Esta noche tu ausencia me ha enfermado
y el dolor de tu silencio se me fué al corazón
lentamente las pupilas inmóviles se mojaron
y en un destello de lágrima sepulté al amor.
Elevé la mirada triste hacia la bella luna plateada
iluminandose mi rostro con su eterno blancor
maldije entonces sus manos, sus labios, sus palabras
filtrandose en mi sangre el venenoso rencor.
Esta noche de reproches y lamentos
se ha cansado mi voz
y entre la espezura del ébano
repican silenciosas las campanas del adiós.