Estatuario


El diestro se coloca muy pegado a las tablas y llama con la muleta al burel. En este instante la quietud es completa; ya diremos cuándo cesa. La res también junto a las tablas, acude al cite llamado por el pico exterior de la muleta. Con su tendencia natural hacia las afueras, pasa por donde le lleva su instinto, por el diestro no manda. La propia querencia del toro, que, como decimos, le impulsa hacia las afueras, es garantía de la inocencia de su viaje.

Este mismo pase es mucho más estético y mucho más torero y dominador cuando se corren las manos y se obliga con el engaño al burel a seguir un camino y templadamente se prolonga la suerte, adelantando la pierna contraria, hasta dejarlo totalmente rematado y en suerte paro el pase siguiente.

Fuente: La Hora de la Verdad. Teoría y Técnica del Toreo. Ediciones Iberoamericanas S.A. Madrid. Joaquín S. Ruiz Pérez. 1952

Regreso


El Álbum de CarlosCrismatt
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