Bibliografía orientativa sobre el tema
Una tesis del historiador Sánchez Albornoz dice que España no tuvo feudalismo ni burguesía. Esto la hace inmadura en su régimen social y señorial y en su vida urbana. La razón de la horizontalidad de la sociedad fue la reconquista y la repoblación. La reconquista es un caso único en el conjunto de los pueblos europeos. Una guerra que no tuvo tregua durante casi siete siglos, con una frontera incierta, movediza, que avanzaba cuando tenía la oportunidad de tomar una ciudad estratégica, y retrocedía cuando se reorganizaba el Al-Andalus. La reconquista comienza con la rebelión iniciada por Pelayo y los astures en el 718 y la batalla de Covadonga en el 722, y termina en Granada en 1492. De todos los territorios conquistados por el Islam, España fue el primero que consiguen reconquistar los cristianos y el único hasta la reconquista de Hungría en 1699.
Según el filósofo Julián Marías, España por la reconquista «quiso» (durante 7 siglos) ser occidental y cristiana.(1) Nebrija, acesor de la Reina Isabel la Católica y a quien debemos la primera gramática castellana, decía en la introducción de la misma, que después de la reconquista de Granada, «los pedazos de España que estaban por muchas partes derramados, se reduxeron y ajuntaron en un cuerpo y unidad de reino.» Esta conciencia y anhelo de unidad son parte del espíritu español, a pesar de que el invento borbónico de las «autonomías en el siglo XVIII a querido ver a España mosaicada en fragmentos.
Principales fuentes sobre la reconquista
Los relatos más antiguos son tres crónicas compiladas bajo el Reino de Alfonso III de Asturias (866-911):
Orígenes de la Reconquista (718-842)
El levantamiento astur
Hacia el 911 se pone por escrito la tradición en torno a la figura de Pelayo y su levantamiento contra el poder Musulmán. Pelayo, nacido en Asturias, era hijo del duque visigodo, Favila. Había sido desterrado de Toledo por el rey Witiza. Ingresa luego en el ejército de Rodrigo. Después de la conquista musulmana, el musulmán Munuza, a cargo del gobierno de Asturias, se casa con la hermana de Pelayo y envía a éste confinado a Córdoba. Pelayo escapa, y volviendo a Asturias es elegido rey por algunos cristianos astures y fugitivos del sur. Los musulmanes mandan contra Pelayo una expedición de castigo al mando de al-Qâma y del obispo Oppas. Pelayo se retira a una cueva, luego llamada Santa María o Covadonga. Pelayo acuertelado allí se negó a rendirse, derrotando a algunos de sus perseguidores, y dando a la fuga al resto. Pelayo al parecer, gobernó Asturias desde Cangas de Onís, expandiendo su reino hacia el norte, hasta la costa y luego hacia el este y el oeste, hasta que murió en 737. Esta es la historia que aparece en la Crónica del rey Alfonoso III (c. 911).
Evaluación
En las fuentes que conservamos, los relatos en torno a este lider carismático están leidos desde el proceso de roconquista. Lo tardío de las fuentes han hecho sospechar a algunos historiadores que la historia podría ser falsa. Sus elementos básicos parecerían sin embargo haberse dado:
- Pelayo debió ser un caudillo cántabro-astur que logró unificar a los clanes que existían sin organización política.
- Los árabes no le dieron importancia a la batalla de Covadonga y siguieron su conquista hacia las Galias.
- Es probable que una elite sacerdotal emigrada del sur, diera el soporte ideológico para convertir en Monarquía a los pueblos tribales.
- La lucha de los pueblos Astures y Vascones contra los musulmanes, será la misma que ya habían sostenido anteriormente contra los Romanos y los Godos.
- Algunas crónicas musulmanas posteriores mencionan a un «bárbaro despreciable llamado Pelayo» que escapando, huyó a una montaña donde sobrevivió con un pequeño grupo, comiendo miel silverstre. Los musulmanes habrían dejado a los rebeldes diciendo: «¿Qué son treinta bárbaros encaramados en un peñasco? Morirán seguramente.»
Después de Pelayo
Al este del señorío de Pelayo había un reino parecido al Astur: el duque Pedro gobernaba la región Cántabra. A la muerte del hijo y sucesor de Pelayo, Favila (739), el hijo del duque Pedro, Alfonso casó con Ermesinda, hija de Pelayo y unió Cantabria y Asturias bajo su cetro, pasando a ser Alfonso I. En el 741 los bereberes musulmanes abandonan las llanuras septentrionales por una guerra civil interna permitiendo a Alfonso I cruzar la cordillera Cantábrica y avanzar por primera vez hacia el sur. Llegó en el 754 casi hasta Coria, tomando todas las ciudades abandonadas por los bereberes, luego a través de la llanura del Duero hasta Salamanca, Avila y Segovia por el sur, y hasta Miranda del Ebro por el este. Frente a la imposibilidad de ocupar todo el vasto territorio se limitó a destruir las fortificaciones, matar a los musulmanes y llevarse a los cristianos a su reino. Quedan así cientos de kilómetros despoblados. Se da inicio así a los que Sánchez Albornoz llamara la táctica de «desierto estratégico»; una barrera fronteriza, despoblada, que sirvió de límite histórico movil durante los siete siglos de la reconquista.(2) Esta frontera creará una mentalidad en ambos grupos, impregnará la cultura y el modo de ser hispano.
Significación de la lucha contra los musulmanes
Frente a este proceso histórico habría que preguntarse si se trató de una «conquista» o de una «reconquista». Las fuentes indicarían lo segundo, pero no hay que olvidar la reelaboración ideológica posterior. De todas maneras, este gran movimiento se apoyará en dos presupuestos ideológicos: la restauración del reino Visigodo y la idea de cruzada gestada en la europa medieval.
La «restauración» del reino visigodo
La vinculación paradigmática con el reino godo se inicia tempranamente, posiblemente en el reinado de Alfonso II (791-842) en el incipiente reino Astur. Veíamos que por influencia de grupos emigrados del Al-Andalus, se reconstruye la corte de estos reinos con el paradigma godo en mente (leyes, organización de la corte, etc.). La Iglesia juega también un papel fundamental ya que la identificación de Reino Astur con un reino cristiano, la hacía inmediata heredera del reino Visigodo. Un elemento a no desdeñar en este proceso es el culto al apóstol Santiago, culto que surge en esta época y va a ser fomentado por príncipes con la imagen de «patrono».
La idea de cruzada
La idea de cruzada es de más tardía aparición. Es dificil encontrar la raíz de la idea de guerra religiosa. El mundo patrístico griego en general repudiaba el concepto. No sería extraño que la principal influencia viniera del Islam. De todas maneras, España va a ser un laboratorio en occidente de lo que luego serán los grandes movimientos de las cruzadas a partir del siglo XI. En general se considera a una campaña militar como «cruzada cuando confluyen los siguientes elementos: participación de caballeros de diferentes naciones; sanción pontificia de la expedición; promesa y conquista de beneficios materiales y espirituales (indulgencias, bulas etc.). Para que se entienda el espíritu religioso que movía al cruzado trascribimos un fragmento del De laude novae militiae de San Bernardo de Claraval. El texto parecería no concordar con el espíritu del que ha sido llamado «doctor melífluo», sin embargo recordemos la intensa actividad que tuvo este santo en la predicación de las cruzadas en toda Europa:
Con igual espíritu suenan unas Coplas de Jorge Manrique:
Desde el punto de vista iconográfico tengamos presente la imagen de «Santiago mata moros» (Santiago apostol, a caballo, con espada en mano, degollando moros). La tradición del «soldado de Cristo» es tópico en las órdenes religiosas y en la espiritualidad de los siglos XIII al XV dando lugar a las órdenes de caballería. En el siglo XVI, por influencia de los humanistas va a tender a espiritualizarse: la lucha contra el infiel se convertirá en lucha contra los pecados y los vicios (cf. para el caso español la amplia difusión que tuvo el Enchiridion militis Christi (Manual del caballero cristiano) de Erasmo de Rotterdam).
BARBERO, A. - VIGIL, M., Los orígenes sociales de la Reconquista (Barcelona 1974).
CARLE, M. C. - PASTOR, R., Los Reinos cristianos en los siglos XI y XII. Economías, sociedades, instituciones, Tomo X-1 de la Historia de España dir. por R. Menendez Pidal (Madrid 1992).
LOMAX, Derek W., The Reconquest of Spain (London 1978); traducc. esp. edit. Crítica (Barcelona 1984).
MARIAS, Julián, La integración de la España perdida, en: Suplemento Literario de «La Nación», domingo 26 de enero, 1992. Su tesis: España por la reconquista «quiso» (durante 7 siglos) ser occidental y cristiana. Retoma la introducción de la gramática de Nebrija donde dice que después de la reconquista de Granada, «los pedazos de España que estaban por muchas partes derramados, se reduxeron y ajuntaron en un cuerpo y unidad de reino.» Va contra el mosaico actual de las autonomías que es un invento borbónico del siglo XVIII.
SÁNCHEZ ALBORNOZ, Claudio, Despoblación y repoblación en el valle del Duero (Buenos Aires 1966)
SÁNCHEZ ALBORNOZ, Claudio, España un enigma histórico, Edhasa, 4ª ed. (Barcelona 1991) 4 tomos; primera edición en 1956.
SÁNCHEZ ALBORNOZ, Claudio, La España cristiana de los siglos VIII al XI. El reino astur-leonés (722 a 1037). Sociedad economía, gobierno, cultura y vida, Tomo VII-1 de la Historia de España dir. por R. Menéndez Pidal (Madrid 1980).
La reconquista española y la repoblación del país (Zaragoza 1951).
BISHKO, Charles Julian, Studies in Medieval Spanish frontier history (London 1980).
HUICI, Ambrosio, Cambridge history of Islam (Cambridge 1970) T. 2. Trae una narración cronológica de la Reconquista española desde el 711-1492.
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Notas
1. Cf. Marías, Julián, La integración de la España perdida, en: Suplemento literario de «La Nación», domingo 26 de enero, 1992. Volver al texto
2. Debemos añadir que no todos los historiadores concuerdan con esta valoración albornoziana; algunos sostienen que «... la toponimia, los santos a quienes estaban dedicadas las iglesias y los detalles relativos a la propiedad territorial que constan en documentos posteriores revelan que algunos campesinos al menos debieron de quedarse en la cuenca del bajo Duero». Volver al texto
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