La luz enardecida de Luis Hernán Ramírez
Hombre de paz, poeta finísimo, amigo entrañable:
Luis Hernán Ramírez. Su voz lírica es enardecida luz que
recorre el cuerpo de la amada y asciende, en alas de sueño
desconocido, más allá de la noche, hasta la virginidad
del alba o el comienzo de los siglos. Palabra gozosa que
perdura en sus seis libros y en esta apretada selección que
ofrecemos como ofrenda a su memoria. (Gilberto Alvarado)
SOBRE EL DORSO DE LA NOCHE
Miro las naves

Miro las naves
que llegan en las tardes
y amo las sombras
del tiempo y su caballo
hombre animal o soga
breve dolor de siglos
se pierde en el vacío
y en las horas más tristes
como paloma antigua
el aroma de las aguas intocadas.
Silencio mío

Silencio mío
regresa a mí
no me abandones
sobre el dorso
de la noche
vuelve a mi lado
funesto
escollo
de tan largo vuelo
iremos olvidados.

Límpido espacio


Sobre los puentes del Rímac
o puro y límpido espacio
yo me abandono
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