Fila Brasileiro.
Su temperamento
Sin lugar a dudas, el temperamento del Fila Brasileiro es la característica que más lo define y
diferencia del resto de las razas caninas. Asimismo es su peculiar
comportamiento lo que le hace ganar adeptos.
La vida del Fila transcurre en un continuo ir y venir entre el amor y el odio.
Amor a todo aquello que asume como propio: su dueño, su familia, sus
propiedades... Odio hacia todo lo demás. Cualquier ser vivo ajeno a su entorno
es considerado como un agresor, propiciándole la respuesta que a su juicio
merece tal invasión.
Todo ejemplar que haya crecido en un ambiente normal debe mostrarse agresivo
dentro de su propio territorio.
Ya desde temprana edad el Fila observa un comportamiento característico, bien
distinto de la mayoría de razas caninas. El cachorro de Fila no gusta de jugar
con extraños por muy amables que éstos pretendan ser. A partir de los cuatro
meses de edad comienza a desconfiar de las visitas, evitando todo contacto con
ellas y alejándose gruñendo. Conforme pasan los días ese miedo y desconfianza
hacia los desconocidos se va convirtiendo en exacerbado odio y, coincidiendo
con el aumento de su potencial agresivo, consecuencia lógica de su desarrollo
físico, aumenta también el número de reacciones agresivas ante extraños.
Es probable que la persona que posea un Fila
por primera vez se sienta un tanto desconcertada ante la forma de proceder de
su compañero durante los nueve o diez primeros meses de vida, ya que es
frecuente que el mismo cachorro que gruñe y acosa al vecino lo reciba al día
siguiente ofreciéndole el mejor de sus juguetes.
Pero esas
alteraciones de comportamiento son absolutamente normales, ya que al fin y al
cabo estamos hablando de un perro que se encuentra en su más tierna infancia,
con unas ganas locas de jugar y de pasar el mayor tiempo posible en compañía.
No obstante ya comienzan a aflorar en él las pautas de comportamiento típicas
de la raza, y tan sólo es cuestión de tiempo, de poco tiempo, en el que el cien
por cien de los extraños sean siempre mal recibidos. A
la vuelta de un año de edad, como máximo, todo ejemplar que haya crecido en un
ambiente normal debe mostrarse agresivo dentro de su propio territorio.
Faltas descalificantes:
Agresividad hacia el dueño. Cobardía.
Faltas muy graves: Apatía o timidez. Sensibilidad negativa al disparo.
Conviviendo con Filas.
Quien piense
adquirir un Fila y dejarlo solo en una finca o en una perrera, manteniendo con
el animal el contacto estrictamente necesario para su alimentación, y esperar
que una vez convertido en adulto ejerza la guarda con la contundencia que se le
atribuye a la raza está profundamente equivocado. Desde muy temprana edad es
imprescindible tener un contacto permanente con el animal como requisito básico
para su adecuado desarrollo psíquico. El Fila necesita ser querido, ser apoyado
en esos primeros ataques efectuados con más miedo que convicción, para después,
alcanzado un cierto grado de madurez, desenvolverse con absoluta independencia
del dueño sin esfuerzo alguno.
Un Fila sociable es aquel que se integra en
la unidad familiar; para él no existe más sociedad que ésa. Un Fila equilibrado
es aquel que agrede con ferocidad sin necesidad de
que se lo ordenen a cualquier invasor de su territorio, y un segundo después
soporta estoicamente los tirones de oreja que le propina el pequeño de la casa.
Aquellas
personas que no estén dispuestas a respetar esas pautas de comportamiento,
sinceramente, por mucho que les atraiga el Fila, lo mejor que pueden hacer es
elegir cualquier otra de las 400 razas reconocidas actualmente. A buen seguro
disfrutarán de una experiencia más placentera.