LA MISIÓN DE LOS MENDICANTES FUERA DE EUROPA:

LA CARTA SEGUNDA  DE FR. JUAN DE MONTECORVINO OFM[1]

 

 

          1. Yo, fray Juan de Montecorvino de la Orden de frailes menores, partí de Tabrïz[2], comarca de los persas en el año del Señor de 1291, y entré en India y permanecí en un pueblo de la India en la iglesia del Apóstol Santo Tomás durante trece meses. Y allí bauticé cerca de cien personas en diversos lugares; mi compañero de camino fue fray Nicolás de Pistoia, de la Orden de frailes predicadores, quien allí murió y fue sepultado en la misma iglesia. Y yo, continuando más adelante, llegué a Kathay[3], reino del Emperador de los Tártaros que es llamado Gran Khan. Al mismo Emperador, [llevando] cartas del Señor Papa, lo invité [a abrazar] la fe católica de nuestro Señor Jesucristo. El emperador, a pesar de estar firmemente arraigado a la idolatría, no obstante brinda muchos beneficios a los Cristianos[4]. Yo me encuentro junto a él hace ya doce años. Los Nestorianos, que ostentan el nombre de cristianos, pero que sin embargo se desvían mucho de la religión cristiana, se han fortalecido tanto en estas regiones que no permitieron a ningún cristiano de otro rito tener ni siquiera un pequeño oratorio, ni predicar  otra doctrina que la nestoriana.

          A estas tierras no ha llegado en verdad ningún Apóstol, ni ningún discípulo de los apóstoles, y por ello, los mencionados nestorianos, por sí, o por otros corrompidos por el dinero, suscitaron contra mí gravísimas persecuciones; afirmando que yo no había sido enviado por el Señor Papa, sino que era un espía, un mago y un enloquecedor de hombres. Pasado algún lapso de tiempo, levantaron otros testigos falsos que decían que había sido enviado otro nuncio, quien llevaba al emperador un gran tesoro y que yo lo había asesinado en la India y le había quitado lo que llevaba. Y esta maquinación duró aproximadamente cinco años, de tal manera que en muchas ocasiones fui llevado a juicio con una infamia de muerte. No obstante, por confesión de un tal, disponiéndolo así Dios, el Emperador conoció mi inocencia y la malicia de los rivales y los relegó al exilio junto con sus mujeres e hijos.

          2. Yo, sólo en esta peregrinación viví sin confesión once años, hasta que llegó hasta mí fray Arnoldo Alamano, de la provincia de Colonia; hace de esto ya dos años (?)[5]. He edificado una iglesia en la ciudad de Khanbaliq[6], donde se encuentra la principal residencia del rey; a esta iglesia la completé en menos de seis años, y en ella hice incluso un campanario en el que puse tres campanas. Asimismo, bauticé allí mismo, según estimo, unas seis mil personas hasta el día de hoy. Y si no se hubiesen producido las predichas infamias, habría bautizado más de treinta mil, y frecuentemente me encuentro bautizando.

          3. Asimismo, sucesivamente he comprado cuarenta niños, hijos de paganos de entre siete siete y once años de edad[7], los cuales, hasta ahora, no conocían ninguna ley[8], y los bauticé y les enseñé las letras latinas y nuestro rito; y escribí para ellos treinta salterios con himnarios y dos breviarios; de estos mismos, once conocen nuestro oficio. Y tienen un coro y semanas como en el convento, sea que yo me encuentre presente, sea que esté ausente. Y muchos de ellos escriben salterios y otras cosas oportunas. Y el Señor Emperador se deleita mucho con el canto de éstos. Toco las campanas a todas las horas y con un convento de infantes y lactantes[9] rezo el oficio divino. Sin embargo, cantamos según costumbre, porque no tenos un oficio musicalizado.

          4. Acerca del buen Rey Jorge[10]. Cierto Rey de aquella región, perteneciente a la secta de los cristianos nestorianos, que descendía de aquel gran Rey que ha sido llamado el Preste Juan[11] de la India, se adhirió a mí en el primer año en que llegué aquí; y convertido por mí a la verdad de la verdadera fe católica, recibió las órdenes menores, y ministró para mí revestido de vestiduras sagradas, de manera tal que los nestorianos lo acusaron de apostasía. No obstante, este mismo [rey] arrastró una gran parte de su pueblo a la verdadera fe católica, y construyó una hermosa iglesia conforme a [su] regia magnificencia en honor de nuestro Dios, de la Santa Trinidad y del Señor Papa  en mi nombre, llamándola Iglesia Romana[12]. Este Rey Jorge, antes de seis años partió hacia el Señor como un verdadero cristiano, habiendo dejado como heredero un hijo de cuna que ahora tiene nueve años. Sin embargo, los hermanos del Rey Jorge, como eran pérfidos en los errores de Nestorio, después de la muerte del rey subvirtieron a todos aquellos que él había convertido, reduciéndolos al cisma primitivo. Y porque yo me encontraba solo y no pude alejarme del Emperador Khan, no pude ir a aquella iglesia, la cual dista veinte dietas[13]. Sin embargo, si vinieran algunos buenos coadjutores y cooperadores, espero en Dios que todo podría reformarse; porque hasta ahora tengo el privilegio del predicho Rey difunto Jorge.

          5. Nuevamente digo que si no hubiesen existido las difamaciones antes mencionadas, se habría seguido un gran fruto. Si tuviese también dos o tres compañeros que me ayudasen, tal vez el Emperador Khan se hubiera bautizado. Ruego que vengan tales frailes, si algunos quisieren venir, que se preparen a darse como ejemplo y no “a engrandecer sus orlas”[14].

          6. Acerca del camino, hago saber que por la tierra de Cothay, Emperador de los tártaros aquilonares[15], es el camino más corto y seguro, de manera tal que en menos de cinco o seis meses podrían llegar con noticias; pues la otra vía es larguísima y peligrosísima, teniendo dos tramos de navegación; de éstas, la primera corresponde a la distancia que hay entre Acre[16] y Provenza, la otra, en cambio, corresponde a la distancia entre Acre e Inglaterra, y podría ocurrir que con dificultad pudiesen recorrer ese camino en dos años. Porque la primera y segura vía no lo fue durante mucho tiempo a causa de las guerras, por eso hace ya doce años que no recibo noticias de la Curia romana, ni de nuestra Orden ni de la situación de Occidente.

          7. Hace ya dos años, vino cierto médico cirujano Lombardo que impregnó estas regiones con increíbles blasfemias acerca de la Curia romana, de nuestra Orden y de la situación de Occidente; por lo cual deseo grandemente saber con certeza la verdad.

          8. Ruego a los hermanos a cuyo poder llegare esta carta que busquen la forma de que su contenido pueda llegar a conocimiento del Señor Papa, de los Cardenales y del Procurador de nuestra Orden en la Curia Romana. Suplico al Ministro General de nuestra Orden [que me envíe] un antifonario y leyendas de los santos[17], un ejemplar del gradual y del salterio con notas, ya que no tengo sino un breviario portátil con lecturas breves y un pequeño misal. Si tuviera un ejemplar [de aquellos], los niños antedichos los copiarían.

          9. En este momento estoy edificando otra iglesia a fin de dividir a los niños en varios lugares. Yo ya he envejecido y me he encanecido, más por los trabajos y tribulaciones que por la edad; actualmente tengo cincuenta y ocho años. Aprendí competentemente la lengua y la escritura tártara, la cual es la lengua habitual de los tártaros, y ya he traducido a esa lengua y con esa letra todo el Nuevo Testamento y el Salterio; a éstos los hice escribir en una bellísima escritura de ellos. Y comprendo y leo y predico claramente  y doy testimonio de la ley de Cristo. Y me había puesto de acuerdo con el mencionado Rey Jorge, si él viviese, en traducir todo el oficio latino a fin de que se cantase por toda la tierra en su dominio. Y cuando él vivía, en su iglesia, se celebraba misa según el rito latino en aquella escritura y con aquella lengua, tanto las palabras del ordinario cuanto el prefacio. Y el hijo de dicho Rey se llama Juan a causa de mi nombre; espero en Dios que éste seguirá las huellas de su padre. En verdad, según lo que he oído y visto, creo que ningún rey o príncipe en el mundo puede compararse con el Señor Khan en lo que respecta a la amplitud de [su] tierra, en la multitud del pueblo y en la magnitud de [sus] riquezas. Fin.

          Dada en la ciudad de Khanbaliq del reino de Kathay, en el año del Señor 1305, día octavo del mes de enero.

 

Notas

[1] Texto crítico en Sinica Franciscana, I (= Itineraria et relationes Fratrum Minorum saeculi XIII et XIV), recopilación y notas de Anastasius Van Den Wyngaert, Florencia: Quaracchi, 1929, CXVIII + 637 + un mapa.

             Traducción castellana con introducción y notas de Fr. Ricardo W. Corleto OAR.

[2] Tabrïz (o Täbriz y también Täbris): Ciudad ubicada al norte del actual Irán (38,05N 46,18 O), antiguamente llamada Taurisio o Thaurisio, en el medioevo pertenecía al reino de los Ilkhans de Persia y era un arzobispado ubicado en la Vicaria Tartariae Orientalis; por aquel tiempo contaba con un convento de franciscanos y otro de dominicos. Cf. Atlas del Mundo Rand Mc Nally, s. l.: Planeta De Agostini, 1997, 182 y Atlas zur Kirchengeschichte. Die christlichen Kirchen in Geschichte und Gegenwart, Friburgo – Basilea – Roma – Viena: Herder, 1987, 26 y 63 A.

[3] Nombre que en el medioevo, y aún más tardíamente, se daba a China. Para una sumaria descripción de la China medieval ver Nilda Guglielmi, Guía para viajeros medievales. (Oriente. Siglos XIII-XV), Buenos Aires: CONICET, 1994, 385-392.

[4] No sabemos exactamente en qué fecha llegó fray Juan a la ciudad de Khanbaliq (hoy Pekín), lo cierto es que el Gran Khan al que hace referencia es, sin dudas, Timur Oldjaitu (1294-1307), miembro de la mongola dinastía Yüan y sucesor de Kubilay, quien a través de los mercaderes  Polo había solicitado al Papa el envío de cien misioneros. Adriando Cappelli, Cronologia, Cronografia e Calendario perpetuo. Dal principio dell’era cristiana ai nostri giorin, 7ª edición, Milán: Hoepli, 1998, 656. Josef Glazik, Las misiones de las órdenes mendicantes fuera de Europa, en Manual de Historia de la Iglesia, dir. Huber Jedin, IV, Barcelona: Herder, 1986, 629.

[5] Frase de traducción dudosa. (N. T.)

[6] Actual ciudad de Pekin, Capital de la República Popular China y por entonces capital del Imperio del Gran Khan. Desde el punto de vista eclesiástico pertenecía a la Vicaria Tartariae seu Cathay, siendo precisamente fray Juan de Montecorvino su primer arzobispo. Cf. Grober Atlas zur Weltgeschichte, Braunschweig: Westermann, 1985, 73 y Atlas zur Kirchengeschichte, 63 B.

[7] La frase, en su tenor original, ofrece un sentido confuso: “Item emi succesive XL pueros, filios paganorum, etatis infra VII et XI annorum”. Algunas lecturas variantes en vez de infra colocan circa (ver el aparato de la edición crítica que estamos usando); pero por ser la primera la “lectio difficilior” creo que debe ser preferida. ¿Qué sentido dar pues a la frase? Según explica el Lexicon totius Latinitatis, en algunas ocasiones, infra es confundido con su homónimo intra; creo que en este caso Fr. Juan de Montecorvino ha incurrido en tal error. Cf. Lexicon totius Latinitatis, ed. J. Facciolati, Æg. Forcellini y J. Furlanetti, II, Padua 1864, 832.

[8] Probablemente se refiere a ninguna “ley religiosa”.

[9] Sal. 8, 3.

[10] El Rey Jorge debe identificarse con “Körgis, príncipe cristiano de los Ongüt (Mongoles) a fines del S. XIII. 

             Encontrado por Marco Polo, que lo llama ‘nieto del Preste Juan’, fue conducido del nestorianismo a la confesión romana por Juan de Montecorvino en 1294, año en que recibió el título de Príncipe de Kao – t’ang. En Olon – Süme se habrían encontrado las ruinas de la iglesia (latina) de este príncipe. El mismo fue asesinado en 1298. De marzo de este último año data un espléndido evangeliario (nestoriano?), que hasta hace poco se encontraba en Diarbékir copiado por su hermana Sarah – Ara’ul”. J. M. Fiey voz Georges (6) en Dictionnaire D’Histoire et de Géographie Ecclésiastiques, XX, 581.

[11] El Preste Juan es un soberano oriental tal vez mítico, del que los cristianos occidentales de los últimos siglos del medioevo pensaban que podía atacar a los musulmanes por la espalda. El primero en mencionar a este “Preste Juan” es Otón de Freising en su Historia de duabus civitatibus, en la que, hacia el año 1146, informa que algunos años antes ha oído hablar de él en Roma al obispo Hugo de Gabala. 

             Varios elementos parecen estar en los orígenes de la leyenda del rey-sacerdote conocido como el Preste Juan: La noción imprecisa que del oriente tenían los medievales, el conocimiento de la existencia de cristianos nestorianos en Asia, la noticia de la existencia de un reino cristiano más allá de Egipto (en concreto sería Etiopía) cuyo rey se hacía llamar Zan, etc. Lo cierto es que “hombre o mito, el Preste Juan jugó un gran rol. Desde el siglo doce hasta bastante después del descubrimento de América, él fue una parte arraigada del esquema de pensamiento europeo” (Nowell). Rogier Aubert, voz Jean (Prêtre) en Dictionnaire D’Histoire et de Géographie Ecclésiastiques, XXVII, 475-478.

[12] La traducción es dudosa ya que el original latino es de difícil interpretación.

[13] Una “dieta” equivalía en el medioevo a una jornada de marcha. Así, veinte dietas equivalía a otros tantos días de caminata. Cf. Voz Dieta en Albert Blaise, Lexicon latinitatis Medii Aevi. Praesertim ad res ecclesiasticas investigandas pertinens, Turnholt: Brepols, 1975, 304.

[14] Mt. 23, 5.

[15] Tal vez, fray Juan se refiere a los habitantes de la llamada Vicaria Tartariae Aquilonaris ubicada hacia el norte de los mares Negro y Caspio y que, más tarde, correspondería al Khanato de los Kipchak o de “la horda de oro” cuyo centro político era la ciudad de Sarai. Cf. Atlas zur Kirchengeschichte, 63 A y Nilda Guglielmi, Guía para viajeros medievales..., 418.

[16] Achon: ciudad hoy llamada ‘Akko y que corresponde a la antigua Acre; ubicada al norte de Israel (32,55N 35,05E) y cerca de la ciudad de Haifa.

[17] No resulta fácil verter con exactitud a la lengua castellana el legendis sanctorum de fray Juan. Seguramente se refiere a las colecciones de textos con vidas de santos que eran leídos en la iglesia o el refectorio; en castellano podría traducirse como pasionario, homiliario y también “legendario”. Cf. Voces legenda y legendarius en Albert Blaise, Lexicon Latinitatis Medii Aevi..., 530.

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