La Sagrada Nada se quiso expresar y así le propuso elegir su lugar.

Cuando le anunciaron su próximo viaje, colocó ilusiones por todo equipaje...

Un rayo de luz fué su tobogán, para deslizarse buscando a mamá.

Se subió a una nube, la lluvia empezó, juntó siete gotas con ellas bajó...

Conoció estrellas, conoció la luna, antes que la mano que mece su cuna.

Cuando estaba cerca, muy cerca del piso, aromas llegaron desde el Paraíso.

Miró por el ojo de la cerradura, como anticipando su nueva aventura...

Un angel rubio le contó una historia, cuarenta semanas no guarda memoria.

El Padre Mayor le dictó un mensaje, más se le olvidó durante su viaje.

Sonrie mientras sueña, este pequeñito, quizá recuerda lo que estaba escrito...

Si dejó la vida para existir, siente la alegría de poder servir.

Pide muchos mimos, besar y abrazar, está enseñando otra vez a amar.

Sonríe y sueña este querubín, va en la calesita de vueltas sin fin,

sin querer entra en su laberinto, prueba un camino, prueba otro distinto,

unos son de ida otros son de vuelta, pero todos pasan por la misma puerta.

Bendito seas toda tu existencia, de ti aprendemos la más bella ciencia.

El que se quedó dormido es el abuelo, nos vamos y volvemos otro día, siempre vamos a encontrar algo...

Abuela: Myriam Nissensohn (Buenos Aires)

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