Aproximación Al Concepto de Discapacidad Psíquica
UNIVERSIDAD DE LA SERENA, CHILE, 25 JUNIO MCMXCVIII
Cuando se busca un concepto se busca el qué es. La Discapacidad Psíquica es un término frecuentemente utilizado, pero escasamente definido y delimitado como tal. Al tratar de darle una significación caemos en la cuenta que es un término, en un principio, dado desde afuera del discapacitado, vinculado con las capacidades cognitivas, volitivas y de relaciones sociales del sujeto, que son rotuladas como anormales y disfuncionales con el entorno.
INTRODUCCION
Cuando utilizamos Discapacidad Psíquica como concepto, necesitamos saber de qué estamos hablando. No cabe duda que muchas veces han definido la Discapacidad Psíquica de alguna manera, por ejemplo, Courtenay Hardy y cols. en Yale le definen como "la incapacidad para cumplir roles comunes del diario vivir"(Bennett, 1996). Pero no es la intención aquí, el hacer un listado de las definiciones de diversos autores sobre Discapacidad Psíquica, aunque podría ser útil. Esta vez empezamos por otra mirada e intentaremos dar lineamientos epistemológicos para la conceptualización de la Discapacidad Psíquica.
DESARROLLO
La pregunta ¿Qué es ...? nos remite a la búsqueda de la esencia semántica del concepto preguntado. A muy grandes rasgos podemos aventurar que discapacidad psíquica es una característica que puede poseer una persona. Esto que parece tan vago, ya nos da para pensar, pues vienen inmediatamente dos preguntas: ¿Qué características son?, ¿Quién define las características?. La primera pregunta intentaremos responderla más adelante.
La segunda pregunta tiene dos posibles respuestas: 1. Las características son definidas por ellas mismas, existen como entes verdaderos, objetivos y observables. 2. Las características son asignadas por un observador. Como vemos, acá existe el problema tan discutido en la ciencia del rol del observador.
Diremos, asumiendo una postura, que el conjunto de características están ahí para ser descubiertas por los profesionales dedicados a trabajar con ellas, siendo entonces que el trabajo del profesional es descubrirlas, delimitarlas, buscar causa probable e intentar eliminarla o mitigarla o al menos producir cambios en el ambiente que ayuden al paciente a vivir una vida más plena.
Desde otra postura diremos que todo lo dicho es dicho por alguien, frase no tan novedosa, pero sí muy potente en cuanto a la postura que se asume para decirla, pues implica decir que lo que existe se construye en el lenguaje por un observador, siendo que este observador no se puede apartar de la realidad, pues es él el que la construye. Si seguimos esta idea, la discapacidad psíquica es un conjunto de características de una persona, que le son definidas y, por tanto, asignadas por otro observador; aunque es posible que sujeto y observador sean la misma persona.
Hemos hablado hasta acá del problema del observador en la definición del concepto, y no es un problema trivial. Las definiciones claras son necesarias, sobre todo en cuanto la ley y las políticas sanitarias se arraigan en estos conceptos. Cuando tomamos en cuenta al observador todo se relativiza y se hace más complejo.
Para sobrepasar el problema del observador podemos adoptar una postura y decir que las características otorgadas al discapacitado, son otorgadas por alguien, aunque este alguien sea la misma persona afectada.
Uno de las características principales de la Discapacidad Psíquica es que tiene relación con las alteraciones mentales. Si hablamos de alteración mental, debemos definir "Salud Mental", un concepto íntimamente relacionado al que nos intentamos acercar: "Salud Mental es el estado de bienestar fisiológico, psicológico y social donde existe un despliegue máximo de potencialidades de acuerdo a las diferencias individuales (biografía, etapa del ciclo vital, etc.), y contextuales (cultura, momento histórico, etc.), donde se logra la integración consigo mismo, su colectivo y su medio ambiente, y que es el resultado del proceso de adaptación dinámico que incorpora, en su crecimiento y desarrollo, las crisis, los conflictos y los estados de enfermedad"(Malqui, 1986). Cada hombre posee ciertas capacidades que le permiten, tal como dice el concepto recientemente dado, "desplegar sus potencialidades al máximo" y mantenerlas en constante dinámica con el entorno social. Con fines didácticos, enmarcaremos estas capacidades en las esferas cognitivas, físicas, volitivas y de relaciones sociales. Además, los ámbitos en que la persona sana se puede desarrollar están dadas por sus propias capacidades y, también, por las condiciones del medio.
Entonces, cuando decimos discapacidad hablamos de una deficiencia que limita el ser capaz de realizar alguna acción a la persona; sea que esta limitación esté dada por los dictados de un "observador externo" al sujeto afectado, o por el afectado mismo.
Discapacidad psíquica, por ser psíquica no atañe a una de las esferas, sino que siendo más acotada a una, comprende íntegramente a todas las dimensiones de la persona.
Sumemos que "discapacidad psíquica" se utiliza para: dictar interdicciones, acotar inimputabilidad (incapacidad penal por afecciones mentales), dirigir políticas sanitarias y de excensiones laborales, y de base a tratamientos para quienes sufren alguna alteración mental. Todas éstas acciones implementadas desde fuera del sujeto, a excepción del caso en que la persona discapacitada acude a un servicio a buscar tratamiento.
Vemos, por ejemplo que el Código Civil, a pesar de no tener una definición explícita de discapacidad psíquica, hace referencia al aspecto clínico de las limitaciones cuando define el término de Demencia como: "situación en que se encuentra un individuo que, por alteración de sus facultades mentales, carece de la aptitud necesaria para dirigir su persona o administrar su patrimonio". Es decir, a la pérdida o mengua importante de la volición y del juicio de realidad.
Otra pregunta más para avanzar: ¿Cuándo decimos que tal o cuál persona presenta una discapacidad mental?. No estamos preguntando por las características propias de la persona, sino por los acontecimientos que nos llevan a nosotros a catalogarlos como discapacitados. Creemos que muchas veces los discapacitados son tales porque no cumplen las expectativas que nosotros como sociedad, pero también como individuos, nos formamos. Entramos aquí a un somero análisis social. Cuando nos encontramos frente a alguien que no encaja con lo que esperamos de él, se rechaza, se ignora y por último se crean centros especializados y asistenciales para atender a estos entes "anormales", donde se encierran y se les limita en cuanto a sus posibilidades de desarrollo, intentando vanamente adaptarlos a un sistema instaurado y de escasa flexibilidad. He aquí que puede surgir el término de discapacitado, en cuanto la sociedad no puede acoger las conductas alternativas de los enfermos mentales y el enfermo mental, por su parte, no puede adaptarse a las normativas impuestas por la sociedad.
Caemos en la cuenta que el término "discapacitado psíquico" es impuesto por una comunidad, de un trasfondo determinado, pero que sin embargo debe definirse caracteriológicamente.
¿Qué características son las que nos permiten diferenciar una discapacidad psíquica? (la pregunta que habíamos dejado pendiente). Primero que todo, el discapacitado mental presenta una enfermedad mental, aunque no todo enfermo mental es un discapacitado mental, a pesar que la ley lo estipula así. Luego, debe ser que esta enfermedad le imposibilite adaptarse globalmente a la sociedad, y tampoco le permita desarrollarse como persona íntegra, dicho de otra manera, le impida desarrollar sus capacidades íntegramente en servicio de la sociedad.
No daremos más características porque como ya dijimos buscamos los núcleos semánticos del concepto. Creemos que están acotados, aunque aceptamos que faltaría un análisis más acabado de las utilizaciones del concepto en la praxis para saber si nuestra exposición es totalmente verdadera.
Finalmente la discapacidad psíquica la entendemos como una característica de las personas que sufren una enfermedad mental, siendo que ella los imposibilita de desarrollar de forma máxima sus potenciales de acuerdo a su contexto.
Creemos que la definición acuñada es útil, en cuanto provee a los investigadores de un ancho margen para trabajar con los procesos de los discapacitados mentales, y a la vez una visión amplia que no se debe olvidar en las posibles especificidades de la investigación.
En Chile las intervenciones socio-médico-legales en el sector de los discapacitados psíquicos es relativamente nueva, contando con pocos recursos e investigaciones más bien disgregadas, creemos nosotros, por la falta de conceptos teóricos claros. A pesar de lo dicho, existe en Chile una abundante bibliografía con directrices para la intervención y rehabilitación de los discapacitados mentales y su familia, yendo más allá de la preocupación de la enfermedad y su cura (o disminución de etapas críticas), llegando a preocuparse por la integración del enfermo en la sociedad, lo que ahora se llama la reinserción.
Sin embargo, vemos con sorpresa que el objetivo máximo de muchas de estas intervenciones es que el discapacitado termine trabajando remuneradamente, dejando de lado su reinserción como persona íntegra y valiosa, dado que es persona. Debemos recordar que el concepto de discapacidad psíquica no se refiere a la capacidad o incapacidad de desarrollarse laboralmente, sino que a desarrollarse íntegramente. Es posible así encontrar a discapacitados mentales trabajando remuneradamente. Lo que decimos aquí es que es posible que se esté confundiendo los medios con los fines. Nos parece adecuado que la actividad laboral sea un componente para el desarrollo de la personalidad fundamental, pero no es el único, ni es el único medio para que el discapacitado se rehabilite.
Debemos hacer mención a otro aspecto aún, y que es que el concepto de discpacitado, tal como lo entendemos, no es un concepto estático, en donde la pérdida de las funciones mentales sean totalmente finiquitadoras de las posibilidades de desarrollo del discapacitado, sino que es un estado al cual no sólo se le puede intervenir bajo el esquema médico-paciente, sino que también se puede abarcar desde una perspectiva que incluya el aprendizaje de las nuevas formas de ser, potenciando las especiales habilidades humanas que existen en los discapacitados.
Bibliografía:
Böker, W. , Revista Chilena de Neuro-Psiquiatría : Conductas de autosuperación en esquizofrénicos: Resultados de una investigación particular y relevancia terapéutica. Pp.137-144. Año 47, Vol. XXXI, Nº2, abril-Junio 1993
Maass, Acevedo, Arias y otros, Revista Chilena de Neuro-Psiquiatría: Del asilo a la comunidad terapéutica: Bases dinámicas y modelos de desarrollo para un servicio de psiquiatría de hospital general.Pp.159-174. Año 47, Vol. XXXI, Nº2, abril-Junio 1993.