Consejos de Elena G. de White
En CV Ministerio
Por qué hacer esta página
Hay consejos maravillosos, escritos por Elena de White que ayudan mucho en la vida de un creyente. Pero muchos de ellos son a veces descuidados.
En esta página pretendemos resaltar esos consejos olvidados y aclarar al mismo tiempo muchas citas de Elena de White que son sacadas la mayoría de veces de contexto para hacer daño a la iglesia.
Así que no te pierda esa sesión que pensamos poner en esta página.
Hogar
Los padres tienen el privilegio de llevar a sus hijos consigo a las puertas de la ciudad de Dios, diciendo: "He procurado instruir a mis hijos para que amen al Señor, para que hagan su voluntad y lo glorifiquen". Las puertas se abrirán para ellos, y entrarán los padres Y los hijos. Pero no todos podrán pasar. Algunos serán dejados afuera con sus hijos, cuyos caracteres no habrán sido transformados por la sumisión a la voluntad de Dios. Una mano se alzará y se escucharán estas palabras: "Habéis descuidado vuestros deberes del hogar. Habéis fracasado en realizar la obra que habría capacitado al alma para habitar en la morada celestial. No podéis entrar". Las puertas se cerrarán para los hijos porque no aprendieron a cumplir la voluntad de Dios, y para los padres porque descuidaron sus responsabilidades (Manuscrito 31, 1909).
TOMADO DEL lIBRO
Conducción del Niño.
Para El lectoror
Predominio
de Vicios Corruptores
Una era de abundante iniquidad.
Se me ha mostrado que vivimos en medio de los peligros de los últimos días.
Por cuanto abunda la iniquidad, el amor de muchos se enfría. La palabra "muchos"
se refiere a los que profesan seguir a Cristo. Afectados, sin que ello sea
necesario, por la iniquidad prevaleciente, se apartan de Dios. La causa de esta
apostasía estriba en que no se mantienen apartados de la iniquidad. El hecho de
que su amor hacia Dios se esté enfriando por causa de que abunda la iniquidad,
demuestra que, en cierto sentido, participan de esta iniquidad, pues de otra
manera ella no afectaría su amor a Dios, ni su celo y fervor en su causa (Joyas
de los Testimonios, tomo 1, pág. 253).
La influencia envilecedora de libros y láminas.
Muchos de los jóvenes buscan ansiosamente libros. Leen todo lo que pueden
obtener. Los relatos de amor provocativos y las láminas impuras tienen una
influencia corruptora. Muchos leen ávidamente novelas, y, como resultado, se
envilece su imaginación. Con frecuencia circulan para la venta . . . fotografías
de mujeres desnudas. Estas fotografías repugnantes también se encuentran en
negocios de fotografías y penden de las paredes de los que trabajan con
grabados. Estamos en una era cuando la corrupción abunda por doquiera. La
concupiscencia de los ojos y las pasiones corruptas se despiertan por lo
que se contempla y por lo que se lee. El corazón se corrompe por la imaginación.
La mente se complace en contemplar escenas que despiertan las más bajas y viles
pasiones. Esas imágenes ruines, contempladas a través de una imaginación
pervertida, corrompen la moral y preparan a los seres engañados e infatuados
para que den rienda suelta a las pasiones concupiscentes. Luego siguen los
pecados y crímenes que arrastran a los seres creados a la imagen de Dios haciéndolos
descender a un nivel con las bestias y hundiéndolos finalmente en la perdición
(Testimonies, tomo 2, pág. 410).
El libertinaje es un pecado característico.
Se me ha presentado un horrible cuadro de la condición del mundo. La
inmoralidad cunde por doquiera. La disolución es el pecado característico de
esta era. Nunca alzó el vicio su deforme cabeza con tanta osadía como ahora.
La gente parece aturdida y los amantes de la virtud y de la verdadera bondad
casi se desalientan por esta osadía, fuerza y predominio del vicio (Joyas de
los Testimonios, tomo 1, pág. 253).
Se me indicó Romanos 1: 18-32 como un cuadro que describe al mundo antes de la
segunda venida de Cristo (Appeal to Mothers, pág. 27).
Es el pecado, no las pruebas y sufrimientos, lo que separa a Dios de su pueblo e
incapacita al alma para disfrutar de Dios y glorificarlo. Es el pecado el que
destruye a las almas. El pecado y el vicio existen en las familias observadoras
del sábado (Testimonies, tomo 2, págs. 390, 391).
Satanás ataca a la juventud.
La obra especial de Satanás en estos últimos días es posesionarse de la mente
de la juventud, corromper los pensamientos e inflamar las pasiones; porque sabe
que al hacer esto, puede guiarlos a acciones impuras y así se denigrarán todas
las nobles facultades de la mente y puede dominarlos de acuerdo con sus
propios propósitos (Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 136).
Un indicio de la sociedad futura.
La juventud de hoy día es un indicio seguro de la sociedad futura, y al verla,
¿qué podemos esperar para el futuro? La mayoría son aficionados a las
diversiones y les repugna el trabajo. . . . Tienen poco dominio propio y se
excitan y enojan por el más pequeño motivo. Muchísimos, de todas las edades y
circunstancias de la vida, no tienen principios ni conciencia, y con sus hábitos
de haraganería y despilfarro se hunden en el vicio y están corrompiendo a la
sociedad, hasta que nuestro mundo se convierta en una segunda Sodoma. Si los
apetitos y las pasiones estuvieran bajo el dominio de la razón y de la religión,
la sociedad presentaría un aspecto muy diferente. Dios nunca quiso que
existieran las presentes condiciones lastimosas; se han provocado por las
tremendas violaciones de las leyes de la naturaleza (Id., pág. 45).
TOMADAS DEL LIBRO
CONDUCCION DEL NIÑO
Masturbacion
Los problemas de la masturbación.
Algunos que ostensiblemente profesan el cristianismo no comprenden el pecado del
abuso propio [masturbación] y sus resultados inevitables. Un hábito inveterado
ha cegado su entendimiento. No se dan cuenta del carácter excesivamente
pecaminoso de este pecado degradante (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág.
254).
Jóvenes y niños de ambos sexos participan de la contaminación moral y
practican el asqueroso vicio solitario destructor de cuerpo y alma. Muchos de
los que profesan ser cristianos están tan atontados por la misma práctica que
sus sensibilidades morales no pueden ser despertadas para comprender que es
pecado, y que si persisten en ello, terminarán de seguro por destruir
completamente el cuerpo y la mente. ¡El hombre, el ser más noble de la
tierra, formado a la imagen de Dios, se transforma en una bestia, se embrutece y
corrompe! Cada cristiano tendrá que aprender a refrenar sus pasiones y a
guiarse por los buenos principios. A menos que lo haga, es indigno del nombre de
cristiano (Id., págs. 253, 254).
La corrupción moral ha hecho más que cualquier otro mal para causar la
degeneración de la raza humana. Su práctica se ha extendido alarmantemente y
provoca enfermedades de casi cualquier descripción. Aun niñitos muy pequeños,
infantes, nacidos con una irritabilidad natural de sus órganos sexuales,
encuentran alivio momentáneo al manosearlos, lo que tan sólo aumenta la
irritación y los lleva a repetir el acto hasta que se establece un hábito que
aumenta con el crecimiento de ellos (Testimonies tomo 2, pág. 391).
Las propensiones concupiscentes se heredan.
Los padres generalmente no sospechan que sus hijos entienden algo de este vicio.
En muchísimos casos, los padres son los verdaderos pecadores. Han abusado de
sus franquicias matrimoniales y debido a su complacencia han fortalecido sus
pasiones animales. Y al fortalecerse éstas, las facultades morales e
intelectuales se han debilitado. Lo espiritual ha sido dominado por lo brutal.
Los hijos nacen con las propensiones animales grandemente magnificadas, han
recibido el propio sello del carácter de sus padres. . . . Los hijos nacidos de
estos padres casi invariablemente están inclinados a los hábitos repugnantes
del vicio secreto. . . . Los pecados de los padres serán visitados sobre sus
hijos porque los padres les han dado el sello de sus propias propensiones
concupiscentes (Ibid.).
Una esclavitud que subyuga.
Me he conmovido profundamente al ver la poderosa influencia de las
pasiones animales que dominan a hombres y mujeres de inteligencia y habilidad no
comunes. Podrían ocuparse en una buena obra, y ejercerían una influencia
poderosa, si no estuvieran esclavizados por pasiones degradantes. Mi confianza
en la humanidad ha sido terriblemente sacudida.
Se me ha mostrado que personas de indudable buen comportamiento, que no se toman
libertades indebidas con el otro sexo, eran culpables de practicar el vicio
secreto casi cada día de sus vidas. No se han refrenado de este terrible pecado
aun cuando estuvieron en las reuniones más solemnes. Han escuchado los más
solemnes e impresionantes discursos sobre el juicio, que parecían presentarlos
delante del tribunal de Dios, haciéndolos temer y temblar. Sin embargo, apenas
si pasaba una hora desde ese momento y ya estaban sumidos en su pecado favorito
y cautivante, contaminando sus propios cuerpos. Estaban de tal manera
esclavizados por este crimen tremendo, que parecían desprovistos de poder para
dominar sus pasiones. Hemos trabajado fervientemente por algunos, hemos
suplicado, hemos llorado y orado por ellos. Sin embargo, hemos sabido que allí
mismo en medio de todos nuestros fervientes esfuerzos y angustias la fuerza del
hábito pecaminoso ha obtenido el dominio y se han cometido estos pecados (Id.,
págs. 468, 469).
El conocimiento del vicio es difundido por sus víctimas.
Los que se han entregado plenamente a este vicio destructor del alma y del
cuerpo rara vez pueden descansar hasta que su carga del vicio secreto es pasada
a aquellos con quienes se relacionan. Inmediatamente se despierta la curiosidad
y el conocimiento del vicio se propaga de un joven a otro, de un niño a otro,
hasta el punto de que es difícil encontrar a uno que no conozca la práctica de
este pecado degradante (Id., pág. 392).
Una mente corrupta puede sembrar más mala simiente en un corto período de
tiempo de lo que muchos pueden desarraigar en toda una vida (Id., pág. 403).
TOMADO DEL LIBRO
CONDUCCION DEL NIÑO
Practicas Dañinas
Efectos de Prácticas Dañinas
Se agota la energía vital.
La práctica de hábitos secretos ciertamente destruye las fuerzas vitales del
organismo. Toda acción innecesaria de algo vital será seguida por su
correspondiente depresión. Entre los jóvenes el capital vital, el cerebro, es
tan severamente abrumado en una edad temprana, que hay una deficiencia y un gran
agotamiento lo que deja al organismo expuesto a enfermedades de diferentes
clases (Appeal to Mothers, pág. 28).
Se establece el fundamento para diversas enfermedades que vendrán después en
la vida.
Si la práctica se continúa a partir de los quince años para arriba, la
naturaleza protestará contra el abuso que ha sufrido y continúa sufriendo, y
les hará pagar el castigo por la transgresión de sus leyes, especialmente
desde las edades de treinta a cuarenta y cinco años, mediante numerosos dolores
en el organismo y diversas enfermedades, tales como afecciones del hígado y los
pulmones, neuralgia, reumatismo, afecciones de la columna vertebral,
enfermedades de los riñones y humores cancerosos. Una parte de la magnífica
maquinaria de la naturaleza se resiente dejando una tarea más pesada para que
realice el resto, lo que provoca un desorden en el excelente ajuste de la
naturaleza, y con frecuencia hay un súbito colapso del organismo y la muerte es
el resultado (Id., pág. 18).
Se viola el sexto mandamiento desaprensivamente.
Quitarse instantáneamente la vida no es un pecado mayor a la vista del cielo
que destruirla gradual y seguramente. Las personas que se acarrean un
decaimiento seguro debido a su mal proceder, sufrirán el castigo aquí y si no
se arrepienten plenamente, no serán admitidas en el cielo del más allá
tan ciertamente como no lo será el que destruye su vida instantáneamente. La
voluntad de Dios establece la relación entre la causa y sus efectos (Id., pág.
26).
Los que tienen una mente pura también están sujetos a la enfermedad.
No incluimos a todos los jóvenes débiles entre los culpables de hábitos malos.
Hay quienes tienen mente pura y son concienzudos pero sufren por diferentes
causas que están fuera de su control (Id., pág. 23).
Se debilitan las facultades mentales.
Los padres tiernos e indulgentes simpatizarán con sus hijos porque se imaginan
que sus lecciones son una carga demasiado grande y su aplicación al estudio está
arruinando su salud. Es verdad que no es aconsejable atiborrar la mente de los jóvenes
con demasiados estudios muy difíciles. Pero, padres, ¿no habéis escudriñado
más profundamente este asunto y meramente aceptáis la idea sugerida por
vuestros hijos? ¿No habéis creído demasiado fácilmente a la razón aparente
para su indisposición? Atañe a los padres y a los tutores mirar debajo de la
superficie en busca de la causa (Testimonies, tomo 4, págs. 96, 97).
Las mentes de algunos de estos niños se debilitan hasta el punto de que tienen
solamente la mitad o un tercio del brillo del intelecto que podrían haber
tenido, si hubieran sido virtuosos y puros. Lo han malgastado en la masturbación
(Id., tomo 2, pág. 361).
Se destruyen las resoluciones elevados y la vida espiritual.
El vicio secreto es el destructor de las resoluciones elevadas, el esfuerzo
ferviente y la fuerza de la voluntad para formar un buen carácter religioso.
Todos los que tienen una verdadera comprensión de lo que significa ser
cristiano, saben que los seguidores de Cristo, como discípulos suyos, están
en la obligación de dominar todas sus pasiones y colocar sus facultades físicas
y mentales en perfecta sumisión a la voluntad de Cristo. Los que están
dominados por sus pasiones, no pueden ser seguidores de Cristo. Están demasiado
entregados al servicio de su maestro, el originador de todo mal, para dejar sus
hábitos corruptos y escoger servir a Cristo (Appeal to Mothers, págs. 9, 10).
La religión formal no es eficiente.
Algunos que profesan ser seguidores de Cristo saben que están pecando contra
Dios y arruinando su salud, y sin embargo están esclavizados en sus propias
pasiones corruptas. Sufren de una conciencia culpable y tienen una inclinación
cada vez menor para acercarse a Dios en oración secreta. Quizá mantengan la
forma de religión, pero están destituidos de la gracia de Dios en el corazón.
No están consagrados a su servicio, no confían en él, no viven para su gloria,
no encuentran placer en sus ordenanzas y no se deleitan en él (Id., pág. 25).
Parece haberse perdido el poder del dominio propio.
Algunos reconocerán el mal de las prácticas pecaminosas, y, sin embargo, se
disculparán diciendo que no pueden vencer sus pasiones. Esta es una admisión
terrible de parte de una persona que lleva el nombre de Cristo. "Apártese
de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo" ( 2 Tim. 2: 19 ).
¿Por qué existe esta debilidad? Es porque las propensiones animales han sido
fortalecidas por el ejercicio, hasta que han prevalecido sobre las facultades
superiores. A los hombres y mujeres les faltan principios. Están muriendo
espiritualmente porque han condescendido durante tanto tiempo con sus apetitos
naturales que su dominio propio parece haber desaparecido. Las pasiones
inferiores de su naturaleza han empuñado las riendas, y la que debiera ser la
facultad dominante se ha convertido en 420 la sierva de la pasión corrupta. Se
mantiene al alma en la servidumbre más abyecta. La sensualidad ha apagado el
deseo de santidad y ha agotado la prosperidad espiritual (Joyas de los
Testimonios, tomo 1, pág. 255).
Se corta la comunicación con el Cielo.
Los solemnes mensajes del cielo no pueden impresionar con fuerza el corazón que
no está fortificado contra la práctica de este vicio degradante. Los nervios
sensibles del cerebro han perdido su tonicidad por la excitación mórbida
destinada a satisfacer un deseo antinatural de complacencia sensual. Los nervios
del cerebro que relacionan todo el organismo entre sí son el único medio por
el cual el cielo puede comunicarse con el hombre y afectan su vida más íntima.
Cualquier cosa que perturbe la circulación de las corrientes eléctricas del
sistema nervioso, disminuye la fuerza de las potencias vitales y, como resultado,
se atenúa la sensibilidad de la mente. En consideración de estos hechos, ¡cuán
importante es que los ministros y la gente que profesan piedad se conserven sin
mancha de este vicio degradante! (Id., pág. 254).
Algunos se arrepienten pero pierden el respeto propio.
El efecto de tales hábitos degradantes no es el mismo en todas las mentes. Hay
algunos niños que han desarrollado mucho las facultades morales y que, al
relacionarse con niños que practican la masturbación, se inician en este vicio.
El efecto en los tales con demasiada frecuencia es volverlos melancólicos,
irritables y celosos. Sin embargo, los tales quizá no pierdan su respeto por el
culto religioso y quizá no muestren una incredulidad especial en cuanto a las
cosas espirituales. A veces sufren agudamente de remordimiento y se sienten
degradados ante su propia vista y pierden su respeto propio (Id., pág. 392).
La mente puede ser fortalecida contra la tentación.
Las facultades morales son excesivamente débiles cuando entran en conflicto con
hábitos ya establecidos. Los pensamientos impuros tienen el dominio de la
imaginación y la tentación es casi irresistible. Si la mente estuviera
acostumbrada a contemplar temas elevados, si la imaginación estuviera preparada
para contemplar cosas puras y santas, estaría fortalecida contra la tentación.
Se ocuparía de lo celestial, lo puro, lo sagrado y no podría ser atraída por
lo bajo, lo corrupto y vil (Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 135).
Volveos inteligentes en estas cosas.
La satisfacción de las pasiones más bajas inducirá a muchos a cerrar los ojos
a la luz, porque temen ver pecados que no están dispuestos a abandonar. Todos
pueden ver si lo desean. Si prefieren las tinieblas a la luz, su criminalidad no
disminuirá por ello. ¿Por qué no leen los hombres y mujeres y se instruyen en
estas cosas que tan decididamente afectan su fuerza física, intelectual y
moral, Dios os ha dado un tabernáculo que cuidar y conservar en la mejor
condición para su servicio y gloria. Vuestros cuerpos no os pertenecen. "¿O
ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en
vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque comprados sois
por precio; glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los
cuales son de Dios". "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el
Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno violare el templo de Dios, Dios
destruirá al tal; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es"
(Joyas de los Testimonios, tomo 1, págs. 259, 260).
TOMADO DEL LIBRO
CONDUCCION DEL NIÑO
Precauciones y consejos
Precauciones y Consejos
Muchos casos han sido revelados.
Se me han presentado muchos casos, y mi alma ha enfermado y se ha llenado de
asco al tener una vislumbre de sus vidas íntimas, a causa de la podredumbre del
corazón de los seres humanos que profesan piedad y hablan de ser trasladados al
cielo. Me he preguntado con frecuencia: ¿En quién puedo confiar? ¿Quién está
libre de iniquidad? (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 256 ).
Estoy llena de horror cuando se me presenta la condición de las familias que
profesan la verdad presente. El desenfreno de los jóvenes y aun de los niños
es casi increíble. Los padres no saben que el vicio secreto está destruyendo y
obliterando la imagen de Dios en sus hijos. Existen entre nosotros los pecados
que caracterizaron a los sodomitas. Los padres son responsables porque no han
educado a sus hijos para que amen y obedezcan a Dios. No los han restringido ni
les han enseñado diligentemente el camino del Señor. Les han permitido que
salgan y entren a su placer y que se asocien con la mundanalidad. Estas
influencias mundanas que contrarrestan las enseñanzas y la autoridad paternas
se encuentran grandemente en la así llamada buena sociedad. Por sus vestidos,
su apariencia, sus diversiones, se rodean de una atmósfera que se opone a
Cristo.
Nuestra única seguridad es mantenernos como un pueblo peculiar de Dios. No
debemos ceder una pulgada a las costumbres y usos de esta era degenerada, sino
mantenernos en independencia moral, sin comprometernos con sus prácticas
corruptas e idólatras (Testimonies, tomo 5, pág. 78).
Ha de instruirse a los ignorantes.
No importa cuán elevada sea la profesión que haga una persona, los que
están dispuestos a entrar en complacencias con la concupiscencia de la carne no
pueden ser cristianos. Como siervos de Cristo, su ocupación y meditaciones y
placeres debieran consistir en cosas más excelentes. Muchos ignoran la
pecaminosidad de estos hábitos y sus resultados seguros. Los tales deben ser
instruidos (Appeal to Mothers, pág. 25).
Uno que pidió que se orara por su curación.
Mi esposo y yo una vez asistimos a una reunión donde se despertó nuestra
simpatía por un hermano que estaba gravemente afectado de tisis. Era pálido y
demacrado. Pidió las oraciones del pueblo de Dios. Dijo que su familia estaba
enferma y que había perdido a un hijo. Habló con sentimiento de su duelo. Dijo
que había estado esperando durante algún tiempo ver a los hermanos White. Había
creído que si oraban por él, sería sanado. Después de que terminó la reunión,
los hermanos nos llamaron la atención a este caso. Dijeron que la iglesia los
estaba ayudando, que su esposa estaba enferma y su hijo había muerto. Los
hermanos se habían reunido en su hogar y se habían unido en oración por la
familia afligida. Estábamos muy cansados y teníamos la carga del trabajo sobre
nosotros durante la reunión y queríamos que se nos excusara. Yo había
resuelto no ocuparme en oración por nadie, a menos que el Espíritu del Señor
se manifestara en el asunto. . . .
Esa noche nos postramos en oración y presentamos su caso delante del Señor.
Suplicamos para que pudiéramos saber la voluntad de Dios acerca de él. Todo lo
que deseábamos era que Dios pudiera ser glorificado. ¿Quería el Señor que oráramos
por ese hombre afligido? Dejamos la carga con el Señor y nos retiramos a
descansar. El caso de este hombre fue presentado claramente en un sueño. Su
proceder desde su niñez en adelante me fue mostrado y que si orábamos, el Señor
no nos oiría, pues él mantenía la iniquidad en su corazón. A la mañana
siguiente, el hombre vino para que oráramos por él. Lo llevamos aparte y le
dijimos que lo sentíamos pero estábamos obligados a rehusar su pedido. Le conté
mi sueño, que el reconoció como verdadero. Había practicado la masturbación
desde su mocedad y la había continuado practicando durante su vida matrimonial,
pero dijo que trataría de apartarse de ella. Este hombre tenía un hábito
inveterado que vencer. Ya estaba en la edad madura de su vida. Sus principios
morales estaban tan débiles que cuando entró en conflicto con esa complacencia
inveterada fueron vencidos. . . .
He aquí un hombre que se degradaba diariamente y, sin embargo, se atrevía a ir
a la presencia de Dios y pedir que le aumentara la fuerza que él había
malgastado vilmente y que si se le concedía, la usaría en su concupiscencia.
¡Qué tolerancia tiene Dios! Si él tratara a los hombres de acuerdo con las
corruptas sendas de ellos, ¿quién podría vivir ante su vista? ¿Qué hubiera
sucedido si hubiéramos sido menos precavidos y hubiéramos presentado el caso
de este hombre delante de Dios mientras practicaba la iniquidad, nos habría oído
el Señor? ¿Habría contestado? "Porque tú no eres un Dios que se
complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti. Los insensatos no estarán
delante de tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad" . . . Este
no es un caso solitario. Aun la relación matrimonial no fue suficiente para
preservar a este hombre de los hábitos corruptos de su juventud. Ojalá pudiera
yo ser convencida de que son raros los casos como el que he presentado, pero sé
que son frecuentes (Testimonies, tomo 2, págs. 349-351).
Un suicida
El señor ----------- profesaba ser un consagrado seguidor de Cristo. Su salud
estaba muy débil. Nuestra simpatía se despertó en favor de él. . . .
Su caso me fue mostrado en visión. Vi que estaba engañado en cuanto a si mismo,
que no disfrutaba del favor de Dios. Había practicado la masturbación hasta el
punto de ser un mero despojo humano. Me fue mostrado que este vicio es una
abominación a la vista de Dios. . . .
Había practicado esos hábitos por tanto tiempo, que parecía haber perdido el
dominio propio. Era naturalmente inteligente, poseía habilidades más que
comunes. Pero ¡cómo habían sido puestas bajo el dominio de Satanás y
consumidas ante su altar todas sus facultades corporales y mentales!
Este hombre había llegado al punto de que parecía estar abandonado por Dios.
Se iba a los bosques y pasaba días y noches en ayuno y oración para poder
vencer ese gran pecado, y luego volvía a sus viejas prácticas. Dios no
escuchaba sus oraciones. Pedía a Dios que hiciera para él lo que había estado
en su poder hacer por sí mismo. Había hecho promesas a Dios vez tras vez, y
frecuentemente había quebrantado sus votos y se había entregado a sus propias
concupiscencias corruptas, hasta el punto de que Dios lo había dejado para que
realizara su propia ruina. Ya ha muerto. Fue un suicida. La pureza del cielo
nunca se malogrará con su compañía (Appeal to Mothers, págs. 24-28).
Una exhortación a una hija consentida.*
Su mente es impura. A Ud. se la alivió de las responsabilidades y el trabajo
por completo durante demasiado tiempo. Los deberes del hogar habrían sido una
de las más ricas bendiciones que podría haber recibido. El cansancio la
hubiera perjudicado una décima parte de lo que la han perjudicado sus
pensamientos lascivos y su conducta. Ud. tiene ideas incorrectas en cuanto a la
sociabilidad entre las niñas y los muchachos, y le ha sido muy atrayente estar
en compañía de los muchachos. Ud. no es pura en su corazón y en su mente. Se
ha hecho daño leyendo relatos de amor y romances y su mente ha sido fascinada
con pensamientos impuros. Su imaginación se ha corrompido hasta el punto de que
parece no tener poder para dominar sus pensamientos. Satanás la lleva cautiva a
su placer. . . .
Su conducta no ha sido casta, modesta ni de buen nombre. No ha tenido el temor
de Dios delante de sus ojos. Con tanta frecuencia ha disimulado a fin de
realizar sus planes, que su conciencia ha quedado dañada. Mi querida niña, a
menos que Ud. se detenga justamente donde está, con seguridad, la ruina está
delante de Ud. Cese en sus ensueños, en su forjar de castillos. Detenga sus
pensamientos de los canales de la necedad y la corrupción.
Ud. no puede tratarse con los jóvenes con seguridad. Una marea de tentación se
levanta y surge en su pecho, teniendo la tendencia a desarraigar los principios,
la virtud femenina y el verdadero recato. Si prosigue con su conducta
voluntariosa y terca, ¿cuál será su suerte? . . . Ud. está en peligro, pues
está justamente a punto de sacrificar sus intereses eternos ante el altar de la
pasión. La pasión está obteniendo un dominio positivo de todo su ser, ¿una
pasión de qué calidad? De una naturaleza baja y destructora. Al rendirse a
ella, amargará la vida de sus padres, traerá vergüenza a sus hermanas,
sacrificará su propio carácter y perderá su derecho al cielo y a la vida
gloriosa e inmortal. ¿Está lista a hacer esto? . . . Ud. es descocada. Le
gustan los muchachos y le gusta hacerlos el tema de su conversación. "De
la abundancia del corazón habla la boca". Los hábitos se han hecho
poderosos para dominarla y Ud. ha aprendido a engañar a otros a fin de realizar
sus propósitos y cumplir sus deseos. No considero que su caso sea sin esperanza.
Si así fuera, mi pluma no estaría trazando estas líneas. Con el poder de Dios,
Ud. puede redimir el pasado. . . .
Apártese de los muchachos. En su compañía, sus tentaciones se hacen graves y
poderosas. Saque de su cabeza de niña la idea del casamiento. En ninguna forma
Ud. está preparada para eso. Necesita años de experiencia antes de que esté
calificada para entender los deberes y tomar las cargas de la vida matrimonial.
Guarde positivamente sus pensamientos, sus pasiones y sus afectos. No los
degrade para que sirvan a la concupiscencia. Elévelos a la pureza; dedíquelos
a Dios.
Ud. puede convertirse en una niña prudente, recatada y virtuosa, pero no sin un
esfuerzo ferviente. Debe velar, orar, meditar, investigar sus motivos y sus
acciones. Analice detenidamente sus sentimientos y sus actos. En la presencia de
su padre, ¿realizaría un acto impuro? No, ciertamente. Pero hace esto en la
presencia de su Padre celestial que es tanto más exaltado, santo y puro. Sí,
Ud. corrompe su propio cuerpo en la presencia de los ángeles puros y sin pecado
y en la presencia de Cristo, y continúa haciéndolo sin tomar en cuenta la
conciencia, ni la luz, ni las amonestaciones que le han sido dadas. Recuerde que
hay un registro de todos sus actos. Tendrá que encontrarse otra vez con las
cosas más secretas de su vida. . . .
Otra vez la amonesto como a quien tendrá que encontrarse con estas líneas en
aquel día cuando será decidido el caso de cada uno. Ríndase a Cristo sin
demora. Solamente él, por el poder de su gracia, puede redimirla de la ruina.
Solamente él puede curar sus facultades morales y mentales. Su corazón
puede arder con el amor de Dios; su entendimiento puede ser claro y maduro; su
conciencia iluminada, despertada y pura; su voluntad enderezada y santificada
sometida al dominio del Espíritu de Dios. Ud. puede hacer de sí lo que elija.
Si Ud. ahora cambia de frente, cesa de hacer el mal y aprende a hacer el bien,
ciertamente será entonces feliz: tendrá buen éxito en las batallas de la vida
y se elevará a la gloria y el honor en la vida mejor. "Escogeos hoy a
quien sirváis" (Testimonies, tomo 2, págs. 559-565).
Satanás trabaja mientras los padres duermen.
Esta es una era disoluta. Los niñitos y las niñitas comienzan a cortejarse
mutuamente cuando debieran estar ambos en el jardín de infantes, recibiendo
lecciones de recato en la conducta. ¿Cuál es el efecto de este trato tan libre?
¿Aumenta la castidad en la juventud que así se reúne? ¡No, ciertamente!
Aumenta las primeras pasiones concupiscentes. Después de tales reuniones, los jóvenes
están enloquecidos por el diablo y se entregan a sus viles prácticas.
Los padres duermen y no saben que Satanás ha plantado su bandera infernal en su
propio hogar. Fui inducida a preguntar, ¿qué llegará a ser de la juventud en
esta era corrupta? Repito, los padres están durmiendo. Los hijos están
infatuados con un sentimentalismo enfermizo y la verdad no tiene poder para
corregir lo equivocado. ¿Qué se puede hacer para detener la marea del mal? Los
padres pueden hacer mucho si así lo determinan.
Si una jovencita que acaba de entrar en la adolescencia es molestada con las
familiaridades de un muchacho de su propia edad, o mayor, debiera enseñársele
a manifestar su repudio de tal modo que no se repitan tales familiaridades.
Cuando los muchachos o jóvenes buscan con frecuencia la compañía de una niña,
algo anda mal. Esa niña necesita que una madre le muestre su lugar, que
la reprima y le enseñe lo que corresponde a una niña de su edad.
Ha hecho su obra perniciosa la doctrina corruptora prevaleciente de que, desde
el punto de vista de la salud, los sexos deben entremezclarse. Cuando los padres
y tutores manifiesten una décima parte de la astucia que posee Satanás,
entonces esta asociación de los sexos podrá ser casi inofensiva. Tal como es,
Satanás tiene un éxito pleno en sus esfuerzos para cautivar la mente de los jóvenes
y la asociación de muchachos y niñas tan sólo la aumenta veinte veces más
(Id., págs. 482, 483).
El cuadro no es exagerado.
No os engañéis a vosotros mismos con la creencia de que, después de todo,
este asunto se presenta delante de vosotros en forma exagerada. No he cargado la
tinta al cuadro. He declarado hechos que soportarán la prueba del juicio. ¡Despertad!
¡Despertad! Os ruego antes de que sea demasiado tarde para corregir los males,
y perezcáis con vuestros hijos en la ruina general. Emprended la solemne obra y
procurad la ayuda de cada rayo de luz que podáis reunir que ha brillado sobre
vuestra senda y que no habéis apreciado. Y, juntamente con la ayuda de la luz
que ahora brilla, comenzad una investigación de vuestra vida y carácter como
si estuvierais delante del tribunal de Dios (Id., pág. 401).
A menos que los padres se despierten, no hay esperanza para sus hijos (Id., pág.
406).
TOMADO DEL LIBRO
CONDUCCION DEL NIÑO
Vigilancia y Ayuda Paterna
Los padres deben enseñar el dominio propio desde la infancia.
Cuán importante es que enseñemos a nuestros hijos el dominio propio desde su
misma infancia y les enseñemos la lección de someter su voluntad a nosotros.
Si tuvieran la desgracia de aprender hábitos erróneos, sin conocer todos los
malos resultados, pueden ser reformados recurriendo a su razón y convenciéndolos
de que tales hábitos arruinan el organismo y afectan la mente. Debiéramos
mostrarles que no importa cuáles sean los argumentos que empleen las personas
corruptas para aquietar sus justos temores e inducirles a seguir complaciendo
ese hábito pernicioso, cualquiera que sea su pretexto, son sus enemigos y son
los agentes del diablo (Appeal to Mothers, pág. 10).
Mantenedlos puros. Fortaleced su mente.
Es un crimen que las madres continúen en la ignorancia en cuanto a los hábitos
de sus hijos. Si son puros, que continúen siéndolo. Fortaleced sus mentes
juveniles y preparadlos para detestar ese vicio destructor de la salud y del
alma (Id., pág. 13).
Satanás está dominando la mente de los jóvenes, y debemos trabajar resuelta y
fielmente para salvarlos. Hay tiernos niños que practican este vicio, los
domina y se fortalece con los años hasta que cada noble facultad del cuerpo y
del alma se degradan. Muchos podrían haber sido salvados, si hubiesen sido
cuidadosamente instruidos en cuanto a la influencia de esta práctica sobre su
salud. Ignoraban el hecho de que estaban acarreándose mucho sufrimiento sobre sí
mismos. . . .
Madres, no podéis ser demasiado cuidadosas en prevenir a vuestros hijos para
que no aprendan hábitos 431 viles. Es más fácil aprender el mal que
desarraigarlo después que se ha aprendido (Id., págs. 10, 11).
Vélese con determinación y vigílese de cerca.
Si vuestros hijos practican este vicio, pueden estar en peligro de recurrir a la
falsedad para engañaros. Sin embargo, madres, no debéis ser aquietadas fácilmente
y cesar en vuestras investigaciones. No debéis quedar tranquilas, hasta que estéis
plenamente satisfechas. Están en peligro la salud y las almas de vuestros
amados, lo que hace que este asunto sea de la mayor importancia. El velar con
determinación y vigilar de cerca, a pesar de las tentativas para evadir y
ocultar, generalmente revelarán el verdadero estado del caso. Entonces la madre
debe presentarles fielmente este asunto en su luz verdadera, mostrando su
tendencia envilecedora degradante. Tratad de convencerlos que la complacencia en
este pecado destruirá el respeto propio y la nobleza del carácter, arruinará
la salud y la moral, y su sucia mancha borrará del alma el verdadero amor a
Dios y la belleza de la santidad. La madre debiera persistir en este asunto
hasta que tenga suficientes evidencias de que ha terminado la práctica (Id., págs.
13, 14).
Evitad el apresuramiento y la censura al comenzar.
Quizá preguntéis: ¿Cómo puedo remediar los males que ya existen? ¿Como
comenzaremos el trabajo? Si os falta sabiduría, id a Dios. El ha prometido dar
liberalmente. Orad mucho y fervientemente en procura de la ayuda divina. Una
sola regla no se puede seguir en cada caso. Se necesita ejercer un juicio
santificado. No os apresuréis ni agitéis para atacar a vuestros hijos con
censuras. Un proceder tal tan sólo les provocaría rebelión. Debierais
lamentar profundamente cualquier equivocación cometida que quizá haya abierto
la puerta a Satanás para descarriar a vuestros hijos con sus tentaciones.
Sois culpables si no los habéis instruido en cuanto a la violación de las
leyes de la salud. Habéis descuidado un deber importante, cuyo resultado puede
verse en las prácticas erróneas de vuestros hijos (Id., págs. 20, 21).
Instruid con dominio propio y simpatía.
Antes de que comencéis la obra de enseñar a vuestros hijos la lección
del dominio propio, debéis aprenderla vosotras mismas. Si os agitáis fácilmente
y os impacientáis, ¿cómo podéis dar la impresión de que sois razonables a
vuestros hijos al instruirlos para que dominen sus pasiones? Con dominio propio
y sentimientos de la más profunda simpatía y compasión, debéis aproximaras a
vuestros hijos descarriados para presentarles fielmente la ruina segura que se
efectuará en su organismo si continúan en el proceder que han comenzado: pues
mientras debilitan lo físico y mental, así también lo moral debe sentir la
decadencia y están pecando no solamente contra si mismos, sino contra Dios.
Si es posible, debéis hacerles sentir que han estado pecando contra Dios, el
puro y santo Dios: que el gran Escudriñador de los corazones está disgustado
con su proceder; que nada está oculto de él. Si podéis impresionar así a
vuestros hijos para que se arrepientan de una manera aceptable a Dios, con ese
piadoso dolor que obra arrepentimiento para salvación, del cual no se debe
arrepentir uno, la obra será completa, la reforma segura. Ellos sentirán
tristeza no solamente porque sus pecados son conocidos, sino que verán sus prácticas
pecaminosas en toda su gravedad y serán inducidos a confesarlas a Dios sin
reservas, y las abandonarán. Sentirán tristeza por su mala conducta porque han
desagradado a Dios y pecado contra él y han deshonrado su cuerpo ante Aquel que
los creó y les demanda que presenten su 433 cuerpo como un sacrificio vivo,
santo y aceptable ante él, que es su culto racional (Id., págs. 21, 22).
Vigilad las compañías de los hijos.
A menos que la mente de vuestros hijos esté firmemente equilibrada por
principios religiosos, se corromperá su moral por el ejemplo depravado de
aquellos con quienes se relacionan (Christian Temperance and Bible Hygiene, pág.
134).
Resguardadlos, como deben hacerlo las madres fieles, para que no se contaminen
asociándose con cualquier joven. Conservadlos, como joyas preciosas, de la
influencia corruptora de este siglo. Si debido a las circunstancias no siempre
podéis vigilar su asociación con jóvenes, como quisierais hacerlo, visiten
ellos entonces a vuestros hijos en vuestra presencia; y en ningún caso permitáis
que esos amigos duerman en la misma cama, ni aun en la misma habitación. Será
mucho más fácil evitar un mal que curarlo después. . . .
Ellos [los padres] les permiten visitar a otros amigos jóvenes, amistades
formadas por su cuenta, y aun alejarse del cuidado paternal, a cierta distancia
del hogar, donde tienen la libertad de hacer lo que les plazca. Satanás
aprovecha tales oportunidades y toma posesión de la mente de esos hijos cuyas
madres exponen ignorantemente a sus astutas trampas (Appeal to Mothers, págs.
13, 14).
La alimentación es importante.
No podéis despertar la sensibilidad moral de vuestros hijos si no sois
cuidadosos en la elección de su alimento. Las mesas que los padres generalmente
preparan para sus hijos son una trampa para ellos (Testimonies, tomo 2, pág.
400).
Los padres indulgentes no enseñan a sus hijos el dominio propio. El mismo
alimento que les colocan por delante es tal que les irrita el estómago. La
excitación que así se produce se comunica al cerebro, y como resultado
se despiertan las pasiones. No se puede repetir con demasiada frecuencia que
todo lo que entra en el estómago afecta no sólo al cuerpo, sino finalmente
también a la mente. El alimento pesado y estimulante afiebra a la sangre,
excita el sistema nervioso y con demasiada frecuencia embota la percepción
moral, de modo que la razón y la conciencia son dominadas por los impulsos
sensuales. Es difícil, y con frecuencia casi imposible, que tenga paciencia y
dominio propio el que es intemperante en la alimentación. De aquí la
importancia especial de permitir a los niños, cuyos caracteres todavía no se
han formado, que participen solamente de alimento saludable y no estimulante.
Nuestro Padre celestial envió con amor la luz de la reforma pro salud para
preservarnos contra los males de la complacencia desenfrenada del apetito
(Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 134).
Si hubo alguna vez un tiempo en que la alimentación debía ser de la clase más
sencilla, es ahora. No debe ponerse carne delante de nuestros hijos. Su
influencia tiende a excitar y fortalecer las pasiones inferiores, y tiende a
amortiguar las facultades morales (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 259).
La limpieza es importante.
El baño frecuente es muy beneficioso, especialmente por la noche, antes de
acostarse, o al levantarse por la mañana. Se necesitarán sólo unos pocos
momentos para dar un baño a los niños y frotar su cuerpo hasta que entren en
calor. Esto lleva la sangre a la superficie aliviando el cerebro, y habrá menos
inclinación para la complacencia en prácticas impuras. Enseñad a los pequeños
que Dios no se agrada al verlos con su cuerpo sucio y con ropas desaseadas y
rotas. Decidles que él quiere que sean puros por fuera y por dentro para
poder morar en ellos (Christian Temperance and Bible Hygiene, págs. 141, 142).
Ropas limpias y amplias.
La ropa limpia y aseada será uno de los medios para conservar los pensamientos
puros y amables. Cada prenda de vestir debe ser llana y sencilla, sin adornos
innecesarios, de modo que dé poco trabajo lavarla y plancharla. Especialmente
cada prenda que esté en contacto con la piel debe ser limpia y libre de
cualquier olor ofensivo. El cuerpo de los niños no debiera ser tocado por nada
de carácter irritante, ni se debiera permitir que su ropa los apriete en forma
alguna. Sí se prestara más atención a este asunto, se practicaría mucho
menos impureza (Id., pág. 142).
No los dejéis sin ejercicio.
En extenso grado se exime [a los jóvenes] de ejercicio físico por temor a que
trabajen demasiado. Los padres mismos llevan las cargas que sus hijos debieran
llevar. Es malo trabajar con exceso, pero los resultados de la indolencia son más
temibles. La ociosidad conduce a la práctica de hábitos corrompidos. La
laboriosidad no cansa ni agota una quinta parte de lo que rinde el hábito
pernicioso del abuso propio [masturbación]. Si el trabajo sencillo y bien
regulado agota a vuestros hijos, tened la seguridad, padres, de que hay, además
del trabajo, algo que enerva su organismo y les produce una sensación de
cansancio continuo. Dad a vuestros hijos trabajo físico para que pongan en
ejercicio los nervios y los músculos. El cansancio que acompaña a un trabajo
tal, disminuirá su inclinación a participar en hábitos viciosos (Joyas de los
Testimonios, tomo 1, págs. 255, 256).
La indolencia es una puerta abierta para la tentación.
Madres, dad a vuestros hijos suficiente trabajo. . . . La indolencia no será
favorable para la salud física, mental y moral. Abre la puerta de par en par e
invita a Satanás para que entre. El aprovecha la oportunidad y atrapa a
los jóvenes en sus trampas. Debido a la indolencia, no sólo se debilita la
fuerza moral y se aumenta el impulso de la pasión, sino que los ángeles de
Satanás se posesionan de toda la ciudadela de la mente y obligan a la
conciencia a rendirse a la pasión vil. Debiéramos enseñar a nuestros hijos hábitos
de paciente laboriosidad (Appeal to Mothers, págs. 18, 19).
Dios no dejará que perezcan los arrepentidos.
Debéis animar a vuestros hijos pues un Dios misericordioso aceptará el corazón
verdaderamente arrepentido y bendecirá sus esfuerzos para limpiarse de toda
inmundicia de carne y espíritu. Cuando Satanás vea que está perdiendo el
dominio de la mente de vuestros hijos, los tentará fuertemente y procurará
atarlos para que continúen con la práctica de este vicio seductor. Pero con un
firme propósito deben resistir las tentaciones de Satanás de complacer las
pasiones animales porque son pecado contra Dios. No debieran aventurarse en
terreno prohibido, donde Satanás puede dominarlos. Si ellos, con humildad,
ruegan a Dios que les dé pureza de pensamientos y una imaginación refinada y
santificada, él los oirá y les concederá sus peticiones. Dios no los dejará
que perezcan en sus pecados, sino que ayudará al débil y desvalido si se
entregan a él con fe (Id., págs. 22, 23).
TOMADO DEL LIBRO
CONDUCCION DEL NIÑO
Masturbacion y Locura
Masturbación
Destrucción de las resoluciones elevadas y la vida espiritual.-
El vicio secreto es el destructor de las resoluciones elevadas, el esfuerzo
ferviente y la fuerza de voluntad para formar el buen carácter religioso. Los
que tienen una verdadera comprensión de lo que significa ser cristiano, saben
que los seguidores de Cristo, como discípulos suyos, están en la obligación
de dominar todas sus pasiones y colocar sus facultades físicas y mentales en
perfecta sumisión a la voluntad de Cristo. Los que están dominados por sus
pasiones, no pueden ser seguidores de Cristo. Están demasiado entregados al
servicio de su maestro, el originador de todo mal, para dejar sus hábitos
corruptos y escoger servir a Cristo.- AM 9, 10; (CN, 418, 419).
Agotamiento de la energía vital.-
La práctica de hábitos secretos ciertamente destruye las fuerzas vitales del
organismo. Toda acción innecesaria de algo vital será seguida por su
correspondiente depresión. Entre los jóvenes, el capital vital -el cerebro- es
tan severamente abrumado en los primeros años, que se produce una deficiencia y
un gran agotamiento que acaba exponiendo al organismo a diversas enfermedades.
Fundamento de futuras enfermedades.-
Si la práctica continúa después de los 15 años, la naturaleza
protestará contra el abuso que ha sufrido, continuará sufriendo, y les hará
pagar el castigo por la transgresión de sus leyes, especialmente de los 30 a
los 45 años, mediante numerosos dolores en el organismo y diversas enfermedades,
como afecciones al hígado y los pulmones, neuralgia, reumatismo, afecciones a
la columna vertebral, enfermedades de los riñones y tumores cancerosos. Una
parte de la magnífica maquinaria de la naturaleza se resiente haciendo la tarea
más pesada para el resto, lo que provoca un desorden en el excelente ajuste de
la naturaleza y, con frecuencia, hay un súbito colapso del organismo y el
resultado es la muerte.- AM 18; (CN 417).
Resultados de la masturbación.-
Las mujeres poseen menos fuerza vital que el sexo opuesto, y se hallan mucho más
privadas del aire tonificante y vigorizador por tener que vivir dentro de casa.
El resultado de la masturbación se manifiesta en diversas enfermedades como
catarro, hidropesía, dolores de cabeza, pérdida de la memoria y la vista, gran
debilidad en la espalda y hombros, afecciones a la columna vertebral y, a menudo,
deterioro cerebral. Tumores cancerosos que se han mantenido latentes en el
organismo por largo tiempo se inflaman y comienzan su obra consumidora y
destructora. Frecuentemente, la mente se arruina totalmente, y sobreviene la
locura".- * AM 27.
Masturbación y locura-
En su estudio erudito "Masturbatory Insanity; The History of an Idea"
[Locura a causa de la masturbación. Historia de una idea], Journal of Mental
Science [Revista de Ciencia Mental], 108: 1 (enero de 1962), E. H. Hare hace
referencia a un estudio de 500 pacientes admitidos consecutivamente en el
Hospital Estatal Psicopático de Iowa. Afirma que los autores del estudio (W.
Malamud y G. Palmer) "The Role Played by Masturbation in the Causation of
Mental Disturbances" [Papel de la masturbación en las causas de los
disturbios mentales], Journal of Nervous and Mental Disorders [Revista de los
Desórdenes Nerviosos y Mentales], 76: 220 (1932), descubrieron que en 22 casos
la masturbación era, "aparentemente, la causa más importante del desorden".
Luego continúa diciendo:
"Los autores concluyeron que fue el conflicto mental engendrado por la
masturbación, más que el hábito mismo, lo que los llevó a la enfermedad.
Creen que esta suposición está respaldada por la eficacia de la psicoterapia
dirigida hacia el reajuste de los conceptos del paciente acerca de la masturbación.
Sin embargo, el hecho que 15 de 22 pacientes sufrieran de depresión, puede
despertar dudas acerca de la validez de esta conclusión 302 moderada, pues el
paciente deprimido no solamente se inclina a culparse a sí mismo por el
descuido de lo que él cree son normas de salud, sino que también tiende a
recobrarse de la enfermedad si es tratado por medio de la psicoterapia.-p. 22.
De manera que Hare cuestiona las conclusiones de Malamud y Palmer, pero dice, de
un modo significativo, que el estudio antes citado es "uno de los pocos
intentos (hasta donde han ido mis lecturas, el único intento) de estudio científico
de la hipótesis acerca de la masturbación [la hipótesis es que la masturbación
puede causar locura]".
Luego de reconocer que "no hay manera de refutar la hipótesis acerca de la
masturbación", Hare ofrece su conclusión final: "Todo lo que podemos
afirmar, basados en la evidencia, es que, la asociación entre masturbación y
desorden mental es débil e inconstante y que, si la masturbación fuera un
factor causal, no es posiblemente, muy importante". (Ibíd., p. 19.)
Aunque la autoridad citada reduce al mínimo la posibilidad de que masturbación
y locura puedan estar ligadas, no excluye del todo que puedan estarlo. Es todavía
más significativo el hecho que se haya descubierto que ha habido una sola
tentativa real de someter científicamente a prueba la hipótesis,
Escribiendo acerca de la masturbación en Adolescent Development and Adjustment
[Desarrollo y ajuste en la adolescencia] (McGraw-Hill Book Company, 1965),
Lester C. y Alice Crow concluyen: "Los efectos de esta forma de perversión
sexual todavía no son plenamente conocidos".
El Dr. David Horrobin, doctor en Medicina y Filosofía de la Universidad de
Oxford, declara:
"En una eyaculación se puede liberar la misma cantidad de zinc que es
absorbida por el intestino en un día. Esto tiene innumerables consecuencias. A
menos que la cantidad perdida sea reemplazada por un aumento 303 en la ingestión
alimentaria, la eyaculación repetida puede conducir a una efectiva deficiencia
de zinc, con la posibilidad de que se desarrollen varios problemas, incluyendo
la impotencia.
"¡Hasta es posible, debido a la importancia del zinc para el cerebro, que
los moralistas del siglo XIX estuvieran en lo correcto cuando decían que la
masturbación repetida podía llevar a la demencia!"- Zinc (St. Albans,
Vermont, Vitabooks, 1981), p. 8.
Esta afirmación es similar a la que hace Carl C. Pfeiffer, doctor en Filosofía
y Medicina, en su libro acerca del zinc. Dice lo siguiente:
"Detesto tener que decirlo, pero en un adolescente con deficiencia de zinc,
excitación sexual y excesiva masturbación, puede precipitarse la locura".
Zinc and Other Micro-Nutrients [Zinc y otros nutrientes] (New Canaan, Conn.,
Keats, 1978), p. 45.
No todas las autoridades médicas están de acuerdo con estas conclusiones. No
obstante es significativo el hecho que el estudio y la investigación hayan
llevado a opiniones compatibles con las enseñanzas de Elena de White. (Para más
información sobre el tema, véase CN 411-429.) 304
TOMADO DEL LIBRO
TESTIMONIO ACERCA DE CONDUCTA SEXUAL, ADULTERIO Y DIVORCIO
Sexo
Jesús no impuso el celibato a clase alguna de hombres, No vino para destruir la sagrada institución del matrimonio, sino para exaltarla y devolverle su santidad original. Mira con agrado la relación familiar donde predomina el amor sagrado y abnegado.- Ms 126, 1903; (HAd 106).
Consumo de la energía vital.-
Son muchos los padres que no han obtenido el conocimiento que deberían respecto
de la vida matrimonial. No se cuidan para que Satanás no saque ventaja de ellos
y controle su mente y su vida. No se dan cuenta de que Dios requiere de ellos
que controlen todo exceso en la vida matrimonial. Son pocos los que consideran
que es deber religioso gobernar sus pasiones. Se unieron en matrimonio con quien
eligieron, y concluyen que tal matrimonio santifica la complacencia de las bajas
pasiones. Aun los hombres y las mujeres que profesan piedad dan rienda suelta a
sus pasiones concupiscentes, y no quieren ni pensar que Dios los hace
responsables del consumo de la energía vital que debilita las reservas de la
vida y enerva todo el organismo.
Excesiva complacencia sexual.-
El compromiso matrimonial cubre pecados del matiz más oscuro. Hombres y mujeres
que profesan piedad rebajan sus propios cuerpos por medio de la
indulgencia de pasiones corruptas, y descienden así por debajo del nivel de los
brutos de la creación. Abusan de las facultades que Dios les ha dado para que
sean preservadas en santificación y honor. La salud y la vida misma son
sacrificadas sobre el altar de las bajas pasiones. Las facultades superiores y más
nobles son colocadas bajo el dominio de las propensiones animales. Quienes así
pecan, no están familiarizados con los resultados de tal manera de conducirse.
Si pudieran darse cuenta de la cantidad de sufrimiento que se causan a ellos
mismos por sus propias indulgencias pecaminosas, se alarmarían; y algunos, por
lo menos, tratarían de evitar esa manera de conducirse en relación con el
pecado que produce tan terribles resultados. Esto le acarrea una existencia tan
miserable a tanta gente, que les sería preferible la muerte antes que la vida,
y muchos acaban muriéndose prematuramente y sin gloria a causa de la excesiva
complacencia de las pasiones animales. Piensan que, por el hecho de estar
casados no están cometiendo pecado alguno.
Hombres y mujeres: un día sabrán qué cosa es la lujuria, y cuál es el
resultado de gratificarla. Pasiones de tan baja calidad pueden ser halladas en
el estado matrimonial tanto como fuera de él.- RH, 19 de septiembre de 1899.
Dignidad y respeto que merece la esposa.-
Muchos profesos cristianos que he conocido parecen destituidos del control
moral. Poseían una naturaleza más animal que divina. En realidad, poseían una
naturaleza casi totalmente animal. Hombres de este tipo degradan a sus esposas,
a quienes prometieron alimentar y cuidar. La esposa se transforma en un
instrumento para la gratificación de las pasiones bajas y lujuriosas. Y muchas
mujeres se someten y llegan a ser esclavas de las pasiones concupiscentes; no
mantienen sus cuerpos en santificación y honor. La esposa deja de retener la
dignidad y el respeto propio que poseía antes de casarse.
Esta institución sagrada debería preservar y acrecentar el respeto y la
dignidad femeninas. Pero la femineidad casta, dignificada y deforme de la mujer
ha sido consumida en el altar de las bajas pasiones; ha sido sacrificada para
complacer al marido. Pronto perderá el respeto por el esposo, quien ni siquiera
toma en cuenta las leyes a las cuales rinde obediencia la creación bruta. La
vida matrimonial llega a ser un yugo irritante, pues el amor se desvanece y
frecuentemente toman su lugar la desconfianza, los celos y el odio.
Desconfianza entre esposos.-
Ningún hombre puede amar verdaderamente a su esposa cuando ésta se somete,
pacientemente y como una esclava, proporcionándole todo lo que requieran sus
pasiones depravadas. En esa sumisión pasiva, ella pierde el valor que poseía
una vez ante sí misma. El esposo la ve como arrastrada a un bajo nivel, alejada
de todo lo que podría ser elevado; y pronto sospecha que ella puede ser
sometida dócilmente y degradada por otro hombre de la misma manera como lo hizo
él. Entonces comienza a dudar de su fidelidad y pureza; se cansa de ella y
termina buscando otros objetos que eleven la intensidad de sus pasiones
infernales. La Ley de Dios deja de ser objeto de consideración...
La esposa, por su lado, se pone celosa y sospecha que, de presentarse la
oportunidad, su esposo se dirigirá a otra mujer de la misma manera como lo hace
hacia ella. Percibe que él no está bajo el control de una conciencia temerosa
de Dios; todas las barreras santificadas son derribadas por sus pasiones
Injuriosas; todo lo que tiene de semejante a Dios se torna en servidumbre de las
pasiones bajas y embrutecidas...
Naturaleza destructiva de los excesos sexuales.-
Cuando una esposa rinde su cuerpo y su mente al control del esposo, sometiéndose
a su voluntad en todo, sacrificando su conciencia, su dignidad y su identidad,
pierde la oportunidad de ejercer sobre él la poderosa influencia para bien que
debería poseer para elevar a su esposo. No puede suavizar su naturaleza
tosca y ejercer su influencia de tal manera que logre suavizarlo, refinarlo y
purificarlo, ayudándole a luchar seriamente para que gobierne sus pasiones, y
posea una mente más espiritual que le permita participar de la naturaleza
divina, huyendo de la corrupción que impera en el mundo debido a la
concupiscencia.
Es muy grande el poder de la influencia que puede guiar la mente hacia temas
elevados y nobles, por encima de la complacencia sensual, que el corazón no
renovado por la gracia no puede lograr naturalmente. Si la esposa siente que,
para satisfacer a su esposo, tiene que rebajar sus normas, cuando las pasiones
animales llegan a constituirse en la base principal del amor, desagrada a Dios
porque falla al no ejercer una influencia santificadora sobre su esposo. Si
siente que debe someterse a sus pasiones animales sin protestar, revela que no
entiende cuáles son sus deberes hacia Dios tanto como hacia su esposo. Los
excesos sexuales destruyen el amor por la ejercitación devocional, le quitan al
organismo la sustancia necesaria para nutrirlo, y consumen en forma efectiva la
vitalidad. Ninguna mujer debería ayudar al esposo en esta obra de autodestrucción.
No lo hará si está iluminada y lo ama de veras...
Preservación de la mente y el cuerpo.-
Que los hombres y las mujeres temerosos de Dios despierten al deber. Muchos
profesos cristianos sufren de parálisis nerviosa y cerebral debido a la
intemperancia en estos asuntos. Surge una descomposición ósea y medular en
muchos que son considerados como hombres buenos, que oran y lloran, que ocupan
posiciones elevadas, pero cuyos esqueletos no traspasarán jamás los portales
de la ciudad celestial.
¡Ojalá yo pudiera lograr que todos entendiesen la obligación que tienen ante
Dios de preservar sus facultades físicas y mentales en la mejor condición
posible para poder rendirle un servicio perfecto a su Creador!...
Transmisión del vicio de padres a hijos.-
Desde su juventud han debilitado el cerebro y extraído la savia de la
constitución física por la gratificación de las pasiones animales. La
abnegación y la temperancia deberían ser el santo y sería de la vida
matrimonial; entonces, los hijos que trajeron al mundo no correrían el peligro
de poseer órganos morales e intelectuales débiles y una naturaleza animal
fuerte. El vicio en los hijos ha llegado a ser casi universal. ¿No existe acaso
causa para ello? ¿Quién les proporcionó la estampa del carácter? ¡Que Dios
abra los ojos de todos para que puedan darse cuenta de que están de pie en
lugares resbaladizos!
De acuerdo con el cuadro que me ha sido presentado acerca de la corrupción de
hombres y mujeres que profesan piedad, he llegado a temer que perderé
totalmente mi confianza en la humanidad. He podido notar que un pavoroso estupor
se cierne sobre la mayor parte de la gente. Se ha tornado casi imposible incitar
a los que deberían ser despertados, para que tengan un sentido adecuado del
poder que Satanás ejerce sobre la mente de la gente. No se dan cuenta de la
prolífica corrupción que los rodea. Satanás ha cegado su mente y los ha
adormecido en la seguridad carnal.
Los fracasos de nuestros esfuerzos por instruir a otros para que entiendan los
grandes peligros que acosan a las almas, me han llevado a pensar a veces que mis
ideas en relación con la depravación del corazón humano son exageradas. Pero
cuando confrontamos los hechos que revelan la triste deformidad de alguien que
se atreve a ministrar las cosas sagradas en tanto que su corazón es corrupto, y
cuyas manos manchadas de pecado han profanado los vasos del Señor, una se
siente segura de que no se ha formado un cuadro demasiado grave.- RH, 26 de
septiembre de 1899. *
Abuso de los privilegios sexuales.-
Que en la vida matrimonial, ambos esposos den pruebas de que uno es para
el otro una ayuda y una bendición. Den debida consideración al costo de
cada complacencia, intemperancia y sensualismo. Estas complacencias no aumentan
el amor, ni ennoblecen, ni elevan. Quienes se permiten las pasiones animales y
gratifican la concupiscencia, estamparán sobre su posteridad, con toda
seguridad, esas prácticas degradantes y la desvergüenza de su propia
contaminación física y moral.- Ms 3, 1897.
Llevar al exceso lo legítimo constituye un grave pecado.- 1JT 575.
Quienes profesan ser cristianos... deberían dar debida consideración a las
consecuencias de cada privilegio de la relación matrimonial, y el principio
santificado debería constituir la base de toda acción.- 2T 380.
Importancia vital de un buen ejemplo.-
Las pasiones animales, alimentadas y consentidas, han llegado a ser muy
fuertes en este tiempo, y las consecuencias sobre la vida matrimonial son
incontables males. En vez de permitir que la mente se desarrolle y ejerza una
energía controladora, las propensiones animales rigen sobre las facultades más
elevadas y nobles hasta que éstas son colocadas bajo la sujeción de las
propensiones animales. ¿Cuáles son los resultados? Los delicados órganos de
la mujer se gastan y enferman; el tener hijos deja de ser seguro; se abusa de
los privilegios sexuales. Los hombres corrompen su propio cuerpo; y las esposas,
en la cama, se convierten en esclavas de sus desordenadas concupiscencias, hasta
que pierden el temor a Dios.
Ninguna otra cosa sino la verdad puede hacer o mantener sabio a un hombre. Si
hay una vida inmortal que obtener, si se tiene que desarrollar un carácter
santo para lograr la entrada a la presencia del Señor nuestro Dios y la compañía
de los santos ángeles, entonces, ¿por qué los maestros, médicos y
predicadores no actúan de acuerdo con lo que creemos por medio del ejemplo en
lo que enseñan? ¿Por qué no manifiestan más celo por el Maestro? ¿Por qué
no poseen un amor ardiente por las almas por las cuales Cristo murió?
Si el hombre ha de ser transformado en inmortal, su mente debe mantenerse en
armonía con la de Dios. El verdadero discípulo en la escuela de Cristo, cuya
mente actúa en armonía con la mente de Dios, no sólo se mantendrá
aprendiendo constantemente, sino también enseñando y reflejando luz; enseñando
por encima y lejos de los errores comunes prevalecientes en esta generación
perversa y adúltera...
El cristiano debe mantenerse contemplando constantemente al Modelo e imitar el
ejemplo santo de Jesús. Entonces, se permearía un espíritu de rectitud en la
vida y el carácter de los demás. Si Dios fuera buscado por medio de oración
persistente y humilde, y se le pidiera luz y dirección, con toda seguridad se
podrían lograr descubrimientos en la conducta individual; podrían ser
reprimidas las prácticas y los planes no santificados, y Jesús llegaría a ser
la norma de la vida.- Ms 14, 1888.
Bajas pasiones y salud mental deficiente.-
Las pasiones bajas tienen que ser estrictamente vigiladas. Cuando se deja que
fluyan desordenadamente, las facultades perceptivas son atropelladas y
terriblemente ultrajadas. Cuando las pasiones son consentidas, la sangre, en vez
de circular por todo el organismo proporcionando descanso al corazón y
clarificando la mente, es llevada en cantidades indebidas a los órganos
internos. Como resultado, se manifiesta la enfermedad. La mente no puede gozar
de salud hasta tanto el mal no sea localizado y remediado.- Ms 24, 1900.
Indulgencia que debilita las facultades morales.-
Dijo Pablo: "Con la mente sirvo a la ley de Dios" (Rom. 7: 25). Cuando
se nubla la mente por la satisfacción de los apetitos y las pasiones animales,
las facultades morales se debilitan de tal modo que lo sagrado y lo común son
colocados al mismo nivel.- Carta 2, 1873; (1MCP 235). 133
TOMADO DEL LIBRO
TESTIMONIO ACERCA DE CONDUCTA SEXUAL, ADULTERIO Y DIVORCIO