|
VIIII – EL ERMITAÑO: La carta novena es solitaria y melancólica. El antiguo Saturno se presenta aquí como un anciano sabio, el Padre y Maestro interno, conocedor de los aspectos más ocultos. Se ve a un hombre de edad, que camina lentamente, sosteniendo una lámpara (símbolo de la luz interior) en su mano derecha, y llevando un báculo con la izquierda (que representa al eje). Un manto azul -con amarillo en su parte interior- cubre sus vestiduras rojas, y una capucha también roja cae sobre su espalda. Se relaciona a la carta con Cronos, el Tiempo, que devora a sus hijos, y con la Antigüedad y la vejez, a las que la Tradición siempre ha concedido la mayor importancia, respeto y veneración; y con la experiencia, la lentitud, la paciencia, la soledad, y, en general, con las bellas virtudes de la ancianidad. Al revés, esta carta indica los vicios propios de una vejez carente de espiritualidad. |
AL DERECHO | AL REVES | |
Tiempo
- Vejez - Tranquilidad Sabiduría - Soledad - Sensatez Interioridad - Experiencia Conocimientos ocultos - Paciencia Iluminación - Recuerdo de Sí Desapasionamiento - Perseverancia Generosidad - Filantropía Acallamiento de las pasiones Austeridad - Bondad |
Irrealidad
- Vejez - Soledad Misantropía - Indiferencia Falsas creencias - Ocultismo Ausencia de generosidad Oscuridad - Amnesia Ignorancia - Avaricia Impaciencia - Lentitud Certezas que no son tales Mal humor - Actitud senil |
|
|
|