LA CABALA DEL RENACIMIENTO
NUEVAS APERTURAS

FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS


Biblia Hebraica. Segunda mitad del siglo XV. TAV.2 - Florencia,
Biblioteca Medicea Laurenziana, Conv. Sopp. 268, c.310V.

 

CAPITULO IV
LA CABALA EN ITALIA (1)

 

Hemos visto en el capítulo anterior cómo la Cábala Hermética, o el hermetismo cabalístico surge en Florencia por la gracia del Conde de la Concordia, lo que es imitado y seguido por distintos estudiosos e iniciados que se van acoplando de modo paulatino, aunque también acelerado dada la importancia que cobró inmediatamente la Cábala en el panorama cultural de Europa, en gran parte gracias a los colaboradores y amigos de Pico, muchos de ellos judíos, -entre ellos Alemmano del que ya hemos hablado- que mediante sus escritos y traducciones actualizaron la herencia tradicional, que tomaba esas formas al expandirse en medios gentiles, abierta a los no judíos, que apuntalaron el edificio de la Cábala en el Renacimiento. Y debe advertirse, como apunta Moshe Idel164 que el peso de los estudios al respecto ha recaído en manos de cabalistas no judíos, a los que se suele llamar cristianos.

Sin embargo, aunque la parte cristiana de este desarrollo cabalístico ha sido suficientemente analizada, el fenómeno paralelo y contemporáneo entre los judíos ha escapado de una presentación detallada, siendo aún "terra incognita" (campo virgen) para la investigación erudita. Basados en las tradiciones similares a aquellas que nutrieron la reevaluación cristiana de la magia, los textos que representan concepciones judías aún permanecen en forma manuscrita y son generalmente ignorados tanto por los eruditos judíos como por los cristianos.  Este hecho representa un obstáculo a un entendimiento más preciso del proceso que contribuyó al desarrollo de la reevaluación judía de la magia y de los magos.165

Y agrega:

Efectivamente, algunos escritores judíos, empezando por los del siglo XII, construyeron gradualmente una interpretación mágica comprensible del Judaísmo, presentando una gama completa de rituales judíos impregnados de resonancias mágicas, y todo esto formulado en términos claramente positivos. Al final del siglo XV, R. Yohanan Alemanno logró desarrollar una interpretación del judaísmo valorizada como la forma más alta de comportamiento mágico. La magia era presentada como la culminación ideal de su plan de estudios incluyendo una lista de obras mágicas para ser estudiadas luego del estudio de la Cábala.

Y no deja de sorprendernos el estudioso judío al abordar el tema de la magia como algo que estuviese fuera de la Cábala, ajeno a ella, estableciendo divisiones y subdivisiones de tipo exclusivamente universitario opuestas totalmente a lo orgánico del tema de la Cábala que rebasa el "encorsetamiento" de una materia que desborda todo tipo de catalogación intelectual ajena a su propia esencia, y que los propios autores, los cabalistas, no establecen. Y prosigue M. Idel:

Aunque elevada a un rango, aún más alto que el campo más esotérico de la visión judía de la creación, como era considerada la Cábala, la magia parece haber contribuido sólo marginalmente en el cambio del comportamiento de aquellos que promovían su importancia. La interpretación del ritual judío cargada de aspectos mágicos fortaleció la importancia de este ritual, y su realización precisa y diligente, así como lo hicieron las interpretaciones teosófico-teúrgicas de la Cábala. En cuanto a nuestra evidencia histórica, Yohanan Alemanno, Abraham Yagel, y otros como ellos, parecen haber estado de acuerdo con el rito judío regular, y no sabemos nada acerca de las actividades mágicas en las cuales podrían haber participado. Menos aún que Ficino y Pico, quienes mostraban un interés teórico y práctico en la magia, los textos judíos no relatan la realización de rituales mágicos per se. Esta situación es verdaderamente rara, a la luz del hecho de que la realización del ritual mágico claramente proviene de fuentes judías y está relatado en textos renacentistas, mientras que la creación de un golem no está atribuida a los judíos contemporáneos de los cristianos que realizaban esta práctica.166

Y en la página 86:

Lo que es sorprendente en estas fuentes cabalísticas es el hecho de que estos practicantes estaban preparados para relacionar el origen de la magia, adscribiéndole así una autoridad sin precedente, a un fenómeno espiritual. La magia era ahora descripta como una tradición proveniente de una revelación divina, directa, que había tenido lugar en el pasado y aún continuaba en el presente. En vez de introducir gradualmente la magia en la tradición judía a través de una reinterpretación del ritual, como lo había hecho Yohanan Alemanno con la utilización de elementos neoplatónicos, herméticos y astrológicos, los cabalistas españoles apelaron a la revelación como la mejor forma para introducirla como un hecho teológico principal, independiente del ritual clásico judío o la halakah. Además la revelación incluida en el Libro de las Respuestas [Entit], insistía que el verdadero propósito del exilio era para destruir los poderes del mal, y repartir una justicia apropiada a los gentiles que estaban inspirados por estos poderes. Como consecuencia directa de la voz divina que le habla al cabalista anónimo, el autor mantenía que el tiempo había ahora llegado para una revelación de los secretos de la ley, asegurando de tal modo el conocimiento y el poder profético del cabalista, mucho mayor que los de las generaciones anteriores. Consecuentemente los cabalistas concebían la revelación de esta magia como parte del diseño divino para redimir a Israel; y como parte de esta revelación comprensible, el libro revelado que había sido compuesto según había sido transmitido por los poderes superiores, incrementaría el conocimiento religioso en general.

En otro texto Idel apunta algo sobre el ambiente judío en Italia en relación con la Cábala, pero antes de la expulsión de España:167

Dos años antes de la expulsión, Rabbi Mor Hayyim visitó Italia de camino a la Tierra de Israel. En Italia conoció, al menos, a dos personas interesadas en cábala y escribió dos cartas a uno de ellos, Rabbi Isaac de Pisa, quien estaba en ese momento en Pisa o en Florencia. La segunda persona, mencionada de pasada, era un tal Rabbi Yohanan quien tenía estrechas relaciones con Rabbi Isaac. Yo le identificaría con el maestro de Rabbi Isaac, Rabbi Yohanan Alemanno. En su carta Mor Hayyim expresa la esperanza de que cuando sus consideraciones difieran de "las del Rabbi  Yohanan, que Dios le guarde, estoy seguro de que encontrarás, dada la cualidad de tu mente, la causa de mi desviación". Luego se vuelve mucho más insistente:

"Cuando tú indagues en estos temas, no deberás seguir las [consideraciones] de esos sabios que consideraron a la intelligibilia como la raíz [de sus especulaciones] e interpretaron los asuntos cabalísticos de manera que acuerdan con la filosofía ['iyyun]. Pero deberás considerar a la Cábala como tu raíz y hacer un esfuerzo por hacer que el intelecto esté en concordancia con ello. Pero si tu excelencia no pudiese hacerlo, sabrás que hay un limite para el intelecto, pero la Cábala, que fue recibida de la boca del profeta, es más alta que el intelecto, por lo que puede corregir todo aquello que el intelecto ha distorsionado".

Las advertencias de Mor Hayyim son su intento de neutralizar la "perniciosa" influencia de Alemanno en relación a la filosofización de la Cábala. Parece que él consideraba peligroso cualquier intento de introducir aproximaciones especulativas a la interpretación de la Cábala. En otra carta, escrita unos meses antes de la citada más arriba, él manifiesta que sus apreciaciones sobre la naturaleza de las sefiroth  pueden ser comprobadas leyendo "todos los libros que están de acuerdo con la apreciación que R. Simon bar Yohai hace en relación a la emanación de las sefiroth y su expansión. Pero la investigación racional concerniente a estos asuntos es algo prohibido para nosotros".

Parece que Yohanan Alemanno no era el único en acoger una aproximación filosófica. Sus contemporáneos más jóvenes (y tal vez también compañeros), Rabbi David Messer Leon, Rabbi Abraham de Balmes, y la carta cabalística que pudo haber sido escrita por Rabbi Isaac de Pisa conjugaban la Cábala y la filosofía. Mientras que Alemanno estaba inclinado a introducir conceptos neoplatónicos, más los aristotélicos destacados por los pensadores medievales, los otros dos cabalistas renacentistas estaban más favorablemente dispuestos hacia las formas variadas del aristotelismo. En el caso de Messer Leon, es evidente el impacto del tomismo en general y también en materia de teosofía, como ha sido expuesto en los estudios recientes por Hava Tirosh-Rothschild.

Italia fue así el centro intelectual del momento, y sus distintas ciudades-estado, repúblicas, condados o ducados acogieron a innumerables sabios judíos, cristianos y gnósticos interesados en desarrollar todas estas formas de acceso al Conocimiento, algunos de los cuales serán invitados a pasear por nuestras páginas, y otros no, aunque no por ello dejamos de reconocer su secreta labor. Florencia es sin duda la capital de todo este renacimiento, con la brillante Corte de los Médici168 auspiciando la Academia dirigida por Ficino, acompañada de una constelación de artistas, intelectuales y hombres de ciencia que de un modo u otro se dejaron penetrar por esos influjos espirituales, produciendo un sinfín de obras acordes con esas ideas, lo que modeló un mosaico extraordinario, un reflejo en esa pequeña geografía de las emanaciones celestes arquetípicas y eternas. Este es un tema que traspasa los límites de nuestro estudio, pero sólo para ver cómo la Cábala llegó a ser fuente de inspiración y teúrgia viva para ese universo en miniatura y sus habitantes, ofrecemos este fragmento del excelente libro de Joscelyn Godwin The Pagan Dream of the Renaissance169 en el que el pintor Vasari explica al Príncipe de Médici la significación de los frescos que decoran el salón de los Elementos del Palacio Vecchio de Florencia:

Cuando el príncipe pregunta acerca del coro de figuras que están rodeando al protagonista, sorprendentemente, Vasari da una exégesis basada (aunque él no lo dice) en las diez Sephiroth de la Cábala:
"Estos son diez poderes o atributos que los teólogos adscriben a Dios, que verdaderamente colaboran en la creación del universo. [La primera, Kether, es] esa corona, que los teólogos mantienen que es el primero de los poderes atribuidos a Dios, que es esa fuente insondable, que da abundantemente para toda la eternidad; así es hecha grande y abundante y rica en piedras preciosas y perlas. [La segunda, Chokhmah, mostrada como un escultor haciendo un cuerpo humano, es] el hijo de Dios, que es la posibilidad de crear todas las cosas, que es la Sabiduría. [La tercera, Binah] está figurada por la providencia de Dios para difundir el espíritu a todas las cosas creadas, por consiguiente él respira dentro de esa estatua (escultura)... La Misericordia es la cuarta [Chesed]... que parece más grande, en tanto que ella se extiende a nutrir todas las cosas creadas; y por lo tanto la he pintado desnuda, y tan bella como puedo, presionando sus propios pechos y haciendo salir la leche a chorros para el nutrimento de todos los seres animados..."

Y tras el impacto de estas imágenes, seguimos nuestro periplo y nos encaminamos hacia Venecia, otro de los importantísimos núcleos culturales dada su privilegiada ubicación, "próxima" a Oriente, lo que facilitó y promovió un intercambio comercial e intelectual extraordinario.

Francesco Zorzi
Hace bastantes años volviendo de un viaje a Italia comenté con un amigo en Barcelona mi visita a la Iglesia de San Francisco de la Viña en Venecia, motivada por un libro de Frances Yates, y mi conversación con un anciano sacerdote franciscano luminoso que no quería saber nada con Zorzi al que prácticamente negaba, aunque de un modo curioso, pues parecía conocerlo a la par que lo ignoraba y le otorgaba categoría litúrgica-religiosa a los símbolos del Templo que, de paso, me decepcionaron pues no cumplieron mis expectativas, aunque sí intentaban reproducir hasta donde podían la estructura del Templo de Salomón, moda alegórica con la que han sido construidas numerosas iglesias de ese tiempo en toda Italia, mejor, en toda la cristiandad,170 o sea, de acuerdo al modelo cósmico y el concierto de sus partes constituyendo la Armonía del Mundo, a la que corresponde el título de la obra principal de Zorzi y que ese mismo libro pretende representar según su nombre lo indica.

Mi amigo catalán tuvo la paciencia de oírme y al terminar me contó pausadamente que él y su mujer habían viajado en las vacaciones a Italia, llegado a Venecia y visitado la Iglesia donde se había encontrado con el ambiguo "santo" franciscano, como yo, y le había hecho las mismas preguntas y había recibido iguales evasiones, o mejor, imprecisiones sobre tal asunto, incluida una ira desmedida y sorda bajo cuya presión se le movía, violentamente, mudo, el belfo del labio, mientras sus límpidos ojos parecían, al contrario, bendecirnos. Esta concordancia asonante nos tornó reflexivos y callados hasta este momento donde debemos escribir este apartado en el que comenzaremos citando a Yates que tanto admiramos, aunque nuestra formación es directamente cabalista y adquirida mucho antes de que supiésemos siquiera de la importancia histórica de la Cábala en la cultura de Occidente y de la existencia de esta historiadora y aún de las investigaciones del Warburg Institute con el que colaboraba y que nos hablan de nuestro cabalista y su obra principal, para que sigamos familiarizándonos con sus contenidos.171

En la disertación [Zorzi] habla luego de las jerarquías angélicas cristianas, señalando que concuerdan con los esquemas angélicos y sefiróticos cabalísticos; habla del "número, medida y peso" que rigen la creación, y del Templo de Salomón. Quienes sean capaces de "pitagorizar" y "filosofizar" por medio de la matemática, dice, captarán la alusión arquitectónica. Menciona luego la Unidad, de la cual proceden todas las cosas de cuatro maneras distintas, aritmética, geométrica, armónica y musical, y se refiere a los métodos cabalísticos de meditación por medio de la Combinación, del Notericum y de la Gematria. Termina con una disquisición mística sobre el cuerpo de Cristo y con el himno "Alabemos al Uno y al Todo", escrito por "Mercurio Trismegisto".

Una figura que acompaña la disertación ilustra las relaciones numéricas de los tres mundos, y asigna un valor numérico a las letras hebreas que allí aparecen, tratando de presentar en forma de diagrama el neoplatonismo hermético-cabalístico profesado por él (ver página siguiente).

La palabra Uno, o Monas, fluye constantemente de la pluma de Giorgi, generalmente acompañada por un enjambre de nombres de autoridades de las cuales deriva este concepto. Como dice Vasoli,172 Giorgi desea ser vehículo de una sabiduría capaz de incluir a Hermes Trismegisto, a Orfeo, a San Francisco de Asís, a Platón y a los cabalistas, a Plotino y a San Agustín, en su comprensión común de los arcana mundi y del destino espiritual del hombre en el retorno al inaccesible Uno.

Quien busque la Monas, dice Giorgi (o Zorzi), puede refugiarse en la teología negativa y en la docta ignorantia, o puede tratar de seguir la Monas divina en su extensión a los tres mundos.

El mundo superceleste es el mundo de las inteligencias o ángeles. En la Cábala cristiana de Giorgi, como ya hemos subrayado, las jerarquías angélicas del seudo-Dionisio están relacionadas con los Sefirot cabalísticos. Estas altas influencias caen sobre el mundo por medio de las estrellas, que para Giorgi son los siete planetas y los doce signos del Zodíaco. El sistema de Giorgi, como el de Pico, no es astrológico en el sentido de la astrología crítica que condiciona al hombre por medio del horóscopo, algunas de cuyas influencias pueden ser malas, como por ejemplo la de Saturno. En este sistema, como en los de Llull y Pico, todas las influencias celestiales son buenas, y sólo pueden ser portadoras de desgracia cuando son mal recibidas. Existe, pues, en el sistema el libre albedrío, que permite usar en buen sentido (y no malo) la influencia de las estrellas. Por su parte, los planetas tienen relación con las jerarquías angélicas y con los Sefirot, de modo que la influencia planetaria desciende sobre los hombres purificada por los ángeles cristianos y los Sefirot cabalísticos, en grados igualmente buenos, pero colocados por grados de importancia decreciente de acuerdo con el orden de las jerarquías angélicas.


De Harmonia Mundi está escrita de modo musical y se encuentra dividida en cantos, subdividida en tonos y capítulos independientes entre sí pero que vibran por resonancia pues conjuntamente -y necesariamente- conforman la armonía del mundo. Ha de destacarse el valor de este compendio cabalístico inspirado en gran parte en De Arte Cabalistica de Reuchlin y en la obra de Pico, de los cuales Zorzi era amigo y seguidor y a los que visitó en Florencia. A su vez la obra de Zorzi fue utilizada afortunadamente por Agrippa (a quien también trató) en su De Oculta Filosofia que tanta difusión alcanzó. Se debe consignar que este libro tuvo además una gran importancia en Francia, donde fue traducido y publicado por los hermanos Le Fèvre de la Boderie, y contribuyó al conocimiento de la Cábala en Europa (Alemania y Centro Europa) y posteriormente en Inglaterra, de la mano de John Dee, Robert Fludd, etc.

En su libro Las raíces y las ramas,173 Angelina Muñiz-Huberman,de modo sintético nos ilustra, en parte siguiendo el pensamiento de Yates que ha recalcado especialmente la importancia de la obra de este audaz cabalista franciscano, de este hombre de Dios:

Francesco Giorgi (1466-1540), nacido en Venecia y perteneciente a la orden de los franciscanos, comienza sus estudios de la Cábala inspirado en Giovanni Pico de la Mirandola y en el neoplatonismo. Sin embargo, el hecho de vivir en Venecia, donde la comunidad judía estaba muy arraigada y el flujo de los expulsados de España fue muy importante, le brindó la oportunidad de conocer muchos más textos hebreos que el propio Pico. El cabalismo de Francesco Giorgi está, por lo tanto, muy bien fundamentado y se dirige más claramente que el de los otros italianos a una demostración de orden cristiano. Sus principales obras son: De harmonia mundi (1525); y Problemata (1536).

Parece que un acontecimiento fortuito hace que viaje a Tierra Santa el joven franciscano y que esta circunstancia le influya para que se vea cada vez más interesado por las antigüedades judías, el arameo y el hebreo y la Ciencia Sagrada. Posteriormente,

Giorgi utiliza el procedimiento combinatorio de las letras hebreas y explica el tetragrámaton de Jesús a la manera de Pico y de Reuchlin. Asimismo, intercala las coincidencias del gnosticismo con la Cábala hebrea y las enseñanzas del llamado Hermes Trismegisto. Incluye las corrientes neoplatónicas en boga, la tradición numerológica pitagórica, la filosofía de la armonía del mundo y, como algo propio, la teoría de Vitruvio sobre la arquitectura y su comparación con la construcción del Templo de Salomón. Resulta muy interesante que muchas de las grandes construcciones de la época y aun posteriores tuvieran como modelo el Templo, como un acercamiento de tipo místico, relacionado con la alquimia y con la Cábala.

Así es que:

En su sistema celestial, los planetas y las estrellas emiten influencias benéficas y no se correlacionan con la magia de la astrología ni de los horóscopos. Los planetas se rigen por las jerarquías angélicas y las sefirot. Saturno ocupa el lugar más elevado y cercano a la divinidad, siguiendo la nueva inclinación de quitarle su signo negativo. Marte olvida su carácter irascible y pasa a ser la virtud del temple. Sobre el tema del verdadero Nombre de Dios escribe gran número de páginas que toman en cuenta la teoría del alfabeto hebreo y de sus combinaciones. Por último, en el peligroso tema de la magia afirma que la Cábala sólo trata de los poderes angélicos y elimina los demoníacos.

Zorzi, culto patricio veneciano lleno de amor a la creación entera, propia del "poverello" de Asís, escribe su De Harmonia Mundi inspirado en el simbolismo del orden cósmico expresado por autores que cita de continuo y que, tal cual ha observado han vivido la misma cosmogonía y teosofía a la que él pertenece, la cual ha signado su destino merced a la gracia Divina que le ha inspirado el temor a lo sagrado y a las combinaciones de las letras ardientes que conforman el cosmos.

Entre los pocos estudios recientes dedicados al erudito el que nos ha parecido más interesante es el de Giulio Busi174 y por tanto el que seguiremos en este apartado.

Zorzi es usualmente considerado un cabalista, pero esta definición parece asumir una especie de valor absoluto, privada de cualquier evidencia concreta histórica. ¿Cómo fue que se volvió cabalista? Lejos de ser una mera curiosidad, el descubrimiento de la literatura hebrea, representó para Zorzi un itinerario significante en una tierra extranjera. Gracias a su creencia en la armonía esencial de las culturas humanas, Zorzi fue capaz de transformar la herencia hebrea en un componente esencial de su espiritualidad interior.

La riqueza de la tradición hebrea, junto a la herencia clásica y patrística, dan vida a los elegantes escritos en latín de Zorzi. Su estilo, a la vez rico y preciso, desarrolla una amplia gama de imágenes, pasando por una sucesión de temas simbólicos. En su carrera literaria, Zorzi demostró un alto grado de habilidad retórica, sus obras, cubriendo diferentes géneros literarios, desde la prosa filosófica de su Harmonia mundi, hasta los axiomas exegéticos de su Problemata y a la inspirada poesía de su Elegante poema.175 La producción literaria de nuestro fraile franciscano fue en efecto bastante grande, extendiendo su infatigable actividad a textos litúrgicos y a una extensa correspondencia.

Hasta ahora, no se ha puesto atención adecuada al hecho de que la reflexión en las palabras hebreas y el juego con el alfabeto hebreo representa el verdadero meollo del método de Zorzi. Este proceso es particularmente evidente en De harmonia mundi, el texto más elaborado de Zorzi.

Verdaderamente, más que un tratado filosófico, como generalmente ha sido considerado por eruditos modernos, De harmonia mundi es un inventario sistemático de símbolos. Cada capítulo de la obra puede ser considerado una sola unidad y es, en cierta manera, completamente autónomo en relación a las otras partes. La mayor parte de los capítulos de De harmonia mundi están construidos siguiendo un patrón común: Zorzi empieza con una corta exposición en donde vincula el símbolo discutido en la sección previa con el que va a introducir. Este vínculo, extremadamente conciso, no es de ninguna manera detallado sino que sólo se le alude. En las frases que siguen, el cabalista veneciano define la parte semántica que contiene el símbolo que quiere discutir. Generalmente en esta etapa él cita a sus principales autoridades, como Platón, Agustín, Pablo, etc., tratando de transponer las ideas filosóficas al sonido de las palabras.

Las obras de Zorzi, y concretamente De Harmonia Mundi son difíciles de encontrar en los fondos bibliotecarios europeos. Lo mismo sucede con la traducción de ésta última al francés por Guy Le Fèvre de la Boderie, de la que existe una única edición facsímil de 1978. Escogemos al azar el Proemio del Cántico 3, donde los nombres de autores consignados al margen son: Proclo, Boecio, Pitágoras, Academia, Platón, y en el folio siguiente, Orfeo, Pitágoras, Estoicos, Platón, Porfirio, Jámblico, Proclo, Siria, Isaías, Ezequiel, Juan, Moisés, etc., etc., los que se alternan a lo largo de las páginas indicándonos claramente por dónde va el orden de la presentación y en qué línea filosófica y teosófica se afirma.

Volvamos a Giulio Busi quien dando un ejemplo explica:

Es en este momento de su argumentación cuando Zorzi introduce la palabra hebrea para el sol, diciendo que "Los judíos (le llaman) shemesh, que puede ser apropiadamente interpretado como la cosa cuyo principio es la luz y (que obtiene) su beneficio de sí mismo". Esta definición, bastante difícil de comprender, representa la esencia de la discusión de Zorzi sobre el sol. Está claro que la traducción "apropiada" no traduce ningún simple término hebreo. En vez de transponer el hebreo al latín, Zorzi está tratando de transferir toda la riqueza de su erudición en las tres letras que componen la palabra shemesh. En este caso, como sucede frecuentemente con sus etimologías hebreas, Zorzi utiliza la Lengua Sagrada como una especie de fórmula algebraica que expresa concisamente un largo itinerario simbólico. Desde su punto de vista, las tres consonantes hebreas, shin, mem, shin, que -juntas con las dos vocales segol- físicamente crean la palabra shemesh, contienen la soledad del sol en medio del cielo, así como su valor como símbolo de la trascendencia de Dios y el fuego sin fin que arde en el cielo. La concepción que sustenta este análisis lingüístico es uno de los principales aspectos de la Cábala cristiana de Zorzi. Lo que Zorzi ve en la lengua hebrea es una oportunidad para sintetizar, en un sola palabra, muchos diferentes aspectos de la realidad: la armonía de las vocales y los vínculos que anudan las consonantes son considerados el espejo más cercano a la naturaleza.

Asimismo:

A través de los años, Zorzi desarrolló una gran habilidad para utilizar la combinación de palabras hebreas como una herramienta demostrativa para sus teorías. Particularmente interesante es el caso de la división tripartita del alma, que constituye un tema central de la De harmonia mundi así como de Problemata y del Elegante Poema. En la mente de Zorzi, el alma humana puede dividirse en tres partes que llevan diferentes nombres y corresponden a diferentes niveles de la realidad. Esta triple división del alma, lejos de ser una mera repetición de la idea aristotélica, a saber, vegetativa, sensitiva e intelectual, es presentada por Zorzi como una alternativa a la visión peripatética. Él manifiesta explícitamente que está siguiendo las fuentes neoplatónicas y judías: "Plotino -escribe en su De Harmonia mundi- distingue tres niveles en el hombre: el más alto, el más bajo y el de en medio. El más alto es el nivel divino... El más bajo es el llamado por Pablo el 'hombre animal'. El de en medio es el alma, o espíritu, que conecta a los dos. Los judíos unánimemente les llaman nefesh, ruach, neshamah". Uniendo la distinción de Plotino con las palabras judías para el alma, Zorzi toma a nefesh como refiriéndose al alma viviente, mientras concibe a ruach como el hálito de vida, o el espíritu, atribuyéndole a neshamah la cualidad más alta del alma inmortal.

Tal cual lo han establecido numerosos adeptos y nos lo señala el autor de este digesto que tanto interés despertó en Venecia y posteriormente en Italia y toda Europa, el bagaje de la tradición hebrea pasa nuevamente a conformar nuestra cultura difundiendo el extraordinario legado hermético-cabalístico al punto que la Cábala hebrea ha sido moda en diferentes períodos del Occidente medieval, renacentista y moderno, haciendo la salvedad de que a partir del siglo XV la Cábala deja de ser exclusivamente judía y es incorporada al acervo de gentiles y cristianos, los que priman en su manejo y recta utilización hasta el siglo XX en que surge la investigación histórica del tema encabezada por la extraordinaria figura de G. Scholem y una nube de investigadores judíos que le acompañan y siguen su metodología de corte académico moderno basada en la "asepsia", objetiva y laica, a veces encubridora de la simple ignorancia y engaño "universitario" y filosófico, la moneda corriente en las "academias" de hoy día, donde se disputan las mediocres sobras de un banquete en el que jamás han participado.

Otra cosa muy distinta sucedió en ese espacio de tiempo, donde numerosos centros de enseñanza resurgieron o se renovaron al empaparse de esas fuentes griegas y hebreas imbuidas de magia y teúrgia, además de toda la revitalización del saber que se alimentó con nuevas publicaciones de manuscritos traídos de todas partes que se traducían y estimulaban así la redacción de otros tantos tratados. También mencionar el sin fin de expresiones culturales que incluían desde reuniones en las que se conjugaba la música con la danza y la poesía, a todo tipo de juegos y divertimentos, o animaciones teatrales que requerían la ejecución de decorados, vestuarios, joyas, sin olvidar la construcción de los palacios, y sus revestimientos pictóricos, mobiliario, etc., de todo lo cual Venecia fue uno de sus máximos exponentes. Además devino la sede de una de las principales casas editoriales del momento, la de Daniel Bomberg (?-c. 1549-1553), el cual destacó por ser de los primeros editores de libros hebreos. Pronto dejó su Amberes natal y se afincó en Venecia, donde instaló su taller, dada la gran afluencia de marchantes de libros que pasaban por la ciudad. Interesado por la lengua hebrea, y tras estudiarla con Felice da Prato, publicó ediciones del Pentateuco y de la Biblia Hebrea, y se sabe de su gran interés por la Cábala. Es el primero en editar la Biblia rabínica Mikra'ot Gedolot, así como la primera edición completa de los dos Talmuds con la aprobación del Papa León X, y en 1516 obtiene el privilegio de editar en hebreo libros de judíos de diversas disciplinas. Por su casa pasaron los principales personajes que estamos visitando y que nos visitarán en adelante, deviniendo un potente faro para la difusión de la cultura hebrea incluida la Cábala, y su tarea fue secundada por editores de otros lugares, como Plantino, Fine, Oporin, y después de Bry, etc. Aunque sea anticiparnos a ciertos autores, y para hacernos una idea del ambiente que se respiraba en la residencia de Bomberg, citamos del libro Vie et caractère de Guillaume Postel de Weill:176

Grabado de Avqat rokel, Rimini, 1526.

Es en casa de Bomberg donde Postel conoce a Elías Levita, como atestigua en el "Alfabeto de 12 lenguas". Y es también en casa de Bomberg, donde conoce a Teseo Ambroggio, de la familia de los Condes de Albonese, canónigo de Letrán, quien, desde 1512, había sido encargado de traducir del caldaico la liturgia de la Iglesia siríaca. Es amigo del Dominico Agostino Giustiniani, que vino a París a enseñar el hebreo y publicó su Occtaplum Psalterii, amigo de Abraham de Balmes, de J. Potken que publicó un salterio etíope, amigo del cardenal Egidio de Viterbo, de quien publicará muchas páginas de su tratado de cábala, "Libellus de literis sanctis". Teseo Ambroggio ha sido el maestro de siríaco de Johann Albrecht von Widmanstetter, un protegido del cardenal Egidio de Viterbo, que editará en 1555 en Viena el "Nuevo Testamento siríaco", en el que colaborará Postel. Ambroggio, víctima como muchos otros eruditos de la época, especialmente Elías Levita, de los desórdenes de la guerra, ha perdido muchos documentos lingüísticos recogidos para la obra que prepara. En su "Introductio in chaldaicam linguam", contará cómo interrogó en casa de Bomberg al joven viajero francés, a quien llama "Postellus Ambolateus doctor medicinae", y quien además del latín, el griego y el hebreo aprendidos en Francia, maneja letras púnicas, árabes, armenias, samaritanas e indias. Ambroggio le muestra el Salterio siríaco, caldaico y árabe que ha reencontrado, después del saqueo, en la tienda de un artesano, sus Horas en armenio, y todos sus alfabetos de los Jacobitas, de los Coptos, de los Georgianos. Le invita a venir a su casa en Ferrara…

Pero antes debemos dirigirnos a Roma, donde el esoterismo y el pensamiento hermético, es decir la Sabiduría, llega al colegio cardenalicio, e incluso dos veces netamente al papado en una ciudad donde conviven las artes y las ciencias tradicionales también en las academias, y donde León Battista Alberti177 ocupó un cargo fundamental durante treinta años antes de trasladarse a Florencia. Por lo que a la Academia de Ficino se sumó el colegio cardenalicio como foco de sabiduría y de energía viva, así como también sucedía en Ferrara, Pavía,178 Mantua y en todas las cortes y ciudades italianas, donde prendió tan fuerte lo esotérico cabalístico.

Emanuela Kretzulesco-Quaranta nos cuenta en Los Jardines del sueño:179

Una época de violencia y de "lenguas arrancadas" (reducidas al silencio por la tortura y la muerte de un grupo de hombres) marcó el fin de la Academia romana, cuyas actividades y existencia se remontaban a los prelados del entorno de Nicolás V y de su heredero espiritual, Pío II. Bajo el pontificado de Nicolás V (1447-1455), el genio de los cardenales Nicolás de Cusa, Bessarion, Prospero Colonna y Enea Silvio Piccolomini atrajo a la corte vaticana a los mejores cerebros de la época. Una primera Academia bessaroniana se reunía en la casa del cardenal Bessarion (muerto en 1472). Hubo también una agrupación, que se llamó Academia romana, en torno al humanista Pomponio Leto. Pero un célebre proceso terminó con estas primeras agrupaciones académicas romanas en 1468, bajo Pablo II. Ya había habido, sin embargo, antes de llegar al proceso de 1468 -desde 1466-, arrestos e interrogatorios a humanistas pertenecientes a la Academia romana. Fue en 1466 cuando Leon Battista Alberti, habiendo perdido el cargo de abreviador apostólico del que vivía desde hacía treinta años, optó por refugiarse en Florencia, con los Médicis. Esta decisión del arquitecto que había figurado en el entorno de Nicolás V y del cardenal Colonna suponía "elegir la libertad"; quizá incluso la vida. Los vientos habían cambiado en 1464: una fecha digna de ser retenida. El año anterior (1463) y ese mismo año, murieron de la misma enfermedad, diagnosticada como "la podagra" (en realidad, se trataba de un mal sospechoso que atacaba a los huesos), los tres prelados más altos de la Iglesia: Prospero Colonna, a los sesenta y tres años; el cardenal de Cusa, a la misma edad; y el papa Pío II Piccolomini, a los cincuenta y nueve. Se podría hablar de funestas coincidencias, pero se da la circunstancia de que las tres desapariciones conllevaban un cambio de rumbo en el seno de la Curia frente al problema del poder temporal.

Desde luego todo el mundo pasa por Roma, principalmente porque muchos cabalistas cristianos y judíos conversos eran sacerdotes católicos y llegaban otros sacerdotes de otras partes del mundo y se facilitaba así el contacto intelectual, la recomendación de libros, la tertulia, el arte, las fiestas y sus refinados modos de manifestarse, donde eran cotidianas las poesías, los epigramas, los mensajes y los pensamientos en los carnés de baile, billetes amorosos, frases apasionadas, o simples galanterías que heredó el romanticismo y la burguesía de los siglos XIX y XX, como los juegos de salón y mesa, el canto, la música, etc. Lo que se entiende por cultura de corte. Situación que crea grandes facilidades para conocer gentes, ideas, libros y participar de todo ello en cualquier medida, lo que es una gracia, derivada de una entidad que se manifestó en una forma espectacular en esa época y generó un ambiente intelectual-espiritual en toda Italia y que se contagió luego a Alemania, Francia y posteriormente a España e Inglaterra, y durante tres siglos y medio fue la cultura dominante en esos países. Referido a Roma y a lo que narra E. Kretzulesco-Quaranta al respecto, que es verdadero, no se contrapone con el hecho de que una generación después reviva el pensamiento esotérico en la figura, nuevamente, de un cardenal de la Iglesia Católica, Egidio de Viterbo que participó directamente en materia de Cábala de la que, como sabemos, era cultor.


NOTAS
164 Moshe Idel, "Jewish Magic from the Renaissance Period to Early Hasidism", en Religion, Science and Magic, In concert and in conflict. Editado por Jacob Neusner, Ernest S. Frerichs y Paul Virgil McCracken Flesher, Oxford University Press, New York, 1992, pág. 84.
165 Confirmando lo dicho, podemos observar que en la conocida bibliografía del libro de Joseph Leon Blau, The Christian Interpretation…, op. cit, son citadas para el Renacimiento 15 fuentes hebreas contra más de 100 "cristianas".
166 "Jewish Magic from the Renaissance…", op. cit., pág. 85. En su Cábala, Nuevas Perspectivas, Ediciones Siruela, Madrid, 2005, también se refiere, igualmente, a la labor de Alemmano respecto a la eclosión de la Cábala y sus métodos mágicos. Así en la página 353: "No menos que los tipos de Cábala precedentes, la Cábala mágica consideraba al hombre como dotado de poderes superiores que pueden dominar la naturaleza, a los ángeles, los demonios e incluso a Dios. Examinaré aquí solamente dos tipos de Cábala mágica para completar el cuadro de la antropología cabalística. Primero, bajo la influencia de elementos herméticos, los autores judíos fueron elaborando gradualmente una concepción de la halakhah como medio poderoso por el que atraer las potencias celestiales sobre el hombre y el Templo, concepción que culminó en el pensamiento de Yohanan Alemanno. Según esta concepción, si la magia natural está ligada a las ciencias naturales, como la agricultura y la astronomía, la supermagia depende del conocimiento de la ciencia sobrenatural, la Cábala..."
167 Moshe Idel, "Encounters Between Spanish and Italian Kabbalists in the Generation of the Expulsion" en: Crisis and Creativity in the Sephardic World 1391-1648, Capítulo V. Editado por Benjamin R. Gampel, Columbia University Press, New York, 1997, pág. 206-207.
168 Familia de mecenas de las artes y las ciencias del Renacimiento italiano encabezada por Cosme el Viejo (1389-1464), al que sucederán sus dos hijos Piero (1416-1469) y Giovanni (1424-1463), y entre sus muchos nietos, el destacado Lorenzo el Magnífico (1449-1492), uno de cuyos hijos, Giovanni (1475-1521), llegará a ser el Papa León X, gran interesado, como veremos, en el resurgimiento de la cultura hebrea (entre otras facetas del saber), e incluso en la Cábala, muchos de cuyos libros publicados en ese entonces le serán dedicados. A destacar que la influencia de esta saga fue enorme, pues estableció estrechos vínculos, ya sea por uniones o por guerras, con las otras familias de la nobleza, tales los Urbino, los Orsini, los Strozzi, los Gonzaga, etc., constituyendo un sutil entramado que ayudó a dar forma a la manifestación intelectual-espiritual del Renacimiento.
169 Joscelyn Godwin, The Pagan Dream of the Renaissance. Thames & Hudson, Londres, 2002, pág. 77.
170 Más adelante en el Capítulo sobre "La Cábala en España" abordaremos tangencialmente el tema de la arquitectura del Escorial.
171 Frances A. Yates, La Filosofía Oculta en la Época Isabelina. Fondo de Cultura Económica, México, 1982, pág. 62 y ss.
172 Vasoli, Profezia e ragione. Studi sulla cultura del Cinquecento e del Seicento. Morano, Nápoles, 1974, pág. 233.
173 Angelina Muñiz-Huberman, Las raíces y las ramas. Fondo de Cultura Económica, México, 1993, pág. 117 y ss.
174 Giulio Busi, "Francesco Zorzi, un metódico soñador", en The Christian Kabbalah: Jewish Mystical Books and their Christian Interpreters. Editado por Joseph Dan, Harvard College Library, Cambridge, Mass., 1997, pág. 98, 106 y 107.
175 Zorzi, o Giorgi, era también literato y se expresaba poéticamente. El Elegante Poema suele mencionarse como la tercera obra conocida de nuestro franciscano amén de sus lecciones de hebreo.
176 Georges Weill y François Secret, Vie et caractère de Guillaume Postel. Archè, Milán, 1987, pág. 39-40.
177 León Battista Alberti (Génova 1404-Roma 1472), gran arquitecto y tratadista se sumó a esa labor, pues su amplitud de miras fue muy grande, y de él nos dice E. Garín en su "El filósofo y el mago" de El hombre del Renacimiento. Alianza Editorial, Madrid, 1993, pág. 185-186: "Alberti, tal y como lo muestran claramente sus obras, está bien informado en el plano filosófico, y además afronta en cada plano concreto de investigación problemas teóricos y cuestiones técnicas precisas, ya se trate de la "perspectiva" o de los "juegos matemáticos", ya se ocupe de cuestiones astronómicas o de problemas de óptica. De otra parte, si su interés más fuerte y su investigación más fecunda en el ámbito de las ciencias morales, también abarca desde estructuras arquitectónicas de ciudades y villas hasta el sentido de la vida, su ambición es enciclopédica con miras a una concepción global de la realidad, a una filosofía en suma. La sangrante ironía del Monus en el fondo lo declara abiertamente. Era, se sobreentiende, una aspiración común de los artistas. La pintura -pero no fue diferente en otras artes-, teniendo por objeto el mundo en su totalidad, implica un conocimiento universal y también una filosofía".
178 En este sentido, Jacobo Ammannati, cardenal de Pavía, secretario apostólico de Pío II y amigo del Cardenal Bessarion, también participó de ese colegio cardenalicio y fue figura clave para Pavía, así como lo fue igualmente Egidio para Viterbo.
179 Emanuela Kretzulesco-Quaranta, Los Jardines del sueño. Ediciones Siruela, Madrid, 1996, pág. 41.

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