San Martín desciende de familia Romana que ocupaba algún puesto en la Panonia (Hungría). Visita de joven los santos lugares y vive en oriente varios años. Estando en Palestina decide ir a «Finis Terrae+ (Galicia), tal vez por contactos con monjes españoles. En su viaje pasa algún tiempo en las Galias. Llega en torno al 550 y trabaja varios años como sacerdote y como monje. Levanta un monasterio en Dumio (cercano a Braga) junto a la iglesia que el Rey Suevo, Karrarico había levantado en honor de San Martín de Tours.
Lucrecio, el metropolitano de Braga, lo nombra obispo de Dumio, creando expresamente la diócesis con sede en el monasterio en torno al 556. En el 561 sabemos que asiste al Concilio I de Braga donde el priscilianismo va a recibir el golpe de gracia. En el 569 sucede a Lucrecio en la sede de Braga conservando asimismo la de Dumio.
En el 572 preside el II Concilio de Braga que se ocupó principalmente de cortar en el pueblo las prácticas religiosas paganas. Para ello Martín redacto un subsidio práctico, el De correctione rusticorum, con que los obispos y los sacerdotes pudieran evangelizara y purificar la religiosidad del pueblo Suevo. Se entiende que aquí rústico no significa bárbaro o incorrecto, sino popular y sencillo.
El tratado intenta exponer de manera sencilla las supersticiones principales y su origen. Decía San Martín a su pueblo:
«+Cómo puede un hombre cristiano tener por dioses a las polillas y ratones? Por mucho que las veneréis y ofrezcáis sacrificios para tutelas de vuestra tinas y vuestras harcas, no dejarán de roeros el pan y los paños... No acabáis de entender cuánto os engañan los demonios en esas observaciones y agüeros que practicáis; como dice el sabio Salomón "Las adivinaciones y augurios son vanos". +Qué esperan esos infelices atentos siempre al vuelo de las aves? +Qué es sino adoración del Diablo el encender cirios a las piedras a los árboles, a las fuentes, o el observar las calendas o las vulcanales, o el adornar las mesas, poner laurel a la entrada de las casas, observar las huellas de los pies, o echar trigo y vino sobre un tronco en llamas, o el vino y el pan en las fuentes? +Qué es eso sino culto al Diablo? Como, por ejemplo, el que las mujeres al tejer la tela invoquen a Minerva, o el no casarse en viernes ni emprender viaje en este día; +qué es sino culto al Diablo? Lo mismo que encantar las hiervas con maleficios o conjurar los demonios con conjuros, +no es culto al Diablo? Habéis cambiado el signo de la Cruz, recibido en el Bautismo, por las adivinaciones y estornudos y otros mucho signos del Diablo.+(2)
El obispo de Braga critica en su escrito el uso de llamar a los días de la semana con nombres de dioses -dia de Marte, de Mercurio, de Jove, de Venus y de Saturno- esta costumbre ha de desterrarse. Tal vez de esta actividad surja que hoy en lengua portuguesa los días de la semana se llaman con términos litúrgicos de ferias.
San Martín lleva por sobre-nombre, El apóstol de los suevos. Sabemos que a través del monasterio de Dumio ejerció profunda influencia en la formación religiosa de la corte Sueva. Se piensa que a él se debe la conversión del Rey Teodomiro del arrianismo (560). San Isidoro y San Gregorio de Tours lo consideran como el hombre letrado más importante de su tiempo.
El monasterio de Dumio fue en su época el principal centro de difusión de cultura y espiritualidad. Los monjes copiaban códices, muchos posiblemente traídos por el mismo San Martín de oriente. Para sus monjes por ejemplo tradujo las Sententiae Patrum Aegipteorum; 110 reglas ascéticas tomadas de la tradición monástica oriental. Conocía muy bien los padres orientale, al Jerónimo a Agustín. Sin embargo su autor preferido es Séneca. Una obra suya: Formula vitae honestae (escrita hacia el 570 a petición del Rey Mir) fue considerada en la Edad Media como obra de Séneca). Al mismo Rey dedicó el Pro repellenda iactantia; id, de superbia, y una Exhortatio humilitatis. Escribió también un De trina mersione sobre la liturgia del bautismo. A pedido de Vitimiro, obispo de Orense, compuso un De ira. Se perdieron lamentablemente muchas de sus cartas y sus sermones que S. Isidoro tuvo en sus manos.(3)
Martinus episcopus Bracarensis, Códice Albeldense, Monasterio de El Escorial Madrid
A pesar de tener tanto peso entre los escritores eclesiásticos españoles y que S. Isidoro lo considerara sanctissimus pontifex, su culto solo aparece junto a su sepulcro en Braga y solamente allí figura en las fiestas de los calendarios litúrgicos.
Cuando en el 579 muere S. Martín es enterrado en la basílica de S. Martín de Tours de su monasterio. El mismo redactó su epitafio:
Nacido en Panonia, llegué atravesando los anchos mares y arrastrado por un instinto divino, a esta tierra gallega, que me acogió en su seno. Fuí consagrado obispo en esta iglesia tuya, oh glorioso confesor San Martín; restauré la religión y las cosas sagradas, y habiéndome esforzado por seguir tus huellas, yo, tu servidor Martín, que tengo tu nombre, pero no tus méritos, descanso aquí en la paz de Cristo.
Notas
1. Cf. Q. ALDEA, T. MARIN, J. VIVES Diccionario de Historia Eclesiástica de España (Madrid 1973) III, 1429; ANDRES MARTIN Melquíades [Dir.] et als., Historia de la Teología Española, obra elaborada en el «Seminario Suarez+ de la Fundación Universitaria Española, bajo la dirección de..., Fundación Universitaria Española (Madrid 1983 y 1987) I, 314-315. La obras completas de Martín de Braga fueron recientemente publicadas en castellano: Obras completas de Martín de Braga, edición y traducción realizada por Ursicino Domínguez del Val, Fundación Universitaria Española (Madrid 1990) quien a su vez a utilizado la edición de C. W. Barlow, Martini episcopi Bracarensis opera omnia, (New Haven 1950).
2. Cit. en: ANDRES MARTIN, Historia de la Teología Española, I, 30-31.
3. Hay una edición crítica de sus obras: C.W. BARLOW, Martini espiscopi Bracarensis opera omnia, (New Haeven 1950). Cf. también la Patrología Latina de MIGNE, T. 72, 21-52.
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