Occidente, Cali 22 de mayo de 1999, Página 4A
Deslices Propios y Recuerdos
NOTA: En mi columna de la semana pasada, yo también las metí, pues insistía que no se debe escribir panbaso , sino pambazo, y una "m" de "m . . r . a" o de "aca" para hablar a lo argentino, se metió de intrusa en mis dedos y escribí "pambanzo".
Confesión de culpa y propósito de la enmienda, que los manifiesto y expreso a mis lectores. Revolviendo en mis diccionarios, para sorpresa mía encontré, que el Diccionario de Mejicanismos de Francisco J. Santamaria. Editorial Porrua, da amplia y variada información del vocablo pambazo. Así lo describe: "Y no es pan de moyuelo o salvado solamente, sino un pan, el más corriente y barato, de harina inferior, que consume la gente pobre".
Y agrega esta expresión figurada y familiar: Cara de pambazo. " Dícese del carón o de cara lisa y grande y mofletuda si se quiere".
Bien, pues a ese pan de gente pobre se le ha dado siempre en nuestra Popayán, categoría de alcurnia. De aquí que la próxima reunión de la Noche Patoja en el Club San Fernando. el 29 de mayo próximo, será con "pipián y con pambazo".
Recuerdos: En diciembre de 1982, antes del terremoto, cuando la Torre, cumplía 300 años. Livio Paz Navia, le cantó a La Torre del Reloj, que como dijo de ella el maestro Valencia " es la nariz de Popayán". Quiero ceder hoy el espacio de mi columna, para que mis lectores disfruten de este extraordinario poema de L.P.N .
ODA A LA TORRE.
En mi solar de castellanos muros
y enchapes de abolengo,
donde la Historia con la Gloria duermen
en tálamo de olvido y de recuerdos;
al amparo de sabios y poetas
y guerreros intrépidos;
de santos y de mártires augustos
y varones egregios,
que reunidos en pléyade armoniosa
colman el pebetero,
en enhiesta quietud, alzas tu frente.
! Oh Torre ¡ nívea esposa del ensueño,
guirnalda de magnolias y azahares
engastada en el viento.
Mástil de luz, escala hacia lo eterno;
lágrima de alabastro,
tea del pensamiento.
Surtidor de armonía y de arpegios
cumbre de lo soberbio.
Recio titán erguido sobre el plinto
de lo noble y sereno.
Vestal que el fuego avivas
en el ara del genio y del talento.
Urna que guardas en tu virgen vientre
secretos de romances y de besos.
Saeta disparada al infinito
a caza de luceros.
Sonrisa dibujada en el paisaje
que esbozó el sufrimiento.
Alborozo en incendio de arreboles,
nodriza del anhelo.
Beso de Dios suspenso en el espacio
cuajado en rocío trémulo.
Éxtasis del pasado y del presente,
Torreón de contornos altaneros,
a cuya sombra plácido descansa,
el glorioso Manchego.
Como una novia pálida, vestida
de encajes y de velos;
en actitud de coqueteo perenne
con el rayo y el trueno;
parada en esa esquina sempiterna
que idealizó el Misterio,
con lágrimas de bronce en tus pupilas
te sorprendió mi Pueblo
deshojando racimos de crepúsculos
y atisbando al Silencio.