Nuestra cofradía y la Casa de la Misericordia
Casa del Niño, Casa de Jose Antonio, Casa de la Misericordia..., todos estos nombres han servido a lo largo del tiempo para nombrar una institución que ha mantenido una finalidad constante frente a su denominación cambiante en función de los tiempos que le tocaron vivir. Esa función constante fue la de socorrer, formar y devolver a la sociedad a los más débiles e indefensos de sus miembros, los niños.
Julián Tudela escribía en 1950 sobre los niños allí alojados que "...gustaron con exceso para sus débiles naturalezas, el acíbar del desamparo y de la miseria" y añadía "No es, pues, el fin de nuestra Casa el asilar, en almacenamiento permanente, a seres humanos inservibles a la sociedad, sino reunir y cobijar a aquellos que se encuentran desperdigados, por su derrota en las batallas de la vida, para disponerlos de nuevo a la pelea, pertrechándoles del bagaje de conocimientos profesionales precisos...".
En efecto, la Casa de Misericordia - es como a mí mas me gusta llamarla - tenía como misión, auxiliar a estos niños, y al tiempo darles la formación necesaria que les permitiera su subsistencia de forma independiente en el futuro.
Podían los acogidos aprender en la casa diversos oficios, como carpintero o linotipista entre otros, ya que contaba con talleres apropiados para ello. Fue en ese taller de carpintería donde se realizó el trono en el que hoy todavía desfila nuestro Santo titular. En la imprenta se elaboraba la publicación "Cinceladas" cuyo número correspondiente a abril de 1950 hemos reproducido este año en facsimil, por contener la crónica de la primera vez que la procesión desfiló por las calles de Murcia.
También y, gracias a la generosidad e interés de D. Acisclo Díaz, muchos de los niños pudieron aprender música y formar parte de la Banda de la Misericordia que alcanzó gran relevancia nacional e internacional. Esta banda que desfiló desde el primer año acompañando al Stmo. Cristo de la Misericordia interpretando entre otras la marcha pasionaria "Consumatus est" obra del director maestro Escribano que dedicó a nuestro titular.
Y a cargo de la labor mas piadosa y abnegada de la casa, estaban las Hermanas de la Caridad, que atendían y cuidaban a los niños acogidos, procurándoles las necesidades materiales y al tiempo llenando con su dedicación y cariño el hueco que la falta del amor de unos padres había dejado en sus sensibles corazones.
Las piadosas manos de las hermanas, bordaron el primer estandarte de la entonces Hermandad de la Misericordia hace cincuenta años, y confeccionaron las túnicas con que desfilaron nuestros primeros hermanos cofrades. Así mismo bordaron los escudos que serían prendidos sobre las túnicas de todos ellos así como en los uniformes de los músicos de la banda de la casa.
En esta auténtica casa de "hermandad" y amor al prójimo, nació nuestra cofradía, con el afán por parte de sus fundadores de transcender los muros de la institución y participar con la ciudad de Murcia, en una de las manifestaciones mas extendidas y arraigadas entre sus ciudadanos: la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurección de Nuestro Señor Jesucristo.
Juan Antonio Márquez Crespo.-
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