courbon a pronunciarse sobre la obra entera. Una táctica bastante parecida había sido aplicada con el primer vicario general por Jeanne-Marie Chavoin.(cf. doc. 513, § 4; ver también doc. 115 § 4).

 

 

niente, Pascua, conflicto, reclamaciones1. –Escribir al Sr Bochard ,responde el Sr Courbon2. - [22] El P. Ch(ampagnat) había ya escrito al Sr B(ochar)d y le había prometido reunirse con él para explicarse de viva voz.  – Antes de ese viaje, va con el Sr Dervieux3 : ¡Ah! he allí usted, nos ocuparemos de usted... – Yo vengo por...usted sabe. – Yo no sé nada4. – Ningún consejo a5... – Se le consultaba para la casa que se iba a poner en venta...¡Ah! yo estoy extrañado de que el Sr Courbon no le haya escrito más que eso6. - [23] Sr Courbon,  he allí, asuntos arreglados, disponga...Si yo parto a la Valla no será cambiado –Déjeme 5 o 6 semanas para ir al seminario a repasar mi teología7.   –Yo no  pue-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1.                           1 Más que la continuación del contenido de la carta al S. Courbon, se parece tener aquí la evocación de las iniciativas tomadas inmediatamente después por el S. Chgampagnat. Queriendo poder presentarse ante el arzobispado con las manos limpias y en total disponibilidad (cf. § 23), el vicario de la Valla considera liquidar su casa. Pero la cosa suscita dificultades, y el tiempo de Pascua ( se está entonces todavía muy próximo de la llegada de la carta del S. Bochard, cf. § 18)

2.                           2 A tiempo, el primer vicario general envía a su colega un asunto del cual éste último estaba ya enterado. Él actuará de la misma forma en 1822 con Pierre Colin (cf. doc. 81).

3.                           3 En calidad de presidente del comité cantonal, del cuál partían las reclamaciones contra las fundaciones del vicario de la Valla.

4.                           4 Aunque advertido solamente de una manera indirecta de las decisiones del comité, el S. Champagnat juzga preferible poner las cartas sobre la mesa. Pero su interlocutor  se atrinchera en un mutismo fingido.

5.                           5 Es siempre el S. Dervieux quien habla. Rechaza pronunciarse sobre el proyecto de venta de la casa..

6.                           6 Evidentemente el párroco del cantón esperaba a que el arzobispado dirigiera al vicario de la Valla una orden explícita de esperar para realizar sus actividades.

7.                           7 Esta total puesta entre las manos del vicario general era evidentemente la mejor manera de desarmar sus consideraciones.

do cambiarlo. – Yo no le pido un cambio, pero si usted lo quiere...eso sería a propósito ahora1... –Entonces yo regresaré a la Valla. – Usted ha visto al Sr Bochard. - [24] El Sr B(ochar)d lo ve entrar, lo hace sentar...El h(ermano) J(ua)n María lo sigue de cerca2. – Usted tiene hermanos de aquí, de allá sin estar prevenido3. – Es verdad, pero timidez... – 3 veces el viaje para, pero jamás osé4.......- explicaciones más ventajosas – protección prometida5. - [25] El Sr cura de Chavanay llega con su sobrino, pide hermanos: Sin haber hablado nada de esto con el Sr Bochard – nada sin Bochard6. – Todo contribuyó maravillosamente. – Llega el retiro pastoral , en el que el Sr Ch(ampagnat) acogido gmnte por el Sr Bochard7.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Misma  táctica. Un auténtico desprendimiento, se mezcla allí con una real habilidad.

2 La presencia del director de los hermanos  podía ser de utilidad en un momento u otro de las plática.

3 Los hermanos, entonces, estaban en esa época dispersos en varios ayuntamientos, lo que supone que funciona ya al menos la escuela de Marlhes y sin duda también la de Saint-Sauveur, fundada en la fiesta de Todos los Santos de 1820. Se estaría pues en Pascua de 1821. No sin razón, el S. Bochard estima que el S. Champagnat hubiera debido advertir al arzobispado antes de proceder a esas fundaciones.

4 Dato psicológico interesante. Se ve allí que los dos hombres estaban en su primera plática sobre la cuestión.

5 Dicho de otra manera, lejos de concluir la plática por una condena o por amenazas, se terminará de la mejor manera posible. Pensando posiblemente convencer al S. Champagnat, el S. Bochard le promete su protección. En varias ocasiones ya él habí a empleado esta táctica con los aspirantes maristas. (cf.  docc. 466, § 1; 551, § 3; 591, § 10; 163 (750), § 7).

6 Así pues, parece haber habido allí un período de armonía y colaboración entre el vicario general y el vicario de la Valla. No se podría situarlo mejor que en el año 1822, en el que el señor Grizard, sobre el que el S. Bochard, sin duda, se había fijado, “forma novicios a la manera de la Valla” ( cf. doc. 19 (75), § 23)  y donde el rector de la Academia de Lyon  se propone “trabajar de acuerdo con los SS. Vicarios generales” para hacer aprobar una institución de hermanos (cf. doc. 20 (77), § 2). Éste no puede ser más que el ya fundado por el S. Champagnat. El S. Bochard consideraba probablemente entonces, poder anexarlo pronto a sus proyectos generales de fundación. Si es cierto que la fundación de Chavanay, no tuvo lugar sino en el otoño de 1824, es correcto también que estaba prevista en primer lugar desde hacía ya cierto tiempo. (cf. doc. 29 (109)). Es muy posible que el S. Gaucher haya hecho sus primeros avances en 1822 o 1823 y que el S. Bochard, consultado, haya entonces diferido este establecimiento, que no se hará sino hasta después de su partida.

7 Se trata, casi seguro, del retiro pastoral de 1823, en el que participó el S. Champagnat, ya que no está señalado en el de 1822 (cf. doc. 51, líneas 62-64 y 19 (75)). La llegada de Monsr. de Pins poco tiempo después (cf. § 26) confirma esta conclusión. Se querrá saber de qué índole fue la acogida reservada por el S. Bochard al vicario de la Valla. Pero la abreviación del S. Bourdin , era susceptible de ser resuelta de formas muy diversas, no se cree poder liberarse en esta materia a una elección necesariamente arbitraria. He aquí la lista de los adverbios en mente comenzando por la letra g  señalados en el Larousse, con excepción de los adverbios en geo  y los adverbios científicos: alegremente, gallardamente, galantemente, torpemente, golosamente, generalmente, generosamente, genéricamente, genialmente, gentilmente, gigantescamente, globalmente, gloriosamente, glotonamente, vorazmente, graciosamente, gradualmente, grandemente, cómodamente, gratuitamente, dignamente gravemente, gruesamente, groseramente, grotescamente. Entre los que pueden, con alguna probabilidad, haber acompañado al verbo acoger, se notará que los adverbios peyorativos son una minoría. Sin duda, se estaría cerca de la verdad suponiendo que el S. Champagnat no fue, en definitiva, muy mal recibido.

Éste tiende a reunir a los hermanos a los suyos1; El Sr Gardette aconseja sacar ventaja2. [26] El asunto no pudo ir lejos porque Mons(eñor) de Pins llegó en Navidad3.  – cuando él vino, el P. Ch(ampagnat) hizo 2 cartas, una para él, y 1 p(ar)a el Sr Gardette. La 1a general, la 2a para que el Sr Gardette explique. – Si usted considera que mi carta no merece ser vista de su Ilustrísima, quémela. – Qué hizo el Sr Gardette; él hizo leer la suya; él promete en una ir a renovar entre sus manos su solemne promitto4. - [27] Monseñor escribió5,  le    hace

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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134 hizo leer pr leyó los

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1 Desde fines de 1822 o el inicio de 1823, el S. Bochard había abiertamente comenzado con el señor Grizard una “nueva corporación” de hermanos de la que él se decía el “fundador” y que tenía su noviciado con los Cartujos (cf. doc. 21 (86)). En esas condiciones el equívoco no era posible. El  S. Champagnat debía  o aceptar reunir a sus hermanos a aquellos del vicario general o atenerse de su parte a una penosa hostilidad. Haciendo preguntar el S. Bochard sobre esta fusión de los dos institutos desde su primera plática con el S. Champagnat, cuando los hermanos no eran todavía más que ocho ( es decir hacia 1818), el hno. Juan Bautista será víctima de un anacronismo (cf. doc. 757, § 4). Llegando a la Valla solamente en 1822 , traspondrá sobre el conjunto de las dificultades Bochard-Champagnat la problemática del año 1822-1823.

2 Cf. doc. 757, § 6.

3 Fechada del 22 de diciembre de 1823, la nominación de Monsr. De Pins como administrador apostólico de la diócesis de Lyon fue anunciado por el Amigo de la Religión del 27 de diciembre (t. 38, pp. 216-217) y entonces, conocido en la diócesis durante la octava de Navidad (cf. doc. 757, § 12). No será sino hasta  el 18 de febrero de 1824 que el administrador hará su entrada en Lyon.

4 Cf. doc. 757, §§ 12-14.

5 Posiblemente se trata de la carta escrita después del consejo del 3 de marzo de 1823 ( cf. doc. 22 (95)).

 

 

 

 venir...quiere nombrarlo cura en la Valla; él se niega a causa de la obra y de impedir el ruido de suplantar1. – M(onse)ñor, el Sr Barou [?]2 con, lo recibe, le presenta su anillo, le pide miles de datos. – El Sr Cholleton , presente, conocía un poco, apoyaba a favor3. - [28] Él había pensado, en el tiempo del Sr Bochard, hacer un pequeño oratorio, dedicándose completamente a establecerlo; ¡ No, Dios mío! ¡yo sería demasiado dichoso! Él ha hecho más, y no feliz4... –

    [29] El Sr Sève ayudó a la obra5.

    [30] Hábito: hermanos de un lugar vestidos con una levita azul – cerrada6. –toma de hábito en la casa – el cura venía a acechar7, - Voto de castidad, consultado como confesor, nada de la casa8.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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138-139 Sr Barou  con infra lineam     139 lo recibe lo presenta  pr  le hablaba le habla   148  acechar  pr + 3 mes de v.

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1 Cf. doc. 757, § 16.

2 La letra que está a mitad  de la palabra no se parece a las r habituales del S. Bourdin sino a una v. No obstante, considerando que esa palabra, escrita bajo la línea, tiene una grafía un poco deformada, y que no se conoce ningún personaje que responda al nombre deBavon o de Bavou susceptible de intervenir en esta historia y que por último, la presencia del vicario general , S. Barou, es necesariamente como llamada entre Monsr. De Pins y el S. Cholleton, se cree poder leer con una casi certeza el nombre de Barou.

3 Se trata entonces de una recepción bastante seria, verdadera sesión de información en presencia de varios miembros del consejo. Esta entrevista ha podido preceder todo, como ha podido seguir a la sesión del 3 de marzo, donde la obra del S. Champagnat es oficialmente animada.

4 Sin duda, es preciso comprender que jamás el S. Champagnat había soñado, en el tiempo del S. Bochard, tener para su obra tantas facilidades como le ofrecía Monsr. De Pins.

5 Efectivamente este aspirante marista es tá apuntado en la Valla en mayo de 1824 (cf. doc. 99; ver también doc. 757, § 16).

6 Uno de los favores concedidos por Monsr,. De Pins al S. Champagnat luego de su entrevista, fue el poder dar a los hermanos un hábito religioso (cf. doc. 757 § 14). Este hábito consistió, hasta la partida del S. Courveille, en una levita azul (cf. LOUIS-LAURENT, Contribución, p. 537).

7 leer acechar. Aunque la g  no esté plenamente formada, no parece que se pueda leer buscar que, por otra parte no ofrecería un sentido muy satisfactorio.

8 Las actas recapitulativas de 1829 ( cf. docc. 66 (199) y 67 (200)) no mencionan votos anteriormente al 11 de octubre de 1826 ( ver también JUAN-BAUTISTA, t. 1, p. 183). El personaje consultado como confesor ajeno a la casa debe ser el cura de entonces, el S. Bedoin.

[31] Pide a M(onse)ñor comprar aquí1, él permite... – El lugar (descripción, ventajas del lugar para la obra de los padres2...) ¡Eh! Su obra de los sacerdotes, cómo la deja, dice el Sr Barou. - ¡Desgraciadamente! Todos separados. - ¡Ah! ¿El Sr Courveille? – Se le da3. –Se le da ( en Rive-de-Gier4) Atraso del Sr Courveille5 – después llega el Sr Tarraillon – el 1o llega a la Valla6 ; él había comprado de común el Hermitage con el P. Ch(ampagnat)7. El arzobispado presta 8 000 f(rancos)8.

    [32] La construcción del Hermitage: todos los hermanos descendieron allí – la capilla en el bosque – todos los albañiles asistían a la misa – uno cayó al río9. Una misa en acción de gracias – provecho de todo – un año después cae enfermo10. El Sr Courveille partió – carta del Sr Terraillon11.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Es decir el Hermitage, donde se encuentra el S. Bourdin. Sobre el permiso del arzobispado, cf. doc. 24 (98).

2 El S. Bourdin anota aquí lo que piensa desarrollar en su redacción. Que desde antes de la terminación del Hermitage se haya pensado en hacer servir esta casa para la obra de los padres, está  atestado por el doc. 115, § 2.

3 Efectivamente, la víspera de la compra del terreno de los Gauds, el S. Courveille estaba autorizado para reunirse con el S. Champagnat (cf. doc. 25 (101)). Esta plática del S. Champagnat con el S. Barou se puede pues colocar a más tardar a inicios de mayo.

4 El error es manifiesto. El S. Courveille estaba en Epercieux, no más en Rive-de-Gier, cuando él fue “donado” al S. Champagnat (cf. doc. 25 (101)).

5 Un mes y medio se pasó entre el permiso dado al S. Courveille y su retiro oficial del curato de Epercieux (cf. doc. 111 y nota en este sitio). Posiblemente es a este retardo que él hace alusión aquí.

 6 Cf. doc. 28 (108), § 15.

7 Cf. doc. 26 (102).

8 Parece que se trata sobre todo de un don (cf. doc. 121, §1, y AVIT, cuaderno 1, p. 40). En un texto al menos, la suma es llevada a diez mil francos (cf. Circ. P:F:M., t.1, p. 276, nota 1).

9 JUAN BAUTISTA (t. 1, p. 149) dice al contrario que él no cayó, habiendo podido agarrar a tiempo la rama de un árbol. La mención del S. Bourdin de una misa en acción de gracias establece bien, en todo caso, que para él también el accidente fue evitado de una manera o de otra.

10 Es la grave enfermedad del invierno 1825-1826 ( cf. doc. 757, §§ 34-41).

11 Probablemente se trata aquí de la carta escrita por el S. Terraillon al S. Courveille para comprometerlo a permanecer en la Trapa (cf. doc. 163 (750), §§ 11-12). Esta frase y las líneas que siguen han sido reunidas por el S. Bourdin con una tinta diferente.

 

 

 

 

[33] El Sr Courveille mezcla los asuntos de Sn  Symph(orien);  él quería regresar a los hermanos, el P. Ch(ampagnat)  con un hermano a Sn Symphorien1.

[34] Regla – registro de votos, cambio de hábitos2 .

[35] Este joven malo, crucifijo lanzado a sus pies – despedido; niños: idea borrada de su espíritu3.

[36] El Sr Rouchon viene a verlos con los suyos; ellos visitan su morada4... – su elegancia no hace más que aumentar5.

 

 

 

 

                                                       167       (756)

 

C. 1842. _____  NOTAS DEL HNO. LORENZO SOBRE EL P. CHAMPAGNAT. Según el autógrafo, formado de cuatro hojas de 210 × 130 mm., del que 5 páginas están escritas, AFM, estante 1, expediente 26.

 

Entrando a la casa de la Valla el 24 de diciembre  de 1817 ( cf. discusión infra) en circunstancias bastante particulares descritas por JUAN BAUTISTA ( t. 1, pp. 74-75) Jean-Claude Audras, quien tomó el nombre de hermano Laurent, fue empleado sucesivamente  en el Bessat en 1819 (ibid., 93 y 95), en Tarentaise en 1821 (ibid., p. 105), en Vanosc en 1823 (cf. Circ. P:F:M.,  t. 1, p. 140), en Mornant en 1826 (cf. Avit, cuaderno 1, p. 51), etc. Era pues uno de los primeros hermanos del Instituto y uno de los más apropiados para hablar del P. Champagnat y de los orígenes, aunque no haya estado en la Valla, ni en el Hermitage en el momento de las más graves crisis. Su testimonio debió ser pedido por el hno. Juan Bautista cuando, después de la orden recibida a fines de 1841, se puso a recoger para su Vida del P. Champagnat las notas de los primeros hermanos. (cf. supra, p. 731). No se sabe porqué este escrito sobrevivió cuando ninguno de los otros nos ha

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Ese hecho tuvo lugar evidentemente antes del retiro del S. Courveille en mayo de 1826. Es difícil de fechar más precisamente.

2 La Monografía de N. S. Del Hermitage , p. 15, coloca el cambio de hábito en 1827, después del retiro del S. Courveille. Esta fecha es aceptada por  LOUIS-LAURENT, Contribución, p. 537.

3 Cf. JUAN BAUTISTA, t. 2, pp. 198-200.

4 Ibid., t. 1, p. 190.

5 A pesar del punto y del guión, es preciso sin duda considerar la frase como incompleta y suplir alguna cosa como: La repulsión del S. Champagnat por una fusión de su obra con la del  S. Rouchon.

 

 

 

Llegado. Llevando pocos datos históricos fechados, esas notas constituyen sobre todo un retrato del P. Champagnat en toques suaves y sostenidos , a través de los cuáles se expresa la conmovedora admiración del hermano por el fundador del Instituto. Siendo así, no ha creído necesario acompañar este documento de numerosas notas, contentándose con debatir la cronología de la entrada de los primeros hermanos, punto sobre el cuál el hno. Lorenzo es el mejor testigo que tenemos.

 

[1] En 18181 , el Señor Champagnat, sacerdote, siendo vicario en la Valla, estuvo muy triste al ver la ignorancia que reinaba en esta parroquia, sobre todo entre los jóvenes. Encontró varios niños de entre 10 y 12 años que no sabían para qué estaban sobre la tierra, que no sabían  inclusive, si había un Dios, y resolvió formar una sociedad de jóvenes que él mismo instruyó y que él formó en todas las virtudes para volverlos capaces de instruir a los jóvenes, es decir a los pobres niños del campo2,  y como él ponía toda su confianza en Dios, no quiso ninguna otra seguridad que su providencia, , sobre la que él jamás ha contado en vano. [2] Él compró primero una pequeña casa más arriba del curato. Allí puso primero a un joven que era muy virtuoso3. Mi hermano4 fue el segundo y yo el tercero, Couturier o hermano Antonio el cuarto, el hermano Barthelemy y el querido hermano Francisco5. Fuimos durante algún tiempo en número de seis. [3] Nuestro buen padre  nos  decía  la misa

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1 El hno. Laurent hace comenzar la historia de los hermanos en el primer año que él  pasó el la Valla.

         2 para el hno. Laurent, la idea de formar una sociedad de hermanos, no vino pues, al S. Champagnat, sino en la Valla, ante la constatación de las necesidades religiosas de los niños del campo. Para matizar ese juicio, cf. doc. 755.

3      Jean- Marie Granjon.

4      Jean- Baptiste Audras, entró con el anterior en la casa de la Valla el 2 de enero de 1817 (cf. AFM, reg. de los votos perpetuos, p. 1).

5      La cronología de la entrada de los primeros hermanos está lejos de ser clara. Fechas precisas son dadas a este respecto por el registro de votos perpetuos en 1829, pero tres de entre ellas están aumentadas, lo que quita evidentemente mucho crédito que se puede conceder a este documento. JEAN-BAPTISTE y AVIT, los cuales no parecen haber tenido acceso a ese registro conceden a este documento ,que ellos tenían por tanto entre las manos, se contentan con fórmulas imprecisas. Un punto sobre el cuál todo el mundo está de acuerdo es la entrada de Jean-Marie Granjon y JEAN-BAPTISTE Audras el 2 de enero de 1817 ( cf. reg. citado, p. 1, JEAN-BAPTISTE, t. 1, p. 73; AVIT, cuaderno 1, p. 27).Después, los diferentes testimonios no concuerdan más. JEAN-BAPTISTE (t. 1, pp. 74-77) hace entrar en primavera de 1817 a Antoine Couturier (hno. Antoine) después, sin fecha precisa, Jean_Claude Audras (Hno. Laurent), Barthélemy Badard ( hno. Barthélemy) y Gabriel Rivat (hno. François) AVIT hace entrar en 1817-18 al hno. Antoine, al  hno. Laurent,  al hno. Jean-Pierre (Martino), después, más tarde en 1818 al hno. Barthélemy y al hno. François. En cuanto al registro de votos, he aquí los datos que él proporciona: (p. 1) hno. Antoine “el primer día de enero de mil ochocientos dieciocho” ( encima del último ocho ha sido escrito nueve) , y hno. François, “el sexto día de mayo de mil ochocientos diecisiete” (el siete ha sido transformado en ocho) ; (p. 10) hno. Barthélemy, “el veinticuatro del mes de mayo de mil ochocientos diecinueve”. En cuanto al hno. Jean-Pierre, no es mencionado en este registro, habiendo muerto en 1825.

 

Un punto de referencia  en todo esto, es la fecha de entrada del hno. François, el 6 de mayo de 1818, certificado por su carnet personal (cf. PONTY, Vida del Hermano Francisco,  p. 21). Como tanto el texto comentado aquí por JEAN-BAPTISTE y AVIT están de acuerdo para hacer entrar al hno. Francisco después del hno. Antonio, se puede considerar como prácticamente cierto que éste entró el primero de enero de 1818 y no en 1819, contrariamente a la corrección marcada sobre el registro. Siendo así, no hay muchos ánimos para dar crédito a la corrección operada sobre el acta del hno. Antonio.  El punto más delicado es el de la fecha de entrada del hno Barthélemy.Como los tres testimonios narrativos lo hacen entrar antes del hno. Francisco y que AVIT dice explícitamente que ésta fue en 1818,  parece que se pueda abandonar en su caso la fecha del registro de los votos y leer allí 1818 en lugar de 1819. Es así que se podría proponer, bajo toda reserva, la cronología siguiente que tiene la ventaja de corresponder al orden dado aquí por el hno. Lorenzo: 24 de diciembre de 1817, hno. Lorenzo; primero de enero de 1818, hno. Antonio: 2 de mayo de 1818, hno. Barthélemy: 6 de mayo de 1818, hno Francisco.

siempre muy temprano. Él era enemigo declarado de los perezosos  Se levantaba siempre en la madrugada. Después de su misa, no perdía jamás su tiempo inútilmente. Amaba mucho el trabajo manual.  No se cuidaba; Hacía siempre lo más pesado y lo más peligroso. [4] es él [quien] ha construido toda nuestra casa de la Valla. Nosotros, hacíamos bien algunas cosas, pero como no habíamos sido jamás formados en construir, era preciso enseñarnos a cada instante y frecuentemente rehacer el trabajo. Cuando había algunas grandes piedras qué llevar, era siempre él mismo quien las llevaba. Nosotros siempre las cargábamos entre dos. Jamás se molestaba él  por nuestra torpeza para el trabajo. Es verdad que estábamos llenos de buena voluntad, pero éramos muy torpes, sobre todo yo. [5] Cuando él venía por la tarde, ocurría frecuentemente que estaba todo desgarrado, todo cubierto de sudor y de polvo. No estaba nunca más contento que cuando había trabajado mucho y sufrido mucho. Yo le he visto muchas veces trabajar con un tiempo lluvioso y con nieve. Nosotros dejábamos las tareas, pero él continuaba trabajando y frecuentemente con la cabeza descubierta a pesar del rigor del tiempo. [6] El tiempo que no era empleado en trabajos manuales era dedicado a la oración o a la meditación. [7] Había allí una pobre mujer que tenía mucha dificultad para alimentar a su hijo. El Padre Champagnat en cuanto conoció de su pobreza, tomó a su hijo, quien estaba lleno de bichos, y puso en él todo el cuidado posible. Una madre no tiene más ternura para sus hijos como él la tenía con nosotros. La comparación no es justa, porque frecuentemente las madres aman a sus hijos con un amor frecuentemente carnal, mientras que él nos amaba verdaderamente en Dios. [8] éramos muy pobres, en los inicios teníamos pan que era del color de la tierra, pero hemos tenido siempre lo necesario. Nuestro buen superior, como el más tierno de los padres, tenía gran cuidado de nosotros. Me acordaré siempre del trabajo que él se daba cuando yo estaba enfermo en la Valla, venía a verme todos los días; me llevaba siempre alguna cosa para consolarme y mediante palabras de consuelo me animaba a sufrir todo con paciencia por amor de Dios. [9] Nos hablaba frecuentemente del cuidado que la divina Providencia t[o]ma con aquellos que ponen su confianza en ella y sobre todo con relación a nosotros; pero cuando nos hablaba de la bondad de Dios y de su amor por nosotros, él nos transmitía su fuego divino del que estaba lleno, de tal forma que las penas y los trabajos y las miserias de la vida no hubieran sido capaces de hacernos vacilar. [10] Él tenía una tan grande [devoción] a la Santísima Virgen que la inspiraba a todos. En  todas sus conversaciones, tenía siempre algo qué decir en alabanza de esta buena Madre. Quería que se acercara a los sacramentos en todas sus fiestas y que se le honrara con un culto muy particular. Quería que en cada establecimiento los hermanos hicieran el mes de María con todo el celo posible a fin de inspirar a los niños la misma confianza y la misma devoción por la Madre de Dios.[11] Nos decía frecuentemente que si la Sociedad hacía algún bien, si ella aumentaba, que se debía a la Santísima Virgen, que de esto éramos deudores de todos los favores y de todos los progresos  los cuáles ha hecho desde los inicios hasta el presente, que sin ella, nosotros jamás hubiéramos podido tener éxito. [12] Era de un carácter alegre y dulce, pero firme. Sabía mezclar en la conversación palabras divertidas para animar la compañía. Jamás estaba molesto con los hermanos. Le hacíamos las preguntas más embarazosas; jamás estaba en dificultad para responder y de una manera tan justa, que todos los hermanos quedaban contentos. [13] Él ha tenido que sufrir mucho con tan diferentes caracteres y con ciertos espíritus raros, que eran muy difíciles de conducir. Ellos estaban seguros de contar con una buena parte de sus oraciones, pero si, después de haber agotado todos los medios para g[a]narlos a Dios, eran incorregibles, oh, entonces era preciso despedirlos.

                                                                                                      

                                           

 

 

 

 

168  (753)

 

11 de octubre de 1836.  ____RESEÑA SOBRE LOS PEQUEÑOS HERMANOS DE MARÍA, aparecida en el número de este día del Amigo de la Religión. 91, pp. 70-71

 

En su número del 3 de septiembre de 1836, el Amigo de la Religión ,el gran periódico religioso de la Restauración y de la Monarquía de Julio, había anunciado a sus lectores la llegada a París de Monsr.Pompallier y su próxima partida para la Oceanía (t. 90, pp. 435-436). El breve artículo en cuestión, el cuál interesa más al historiador de las misiones de Oceanía que al de los orígenes maristas, señalaba que el novel obispo pertenecía a la “Congregación de los Padres Maristas”,  pero no daba con respecto a esta última, ninguna indicación sino que ella se dedicaba “a diferentes buenas obras” y que había sido encargada por la Santa Sede de la Oceanía Occidental. Ahora bien, en el momento en que aparecía este artículo, el S. Champagnat se encontraba en París, esforzándose en adelantar el asunto, desde hacía mucho tiempo, de la autorización legal de su Instituto y Monsr. Pompallier esperaba aprovechar una eventual audiencia para en ella insinuar una palabra al rey1. Se puede pensar que en vista del primer artículo del Amigo, el obispo o el mismo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Cf. carta del S. Champagnat al hno. Francisco, del 28 de agosto de 1833, editada en Circ. P:F:M:, t.1, pp. 209-210..

 S. Champagnat tuvo la idea de aprovechar las buenas disposiciones del periódico para hacerle incluir una nota que, llamando la atención sobre el Instituto de los hermanos, abogaría discretamente por la causa de su autorización. Es un hecho , en todo caso, que en su número del 11 de octubre el periódico publicó la pequeña nota  que viene más abajo, la cual está bastante bien documentada para no haber sido tomada de buena fuente. Leyéndola, se tendrá presente en la mente que ella puede representar el resumen de una documentación más abundante, como la inserción pura y simple de un escrito proporcionado por los intereses o la publicación retocada de un documento semejante. El comentario deberá necesariamente tener en cuenta esta  incertidumbre. No se puede excluir, en particular, visto el intervalo de tiempo que separa los dos artículos, que el arzobispado de Lyon haya sido consultado sobre el tenor del texto, independientemente de que este último haya sido redactado por el S. Cholleton. El artículo, en todo caso, es demasiado breve y demasiado general para que el estilo y las expresiones pudiesen permitir determinar al autor. No sería raro que Monsr. Pompallier y el S. Champagnat hayan puesto los dos las manos en él.

 

[1] La sociedad de los sacerdotes de María1, establecida en las diócesis de Lyon y de Belley, y de la que hemos hablado en el número del 3 de septiembre, junta a sus otras buenas obras la dirección de los Hermanos que son miembros de la mima sociedad, y que tienen las escuelas en el campo. Esta institución ha comenzado hace más o menos veinte años, en la Valla, cerca de Saint-Chamond, distrito de Saint-Etienne. Piadosos eclesiásticos, tocados por la ignorancia y el abandono en que estaban los niños del campo, comenzaron a formar jóvenes para ejercer la función de maestros2.  La  autoridad  eclesiántica  aprueba su

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Esta expresión no se encuentra como tal en los documentos anteriores hoy conservados. Su equivalente italiano se encontraba por tanto en la primera redacción de una nota del Card. Castracane (cf. OM 1, p. 879, nota 1). En general, los documenots de la Santa Sede hablaban satisfactoriamente de la “sociedad” o “Congregación de los Padres” (cf. docc. 359 in fine; 373, § 7; 146 (384), § 5), cuando el S. Colin, por destacar la unidad de la Sociedad de María, prefería habla de “Padres de la Sociedad” (cf. doc. 367, § 2, y nota en este lugar). El único aspirante marsita que, según conocemos, haya utilizado al menos una vez la expresión Congregación de los Padres de María es Monsr. Pompallier, en la dirección de su carta del 9 de junio anterior, enviada al S. Colin (doc. 395). Se tendría posiblemente allí un indicio de que el obispo no fue ajeno a la elaboración del presente texto.

2 Esta idea de una fundación colectiva de los Pequeños Hermanos de María por piadosas personas de las que el nombre no es revelado se encontraba en el preámbulo de los estatutos de los hermanos de enero de 1825 (cf. doc. 34 (130), § 1). Ella era impuesta, en ese tiempo, por el hecho de que el Instituto tenía entonces dos cabezas:  El S. Courveille y el S. Champagnat. Aún después del retiro del primero, se conservan expresiones análogas en el preámbulo de los estatutos de 1828, y parece, hasta 1832 (cf. AAL, cajón 32 , Fesch-de Pins, órdenes religiosas I, expediente Pequeños Hermanos de María ) En la redacción de 1834, al contrario,  la iniciativa de la fundación es atribuida explícitamente al S. Champagnat, y se ha visto que, en su correspondencia con las autoridades, este último no dudaba en hacer alusión en su caso personal para explicar el origen de su Instituto. (cf. doc. 755). La vuelta al anonimato en este texto de 1836 se explica sin duda por la publicidad a la cual el artículo estaba destinado. Como era necesario que el ministerio supiera que él era el fundador del Instituto, de la misma manera un sentimiento de modestia podía llevar a éste último a no dejar revelar su nombre al público. Es así, se sabe, que él actuaba en la vida ordinaria. (cf. JUAN BAUTISTA, t. 2, pp. 181-182). No se puede pues invocar esta manera de hablar ni en pro ni en contra de la redacción del texto por el mismo S. Champatgnat.

 

 

 

celo, y el Papa Pío VII dirige al superior un breve de animación1.Los Estatutos de los Hermanos han sido aprobados por el Consejo Real de Instrucción Pública, como se puede ver en el Manual General de Instrucción Primaria, número de abril de 18342.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Se trata aquí evidentemente de la carta latina del 9 de marzo de 1822 dirigida al S. Courveille (doc. 74) y designada muy pronto, aunque impropiamente, con el nombre de breve (cf. doc. 271, § 3, y sinopsis histórica). El documento no hace ninguna mención de los hermanos, pero como era conocido en la diócesis de Lyon gracias a la publicidad que le había dado el S. Courveille (cf. doc. 689, § 7), se le había rápidamente puesto en relación con la única obra marista que existió en esa diócesis hasta 1831, la de los hermanos del Hermitage. Es así que el alcalde de Saint-Chamond pensaba “que hay un breve del Papa depositado en el arzobispado que autoriza esta asociación” ( cf. doc. 93 (231) , § 9 in fine). Rescatando en el otoño de 1836 esta antigua pieza, el autor del artículo hacía prueba de mucha habilidad. La aprobación dada el 29 de abril precedente por la Santa Sede habiendo sido expresamente limitada a la sociedad de los padres, no se podía aprovechar para los hermanos. Al contrario, la carta papal de 1822, no haciendo ninguna distinción, podía ser invocada en su favor, su destinatario, el S. Courveille, que presidía entonces en principio los destinos de los hermanos y de las hermanas, así como de los padres. No es sorprendente que durante sus gestiones ante el gobierno, el S. Champagnat no haya hecho alusión a esta pieza, ya que esta intervención del Papa no proporcionaba al instituto, los favores de ministros galicanos. Pero en un artículo destinado al público religioso, era conveniente poder mencionar, ante la aprobación de los estatutos, por parte del consejo real, un estímulo pontificio, y se remontará por eso  hasta la famosa carta de Pío VII.

2 El S. Champagnat había ya hecho alusión a esta aprobación de los estatutos en su carta de 1835 a la Reina (cf. Circ. P:F:M:, t.1., p. 193). Semejante aprobación, no obstante, no podía convertirse en ejecutiva más que por ordenanza real, y es ésta que el S. Champagnat había venido a buscar a París. (cf. infra, § 3)

 

[2]  Los Hermanos de María van de dos en dos1, tienen un hábito más o menos parecido al de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Tienen actualmente una treintena de establecimientos en las diócesis de Lyon, de Belley, de Grenoble y de Viviers. Su casa madre construida por ellos está en Nuestra Señora del Hermitage, cerca de Saint-Chamond; allí está el noviciado. Hay otro en la Côte de Saint_André, diócesis de Grenoble . Los Hermanos dirigen en Lyon una casa de huérfanos, fundada por una dama respetable2; hay tres hermanos en ese establecimiento iniciado hace dos años. Los hermanos son en total alrededor de doscientos. Ellos dan la instrucción gratuita; pero los ayuntamientos deben hacerles un pago que está fijado en 400 fr(ancos) por cada hermano.

    [3] Es inútil decir que la piedad es el alma de este instituto. Los hermanos están dirigidos por un sacerdote de la Sociedad. Siguen más o menos el mismo modo de enseñanza que los Hermanos de las Escuelas Cristianas, sin desechar los métodos nuevos de los que la experiencia ha demostrado sus ventajas .Los servicios que ellos han prestado y los que pueden prestar todavía, merecerían que el gobierno les concediera mediante una ordenaza, una autorización definitiva.3.

 

 

                                                              169 (765)

 

1840. – EL S. QUERBES PIDE EN 1824 HERMANOS DE LA VALLA: extracto de un borrador autógrafo del S. Querbes. Según la fotocopia del original conservado en los arch. Gen. de los Clercs de Saint-Viateur, 317 –B; reproducido en “Documents Querbes”, t. 3, f. 46

 

El borrador del que se va a leer en seguida un extracto contiene dos columnas .La de la izquierda contiene la minuta de una carta anterior

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Cf. docc. 28 (108), § 8 ; 169 (765), § 2.

2 Se trata de la casa deProvidencia del Chemin-Neuf, fundada por la señora Denuzière (cf. OM 1, p. 793, nota 1).

3 Este final indica bien la verdadera razón de ser del artículo.

 

 

 De poco a la reunión de los rectores temporales de la obra de Saint-Viateur el 25 de febrero de 18401. La de la derecha contiene notas tempranas y muchas veces difíciles de descifrar que representan el borrador de una alocución claramente contemporánea de la carta precedente, de la que toma varios puntos.  Allí se hace claramente alusión  a la venta de la casa del Poyet, decidida en esta época2. El discurso en cuestión es dirigido a un vicario general que va a decidir, a nombre del arzobispo, sobre el porvenir de la obra de Sain-Viateur. También el fundador cree necesario exponer el origen de esta obra. Él se remonta para eso a las necesidades de la parroquia de Vourles en materia de maestros cuando llegó allí en 1822. Evocando los esfuerzos que él había hecho por responder a esas necesidades, el P. Querbes menciona entre otras, muy brevemente una gestión realizada por él poco después para obtener hermanos de la Valla. Ese párrafo será retomado en un informe dirigido el mismo año al Card. de Bonald  del que el extracto que concierne a nuestro tema formará el documento siguiente. Esos dos textos constituyen la única atestación que se posee sobre los encuentros del cura de Vourles con la sociedad de María en esta época.

 

[1] Después de haber procurado desde 1823 un año3  a las mujeres [de] la parroquia el beneficio de una educación cristiana [?] llamando  a las hermanas...era preciso pensar en...pequeños muchachos...para alejar dos maestros. Era preciso vencer desde entonces las dificultades que encuentran hoy los pastores cuando ha habido irrupción de su rebaño de alguno de esos maestros salidos de las escuelas preparatorias donde la religión no ejerce bastante su influencia salvadora...No se calcula bastante...  Del seno de las grandes ciudades

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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 1  1823  pr  1822/  a las niñas  pr a  3-4  por – maestros  supra lineam.

1 Cf. DocumentosQquerbes, t. 6, f. 33.

2 El editor de los Documentos Querbes ( t. 3, f, 46v) ha fechado este texto de 1835 sin duda porque él atribuye la alusión concerniente a la casa del Poyet a la compra y no a la venta de este establecimiento ( ibid., f. 45). En sí, el texto se puede entender en un sentido o en otro. En realidad, no es dudoso que la alocución  en cuestión, sea contemporánea de la carta a lado de la cuál ella es trazada y con la cuál ella presenta tantas afinidades de contenido. La cercanía de ese borrador con el informe al Card. de Bonald, que data ella también de 1840 o, a más tardar, de inicios de 1841 (cf. doc. 170 (766)), proporciona en este campo una confirmación decisiva.

3  Entienda un año después de mi llegada .El P. Querbes toma posesión del curato de Vourles el 31 de octubre de 1822 ( cf. ROBERT, p. 123), y las Hermanas de Saint-Charles abrieron la escuela de Vourles el 14 de noviembre de 1823 (cf. Las Hermanas de Saint-Charles de Lyon. Anales de la Congregación, p. 202).

 

 

se mira con piedad lo que se llama tormento de las aldeas...Pues bien,  allí vienen a romperse las voluntades...las...Esto no es nada menos que una revolución en una esfera más estrecha, que es preciso o preparar o conjurar con un arte infinito...[2] Pero después de haber alejado es preciso reemplazar...Fue en vano que yo me dirigiera a los Hermanos de la Doc(trina) Cristiana y a la Congr(egación) entonces naciente de Lavala...Los primeros tres a tres, los segundos dos a dos...1.

 

 

                                                    170 (766)

 

1840-1841. –EL S. QUERBES PIDE EN 1824 HERMANOS DE LA VALLA: extracto de un informe del P. Querbes al card. de Bonald Según J:-B. MARTÍN, “Historia de las Iglesias yCcapillas de Lyon” t. 1, p. 331 ; original perdido.

 

Utilizado en 1908 por el S. Martín, el informe del P. Querbes al card. de Bonald del que se va a leer en seguida un extracto ha permanecido hasta aquí  imposible de hallar tanto en los archivos del arzobispado de Lyon que en los de los Clérigos de Saint-Viateur. La fecha de este texto, no es por tanto dudosa, vista la alusión que allí es hecha  al S. Pierre Magaud, “hoy diácono en el seminario de Brou”. Este eclesiástico habiendo sido ordenado diácono el 19 de julio de 1840, y sacerdote el 18 de julio de 1841, el informe se puede colocar entre estas dos fechas2. El P. Querbes allí retoma el historial de los orígenes del instituto , esbozado algunos meses antes, dando sobre su gestión en la Valla en 1824 una precisión mu e importante para el  objeto

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Se sabe que una de las originalidades de los Pequeños Hermanos de María en relación a los Hermanos de las Escuelas Cristianas era considerar el envío de sujetos en número de dos, mientras que éstos no podían establecerse en una parroquia más que en número de tres. (cf. docc. 28 (108), §§ 1 y 8; 168 (763) § 2). El S. Querbes por su parte, encontraba que la obligación de ser al menos dos, privaba aún todas las pequeñas parroquias de la presencia de una maestro religioso (cf. doc. 170 (766)). Los Clérigos de Saint-Viateur que él fundará podrán ser enviados de a uno en las parroquias (cf. Documentos Querbes, t. 1, f. 128). Señalemos por otra parte que, desde 1817, Jean-Marie de Lamennais, el fundador de los Hermanos de la Instrucción Cristiana de Ploërmel había tenido el mismo pensamiento ( cf. laveille Jean_Marie de Lamennais, t. 1, p. 323).

2 Cf. AEB, fichero Alloing. No se sabe sobre qué se apoyaba el R. P. Sudres, c.s.v., para fechar ese informe de 1844 más o menos (cf. Anales del P. Louis Querbes, n. 4, septiembre de 1954, p. 23, nota 2).

de la presente edición, puesto que él hace alusión al superiorato del S. Courveille.

Historiador erudito, experto en las disciplinas paleográficas1, M. J.-B Martín, se puede  presumir de citar sus textos con exactitud y, a pesar de la incapacidad en que se encuentra de verificar el hecho en el caso presente, no se dudará en llegar al fondo en el extracto que se va a leer.

 

[1] Habiendo llegado a Vourles en 1822, yo me esforzaba en hacer venir hermanas de Saint-Charles que allí formaron al año siguiente su primer establecimiento en nuestro cantón. Desde 1824, buscaba también procurar  a los pequeños muchachos de mi parroquia el beneficio de una educación religiosa y a  deshacerme de dos maestros de escuela indignos de su profesión. Mi petición de un hermano al S. Courveille, entonces superior de los Maristas, habiendo sido rechazada2, yo comprendí, desde entonces, la necesidad de una institución religiosa que pudiera enviar uno a uno a algunos de sus miembros hasta las campiñas más alejadas.

 

                                                   171  (819)

 

1869-1870. -  MMEMORIA SOBRE EL ORIGEN y la fundación de la Sociedad de María y declaraciones diversas del P. Colin. Según un manuscrito del P. Jeantin, APM 131.2.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Él ha editado particularmente, además de varios catálogos de manuscritos e incunables , una obra titulada: Concilios y Bulario de la Diócesis de Lyon desde los orígenes a la reunión, de los Lyoneses  en Francia en 1312, Lyon, Vitte, 1905.

2 Se puede suponer  con una muy grande probabilidad que el S. Querbes había recibido, como los otros párrocos de la diócesis, el prospectus del Establecimiento de los Pequeños Hermanos de María visado el 19 de julio de 1824  por el S. Cholleton (doc. 28 (108)). Se sabe que este texto invitaba a las personas interesadas a dirigirse al S. Courveille, cuyo título de superior se deducía fácilmente de las siglas P.S.G.L. Añadidas a su nombre (ibid. § 15) . Si éste último rechazó complacer al S. Querbes, , es muy probablemente, como parece sugerirlo éste último, porque el envío “de un hermano” solo, era contrario a las reglas del Instituto (cf. doc. 28 (108), § 8). ¿ esta petición y este rechazo, se hicieron por correspondencia o en el curso de una visita del cura de Vourles a la Valla? Es difícil de decirlo. El doc. 71 (204) parece indicar, por tanto, que en 1829 el S. Querbes no había visto todavía con sus ojos la obra del S. Champagnat, y el doc. 286, § 1, deja entender, por su parte, que los dos fundadores no se habían encontrado antes de 1826.

 

Para la descripción del manuscrito editado aquí abajo, la historia de su redacción, las fuentes que utiliza y el valor de los elementos que contiene, se pide remitirse a las indicaciones dadas anteriormente, O.M. 3, pp. 174-193. Se limita a recordar aquí que los § § 1–110 representan la primera redacción, hecha por el P. Jeantin en primavera de 1869, de una memoria histórica proyectada en el mes de septiembre anterior; los § § 111-136 comprenden los datos anexos puestos por escrito en la misma época, y los § § 137-192 otros datos incluidos allí entre septiembre de 1869 y febrero de 1870. El texto en el conjunto 10 reproduce el estado del manuscrito antes de la revisión; Las adiciones posteriores han sido colocadas, en el conjunto 8, al fin del párrafo al que ellas se referían, con indicación del sitio preciso  en el cual el autor percibía recuperarlos. En las notas se encontrará editadas bajo la sigla pr o pr + (cf. OM 1, p. 116), las lecciones tachadas por el P. Jeantin en el curso mismo de la elaboración de esta primera redacción. Las correcciones que él ha aportado en seguida a ésta están indicadas por las siglas siguientes: rev = correcciones diversas en tinta, de fecha imprecisa, rev2 = correcciones hechas con una tinta especial y que su examen ha permitido atribuir a una revisión hecha en 1870; rev3 = correcciones hechas a lápiz.

 

N.B. De este largo documento de más de 1 500 líneas, nosotros no guardaremos en esta edición más que las 243 primeras, las únicas en las que se recuerda los Hermanos Maristas.

 

 

                                                                               

 

                                                              J. M. J.

                                Ad majorem Dei gloriam et Dei Genitricis honorem

 

              MEMORIA SOBRE EL ORIGEN Y LA FUNDACIÓN DE LA SOCIEDAD DE MARÍA

 

   [ 1] Se sabe que la primera idea de la Sociedad de María se manifiesta en el seminario mayor de Lyon, hacia el año 1815-1816. Se sabe además que el reverendísimo Jean-Claude Colin es el instrumento principal del que la Divina Providencia se ha servido para la ejecución de esta grande y generosa idea. Finalmente, nadie ignora que, el 29 de abril de 1836, Gregorio XVI  se dignó confirmar este humilde instituto y elevarlo al rango de Sociedad religiosa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 4-5  La primera  - manifiesta  rev  la idea de fundar la Sociedad de María se manifiesta por primera vez   5  hacia  rev2  en

[2] Pero los detalles de este nacimiento laborioso son generalmente desconocidos .A pesar de los deseos de una curiosidad muy legítima, a pesar de las preguntas más insistentes y las más astutas, la modestia del fundador se ha dejado sorprender raramente.

  [3] Dios ha permitido que, en estos últimos tiempos, [p. 3] 1866-67-68, algunos rumores se hayan producido, falseando , desnaturalizando el origen de la Sociedad, causando daño a la dignidad que debe tener un fundador y a la autoridad  de la que sus constituciones deben gozar1.

   [4] Cediendo a la penosa y dolorosa necesidad de defender la obra de Dios, el reverendísimo Padre Colin ha vuelto a contar someramente la historia de la fundación de la Sociedad de María. A nadie se le ocurrirá sospechar de esas confidencias hechas con tanta sencillez y pureza de intención, y recogidas con todo el respeto que se debe a la verdad primero, y en seguida a la santidad de las cosas reveladas.

   [5] En 1815 y 18162, como ya lo hemos dicho, se encontraba en el seminario mayor de Lyon un estudiante de teología., el Padre Courveille, nativo de Apinac3, diócesis de Lyon. Podía tener más o menos treinta años; no se distinguía no por los talentos, ni por un juicio sólido4. Pero pasaba generalmente por un seminarista piadoso5, y él mismo, en su lenguaje

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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       27 como – dicho  tachado  rev 3

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1 Esos rumores, referentes por una parte a la persona del fundador y por otra parte a sus constituciones, serán sumariamente resumidos en la segunda redacción ( cf. doc. 820, §§ 2-3 ).

2 Con esas palabras comienza la cita de la nota dictada al hermano Juan María (cf. O.M. 3, p. 190), la cual ocupará los §§ 5,6,10 ( principio). 11 y 16 (cf. doc. 840, §§ 122-126).

3 De hecho, el S. Courveille había nacido en Usson (cf. doc. 2), pero el pueblo vecino de Apinac era el lugar de origen de su madre y es allí donde se había retirado de 1829 a 1832. Es bastante probable que el P. Colin se inspira aquí en la nota del hermano Juan Bautista (cf. infra, § 27), nota que él debía ya haber recibido al momento de dictar la suya al hermano Juan María (cf. O.M. 3, pp. 190-191).

         4 Sobre los talentos del S. Courveille, se puede ver las apreciaciones bastante diferentes del P. Séon (cf. doc. 160 (625), § 3) y del P. Terraillon (cf. doc. 798, § 3). Sobre la debilidad de su juicio, se poseen los testimonios del P. Séon (cf. doc. 160 (625), § 3), del P. Cholleton (cf. doc. 655, § 1) y del P. Colin (cf. doc. 689, § 7).

5 Cf. Docc. 551, § 1; 160 (625), § 3; 789, § 3.

 

 

 

misterioso, [ p. 5] dejaba fácilmente suponer que recibía comunicaciones celestes1.

   [ 6] Fue el primero que, en los años precitados, manifestó el proyecto de una sociedad religiosa de María. . Decimos manifestó porque, por otra parte, sin manifestarlo, se preocupaba interiormente del mismo proyectoa2 .

    a  Más tarde el padre ha dicho que ese no era del todo el mismo proyecto3. Tenía, antes de venir al seminario, el proyecto de hacer una sociedad   consagrada,   es    verdad, a       la

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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   37  preocupaba  rev   preocupaban

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1 Posiblemente es preciso contar entre esas comunicaciones las revelaciones sobre elCristianísimo Rey y el árbol de tres ramas, que hicieron trabajar tanto al P. Mayet. Sobre la primera, cf. docc. 15 (50); 425, § 12;  437; 575, § 1; sobre la segunda, ver docc. 425, § 12; 591 § 2,  pero también las rectificaciones del P. Cholleton (doc. 655, § 2)  y del mismo Dom Courveille (doc. 714). Sobre otras revelaciones un poco posteriores del Padre Courveille, ver doc. 839, § 43. Evidentemente, entre todas esas comunicaciones cerlestes se encontraba la que se refería a la Sociedad de María como tal (doc. 718, § 5). El P. Colin no hace alusión  aquí  más qie indirectamente, pero se explicará en lo sucesivo a este respecto ( cf. doc. 839, §§ 5 y 9; 840, § 163).

2 Este párrafo contiene la primera de las dos proposiciones que el P. Colin había, desde el  verano de 1868, entendido establecer por su memoria (cf.  doc. 813,  § 2,   10). Se encuentra allí la idea del doc. 804, § 7, de una manera todavía  más fiel que en el doc. 815, § 2. Se notará que una vez más se produce aquí el curioso lapsus  calami, que, en el mismo contexto, hace poner en singular el verbo precedido del sujeto plural (cf. docc. 117, § 4 y 804, § 7).  ¿ El P. Jeantin había encontrtado esta ortografía  errónea en la nota del hermano Juan María?. Es muy posible, pero de todas formas ha sido él mismo víctima del error porque jamás de este modo, no reproduce las faltas de ortografía de los textos que copia. Por otra parte, se corregirá en lo sucesivo (cf. Notas)  Sobre esta cuestión de la idea  de la Sociedad en Juan Claudio Colin antes del Seminario Mayor, se reportará igualmente en el doc. 753, § 1.

3 Esta declaración del P. Colin parece posterior al 14 de septiembre de 1869, puesto que en el texto definitivo de la noticia se lee siempre las palabras mismo proyecto (cf. doc. 821, § 4), cuando en la memoria del 29 de julio de 1870 el P. Jeantin no dudará en corregir el texto de la nota del hermano Juan María para escribir proyecto parecido (cf. doc. 840, § 123). Es posiblemente en mayo de 1870, luego de la preparación del documento 827, que el P. Colin habrá precisado su pensamiento. En ese momento, en efecto, él estaba preocupado por marcar las diferencias entre su proyecto y el del seminario mayor (cf. doc. 827, § 4), y el P. Jeantin habrá podido hacerle notar la diferencia entre esta declaración y la del año precedente.

 

Santísima Virgen, pero él no tenía el nombre de Sociedad de María, ese nombre viene del S. Courveille1.

     [7] Son las propias expresiones del M.R.P. Colin2. Como se le preguntó, a este propósito si él había tenido esta idea antes de venir al seminario mayor de Lyon, respondió varias veces: Sí, sí, antes de venir al seminario mayor de Lyon3. Añadió en una circunstancia: y también yo había redactado un pequeño proyecto4. Él contó un día que siendo todavía muy

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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45  preguntó  rev + varias veces   46 varias veces  rev  siempre   48  yo había  pr + un

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1 Que el S. Courveille haya dado el nombre de Sociedad de María, se deduce del § 6, y el P. Jeantin, quien ya había retomado ese punto de una manera explícita en el § 30 a, no tenía necesidad de una nueva declaración del P. Colin para volver al asunto aquí. Al contrario, no se supondrá fácilmente que el P. Jeantin ha afirmado de su propio jefe, a título de simple deducción, que antes del seminario mayor Juan Claudio Colin no tenía ese nombre. Es infinitamente más probable que el mismo fundador habrá precisado este punto para mostrar en qué, su proyecto y el del S. Courveille eran diferentes. Esta precisión , es importante, porque, si se le relaciona con el doc. 802, § 8, muestra que el P. Colin reconocía un origen sobrenatural al nombre propuesto por el S. Courveille, lo que equivalía de su parte a admitir la autenticidad de la revelación del 15 de agosto de 1812 (cf. doc. 718, § 5). Se ve también por esto que el proyecto del P. Colin, no teniendo todavía nombre antes de la época del seminario mayor, debía haber permanecido bastante vaga la referencia explícita a María, estando, no obstante, presente, como lo indica la expresión consagrado a la Santísima Virgen. A propósito de estas últimas palabras, se notará que el presente texto parece ser, con infra, § 145 ,la fuente de la expresión puesta en itálica en JEANTIN, t. 1,  p. 17: “una cosa pequeña, interior y completamente consagrada a la Santísima Virgen”.El antiguo secretario del P. Colin, en efecto, ha recurrido frecuentemente en su obra  parecidas frases compuestas, mientras que parece que siempre se ha abstenido de atribuir al P. Colin declaraciones cuyo contenido no sería de él.

2 Esto se refiere evidentemente no a la adición a, sino al texto del § 6, sacado de nota dictada al hermano Juan María.

3 Sobre la imposibilidad en que estaba el P. Colin de proporcionar una fecha más precisa, cf. doc. 839, § 45.

4 En sus notas del 29 de mayo de 1870, el P. Jeantin dará a este sujeto una precisión suplementaria: “En una ocasión, saliendo de su cuarto y haciendo la seña de una mano que escribe, añadió: Y también yo había redactado un pequeño proyecto” ( NHC, p. 5).Sobre la época y el tenor de esta redacción, es muy difícil hacer conjeturas. Más que en un borrador de regla, se pensará en el desarrollo de algunas ideas relativas a una asociación mariana, semejante, posiblemente de la ideal Asociación dedicada  sólo a Dios, soñada por Bourdon y puesta por él bajo el patrocinio de la Madre de Dios.  Se  sabe,   en  efecto,  que  Juan  Claudio  Colin  estaba  muy  apegado  al   opúsculo

Joven, antes de comenzar sus estudios clásicos, tenía un ardiente deseo de retirarse solo a un bosque, para vivir allí lejos del mundo y que, no pudiendo ejecutar este proyecto, entró en el seminario menor de Sn. Jodard1. Recordando esta época de su vida, decía llorando: Entonces yo era más fervoroso y más devoto de la Sma. Virgen que ahora.[ p. 7].

     [8] El buen padre hacía admirar el paso de la Divina Providencia, que llevó al Padre Courveille a manifestar este proyecto de una Sociedad de María; él decía : Jamás hubiera tenido el valor de divulgar esta idea. Y más tarde, siendo conocida la cosa, yo puedo ocuparme de ella, sin presumir de ser el creador2.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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   51-52 no pudiendo  rev  es porque él no podía

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 Sólo Dios, en el que Boudon ha desarrollado esta idea (cf. docc. 499, l; 574, § 1). Por otra parte,  no está fuera de lugar recordar que, luego de su seminario menor, cuando ya tenía dieciocho años, Juan Claudio anotaba con cuidado los textos sagrados que le llamaban la atención (cf. doc. 613). Y que la acumulación de textos escriturísticos será más tarde uno de los procedimientos mediante los cuale esforzará por expresar en las constituciones las ideas a las cuáles aspiraba más (cf. Acta S.M. , t.. 6,  p. 628).El pequeño proyecto representaba posiblemente un primer esfuerzo por traducir un ideal confusamente visto, con ayuda de los textos del Nuevo Testamento o de la Imitación prolongados por consideraciones espirituales, además de algunas explicaciones. En este sentido, no sería imposible que tal o cual cita del artículo De Societatis Spiritu, por ejemplo, se remontase al trabajo de Juan Claudio Colin en Saint-Jodard o Alix y que este último haya podido sentir una continuidad entre las páginas trazadas entonces y lo que escribió más tarde sobre la Sociedad de María.

   1 El P. Colin se había ya expresado en este sentido bajo su generalato (cf. doc. 499, §§ 1-2 y adiciones i, j). Ver también infra, § 132 a, que parece representar la tomada por el P. Jeantin, en la primavera de 1869, del dato ya anotado aquí.

    2Esta observación está llena de verdad psicológica. Allí se encuentra la huella de las principales características del temperamento del P. Colin:  La emotividad excesiva que inhibe; la actividad que asegura en el tiempo querido la realización de la obra; la secundariedad que permite a la idea original guardar su fuerza a muy largo plazo y que se complace en una retrospectiva histórica cuyo centro es el sujeto; el gusto por una manera de actuar que es tanto más eficaz en la medida en que es más oculta y la indiferencia a la gloria personal , con tal de que la obra triunfe. Estos últimos rasgos se encuentran entre otros apasionados, y es preciso, parece, haber percibido este substrato caractereológico de la reacción de Juan Claudio Colin antes de atribuir su conducta al ejercicio de tal virtud, independientemente de que se pueda discernir en su comportamiento, como es el caso, la influencia de los valores cristianos de humildad y de abnegación.

 

[9] Él decía además: Esta idea ( de formar una Sociedad deMaría) me ha sido muy útil.¡ Qué de veces se ha querido asociarme unas veces a una obra, otras veces a otra1! Con esta idea, nada de todo eso me convenía. Pero desde que el Padre Courveille manifestó el proyecto de una Sociedad de María, yo me dije: ¡ Eso te interesa! Y me uní a ellos2.

   [10] 11 o 12 seminaristas se adhieren, pues, a la idea del Padre Courveille y se ofrecieron para contribuir en la obra3. Se reunían de tiempo en tiempo en el seminario o en el campo para edificarse y animarse. Cuando el S.. Gardette se enteró de esas reuniones, las defendió4. Pero se hacía resaltar ( y más tarde el S. Cattet vicario general, entonces  director

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Sin duda Juan Claudio Colin recibió, como los otros seminaristas, el hábil Pensamiento piadoso del S. Bochard, quien buscaba gente de buena voluntad para una obra todavía imprecisa (cf. doc. 33). Él pudo muy bien, también haber sido invitado a unirse a las sociedades con las que el S. Bochard quería combatir la influencia sobre los seminaristas: Sulpicianos o Lazaristas ( (cf. doc. 28) y sobre todo Padres de la Fe, a quien la Bula Sollitudo Amnium Ecclesiarum del 7 de agosto de 1814 abría las puertas de la Compañía de Jesús, restablecida en todo el universo (cf. doc. 29). Se sabe que un grupo de seminaristas, del que formaba parte Louis Querbes, parece haber alimentado en común el proyecto de unirse a la nueva compañía (cf. OM 1, p. 180, nota 2).

2 Sobre las modalidades de la adhesión de Juan Claudio Colin al proyecto marsita, ver doc. 591, § 8 y nota en este sitio, y sobre todo doc. 868, § 2.

3Con esta frase reinicia la cita de la nota dictada al hermanoJuan María (cf. doc 840, § 124), ella misma, muy próxima sobre este punto, del doc. 815, § 2. El resto del párrafo en cambio, no figura en la copia de esta nota inserta en el doc. 840. Pero como, en este sitio de la memoria de 1870, el P. Jeantin no se interesa más que en las afirmaciones del P. Colin concernientes al P. Courveille, es posible que se haya omitido una parte de la nota dictada al hermano Juan María y que los datos sobre las reuniones en el seminario hayan formado parte originalmente de esta nota. Pero es muy posible también que ellas hayan sido dadas directamente por el P. Colin al P. Jeantin en abril de 1869.

4El hecho de las reuniones tanto en el seminario como en la casa de campo, está abundantemente atestiguado (cf. docc. 551, § 2; 591, § 8; 163 (750), §§ 4-6); 164 (752), § 9; 769, § 4). Como se puede ver por esos textos, ni el P. Déclas ni el P. Terraillon ni el S. Cattet hacen alusión a una prohibición formal del S. Gardette. Por tanto, el P. Colin  debía ya haber debido tener en cuenta esta prohibición en las narraciones de su generalato, como resalta del historial del P. Convers (cf. doc. 748, § 1). Es probable que el superior se habrá  negado a  reconocer al grupo como tal y autorizar oficialmente sus reuniones, no oponiéndose a que esta asociación funcionara discretamente bajo la vigilancia del S. Cholleton. El P. Déclas tiene en cuenta a la vez las reticencias del S. Gardette (cf. docc. 551,§ 4; 591, § 9) y las reuniones secretas (cf. doc. 591, § 8).

 

 

del seminario mayor, de esto hacía confesión) que esta idea había difundido un fervor [p.9] extraordinario en la comunidad1.

   [11] El Padre Courveille y sus compañeros, habiendo terminado su curso de teología, hacia fines de 1816, fueron llamados al sacerdocio, después enviados a varias partes en las parroquias en calidad de vicarios.  El Padre Courveille fue colocado en Rive-de-Gier, después fue cura en Epercieux, cerca de Feurs, en el Forêt, departamento de Loire, donde permaneció hasta 18242, época en la que vino a reunirse al P. Champagnat, que se ocupaba en la Valla en fundar la comunidad de los hermanos Maristas enseñantes3.

   [12] El Padre Colin fue colocado como vicario en Cerdon, donde su hermano mayor era cura. Esta nominación alarmó su conciencia; temía que el afecto natural que lo unía a este excelente hermano se convirtiera en un obstáculo a su vocación religiosa. El S. Cholleton, consultado sobre esta dificultad, dijo al joven vicario: Vamos, su hermano será su primer compañero4.

   [13] El buen padre comprendió más tarde los caminos de la divina Providencia. Si hubiera sido vicario en otra parte, no hubiera tenido la libertad sufi[p.11] ciente para trabajar en la realización de su proyecto, sobre todo por los viajes y las ausencias necesarias5.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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85mayor tachado  rev  85  conciencia rev  + delicado  88 joven  pr + sacerdote

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 1 El testimonio del S. Cattet había debido ser evocado por el mismo P. Colin. Es difícil fijar el momento en el que el vicario general había podido hacer una tal confesión, que no se encuentra como tal en su reseña biográfica sobre el S. Cholleton (cf. doc. 769, § 4).

2 Hasta allí, este párrafo reproduce casi literalmente la nota dictada al hermano Juan María (cf. doc. 840, § 125). Los hechos son substancialmente exactos. Para el detalle, ver la sinopsis histórica.

3 Dato tomado del inicio de la nota del hermano Juan Bautista que va a ser citada más abajo (cf. infra § 18).

4 Dato no atestiguado hasta aquí, pero psicológicamente muy probable.

5 Efectivamente, Marcelino Champagnat sufrió a causa del S. Rebod (cf. Juan Bautista, T. 1, pp. 136-137) y Juan Claudio Courverille no se pudo entender con el S. Lancelot (cf. doc. 876, §§ 5 y 8). Es cierto que la calidad de vicario de Juan Claudio Colin y el hecho de que su hermano estuviera adherido al mismo proyecto que él debieron facilitar mucho, entre otras cosas, los viajes a París de 1822 y 1823.

[14] Esta misma delicadeza de conciencia se había ya manifestado en Sn. Jodard, en la época de la conscripción militar. Como el S. Gardette, entonces superior de ese seminario menor, quería inscribir al joven Colin al número de alumnos reclamados por la Iglesia, éste lo rechazó inmediatamente. El superior, extrañado de ese rechazo, preguntó la razón. Yo temo, dijo el joven alumno, que esta reclamación no influya más tarde en mi vocación eclesiástica. –Esté tranquilo, replicó el buen superior; ¿No es usted siempre libre de partir cuando quiera1?

   [15] Pero volvamos a nuestros jóvenes sacerdotes. Como fueron dispersados, unos en la Diócesis de Lyon, y otros en las parroquias que pertenecieron en 1823 a la Diócesis de Belley, se hizo necesario seguir la formación de la Sociedad de María en las dos diócesis.

   [16] Durante todo el tiempo que pasó después de su salida del seminario hasta 1824, el Padre Courveille no hizo nada con el fin de realizar [p.13] su proyecto, y sus jóvenes compañeros colocados en la misma diócesis, separados los unos de los otros, olvidaron pronto su promesa de contribuir a la  dicha Sociedad, y no se ocuparon más del asunto2.

   [17] No obstante, el Padre Champagnat, vicario de la Valla, se había entregado a la fundación del Instituto de los Hermanos Maristas. La idea de este Instituto fue solamente de él. Fue él quien, golpeado por la dificultad que él había tenido para instruirse,   dijo a    sus

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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   100-101  eclesiástico. –pr + No   101 no eres  rev  no permanezca  105 pertenecieron  pr  llegaron a ser/  pertenecieron – al rev3 pertenecían al antiguo

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1 El hecho había sido narrado de manera más pintoresca por el  P. Colin al inicio de su generalato (cf. doc. 499, § 3 y notas en este sitio).

2 Todo ese párrafo reproduce la reseña dictada al hermano Juan María (cf. doc. 840, § 126), ella misma próxima, sobre este punto, del doc. 815, § 3. La afirmación relativa a la inacción del S. Courveille de 1816 a 1824 no tiene en cuenta las iniciativas del padre concernientes a sus fundaciuones femeninas de Saint-Clair y de Rive-de-Gier (cf. docc. 759, § 7; 876 §§ 1-16) y su intento de hermanos enseñantes en Epercieux y en Feurs (cf. doc.  19 (75), §§ 14-16, 22; 873, § 5).El P. Colin  no sueña claramante más que en la sociedad de los sacerdotes y esquematiza de una manera sumaria la historia de esos primeros ocho años, sin pensar en un Déclas ni en un Terraillon, de los que no se podría decir que ellos habían abandonado el proyecto.

Cohermanos del seminario mayor: Será necesario también fundar hermanos enseñantes1.

   [18] El S. Courveille dejó su curato de Epercieux y se reunió al P. Champagnat en la Valla, en el mes de julio de 1824a2. Aunque él no hubo hecho nada por los hermanos3 y que hasta entonces ellos no hubiesen jamás oído hablar de él, tomó el título de fundador y de superior general de los hermanos y de los padres. Es así nombrado en un prospecto del Instituto de los hermanos que fue impreso en esta época (agosto de 1824)4. El P. Champagnat sólo tenía el título de director. Al S. Courveille le gustaba recordar que él había tenido[p.15] primero la idea de fundar la Sociedad de los Maristas5. Es en base a este título que se estableció como superior general de los hermanos. Vestido ridículamente una grande y larga capa azul6, se dio el tono de un abad de convento7, y se presentaba como tal en todas partes a las que iba.

 

 

  a Los datos que se van a leer sobre el S. Courveille han sido proporcionados por el hno. Juan Bautista, contemporáneo de los acontecimientos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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   120 Courveille pr + párroco   122 que él rev que el S. Courveille   127 director  pr + vestido ridículamente con un grande  127 recordar  rev decir   134 contemporáneo  rev + y testigo

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1 Cf. docc. 755 y 757, § 2. Es sin duda a este último que se refiere el P. Jeantin.

2 Con esta frase comienza  el escrito del hermano Juan Bautista, que se encontrará en  doc. 840, §§ 840 y siguientes. La fecha de julio de 1824 parece deducida del prospecto del que va a ser cuestión. De hecho, el S. Courveille fue autorizado a reunirse al S. Champagnat el 12 de mayo y parece  haberse presentado en la Valla desde el mes de junio (cf. docc. 25(101) y 111, así como sus notas).

3 Si el S. Courveille no se había ocupado personalmente de los hermanos del S. Champagnat, no obstante, él había ayudado grandemente a su instituto desde el punto de vista financiero (cf. docc. 16(57) y 26(102)).

4Cf. doc. 26(108), § 15. Las siglas que acompañan allí el nombre del S. Courveille son ciertamente a interpretar s(acerdote) s(uperior) g(eneral). En cuanto al título de f(un)d(ador), aparece en los docc. 41(147),  § 3; 45(152), § 18; 49 (165), § 2. Una nota general rectificando las interpretaciones erróneas de esas siglas, de las cuáles la llave ha sido encontrada demasiado tarde, será editada en OM 4. Sobre el título de fundador atribuido al S. Courveille, ver también los docc. 32(120), §§ 6,20, 23(10 ); y 30(110).

         5Cf. doc. 757, § 27.

         6Cf. OM 2, doc. 160 (625), § 4, y p. 456, nota 3.

         7Cf. doc. 883, § 2

 

 

[19] Aportó una regla que decía haber hecho él mismo y nos la hacía leer. Pero no conviniendo esta regla a los hermanos, se continuó viviendo según el reglamento de la casa; y no ha quedado nada de esta regla, que no era más que una bella teoría1.

   [20] El S. Champgnat quien tenía primero una alta idea del S. Courveille y una muy baja opinión de él mismo, no tuvo la menor dificultad para dejarle tomar el título de superior general y recomendó a los hermanos mirarlo como tal2.

   [21] Los hermanos lo aceptaron en principio, pero, en la práctica, continuaron dirigiéndose al P. Champagnat, tanto para lo espiritual, como para lo temporal. Disimulando la molestia que sufría por esto, el S. Courveille se esforzó por ganar la confianza de los hermanos y, creyendo haberlo logrado, concibió el proyecto de [p.17] hacerse nombrar especial y exclusivamente a todo otro para dirigir a los hermanos3.

   [22] Él hizo, pues, hacer elecciones; pero todos los votos se manifestaron, una primera, después una segunda vez, sobre el P. Champagnat4. Profundamente herido por la preferencia que se le había dado al P. Champagnat, el S. Courveille se encontró disgustado; encontraba censurable todo, desaprobaba todo, y aún, llevó sus quejas al arzobispado5.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Sobre las circunstancias de redacción, el contenido y la amplitud de esta regla se ha reducido a conjeturas. Se sabe que, en su carta del 4 de junio de 1826 a la comunidad del Hermitage, el S. Courveille hará alusión a las “constituciones de la orden” (cf. doc. 45 (152), § 15). Posiblemente se puede distinguir entre esas constituciones –aquéllas a las cuáles, sin duda, había hecho alusión en la carta a Pío VII del 25 de enero de 1822 (cf. doc. 69, § 4) – y una regla para los hermanos que había sido redactada por el Padre Courveille. Pero tampoco se puede excluir que haya habido un solo texto y que el S. Courveille haya reivindicado como suyas las constituciones de toda la Sociedad. Quedaría saber si el hermano Juan Bautista no aumenta aquí un poco esta pretensión del Padre Courveille, como lo hace en otros puntos de su nota. En todo caso, deducir de su texto que el S. Courveille es el autor de las constituciones a las que se hace mención en la carta del 25 de enero de 1822, sería ir demasiado aprisa, y también el P. Leturia escribe prudentemente a este propósito: “Esto no resulta bastante claro en el texto” ( LETURIA, p. 35).

2 El hermano Juan Bautista sigue aquí de cerca el doc. 757, § 27.

3 Cf. doc. 757, §§ 27-28.

4 Ibid., §§ 28-31.

5 Ibid., §§ 34 y 44.

 

 

[23] Su gobierno falto de inteligencia, severo y duro, durante una enfermedad del P. Champagnat, le hizo perder la confianza de todos los hermanos. Nadie lo podía soportar1. Es en ese tiempo que él se comprometió con un joven postulante2. Para poner orden en su conciencia, en abril de 1826, fue a hacer un retiro a la trapa de Aiguebelle3.

   [24] Pero lejos de abrir los ojos sobre el abismo en el que su orgullo lo había precipitado, y persistiendo en su loca pretensión de gobernar todo, escribió una carta en la cual, se lamentaba de que no se le rindieran los honores que le eran debidos, y declaraba que no regresaría al Hermitage ( donde los hermanos habían [p.19] establecido su casa madre) más que después de que se le hubiera hecho la promesa formal de dejarle en el futuro toda autoridad y tratarlo como superior4.

   [25] En este intervalo, habiendo sida conocida por Monsr. el Arzobispo su falta, el P. Champagnat y el P. Terraillon le escribieron conjuntamente pidiéndole permanecer en Aiguebelle si allí se encontraba bien, y que en todo caso, no debía pensar más en volver al Hermitage5.

   [26] No permaneció en Aiguebelle. Después de haber recibido su permiso de traslado6,

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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169           toda  pr + 1

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1 Ibid., § 36.

2 Es este el testimonio más preciso que se posee sobre el escándalo dado por el S. Courveille en el Hermitage. Se ve que si pudo tener allí varias faltas, como lo deja entender el doc. 757, § 46, ellas se realizaron con el mismo individuo.

3 El hermano Juan Bautista da aquí de memoria una fecha que no había precisado en su obra. De hecho, en mayo el S. Courveille estaba todavía en el Hermitage y parece haber dejado la casa entre el 18 y el 24 de ese mes (cf. OM 1, p. 380, nota 2).

4 El hermano Juan Bautista copia aquí su obra, pero según el primer tiraje (cf. doc. 757, § 47, columna izquierda)

5 Ibid., § 48.

6 El S. Courveille tendrá más tarde un permiso de traslado en regla de la diócesis de Bourges (doc. 408). No parece haber tenido jamás un permiso de la diócesis de Lyon. No solamente no ha sido encontrado tal documento en sus papeles, sino ninguna mención de concesión de permiso de traslado al S. Courveille, es hecha en el registro de ordenaciones de las AAL. En donde son fielmente anotados todos los permisos de ese género. Lo que le fue concedido por el arzobispado es, el 17 de junio de 1826, es un testimonial ad revocationem  (doc. 154). Ver también doc. 195.

Vino a habitat a St Clair, cerca de Roches de Condrieu, en el departamento de Isère1, y allí sirvió de capellán a las religiosas2. Las comprometió a comprar la abadía de St Antoine cerca de St Marcellin3, y, con la aprobación de Monsr. De Bruillard, obispo de Grenoble, allí estableció a las hermanas y un noviciado de hermanos4. Pero esta obra no tuvo ningún éxito. En menos de dos años, los pocos sujetos que había reunido, se dispersaron5. Las hermanas fueron las víctimas de los gastos que ese proyecto de fundación  había costado6. [p.21].

   [27] El S. Courveille se retiró a Apinac, su parroquia natal. El S. Beynieux, su tío y venerable cura de la parroquia, obtuvo del arzobispado que permaneciera allí como sacerdote autorizado para ayudar7. Allí pasó solamente algunos mesesa8. Habiendo construido una pequeña capilla en un bosque vecino, allí conducía a los niños en peregrinación y había adquirido una grande reputación de santidad9. Un día, como una  mu-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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178           de las  pr + hermanas

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1                              Él allí se encontraba el 29 de septiembre de 1926(sic)  ( cf. doc. 49 (165))  y se dijo residir allí en las actas del 5 de octubre siguiente (cf. docc. 50 (166) ,2  y  51 (167)).

2                               Sobre estas hermanas de Sain-Clair, entre las cuales Marie Jotillon había pasado varios años, cf. docc. 64;  748, §§ 9-10;  759, § 7; 876, §§ 1-16. Respecto a esto ver también en OM 4 La introducción al repertorio biográfico.

3                              Sobre esta compra, cf. docc. 160 (625), § 6; 859, § 1; 860, § 3 y notas en esos sitios.

4                              Sobre la cronología de esos establecimientos, ver las notas de los docc. 859, § 3; 873, §§ 6 y 11.

5                              El hermano Juan Bautista coloca entonces la dispersión en 1828. Su testimonio será discutido, con otras atestaciones divergentes referentes al cierre del establecimiento de los hermanos de Saint-Antoine, infra, p.  894, nota 5.

6                              Afirmación sumaria y poco clara. Las hermanas se mantuvieron en Saint-Antoine hasta las leyes de 1903, y sus apuros financieros provinieron de la anulación del testamento de Pierrette Olagnier, sobre el cual ellas parecen haber contado para pagar la abadía ( cf. docc. 187 y 873, § 12).

7                              Esta frase y la siguiente forman todavía parte de la nota del hermano Juan Bautista (cf. doc. 840, § 143 ). Este último era originario de Saint-Pal-en-Chalencon, a cinco kilómetros de Apinac, y debía conocer esos hechos por la tradición de la región. Sobre la situación canónicva del S. Courveille en esta parroquia, cf. docc. 205, 245y 840, § 145.

8                              En realidad el S. Courveille pasó tres años en Apinac (cf. docc. 205, 245 y 840, § 145).

9                              Con esta frase, como lo indica la adición a, comienza un relato dado oralmente por el P. Lagniet, el cual era originario de Apinac. Que el S. Courveille haya podido hacer construir alguna cosa en un bosque, no tiene nada de anormal, puesto que poseía uno en el territorio de la comunidad (cf. doc. 106). La tradición que recogerá el P. Detours hablará no directamente de una capilla, sino de una ermita (cf . docc. 873, §12; 876, § 20).

 

 

jer reprendía a un niño que no había querido ir en peregrinación  y le reprochaba vivamente su poca consideración por un santo como el S. Courveille, el niño indignado  exclamó: ¡Su S. Courveille! ¡su S. Courveille! Yo lo conozco. Extrañada de esta respuesta, la buena mujer interrogó al niño y descubrió misterios de iniquidad. Otras mujeres, advertidas por la primera, interrogaron a sus hijos y se encontraron seis que habían sido víctimas de esta abominable pasión1.

  a   Aquí se coloca un horroroso escándalo dado por este pobre sacerdote. Nosotros lo recibimos de boca del P. Lagniet su paisano.

   [28] El cura del cantón2, informado, denunció al culpable a la autoridad diocesana, quien

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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193           peregrinación  pr + éste 

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1 La fecha de esos hechos no está indicada por el P. Lagniet, pero ellos han debido necesariamente producirse entre el 21 de marzo de 1832, fecha en la cual el S. Courveille está todavía en Apinac y no despierta ninguna sospecha (cf. doc. 245) y el 18 de febrero de 1833,  día en el que es aceptado en la diócesis de Bourges (cf. doc. 407). Como las peregrinaciones al bosque son poco concebibles en pleno invierno en una región situada cerca de mil metros de altura y normalmente con nieve en esta época del año, se está invitado a situar los hechos  más en 1832  que en 1833. Por otra parte, parece que en el momento del retiro pastoral de Lyon  del 20 al 27 de septiembre de 1832, el S. Courveille haya todavía estado en la diócesis ( cf. docc. 746, § 17; 819, § 78 a). La época más probable para los acontecimientos aquí señalados, es pues, el otoño de 1832. Habiendo partido de Apinac en octubre o noviembre, el S. Courveille  habría andado de un lugar a otro algún tiempo antes de hacerse admitir en Bourges.

2 Apinac es del cantón de Saint-Bonnet-le-Chatêau. Esta última parroquia tenía como cura, a inicios de 1832, a Jean –Marie Rousset, quien murió el 21 de mayo de este año. El 13 de junio, fue nombrado Jean Thévenon, quien debió atender la aceptación del gobierno y fue instituido el 25 de agosto (cf. AAL, reg. pers. 1, en fecha del 13 de junio de 1832). Es pues un cura completamente nuevo en la región quien sería intervenido por denunciar, en el otoño siguiente, las artimañas del Padre Courveille. También es permitido preferir la tradición recogida por el P. Detours, quien hace intervenir no a un cura de cantón, sino a un cura del cantón, el de Merle, a cuatro kilómetros de Apinac ( cf. doc. 873, § 12). El cura de Merle era entonces el S. Jacquet, en el lugar desde 1817 y conocía pues, muy bien tanto al S. Beynieux como al S. Courveille.

 

 

lanzó un entredicho1. Ante esta noticia, el bueno y digno cura de Apinac cerró la sacristía, para [p.23] impedir a su sobrino celebrar la santa misa. Éste, habiendo tenido la audacia de reclamar la llave de la sacristía, el venerable cura le respondió: Miserable, desde hace mucho tiempo que tú dices la misa; tú no la dirás más aquí.

   [29] Entonces el S. Courveille desapareció, y durante mucho tiempo no se supo qué había pasado con él2. Más tarde, se supo que era religioso con los benedictinos de Solesmes, donde murió hace dos años3.

   [30] El S. Courveille tenía un cabeza débil; se jactaba de tener visiones y hablaba de apariciones de la Sma. Virgen4. Esto es conocido de todos aquellos que lo han frecuentado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Los archivos del arzobispado de Lyon no conservan ninguna huella de esta historia, tampoco en el registro de las deliberaciones del consejo, donde, no obstante, se hace más de una vez mención, al menos brevemente, de denuncias por hechos contra las buenas costumbres.

2 Aquí retoma el escrito del hermano Juan Bautista (cf. doc. 840, § 143).

3 El hermano Juan Bautista ignoraba ciertamente dónde estaba el S. Courveille cuando apareció su obra en 1856. Debió enterarse que estaba en Solesmes por la carta del P. Favre al hermano Francisco del 17 de septiembre de 1856 (cf. OM 2, pp. 763-764). En cuanto a la fecha aproximada de la muerte del benedictino, es probable que la conoció de aquél que le pidió  su reseña, que se tratara del  mismo P. Colin o del P. Jeantin. Este deceso, ciertamente conocido muy rápido en Apinac, donde el benedictino tenía familia y por consiguiente , herederos, había podido llegar al conocimiento del P. Lagniet en el curso de los meses siguientes, entre otras noticias de la región  y se propagó así a la casa madre.Por otra parte, es posible que la noticia haya venido directamente de Solesmes a Lyon, viendo los contactos que existían entre la abadía y la sociedad de María, contactos a los cuáles el P. Favre hará precisamente alusión en julio de 1869 (cf. doc. 817). En todo caso, no parece que ceda en hacer intervenir aquí la breve nota transmitida por Dom Chamard al P. Mayet el 28 de junio de 1868 ( cf. doc. 718, § 36). Anterior a la decisión tomada por el P. Colin de redactar una memoria, la solicitud del P. Mayet que supone esta nota parece poner todo sencillamente en relación con el trabajo de copia de las Memorias, entonces en curso. En el momento de incluir definitivamente en esta colección los datos concernientes a Dom Courveille, el P. Mayet habrá deseado saber lo que había pasado con este último, posiblemente con la esperanza de obtener de él alguna última precisión. Si se piensa que antes de 1870 las pesquisas del P. Mayet cerca de dom Courveille eran ignoradas por el P. Colin (cf. Mayet-Colin del 5 de junio de 1870) y con mayor razón de sus secretarios, se puede excluir que de ese lado se haya dirigido al P. Mayet para tener datos sobre el benedictino, y no se ve tampoco por qué el autor de las Memorias habría comunicado de él mismo este dato.

4 Según el doc. 820, § 28, esta frase y las dos siguientes pertenecen todavía a la nota del hermano Juan Bautista (cf. igualmente doc. 845, § 38). En cuanto al fondo, no hay razón para poner en duda la atestación del hermano Juan Bautista, testigo direct. El P. Colin, por su parte, decía solamente que el S. Courveille hablaba de comunicaciones celestiales y de revelaciones (cf. supra, § 5, y doc. 839, §§ 12-13,43), no de visiones o apariciones.

 

Por otra parte, era piadoso y tenía una grande devoción por la Sma. Virgen .El M. R. P. Colin asegura que en el seminario mayor el Padre Courveille era agradable a Dios y que recibía gracias extraordinarias: Un día, dice él, cayó en éxtasis, a los pies de su confesor; se tuvo necesidad de llevarlo cargandoa1.

a Tal es el rol que el S. Courveille ha jugado en la obra de la fundación de la Sociedad de María: Manifiesta exteriormente la idea de esta Sociedad, que otros tenían desde hacía lago tiempo; da los nombres de  Sociedad de María, de   Maristas, he allí todo. No ha dado ninguna regla, ninguna idea, no ha hecho ninguna gestión, no ha escrito ninguna carta a las autoridades eclesiásticas2.

   [31]3 El P. Terraillon vino al Hermitage en 1825, en octubre, y salió de allí en la misma época en 1826, bajo pretexto de predicar [p.25] el jubileo, pero en realidad porque no se llevaba bien con los hermanos4. En Pascua de 1827, fue nombrado cura  de  la  pequeña pa-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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222 esta Sociedad  pr + él da  223  da  rev + exteriormente  223-224 los nombres – Maristas  rev2 el nombre de Sociedad de María  224 He ahí todo  rev  no ha [pr nada] hace otra cosa  226-227  vino- época  rev2 había venido a reunirse al S. Champagnat al Hermitage durante el mes de octubre de 1825; lo dejó.

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1 El P. Terraillon testimoniaba por su parte la santidad del S. Courveille en el seminario mayor y hacía alusión, si no a excesos, al menos a lágrimas abundantes durante sus confesiones. (cf. doc. 798, § 3).

2Este párrafo recuerda de cerca el doc. 804, §§ 7-9, pero también el doc. 813, § 2; supra § 6, e infra, §  40 (negativa que contiene la existencia de una regla del S. Courveille). El hecho de que esta adición esté orgánicamente unida al texto invita, no menos que su carácter sintético, a considerarla como un sumario del P. Jeantin redactado desde la primavera de 1869, sumario, que por otra parte, será integrado a la segunda redacción de la memoria (cf. doc. 820, § 31). Se notará que las palabras de Maristas han sido suprimidas en 1870, sin duda después de que el P. Colin hubo hecho la declaración consignada en § 6 a, la cual atribuye al S. Courveille la sola paternidad del nombre de la Sociedad de María.

3Los §§ 31-36 provienen de la nota del hermano Juan Bautista (cf. doc. 820, § 33).

4Cf. doc. 757, §§ 27 y 49, así como sus notas.

rroquia de St Martín de Fontaines cantón de Neuville1.No permaneció allí más que seis meses. Llegando a estar vacante el curato de N(uestra) S(eñora) de St Chamond, el S. Champagnat, quien conservaba la esperanza  de atraer al S. Terraillon, pidió con instancias a Monsr. El Arzobispo el nombrarlo a N(uestra) S(eñora), lo que le fue concedido2. El P. Séon, profesor en el colegio de St Chamond, vino al Hermitage en el mes de abril de 18273.

   [32] El P. Bourdin llegó allí en 1828, no siendo todavía más que diácono. El P. Pompallier algunos meses después4.

   [33] En 1829, hubo un proyecto de nueva casa de Padres. El S. Thérel, cura de Charlieu, ofreció ceder para eso la vasta abadía de los Benedictinos que está en esta ciudad. El P. Séon fue a tomar posesión de ella y allí pasó el año; pero la Revolución de 1830 y la muerte del S. Cura, acabaron por hacer fracasar ese proyecto5.

   [34] El P. Champagnat ofreció entonces la Grange-Peyre, para que se establecieran allí los padres; pero el S. Rouchon, cura de Valbenoite, habiendo ofrecido su [p.27] casa, antiguo convento de Benedictinos, se aceptó su proposición. El P. Séon fue nombrado allí como superior a inicios de 18316.

   [35] El P. Chanut entró en 1830.

   [36] Los PP. Servant y Forest en 1831ª7.

 

   a El P. Colin algunas veces visitó a los padres de Valbenoite, a fin de conservar la unión y el mismo espíritu. Un día, habiendo ido el padre a ver al S. Gardette, sup(erior) del seminario mayor, éste le dice: ¿Viene usted a pervertir a nuestros sujetos? El P. Respondió: S. Superior, Monsr. De Belley no tiene necesidad de sujetos de Lyon. Si mi presencia aquí lo contraría, yo estoy listo a retirarme. Esas pala-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Esta nominación no tuvo lugar, en realidad, más que en la fiesta de Todos los Santos siguiente (cf. OM 1, p. 444, nota 2).

2 Esta intervención del S. Champagant para la nominación del S. Terraillon al curato de Nuestra Señora (9 de abril de 1828) por otra parte, no es atestiguada, pero constituye un dato extremadamente probable, tanto más que a principios de 1828 el arzobispado había  correspondido al S. Champagnat con respecto a este curato, pidiéndole dar allí una ayuda provisional (cf. doc. 59 (179)).

 3En realidad en junio de 1827 (cf. doc. 160 (625), § 10 y notas en este sitio).

 4Sobre sus fechas de entrada, cf. OM 1, p. 922, nota 1.

 5Sobre este asunto de Charlieu, imperfectamente conocido, cf. docc. 65 (198), § 4; 69 (202); 70 (203); 160 (625), § 18.

 6Se tiene aquí prácticamente un resumen del doc. 757, § 64.

 7Sobre la fecha de entrada de esos tres cohermanos. Cf. OM 1, p. 922, nota 1.

 

 bras firmes, dignas, cerraron la boca al superior, quien se dio prisa en tomar un tono más dulce y más afable1.

   Misma conducta con el S. Courbon y el S. Cattet2.

 

   [37] Tales son los inicios de la Sociedad de María en la diócesis de Lyon. En este intento se ve a cohermanos que buscan unirse, pero no se ve ninguna gestión hecha, sea ante la administración diocesana, sea sobre todo, ante la S. Sede, con el fin de erigir canónicamente una  sociedad religiosa. Sólo uno trabaja con ardor y éxito: el P. Champagnat. Él funda y desarrolla la obra de los Hermanos Maristas de la Enseñanza. En cuanto a la Sociedad de los Padres, hay, lo repito, intentos, frecuentemente infructuosos, algunas veces mezclados con escándalos, como lo hemos visto; pero no hay ninguna gestión ante las autoridades eclesiásticas3.

 

 

 

                                                              172 (844)

 

13 de agosto de 1870.- CARTA DEL P. COLIN AL P. JEANTIN: Respuesta a tres cuestiones históricas. Según copia hecha a mano por el hermano Juan María con firma autógrafa, APM 233.2

 

En respuesta a una carta del P Jeantin que no se ha conservado, el P. Colin hace en seguida algunas aclaraciones sobre tres puntos de la historia de los orígenes. Además del interés que presentan en ellas mismas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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   257 y más  pr + conven   266 En cuanto a pr  + la idea   269 eclesiánticos  rev2 + punto de fundación propiamente dicha.

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 1 Se tiene allí manifiestamente una anécdota contada por el mismo P. Colin  y que hasta entonces jamás había sido anotada por escrito. Ella no carece de verosimilitud, pero es prácticamente imposible reportarla a uno más que a otro de los viajes hechos por Juan claudio Colin en la diócesis de Lyon entre 1830 y 1836 (cf. OM 2, p. 706, nota 3). En cuanto a la fecha de esta adición, que no será retomada en las ediciones siguientes, no posee tampoco elementos positivos.

2 La mención del S. Courbon, muerto en 1824, es aquí completamente anacrónico. Sin duda el P. Colin quería hablar del S. Barou.

3 Este párrafo esquemático no hace más que retomar las afirmaciones hechas de una manera más explícitas todavía por el P. Colin en su carta al P. Mayet del 23 de enero de 1865 (cf. doc. 804, § 9 y notas en este sitio)

  

 

 

 

 esas precisiones tienen además la ventaja de dar indirectamente ciertas indicaciones sobre el trabajo de la comisión de las constituciones, en el seno de la cual trabajaba el P. Jeantin. Dejando a las notas el cuidado de comentar las afirmaciones del P. Colin  como tales, se cree conveniente interrogarse previamente lo que hubiera podido impulsar a los comisarios, o al menos al P. Jeantin, a recurrir así a la inteligencia del fundador1.

   Sobre el primer punto, “dimisión” del Padre Courveille (infra, §1), el origen de la cuestión es simple. En las noticias históricas del 14 de septiembre de 1869, el P. Colin había hablado de dos encuentros con el S. Courveille, uno en Belley y el otro durante un retiro pastoral en Lyon, encuentros al término de los cuales el desventurado padre había sido despedido (cf. doc. 821, § 11 y notas). Ahora bien, la narración del P. Terraillon, que la comisión tenía entre manos, y se preparaba a utilizar largamente, hablaba de una dimisión del S. Courveille aceptada por los SS. Colin, Champagnat y él mismo en el Hermitage (cf. doc. 163 (750), §§ 10-11). Semejante dato era completamente nuevo para el P. Jeantin, pero, por otra parte, el hecho de una respuesta colectiva escrita del Hermitage al S. Courveille para manifestarle no regresar más, se cotejaba bien con la narración del hermano Juan Bautista (cf. doc. 820. § 21). El cual, no obstante, no hablaba de dimisión. ¿Cuáles eran entonces las circunstancias exactas de poner aparte al promotor del proyecto marista? Se comprende que sobre este importante punto , se hayan elevado importantes discusiones entre los comisarios, volviendo prácticamente indispensable el recurso a la inteligencia del P. Colin.

   El segundo punto (§§ 2-5) comprende la identificación de las ramas que comprendía el proyecto primitivo de la Sociedad. En su circular impresa el 6 de mayo, el P. Colin había indicado la composición del plan presentado a Roma en 1833, o sea, cuatro ramas: Padres, hermanos, hermanas y tercera orden (cf. doc. 827, § 15). La cuestión, no obstante, podía con razón, parecer poco clara a los comisarios. Por otra parte, en efecto, la narración enviada por el P. Mayet  al P. Colin  y  puesta en el informe de la comisión, recordaba la vieja “revelación” siguiendo la cual, la Sociedad hubiera sido vista bajo el emblema de un árbol de tres ramas (cf. doc. 835, § 10).Por otra parte, y sobre todo, el proceso verbal de la primera sesión del capítulo de 1866 reportaba así el inicio de una intervención del P. Colin sobre la regla: “Él nos ha dicho que en su idea primera la Sociedad debía tener  cuatro ramas: los padres, los hermanos, las hermanas y los contemplativos.Estos últi-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Se supondrán adquiridos aquí los datos que establecerá la introducción al doc. 845 relativos a las piezas que poseían los miembros de la Comisión de las constituciones (cf. O.M. 3, pp. 628-633).

 

mos, en el antiguo proyecto de regla, hubieran formado la casa de retiro”1. Finalmente, el hermano Juan Bautista, en su obra, que los comisarios conocían, indicaba que la idea del Instituto de los Hermanos, era propia del S. Champagnat, quien había sugerido a sus condiscípulos del seminario la adición de ésta al plan primitivo (cf. docc. 757, § 2; 821, § 9). Si se añade a esto que el informe del Cardenal Castracane transmitido por el P. Nicolet a la comisión hablaba desgraciadamente de tres diversas congregaciones de sacerdotes (cf. doc. 304, § 2), se comprenderá fácilmente que el P. Jeantin y sus colegas hayan deseado más amplia luz sobre la cuestión, sin que se pudiera, por tanto afirmar que ellos habían expresamente confrontado al instante, todos los datos indicados.

   El tercer punto, relativo al fin y al contenido de la apertura de corazón que el P. Colin pretendía hacer al Papa (§ 6), puede haber representado un último esfuerzo realizado por el P. Jeantin en su nombre propio para conducir al fundador a revelar su famoso secreto. Sigue siendo muy posible, no obstante, que sea la misma comisión, quien haya decidido hacer interrogar oficialmente al P. Colin sobre este punto capital, a fin de saber, a qué atenerse a ese propósito en el momento de la redacción del informe (cf. doc. 845, §§ 43 y 72).

   Resumiendo, parece que, con fecha del 11 de agosto,  el examen de las cuestiones históricas en el seno de la comisión haya sido seriamente comenzada. Ese día, el P. David había entrado a la Neylière2, anunciando o confirmando que el P. Fundador no tenía la intención de  venir por el momento. Es viendo eso, sin duda, que el P. Jeantin se decidió a escribir sin más tardar al P. Colin. La respuesta de éste último, que se va a leer, fue comunicada por su destinatario a la comisión, al menos oralmente (cf. doc. 845, § 14). Es más tarde solamente3,que el P. Jeantin ejecutó, bajo el título Plan Primitivo de la Sociedad de María expuesto por el M.R.P. Fundador, una copia ligeramente retocada de los §§ 2-6 ( APM 921.392).

 

                                                                                                               

                                                     J M. J. La Neylière, 13 de agosto del 70.

 

 Mi querido y apreciado padre,

 

[1] Dos palabras de respuesta, rápidamente, a su carta del 11 de los corrientes.10 Si la memoria no me falla, no fue al Hermitage sino a Belley, a donde  el P.  Te-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1 Cf. Actas del capítulo de 1866, proceso verbal de las sesiones, p. 8. (texto citado más ampliamente en Acta S.M., t. 6, p. 577).

2 Cf. supra , p. 591, nota 2).

3 Esta copia, en efecto, escribe los imperfectos en ai y no en oi, costumbre que el P.Jeantin no adopta más que hacia 1884 (cf. infra. P. 921, nota i).

 

 

 

 

 

 

raillon hizo  un viaje, que fue problema del despido del Padre Courveille1. La palabra dimisión de la que se sirve el P. Terraillon no me parece la palabra apropiada. El Padre Courveille, no habiendo sido jamás designado y aprobado por los superiores eclesiásticos ni elegido canónicamente por los cohermanos como superior, no tenía qué dar ninguna dimisión2. Las notas del hermano Juan Bautista de las que tiene copia entre las manos3 me parece más claro y más verídico.

   [2] 20 Las cuatro ramas presentadas a Roma forman una misma sociedad bajo la autoridad del mismo superior y justamente rechazada por el Cardenal Castracane4  son las ramas de Padres, allí comprendidas, los hermanos sirvientes, los hermanos enseñantes, las hermanas religiosas y la tercera orden5.

   [3] Los hermanos enseñantes no se encontraron jamás ante Dios en mi plan primitivo de la Sociedad; si más tarde fueron admitidos en ella, fue por complacencia y en reconocimiento de los servicios que ellos nos rendían y  sobre  todo a petición del P. Cham-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 No parece dudoso que a la rectificación presentada, por otra parte, bajo reserva por el P. Colin  sea preciso preferir la narración del P. Terraillon a la cual se refería el P. Jeantin (cf. doc. 163 (750), § 10). La narración del P. Terraillon había sido puesta por escrito, en efecto, cerca de treinta años antes y estaba unida a recuerdos precisos, como se  puede ver por el doc. 798, §§ 7-8.

2 Si, de la primavera de 1824 a los alrededores del verano de 1825, el Padre Courveille fue generalmente considerado como superior de los hermanos, tanto por el arzobispado (cf. doc. 28 (108), §§ 15-16) como  por el S. Champagnat (cf.  doc. 757, § 27) y hasta un cierto punto, por el mismo Juan Claudio Colin (cf. doc. 122, nota), no se tiene indicio contermporáneo de que una superioridad sobre los padres le haya sido oficialmente reconocida, y el doc. 38 (141), 190, parece aún excluirlo, al menos en lo que concierne al arzobispado.

3 Cf. doc. 171 (819), § 25. El hermano Juan Bautista no mencionaba la presencia del P. Colin en el Hermitage en el momento de la respuesta a la carta escrita de Aiguebelle  por el S. Corveille, pero ese silencio no puede  prevalecer contra las afirmaciones positivas del P. Terraillon.

4 La expresión justamente despedido ya había sido empleada por el P. Colin en el doc. 827, § 16. De la mención expresa del Cardenal Castracane se puede, no obstante, deducir a menos a título hipotético, que el P. Jeantin había hecho alusión en su carta al expresivo informe de dicho cardenal (doc. 304), del que el descubrimiento había debido constituir para él una sorpresa.

5 Es exacto (cf. doc. 125 (294), § 5). Los hermanos coadjutores son mencionados en el capítulo consagrado a los Padres (cf. ant. Textus, fasc. 1, p. 78).

 

 

 

 

 

Pagnat y de sus hermanos1. Los Padres, las hermanas y la  tercera  orden entraban en el plan

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Que la rama de los hermanos enseñantes haya sido considerada desde el seminario mayor sobre proposición del   P. Champagnat, el  P. Colin lo sabía bien y lo había él mismo recordado en su reseña del año precedente (cf. doc. 820, § 10) .¿Pretende decir aquí que antes de 1816, había, por su parte, concebido el plan de una sociedad de tres ramas sin hermanos enseñantes y que estos últimos no fueron admitidos más que en esta fecha?. Esta explicación parece rechazada, porque no se ve, en este caso, cómo el P. Colin podría decir que los hermanos habían sido admitidos “en reconocimiento de los servicios que ellos nos rendían”, puesto que en 1816 ellos no existían todavía. Por otra parte, nada en las otras declaraciones del P. Colin, deja suponer que antes del seminario mayor él haya tenido ya una clara visión de las ramas de una sociedad que él desearía sin aún tener todavía el nombre de ella . (cf. docc. 171 (819),§ 6 a; 839, § 39). Lo que bien parece sobre todo afirmar aquí, es que, en la regla primitiva escrita en Cerdon, ningún lugar fue hecho a esos hermanos enseñantes, y sobre este punto, no se tendrá pena en creerlo si se está atento a los hechos siguientes: 1) En los dos únicos fragmentos conservados de la regla de Cerdon, las hermanas son explícitamente mencionadas (cf. h, 17-18, g, 3-4: Ant. Textus, fasc. 1, pp. 22-23), así como los hermanos coadjutors (cf. h, 1, 14, 20), pero no los hermanos enseñantes, cuando, por tanto, los puntos a propósito de los cuales se habla de las hermanas ( informes financieros entre ellas y la virorum communitas; papel del superior general en la elección de la superiora de las hermanas) hubieran normalmente hecho una mención de esta otra rama si ella hubiera estado prevista en la regla.Por otra parte, se hará notar que la palabra misma de virorum communitas parece indicar que no existe más que una comunidad de hombres, la que comprende a la vez a los Padres y a los hermanos coadjutores. 2) La primera carta conservada de Juan Claudio Colin a Marcelino Champagnat después del despido del S. Courveille ( doc. 53 (169)) testimonio de un real interés del superior de Belley por la obra de su correspondiente pero permanece reservado y no es claro sobre la pertenencia de los hermanos enseñantes a la Sociedad. 3) En el curso de los años siguientes, la unión entre los  aspirantes sacerdotes y las hermanas de Belley por una parte, los aspirantes sacerdotes y los hermanos de Lyon por la otra, estrechan los vínculos; todo eso forma la “obra de María” (cf. docc. 91 (227), § 1; 92 (228), § 1, etc.), pero es claro que el modo de pertenencia de los hermanos a la Sociedad de María no está definida en el espíritu de Juan Claudio Colin, la cuestión de la relación entre hermanos José y hermanos maristas crean en ese campo una real dificultad. 4) El 15 de abril de 1833, el P. Colin tiene el propósito de presentar a Roma sólo las constituciones de los Padres, mencionando a las hermanas y a los hermanos (cf. doc. 268, § 3). 5) Es solamente en el mes de junio siguiente, una vez decidido el viaje, que pide al P. Champagnat “un resumen sobre la regla de sus hermanos” (cf. doc. 116 (272), § 3), texto del que no se sabe si lo recibió y que no parece haber tenido en Roma (cf. doc. 298, § 2)  en el momento en el que en el Summarium da “un resumen de la regla de los Hermanos Maristas, un resumen de la regla de las hermanas” (cf. doc. 295, § 4), conforme al plan a cuatro ramas del que el primer testimonio se encuentra en la súplica del 23 de agosto de 1833 (doc. 120 (282)). Todo eso parece claramente indicar que la regla de Cerdon no contenía efectivamente nada sobre los hermanos enseñantes y que su presencia en el summarium de 1833 fue la consagración de una unión de hecho  a la cual el P. Champagnat tendía ( cf. doc. 153 (417), § 5 ) y que él había sabido hacer reconocer por el superior central.

 

 

 

 

 

 

 

 

primitivo, como también los hermanos sirvientes bajo el nombre de hermanos josé1.

   [4] Esta combinación, que, en los designios de Dios, no debía ser más que provisional, fue el efecto de una providencia particular. Esas diversas ramas, en los inicios, tenían necesidad las una de las otras, y una tal organización conservaba entre ellas la unidad, la unión y una santa armonía.

   [5] La obra de Santo Sacramento debía hacer una obra aparte y separada2.

   [6] 30 deseando hacer una apertura de corazón a su Santidad, mi único fin era descubrirle por cuál camino yo había concebido el plan, indicado arriba, de la Sociedad  y el espíritu que lo debía animar3. Yo desearía hacer esta apertura para mi segur[i]dad personal. No pude hacerla a su Santidad, pero la hago en parte al cardenal Odescalchi4.

   [7] Procuraré  bajar pronto a Lyon.

   [8] Mis respetos al r(everendo) sup(erior) gene(ral) y a todos los PP. Del capítulo. Si no estoy presente corporalmente en medio de ellos, si lo estoy en espíritu.

   [9] Como siempre, todo de usted en Jesús y María,

           mi bueno y muy querido padre,

                                           su muy humilde serv(idor).

                                 Colin.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Se acaba de ver que además de los sacerdotes, la regla de Cerdon, a juzgar por los dos fragmentos conservados, consideraba la existencia de hermanas y de hermanos coadjutores. Es posible que desde ese momento estos últimos hayan recibido la denominación de hermanos José, que aparece por primera vez en un documento escrito el 3 de febrero de 1832 ( cf. doc. 102 (242), § 3). En cuanto a la tercera orden, no hay  ningún testimonio directo, inclusive, ninguna idea, de lo que en esta regla podía concernirle.

2 ¿Cuándo había tenido el P. Colin la idea de esta obra? No lo dice aquí. Es muy evidente que no estaba prevista desde Cerdon, aún como “obra aparte y separada”, puesto que la primera idea de una casa de retiro no apareció con él más que en 1835-36 y no adquirió  un carácter eucarístico más que en 1851 (cf. supra, p. 295, nota 1).  También está permitido preguntarse, si, redactando el proceso verbal de la primera sesión del capítulo de 1866 citando anteriormente en la introducción, los secretarios habían interpretado bien el pensamiento del P. Colin. Se puede ver a este propósito las reflexiones hechas en Acta S.M., t. 6 p. 577.

3 Cf. doc. 171 (819), § 40 b.

4 Cf. docc. 171 (819), § 40 b; 841, § 3; 842, § 12. Es este el único sitio en el que el P. Colin afirma que esta apertura de corazón al cardenal no fue más que parcial.

 

 

 

 

 

 

 

 

          173 ( 865 )

 

1889-90. – EL ACUERDO COURVEILLE-CHAMPAGNAT y el papel del S. Gauché. Según una hoja doble de 299 X 195 mm. Escrita en las pp. 1 y 3 , APM 922.124.1.

 

Aunque no fechado, el documento que se va a leer puede ser, sin gran riesgo de error, remontado al período de la estancia del P. Detours en Saint-Chamond, tanto a causa de la identidad de su papel con el del documento siguiente, que en razón de la mención del cura de l’ Horme parroquia vecina de Saint-Chamond. En esas líneas se tiene a la vez un ejemplo de la facilidad con la cual el P. Detours construía hipótesis y reconstruía el pasado y una prueba de la justeza de sus suposiciones. Es también posible que el S. Gauché haya tenido con el S. Courveille relaciones más antiguas y más estrechos , que no conjeturaría nuestro investigador, y se ha permitido reunir a ese propósito en las notas, los indicios del lugar que Chavanay ha podido tener en los proyectos de fundación del promotor de la Sociedad de María.

 

 

                                                                                   Courveille

 

   [1] Courveille firmó en  Chavanay un acta notariada por la cual, salvo 5 000fr(ancos) y un cuarto en el Hermitage, él se desiste y deja al P. Champagnat dueño absoluto del Hermitage y de sus propiedades1.

   [2] Ahora bien, me ha dicho el Sr cura de Lhorme2, había entonces en Chavanay un cura de nombre de Gaucher3 ( Ese Sr Gaucher tiene todavía una sobrina en Chavanay).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1      Doc. 50 (166).

2      El Padre Juan Antonio Grenier, quien ocupó el puesto del primero de agosto de 1875 hasta su muerte, ocurrida el 19 de abril de 1895. Era originario de Chavanay, donde había nacido el 20 de septiembre de 1831 ( cf. AAL, reg. pers. 2).

3      Joseph Gauché fue nombrado el primero de octubre de 1808 cura de Chavanay, del que era ya vicario en ese tiempo (cf.  AAL, reg. pers. 1). Permaneció al frente de esta parroquia hasta octubre de 1855 (cf. VACHET, p. 592). Durante los primeros años de su ministerio debió conocer jóvenes mujeres , las futuras religiosas de Saint-Clair originarias de su parroquia: Anne Perreton y las dos Verrier. ¿Hasta qué punto las había animado y ellas habían participado en los intentos de fundación religiosa que tuvieron lugar en Chavanay bajo la Restauración? No se puede, en el estado actual de las investigaciones, dar respuesta a esta pregunta, pero no se puede omitir señalar aquí ciertos hechos que pueden comprobarse útiles para una profundización ulterior de la historia de las fundaciones del Padre Courveille.

  

 

 

El Sr Gaucher era un sacerdote muy santo y un hombre muy fino. El P. Champagnat le había dado hermanos1 y ellos eran íntimos. Sabiendo que Courveille estaba en St Clair ( y, sin duda, Courveille había debido ver frecuentemente al Sr Gaucher), el Sr, Gaucher, muy fino, habrá guiado las negociaciones entre el P. Champagnat y Courveille2. Vista su habilidad, habrá hecho aceptar a Courveille las condiciones del acta que fue en seguida notariada. El P. Champagnat se encontraba así liberado y tranquilo.

   [3] Courveille, quien fundaba en St Clair y quería ir a St Antoine, habrá estado bastante contento de sus cinco mil francos y sobre todo, habrá estado halagado con el cuarto concedido en el Hermitage.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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El 27 de noviembre de 1816, el secretario del consejo del arzobispado de Lyon  señalaba: “El Cura de Chavanay teniendo varias casas de mujeres consagradas a la educación que viven con este fin en comunidad, aunque ellas no sean de ninguna manera religiosas, pretende y trabaja desde hace tiempo para  eso, que una de esas casas adoptó una regla y se asoció a una institución religiosa; pide previamente el consentimiento del ordinario a este efecto. Sobre qué se determina que está autorizado con el fin de agregar la casa que considere la más dispuesta en la congregación o de San José o de San Carlos, pero a condición de que todo sea de mutuo acuerdo entre los diferentes sujetos de la dicha casa”. (AAL, reg. delib. 4).  No se sabe qué seguimiento dio el S. Gauché a esta recomendación, pero el 9 de diciembre de 1820 cinco muchachas eran autorizadas en Chavany para la educación: Marie Paret y Marie Olagnier, de Chavanay; Eléonore Goutarel, de Roche (Isère); Etiennette Cadis y Jeanne Durand, de Lyon (cf. arch. Dep. de la Loir, registro utilizado en doc. 63). La segunda de esas señoritas cederá en 1824 a los Hermanos Maristas la casa donde ella daba clases (cf. nota siguiente).

   1 La mención de una fundación a hacer en Chavanay figura en uno de los cuadernos del S. Champagnat antes del otoño de 1824 (cf. doc. 29 (109)) y parece haber sido pedido todavía después de mucho tiempo (cf. doc. 166 (754), § 25 y nota en este sitio). No se tiene, pues prueba de que el S. Courveille haya estado mezclado en esta fundación, pero no se guardará de excluirlo, vistas las relaciones que sus religiosas de Saint-Clair tenían con Chavanay. Parece bien, en todo caso, que los hermanos en noviembre de 1824 tomaron el relevo de una escuela tenida por una de las piadosas hijas del S. Gauché (cf. El texto de los Anales Avit citado en OM 2, p. 782, nota 2). Precisemos que la Marie Olagnier de la que se trata aquí y en la notas precedente, nació en Chavanay, el 2 de noviembre de 1793, de Juan Bautista y Margarita Paret y no parece, en consecuencia, haber tenido parentesco inmediato con las dos hermanas Olagnier de Châteauneuf ni con la de Pélussin, que las tres serán religiosas de San Antonio (cf. OM 1, p. 451, y rep. biogr.).

   2 Lo que para el P. Detours no era más que una hipótesis se encuentra notablemente apoyada por la mención del S. Gauché llevado sobre el sobre de la minuta del acta (cf. doc. 50 (166), líneas 46-47). El P. Detours, trsbajando sobre los documentos del Hermitage, no había visto, por su parte, más que la expedición.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No se  le despedirá completamente; se le mirará como a un amigo de la casa; eso lo rehabilitaba un poco a los ojos de todos y era también un acto de hábil caridad y apaciguamiento. [4] ¿Courveille ha utilizado ese cuarto del Hermitage. Posiblemente? No encuentro huellas de su aparición en esta época y más tarde en el Hermitage1.Por tanto, él llevó a San Antonio algunos hermanos del Hermitage2. Entonces, él tenía todavía contacto con esta casa y los hermanos. Por demás, su falta no fue, posiblemente muy divulgada, gracias a la prudencia del P. Champagnat. Los hermanos no podían saber exactamente lo que pasaba y creer que el alejamiento de Courveille era debido a  los desacuerdos que habían existido y sobre todo, porque queriendo ser considerado como superior y honrado como tal, se había retirado viendo que no se le concedía lo que deseaba. Es la razón que él ha dado al cura  de St Antoine cuando pidió la posesión de esta Abadía3 . Es la razón que él ha dado en todas partes, sin duda, cuando su falta no era bien conocida y sobre todo en un tiempo en que sus faltas futuras no habían llegado y donde gozaba todavía de una reputación de austeridad y de santidad.

   [5] Un rasgo que describirá el Sr Gaucher. En una reunión, un cierto voltarianio se encontraba allí y, como se cantaba, el voltariano cantó una cancioncilla poco conveniente. El dueño de la casa le pregunta riendo:  Y bien, Sr cura, qué piensa usted de esta cancioncilla. “Sí, sí, dijo maliciosam(en)te el cura. Acepto la tonada, pero dejo a los otros la letra”.

 

174 (874)

 

Sin fecha.- notas del p. Detours citadas en GRENOT, Anales S.M., t. 1, pp. 12-28.

 

Se ha tenido la ocasión de ver anteriormente que el conjunto de los papeles del P. Detours fueron, después de la muerte del P. Jeantin, remitidos al P. Grenot,

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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   1 Ninguna huella de tal pasaje existe, en efecto, se puede considerar como moralmente cierto que el S. Courveille no reapareció en estsa casa después de octubre de 1826.

   2 Cf. docc. 859, § 2; 860, § 3; 873, § 11.

   3 Cf. doc. 860, § 3.

 

 

 

 

 

 

 

quien destruyó una gran parte de ellos1. Todos los pasajes citados por el P.  Grenot en sus Anales han particularmente desaparecido, e importaba, entonces, editarlas , de ninguna manera garantizando, evidentemente, la fidelidad de las citas hechas por un autor poco escrupuloso en la materia. Reservando para el documento siguiente una importante nota sobre el S. Courveille, se han reunido aquí las diversas “notas del P. Detours” citadas en el párrafo “Favores celestiales” del capítulo 1 de los Anales consagrado al P. Colin Las otras raras notas del mismo citadas en el resto del volumen no aportan elementos nuevos o no interesan a la historia de los orígenes.

 

[p. 13]

 

   [1] Para no citar mas que un ejemplo de esto2, él había visto y sabido de una manera indudable, mientras tomaba sus clases en S. Jodard, que el P. Jallon, su profesor se convertiría en uno de sus primeros compañeros3  . Un poco más tarde, él se afanó en tranquilizar al P. Champagnat acerca de la partida del Padre Terraillon, su compañero en el Hermitage, haciéndole entender que él vendría a tomar su lugar, a pesar de todas las apariencias contrarias, entre los primeros elegidos de la Sociedad de María4 (1).

  (1) Notas del P. Detours.

   [2] Por otra parte, se pidió al P. Colin si él había visto al S. Courveille, como iniciador de la Sociedad de María, entre aquellos que debían cooperar eficazmente en su fundación: “No, respondió, él no era5 (2)”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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   1 Cf. supra, pp. 816-817.

   2 El P. Grenot acaba de resumir JEANTIN, t. 1, p. 176, sobre la visión que Jean Claude Colin hubiera tenido,, desde antes del seminario mayor, de aquellos que deberían colaborar con él.

3      Cf. doc. 872, § 4.

4      Es un hecho que,  contrariamente a Marcelino champagnat, que hablaba de la deserción del S. Terraillon (cf. doc. 286), Juan Claudio Colin no desesperó jamás de verlo algún día unido a la Sociedad (cf. docc. 95 (233), § 8; 101 (241), § 4; 145 (380), § 1). Nada, no obstante, en esos textos muy sencillos, invita a pensar que se haya beneficiado a causa de su inteligencia. Es posible, no obstante, que, sacando de esas cartas, que conocía, la afirmación según la cual el P. Colin había visto a todos aquellos que debían un día colaborar con él, el P. Detours haya creído poder discernir allí una prueba de e

se fenómeno carismático, a menos que no sea el P. Grenot quien haya interpretado en ese sentido una observación de su predecesor.

5 Cf. doc. 839, § 10. Este dato que el P. Jeantin no reprodujo en su obra pero que insertó tardíamente al margen de su ejemplar personal (cf. JEANTIN interfoliado, t. 1, figuraba posiblemente en su redacción de 1891, donde el P. Detours lo hubiera encontrado.

 

 

 

 

 

   (2)Notas del P. Detours. ( Ver Apéndice B, fin del capítulo I01..

[14, en nota]

   [3] Es de tradición constante, en Cerdon y en la Soc(iedad) de María, que la Sma. Virgen se le hubiera aparecido, no solamente en el camino  de Mérignat, como acabamos de decirlo2, sino varias veces aún, cuando oraba en el estudio de su cuarto, convertido en oratorio, en esta parroquia3.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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   1 Doc. 875.

   2 En el texto, el P. Grenot acababa de encontrar ese hecho según JEANTIN, t. 1, pp. 101-102.

   3 El P. Grenot utiliza aquí manifiestamente el texto de los “artículos” preparados por el P. Nicolet, postulador de la causa del P. Colin, en vista del interrogatorio de los testigos del proceso ordinario. He aquí el texto: Es de tradición en Cerdon y en la Sociedad de María, que la Santísima virgen se le apareció varias veces cuando oraba en la oficina de su cuarto convertida en oratorio. Se ler apareció todavía en el camino de Mérignat, cuando se dirigía a Belley para tratar con Monsr. Devie los asuntos de la Sociedad”. ( n. 289, p. 85). Habiendo sido él mismo uno de los testigos del proceso, el P. Grenot  había declarado a ese propósito, el 4 de mayo de 1900: “Es de tradición en la sociedad que ‘la S(an)tísima Virgen se le había aparecido varias veces en Cerdon, en Mérignat y en los últimos tiempos de su vida en la Neylière” ( copia pública, f. 399v) . Se habrá notado que en esta declaración el P. Grenot no se había comprometido relativamente a las apariciones en la oficina del cuarto, y los otros testigos habían estado todavía más vagos que él. Sobre los veinte padres o hermanos coadjutores maristas interrogados, nueve habían hablado de apariciones, pero sobre ese número, dos se habían referido explícitamente y únicamente a la de la Coria (cf. copia públic, ff. 272r y 479r), cuatro no habían dado ninguna precisión (ibid., ff. 329v, 465r,, 502v  ) ,  y  dos solamente, además del P. Grenot, habían hablado de Cerdon pero sin distinguir como él, Cerdon de Mérignat, lo que hace pensar que ellos se referían también, incluso únicamente, a la aparición de la Coria (ibid., ff. 307v y 383v). En cuanto a los tres testigos Cerdonianos, uno había hablado de apariciones sin precisión (ibid., f. 575v ), otro no sabía nada (ibid., f. 577r ), y el tercero. El Padre Clerc, cura desde 1898, había señalado la tradición sobre la aparición en Mérignat sin hacer alusión a los hechos acaecidos en la casa del cura (ibid., f. 617r). Se puede pues preguntarse si la tradición concerniente a las apariciones de la Virgen del P. Colin en la oficina de su cuarto en la casa cural estaban, en 1899, también establecidas en la Sociedad de María y en Cerdon como el P. Nicolet acaba de dejarlo entender. En 1913, en cambio, luego del proceso apostólico super fama sanctittis, tres testigos cerdonianos hablarán de apariciones de las que el P. Colin se habría beneficiado en su cuarto (cf. proceso apostólico, copia pública, ff. 134r , 136r , 146v). No obstante, sin poner en duda la sinceridad de esos testigos, se puede preguntarse seriamente si los recuerdos de las declaraciones de los ancianos a partir de los cuales  ellos declaran no han sido influenciados por las afirmaciones del P. Grenot, cuya obra había aparecidoen 1903, afirmaciones que, indirectamente al menos, habían debido llegar a Cerdon por los padres maristas u otros peregrinos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es cuestión de construir una capilla en el lugar de la aparición1. (Notas del P. Detours)

[16]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Así pues, la “tradición” a la cual se refiere la presente nota parece muy frágil. Proviene sin duda simplemente, del doc. 839, § 36, retomado en forma equivalente en CJN, p. 8. La palabra oficina, utilizada en este texto y en la presente nota, sugiere particularmente este origen. Sería suficiente confrontar este texto con ciertas alusiones hechas por el P. Colin a favores sobrenaturales recibidos en los orígenes (cf. doc. 839, §§ 22-23 y 28) para llegar, sin demasiado trabajo ¡desgraciadamente! a la idea de apariciones recibidas por el vicario de Cerdon en la oficina de su cuarto. A partir de allí, será inevitable que se busque situar en  la casa del cura los lugares de esos favores celestiales .Confiscada en 1905 como consecuencia de la ley de separación de la Iglesia y del Estado, esa casa cural fue recuperada en 1913, y el cura de entonces, el S. Poncet, se instaló allí el 25 de noviembre de 1913 ( cf. Eco Parroquial de Cerdon, enero de 1914). Él debió entonces informarse con los ancianos del apartamento que había sido el de Juan claudio Colin y la bautizó con  un nombre nuevo, como “cuarto de las apariciones” la pequeña pieza mediana del piso inferir , cuya ventana da al camino que sube al monte Carmier. De hecho, la localización del departamento del vicario era erróneo, el P. Detours, habiendo especificado detrás de una foto de la casa parroquial, hacia 1890, que ese apartamento era el del piso superior( cf. fig. 99). Aunque haya permanecido bastante viva hasta estos últimos años, la seudo tradición referente a este cuarto e las apariciones es pues carente de fundamento y por otra parte, se encuentra en camino de desaparecer.

   1 Dado que, para la tradición sobre las apariciones en la casa parroquial el P. Grenot parece claramente depender del P. Nicolet (cf. nota precedente), la indicación Notas del P. Detours vale sin duda, únicamente para la última frase de la nota, en la medida que se refiere al proyecto de construir una capilla en el camino de la Coria. Tal proyecto había sido concebido, en efecto, desde 1870 (cf. supra, p.

. 257, nota 2), y en 1875 el P. Eugène Colin parecía alimentar la misma preocupación (cf. dos. 852, § 9). El 20 de febrero de 1901, el Padre Joseph Clerc, cura de Cerdon, manifestará en su declaración al proceso ordinario: “Una tradición de la región dice que la Sma. Virgen se había aparecido en el camino de Cerdon a Mérignat originaria de Cerdon. Se dice también que un antiguo cura de Mérignat había querido hacer construir un recuerdo de esta aparición, que tuvo dificultad para ello, por la dificultad de definir el lugar exacto” (copia pública, f. 617r) . Habiendo sido anexada Mérignat a Poncin  entre 1888 a 1892 ( en el tiempo precisamente de la indagación del P. Detours), el antiguo cura  al que nos referimos aquí, debe haber estado en funciones antes de 1888, y se le uede pensar ya sea en N. Pigeon (1864-1876), ya sea en J.-A. Bolliet ( 1876-1888). Uno u otro habría recibido la visita de uno de los Padres Maristas interesado en comprar y construir y se habría mostrado interesado en el proyecto. Es a través de él que la aparición en el camino de Mérignat había entrado en la tradición de la región, en la que se puede fuertemente dudar que haya existido anteriormente. Luego de su paso por Cerdon, el P. Detours habría escuchado hablar de ese proyecto de construcción.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 [14] Cuando en el curato de Cerdon, asentó sobre el papel los primeros borradores de Constituciones, compuso también las reglas para las Hermanas Maristas y la Tercera Orden de María. Sin embargo, un hecho lo dejaba en la ansiedad; Dios le había mostrado la Sociedad de María bajo la forma de una antorcha o de un árbol de cuatro ramas. No fue sino más tarde que comprendió la realización completa de esta misteriosa visión, cuando el P. Champagnat propuso establecer el Instituto de los P(equeños) H(ermanitos) de María, para la enseñanza de la juventud, y que su santo [p. 17] Fundador  pretendía absolutamente que dependiera del tronco común1. ( Notas del P. Detours).

   [5] En el capítulo general de 1870, repitió lo que frecuentemente había hecho escuchar: “Yo declaro resueltamente que no reconozco otro fundador que la Santísima Virgen; de mi parte, yo no he sido más que un medio pasivo. No temo afirmar de nuevo, , en presencia de Dios y en el umbral de la tumba; jamás hubiera tenido la temeridad de escribir las Constituciones si yo no me hubiera visto obligado por un poder superior al mío. La circunstancia que me ha determinado a ello, es mi secreto y el de mi hermano; los otros Maristas no lo conocerán más que en el cielo2”. Él había confesado al P. Champagnat que para determinarlo a vencer sus resistencias y marchar sin temor, la Santísima Virgen se le había aparecido dos veces3. (Inf(orme) del P. Detours).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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   1 Nota basada en parte, sin duda, sobre los manuscritos del P. Jeantin utilizando el doc. 172 (844), § 3, y preparado por JEANTIN t. 1, p. 75. Nunca, no obstante, el P. Jeantin habla de la visión de un árbol de cuatro ramas, y el P. Detours ha debido tomar este dato, por otra parte, posiblemente de el P. David. En todo caso, lo había impresionado y, en el prefacio de su cuaderno Tercera Orden Secular de María, escribirá: “Henos aquí, llegando a la historia de la 4a rama de la Sociedad de María. El árbol misterioso compuesto de 4 ramas que habíua visto el M.R.P. Colin nos aparecerá ahora en todo su engrandecimiento y toda su belleza” (p. 2). En cuanto a la imagen de la llama, no se encuentra en ninguna parte.

   2 Cf. doc. 848, § 5.

   3 Se permanecerá muy reservado sobre esta afirmación, de ninguna manera atestiguado, por otra parte, y que el P. Detours había sin duda recogido en el Hermitage de una tradición indirecta. Se sabe, en todo caso, que el P. Champagnat casi no creía en los fenómenos maravillosos que hubieran marcado los orígenes de la Sociedad (cf. doc. 156 (440)).

 

 

 

 

                       

 

 

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24 de diciembre de 1864. – CARTA DEL CARDENAL DONET al hermano Luis María: Observaciones sobre la Vida del P. Champagnat por el hermano Juan Bautista; sus relaciones con los primeros maristas. Según la expedición autógrafa, AFM; editada con algunos retoques en “Circ. P.F.M.”, t. 3, pp. 544-545.

 

   A propósito  de una petición de hermanos maristas para una parroquia de su diócesis, el Cardenal Donet , Arzobispo de Bordeaux, que acaba de terminar  la lectura de JUAN BAUTISTA, se deja ir a evocar el período ya lejano de los orígenes maristas.  Visto el fin interesado de su carta, es llevado a embellecer un poco su propio escrito, pero su testimonio merece ser escuchado, porque ese futuro príncipe de la Iglesia, había sido bastante bien colocado para decir en la ocasión su palabra a uno u otro de los protagonistas de esta historia. Nacido el 16 de noviembre de 1795 en Bourg-Argental (Loire). Ferdinand Donet, después de los estudios secundarios en el colegio de Annonay1 , había entrado a Saint-Irénée en noviembre de 1813, al mismo tiempo que Juan claudio Colin y Marcedlino Champagnat2. Hizo con ellos toda su Teología, pero, en razón de su edad, debió esperar algunos años la recepción de las órdenes mayores. Profesor de humanidades en el Colegio de Belley de 1816 a 18193, recibió el sacerdocio el 7 de marzo de 1819 en Grenoble4, después fue sucesivamente vicario en la Guillotière, misionero con los cartujos a partir de octubre de 18195 y cura de Irigny del 15 de septiembre de 1821 al 30 de septiembre de 18226. El 15 de noviembre de 1822, es oficialmente autorizado a ir como misionero a Tours7, donde permanece cinco años. Llamado a su diócesis por Monsr., de Pins, es nombrado al curato de Villefranche el 24 de agosto de 18278. Preconizado el 6 de abril de 1835 coadjutor de Monsr. Forbin-Janson, Obispo de Nancy, es consagrado el 30 de mayo siguiente y, después de un año y medio en Nancy, es nombrado el 30 de noviembre de 1836 Arzobispo de Bourdeaux,

 

 

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   1 Cf. POUGEOIS, Vida, Apostolado y Episcopado de S.E. el Card. Donet, t. 1, París, 1884

   2 Cf. arch. Del sem. Mayor de Lyon, reg. 1, a la fecha.

3 Cf. POUGEOIS, ob. cit. , y El episcopado Francés, p. 388.

4 Cf. Aal, reg. ordin. 2.

5      Cf. ODIN, p. 218

6      Cf. AAL, reg. Pers. 1.

7      Cf. AAL, reg. Ordin. 2.

8      Cf. AAL, reg. Pers. 1.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sede que ocupará hasta su muerte, ocurrida el 23 de diciembre de 1822, habiendo recibido el cardenalato el 15 de marzo de 18521. El texto que se va a leer y sus notas permitirán al lector darse una idea de los contactos que en sus diferentes puestos, Ferdinand Donet había tenido con los primeros aspirantes de la Sociedad de María.

 

Arzobispado de Bordeaux

 

Bourdeaux, 24 de Xbre de 1864.

 

   [1] Yo he leído mi muy querido hermano, con una inmensa edificación la vida de vuestro excelente y siempre tan llorado2  fundador; éramos casi paisanos3 y él ha hecho todo su seminario conmigo, y colocado, ya sea en la clase de teología, o ya sea en el corredor donde se encontraban nuestras celdas, siempre al lado mío: era, como lo dice el autor de la Vida, uno de los hombres que se relacionaba bien con  todos. Frecuentemente me confiaba sus pensamientos más íntimos . Entonces, nada de la historia de su vida me ha extrañado. Yo haré leer esta vida en el refectorio de mi seminario mayor en el próximo retiro pastoral. Resultará de mucho provecho.

   [2] Yo creo que sería bueno suprimir, no lo que se refiere al S. Courveille, sino de no dar más que la inicial de su nombre. El S. Champagnat no entró al seminario mayor exactamente en 1812, sino el 1o de 9bre  de 18134. El Se(ñor) de Saint Trivier no ha tenido nada qué ver en la fundación de los hermanos de St Sauveur. El honor en esta fundación, se debe completamente a la familia Colomb de Gaste5. ElS. De Saint Trivier ha hecho mucho por la escuela de Bourg-Argental, de acuerdo con el S. De Playné, yerno del S. De Sablon y que era entonces alcalde de mi pequeño pueblo natal6. Usted no verá mal que yo reivindique mi parte en esas dos fundaciones: Habiendo conservado contactos con el Padre Champagnat a causa de nuestra vieja amistad,

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1      Cf. El Episcopado Francés, p. 144.

2      Leer evidentemente llorado. Este interesante lapsus ha sido rectificado por el editor de lasCirc. P.F.M.

3      Marlhes, donde nació Marcelino Champagnat, no está más que a trece kilómetros a vuelo de pájaro de Bourg-Argental, patria delCardenal çdonnet. Pero antes de la Revolución la primera parroquia pertenecía a la diócesis de Puy y la segunda a la de Vienne.

4      Es exacto (cf. doc. 9 (25)).

5      El cardenal rectifica aquí JUAN BAUTISTA, t. 1, p. 101; cf. también doc. 166 (754), § 11.

6      Cf. JUAN BAUTISTA, t. 1, pp. 105-108; cf. también doc. 166 (754), § 12

 

 

 

 

 

En las diversas posiciones que la Providencia me ha hecho, es sobre mis instancias y las de las autoridades locales que él consintió en dar su primeros hermanos a St Sauveur y a Bourg1 y a enviarnos, de acuerdo con el P. Colin, él también mi antiguo hermano de armas del seminario mayor en 1813, 14, 15 y 16, una colonia de Padres Maristas en mi diócesis en 18382. El Padre Chanu ha sido el primer superior de los misioneros de Verdelais, establecimiento que ha llegado a ser un ode los másimportantes de la Compañía.

   [3] He entrado, mi muy querido hermano, en todos esos detalles para que usted no tenga más el ánimo de negarnos hermanos para la parroquia de Gironde.

   [4] Yo soy no únicamente uno de los mejores amigos de su Orden, sino casi uno de sus fundadores. Yo había anunciado al P. Champagnat las malas pasadas que le jugaría el S. Courv(eille)3. Yo había tranquilizado más de una vez al S. Bochard4. Yo os había vuelto favorable a Monsr, de Pins y había,

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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   1 La intervención de ese joven sacerdote de Bourg-Argental ante uno de sus amigos de seminario para decidirlo a esas fundaciones es muy probable.

2      No se ha visto que el P. Champagnat haya intervenido de alguna manera en la fundación de Verdelais, qque no le concernía y a la cual él no quiso enviar hermanos (cf. carta del P. Colin al P. Champagnat del 22 de febrero de 1839; el original, que pertenecía al lote de los AFM, está hoy perdido; varias copias de esta carta subsisten en los APM 914,113). El cardenal claramente apela a todos los medios para encontrar contactos con el Instituto de los hermanos.

3      El Padre Donet, se ha visto, recidió fuera de la Diócesis de Lyon de noviembre de 1822 a agosto de 1827. Como en esta última fecha, el S. Courveille había ya causado al P. Champagnat los disgustos a los cuales hace alusión aquí el cardenal, la predicción se puede ituar muy probsablemente antes de 1822, posiblemente, aún, desde la época del seminario mayor.

4      Entrando en la comunidad nombrada de los Cartujos en Lyon en octubre de 1819, el Padre Donet permaneció allí dos años, y, aunque no haya podido resolverse, al fin de ese tiempo a emitir el doble voto de obediencia, guardó buenas relaciones con esta Sociedad, de la que fundó una filial en Tours (cf. ODIN, pp. 218-219). Es evidentemente de 1819 a 1821 que conviene situar su acción moderadora ante el S. Bochard, fundador y protector de la Sociedad. Se sabe que en 1821 serias dificultades opusieron al vicarioi General y al Padre Champagnat y que un período de calma entre los dos hombres, parece haber seguido a esas dificultades (cf. doc. 166 (754), §§ 17-25). Una cierta influencia del Padre Donet en este asunto es muy posible.

5      El favor de Monsr. De Pins fue concedido a los hermanos maristas desde su llegada a la diócesis (cf. doc. 22 (95. El Padre Donet estando entonces en Tours, se tiene mayos dificultad para representarse cómo hubiera podido ejercer en ese momento una influencia eficaz sobre el administrador apostólico.

 

 

 

 

 

 

 

 

Advertido por el S. Cholleton, descubre algunas de las conspiraciones del S. Cattet1 y hace caer las consideraciones en las que se había inspirado el S. Dervieux, cura de St Pierre, todo el orden2, del cual, en un cierto momento, no quería más escuchar hablar más que al S. Alirot de Marlhes3 . Tengo todavía la carta que me escribió el S. Dutreuil su sucesor, quien fue mi vicario en Villefranche en 1828, sobre los últimos momentos del P. Champagnat. El S. Dutreuil mira como uno de sus más conmovedores recurdos los últimos momentos de vuestro fundador. “La escena de la que acabo de ser testigo en una celda de la casa madre del Hermitage, me decía él, permanecerá grabada en mi corazón en caracteres imborrables”.

   [5] Por favor, pues, querido hermano, en virtud de todos esos recuerdos, deme hermanos para Gironde sin tardanza, y en 1866 me dará para la Teste4.

 

Su Seguro Servidor

                          + Ferdinand Cardenal Donet

                                                                                                    Arz(obispo)     de

                                                                                                                   Bord(eaux).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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1 Se sabe que el S. Cattet, encargado a fines de 1825 del cuidado de las comunidades religiosas, tuvo dificultad a ese título con los hermasnos y Padres de la Sociedad de María en la Diócesis de Lyon hasta que el S. Cholleton sea personalmente designado para ocuparse de los Maristas ( cf. docc. 146; 267, § 3). Entre tanto, el S. Chelleton debió ciertamente tener más de una ocasión  temer el celo de neófito de su colega (cf.doc. 44 (151), § 1) y, no pudiendo intervenir directamente, buscarás hacer actuar a terceros. Es difícil, no obstante, suponer en 1826 en el momento en el que el S. Cattet hizo correr al Instituto sus más grandes riesgos (cf. docc. 757, §§ 44-45; 48 (159)), una intervención del Padre Donet, entonces en Tours. Éste pudo intervenir, al contrario, a partir del fin de 1827, cuando, cura de Villefranche, tenía la ocasión de venir al arzobispado y usar de su influencia ante Monsr. De Pins.

   2 Esta oposición del S. Dervieux parece haber sido clara hacia la Pascua de 1821 (cf. doc. 166 (754), §§ 18-22), es decir, en una época en la que el Padre Donet, aureoleado por el éxito de la gran misión que predicaba en Saint-Etienne (cf. ODIN, p. 218, y Amigo de la Religión, t. 28, pp. 106-107), puede muy bien haber tenido la ocasión de deslizar algunas palabras eficaces al cura decano del cantón vecino de Saint-Chamond.

3      Fundada en 1818, la escuuela de Marlhews debió ser cerrada en 1821 y fue reabierta solamente después de la muerte del S. Alirot en 1832.

4      La Teste de Buch ( Gironde). El editor de las Circ. P.F.M. ha leído equivocadamente el resto.

 

 

 

 

 

 

 



 

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