La difusión del Evangelio durante los siglos II-IV(1)

Textos escogidos

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1. Una *ingente multitud+ camina hacia el martirio: Anales de Tacito, XV, 44: Actas de los Mártires, Edición de Daniel Ruiz Bueno, BAC (Madrid; 1974) p. 223.

*Sin embargo, ni por industria humana, ni por larguezas del emperador, ni por sacrificios a los dioses, se lograba alejar la mala fama de que el incendio había sido mandado. Así pues, con el fin de extirpar el rumor, Nerón se inventó unos culpables, y ejecutó con refinadísimos tormentos a los que, aborrecidos por sus infamias, llamaba el vulgo cristianos. El autor de este nombre, Cristo, fue mandado ejecutar con el último suplicio por el procurador Poncio Pilatos durante el Imperio de Tiberio y reprimida, por de pronto, la perniciosa superstición, irrumpió de nuevo no sólo por Judea, origen de este mal, sino por la urbe misma, a donde confluye y se celebra cuanto de atroz y vergonzoso hay por dondequiera. Así pues, se empezó por detener a los que confesaban su fe; luego por las indicaciones que éstos dieron, toda una ingente muchedumbre (multitudo ingens) quedaron convictos, no tanto del crimen de incendio, cuanto de odio al género humano. Su ejecución fue acompañada de escarnios, y así unos, cubiertos de pieles de animales, eran desgarrados por los dientes de los perros; otros, clavados en cruces eran quemados al caer el día a guisa de luminarias nocturnas. Para este espectáculo, Nerón había cedido sus propios jardines y celebró unos juegos en el circo, mezclado en atuendo de auriga entre la plebe o guiando él mismo su coche. De ahí que, aún castigando a culpables y merecedores de los últimos suplicios, se les tenía lástima, pues se tenía la impresión de que no se los eliminaba por motivo de pública utilidad, sino para satisfacer la crueldad de uno solo.+

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2. Plinio, un joven gobernador romano en Bitinia consulta al Cesar Trajano sobre la persecución a los cristianos: Actas de los Mártires, 246-247.

lugar: Bitinia fecha: 111-112

*El asunto, efectivamente, me ha parecido que valía la pena de ser consultado, atendido sobre todo el número de los que están acusados. Porque es el caso que muchos de toda edad, de toda condición, de uno y de otro sexo, son todavía llamados en justicia, y lo serán en adelante. Y es que el contagio de esta superstición ha invadido no sólo las ciudades, sino hasta las aldeas y los campos; mas al parecer aun puede detenerse y remediarse. Lo cierto es que, como puede fácilmente comprobarse, los templos, antes ya casi desolados, han empezado a frecuentarse, y las solemnidades sagradas por largo tiempo interrumpidas, nuevamente se celebran y que en fin, las carnes de las víctimas para las que no se hallaba antes sino un rarísimo comprador, tienen ahora excelente mercado. De ahí puede conjeturarse qué muchedumbre de hombres pudiera enmendarse con sólo dar lugar al arrepentimiento...+

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3. San Justino y su Diálogo con Trifón, caps. 117, 4-5, Padres Apologistas Griegos, edición de Daniel Ruiz Bueno, BAC (Madrid 1954) p. 506.

lugar: Roma Fecha: 138-161

*A vosotros mismos os engañáis, vosotros y vuestros maestros al interpretar las palabras de Malaquías como dichas de la gente de vuestro pueblo que vivía en la dispersión, cuyas oraciones llamaría sacrificios puros y agradables a Dios. Reconoced que mentís y que tratáis en todo de engañaros a vosotros mismos. Porque en primer lugar, ni aún ahora vuestro pueblo se extiende de Oriente a Occidente, sino que hay naciones donde jamás habitó nadie de vuestra raza. En cambio, no hay raza alguna de hombres, llámense bárbaros o griegos o con otros nombres cualesquiera, ora habiten en casas o se llamen nómadas sin viviendas o moren en tiendas de pastores, entre los que no se ofrezcan por el nombre de Jesús crucificado oraciones y acciones de gracias al Padre y Hacedor de todas las cosas. En segundo lugar, cuando el profeta Malaquías dijo aquellas palabras todavía no estábais dispersos por todas las partes de la tierra en que lo estuvisteis luego, como por las mismas Escrituras se demuestra.+

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4. San Ireneo, Obispo de Lyon, Adversus Haereses, I, 10.2. Fuente: Patrología Graeca 7, 551. traducción C. Giaquinta

lugar: Lyon (Francia) fecha: 177-202?

*La Iglesia que recibe esta predicación y esta fe, a pesar de estar diseminada en el mundo entero, la guarda con cuidado, como si habitase en una casa única; cree igualmente a todo esto, como quien tiene una sola alma y un mismo corazón; y predica todo esto con una sola voz (sinfónicamente), y así lo enseña y trasmite como si tuviese una sola boca. Pues si bien las lenguas en el mundo son diversas, única y siempre la misma es la fuerza de la tradición. Las iglesias que están en Germania no creen diversamente, ni trasmiten otra cosa las iglesias de la Hiberias, ni las que existen entre los Celtas, ni las del Oriente, ni las de Egipto ni las de Libia, ni las que están en el centro del mundo (Jerusalén).+

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5. Tertuliano, el primer escritor cristiano latino, El Apologético, 37,4ss. Fuente: Corpus Christianorum Latinorum I, 148. Traducción: Huber S., Los Santos Padres, vol. 1 (Buenos Aires 1946) 253-254.

lugar: Cartago (Africa) fecha: 195-207

*Si quisiéramos vengarnos, no como ocultos, sino declarados enemigos, faltaríamos por ventura fuerzas de numerosos soldados y ejércitos? Son más los mauros, los marcomanos, los partos que rebeló Severo, que los cristianos de todo el mundo? Estos bárbaros numerosos son, pero están encerrados en los límites de un reino; los cristianos habitan provincias sin fronteras. Ayer nacimos y hoy llenamos el imperio, las ciudades, las islas, las aldeas los reales, las tribus, las decurias, el palacio, el Senado, el consistorio. Solamente dejamos vacíos los templos para vosotros. Pues para qué lance de batalla no serían idóneos soldados los cristianos, aun con desiguales ejércitos, estando tan ejercitados en los combates de los tormentos en que se dejan despedazar gustosamente, si en la disciplina de la milicia cristiana no fuera más lícito perder la vida que quitarla? También podríamos sin armas pelear contra vosotros con sola la envidia del divorcio, porque si tan lúcida muchedumbre de cristianos, alejados de nuestra compañía se resolviesen a vivir juntos en algún seno del mundo, quedaría el imperio avergonzado con la pérdida de tan ilustres ciudadanos y castigado con el desamparo de los buenos. Qué ciudad no quedaría apesaradamente envidiosa de la colonia cristiana, compuesta del mayor lucimiento de la naturaleza y del mayor lustre de la gracia? Y si todos los cristianos desamparasen sus casas, sin duda que en tanta soledad, en tanto silencio de las cosas, en una ciudad desierta y como muerta no habiendo en ella vivos os hallaríais enajenados con el pavor y encantos con el pasmo, no teniendo en ella a quién mandar. Más enemigos quedarían que ciudadanos, aunque ahora tenéis más ciudadanos que enemigos; que siendo los más ciudadanos cristianos, los más ciudadanos son amigos.+

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6. Eusebio de Cesarea el primer *historiador de la Iglesia+, Vita Constantini, lib. III, 19. Fuente: Patrología Graeca 20, 1078. Tradujo C. Giaquinta.

Lugar: Nicea y Cesarea fecha: c. 325.

*Es una praxis conveniente que guardan todas las Iglesias de Occidente, en el meridión y en el septentrión y algunas de las Iglesias de Oriente. Por ello todos juzgaron que era justo lo que les propuse a Uds., a saber: que lo que se guarda concordemente en al ciudad de Roma y en toda Italia, en Africa y Egipto, en España, Galias, Britania y Libia, en toda la Acaya, en las diócesis de Asia y del Ponto y en Cicilia, esta también sea aceptado gustosamente por ustedes (sobre la fecha de la Pascua).+

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7. San Agustín, Epístola, 199, 46. Fuente: obras de San Agustín (BAC) Madrid 1953, t. 11, p. 909-911.

Lugar: Hipona fecha: 413.

*No sé si, por mucho ingenio y capacidad que tengamos podremos descubrir en este punto algo más seguro de lo que dije en mi anterior carta, refiriéndome al tiempo en que el Evangelio ocupará todo el mundo. Ya demostré con documentos ciertos que no es lo que tu venerabilidad piensa, a saber; que eso ya se realizó en tiempo de los apóstoles. Hay entre nosotros aquí mismo en Africa, innumerables pueblos bárbaros en los que aun no se ha predicado el Evangelio. Cada día podemos combrobarlo por los prisioneros que los romanos toman y reducen a servidumbre. Verdad es que, desde hace pocos años, algunos de esos pueblos que vivían pacificamente junto a las fronteras romanas, ya no tienen reyes, sino prefectos nombrados por las autoridades romanas, y tanto ellos como sus prefectos han comenzado a ser cristianos. Pero quedan otros pueblos en el interior que no obedecen a ninguna autoridad romana y no tienen representantes propios dentro de la religión cristiana, y sin embargo pertenecen también a las promesas de Dios.+

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Notas

1. Cuaderno de documentación para la enseñanza elaborado por Mons. Carmelo Giaquinta, Facultad de Teología UCA, Buenos Aires 1972.Arriba


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