INFERENCIAS
Y COMPRENSIÓN LECTORA
García Madruga, Juan A. AComprensión
lectora y memoria operativa@,
capítulo 2, Edit Paidós.
2.1. Introducción
Todas las teorías existentes que, desde distintas perspectivas, se han aproximado al amplísimo campo del procesamiento del discurso, han dedicado un lugar importante a las inferencias y a su papel en la comprensión. Este lugar ha sido muy destacado en aquellas que postulan que la comprensión, en su nivel más profundo, implica la construcción de un modelo referencial o situacional de la realidad descrita por el texto y que no coincide necesariamente con la información explícitamente presente en el enunciado original (véase Carpenter y just, 1989; Johnson-Laird, 1983; Just y Carpenter, 1987; Van Dijk y Kintsch, 1983). Sin inferencias, se dice, no hay posibilidad de integrar las distintas partes del discurso, no hay posibilidad de lograr coherencia local y global, no hay posibilidad de establecer relaciones causales ni de resolver problemas anafóricos. En definitiva, sin inferencias no hay posibilidad de comprensión.
De una forma también muy insistente se apela a las estructuras de conocimiento del lector como la fuente desde la que se realizan las inferencias. Este conocimiento puede ser propio de dominios específicos (Fincher-Kiefer, 1992), conocimiento genérico del tipo de los esquemas y guiones o scripts (Rumelhart, 1984; Rumelhart y Ortony, 1977; Schank y Abelson, 1975) o conocimientos abstractos y descontextualízados como los conocimientos superestructurales (Meyer, 1984, 1985). En cualquier caso, se puede decir que en todas las aproximaciones que desde las distintas disciplinas cognitivas (psicología cognítiva, lingüística, e inteligencia artificial) se ha hecho al procesamiento del discurso, la producción de inferencias ha sido un tema capital.
Pese a este amplio reconocimiento e interés desde distintos ámbitos, siguen sin resolverse numerosos aspectos problemáticos en torno cómo, cuándo y sobre qué base se realizan las inferencias necesarias en los procesos de comprensión. El primer problema, obviamente, es la propia imprecisión del término, dado que la palabra *inferencia+ se usa con significados no totalmente unívocos tanto en el lenguaje cotidiano, como en la tradición lógico-filosófica o en el ámbito de la ciencia cognitiva (Kintsch, 1993). Más importante, sin embargo, es el problema de la clasificación de los distintos tipos de inferencias que pueden identificarse en torno a los requerimientos de la comprensión y en relación con los distintos niveles de representación que implica. En principio, este problema tiene que ver sobre todo con la dificultad de encontrar y/o adoptar un criterio uniforme que recoja las principales dimensiones en juego (p. ej., automaticidad - control; codificación - recuperación; ampliación de la información - reducción) y que evite la ambigüedad y solapamiento intrínsecos a la diversidad de aproximaciones y sistemas alternativos que se han propuesto, Sin embargo, como veremos, esta dificultad es en realidad reflejo de otros problemas asociados de mayor entidad, tanto a nivel teórico como metodológico.
De lo que acabamos de decir no se debe desprender que minusvaloremos el estudio de las inferencias y su papel en la comprensión. Muy al contrario, consideramos que dado su carácter central, no es de extrañar que sea uno de los aspectos implicados en el procesamiento del discurso de más difícil abordaje; de ahí las dificultades que hemos señalado y que se irán viendo a lo largo del capítulo. Su conexión con la propia naturaleza de la comprensión es tan básica, que no sería nada descabellado decir, como lo han hecho diversos autores, que comprender es inferir. Para resaltar el papel clave que juegan las inferencias, podemos utilizar las palabras de Roger Schank cuando sostiene que:
A... la inferencia es el núcleo del proceso de comprensión y, por esta razón, las inferencias constituyen el centro de la comunicación humana, sirven para unir estrechamente las entradas en un todo relacionado. Con frecuencia las inferencias son el punto principal del mensaje@ (Schank, 1975, pág. 187, de la versión cast.).
Precisamente, teniendo esto en cuenta comenzaremos el capítulo presentando los aspectos fundamentales que ponen de manifiesto las indudables relaciones entre comprensión e inferencias. A continuación abordaremos el problema clasificatorio, refiriéndonos a las distintas divisiones o contrastes que se han formulado; fundamentalmente con respecto a la función quizá más característica y evidente de las inferencias: el logro de la integración y coherencia de la información textual. Y finalmente, resumiremos los planteamientos básicos que definen las dos posiciones teóricas que se han ocupado del tema de las inferencias en el procesamiento del discurso y a las que hacemos referencia a lo largo de todo el capítulo: las posiciones minimalista y constructivista.
La comprensión va a ser el eje clave en torno al que girará nuestra exposición sobre las inferencias, por lo que será útil subrayar algunas ideas básicas sobre la misma que nos sirvan de contexto y de introducción en lo que atañe específicamente a las inferencias y su clasificación. En un trabajo realizado ya hace más de una década, uno de nosotros (García Madruga y Martín Cordero, 1987) destacaba el papel que juegan las inferencias en la comprensión, al decir que sin ellas sería imposible comprender un texto a un nivel más global que el de la oración, ya que sin su contribución no se podría lograr la necesaria coherencia entre oraciones sucesivas. En este sentido, ya Haviland y Clark (1974) habían destacado que cualquier oración de un texto incluye dos tipos de información, lo que hace referencia a lo dado, que ya ha sido dicho anteriormente, y lo nuevo que aparece por primera vez. Por ejemplo, en una oración como *Fue María quien salió+, lo dado sería *alguien salió+, y lo nuevo *la persona que salió fue María+. De esta manera, solemos encontrar la oración *Fue María quien salió+ en un contexto en el que ya sabemos que alguien ha salido de algún lugar. Por ejemplo, *Juan vio a alguien salir de casa. Fue María quien salió+. Ahora bien, también podemos encontrarla en un contexto mucho menos explícito en el que necesitamos realizar una inferencia, un puente entre ambas oraciones: *En el grupo había desaparecido una persona. Fue María quien salió+. Para conectar ambas oraciones el lector debe inferir que la persona desaparecida es alguien que ha salido y así obtener, por tanto, el antecedente de *Fue María quien salió+. Este tipo de inferencias *puente+ son una parte necesaria del proceso de comprensión al permitir identificar lo dado y lo nuevo en cada oración, y resolver los problemas que se plantean al determinar la referencia.
Pero volvamos a la coherencia del discurso, y al papel central que cumplen las inferencias en su consecución. Cuando un texto no indica explícitamente cómo se relacionan las frases que lo constituyen, es tarea del lector el inferirlo. Pero las inferencias juegan también un papel distinto, además del de integrar las distintas partes de un texto. Durante la lectura, por ejemplo, de un texto que se refiera a una situación concreta dentro de una narración, el lector si quiere realmente entender lo que está leyendo tendrá probablemente que inferir que dos expresiones distintas se están refiriendo a una misma persona. Asimismo, si la narración se refiere a una situación esquemática, el lector tendrá que inferir cómo un hecho, personaje o acción del texto encaja dentro de la estructura del esquema, rellenando las variables y huecos o slots del mismo. Pero veamos con algún detalle más el papel de las inferencias en la comprensión desde el punto de vista de la teoría del esquema, utilizando para ello un pequeño texto del propio Rumelhart (1980):
ALos negocios habían estado flojos desde la crisis del petróleo. Nadie parecía querer ya cosas verdaderamente elegantes. De repente, la puerta se abrió y una persona bien vestida entró en la oficina de exposición. Juan compuso su más amistosa y sincera expresión y se acercó a la persona@.
La comprensión de este texto exige del lector la activación de sus procesos cognitivos tratando de lograr una interpretación coherente del mismo. De esta manera, se suele identificar a Juan con un vendedor de coches que, ante la posibilidad de vender uno de sus *elegantes+ automóviles, intenta parecer amigable y sincero. Esta interpretación se logra poco a poco, a medida que el sujeto va leyendo el párrafo y activando esquemas que serán comprobados con el texto.
La primera oración permite la activación de un esquema sobre NEGOCIOS y asuntos económicos que, dada la influencia de la crisis del petróleo llevará probablemente al lector a activar dos sub-esquemas: negocios de automóviles o de venta de gasolina. Al mismo tiempo se mantiene la posibilidad de que se refiera a los negocios y asuntos económicos en general. La segunda oración con su referencia a *cosas verdaderamente elegantes+ parece ajustarse mejor a los esquemas de venta de automóviles o de los negocios en general, que al esquema de venta de gasolina. En este momento, el lector debe rellenar mediante inferencia, bien a partir de la información que proporciona el texto bien mediante sus conocimientos, las diferentes variables que posee el esquema en cuestión. Así, es necesario inferir quién es el COMPRADOR, y el VENDEDOR, cuál es la MERCANCÍA, el tipo de ESTABLECIMIENTO donde se realiza la compra-venta y, al ser un negocio, dónde está el DINERO. Poco a poco, según va leyendo, el lector va encontrando en el texto pistas que le ayudan a inferir todos estos valores de las variables. De esta manera, la segunda oración facilita la posibilidad de rellenar la variable MERCANCÍA que serían *automóviles caros y elegantes+; la tercera oración permite rellenar las variables COMPRADOR y ESTABLECIMIENTO, dentro de la hipótesis de la venta de automóviles, con el *hombre bien vestido+ y la *oficina de exposición+. Además el aspecto bien vestido del COMPRADOR sugiere el necesario DINERO. Por fin, la cuarta oración permite rellenar la variable VENDEDOR, que intenta conseguir su objetivo causando una buena impresión al COMPRADOR. Como vemos, la comprensión en profundidad de este pequeño texto según la teoría del esquema, es decir, el ajuste del esquema de venta de coches al texto, se logra gracias a la realización por parte del lector de numerosas inferencias durante el proceso de lectura.
En este sentido, de acuerdo con lo visto en el capítulo anterior, conviene recordar que la comprensión consiste en la construcción de diferentes niveles de representación del texto o discurso; que los diferentes niveles suponen diferencias en la profundidad de la comprensión, y que estas diferencias están íntimamente relacionadas con los conocimientos disponibles del sujeto y con las inferencias que realiza. A este respecto, resultan muy ilustrativos algunos de los resultados del estudio llevado a cabo por Perrig y Kintsch (1985) con el propósito de encontrar algún resultado experimental que apoyase la realidad psicológica de los dos niveles de representación semántica del discurso: propo- sicional y situacional. Estos autores realizaron un experimento en el que utilizaron textos que describían la ubicación espacial de los elementos de una ciudad. Los resultados indicaron que los lectores fueron capaces de elaborar una representación proposicional, mientras que fallaron en verificar las inferencias acerca de la localización de varios elementos de la ciudad, que implicaba la construcción del modelo mental. Fueron capaces de construir un texto base, pero no un modelo situacional. Como los autores señalan, los textos fueron recordados pero no fueron comprendidos. Esto atestigua que hace falta mayor cantidad de procesamiento, el implicado en la ejecución de inferencias, para construir un modelo mental. Estos resultados ponen de manifiesto como, probablemente, la capacidad de elaboración de inferencias por parte de los sujetos tiene bastante relación con su habilidad de construcción de modelos mentales.
Por otro lado, en un afán de enriquecer más el significado de la comprensión, Graesser, Singer y Trabasso (1994) apelan a la noción de *armonía+. La comprensión se logra en un alto grado cuando hay congruencia, compatibilidad y sincronía, Es decir, cuando hay coherencia global, armonía entre las ideas explícitas del texto y compatibilidad entre los tres componentes de un sistema de comunicación: el autor, el texto y el lector. En estas circunstancias el lector genera buenos resúmenes, hace inferencias que son relevantes y correctas, y plantea buenas preguntas -éstos son los criterios que se han utilizado usualmente cuando se ha hecho simulación computacional-. Pues bien, parece claro que las inferencias también pueden considerarse como un imprescindible recurso al servicio de esta necesaria armonía que debe establecerse entre autor, texto y lector. El texto, el discurso, es algo más que un conjunto de oraciones. El discurso se define por su coherencia; no depende sólo del significado de las oraciones sino que tiene que ver con ideas, con intenciones, con pensamientos del autor (productor) que no siempre expresa de forma explícita en tales oraciones, porque las unidades lingüísticas explícitas en el discurso constituyen vías para acceder a significados e ideas que sólo en parte se dicen y, en su mayor parte, se callan. En el caso del autor (productor), la textualización le lleva a transformar las ideas y contenidos que hay en su mente en cadenas de palabras escritas, le lleva a imponer estructura de texto escrito a su proceso de pensamiento (Bruce, Collins, Rubín y Gentner, 1982). En el caso del lector (oyente) tiene que volver a reconstruir a partir de las oraciones, y los aspectos implícitos de las mismas, el pensamiento, las ideas y las intenciones del autor. Hay cantidad de retornos, de caminos de ida y vuelta, tanto en el autor como en el lector. La comprensión del discurso conlleva, pues, una función inferencial muy compleja sin la cual no se podría explicar la construcción de proposiciones, unas explícitas y otras inferidas, que son el eje de la comprensión.
2.3. Las inferencias. clasificación
Como ya dijimos, éste es uno de los aspectos problemáticos en el estudio de las inferencias. La dificultad que plantea la clasificación de las inferencias en la comprensión del discurso proviene del solapamiento y superposición entre las diferentes categorías clasificatorias (en la tabla 2.1 presentamos una clasificación de las mismas que puede servir de ayuda y guía al lector durante la lectura de este capítulo); pero este solapamiento se deriva, sin duda, de la dificultad para resolver
TABLA 2.1 Tipos de referencias.
TIPO DE
INFERENCIA Puente Referenciales Causales Elaborativas Perceptivas Cognitivas |
EXPLICACIÓN
Son inferencias necesarias para integrar o conectar diversas fases del texto
La inferencia es una cadena causal entre el acontecimiento de que se trata y el pasaje previo
|
REFERENCIAS
Clark, 1975 Clark, 1974 Haviland; Haviland y Clark y 1977 Graesser y Kreuz, 1993
Schank, 1975; Just y Carpenter, 1987; Whitney, Ritchie y Clark, 1991
Swinney y Osterhout, 1990 |
otros aspectos problemáticos de mayor importancia teórica. Sabemos que el procesamiento inferencial es fundamental para la comprensión. Conocemos también que las inferencias se hacen desde el conocimiento de mundo y que la capacidad de generar inferencias distingue el conocimiento superficial del conocimiento profundo. Sabemos que la actividad inferencial guarda relación con la amplitud de memoria operativa y que discrimina entre buenos y malos lectores. Los problemas aparecen cuando nos preguntamos cuándo se hacen las inferencias, si automáticamente, en los procesos de codificación (on-line), o en los procesos de recuperación (off-line). También surgen dificultades cuando nos preguntamos cuáles son automáticas y cuáles estratégicas, y si las implicadas en la construcción de los modelos mentales se codifican automáticamente o tienen más que ver con procesos de elaboración y, por tanto, con inferencias opcionales o elaborativas. Parece que lo más claro, y en lo que hay más acuerdo en los distintos modelos que se proponen, es que las inferencias necesarias para lograr la coherencia local se codifican automáticamente. En todo caso, es bastante común resolver lo contundente de las categorías discretas apelando a continuos: continuo entre on-line y off-line (Graesser, Singer y Trabasso, 1994); continuo entre automáticas y controladas (Kintsch, 1993), etcétera. Finalmente, también hay que destacar el problema que se plantea al tratar de dilucidar cuáles son las tareas experimentales óptimas para resolver toda esta serie de aspectos. Muchas veces los textos no son ni interesantes ni informativos, pudiendo darse el caso de que los lectores no generen inferencias profundas porque los materiales no requieren nada más que procesamiento superficial. A este respecto, resulta ilustrativo la crítica que hacen Graesser, Singer y Trabasso (1994), a este tipo de tareas experimentales.
Supóngase que se lleva a cabo un experimento en el que la tarea del lector es reconocer si el personaje A o B es activado por el pronombre personal *ella+. Supóngase también que las palabras se presentan muy rápidamente (250 mseg. por palabra) y que se pide al lector que reconozca, lo más rápido posible, cuál de las dos palabras ha sido presentada con anterioridad. Un procesamiento superficial es suficiente para completar esta tarea ya que la misma implica meramente el reconocimiento del texto explícito, el material se presenta rápidamente y el test de reconocimiento requiere la discriminación de sólo dos personajes. El lector podría adoptar una estrategia de lectura superficial similar al control de una serie de ítems no relacionados (Graesser, Singer y Trabasso, 1994, pag. 377).
2.4. Teorías sobre la generación de inferencias
Se puede decir que todas las teorías que se han ocupado del procesamiento del discurso, han dedicado un apartado a las inferencias. Sin embargo, no puede decirse que después de una investigación abundante en este tema, exista hoy una teoría aceptable sobre la generación de inferencias. Lo que sí hay es mini-teorías, hipótesis y/o modelos que se aplican a una muestra de textos que, en modo alguno, son representativos de los textos y discursos a los que nos enfrentamos en nuestras actividades y situaciones de cada día. Por otra parte, los textos experimentales tampoco son representativos de esos dos grupos de textos (expositivos y narrativos) a los que ampliamente se ha referido la psicología de la comprensión de textos, y para los que también se proponen diferentes estrategias y procesos cognitivos subyacentes.
Además, tenemos que añadir que muchos de los estudios sobre inferencias se han hecho con textos narrativos, a pesar de que luego se hable de inferencias en general, como si lo investigado en este campo pudiera ser fácilmente generalizable a los textos expositivos. Quizá, uno de los aspectos más llamativos, desde el punto de vista experimental, es la enorme alusión que se hace al conocimiento del mundo y la ausencia casi total de control de esta variable a la que todas las investigaciones acuden para explicar las inferencias. Si el sujeto hace inferencias, inferimos que tiene conocimiento del mundo. Como señalan Graesser y Kreuz (1993):
A... hasta hace muy poco, los métodos experimentales más rigurosos no han sido coordinados efectivamente con la mayoría de modelos sofisticados computacionalmente o con la mayoría de los modelos de generación de inferencias, plausibles psicológicamente. Se han desarrollado modelos de generación de inferencias en campos como los de la lingüística computacional y la inteligencia artificial, pero muy pocos de ellos han sido sometidos a estudios empíricos rigurosos con humanos@ (Graesser y Kreuz, 1993):
A continuación y a modo de resumen, vamos a presentar los rasgos más destacados de las dos posiciones teóricas a las que ya hemos hecho amplia referencia en el apartado anterior y que se ocupan de estudiar la generación de inferencias: la posición minimalista y la constructivista.
2.4. 1. La posición minimalista
La posición minimalista representada por McKoon y Ratcliff (1986, 1992) se ocupa exclusivamente de las inferencias que se producen automáticamente durante la lectura, diferenciándolas de aquellas otras que son el resultado de procesos estratégicos, controlados por las metas de los sujetos y, por tanto, procesos mucho más lentos.
El leitmotiv de la hipótesis de las predicciones que genera y de las interpretaciones de resultados de investigaciones llevadas a cabo al amparo de la teoría minimalista, es el siguiente: las únicas inferencias que se codifican automáticamente durante la lectura son las que se basan en la información fácilmente disponible, o en frases explícitas del texto, o en aquellas que se precisan para conseguir la coherencia local. Estas inferencias minimalistas proporcionarían los datos a partir de los cuales se llevarían a cabo otras inferencias estratégicas. A pesar de que la hipótesis considera dos tipos de inferencias, las automáticas y las estratégicas, sólo estudia y experimenta con las primeras, considerando éste un primer paso previo que permitiera derivar a otros modelo procesamiento.
No obstante, al igual que hemos visto en otros momentos de este capítulo los autores que representan la posición minimalista no consideran totalmente, contrapuestas y excluyentes las categorías automática-estratégica. En este sentido, señalan que hay veces que el lector, bien porque adopta alguna estratégica especial o bien por otra razón, construye inferencias estratégicas tan rápida y cómodamente como las inferencias mínimas. Por otra parte, hay inferencias estratégicas totalmente necesarias y obligatorias ya que el texto no puede ser comprendido sin ellas. Esto les lleva a considerar que una división tajante entre automático-estratégico, no sería sostenible en un futuro.
2.4.2. La posición constructivista
Las teorías constructivistas sobre la comprensión de textos explican las inferencias que los sujetos generan cuando construyen un modelo de la situación sobre la que trata el texto. Un modelo situacional es una representación mental de las personas, marco, acciones y sucesos que son mencionados en los textos explícitos. Las inferencias requeridas durante el proceso de comprensión, como señalan Van Dijk y Kintsch (1983) no forman parte del texto base sino que pertenecen a un nivel no textual, al modelo situacional. A su vez, Glenberg, Meyer y Lindem (1987) añaden que *cuando se usa un modelo mental como refererente para las construcciones lingüísticas, ese modelo guía la interpretación del texto, controla las inferencias que se hacen e influye en el grado en que el texto es valorado como coherente (Glenberg, Meyer y Lindem, 1987, pág. 68).
Vamos a presentar, a continuación, algunos de los esfuerzos hechos desde teorías constructivistas para elaborar teorías específicas sobre la generación de inferencias y para predecir, a partir de las mismas, cuáles se realizan on-line y cuáles off-line.
Graesser, Singer y Trabasso (1994), a partir de un bosquejo en el que presentan los distintos componentes que tendría que tener una teoría constructivista rigurosa, hacen predicciones sobre qué inferencias basadas en el conocimiento se generan on-line durante la comprensión de textos, fundamentalmente narrativas. Si la posición minimalista establecía distinción entre inferencias automáticas e inferencias estratégicas, la distinción que aquí se presenta es entre inferencias que se hacen durante la codificación e inferencias que se hacen durante los procesos de recuperación.
La teoría propone que los citados componentes básicos operarían de forma paralela más que de forma secuencial, siendo el procesamiento de tipo interactivo más que modular. El primer componente de la teoría tendría que ver con los motivos y las metas del lector. El segundo componente trataría de precisar el tema principal que se trata de comunicar en el texto; es decir, el proceso de generación de inferencias surgiría en respuesta a la pregunta )cuál es el tema más importante?
El tercer componente se aplicaría a textos narrativos más que a textos expositivos y descriptivos. El lector generaría inferencias que explicarían por qué los personajes ejecutan acciones y qué metas, motivos o razones explican las acciones. Este tercer componente de la teoría es compatible con las teorías de la comprensión en inteligencia artificial y con las teorías de atribución causal en psicología social.
El cuarto componente tendría que ver con los esfuerzos del lector para comprender el material. Las inferencias irían encaminadas a obtener la coherencia local y, por tanto, consistirían en inferencias puente, pronominales y causales.
Si bien la teoría en general tiene escasa precisión, las predicciones sobre qué tipo de inferencias ocurrirán durante la comprensión (de textos narrativos fundamentalmente) son mucho más precisas, La posición constructivista pronostica que se procesarán durante la lectura las siguientes inferencias: inferencias referenciales, inferencias causales, inferencias sobre metas supra ordenadas, inferencias temáticas e inferencias sobre la reacción emocional de los personajes.
Pronostica también que las siguientes inferencias elaborativas normalmente no son generadas durante la lectura: ingerencias sobre consecuencia causal, inferencias sobre la activación de una categoría nominal, inferencias instrumentales, inferencias sobre metas subordinadas, inferencias sobre estados, inferencias sobre la emoción del lector e inferencias sobre la intención del autor.
No obstante, una inferencia elaborativa podría construirse on-line siempre que recibiese activación de múltiples fuentes (Kintsch, 1988). Las predicciones son, pues, bastante flexibles como ya hemos señalado en diversos momentos de este trabajo.
Finalmente, nos interesa señalar algunos aspectos en los que se ha producido especial controversia entre las posturas minimalista y constructivista, en el sentido de interpretar de distinta manera los resultados. Desde la perspectiva constructivista, la teoría de los modelos mentales propone que las inferencias, incluso las elaborativas, son utilizadas por los lectores para representar mentalmente los objetos descritos por el texto. Por ejemplo, en la frase *María revolvió el café+ los teóricos de los modelos mentales predicen que los lectores realizan la inferencia instrumental *cuchara+, de forma automática durante la codificación, porque cuchara forma parte de la situación descrita, y una descripción completa del suceso *María revolvió el café+, parece requerir un instrumento. La posición minimalista no comparte esta interpretación y argumenta que a no ser que el instrumento fuese explícitamente requerido no hay evidencia de que fuese codificado en la comprensión. Sólo si se incrementase la disponibilidad del instrumento hasta un nivel suficientemente alto (McKoon, Ratcliff, 1992) se codificaría automáticamente durante la comprensión.
Otro tipo de experimentos en los que las dos posiciones mantienen divergencias considerables en cuanto a la interpretación de los datos son aquellos en los que los textos se refieren a relaciones espaciales entre los objetos (Glenberg y otros, 1987; Perrig y Kintsch, 1985). Una vez más la posición minimalista dice que no hay evidencia empírica para mostrar como conclusión que las inferencias son construidas automáticamente durante la lectura. Los sujetos experimentales saben que al final del experimento van a ser preguntados por 1a disposición espacial de los objetos, lo que les moverá a desarrollar estrategias encaminadas a ser eficaces en la tarea.
Finalmente, nos gustaría subrayar algo que subyace a toda esta discusión y que pone de manifiesto sus límites, utilizando las palabras de McKoon y Ratcliff (1992):
A... la controversia entre minimalismo y constructivismo versa sobre las inferencias que un lector codifica automáticamente, en ausencia de metas específicas y estrategias. Ni uno ni otro proponen modelos de cómo el procesamiento de las inferencias estratégicas se lleva a cabo; esto permanece en la agenda para futuras investigaciones@ (McKoon y Ratcliff, 1992, pág. 462).
2.5. Conclusiones
Como hemos visto a lo largo del capítulo, no existen dudas de que la comprensión requiere la realización de inferencias de muy diversos tipos; unas obligadas a fin de lograr y mantener la coherencia del discurso y otras opcionales o probabilísticas que enriquecen la representación del significado y que suponen un procesamiento más activo y una comprensión más profunda. Después de la enorme cantidad de investigación que se ha realizado sobre las mismas, puede decirse que se ha avanzado mucho en su conocimiento; no obstante, son bastantes los aspectos problemáticos que todavía encierran desde la doble perspectiva teórica y metodológica. En este sentido, las conclusiones que cabe obtener tras la revisión efectuada, se refieren más bien a estos aspectos problemáticos y a la necesidad de superarlos.
Como ya hemos apuntado, el primer problema está en el sistema de clasificación de las inferencias. El sistema existente entraña muchas veces solapamiento que hace farragoso y poco ágil cualquier intento de organización, por otra parte, totalmente necesaria en este campo. Es bastante común, también encontrarse con diversas denominaciones para referirse a inferencias de la misma naturaleza. De ahí que sea necesario un esfuerzo de unificación con propuestas como la de Kintsch (1993, 1994) que traten de integrar las diferentes dimensiones en juego, desde criterios racionales ligados a una teoría de la comprensión y sus procesos. En segundo lugar, hay que señalar el problema de los propios textos experimentales utilizados en las investigaciones. Según nuestra opinión, estos textos son construidos movidos más bien por exigencias de control experimental y muy poco por la búsqueda de relevancia en el contenido que pudiese llevar al lector a estar interesado y, por lo tanto, a empeñarse en un procesamiento activo y profundo. De acuerdo con la postura de Graesser, Singer y Trabasso (1994) a este respecto y desde una consideración de lo que significa la construcción de un modelo de la situación como criterio de profundidad de comprensión, nos parece a todas luces obvio que las tareas experimentales en el estudio de las inferencias tendrían que demandar del lector una lectura a su propio ritmo, y un material que exigiera inferencias profundas relevantes al modelo de la situación que tendría que construir. Éstos son los criterios que, como veremos, nos han guiado en la construcción de una tarea propia de *comprensión e inferencias+ que hemos utilizado en el marco de nuestros trabajos empíricos (véanse capítulos 4 y 5).
Finalmente, el último aspecto problemático que queríamos destacar es el de la ausencia de una teoría consistente que sea capaz de explicar por qué y cuándo se realizan las inferencias, si en el mismo momento en que estamos leyendo (on-line), o después, como parte de los procesos de recuperación (off-line). Como hemos visto, las dos teorías que más ampliamente se han ocupado de las inferencias no ofrecen una explicación completamente satisfactoria a este respecto. La posición minimalista se limita a interpretar investigaciones previas y/o a ejecutar otras nuevas afirmando rotundamente que las únicas inferencias que se codifican automáticamente durante la lectura son las que se basan en información fácilmente disponible (McKoon y Ratcliff, 1992). La teoría constructivista, desde nuestro punto de vista, es una teoría mucho más completa sobre la comprensión. Incorpora todos aquellos aspectos más relevantes a la misma, como son los tres niveles sintáctico-semántico, proposicional y situacional de la representación del discurso, el conocimiento del mundo, la memoria operativa e incluso un modelo computacional denominado construcción-integración (Kintsch, 1988; véase capítulo siguiente). Sin embargo, a pesar de que el constructivismo como marco teórico ofrece modelos rigurosos de comprensión plausibles psicológicamente, tampoco explica específicamente cómo se generan las inferencias que hace el lector, ni en qué momento del proceso de comprensión se producen.
En relación con todas estas dificultades, por tanto, esperamos que el trabajo de investigación que vamos a presentar y otros posteriores puedan contribuir a clarificar algo más el papel de las inferencias en la comprensión lectora y, particularmente, la especial implicación de la memoria operativo en este ámbito.