ALFONSO CABELLO


LA MEZQUITA CORDOBESA

 

La Mezquita cordobesa

tiene cara de sultana,

y la piropea el río

cuando se mira en el agua.

Es una paloma al viento

que esconde bajo sus alas

vida, equilibrio, armonía,

arte, belleza y fragancia.

Es mora como la luna,

y guarda en sus entrañas,

secretos de harén y muerte,

intrigas, celos, venganzas,

amores que fueron rotos

en noches de luna clara,

y príncipes que lloraron

bajo sus arcos de plata.

La Mezquita cordobesa,

baila como una gitana,

cuando se oye a lo lejos

el eco de una guitarra.

Es misteriosa, solemne,

serena, sublime y santa.

Es la aurora convertida

en joya de sol y nácar.

Es una reina de Oriente,

que derrama su elegancia,

con perfume de azahares

y aroma de rosas blancas.

Y en el profundo silencio

de su larga madrugada,

el río la piropea

cuando se mira en el agua.


VIEJO TRONCO

Viejo tronco de roble carcomido,

tan solo y olvidado en la rivera,

los años de dorlor te han convertido

en polvorienta y triste calavera.

Tú que has sido la pura exuberancia,

torrente de verdor, mástil del viento.

Has perdido tu brío, tu arrogancia,

escuchándose lejos tu lamento.

Noble tronco que has sido la esperanza,

en medio del clamor de la llanura.

Has muerto de dolor. Y por verguenza,

el cielo no te ha dado sepultura.


 

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