Occidente, Cali 29 de mayo de 1999, Página 4A
Gazapos de otras latitudes
NOTA: Por mi ausencia de la ciudad durante la semana pasada, por hoy dejo descansar a mis colegas de este entorno. Pero, mi ojo avizor fisgoneador, no duerme cuando estoy ausente de la ciudad, antes por el contrario, parece que se aguzara y acrecentara con los nuevos aires y paisajes diferentes. El ejemplo de gazapos gemelos que abajo trato, ejemplifica mi anterior anotación.
CITO: Revista AVIANCA Mayo 1999, No. 244. . Cuento. Las esquinas más largas. Página. 64. " Llegaron a la plazoleta del Chorro de Quevedo, exhaustos por la ascención de calles laberínticas, por la cantidad de estudiantes que se inerponían igual que morsas, y ya no pudieron ninguno de los dos avanzar su respectivo paso de huida y persecución.
COMENTO: Mientras volaba en mi viaje de regreso de Cúcuta, en el trayecto. Bogotá Cali, distraje el corto tiempo que dura el vuelo, leyendo la revista a la que he hecho referencia. El cuento citado, cuyo autor es el laureado escritor Emilio Rosero Diago, entusiasmó mi inquietud desde un comienzo. Ya casi al final como un relámpago imprevisto, el leer "ascención" trató de distraer mi imaginación, pero seguí de largo, quería conocer el desenlace. Extraordinario el final del cuento..
Tranquilo en mi casa, otra incertidumbre horadaba mi cabeza y me pregunté: ¿será posible que en una revista propiciada por una empresa tan seria como Avianca, se deslicen errores de tal magnitud ? Y no sólo la espuria "ascención", sino también la insólita inerponían , son yerros, gazapos o traspiés que el más humilde corrector de ortografía habría sugerido cambiar por ascensión", y también corregir a "interponían"
Yo me he puesto a pensar, si será que cuando yo leo, me obsesiono por los errores ortográficos, o son estos los que me buscan y persiguen. Y como en el caso comentado también me deslumbran y enceguecen. Allí dejo para mis lectores este comentario.
En varias ocasiones he rematado esta columna con citas o poemas de otros escritores, y con versitos de mi autoría. Hoy deseo compartir una selección de un opúsculo titulado NO TE MUERAS CON TUS MUERTOS, pues estoy seguro, de que moverá las fibras de los propios sentimientos de los lectores.
QUISIERA COMPARTIR CONTIGO:
Tus muertos ya murieron,
y en tu mente ya lo sabes.
Pero tu corazón necesita tiempo
para saber y aceptar que ya partieron.
Por eso tu dolor resurge como nuevo,
ante esa mesa familiar
donde un lugar quedó vacío,
en esa Navidad donde alguien falta,
en esa nacimiento sin abuelo,
en ese año nuevo que se brinda
y alguien ya no levanta la copa...
Así es el corazón humano:
siempre vive de a poco
lo que la razón sabe de golpe.
¡ Para la mente
los muertos mueren una vez;
para el corazón
mueren muchas veces...!