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ESTAMOS EN UN MUNDO
DONDE SIEMPRE PODEMOS SER DETENIDOS POR SOSPECHA
(JORGE TELLIER)
Todos vivimos con ellos al enfrentar nuestra vida a la presencia despreciable de su poder. Porque así es el vinculo cotidiano con estos tipos, una continua lucha con aquel que, para mantener el orden callejero, prolonga su espíritu en ese perro policial adicto a las drogas. Además de portar armas son serios, no ríen, no hablan mucho, te revisan, te manosean y de vez en cuando te cuentan una historia de sus gustos y aspiraciones. Después del tiroteo en una micro protagonizado por los pacos y unos terroristas que asaltaron un banco, frente al centro comercial Apumanque en Santiago de Chile, podemos decir que los pacos ¿están preparados para portar armas?. Ese día se disparó a diestra y siniestra y murieron los terroristas y un grupo de gente por el solo hecho de viajar en esa micro ¿ Están preparados realmente para trabajar con criterio e inteligencia en estas situaciones?. Lo que más enerva es el estilo de planificación y decisión de su labor. Cuando se les ocurrió arrestar por sospecha la idea fue guiarse por el criterio que le sobrevenía al paco en cualquier punto de la ciudad y ante cualquier situación. Y fue tan vergonzoso poner a prueba el ojo clínico de un paco que el proyecto terminó con más de la mitad de los jóvenes en la capacha tratando de justificar por qué no eran delincuentes. Más encima el trato en estas situaciones casi siempre está cargado de arribismo, agresividad y en otros más raros, si te toca ser rubio, tener el pelo largo o estudiar en la universidad te tratan con sinuosas intenciones mientras te acusan de irresponsable y acomodado. Siempre en el proceso de aprender un sistema existe un margen y una probabilidad de error. Esto significa que no todos los miembros de semejante proceso aprenden lo que pueden aprender. Eso ocurre también con los pacos, es decir, si se filtra un perverso o un psicópata pronto será dado de baja con el consuelo de que éstos ejemplos caen en el espacio permitido por el margen de incertidumbre que traspasa los proyectos educativos. Sin embargo, si evaluamos, si hacemos una lista y reunimos toda la negligencia que puede llegar a manifestar un paco (maltrato, empujones, faltas de respeto, manoseo, balines de plástico, piedras lacrimógenas, etc.) lo más seguro sería encontrar una cantidad de errores y pifias institucionales que exceden este margen de consuelo y nos veríamos en la obligación de dar de baja a muchos pacos que siguen abusando y, sin duda, terminarían (como yo): juzgando con desconfianza la efectividad de esta institución. En las superficies reposan las modas, maquillajes, ciertos gestos y
todo el cuerpo de artefactos que retocan la imagen que a otros devolvemos.
De estar forma muchos utilizan la transformación de la imagen para
acceder con facilidad a otros. Fue así como los pacos, que no están
ajenos a estos mecanismos, cambiaron del color negro al verde, lanzaron
un coro con ecos estilo campaña política por la radio y siempre
en función de la masa - que es mostrada como culpable de que ellos
existan-; aparecen galopando a caballo, cayendo de helicópteros,
o bien, cruzando la pantalla en las motos a todo terreno con sonrisa de
modelo Calvin Klein, siempre listos para salvaguardar tu vida cotidiana.
Pero la realidad está muy lejos de la imagen, que apenas alcanza
a mostrar un espejismo engañoso de lo que somos. Nunca se ubica
donde realmente estamos y deja el espacio para las debilidades que terminan
haciendo de los pacos personajes escondidos tras una insignia, un chaleco
anti-balas, un gorrito que les da permiso para hacer de todo casi sin responsabilidad
de sus actos.
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